5. Dogmatismo y fanatismo
Las filosofias de Popper y Habermas llevaron a pensar a
algunos que la conviccién de conocer una verdad «no negocia-
ble» implicarfa intolerancia y seria incompatible con el plura-
lismo de las sociedades democraticas. La racionalidad critica
de Popper (estar dispuestos a corregir nuestras ideas) y la teo-
ria del didlogo ideal de Habermas (tenemos que dialogar dis-
puestos a revisar nuestras posiciones) son convergentes en este
punto. En tal sentido, se sugiere una antitesis entre la gnoseo-
logia de la verdad fuerte o realista, con sus certezas, y el estilo
democratico de vida, que deberia tener en cuenta otras cos-
movisiones, otras visiones éticas y religiosas, para poder convi-
Wir en paz y sin'violencia en una sociedad multicultural. Creer
en la verdad serfa raiz de fanatismo y facilmente Ilevaria a la
imposicién violenta de la verdad a los otros.
Estas ideas mezclan planos -el plano epistémico con el
Politico y, aunque estén guiadas por el deseo de evitar el fana-
Usmo y de Tespetar la libertad de los demas, no son adecuadas.
ear democratica, en la que todos respetan la libertad
stan dispuestos a dialogar en paridad de condiciones
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——_cimiento humano: una perspectiva
con los que no comparten sus opiniones, no se Sostic
existe al menos un. acuerdo de base sobre el valor de lag Perso,
nas, la importancia de la libertad yla no Violencia, €l detechy
de todos a participar en el didlogo. ¢Qué hacer si, en un
Ing
ef a Socie.
dad pluralista, algunos sostienen la inutilidad del lOg0 sobre
ciertos puntos y, en cambio, prefieren, como «visién de vider,
la actividad terrorista o las guerras? eQué hacer si algunos res.
tringen el derecho al didlogo a sate condiciones y Otros,
quiza preferirian extenderlo a los animales? La teoria mencio-
nada cae en paradojas*, si no se admite que al menos algunos
presupuestos antropolégicos y éticos deben ser aceptados por todos, y que
no «todo» puede ser discutible de modo absoluto. El reconoci-
miento de algunas verdades fundamentales, como los derechos
humanos, es un presupuesto para construir una sociedad de-
mocratica basada en la libertad y el recurso a la raz6n, en vez
de acudir a la violencia salvaje o al derecho del més fuerte.
La conviccién de verdad no esta ligada al fanatismo. Se
puede estar sinceramente convencidos de una verdad yala
vez, respetar otras opiniones. La estima de las creencias adver-
sas no tiene por qué nacer de un convencimiento débil de las
Propias ideas, sino que, ante todo, se apoya en.una actitud mo-
ral ante las personas que las defienden. A veces no se respetan
'as creencias ajenas porque no se valora a ciertas categorias de
Personas, considerandolas como menos dignas, culturalmente
inferiores 0 poco informadas,
Una persona convencida de la verd!
cn nt EEN dea par
“FazOn, con desprecio de otras opinio-
—>=——
BON la tesis expuesta, un;
On sanciones penales
podrfa violentar i
lad puede tender al
die maattedad phualista deberia impedir
ha sand eotvicciones absolutas, pues
; sligiosos, que manifies-
vl liberal ~y esto es una
itario, que reprime
(con medios legi-
ativistas», lo que im-
timos). Se impon
Plica una contraLe red
es, Pero esto suele obedecer a motivos €mocionales, No tanto
intelectuales, y germina donde faltan virtudes (por ejemplo,
nacé del orgullo). Ademis, esta actitud suele ser alimentada
or ideologias, que empujan al fanatismo Y la intolerancia,
Todo esto tiene que ver muy PCO con la verdad. Se trata de un
problema ético, planteable a nivel de formacién intelectual y mo-
ral. Las personas realmente sabias suelen escuchar otras opi-
niones, 'temen equivocarse y tratan de comunicar las verdades
con razonamientos. La verdad no puede difundirse en un am-
biente dé falta de libertad.
El problema tocado Por las teorias de Popper y Haber-
mas, mas que con la verdad, se relaciona con el bien. El bien
tiene que ser comunicado (también Ia verdad es un bien). Si
estamos convencidos de que la droga hace dao ala gente,
trataremos de evitar que caigan en ella, Podemos hacerlo con
medios intelectuales, haciendo razonar a las personas. Esto
no quita que, a veces, haya que tomar medidas justas, por
ejemplo, prescripciones o prohibiciones en el marco juridico,
educativo, familiar, escolar, social. Para esto existen las leyes:
ellas no pueden imponer el bien, pero pueden poner un
freno a la difusion publica de algunos males demasiado noci-
vos. El bien se comunica a través de medios legitimos, no con
la irracionalidad de la violencia, aunque algunas veces no hay
mas remedio que acudir a una coerci6n justa y legal, como
hace el Derecho penal. Esto es inevitable, aun sin Ja convic-
cién de verdad. Pero es peligroso fundar la coercién Juridica
sobre bases distintas de la verdad, como hace el positivismo
juridico. . fia
aan
ame ia secre pone es no deben confundirse con la
legales ara liceatic ieeicieinaniernin de modo absoluto. Re-
eee eee eae oe erer llegar simplemente a «acuer-
nunciar a toda boars ca en injusticias y arbitrariedades.
dos practicos» no evita caerSe ha de invertir la posici6n examinada, que falsamen te
relaciona la debilidad de Ja verdad con la libertad. Una SOCie-
dad edificada solo sobre acuerdos establecidos por los hom-
bres, sin el fundamento de una realidad trascendente, es una
sociedad muy fragil, sin fuerzas interiores para oponerse a Jas
peores perversiones. La libertad humana no crea la verdad. A]
revés, la verdad es el fundamento de la libertad. Pero la verdad
no se impone con la fuerza. La tarea del hombre, en medio de
las dificultades de esta vida, es abrirse a la verdad y persuadir a
los demas de su valor y consistencia, mediante la ensenanza, la
busqueda, el dialogo y el testimonio personal.