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El lado oculto de la tragedia haitiana y de su reconstrucción:

dominación versus autodeterminación


Víctor H. Ramos, antropólogo. Quebec, Canadá vramos@videotron.ca

Introducción de DIAL: Más allá del desastre que representó el terremoto del 12 de enero, era importante centrarse
más en los motivos del desastre. Es a este análisis al que el antropólogo Víctor H. Ramos, paraguayo residente
actualmente en Quebec, aborda en este denso y esclarecedor texto que amplía, de alguna manera, la perspectiva
histórica propuesta en el número de abril de 2008 de DIAL.

Haití devastado, sufriendo, pero estoico sirve de telón de fondo a la representación del teatro del absurdo geopolítico
más desconcertante de nuestra época, cuya escena es el planeta globalizado. Imágenes de ciudades
"bombardeadas" y muertos por doquier debido al sismo, pero que este fenómeno telúrico solo no explica la gravedad
de esta tragedia. Catástrofe que nos hace mal terriblemente, nos indigna, nos interpela. Despierta también un gran y
espontáneo arranque de solidaridad ciudadana de los cuatro puntos cardinales de la Tierra. Al lado de esta expresión
noble de la «ternura de los pueblos», otro movimiento menos espontáneo y nada noble, toma fuerza cada vez más
claramente: las potencias que se codean para posicionarse mejor estratégicamente en Haití “tragediado”, asediado.

Los medios de comunicación de masa controlados por las transnacionales juegan más a “desinformadores” que a
informadores. Ellos transmiten más ruido – en el sentido comunicacional – que información como lo hacen casi
regularmente en todos los acontecimientos donde es cuestión de intereses geopolíticos (armas de destrucción
masiva) Difunden informaciones no confirmadas o falsas, ocultan hechos importantes que no cuadran en su "Matriz"
que maquilla y deforma la realidad. Insisten mucho en la causa "natural" de esta tragedia, la «maldición haitiana», la
“mala suerte” que se ensaña con Haití, etc. Hablan también de la pobreza, incluso de la miseria de Haití sin que un
análisis serio dé explicaciones sobre los orígenes y las causas de esta pobreza, ni sobre la desarticulación del
Estado haitiano, proceso de debilitamiento de larga historia, agravado los últimos veinte años y acelerado desde el
golpe de Estado contra el presidente Bertrand Aristide del año 2004. Ante esta falta de objetividad y de análisis
racional, hacemos algunas preguntas de base.

¿Cómo es posible que la antigua "perla de las Antillas" de las colonias francesas, "la joya de la corona de Francia" se
encuentra hoy entre los países más pobres del planeta? ¿Cómo aceptar que un país que se autoabastecía en
alimentos hasta los años 80 sea hoy una sociedad que depende a más del 60 % de la importación para alimentarse?
¿Cómo comprender que el primer país independiente de América latina y "hermano mayor" solidario de las gestas de
la independencia de los países continentales (Petion había ayudado a Bolívar, exiliado en Haití, en 1815 y en 1816
proveyéndole de combatientes experimentados y todo lo que necesitaba para recomenzar su lucha contra los
colonialistas españoles) se encuentra en el siglo XXI en la situación de un país bajo tutela que ha perdido una buena
parte su autodeterminación como país? ¿Cómo explicar que este pueblo vencedor del ejército de Napoleón, hoy
ni siquiera está en condición de organizar su policía? Salvo los medios de comunicación alternativos, rara vez los
medios de comunicación de las grandes corporaciones se cuestionan con rigor sobre los orígenes de estos
problemas y menos aún dan una respuesta coherente que pueda ayudar a entender las causas estructurales de esta
situación y el control que ejercen las potencias extranjeras sobre Haití, con la complicidad de la burguesía
compradora haitiana corrupta y colonizada.

Las venas abiertas de Haití


Es en su pasado de primera república independiente que se encuentra una parte de las causas estructurales de la
postración económica y social de este país pionero de las libertades que es Haití. La Francia de Charles X impuso a
Haití independiente y liberado de la esclavitud la tristemente famosa "deuda de la independencia" que Haití pagó (del
1825 al 1915) la inmensa suma de 21.685.135.571 dólares (de 2003), con el fin de "indemnizarlo" para la pérdida de
su colonia más rentable. Pero esta deuda ilegítima ha sido combinada con otras medidas para continuar la
dominación francesa de Haití, tales como el control del sistema financiero haitiano obligando este país a dar en
monopolio todas las transacciones comerciales y bancarias a un banco francés, esto hasta principios del siglo XX. A
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esto, hay que añadir el acuerdo de exclusividad dado a los productos franceses, la liberación o la disminución de
derechos de aduana, el bajo precio del café y otros productos haitianos. Este paquete de medidas apremiantes y
desestabilizadoras para la economía del naciente Estado haitiano, desde el principio hipotecó su posibilidad de
capitalización, de creación de infraestructuras, de escolarización y formación de su población, de desarrollarse como
país independiente que tiene una economía con una orientación propia, un Estado con instituciones en condición de
responder a las necesidades de sus ciudadanos y una sociedad civil organizada. Señalamos que dichas medidas
impuestas se parecen mucho a los nefastos Programas de ajuste estructural actuales del F.M.I. y del Banco mundial.
La herrumbrada y antiestética cadena de hierro de la esclavitud ha sido cambiada por la nueva "cadena de la plata",
más bella y, sobre todo, más eficaz para apropiarse y controlar las riquezas materiales y financieras en los tiempos
del capitalismo en auge al principio del siglo XIX.

Luego de un siglo de saqueo de la " perla de las Antillas " por Francia, el gobierno de los Estados Unidos invade Haití
con sus “marines” en 1915 y se quedan allí hasta 1934. La política estadounidense para convertir Haití en un enclave
americano de plantación de plátanos y de caña de azúcar será suspendida ante la valiente resistencia del pueblo
haitiano que fue asesinado por centenas y bombardeado de modo masivo, lo que causó millares de víctimas. Para
completar esta dominación brutal, Citibank ocupa el lugar del banco francés y Haití pasa a la zona de influencia
estadounidense. Satelización que promueve la importación y exportación y que conduce al desarrollo de una
burguesía compradora, matando por el mismo hecho la posibilidad de la creación de manufacturas y de industrias
nacionales y de la aparición de una burguesía nacional. El cómplice interno clave para mantener Haití y su economía
en la dependencia más absoluta es esta burguesía compradora. Asociada en situación de menor poder con las
compañías extrajeras, se identifica cada vez más con los intereses exteriores y está lista a " vender su alma "
fácilmente y sin remordimientos, corromperse siempre y cuando " los negocios marchen ", es decir sus negocios de
lacayos. Esta burguesía antinacional era el cómplice del Duvalier y es la aliada de los profetas actuales de la
globalización. He aquí la opinión de Jean-Jacques Honorat sobre esta burguesía, personaje que no puede ser
sospechado de izquierdista:

" Reforzado en el curso de los 10 últimos años por la añadidura de una ala ensambladora y por la penetración
más grande del capital transnacional técnico y financiero, lograron formular sin ambages su proyecto
antinacional: prohibir la producción local de todo lo que pueden importar, reforzar la vocación cafetal del país,
destruir la producción alimenticia para someter totalmente la demanda nacional a su capacidad de importación,
sobreexplotar la mano de obra nacional en provecho de las compañías multinacionales que representan." Del
estancamiento actual de la historia, Nueva York, 1982, p. 7. Citado por Leslie Jean-Robert Péan in Haití:
l’ensauvagement macoute et ses conséquences p. 446.

Las venas de Haití, y de Nuestra América, abiertas con la conquista y la colonización están abiertas más que nunca
para y por los nuevos conquistadores del "libre mercado."

Libre mercado y "democracia" en Haití: geopolítica de las potencias


En esta época de la globalización transnacional, el libre mercado integra los países en su órbita desarticulándolos
como entidades soberanas con intereses propios. La "democracia" ha sido desnaturalizada y se travistió en el
gobierno de la oligarquía, por la oligarquía y para la oligarquía transnacional. Este "mercado libre" que esclaviza los
pueblos y esta "democracia" de las oligarquías transnacionales sin patria ni hogar colocan Haití, y nosotros todos, en
" el mejor de los mundos " dominados por... el mercado mundial, solo mundo posible según esta ideología
unidimensional que tiende hacia un totalitarismo de mercado, apoyado por un ejército transnacional de más en mas
mercenario a su servicio.

En relación directa con la apertura de Haití al "libre mercado" neoliberal y su complemento la "democracia" impuesta
por la fuerza, vamos a examinar algunos hechos recientes que permiten la comprensión del colapso socioeconómico
y la desarticulación del Estado de Haití, incapacitado de cumplir sus funciones básicas, y menos aún con
posibilidades de adoptar las medidas necesarias para reforzar sus infraestructuras y edificios antes del terremoto,
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previsto por los expertos y que estaba a conocimiento de las autoridades de Haití. Desde la sucesión del dictador
François Duvalier por su hijo Jean-Claude, de apenas 19 años en 1971, se tomaron medidas destinadas a destruir
las bases de la agricultura y la cría tradicional de animales y se cayó en la dependencia alimenticia. Por ejemplo, el
exterminio del cerdo criollo haitiano y su sustitución por los cerdos importados so pretexto de evitar una inminente
"peste porcina" africana que nunca realmente se ha extendido en Haití. El cerdo negro de Haití era fácil de criar,
contentándose con los restos de la agricultura de subsistencia de los campesinos pobres y éstos le consideraban
como su "banco", pues no costaba casi nada darles de comer y se vendía muy bien. Los campesinos despojados de
sus animales nunca fueron compensados. Los cerdos importados requieren un cuidado especial, un alimento rico en
calorías y medicamentos importados, todos fuera del alcance de los agricultores con pocos recursos. En las zonas
urbanas, una mano de obra abundante, la no sindicalización y el régimen de terror de la dictadura de Baby Doc
permitieron contar con salarios extremadamente bajos y con trabajadores muy vulnerables. Condiciones ideales para
transformar a Haití de los años 80, según las perspectivas del Gobierno de los Estados Unidos, en la "Taiwán del
Caribe" con el objetivo de la exportación agrícola y la formación de maquiladoras de montaje de componentes
electrónicos, ropas, etc. Los salarios, ya bajos, cayeron un 56% durante esos años. Estos salarios miserables han,
lógicamente, hecho disminuir un poco el desempleo, pero han aumentado los pobres con trabajo... Los beneficios de
las empresas de EE. UU. y Haití fueron muy importantes. Por otra parte, la producción intensiva de pollos de carne
se derrumbó en los primeros años de los 90, debido principalmente a la importación de presas de carne de pollo del
remanente de la producción industrial de los Estados Unidos. Cabe señalar que la producción avícola industrial local
es totalmente dependiente de los alimentos y de los medicamentos importados, de la fluctuación de los precios, del
transporte, etc. La producción agrícola local, que abastecía todo lo que los haitianos necesitaban en alimentos, ahora
está en una grave crisis a causa de la famosa doctrina del "libre mercado" que ha dejado las puertas abiertas para la
importación de productos subsidiados, principalmente de los Estados Unidos y a causa de los tres Planes de ajustes
estructurales impuestos a este país. Además, con otras políticas desastrosas para Haití, se redujo a 3% los derechos
de aduana, privando así al Estado de los recursos necesarios para funcionar. Esta apertura asimétrica de los
mercados en Haití, como en otros países “tercer mundializados”, ha destruido el sistema tradicional de la agricultura y
la ganadería. Los pequeños agricultores pobres y desposeídos de sus medios de producción emigran y van a
aumentar los desempleados en Puerto Príncipe y otras ciudades importantes. Como corolario, y supuesto progreso
hacia la modernidad, el establecimiento de cultivos y de fábricas calcados de los modelos de los países
desarrollados, cuyos insumos y tecnologías dependen de las importaciones y conocimientos exógenos, se ha
hundido aún más la economía haitiana en su conjunto. Las políticas neoliberales aplicadas en Haití han sido
lideradas principalmente por el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la USAID, con la complicidad de la
elite rapaz y colonizada de Haití y de algunos economistas y especialistas de diversas disciplinas, formateados y
programados de acuerdo con los dictados de los organismos de desarrollo al servicio, de hecho, de las empresas
transnacionales de los países ricos. Esta "religión" del libre mercado integral ha completado el trabajo de
desintegración sistemática de larga data de la economía de Haití y ha consolidado la dependencia socioeconómica y
alimenticia de este pequeño país del Caribe. Veamos ahora el proceso de dominación política e ideológica de Haití,
que va de par con su desestructuración socioeconómica y su puesta bajo tutela con el pretexto de la defensa de la
"democracia" con golpes de Estado recurrentes y que se completa con la invasión “humanitaria” actual.

Cuando los medios son los fines


Para entender el impacto que las comunicaciones modernas tienen sobre nuestras vidas, el canadiense Marshall
McLuhan lanzó a principios de los 60 su famosa fórmula de el medio es el mensaje. Si queremos comprender la
tragedia de Haití, que es más de orden geopolítico que geológico, y poder comprender el verdadero propósito de la
intervención extranjera en Haití, parafraseando a McLuhan, podemos decir que los medios son los fines. Sin ir más
allá de unos pocos casos en los últimos veinte años, los medios utilizados por la burguesía compradora y los
intereses extranjeros para controlar al gobierno y la sociedad de Haití ha sido sobre todo la fuerza bajo varias formas:
la violencia civil, los grupos armados, asesinatos y golpes de Estado. Los propósitos, usted sabe, fueron nobles ... y
engañosos. Esta última fase del control de Haití comenzó cuando el sacerdote salesiano Jean-Bertrand Aristide fue
elegido presidente en 1990, contra todos los pronósticos de los especialistas que dieron ganador a Marc Bazin, un ex
representante del Banco Mundial y el hombre del Gobierno de los Estados Unidos. El discurso izquierdista y las
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medidas tomadas por el gobierno de Aristide para solucionar problemas básicos graves de la población, la lucha
contra la corrupción, sus esfuerzos por revitalizar la estructura del Estado de Haití y el fortalecimiento de las
organizaciones populares iban en contra de los intereses de la burguesía compradora local, y no encajaban en
absoluto con el papel tradicional que el Gobierno de los Estados Unidos atribuyó a los gobiernos de los países bajo
su influencia. Luego, fue derrocado por un golpe de Estado encabezado por el general Raúl Cedras en septiembre de
1991, una iniciativa apoyada por la Casa Blanca de Bush padre. Según varias organizaciones internacionales, la
dictadura golpista ha matado a más de 4000 personas, estableció un régimen de terror y destruyó las organizaciones
populares. Después de la segunda victoria de Aristide en el 2000, la serie de intervenciones directas y solapadas del
gobierno de los Estados Unidos, en colaboración con el gobierno francés, el secuestro del presidente de Haití por las
fuerzas especiales de los Estados Unidos el 29 de febrero del 2004 y la tutela de Haití con la MINUSTAH, afecta
varios niveles de la sociedad haitiana. Niveles que son complementarios y que acentúan su desintegración
económica y social: la desestabilización "democrática" por las fuerzas internas que se conoce como el Grupo de 184,
conducido por el hombre de G . W. Bush, Andre Apaid, hijo del industrial norteamericano del mismo nombre, un
partidario de la dictadura de Duvalier y fuerte opositor de Aristide. Este grupo y otros actúan en connivencia con
fuerzas externas, tales como la NED, National Endowment for Democracy, y Brooklings Institution, organismos
estadounidenses especializados en tales operaciones, financiando y ayudando a crear grupos de “oposición
democrática" en los países cuyos gobiernos no son controlados por Washington, Haití, en ese momento. En
simbiosis con esa oposición, los conspiradores internos y externos de hacen uso de la desestabilización militar
organizando grupos armados como el de los rebeldes del Frente de Resistencia Nacional (FRN), encabezado por el
excomisario Guy Philippe, con la ayuda de Louis Jodel Chamblain ex jefe de escuadrón de la muerte y del FRAPH,
así como la del criminal Wilfort Ferdinand, aliasTiwil, un ex miembro del Ejército Caníbal (sic). Ellos ayudaron a crear
inestabilidad, a instaurar una situación de subversión usando la violencia y asesinando impunemente mucha gente.
De esta manera completaron el escenario que permitió abrir las puertas de Haití para la intervención de las fuerzas
de EE. UU. “a fin de proteger" a la población y “restablecer el orden y la democracia” ... con el secuestro de Aristide,
etapa crucial de la intervención militar directa del gobierno de Bush. Cabe señalar que Aristide ha facilitado las
operaciones de desestabilización por la falta de claridad en la dirección política de su gobierno, su claudicación ante
la élite de Haití, el FMI y el Banco Mundial, por la confusión y la desesperación creada en el seno del pueblo por las
medidas neoliberales, antipopulares tomadas en su segundo gobierno y la represión. Ahora que la economía de Haití
ha sido desarticulada a causa de la aplicación de las recetas del "libre mercado" y las privatizaciones del FMI, el
Banco Mundial y el BID, el Estado haitiano desarticulado, la capacidad de autonomía alimenticia socavada y las
organizaciones populares destruidas que la puesta en tutela de Haití por la MINUSTAH se materializa en 2004. Esta
operación tiene la ventaja de mantener las apariencias de una acción internacional, mientras que en realidad se trata
de un control del gobierno de los Estados Unidos sobre Haití. Es en esta situación de gravísima violación del principio
fundamental de la libre determinación de los pueblos y el derecho internacional de no intervención en los asuntos
internos de un país que el terremoto del 12 de enero ha revelado no sólo las fallas y carencias de las estructuras de
edificios y viviendas de Haití, sino también puso al descubierto la desintegración de toda una sociedad y la puesta en
tutela de un Estado independiente, el primero en romper las cadenas del colonialismo y la esclavitud en América.

La reconstrucción de Haití. Desafíos de ingeniería social y geopolítica: paradigmas y estrategias de


dominación versus paradigmas y estrategias de libre determinación.

La reconstrucción de Haití es más del dominio de la ingeniería social y de la geopolítica que la de ingeniería civil. En
este último caso, existen normas reconocidas, claras y precisas que un constructor puede aplicarlas de manera
segura y adaptada a los de riesgos específicos de una zona sísmica. Sin embargo, en lo que concierne la ingeniería
social y la geopolítica, aunque las normas y leyes locales e internacionales existen, ¡los principios básicos han sido
distorsionados, travestidos o claramente ignorados por las élites locales y las potencias! Y es justamente de esta
ingeniería y de la geopolítica que realmente todo depende la reconstrucción física y social de Haití. Ninguna
reconstrucción material, sobre la cual se centran hoy en día los esfuerzos, no podrá soportar la crisis social, política y
económica que se dejará sentir con bastante rapidez si no se aplica una ingeniería geopolítica y social basada en la
soberanía del pueblo haitiano y en la justicia social. Lamentablemente, las fuerzas en presencia en Haití (Ejército y
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las agencias de EE. UU., FMI, Banco Mundial, BID, etc.) dejan poca margen para la reconstrucción socioeconómica
de inclusión y justicia social, el fortalecimiento de la soberanía del Estado de Haití y la autodeterminación del pueblo
haitiano y sus organizaciones. Peor aún, en el nuevo contexto geopolítico de la dominación del "espectro completo"
del Gobierno de los Estados Unidos elaborado en 2000, conocida como "Joint Vision 2020”, las medidas adoptadas
en Haití en la última década son plenamente coherentes con los cuatro ejes que articulan esta "cosmovisión"
guerrera de las relaciones de los Estados Unidos con el resto del mundo, cuyo objetivo central es garantizar su
hegemonía en lo militar, lo económico-tecnológico, lo político y lo cultural-ideológico. La hegemonía para globalizar,
imponer por cualquier medio una visión antropológica, económica y política única, no la del pueblo de los Estados
Unidos de América, sino la de la nueva burguesía transnacional cada vez más apátrida y antinacional. En otras
palabras, es más una guerra contra los pueblos, incluido el de los Estados Unidos que contra los Estados, contra los
críticos y disidentes del orden capitalista transnacional y contra la diversidad de todas las culturas que, por definición,
están en contraposición al modelo del mercado transnacional y a-cultural. Sistema homogeneizador que cada vez
más se va alejando de las matrices culturales que le permitieron emerger y a las cuales está sustituyendo por una
seudocultura mercantil estandarizada que, por su lógica y dinámica interna propia, debilita y mata la diversidad, mata
la cultura (como mata la biodiversidad) y podría convertirse, si se lo deja jugar con nuestras libertades, en el primer
sistema económico-ideológico A-CULTURAL. En realidad, la reconstrucción de Haití nos pone ante un desafío que
por sus implicaciones nos concierne a todos.

Pero frente a esta terrible máquina de dominación y de estandarización, están los ciudadanos de Haití y de los
pueblos de todos los países del mundo, incluyendo los de los Estados Unidos, que también tienen su "Joint Vision”,
su Visión común totalmente diferente al del sistema actual. Visión y prácticas alternativas articuladas en torno a los
paradigmas de la soberanía de los pueblos, la cooperación y la unidad en la pluralidad respetuosa de las diferencias
culturales. Esta perspectiva alternativa, que ha sido puesta en práctica a partir de pequeñas acciones individuales y
locales, se encuentra actualmente cada vez más estructurada y ¡formando de más y más redes locales-globales!
Visión y prácticas que han nacido y se han arraigado en el mundo contemporáneo de la "aldea global", de la
cibernética y de las sinergias complejas. Esta Visión común está en armonía con la realidad de nuestro planeta de
creciente interdependencia y de interrelaciones estructuradas que abre y expande los "posibles" de un mundo diverso
y plural, diferente del supermercado mundial normalizado, unidimensional y militarizado que nos quieren imponer. En
realidad, lo que está en juego en Haití es mucho más que la reconstrucción física y social de un país. El verdadero
problema es la aplicación con éxito o no de la reingeniería, del "formateado" de Haití, siguiendo la lógica de un
programa de control hegemónico que tiene en su mira el resto del mundo, todos nosotros. Este programa se basa en
la visión anacrónica, sesgada y parcial del guerrero, de la dominación de la naturaleza y de los seres humanos, de la
competencia a ultranza, del miedo al otro, a lo diferente. Este punto de vista rudimentario y simplista ¡está cada vez
más en contradicción con nosotros, personas que viven en su comunidad y en la “aldea global” de manera cada vez
más intensa, variada y simultáneamente! Está en estado de ruptura con nuestras sociedades, profundamente
interrelacionadas entre sí como miembros de la nueva comunidad global, hogar de la humanidad solidaria y plural en
construcción. Está a contracorriente de las dinámicas de cooperación actuales crecientes que los problemas
medioambientales y socioeconómicos, que desconocen fronteras, piden con urgencia.

Es en esta perspectiva, arraigada en la realidad contemporánea de complejas imbricaciones de nuestro destino


particular y común, que la autodeterminación y no la dominación, la cooperación y no la competición deben orientar
las acciones concretas de reconstrucción sociopolítica y material de Haití. Apoyamos plenamente la declaración de
movimientos sociales nacionales e internacionales sobre la situación de Haití que afirman que: "Ha llegado el
momento de que los gobiernos participantes en la Misión de las Naciones Unidas para la Estabilización en Haití
(MINUSTAH), las Naciones Unidas y en especial los Estados Unidos, Canadá y Francia, revisen a fondo las políticas
erróneas que han aplicado en Haití. "[...]" La sociedad haitiana, sus organizaciones, sus movimientos sociales y sus
representantes en el Estado, deben ser los protagonistas de los esfuerzos internacionales para reconstruir su país.
Deben ser los primeros en ser consultados y escuchados, y deben tener el control final y soberano sobre las
decisiones tomadas sobre su destino."

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Esto significa concretamente:
• Poner en marcha un proceso de fortalecimiento de la soberanía del Estado haitiano, siendo el pueblo la
como base de esta autodeterminación, pasándole la dirección inmediata de la reconstrucción material,
económica y social y fortaleciendo sus ministerios, organismos y agencias estatales, etc. para estar en
condiciones de funcionar como un Estado soberano normal y no bajo tutela. Los ejércitos extranjeros deben
abandonar Haití según un calendario establecido sobre la base de la recuperación y reforzamiento de su
total autodeterminación sobre la economía, la política, las finanzas y la seguridad.

• Participación plena del pueblo haitiano en la reconstrucción física y social de su país como portadores de
soluciones creativas propias a su cultural y adaptadas a su medio ambiente y no como simples fuerza de
trabajo al servicio de empresas transnacionales extranjeras que buscan ganancias importantes y fáciles.

• La reconstrucción de la economía haitiana en función de los intereses y las necesidades básicas del pueblo
haitiano y no según la avaricia de la élite haitiana mercantil y corrupta y menos aún según la ideología y los
intereses de las organizaciones que están a la raíz de la desintegración económica y social de Haití, como
son el Banco Mundial, el FMI, el BID, la USAID y otros.

• La cancelación total de la deuda de Haití, cuya parte importante fue contratada por la dictadura de Duvalier y
por los préstamos concedidos después de la caída de este régimen de hierro, en el marco de la nefasta
ideología del "libre mercado", de los Planes de Ajustes Estructurales, etc., medidas impuestas por las
organizaciones antes nombradas. Empréstitos que fueron utilizados para destruir la economía haitiana
tradicional, que, aunque necesitaba ser mejorada, lograba satisfacer las necesidades básicas de la
sociedad. Los cantos de sirena de la ideología neoliberal han convencido a algunos de los haitianos y han
impuesto a la mayoría un modelo de economía basada en la exportación-importación, en la total apertura de
su mercado, en beneficios de la inversión extranjera que "da trabajo", pero ocultando deliberadamente la
otra cara de la moneda que es el crecimiento de la dependencia alimenticia, de la tecnología e insumos
controlados por empresas extranjeras, el empobrecimiento de los trabajadores debido a los bajos salarios, el
deterioro de los ingresos del estado a causa de todo tipo de ventajas y privilegios concedidos a las empresas
nacionales y extranjeras.

• La supresión del Acuerdo de Asociación Económica (EPA), impuesto en 2008 por la Unión Europea en Haití,
que establece la liberalización total de los flujos de capital, bienes, servicios y patentes. Con los Planes de
Ajustes Estructurales. y las privatizaciones del FMI, este acuerdo leonino entrega el Estado de Haití y su
economía como presas atadas de pies y manos del festín de las empresas extranjeras y la burguesía
antinacional. La puesta en tutela actual de Haití es el corolario lógico de la desestructuración económica,
social y política de este país latinoamericano.

Pero seamos realistas. En el corto y mediano plazo, se aplicará en Haití sobre todo lo que ya se estaba aplicando
antes del terremoto, es decir, las directrices de la desestructuración neoliberal, de la hegemonía geopolítica de
Gobierno de los Estados Unidos. La "Visión Conjunta" imperial que se mencionó antes, lo que coloca a Haití como
una pieza estratégica a espaldas de Cuba y a corta distancia de Venezuela, centro de la alternativa económica,
financiera, energética e ideológica reunidas en la “ALBA”, que le disputa la hegemonía al neoliberalismo en América
Latina y trata de liberarse de las garras de los Estados Unidos. La concepción de las relaciones de guerra entre los
seres humanos y los países pueden prevalecer aún. Pero el contexto de la profundización de la interdependencia
múltiple y estructurada de la "Aldea Global" y los retos contemporáneos que no conocen fronteras, hacen disfuncional
el tipo de planteamiento primitivo de la confrontación y estrategias hegemónicas que prevalece todavía en Haití y en
el mundo. La perspectiva imperial y de los poderosos está empantanada en realidades del pasado y camina de
espaldas al futuro. La perspectiva alternativa tiene sus raíces en el presente y avanza teniendo delante el futuro
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como una gran ventana abierta a todos los posibles. Los retos que tenemos en Haití, y en todo el mundo, serán
resueltos por este último porque es más creativo y está en sintonía con su entorno sociocultural y natural
contemporáneo. Sus paradigmas y lógicas son coherentes y racionales con relación a la realidad inédita actual y está
en condiciones a dar respuestas adecuadas a los problemas locales y globales complejos de la etapa presente de la
humanidad. Haití todavía nos puede sorprender, siendo el primer país de América donde se inició la liberación de las
garras del viejo paradigma de la hegemonía y la dominación colonial como lo hizo en 1804 en la liberación del
colonialismo y de la esclavitud Los haitianos, y con ellos todos los seres humanos y la naturaleza saldrán ganadores
respondiendo a los desafíos actuales, no por la confrontación como hacen las potencias, sino según el principio de
"ganador-ganador" que establece la autodeterminación de los pueblos, la justicia social, el diálogo y la cooperación.
Son los paradigmas de la aldea global, el hogar de los ciudadanos y la humanidad del siglo XXI, que necesita de
todos sus miembros con su genio específico para resolver, juntos, los problemas cada vez más complejos en que nos
encontramos y que ponen nuestra supervivencia y nuestro desarrollo personal y social en el destino común de
nuestra especie. Haití autodeterminado es un paso importante hacia la humanidad liberada! ¡Viva Haití libre!

Publicado en francés en “DIAL - AlterInfos” en el 2010. Traducción del autor en el 2021.


V. H. Ramos vramos@videotron.ca

Fuente original: https://www.alterinfos.org/spip.php?article4237

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