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Los que enseñan la Biblia en nuestras iglesias y escuelas no tienen libertad de unirse para hacer
públicos sus prejuicios en pro o en contra de hombres o medidas políticas, porque al hacerlo
excitan la mente de otros, induciendo a cada uno a defender su teoría favorita. Hay entre los que
profesan creer la verdad presente, algunos que se verán así incitados a expresar sus sentimientos
y preferencias políticas, de manera que se produzca división en el seno de la iglesia.
¿Qué hemos de hacer, pues? -Dejar a un lado las cuestiones políticas. "No os juntéis en yugo con
los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la luz con las
tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel?"No os juntéis en
yugo con los infieles: porque ¿qué compañía tiene la justicia con la injusticia? ¿y qué comunión la
luz con las tinieblas? ¿Y qué concordia Cristo con Belial? ¿o qué parte el fiel con el infiel?"2 Cor. 6:
14, 15. ¿Qué pueden tener en común estas partes? No puede haber entre ellas compañerismo ni
comunión. (Nota: 2 Cor. 6: 14, 15.*)
No toméis parte en las luchas políticas. Separaos del mundo, y evitad de introducir en la iglesia o
la escuela ideas que conducirán a contención y desorden. La disensión es el veneno moral
introducido en el sistema por seres humanos egoístas. Dios quiere que sus siervos tengan
percepciones claras y una dignidad verdadera y noble, para que su influencia demuestre el poder
de la verdad. "
Hermanos, quisiera que recordaseis que ninguno de vosotros ha recibido el encargo del Señor de
publicar sus preferencias políticas en nuestras revistas, ni de hablar de ellas ante la congregación,
cuando el pueblo se reúne para oír la Palabra del Señor...
Aunque en forma diferente, la idolatría existe en el mundo cristiano de hoy tan ciertamente como
existió entre el antiguo Israel en tiempos de Elías. El Dios de muchos así llamados sabios, filósofos,
poetas, políticos, periodistas -el Dios de los círculos selectos y a la moda, de muchos colegios y
universidades y hasta de muchos centros de teología- no es mucho mejor que Baal, el dios-sol de
los fenicios.