¿Debe rejuvenecerse la Mona Lisa?

Amarilla, es amarilla La Mona Lisa, con su delicada sonrisa tras el cristal que la protege y ante el
que pasan multitud de visitantes cada día. Y sin embargo, no siempre ha sido amarilla, y no es así
como la pintó Leonardo da Vinci... Si la Mona Lisa, tal como la vemos hoy, es amarilla, es porque
los barnices que cubren este óleo sobre madera se han amarilleado porque , para conservarlo, ha
sido barnizado regularmente desde que ingresó a las colecciones reales en 1519.

Por supuesto, se excluye un desnudo completo porque las técnicas muy complejas de
Leonardo plantean muchos problemas. Los historiadores del arte y los curadores de museos están
divididos y, en cada lado, se presentan argumentos fuertes y convincentes. Jean-Pierre Cusin,
curador jefe del departamento de pinturas del Louvre, desconfía de una restauración ＜
sensacional＞ que podría dañar la obra maestra de forma permanente y robarle su misterio.
También señala que ＜la pintura es universalmente famosa en su estado actual＞. En contraste,
Mark Leonard del Museo J. Paul Getty en Los Ángeles aboga por ＜una limpieza delicada que
transformaría no solo la apariencia de la Mona Lisa sino también nuestra comprensión de la
pintura como obra de arte＞.

Uno puede entender la vacilación de los expertos. Hace unos años se habían realizado pruebas
a otro cuadro de Leonardo da Vinci, también conservado en el Louvre, Santa Ana, La Virgen y el
Niño, pero, ante los temores y protestas de los partidarios de la no intervención, la Dirección de
los museos no había llevado más lejos el experimento. El debate abierto va mucho más allá del
caso único de la Mona Lisa, pero es tanto más vivo cuanto que la concierne hoy.

¿La veremos algún día en su verdadero color, con la cara sonrosada, el pelo castaño dorado y
un vestido amarillo sobre un fondo de cielo azul, mientras hacemos la limpieza virtual de un taller
de restauración en Turín?

Según un artículo de Le Figaro del 28 de agosto de 1998

¿Es necesario rejuvenecer la Mona Lisa?

Actualmente la Mona Lisa presenta un color inusual al original como la pintó Leonardo da Vinci, el
cual es expresado en un matiz amarillo producto del recubrimiento con barnices sobre su pintura,
para ser resguardada y protegida a la fecha de su ingreso en 1519 a las recolecciones históricos.

Muchos han sido las opiniones de los expertos de las artes que han señalados sobre las técnicas
utilizadas para la conservación de la pintura, pero cada uno ha expresado la necesidad urgente de
recuperar el estado original de la obra de Leonardo da Vinci.

Urge entonces la necesidad de hacerlo para presentarla con su verdadero matiz original. Por ahora
en Turín, se realizan las adecuaciones de lo que será el taller para ejecutar la restauración.

Opinión recabada del diario Le Figaro del 28 de agosto de 1998