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Sin ‘lugar’ para vivir En la presente comunicación se analizan


las grandes transformaciones verificadas en
Acumulación la estructura productiva de la provincia de
exógena y Catamarca desde mediados de los ’90 y su

desplazamientos incidencia en las estrategias de


sobrevivencia de grupos domésticos de
socioterritoriales en sectores populares urbanos. Combinando

el gran Catamarca los aportes de la geografía crítica de Milton


Santos y de David Harvey con los
desarrollos de Coraggio sobre el abordaje
de las economías domésticas de sectores
populares, se analizan las principales
transformaciones macroeconómicas en el
ámbito provincial en términos de sus
impactos socioterritoriales (cadenas de
valor, flujos productivos y perfil ocupacional
del mercado de trabajo). Para ello, se
procedió al análisis estadístico de las
principales variables macroeconómicas
identificadas en el marco teórico y a la
implementación de un conjunto de técnicas
cuanti-cualitativas de indagación sobre el
perfil de las estrategias de sobrevivencia de
las unidades domésticas del estudio,
situadas en la zona Sur del Gran
Catamarca. A modo de conclusión, la
investigación muestra cómo el predominio
de estrategias de acumulación
MACHADO ARÁOZ Horacio – Magíster extraterritoriales ha influido
en Ciencias Sociales
PEREYRA Esteban Gabriel – Licenciado desestructurando flujos y circuitos de
en Trabajo Social producción y circulación endógenos,
MARTÍNEZ Claudia – Técnica en
Psicología generando amplios procesos estructurales
de desplazamientos poblacionales, en el
marco de los cuales se configuran nuevos

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espacios socioterritoriales como objetos de estigmatización, asistencialización y control social.

Palabras clave: acumulación exógena - estrategias de sobrevivencia - desplazamientos


socioterritoriales

The purpose of this presentation is to analyze the great transformations undergone by the
Province of Catamarca in its productive structure. The scope of this study includes this process
that started by the mid 90’s, and its influence on strategies for survival within the domestic
sphere among popular urban communities. The methodology for this work is based on the
works of several researchers. We combined contributions made by Milton Santos and David
Harvey, from the perspective of critical geography, with those of J.L. Coraggio whose approach
deals with household budget among popular sectors. The purpose of this work is to analyze the
main macro-economic transformations in the Province of Catamarca in terms of its socio-
territorial impacts (productive flow, and job profile for the labour market). The main macro-
economic variables identified within this theoretical framework were statistically studied. Results
allowed the application of a set of quantitative and qualitative techniques so as to learn about
the nature of survival strategies that are put into practice within the domestic sphere of the units
under study. It must be remarked that these units are located in the southern area of the Great
Catamarca. Conclusions of this research indicate that the predominance of strategies based on
extraterritorial accumulation has influenced on several aspects. One of them is the disruption of
the production flows as well as endogenous production circles which brought about wide
structural processes of population displacement. These processes gave way to new socio-
territorial spaces which produce stigmatization; besides, these people are subsidized by state
financial assistance and social work control.

Key Words: accumulation – socio-territorial displacements - survival strategies

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Introducción

Analizando el desempeño de los principales indicadores socioeconómicos durante las


últimas dos décadas encontramos que mientras las políticas oficiales de promoción del
‘desarrollo’ tuvieron un pronunciado efecto en términos de radicación de inversiones y
crecimiento del Producto Bruto Geográfico (P.B.G.), tales efectos no se ‘trasladan’
automáticamente al ‘ámbito social’ en el que siguen prevaleciendo crónicos problemas de
desempleo y pobreza estructural.
Para analizar la aparente paradoja de estos resultados, acá se aborda el estudio de
transformaciones económicas impulsadas en términos de sus impactos socioterritoriales
(cadenas de valor, flujos y procesos productivos y perfil ocupacional del mercado de trabajo),
siguiendo los aportes de la geografía crítica de Milton Santos y de David Harvey. Desde esta
perspectiva se intentará establecer algunas interrelaciones entre los principales cambios a nivel
de la estructura productiva provincial –analizadas a partir de variables estadísticas- y el
‘derrotero’ socioespacial de los grupos domésticos de la Zona Sur del aglomerado urbano del
Gran Catamarca.
En primer lugar, se explicita brevemente el marco teórico a partir del cual se aborda el
análisis de las relaciones entre espacio geográfico y economía. Luego, se analizan
sintéticamente las principales transformaciones espaciales recientemente impulsadas por los
procesos de globalización del capital, como marco adecuado para analizar y comprender las
transformaciones recientes en las configuraciones territoriales del escenario provincial. Por
último, se analizan la incidencia socioterritorial de las transformaciones productivas de la
economía provincial y su impacto en la configuración de la geografía económica de la ‘zona
Sur’ de la Capital como ámbitos constituidos desde las lógicas del desplazamiento y la
estigmatización.

1.- Territorio, trabajo y modos de vida: superando la mirada escindida entre Espacio y
Sociedad.

Prolongación de la escisión fundacional entre Naturaleza y Cultura, la episteme


moderna ha inaugurado una representación del espacio y la sociedad como entidades
independientes, concibiendo el espacio como categoría pre-social; lo ‘dado’ en oposición a lo
social en tanto ‘construido’.
En contraposición a esta mirada, se ha construido otra tradición centrada en la afirmación
de la unidad existencial que conforman espacio y sociedad en tanto totalidad compleja,

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perspectiva que se remonta a Raffesttin (1993), Lefebvre (1991) y que encontramos en Santos
y Harvey los desarrollos más emblemáticos.
Santos propone concebir el espacio como un hecho histórico social1. El carácter
indisociable que se postula entre espacio y sociedad se funda en la acción mediatizadora que
el trabajo humano ejerce entre naturaleza y cultura. De acuerdo a Santos, “toda acción humana
es trabajo y todo trabajo es trabajo geográfico. No hay producción que no sea producción del
espacio, no hay producción del espacio que se dé sin trabajo. Vivir, para el hombre, es producir
espacio.” (1996 B: 87).
Convergiendo con los desarrollos de Santos, las ontologías sociales de Bourdieu (1980) y
Giddens (1984), han venido a resaltar la importancia de las configuraciones espacio-
temporales como constitutivas de las prácticas y, por tanto, de los procesos de estructuración
de la realidad social. Estos enfoques resaltan el carácter socialmente construido del espacio
geográfico, espacio de existencia y de co-existencia; un producto-siempre-en-proceso de la
materialización de la existencia humana.
Los procesos de producción y reproducción de la vida colectiva se inscriben así en el
espacio habitado, espacio de vida, espacio producido. De allí que, para Bourdieu el análisis
sociológico se resuma en una topología social: la organización espacial de los territorios
emergentes ‘habla’ de las sociedades que lo habitan, de sus formas culturales, económicas y
políticas. Y, fundamentalmente, de las posiciones y relaciones de poder que sitúa a actores y
sectores en la dinámica conflictual de la producción, reproducción y/o transformación de los
patrones de jerarquización social.
En esta perspectiva, los conceptos de modo de producción, régimen de acumulación y
formación social son categorías que permiten analizarla dinámica histórica de las sociedades
en el marco de las interacciones dialécticas entre sociedades locales y economía mundial.
Mientras que el modo de producción se inscribe en el plano del espacio global, las formaciones
sociales constituyen una categoría que espacialmente se expresa en términos de las
específicas configuraciones territoriales adquiridas por las respectivas unidades políticas
estatales. En términos de la historia global, las formas espaciales del mundo “serían un
lenguaje de los modos de producción” (SANTOS, 1996 A: 23), en tanto que las configuraciones
territoriales darían cuenta de las específicas formaciones sociales distinguibles como
sociedades locales en un determinado momento histórico2.

1
Santos define el espacio como el “sistema de realidades, o sea, un sistema formado por las cosas y la vida que las anima (…) un
conjunto indisociable del que participan, por un lado, cierta disposición de objetos geográficos, objetos naturales y objetos sociales,
y por otro, la vida que los llena y anima, la sociedad en movimiento” (1996 B: 27-28).
2
Un modo de producción “se torna realidad por el espacio y en el tiempo” (Santos, 1996 A: 24), es decir, adquiere existencia real y
concreta en cuanto formación social. Ésta, “comprendería una estructura técnico-productiva expresada geográficamente por una
cierta distribución de la actividad de producción”, es decir, mediante una específica ‘configuración territorial’, noción que
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Concibiendo el espacio como ‘campo’ en el sentido bourdeano, la dimensión geográfica


emerge como un aspecto clave para el análisis de las asimetrías y desigualdades sociales
resultantes de las fuerzas dominantes en la economía mundial. Las desigualdades y relaciones
de dominación inherentes al modo de producción capitalista se hallan inscriptas en el espacio;
se materializan, se producen y reproducen a través de las específicas configuraciones
territoriales que, a grandes rasgos, discrimina entre aquellas características de las formaciones
sociales centrales de las propias de las sociedades periféricas.
En este marco, cabe ocuparse de las transformaciones en la economía mundial
sobrevinientes a partir de la gran crisis del fordismo, en el último cuarto del siglo próximo
pasado.

2.- Globalización y nuevo orden neoliberal.


Verticalidades y horizontalidades en las nuevas configuraciones socioterritoriales.

Las grandes transformaciones que acusa la economía mundial desde el último cuarto del
siglo XX respecto a las que genéricamente se hace referencia como ‘globalización’, dan
cuenta, en realidad, de profundos cambios que, en términos del marco conceptual planteado,
pueden ser caracterizados como la crisis y sustitución de un régimen de acumulación por otro
(HARVEY, 1998; BOYER, 2007). Desde un punto de vista ‘geográfico’, se trata de cambios en
las normas que regulan y articulan funcionalmente los sistemas de objetos y de acciones que
componen el espacio geográfico (SANTOS, 1996 A).
Estos cambios normativos e institucionales han estado orientados, en su finalidad de
fondo, a acelerar el ritmo de circulación del capital, como un mecanismo básico para lograr una
recomposición estructural de la tasa de ganancia global del sistema (HARVEY, 1998). En su
conjunto, estos cambios se condensan en las reformas neoliberales y las políticas del
denominado ‘Consenso de Washington’ diseñadas y aplicadas en los años setenta y ochenta,
que se inician con la ruptura del acuerdo de Bretton Woods, cuando Estados Unidos decreta el
fin de la convertibilidad del dólar (1971) y las principales potencias adoptan el fin de los
controles de cambios y la libre flotación de sus monedas.
A través de la liberalización cambiaria, la desregulación de las actividades bancarias y
financieras, la privatización de sectores crecientes del patrimonio público –entre ellos, el de los
sistemas de previsión social –, la liberalización y electronificación de los mercados de capitales,
(LASH y URRY, 1998), el capital ha adquirido una inédita movilidad a escala global, y con ella,

precisamente refiere a la organización espacial del conjunto de objetos naturales y artificiales, imbricados en un sistema de flujos
de interacciones funcionales (Santos, M., 1996 B).
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a través de ella, un poder inusitado grado de poder en la con-formación de los espacios de


vida.
La globalización del capital involucra, como indica Harvey, una intensa compresión
espacio-temporal de los procesos de producción, circulación y consumo a escala planetaria y
con ello, la redefinición misma de la organización territorial del mundo.
La originaria definición moderna del territorio –planteada en términos exclusivamente
jurídico-políticos bajo la noción de estados soberanos y mediante la implantación de fronteras
rígidas como esquema organizador de los intercambios de bienes, valores y símbolos- deja
lugar ahora a un nuevo modelo territorial, donde los viejos elementos se conjugan con la
presencia creciente de fuerzas transnacionalizadoras del capital que permean selectivamente
las fronteras y que operan reorganizaciones socioterritoriales por encima y más allá de las
divisiones políticas.
Dentro de este nuevo esquema, es ahora el capital, el que, superponiéndose a la antigua
supremacía del estado, se erige como principio rector de la organización y el control territorial,
reconfigurándolo en función de las potencialidades diferenciales de mercantilización-
valorización que los distintos fragmentos territoriales pueden llegar a ofrecer (‘competitividad
territorial’).
En este contexto, los antagonismos sociales se expresan en términos de disputas
territoriales (Santos, 1996 A: 123). Tales disputas se expresan a través de las lógicas
contrapuestas de las verticalidades y horizontalidades, lógicas que expresan y materializan
diferentes proyectos sociales sobre el territorio, diferentes formas de habitarlo y concebirlo,
diferentes formas de vida en el territorio y del territorio.
Mientras que las horizontalidades dan cuenta predominantemente de un territorio
concebido como ‘espacio local’, estructurado como base de una vida en común cuyas raíces se
remontan a tiempos pretéritos, un espacio de relaciones de vecindad y contigüidad, las
verticalidades expresan por el contrario las fuerzas portadoras de la nueva modernización en
curso, configurando los territorios como ‘espacios globales’, espacios en red, fragmentos
territoriales locales articulados en redes productivas organizadas y bajo el comando de los
actores y normatividades hegemónicas del capital transnacional.
Del predominio de una u otra lógica en los distintos espacios locales, dependerá la
emergencia y configuración de territorios abiertos a las posibilidades de democratización
ampliada, o bien, de su constitución como vectores de las nuevas dinámicas de jerarquización
excluyente. Desde esta perspectiva se pueden analizar las transformaciones económicas
recientes en la geografía eco-política del ámbito provincial.

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3.- Transformaciones económicas y nuevas dinámicas socioterritoriales en la provincia


de Catamarca

Las últimas décadas del siglo pasado han sido escenario de profundas
transformaciones en la estructura productiva en la provincia de Catamarca, muchas de ellas
dinamizadas por activas políticas públicas implementadas con la finalidad de superar la
histórica pobreza estructural de su población.
Estas iniciativas transformadoras se remontan la sanción de la Ley N° 22.702 (1982),
denominada Ley Nacional de Desarrollo Económico, que dispuso una serie de exenciones,
reducciones y diferimientos impositivos, y ya a mediados de los ’90, la sanción de las leyes de
promoción minera y la habilitación para la reasignación de cupos fiscales de la Ley de
diferimientos para emprendimientos agropecuarios.
A partir de las mismas, luego de una etapa de tenue industrialización generada por la
radicación de industrias livianas orientadas al mercado nacional interno, progresivamente se
fue configurando una estructura productiva más fuertemente concentrada y especializada en la
explotación de recursos naturales (renovables y no renovables) principalmente destinados a la
exportación de productos primarios de nulo o bajo nivel de procesamiento, operada por
grandes firmas de capitales transnacionales.

Gráfico Nº 1: Evolución porcentual de los sectores de actividad económica en la


composición del Producto Bruto Geográfico de la provincia de Catamarca. Periodo
1993-2004

80

70

60

50

40

30

20

10

0
1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004
SECTOR PRIMARIO 6 6 6 5 8 21 25 15 17 41 39 37
SECTOR SECUNDARIO 31 28 27 27 29 26 22 24 21 13 13 15
SECTOR TERCIARIO 63 64 65 70 65 53 53 61 62 46 48 48
Fuente: Elaboración propia a partir de los datos obtenidos del Indec, Consejo Federal de Inversiones, Red Libertad e Instituto de
Estudios y Formación CTA

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Esta transformación en la estructura productiva, que ha dado lugar a la configuración de


un fuerte sesgo primario-extractivo, completado con un todavía prominente sector terciario y
con un cada vez más exiguo sector industrial, se ha verificado centralmente como producto de
las políticas de promoción implementadas en los primeros años de los ’90 y que beneficiaron la
radicación de capitales en los sectores minero y agropecuario (MACHADO ARÁOZ, 2007).
En cuanto al sector minero, a partir de la modificación de la legislación minera en 1993
(Ley Nacional de Inversiones Mineras, N° 24.196), la provincia se ha convertido en un gran
centro de interés para estas actividades y ha captado inversiones superiores a los 1.300
millones de dólares a través de la concesión de las explotaciones mineras a empresas privadas
extranjeras.
Como consecuencia de tales inversiones el rubro minero pasó de ser el 0,56 % del total
del PBG en 1990 a casi el 22 % en 1999, y a representar el 94,8 % del total de las
exportaciones provinciales. El mayor de estos emprendimientos corresponde a Minera La
Alumbrera, dedicada a la extracción de oro y cobre. La plena puesta en marcha de las
explotaciones mineras constituyó un significativo cambio en la composición del P.B.G., ya que
dicha actividad pasó de ser el 0,5 % a alrededor del 35 % del P.B.G. de la provincia, el
segundo item en orden de importancia por su magnitud.
En el ámbito de la producción agropecuaria en particular, las medidas promocionales
favorecieron la incorporación de nuevos capitales que iniciaron un proceso de redefinición del
perfil de especialización productiva regional a partir de la anexión de los distintos espacios
socioproductivos de la provincia a los procesos de integración y articulación de las cadenas
agroindustriales a nivel nacional e internacional.
Desde mediados de la década del ’90, bajo este régimen de diferimientos impositivos se
radicaron alrededor de un centenar de empresas que en su conjunto concentran la ocupación
de 341.263 hectáreas, un promedio de casi 3.500 hectáreas por emprendimiento, con una
inversión total realizada de 380 millones de dólares, y un horizonte de inversiones
comprometidas que proyecta alcanzar los mil millones de dólares en el año 20103.
El ingreso de estos nuevos actores en el sector agropecuario ha provocado grandes
modificaciones tanto en el plano de la estructura agraria como en el del perfil productivo de la
producción agropecuaria provincial. De la misma manera que la producción minera, este tipo
de explotaciones está fuertemente determinada por la profundización del perfil exportador
producida en el ámbito general del sector agrario nacional. De allí que los principales rubros
productivos introducidos en este nuevo ciclo se orienten, bien a producciones tradicionales de

3
La mayoría de estas inversiones proviene de capitales de sectores no agropecuarios con altos niveles de rentabilidad en los ’90,
para los que las políticas de diferimientos de impuestos (en particular ganancias) constituyeron importantes oportunidades de
inversión (Murmis, 1998).
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la región pampeana desplazadas por el avance de nuevos cultivos de exportación, bien a


producciones no tradicionales con amplias posibilidades de colocación en el mercado mundial4.
Paralelamente a las modificaciones que acusa la composición del P.B.G. se puede
observar un fuerte crecimiento de las exportaciones provinciales durante los últimos años de
los ’90 y los primeros del 2000. En el cuadro siguiente, se puede observar que las ventas al
exterior desde el territorio provincial pasaron desde los 11 millones de dólares a alrededor de
500 millones de dólares en los últimos años de los ’90 –incremento que registra la puesta en
producción de Minera Alumbrera- y hasta superar los 1.900 millones en 20065.

Evolución de las exportaciones. Provincia de Catamarca (1993-2006)


(En millones de dólares)
AÑO TOTAL PROVINCIAL
1993 11,6
1994 25,1
1997 95,9
1998 490,3
2001 368
2002 599
2006 1.921

En definitiva, la evolución de la estructura del PBG muestra que las transformaciones


económicas de los ’90 intensificaron la configuración de una estructura productiva de carácter
primario-extractiva, con un marcado perfil exportador (MACHADO ARÁOZ, 2007).
El sector industrial, por su parte, pese a las políticas de promoción dictadas en los ’80,
continuó reflejando una situación de postergación histórica. A partir de la Ley de Promoción N°
22.702, se generaron alrededor de 70 proyectos de radicación industrial, por un volumen global
de inversiones de 80 millones de dólares. Estos emprendimientos se concentran
geográficamente en la zona del valle central. Considerando la composición del producto
industrial provincial por ramas de actividad, se evidencia el predominio de industrias de baja

4
Así, las principales producciones desarrolladas por estos emprendimientos se localizan, en el plano ganadero, ámbito que
concentra casi el 80 % del total de la superficie correspondiente a los diferimientos impositivos y que ha dado lugar a la constitución
de un nuevo espacio de cría de ganado en el ámbito provincial, producto de la convergencia de las ventajas impositivas que éste
ofrece con la caída de la rentabilidad relativa de esta producción en las zonas ganaderas centrales respecto de los nuevos cultivos
de exportación en particular la soja .
En el plano agrícola, las principales producciones implantadas por estos emprendimientos corresponden mayoritariamente a
frutales, oleaginosas y cultivos industriales. Entre éstos sobresale la producción olivícola, con una extensión global implantada de
25.500 hectáreas y con una proyección de alcanzar las 30.000 hectáreas hacia 2010.
Otras de las producciones a las que se han volcado las inversiones radicadas a través del régimen de diferimientos impositivos son
el algodón, la soja, los citrus, la vid, el nogal y la jojoba. La superficie destinada a la producción de algodón ha alcanzado en el año
2003 las 8.215 hectáreas; la superficie destinada al cultivo de oleaginosas (casi exclusivamente soja), ha superado las 30.000
hectáreas; y al cultivo de citrus, 1.200 hectáreas.
5
De tal modo, mientras que las exportaciones del país representan aproximadamente el 10% del Producto Bruto Interno (PBI), las
de Catamarca equivalen a alrededor del 30% del Producto Bruto Geográfico Provincial (PBG), concentrándose éstas en más de un
90 % en productos primarios sin valor agregado. En efecto, los productos primarios sin valor agregado representan el 94,26 % del
total del valor exportado.
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complejidad, tales como el agroindustrial (procesamiento y elaboración de conservas


agrícolas), el textil y el de calzados.
La expansión del sector primario, en particular de la minería, se ha dado a expensas del
peso relativo de la industria, que sistemáticamente ha ido disminuyendo su participación en el
conjunto de la estructura productiva provincial. El sector industrial evidencia así una abrupta
contracción en su participación dentro del PBG, pasando de representar poco más del 30 % a
inicios de los ’90 a una participación de entre el 13 y el 15 % en los primeros años de 2000.
Desde el enfoque territorial que se ha planteado, estas transformaciones en la estructura
productiva implican una profunda reconfiguración socioterritorial, caracterizadas por el predominio que
adquieren las verticalidades sobre las horizontalidades: el peso creciente que adquieren las cadenas de
valor exógenas, ligadas a la radicación de capitales externos para la explotación de bienes intensivos en
ambientes y con escasa o nula generación de valor agregado local se produce a expensas de las
cadenas endógenas, vinculadas a las capacidades productivas y el perfil de la demanda local.
La desarticulación creciente de las cadenas de valor endo-locales y la reestructuración del
territorio en función de cadenas de valor exógenas tiene profundas implicaciones sobre la población y
sus niveles materiales de vida, lo que se puede vislumbrar a partir de los efectos económicos de estas
transformaciones sobre los niveles y la estructura de empleo.
La composición y los principales cambios en la estructura ocupacional nos permiten observar y
analizar el impacto social (y político) que tuvieron las grandes transformaciones económicas producidas
en las últimas décadas del siglo pasado en el ámbito del territorio y sociedad provincial.

Población de 14 años o más ocupada por rama de actividad.


Provincia de Catamarca. Censos 1991/ 2001
CENSO 1991 CENSO 2001
Total Porcentaje Total Porcentaje
POBLACIÓN OCUPADA 91556 100.00 94421 100
SECTOR PÚBLICO 35055 38.29 37451 39.66
AGRICULTURA 13904 15.19 8357 8.85
MINERÍA 114 0.12 758 0.80
INDUSTRIA 10559 11.53 7503 7.95
ELECTRICIDAD, GAS Y AGUA 88 0.10 441 0.47
CONSTRUCCIÓN 5223 5.70 5964 6.32
COMERCIO, HOTELERÍA 12342 13.48 14092 14.92
TRANSPORTE Y COMUNICACIONES 1806 1.97 3247 3.44
SERVICIOS INMOBILIARIOS Y FINANCIEROS 1321 1.44 2274 2.41
SERVICIOS SOCIALES, COMUNITARIOS y
PERSONALES 10605 11.58 11078 11.73
ACTIVIDADES NO ESPECIFICADAS 539 0.59 2914 3.09

Elaboración propia en base a datos de la Dirección Provincial de Estadísticas y Censos.

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En tal dirección, cabe señalar en primer lugar que tales transformaciones se plasmaron
en una profunda crisis del empleo en general, lo cual se evidencia en el fuerte incremento de la
tasa de desocupación, que pasó del 5 % al 23 % en el decenio 1991-2001. Luego de la crisis
de 2001-02, las tasas de desempleo de la provincia fueron sistemáticamente superiores a la
meida del nacional y del NOA.
El nuevo perfil ‘productivo’ de la provincia tiene una incidencia muy poco significativa en
materia de ‘generación de empleo’. Este contraste es particularmente notorio en el sector de la
minería, cuyo peso en la composición del producto bruto geográfico supera el 30 %, mientras
que en la estructura ocupacional de la provincia sólo representa el 0,9 % del total de ocupados.
Igualmente, en el caso del sector agropecuario, se verifica una notable caída en el nivel de la
población ocupada (38 %), pasando de representar el 15 % en el ’91 a poco más del 8 % en
2001.
En el caso del sector industrial, se evidencia que experimenta una caída más importante
en su incidencia en el P.B.G. que en el de la estructura ocupacional: su participación en el
P.B.G. cae 8 puntos porcentuales desde su máximo alcanzado en los ’90 (1993, 24,7% a
16,7% en 1999), mientras que la disminución de su incidencia en el empleo es de sólo 3,5
puntos porcentuales.
Así, como puede observarse en el gráfico correspondiente, a través de estos cambios la
estructura ocupacional de la provincia de principios de siglo por ramas de actividad se
caracteriza por el peso predominante del sector público en el conjunto de la población ocupada.
En la misma, el empleo provisto por el sector agropecuario es de apenas el 8,8 % (cuando en
el Censo del ’91 representaba el 15,2 %); y en el caso de la minería, si bien experimentó un
incremento de la población ocupada (del 0,12 % al 0,8 %) , de todas maneras es poco
significativo, ya que no alcanza a representar el 1 % del total. El sector industrial queda
reducido a poco menos del 8 % del total de la población ocupada, ampliamente superado por el
peso del sector comercial (15 %) y de servicios sociales, comunitarios y personales (12 %).

4.- Configuración socioterritorial de la Zona Sur. La dinámica de la alienación territorial

Lo que en la ‘lógica oficial’ de planificadores y ‘desarrollistas’ aparece como una


paradoja, en la perspectiva de la geografía crítica se presenta como consecuencia de las
formas dominantes de producción del espacio. En esta perspectiva, los distintos asentamientos
de la Zona Sur pueden verse en directa relación con las dinámicas de alienación territorial
(SANTOS, 1996) resultantes del predominio de las lógicas verticales que impulsaron las
transformaciones económicas recientes. En efecto, los mismos emergen como producto
complejos procesos de re-localizaciones de poblaciones desplazadas durante un prolongado

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período de tiempo que coincide con el momento de agotamiento del patrón de industrialización
sustitutiva en los ’70 y los más recientes procesos de ‘modernización’ económica desde los ’90
en adelante.
De tal modo, en términos generales, estos barrios (Villa Eumelia, Santa Marta y San
Antonio) se conforman como un espacio yuxtapuesto de poblaciones desplazadas de
diferentes orígenes y condiciones. En ella se distingue claramente un primer desplazamiento
en sentido norte-sur producido desde los ’80, que trasladó a grupos poblacionales urbanos
severamente afectados por los procesos de contracción del empleo y de los ingresos, los que
‘desenganchados’ de los procesos económicos, se instalan allí, en el territorio hasta ese
momento límite extremo de la zona urbanizada. Más adelante, desde inicios de los ’90, tiene
lugar un nuevo desplazamiento, esta vez, de poblaciones originariamente rurales provenientes
del Oeste de la provincia, afectadas por la crisis de las producciones tradicionales y la
reconversión productiva liderada por los capitales agroindustriales ya reseñada.
Así, mientras que en los asentamientos más tempranos (Villa Eumelia) predominan
grupos domésticos provenientes de la misma ciudad capital y de una migración de retorno
procedente de centros urbano-industriales afectados por la crisis del empleo formal, las
formaciones habitacionales más recientes (San Antonio y Santa Marta) está integrada
predominantemente por población migrante del interior rural de la provincia de Catamarca. La
imposibilidad de acceder a una vivienda o terreno propio ante situaciones de desplazamiento6 o
la búsqueda de horizontes como otras expectativas de futuro frente a la ausencia de
alternativas en el interior7, son los principales factores que determinaron este proceso de
constitución de los asentamientos.
Asimismo, dadas las condiciones de su formación, el paisaje de los barrios y
asentamientos pone de manifiesto las condiciones estructurales de exclusión: desde la
precariedad de las construcciones, hasta la proliferación de basurales, las aguas servidas
corriendo por las calles, sin acceso regular a electricidad y al agua potable. Con esta
configuración del paisaje cotidiano, la imagen que los pobladores tienen de su hábitat refleja la

6
“…como no teníamos lugar a donde estar, en ese tiempo yo estaba casada teníamos necesitábamos un lugar para hacer nuestra
casa y bueno un lugar viste para asentarnos, para tener un espacio, en realidad no nos alcanzaba para comprar un terreno
entramos con la idea no de venir a usurpar un terreno si no la idea de que si algún día alguien pasaba cobrándonos esto era
cuestión de pagar…” (Entrevista A1).
“…vine con mi mama y mis hermanos, por que nosotros teníamos una casa propia en el barrio acuña Isi pero se separaron mis
padres y mis padres decidieron separarse y mi mama, decidio comprar por s lado y bueno mi papa quedo en la casa esa…”
(Entrevista A2).
7
“…y yo me vine del interior por que tenia que estudiar, después ya vine, termine de estudiar y me quede ya acá,….o sea en el
lugar donde yo vivo no era un lugar donde ya haya trabajo, donde, era un lugar que no tenia progreso, no tenias como seguir
estudiando ni trabajo, no tenias nada, asi que acá, la mayoría de los jóvenes emigraban y se iban a otro lado…” (Entrevista A3).
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reflexividad autoconciente de las múltiples formas de estigmatización social de la que son


objeto, predominando una representación negativa del propio espacio habitado8.
Las ‘ocupaciones territoriales’ implicadas en las ‘nuevas inversiones’ modernizadoras se
traducen acá en términos de nuevos asentamientos conflictuales. Desplazados de territorios y
de sus ocupaciones laborales, las nuevas conflictualidades son también por la recomposición
de sus estrategias de vida. En este plano, lo que caracteriza la ‘condición económica’ de los
grupos deomésticos de la Zona Sur es la precariedad de su ‘inserción’ en el ámbito laboral. Se
trata de grupos históricamente ligados a la venta temporaria de fuerza de trabajo en actividades
rurales, de la construcción, del servicio doméstico, y, los menos, ex-empleados (despedidos)
de fábricas.
De tal modo, entre sus fuentes de ingresos (monetarios y no monetarios) más constantes
se encuentra la asistencia pública, ya a través de los ‘planes de empleo’ nacionales y/o
provinciales (con predominio de los ‘planes Jefes de Hogar’), ya a través de la asignación de
bolsones alimentarios y/o comedores comunitarios organizados autogestionariamente pero con
el aporte de programas alimentarios oficiales. La precariedad e inseguridad en cuanto a sus
ingresos9, se conjuga con la condicionalidad y la sujeción manipulatoria mediante la cual las
estructuras clientelares ‘hacen llegar’ la ‘asistencia oficial’10.
En sus condiciones de vida, en las formas a través de las cuales estos sectores pugnan
por la reapropiación de sus medios y espacios de vida, se ponen de manifiesto los efectos
prácticos de la alienación territorial, dimensión insoslayable de los territorios colonizados por la
dinámica hegemónica de las verticalidades del capital global. Éstas, como fuerzas
hegemónicas de la globalización en curso, imponen a los espacios locales nuevas
configuraciones territoriales de carácter jerárquico
La alienación territorial da cuenta de un intenso proceso de jerarquización social que se
plasma en una nueva configurción territorial: la fragmentación de los espacios locales y su
integración subordinada a las cadenas de valor globalizadas; la constitución de territorios en
red, redes (de fragmentos) territoriales que constituyen la expresión espacial de las cadenas de
valor controladas en sus vértices por los estratos más concentrados del capital global.
El modelo de acumulación provincial se torna eminentemente producto de una dinámica
de valorización exógena, una territorialidad des-centrada, presa de mega-enclaves de cuño

8
Algunas de las frases mediante las cuales los actores representan su hábitat son: “Veo abandonadas las calles, las basuras,
contaminación, falta de unión”;“Chicos de diferentes edades, alcoholizados”; “Droga, alcohol, peleas”; “La basura en todas partes”;
“Falta de agua, de luz”; “La inseguridad”.
9
Entre sus actividades actuales de procuración de ingresos monetarios, predominan en las unidades domésticas la venta ocasional
de fuerza de trabajo (changas,) entre las cuales se registran actividades de la construcción, servicios domésticos en general,
elaboración de alimentos frescos para la venta callejera, ocupación temporaria(pan, empanadas, etc.).
10
Entre l@s perceptores de los denominados ‘planes Jefes de Hogar’, much@s se desempeñan en los propios comedores
comunitarios organizados para vehiculizar la asistencia alimentaria gubernamental. La gran mayoría de las familias dependen de
su sustento alimentario del funcionamiento de estos comedores.
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extractivo. Esto afecta la ‘productividad endógena’ del territorio, desestructurando flujos y


circuitos de producción y circulación horizontales, generando amplios procesos estructurales de
desplazamientos poblacionales, tanto del mercado de trabajo como de los territorios ahora
objetos de valorización por los nuevos capitales dinámicos.
Los procesos de desplazamientos poblacionales de los territorios en vías de valorización
hacen que los sectores sociales sometidos a esta dinámica se vean crecientemente situados
en espacios social y políticamente estigmatizados, espacios marcados como epicentros de
políticas de asistencialización y control social, con perspectivas muy estrechas de generar
dinámicas endógenas de producción y acumulación local.
En este contexto, la acumulación local se sostiene con un sistema de dominación de tipo
clientelar: la continuidad del modelo se resuelve con herramientas que van desde los viejos
vínculos paternalistas entre los dirigentes y la población, hasta con las nuevas relaciones
político-mercantiles y político-patronales de subordinación y dependencia (Machado Aráoz,
2007).

Bibliografía

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