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ALIENTO DIARIO

TEME A DIOS

El fin de todo el discurso oído es este: teme a Dios


y guarda sus mandamientos, porque esto es el
todo del hombre (Eclesiastés 12:13).

Si está buscando satisfacción, propósito o


significado de este mundo y de los logros
humanos, tengo malas noticias: nunca lo
encontrará. No hay nada en el mundo que llene el
vacío más profundo de tu vida: ni el mejor auto, ni
el mejor trabajo, ni la chica más hermosa o el
chico más guapo, ni la mejor educación, ni
ganarlo todo en American Idol. No hay nada que
pueda siquiera acercarse.

El rey Salomón, uno de los hombres más ricos


que jamás haya existido, tenía todo lo que quería.
Sin embargo, se dio un atracón, tratando de
satisfacer sus apetitos con las cosas equivocadas.
Fue tras la pasión. Fue tras las posesiones. Fue
tras cosas de belleza y edificios y terrenos. Bebió
y se divirtió. Después de todo eso, aquí está su
conclusión: “Sin embargo, cuando miré todo lo
que mis manos habían hecho y lo que me había
esforzado por lograr, todo era sin sentido, una
carrera tras el viento; nada se ganó bajo el sol”
(Eclesiastés 2:11, NTV).

¿Alguna vez has tenido un hambre voraz y has


tratado de satisfacer tu apetito con bocadillos?
Simplemente no funciona. Quieres una comida de
verdad. De la misma manera, fuimos creados con
un hueco en forma de Dios en nuestras vidas.
Hemos sido creados para amar a Dios, conocer a
Dios y dar fruto. Todo lo demás es secundario.

Piénselo: todo lo demás en la vida, todas las


demás responsabilidades, por importantes que
sean, deben ordenarse detrás del propósito central
de su existencia en la tierra: conocer, amar y
servir a su Creador. Sí, a Dios le importa tu
carrera, tu matrimonio, tu familia y tu ministerio.
Pero conocerlo, priorizarlo, es el número uno. Y
cuando lo haga, la Biblia dice que nunca será un
perdedor por ello.
Jesús lo dijo así: “Vuestro Padre celestial ya
conoce todas vuestras necesidades. Buscad el
Reino de Dios por encima de todo y vivid con
rectitud, y él os dará todo lo que necesitéis”
(Mateo 6:32-33, NTV).
¿ POR QUE HACES LO QUE QUIERES HACER?

Incluso después de convertirte en un creyente, existe esta tensión dentro de ti.¡Pero hay
una solución!

“Conocerán la verdad, y la verdad los hará libres”, Juan 8:32 (NVI). 

¿Alguna vez te has preguntado por qué haces lo que no quieres hacer? ¿Has pensado por qué es tan
difícil hacer las cosas que sabes que son las correctas? 

A menudo nuestra naturaleza pecaminosa nos hace tomar las decisiones equivocadas. Tú podrías
relacionarte con el apóstol Pablo cuando dice: “Realmente no me entiendo a mí mismo, porque
quiero hacer lo que es correcto pero no lo hago. En cambio, hago lo que odio... Entonces no soy yo
el que hace lo que está mal, sino el pecado que vive en mí. Yo sé que en mí, es decir, en mi
naturaleza pecaminosa no existe nada bueno. Quiero hacer lo que es correcto, pero no
puedo”,  Romanos 7:15, 17-18 (NTV). 

Incluso después de convertirte en un creyente, existe esta tensión dentro de ti. Tienes la buena
naturaleza que Dios te dio, pero también tienes tu vieja naturaleza pecaminosa que te jala. 

¡Pero hay una solución! Jesús prometió en Juan 8:32, “Conocerán la verdad, y la verdad los hará
libres”. 

El secreto para el cambio personal no es la fuerza de voluntad. No es una píldora. No es una


resolución. No es el hacer una promesa. El secreto para el cambio personal no es algo que puedas
hacer o decir. 

El secreto para el cambio personal es algo que tú conoces. Tú conoces la verdad. Cuando cambias la
forma como piensas, cambia tu forma de sentir. Y cuando cambias tu forma de sentir, cambia tu
forma de actuar. 

Detrás de cada acto auto-destructivo hay una mentira que tú crees. Puede ser una mentira acerca de ti
mismo, tu pasado o tu futuro, acerca de Dios o de otras personas. 

¿Por qué haces algo que sabes que es malo para ti? Porque crees que hay algún tipo de recompensa.
¡Esa es la mentira! Sólo se puede cambiar y cumplir el propósito de Dios para tu vida si empiezas
con la verdad de Dios. Si deseas cambiar la forma en que vives, tienes que iniciar con tu mente.
Tienes que saber y creer la verdad de Dios. 

Cuando conozcas la verdad, la verdad te hará libre. Lo que tienes que hacer es exponer y descubrir
las mentiras que has estado aceptando. Algunas de esas mentiras las adquiriste en el parque cuando
eras niño o de la televisión. Algunas de ellas las recibiste de tus padres o las creaste tú mismo. Pero
son mentiras, y cuando las rechazas y, en cambio, procuras conocer lo que Dios dice, experimentarás
libertad como nunca lo has vivido.

Reflexiona sobre esto: 

- ¿Qué crees que significa el conocer la verdad de Dios?

- ¿Piensa en las mentiras que han estado en tu mente durante años? ¿Con qué verdades de Dios las
necesitas reemplazar?

- ¿Qué necesitas para conocer mejor la verdad de Dios? ¿Qué cambios necesitas hacer en tu vida?

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