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Examinando el Corazón de una Líder

Examinando el corazó
del ministerio de mujere

¿Cuántas mujeres están yendo a tu grupo de estudio


¿Tu último evento fue exitoso
¿Tienes su cientes voluntarias
¿Las mujeres están dando un paso adelante para servir?

Cuando se nos pide que consideremos el estado actual del


ministerio de mujeres, podemos caer en la tentación de informar
solamente sobre lo externo. Pero tal vez debamos profundizar al
considerar la salud del ministerio también

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Examinando el Corazón de una Líder

Todas estamos familiarizadas con lo que implica un examen físico


anual. Toma tiempo y atención investigar no solo nuestra salud
física externa, sino quizás lo que es más importante: nuestro
bienestar interno. Nuestros doctores podrían extraer sangre o
realizar otras pruebas de diagnóstico, sin embargo, una cosa es
segura, un buen doctor siempre inicia colocando el estetoscopio
sobre nuestro pecho y escuchando nuestro corazón. ¿Por qué?
Porque el corazón distribuye la sangre vivi cante que nutre y
limpia el resto del cuerpo, así cada parte puede funcionar a su
máximo potencial

No sé si te pasa igual, no obstante ir al médico a veces puede ser


una propuesta aterradora. Una visita está llena de posibles
incógnitas que podrían descubrirse. Sin embargo, todos sabemos
que es vital para nuestra salud que nos hagamos un chequeo
Así que, como tu amiga y compañera del ministerio de mujeres,
te insto a que te detengas y te hagas un chequeo. Te animo a
que mires más allá de los éxitos o fracasos percibidos
externamente y mires la realidad interna, sin importar lo
aterradora que pueda parecer la perspectiva. El examen implica ir
al corazón, al alma y a la mente del asunto, porque todo en el
ministerio de mujeres es un desbordamiento de la vitalidad y la
fuerza de esas entidades

Detente para hacer una revisión del ministeri


Entonces, ¿cómo comenzamos este examen? Tenemos que
regresar a los fundamentos, nuestro mandato en el ministerio de

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mujeres: «Pero en cuanto a ti, enseña lo que está de acuerdo con


la sana doctrina» (Tito 2:1)
¿Lo ves? Nuestra obediencia a esta instrucción bíblica
determinará la salud general de nuestras mujeres, nuestro
ministerio de mujeres, y más importante, de nuestra iglesia. El
contenido del capítulo 2 de Tito establece la trayectoria de la
misión del ministerio de mujeres. También informa de los
métodos y las motivaciones para el ministerio. La palabra «sana»
en este verso signi ca «saludable o higiénico». No se requiere
mucho para imaginar, o puedo sugerir, oler la alternativa. Un
ministerio de mujeres enfermo traerá muerte, pero un ministerio
de mujeres sano es vivi cante.

La palabra «saludable» connota la idea de ser robusto, fuerte,


entero, lleno de vida, próspero y oreciente. ¿No te gustaría que
estas palabras describieran tu vida, tu ministerio de mujeres y tu
iglesia? Vida sana, relaciones sanas, ministerios de mujeres
sanos y una iglesia sana surgen de una sana doctrina. Así que,
diagnosticar la vitalidad espiritual de nuestro ministerio de
mujeres es una consideración profundamente teológica, pero
inmediatamente práctica. La sana doctrina tiene que estar
bombeando en el corazón a través de todo lo que hacemos,
decimos y vivimos en el ministerio de mujeres

Así que, al igual que mi médico me hace algunas preguntas


básicas de diagnóstico al comienzo de mi examen físico anual, te
propongo algunas para que las consideres en oración. Estas
preguntas podrían utilizarse para diagnosticar tu salud individual

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como encargada del ministerio de mujeres. También podrían ser


usadas por tu equipo del ministerio para evaluar honestamente la
salud del mismo. Y, por último, estas preguntas podrían
emplearse para considerar si un evento o actividad especí ca
puede haber perdido su vitalidad. Es importante tener en cuenta
que no todas las actividades o eventos cumplirán con todas las
preguntas que aparecen a continuación, pero cada una debería
cumplir al menos con algunas de ellas.
Herramienta de diagnóstico del ministerio de mujere
1. ¿Por qué lo hacemos
2. ¿Cómo glori cará esto a Dios al re ejar Su carácter
3. ¿Qué enseña esto a las mujeres sobre la perspectiva bíblica
de la feminidad
4. ¿Qué le enseña esto a la mujer acerca de vivir en pacto y
re ejar la gracia a los demás
5. ¿Esta actividad o tarea uye de las Escrituras
6. ¿Cómo construirá esta actividad una comunidad entre las
mujeres
7. ¿Cómo construirá una comunidad con otros miembros,
grupos de edad y ministerios de la iglesia, su liderazgo y
nuestra denominación
8. ¿Cómo se amplían los límites de la comunidad para abarcar
a los que están fuera de la iglesia
9. ¿Cómo demuestra esto la compasión de Jesús

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10. ¿Lo que hacemos y cómo lo hacemos dará vida a nuestra


iglesia o le quitará vida
11. ¿Cómo mostramos nuestras respuestas de las preguntas
anteriores a las participantes en el ministerio para que
entiendan por qué hacemos lo que hacemos

Encaminarse hacia una iglesia saludabl


A menudo las mujeres vienen a mí pidiendo una fórmula fácil de
diez pasos para un ministerio de mujeres exitoso o estelar. Y
después de escuchar algunas de sus frustraciones, les ofrezco
estas preguntas para ayudarlas a comenzar a llegar a la realidad
de la salud interna de su ministerio. Sin embargo, siempre
termino animándolas a mirar hacia arriba, hacia una meta eterna.
En última instancia, nuestro objetivo no debería ser tener un
ministerio exitoso, sino una iglesia saludable. Cuando nuestra
iglesia se basa en la sana doctrina, nuestras mujeres y nuestros
ministerios prosperarán y darán vida porque ambos están
espiritualmente sanos
Escrito por Karen Hodg

https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/examinando-el-corazon-del-ministerio-de-mujeres/

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3 maneras
equivocada
de medir tu ministeri

En primer lugar, la Biblia nos llama a todas a ser parte de un


ministerio. Como seguidoras de Cristo, compartir el evangelio
(Marcos 16:15), hacer discípulos (Mateo 28:19), y cuidar de los
necesitados (Mateo 25:35-40) son tareas que nos corresponden
a todas
Y probablemente en previsión de nuestra tendencia a comparar,
Dios deja claro en Su Palabra que las formas de ministrar pueden
parecer diferentes, pero todo importa. Al igual que las partes del
cuerpo son todas necesarias, cada uno de nosotros debe hacer
su parte para que el cuerpo de Cristo funcione con la máxima
e ciencia (1 Cor. 12)
Tener un ministerio puede verse de diferentes maneras
• Enseñando en la escuela dominical del preescolar

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• Siendo mentora de una madre joven y soltera


• Dirigiendo el servicio de adoración
• Escribiendo libros
• Criando niños para que conozcan y sigan a Cristo
• Escribiendo en un blog
• Tejiendo gorros para el frío
• Orando mucho

Podría seguir, pero realmente no hay espacio dentro de mi
cerebro o en esta publicación del blog para mencionar todas las
formas que puede tener el ministerio
Así que, si eres una creyente que busca vivir como Dios te llama
a vivir, es probable que tengas un ministerio

La regla equivocad
He aprendido por las malas que cuando se trata del ministerio,
con demasiada frecuencia utilizamos la regla equivocada para
medir nuestro éxito. Tal vez hayas caído en la misma trampa.
Aquí te comparto tres formas equivocadas de medir el impacto de
tu ministerio

1. Las personas te quiere


Vender un millón de libros, ganar montones de seguidores en
Twitter, llenar los asientos de un auditorio… Estos no son buenos
indicadores de un ministerio exitoso. Tendemos a pensar que si la
gente se presenta con sonrisas en sus rostros, Dios está
bendiciendo, pero este no es el patrón que vemos en la Biblia.
¿Qué te parece esta verdad tan interesante
«Bienaventurados son ustedes cuando los hombres los
aborrecen, cuando los apartan de sí, los colman de insultos y
desechan su nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre.
Alégrense en ese día y salten de gozo, porque su recompensa es
grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera
a los profetas» (Lucas 6:22-23)

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La Biblia no dice que eres bendecido cuando todo el mundo te da


palmadas en la espalda. No dice que es impresionante cuando
has sido impulsado al éxito en el reino de Cristo. No. La Biblia
dice que debemos saltar de alegría cuando la gente nos odia.
Deberíamos alegrarnos cuando nos dejan de lado a causa de
nuestra fe. Estamos en compañía de los grandes de la fe que nos
preceden cuando nuestro ministerio aleja a algunas personas en
lugar de atraerlas
Hay que encontrar un equilibrio. Si el evangelio es su mensaje
principal, el crecimiento es algo bueno. Si estás impactando a la
gente para el Reino, seguramente querrán darte una palmada en
la espalda. Pero si pones tu atención en la opinión pública para
determinar el éxito de tu trabajo en el Reino, te sentirás como en
una persecución de un ganso salvaje

2. Hay fruto inmediat


Una vez fui mentora de una joven llamada Amanda. Todos los
miércoles, durante más de un año, la recogía de la escuela, la
llevaba a comer pizza y trataba de que se interesara por Jesús.
¡Ella era un libro cerrado! Sellaba su corazón como una caja
fuerte. Nunca se abrió conmigo, nunca mostró entusiasmo por lo
que le estaba mostrando en la Palabra, nunca dio ninguna
indicación de interés en las cosas de Dios
Si me hubieran preguntado durante ese año o en los años
siguientes si mi ministerio con Amanda era fructífero, habría
dicho: «¡De ninguna manera!». Pero había un crecimiento en el
corazón de Amanda que aún no podía ver
Pasaron casi diez años y recibí una carta de Amanda. Me
contaba la diferencia que ese año marcó en su vida. Con alegría
ella describió la Palabra de Dios como el libro vivo y activo en el
que yo tanto quería que ella se interesara. Me dijo que ahora es
esposa y madre, que busca honrar a Jesús en su hogar. Los
frutos espirituales ya eran evidentes en su vida, pero no se dieron
rápidamente. Ese crecimiento tomó años

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En Mateo 13:4-9, Jesus nos dijo que esto sucedería


«Y al sembrar, parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron
las aves y se la comieron. Otra parte cayó en pedregales donde
no tenía mucha tierra; y enseguida brotó porque no tenía
profundidad de tierra; pero cuando salió el sol, se quemó; y
porque no tenía raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos; y
los espinos crecieron y la ahogaron. Y otra parte cayó en tierra
buena y dio fruto, algunas semillas a ciento por uno, otras a
sesenta y otras a treinta. El que tiene oídos, que oiga»
¿Sabías que los rábanos crecen rápidamente? En sólo
veinticinco días puedes plantar una semilla de rábano y luego
arrancarla y comerla en la cena. Las peras, en cambio, crecen
lentamente. Una pera puede tardar hasta doce años en
convertirse en un fruto maduro y jugoso, listo para comer
No se tú, pero yo pre ero una pera a un rábano cualquier día de
la semana. A veces, el mejor fruto tarda en desarrollarse. Eso es
tan cierto en el ministerio como en la horticultura
Si el impacto no se siente inmediatamente, no signi ca que lo
que estás haciendo por el Reino no sea fructífero

3. La navegación es tranquil
Confesión: he escrito esta publicación en el blog para mí. Tengo
el mal hábito de alzar las manos y asumir que estoy haciendo mal
mi ministerio cada vez que el camino se pone difícil. Pero la Biblia
dice que las pruebas son simplemente parte del curso. De hecho,
podemos responder a las pruebas con alegría, porque nos
ayudan a ministrar, a pesar de todo
«Tengan por sumo gozo, hermanos míos, cuando se hallen en
diversas pruebas, sabiendo que la prueba de su fe produce
paciencia, y que la paciencia tenga su perfecto resultado, para
que sean perfectos y completos, sin que nada les falte» (Santiago
1:2-4)
Si él hubiera usado la facilidad como indicador del éxito, Pablo
habría tirado la toalla. Del mismo modo, no deberíamos

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determinar nuestra e cacia en base a si el camino es fácil o no.


(¿Oíste eso, Erin?

¿Quién se encarga del crecimiento


Entonces, ¿cómo puedes saber si estás ministrando
efectivamente? Puede parecer una locura... pero no estoy segura
de que se pueda
En 1 Corintios 3:6-7, Pablo dijo lo siguiente sobre el ministerio:
«Yo planté, Apolos regó, pero Dios ha dado el crecimiento. Así
que ni el que planta ni el que riega es algo, sino Dios, que da el
crecimiento»
En de nitiva, el fruto de tus esfuerzos no depende de ti. No
puedes predecir cómo Dios hará crecer tu ministerio ni puedes
controlarlo. Puedes ser el, buscar oportunidades para compartir
y servir donde quiera que vayas, y al nal del día, puedes dejar
tus herramientas de jardinería y con ar en Dios para que se dé el
fruto
Hablando de jardines y frutos, he aquí una promesa para todos
los que ministran: habrá una cosecha, amiga. Espero recogerla
junto a ti

«No nos cansemos de hacer el bien, pues a su tiempo, si no nos


cansamos, segaremos» (Gálatas 6:9
¿Qué promesas te hacen seguir adelante mientras haces el
ministerio para el reino? Comparte tus ideas en los comentarios

Por Erin Davis


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/3-maneras-equivocadas-de-medir-tu-ministerio

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¡Alerta! El orgullo está


a la puert
Quizá esta frase te parecerá algo exagerada, pero como cita C.S.
Lewis «Fue a través del orgullo como el demonio se convirtió en
demonio: el orgullo conduce a todos los demás vicios: es un
estado mental completamente anti-Dios». Así que, si quieres
averiguar qué tan orgullosa eres, basta con conocer un poco de
lo que hay en nuestros corazones.

De todos los personajes de la Biblia, probablemente «el fariseo»


fue uno de los que se creía más justo. En la parábola de Jesús, él
oraba en el templo diciendo: «Dios, te doy gracias que no soy
como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aún
como este publicano.» (Lucas 18:11). Es muy probable que al
leer esta parábola hayas pensado: «¡qué hombre tan orgulloso!»,
pero lo más irónico es que al condenar a ese orgulloso fariseo
podemos caer en la misma actitud de sentirnos muy justos. Uno
de los problemas más grandes del orgullo es que podemos verlo

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en otras personas, pero no en nosotros mismos. Pablo dijo «¿Tú,


pues, que enseñas a otro, no te enseñas a ti mismo?». Amiga, te
invito a acompañarme en oración para que el Señor revele el
orgullo que solamente Él puede ver en nuestras vidas.
Las Escrituras dicen en Santiago 4:6: «Dios resiste a los
soberbios», por lo que cualquier persona con estándares morales
más elevados que se considera superior a otra en cualquier área,
es alguien que se ve más justa que los demás. Esto lo digo con
tristeza, ya que, como creyentes, en muchas ocasiones nos
consideramos mejores que otros por tener estándares más
elevados.

Mencionaré algunos ejemplos sencillos


• Creer que necesito hacer las cosas personalmente porque
los demás no sabrían hacerlo tan bien como yo
• Considerar que mi opinión es la más importante frente a los
demás
• Sentir placer en ser elogiada cuando realizo algo bien
• Criticar con frecuencia a otros
• Buscar defectos en otras personas
• Despreciar a los demás porque no te importa lo que piensen
de ti.

¿Pudiste identi carte con alguno de estos ejemplos? El último


ejemplo, podría ser correcto si lo hacemos por las razones
adecuadas, es decir, debe importarnos muchísimo más lo que
piensa Dios que la opinión de las personas. El problema en los
ejemplos anteriores no radica en hacer las cosas bien, sino en el
sentimiento de superioridad hacia los demás. Las tendencias de
orgullo son hábitos muy arraigados en muchas de nosotras que
hemos sembrado semillas de exaltación propia a lo largo de
nuestra vida.
El orgullo es el elemento fundamental de toda conducta
pecaminosa, es el deseo de ser como Dios. Esto ha convertido al

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hombre en un ser altamente peligroso hacia sus semejantes, ya


que fuimos creados a la imagen de Dios y cuando nos sentimos
superiores a nuestro prójimo no le damos la gloria y la honra a
Él.

¿Pero cómo podemos cuidarnos de caer en ese pecado? Vamos


a considerar algunas acciones para luchar contra el orgullo:

• Cultiva una actitud de humildad.


Debemos reconocer que somos criaturas necesitadas de Dios, y
únicamente por su gracia somos lo que somos: «Porque ¿quién
te distingue? ¿o qué tienes que no hayas recibido? Y si lo
recibiste, ¿Por qué te glorías como si no lo hubieras recibido?» (1
Corintios 4:7). La humildad es ser libre del orgullo y reconocer
quienes somos en Cristo, nuestro deseo debe ser el de vivir en
integridad moral en lugar de sentirnos moralmente superiores.

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• Identi ca el pecado del Orgullo en tu vida.


La Palabra de Dios nos revela las cosas que Jehová aborrece:
«los ojos altivos» (Proverbios 6:7-8). El orgullo encabeza esta
lista porque la persona orgullosa busca glori carse a sí mismo y
no a Dios, este pecado nos convierte en competidores con Dios y
levanta nuestro corazón contra Él.

• Reconoce una dependencia y necesidad de Dios.


Deberíamos decir como el Salmista: «Examíname, oh Dios, y
conoce mi corazón; Pruébame y conoce mis
pensamientos» (Salmo 139:23). Examinar nuestra forma de
pensar y actuar del día anterior, nos ayudará a traer la verdad del
evangelio, reconociendo nuestra dependencia de Dios y la
necesidad que tenemos de él

• Recuerda que nada es nuestro, todo es de Él.


Nuestras habilidades, intelecto, salud, talentos naturales, e
incluso las oportunidades de triunfar, todo viene de Dios. No hay
nada que hayamos recibido por méritos propios, todo proviene de
nuestro Creador. Así que debemos recordar en todo tiempo que
cualquier cosa que tengamos y que hayamos logrado no ha sido
por nosotros mismos, sino que proviene de su mano. Dejar de
reconocer que las cosas provienen de Dios es promover nuestro
orgullo, robándole la gloria y la honra que solamente le
pertenecen a Él

Así que te animo a estar orando, pidiéndole al Señor sabiduría y


gracia para que traiga a tu mente toda tendencia de orgullo en
cualquier área de tu vida. El orgullo no solo destruye nuestra
relación con Dios, también nos engaña al no permitirnos ver con
claridad nuestro pecado y tomar conciencia de nuestros defectos.
En su libro Mero Cristianismo, C.S. Lewis escribe: «Si alguien
quiere adquirir humildad, ... El primer paso es darse cuenta de

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que uno es orgulloso… Si pensáis que no sois vanidosos, es que


sois vanidosos de verdad». Si has identi cado alguna área en la
cual el orgullo se ha ltrado a tu vida, recuerda que tenemos una
promesa: «Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los
humildes» (Santiago 4:6). Así que no te desanimes, el Señor nos
enseña a caminar en el poder del Espíritu Santo y no en nuestras
propias fuerzas

Por Perla Monte


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/alerta-el-orgullo-esta-a-la-puerta

Cuando el ministerio
se vuelve tu ídol
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Si alguien me hubiera preguntado hace unos años, «¿Es el


ministerio un ídolo para ti?», Les habría dicho enfáticamente:
«Absolutamente no. Estoy comprometida; Soy apasionada.
Tengo un propósito y un llamado. Pero el ministerio no es un
ídolo para mí». Sin embargo, descubrí que mi corazón me había
engañado
A través de una serie de circunstancias, Dios me mostró que, en
efecto, mi corazón había elevado el ministerio a un lugar donde
nunca debería haber estado. Fue un proceso gradual, tan sutil
que no pude detectarlo
Este ídolo se disfrazaba de pasión, misión, visión, impulso y
preocupación por los necesitados y los perdidos. Pero cuando el
ministerio donde estaba sirviendo se disolvió, vi por primera vez
cómo el «ministerio» se había convertido en aquello donde
encontraba mi identidad y mi valor
Ya sea un ministerio, una relación, una posición o un trabajo,
todas estamos inclinadas a exaltar cosas, incluso cosas buenas,
por encima de Cristo. En la delidad de Dios, aquí hay algunas
lecciones que aprendí (¡y todavía estoy aprendiendo!) sobre la
idolatría en el ministerio

Identidad: se trata de pertenecer, no hace


No había luchado con «problemas de identidad» en el pasado.
Sabía quién era en Cristo, y sabía lo que Él quería que hiciera.
Entonces terminó el ministerio donde servía, y comencé a
preguntarme: ¿Quién soy yo
Lo que descubrí es que mi identidad se había vinculado más
estrechamente a lo que hacía en lugar de a quién pertenecía. La
actividad en el ministerio se igualaba a mi identidad. En algún
momento de mi viaje comencé a buscar la aprobación de mi
liderazgo más que la aprobación de Dios. Encontraba más
satisfacción en mi trabajo que en el trabajo de Cristo
Pero aquí está la verdad que me trajo la libertad: la identidad no
se encuentra en las personas a las que ayudo o en la causa con

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la cual estoy comprometida. La identidad debe encontrarse y


arraigarse en el carácter de Cristo y en quien soy yo en Él. Las
personas, la causa o la organización pueden cambiar, pero Cristo
nunca cambia. Mi identidad suprema es que mi vida está
«escondida con Cristo en Dios» (Col. 3:3), no en las cosas que
hago por Él

La pendiente resbaladiza del orgull


Tener una alta visión de uno mismo (orgullo) conduce al
aislamiento y la idolatría. El orgullo apareció cuando pensaba
cosas como, soy la única que puede hacer esta tarea o ayudar en
esta área. Cuando pensamos que somos los únicos humanos en
el planeta que pueden lograr algo o ayudar a alguien, estamos en
una pendiente resbaladiza hacia el pecado
El rey Nabucodonosor mostró el mismo tipo de pensamiento
cuando miró a su reino y declaró: «¿No es ésta la gran Babilonia
que yo he edi cado como residencia real con la fuerza de mi
poder y para gloria de mi majestad?» (Dan. 4:30). No,
Nabucodonosor no construyó toda Babilonia por sí mismo, ni
tampoco nosotras logramos todo nuestro trabajo por nuestra
cuenta

Mientras servimos en el ministerio, nos paramos sobre los


hombros de aquellos que nos han precedido y de quienes
caminan a nuestro lado. No somos las únicas que Dios equipa
para ciertas tareas. Si lo desea, Él puede proveer otras personas
para servir en nuestra área
Ciertamente, Jesús nos llama y nos equipa para hacer buenas
obras para su gloria. Pero servirle a Él nunca incluye el
engrandecimiento personal (orgullo) o la privación personal
(aislamiento)

Dios es glori cado por medio del corazón contrito y humillado y a


través de la persona que estima a los demás como mejores que

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ella misma. Como dice Filipenses 2:3: «Nada hagáis por egoísmo
o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de
vosotros considere al otro como más importante que a sí mismo».
A veces, la mejor manera de despojarse de este tipo de orgullo
es dejar que otros entren en tu terreno. Déjalos llevar tu carga en
el ministerio. Permíteles usar sus dones para servir al Cuerpo de
Cristo contigo. Tráelos a tu lado y alienta sus dones dados por
Dios. Y no olvides pedir ayuda cuando sirvas en el ministerio. Lo
más probable es que haya alguien que quiera involucrarse y aún
no sepa cómo puede hacerlo

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¿Cuál es tu actitud
Todo, cada posesión y cada posición, debe tenerse con las
manos abiertas. Dios tiene el derecho a cambiar la forma en que
sirves en tu ministerio particular, las personas en tu equipo o la
estructura organizacional de tus actividades de alcance. Para mí,
esto signi có dejar ir nueve años de arduo trabajo porque Dios
vio que esta temporada de servicio estaba completa
Ciertamente no se sentía «completa» en ese momento. Se sentía
mal, y fue doloroso ver desaparecer los años de inversión. Pero
en la sabiduría de Dios, se completó. Dios sabía que era más
importante para mí aprender la lección de la rendición, tener las
manos abiertas, que continuar sirviendo con las actitudes del
corazón que tuve en los años anteriores

Un mejor na
Cuando el ídolo del ministerio se vino abajo en mi vida, pensé
que tal vez mi «temporada de ministerio» había terminado. Sin
embargo, el ministerio nunca se detuvo. En cambio, comenzó
una temporada de ministerio más fructífera. Se ve
completamente diferente para mí a comparación de años
anteriores. Pero encuentro que un ministerio fructífero no se mide
por la actividad y participación; más bien se mide por la
obediencia al Espíritu de Dios y la delidad a Cristo
No cambiaría esos primeros años de ministerio por el mundo,
pero estoy agradecida de que mi identidad se haya reorientado
en Cristo, mi orgullo expuesto y que mi postura cambiara de ser
tacaña a abierta. Que mi idolatría te sirva como un recordatorio
valioso para que exaltes solo a Cristo, y no al ídolo del ministerio.
¡Solo Él vale nuestro todo
Por Chiree Patterso
https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/cuando-el-ministerio-se-vuelve-tu-idolo/

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No caigas en la trampa
de la comparació
«Y entonces, ¿cómo están las cosas en tu iglesia?».
Yo sabía que esa pregunta era hecha con amor y compasión,
porque ella sabía cuán difíciles habían estado las cosas
últimamente; sin embargo, yo me sentía abatida en mi interior.
Las cosas no andaban bien y, bueno, yo sabía que su iglesia
estaba oreciendo. Las mujeres se estaban inscribiendo por
montones al nuevo ministerio de mentoría, emocionadas por ser
discipuladas y discipular a otras; eran constantes en las
reuniones de oración; en los estudios bíblicos muchas se
quedaban de pie y tenían más de 200 mujeres inscritas para su

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retiro de n de año. En cambio, en mi iglesia, había solo un


puñado de mujeres que parecían interesadas en los asuntos
espirituales y, cuando trabajé por meses para reunirlas en un día
de conferencia, solo asistieron cinco
«Señor, ¿por qué no obras aquí de la misma forma en que lo
haces allá? O, ¿por qué no me permites cambiarme a una iglesia
como esa?» ¿Te suena familiar ese escenario? La tentación de
caer en el juego de la comparación es muy fuerte cuando
servimos en el ministerio. En lo profundo, todas sabemos que
solo el Espíritu Santo puede cambiar los corazones y las vidas y,
que cualquier transformación o fruto visible de nuestro servicio,
depende solo de Él. No obstante, cuando se trata del día a día en
las trincheras, comenzamos a sentir que merecemos ver algunos
resultados de nuestro arduo trabajo. Cuando vemos a Dios
obrando en otra iglesia o ministerio en formas que anhelamos
verlo obrar en los nuestros, es fácil caer en la trampa de la
comparación. Comparando uno con el otro y refunfuñando sobre
las diferencias

Desarrollar el hábito de la comparación es una trampa sin lugar a


dudas, porque los resultados son generalmente perjudiciales y
dolorosos. De hecho, creo que hay varias trampas en el camino
de la comparación y, al igual que un hoyo negro en una carretera
oscura, pueden lanzarnos fuera del camino seguro hacia el
peligro antes de que nos demos cuenta de lo que sucedió.
Veamos algunos de ellos y pongamos carteles que digan:
«Precaución: ¡Peligro adelante!», para que podamos recorrer con
rmeza el camino del ministerio

La comparación puede llevarme a pensar mal de mí mism


Comparar mi ministerio con otros usualmente se resume en
compararme a mí misma con otros. Y esto puede llevarme a dos
extremos: pensar más alto de mí misma o pensar que soy un
fracaso. La comparación inevitablemente me conduce a una

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escala de valoración mental; por ejemplo, cuando estamos en la


escuela primaria aprendemos en matemáticas que los términos
de comparación son «menos que» y «mayor que». De la misma
forma, cuando nos comparamos con los demás, estamos
clasi cando como menos que o mayor que, y ambos son
peligrosos.

Si decido que soy menos que tú, debido a que tu ministerio es


más exitoso que el mío, estoy creyendo una mentira. He
equiparado mi éxito con mi identidad. Por otro lado, si me felicito
a mí mismo porque mi ministerio está en el primer lugar de mi
propia cali cación pensando que, obviamente, yo estoy por
encima que los demás, me encuentro en graves problemas de
orgullo y auto justicia. Una vez más, estoy actuando como si mi
éxito determinara mi valor o mi fracaso

La comparación puede llevarme a pensar mal de otros


lídere
Otra de las trampas es pensar de manera crítica sobre los líderes
que están a mi alrededor. Si siento que mi ministerio es más
exitoso que otro, puedo empezar a criticar a ese líder o a esa
hermana de manera injusta. «Quizá ella no es tan espiritual como
yo. O, tan diligente como yo. O, tan talentosa como yo». Incluso,
puedo cuestionar su capacidad de estar en el ministerio

Irónicamente, si encuentro que otro ministerio es más fructífero


que el mío, de todas formas puedo responder criticando
injustamente: «Ella solo piensa en los números. Ella está
disfrutando su éxito de forma exagerada. Quizá está diluyendo el
mensaje para atraer más personas. O, solo ha llegado a ese nivel
de éxito por sus conexiones, pero yo soy igual de capaz que ella,
quizá más». Desafortunadamente, en lugar de gozarme con los
que se gozan, el juego de la comparación me lleva a sentirme
frustrada cuando otra persona tiene el éxito que yo no tengo.

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Examinando el Corazón de una Líder

La comparación puede llevarme a pensa


mal de aquellos a quienes ministramo
Puede ser difícil ministrar en situaciones donde no se ve ningún
progreso. Por eso, comparar mi ministerio con aquellos que están
creciendo y prosperando solo hará las cosas más difíciles. Al
igual que un animal atrapado y herido, puedo sentir la tentación
de comenzar a arremeter contra cualquier cosa a mí alrededor;
esto es, las mujeres a quienes sirvo.
«Si mostraran más interés. Si fueran más eles con su asistencia.
Si oraran más. Si se esforzaran más. Si fueran más persistentes
para invitar a otros. O, incluso, si me apreciaran más, este
ministerio sería diferente». A pesar de ser mujeres piadosas y
eles, puedo sentir la tentación de pensar que simplemente no
son dignas de todos mis esfuerzos. «¿No debería ir a servir a
otro lugar donde lo que haga tenga más impacto, en lugar de
estar pasando el tiempo con tan pocas personas? ¿No
deberíamos enfocarnos más en impactar esta cultura tan impía?
Sin lugar a dudas, estoy perdiendo mi tiempo con estas tres o
cuatro mujeres»

La comparación puede llevarme a pensar mal de Dio


Tengo que confesar que en los momentos en que me he
comparado con otras mujeres y líderes, he empezado a albergar
pensamientos peligrosos acerca de Dios. Pensamientos tales
como: «Él debe preocuparse más por esos otros líderes que por
mí. Debe haber algo en lo cual no estoy agradándole, para que
no bendiga mi ministerio. Si Dios es realmente bueno y me ama,
¿por qué estoy luchando tanto?». Esta es la vieja historia de que
cuando las cosas no están saliendo como esperábamos, nos
sentimos tentados a dudar de la verdad del carácter de Dios.
Cuidado, porque desarrollar el hábito tóxico de la comparación es
como poner gasolina en el fuego de la duda, esa que fue
plantada en nuestros corazones en el Jardín del Edén

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Examinando el Corazón de una Líder

La esperanza para escapa


Si te encuentras en alguna de estas trampas, es posible que te
encuentres en todas a la vez, pero no te desanimes. ¡Hay
esperanza! No estás sola en esta lucha y el evangelio tiene la
salida para ayudarte a escapar
La clásica historia de comparación que vemos en las Escrituras
es, sin lugar a dudas, la de los discípulos. Estos hombres
estaban constantemente compitiendo por una posición alrededor
de Jesús. No menos de cuatro veces vemos en el Nuevo
Testamento a los discípulos discutiendo y cuestionando quién era
el mayor entre ellos

En una ocasión, los hermanos Jacobo y Juan incluso


involucraron a su madre, que tuvo la audacia de pedirle a Jesús
que le garantizara los mejores asientos a sus hijos en su reino
(Mt. 20:20-21). Luego, en una escena bastante emocional,
después de la resurrección, encontramos a Pedro y a Jesús en la
playa. Jesús acaba de ofrecerle de nuevo esperanza a Pedro
luego de que le negara, y continúa dándole indicios de las
pruebas que le esperarían en los próximos años. Pedro está
tratando de digerir esta nueva visión de su futuro pero, de pronto,
ve a Juan siguiéndoles
«Pedro, volviéndose, vio que les seguía el discípulo a quien
Jesús amaba, el que en la cena se había recostado sobre el
pecho de Jesús y había dicho: Señor, ¿quién es el que te
va a entregar? Entonces Pedro, al verlo, dijo a Jesús:
Señor, ¿y éste, qué? Jesús le dijo: Si yo quiero que él se
quede hasta que yo venga, ¿a ti, qué? Tú, sígueme». Juan
21: 20-22

Hay tanta esperanza en la respuesta de Jesús a Pedro. Amadas,


necesitamos dejar de perder tiempo y energía al preocuparnos de
lo que Dios está haciendo en la vida de otras personas y en sus

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Examinando el Corazón de una Líder

ministerios. Dios nos ha dado una tarea que realizar, y Él no nos


pide que agreguemos a nuestro trabajo el agonizante proceso de
averiguar si estamos a la altura de quienes nos rodean
No tenemos que compararnos, ni probar nuestro valor, ni tratar
de impresionar a Dios. Somos libres de todo eso en Cristo. Ya
estamos a salvo y seguras porque Él nos acepta y nos ama y, si
comprendemos plenamente esa realidad, nos daremos cuenta de
que no importa dónde nos clasi quemos en comparación a otros
en el ministerio. Solo necesitamos enfocarnos en ser eles en
seguir a Cristo en el camino que Él preparó para nosotras.

Contrarrestando las mentiras de la comparación con la


verda

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Examinando el Corazón de una Líder

A continuación, les comparto algunas maneras en las que


podemos contrarrestar las mentiras de la comparación con la
Verdad y la esperanza de la Palabra de Dios.

• Cuando me siento tentada a pensar que soy un fracaso


porque mi ministerio no es «exitoso», puedo encontrar
esperanza en la Verdad de que nada puede separarme del
amor de Dios en Cristo mi Señor ( Ro. 8:39)
• Cuando comienzo a tener un alto concepto de mí misma,
puedo recordar el ejemplo de humildad de Cristo y encontrar
la gracia para considerar a los demás como más
importantes que yo (Flp. 2:3-8)
• Cuando veo que una hermana tiene gran fruto en su
ministerio, puedo regocijarme con aquellos que se regocijan
(Ro. 12:15)
• Cuando me siento tentada a renunciar a mi pequeño
ministerio, puedo descansar en la promesa de que en el
momento oportuno el trabajo el traerá una buena cosecha,
si permanezco rme y sin desmayar (Gl. 6:9)
• Cuando me siento tentada a dudar de la bondad de Dios,
puedo con ar en la promesa de que Él ve aún la obra más
invisible que se hace en su nombre para recompensarla
(Mt.6:4). Así, puedo descansar en la promesa de Hebreos
6:10: Porque Dios no es injusto como para olvidarse de
vuestra obra y del amor que habéis mostrado hacia su
nombre, habiendo servido, y sirviendo aún, a los santos

La luz de la Palabra de Dios es el mejor salvavidas para


mantenernos alejadas de las fosas de la comparación y de las
trampas que aparecerán a lo largo de nuestro ministerio. Si tú, al
igual que yo, luchas con la comparación, considera memorizar las
Escrituras expuestas aquí arriba que mejor apliquen a tus propias
trampas. Pídele a Dios que te ayude a jar tu mirada solamente
en Él, sin distraerte con las cosas que puedan estar sucediendo

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Examinando el Corazón de una Líder

en el trabajo de otra persona. Y recuerda las palabras de nuestro


Salvador: «¿a ti, qué? Tú, sígueme»

Por Mónica Hal


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/no-caigas-en-la-trampa-de-la-comparacion/

¿Quieres hacer algo


grande para Dios

Durante generaciones, los profesores de la escuela dominical


han enseñado las historias de los héroes bíblicos. Noé salvó al
mundo construyendo el arca. Abraham se convirtió en el padre de
la fe al tener a Isaac en su vejez. Moisés sacó a los israelitas de
Egipto. Ester salvó a su pueblo de la aniquilación. Muchas de
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Examinando el Corazón de una Líder

nosotras crecimos escuchando estas historias y decidimos: «¡Yo


también quiero hacer algo grande para Dios!»
Nuestra cultura individualista e impulsada por los logros añadió
combustible a este deseo. Al no querer mezclarnos con el tejido
del cristianismo, esperábamos que nuestro hilo particular fuera el
que marcara la diferencia para el reino de Dios. Los niños
estadounidenses escucharon: «Puedes ser lo que quieras ser y
hacer lo que quieras hacer, si únicamente crees en ti mismo».

Los cristianos simplemente envolvieron esta idea en versos:


«¡Todo lo puedes hacer por Cristo que te fortalece!» (No importa
que Filipenses 4:13 esté hablando de nuestra capacidad de estar
contentos tanto en la plenitud como en el hambre, en la
abundancia como en el sufrimiento)
Sin embargo, muchos se encuentran muy cortos de alcanzar la
grandeza. Veo a mi generación al otro lado de sus sueños de la
infancia, entrando en los treinta algo desilusionados. Para
algunos que trabajan de 9 a 5, el mayor éxito es mantener las
facturas pagadas y al jefe contento. Para muchas madres, el
mayor logro de la semana es una cocina limpia y quince minutos
de lectura de la Biblia. Otras hicieron algunas cosas «grandes»
para Dios justo después de la universidad: viajes misioneros de
dos años, prácticas en un ministerio, esfuerzos para triunfar
como... (rellena el espacio en blanco con el trabajo ministerial).
Pero al ver que ese trabajo disminuye, se preguntan qué es lo
que sigue. Hay mucho que hacer para cambiar el mundo para
Cristo

¿Qué nos falta? ¿Se ha olvidado Dios de utilizarnos en Su plan


para cambiar el mundo? ¿Dejó de usarnos para pasar a usar a
otros? Tal vez hicimos algo mal o no estábamos prestando
atención para escuchar Su llamado. Los anhelos ministeriales
insatisfechos nos atormentan como un fuerte reloj que nos distrae
mientras tratamos de seguir con nuestra vida. Si pudiera

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Examinando el Corazón de una Líder

encontrar una actividad para la que estoy dotada, pensamos, tal


vez entonces estaría satisfecha
Quiero plantear una pregunta muy importante, una pregunta que
mi alma necesita que se responda cada día. ¿Quiere Dios que
hagamos algo grande por Él

Moisés: Un ejemplo de obedienci


Considera a Moisés. De las personas que están en la lista de
«hicieron cosas grandes por Dios», Moisés tiene que estar entre
los cinco primeros. ¿No sacó él solo a toda la nación de Israel de
Egipto
No, Moisés no sacó a los israelitas de Egipto; lo hizo Dios.
Escucha sus palabras a continuación
«Por tanto, dile a los israelitas: “Yo soy el Señor, y los sacaré de
debajo de las cargas de los egipcios. Los libraré de su esclavitud,
y los redimiré con brazo extendido y con grandes juicios. Los
tomaré a ustedes por pueblo Mío, y Yo seré su Dios. Sabrán que
Yo soy el Señor su Dios, que los sacó de debajo de las cargas de
los egipcios. Los traeré a la tierra que juré dar a Abraham, a Isaac
y a Jacob, y se la daré a ustedes por heredad. Yo soy el
Señor”» (Ex. 6:6-8)

Es posible que pienses: «Sí, lo sé, lo sé. Por supuesto que en


última instancia fue Dios quien liberó a la nación, pero Moisés
hizo gran parte del trabajo. Sin embargo, la respuesta sigue
siendo la misma. Moisés no sacó al pueblo de Egipto. El canto de
alabanza después de que los israelitas cruzan el mar Rojo no
menciona a Moisés ni una sola vez
Esto no es solamente semántica; no es solamente un tecnicismo.
Es esencial para nuestra teología. Moisés no hizo algo grande
para Dios. Simplemente le obedeció. Dios no necesitaba que
Moisés hiciera algo grande por Él. Él era perfectamente capaz de
lograr la liberación de Israel por Sí mismo. No necesitaba ayuda
para cambiar el mundo. No estaba buscando un hombre que

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Examinando el Corazón de una Líder

hiciera algo grande. Buscaba un hombre que le obedeciera. Lo


que hizo a Moisés grande y utilizable por Dios fue su obediencia,
no sus grandes habilidades o aspiraciones
Cuando pienso en otros héroes bíblicos, lo mismo es cierto. No
eran hombres y mujeres que aspiraban a hacer grandes cosas,
sino que aspiraban a caminar con Dios y a honrarlo en todo lo
que hacían

¿Puedes ser común para Dios


Dios nunca nos pide que hagamos algo grande para Él. Lo que
nos pide es obediencia. Irónicamente, a menudo puede ser el
deseo de hacer grandes cosas para Dios lo que nos impide
obedecer. El deseo de ser una gran maestra de la Biblia, puede
distraernos del llamado de Dios a simplemente amar Su Palabra.
El deseo de liderar a muchos en la adoración, puede distraernos
de simplemente vivir una vida de alabanza. El deseo de ser una
gran mentora, puede distraernos del llamado a discipular a
nuestros hijos

Nos gustaría tener algo que decir sobre cómo somos utilizadas
por Dios, pero francamente eso no es asunto nuestro. Que
nuestra obediencia a Dios utilice todos nuestros talentos o
ninguno, que produzca resultados «grandes» o «pequeños», no
depende de nosotras. De hecho, no hay tal distinción entre
grande y pequeño en el reino de Dios. Solamente hay obediencia
o desobediencia. Únicamente Dios tiene derecho a determinar
cuáles son Sus planes para nosotras

¿Te disgusta la idea de que te pidan que hagas algo «normal»


para Dios? Recuerda las palabras de Pablo en Romanos 9:20:
«Al contrario, ¿quién eres tú, oh hombre, que le contestas a
Dios? ¿Dirá acaso el objeto modelado al que lo modela: “Por qué
me hiciste así?”»

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Examinando el Corazón de una Líder

Mi disposición de ser alguien común es un tema constante en mi


vida de oración con el Señor. He llegado a la conclusión de que,
si no estoy dispuesta a ser común para Dios, a hacer lo ordinario
y lo poco impresionante para Él, eso revela que solamente lo
amo en la medida en la que Él hace mucho a través de mí. Mis
deseos equivocados de grandeza tienen su origen en un gozo
equivocadamente centrado en mí misma

La obediencia comienza con el deleit


Cuando el deseo de hacer por Dios sustituye al deseo de
obedecer a Dios, revela que Dios ya no es la fuente de gozo. Un
corazón que se deleita en Dios, desea obedecerlo. Un corazón
que se deleita en el yo, desea ver lo que el yo puedo lograr. Una
persona que se deleita en Dios, no se preocupa tanto por cómo
Dios la usa, sino por ser útil a Dios, el objeto de su deleite. A una
persona que se deleita en el yo, le importa mucho cómo Dios la
usa, porque ver el yo que ama infrautilizado le causa pena
Solamente el corazón cautivado por Dios puede rebosar de un
auténtico deseo de obedecerle. La verdadera obediencia
comienza con un plan decidido de conocer a Dios a través de Su
Palabra. A medida que encontremos que Él es nuestro deleite,
notaremos un incondicional «Sí, Señor» desbordándose de
nuestros corazones

La grandeza no se mide por el número de vidas tocadas, la


cantidad de dinero recaudado o el reconocimiento de personas
notables. La grandeza se mide por la obediencia radical y alegre
a Aquel que pagó con Su propia sangre para redimirnos
Hoy Dios no te pide que cambies el mundo; simplemente te pide
que obedezcas. La pregunta es, ¿lo harás
¿A qué forma básica de obediencia te llama Dios hoy

https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/quieres-hacer-algo-grande-para-dios/

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Examinando el Corazón de una Líder

Tener el reino de Dio


en mente lo cambia
tod
Recientemente sentí lástima por mí misma cuando no recibí
algunos elogios que pensaba que me merecía. Trabajo muy duro,
pero la mayor parte de lo que hago es por poco o nada. Las
mamás, las amas de casa y las escritoras (al menos la mayoría
de nosotras) no estamos en esto por el dinero. Aún así, me sentí
desanimada y tal vez incluso un poco hasta usada. Oye, ¿dónde
está mi reconocimiento?
Sintiéndome agotada e invisible, en oración me quejé ante el
Señor. ¿Doy todo mi esfuerzo y ese es el agradecimiento que
recibo? Luego abrí mi Biblia y hojeé el siguiente pasaje de mi

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o

Examinando el Corazón de una Líder

plan de lectura diario. (Es asombroso cómo Dios puede hablarte


a través de este hábito). Esto es lo que leí en Lucas 17:7-10
«¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando
ovejas, y cuando regresa del campo, le dice: “Ven enseguida y
siéntate a comer”? ¿No le dirá más bien: “Prepárame algo para
cenar, y vístete adecuadamente, y sírveme hasta que haya
comido y bebido; y después comerás y beberás tú”? ¿Acaso le
da las gracias al siervo porque hizo lo que se le ordenó? Así
también ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha
ordenado, digan: “Siervos inútiles somos; hemos hecho solo lo
que debíamos haber hecho”»
Estaba tan claro como un día sin nubes lo que Dios me estaba
hablando. Él es un buen padre, yo soy su hija y necesitaba
corrección

Siervas del Señor Dio


Honestamente, no sería difícil para mí evocar un resentimiento
sin fundamento hacia diferentes cargos. Por ejemplo, ¿reciben
las madres su ciente agradecimiento por todo su arduo trabajo?
¿Qué pasa con las esposas dedicadas y comprensivas? Si sumo
todas mis horas escribiendo, estudiando y enseñando la Palabra
de Dios, estoy trabajando como si fuera medio tiempo sin paga.
Eso sin mencionar todas esas comidas que preparo
voluntariamente para nuestro equipo de trabajo en la granja
durante la cosecha, mientras cumplo con las responsabilidades
de madre de mi equipo. Tengo una variedad de áreas en las que
podría dejar que la amargura supure si no tengo cuidado
Cuando no mantenemos una perspectiva adecuada centrada en
Dios, es fácil que el orgullo derribe una actitud voluntaria. Sí, soy
una hija de Dios, pero también soy una servidora del Rey de
reyes. Mi posición como coheredera con Cristo no niega mi
responsabilidad de servir a Dios elmente en todos los sentidos
Como dice Lucas 17:9: «¿Acaso le da las gracias al siervo
porque hizo lo que se le ordenó?». No, normalmente no. Dios no

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Examinando el Corazón de una Líder

me debe nada, mientras que yo le debo todo. No merecemos (y


nunca lo haremos) todo lo que Dios amablemente nos ha dado.
Ni siquiera merecemos el privilegio de servirle. Sin embargo, Dios
en Su gracia nos permite traerle gloria al administrar elmente
cada obra que nos presenta
Me sentí un poco aturdida cuando leí el pasaje, pero era
exactamente el recordatorio que necesitaba. Los roles que Dios
ha puesto delante de mí: servir a mi esposo e hijos, alentar a las
mujeres con las verdades de las Escrituras, trabajar en puestos
de comida, abrazar bebés en la guardería de la iglesia, preparar
comidas, etc., son obras que Dios me ha llamado a hacer.
¿Quién soy yo para exigir elogios por alguno de ellos? Si mi
Maestro dice que vaya, entonces tengo que ir, ya sea pagado o
no, apreciado u olvidado, con la esperanza de cumplir elmente
todo lo que Dios me ordena

Dios merece los elogios, no y


Si alguien merece un gran «gracias» y una ovación de pie, ese es
Jesús. ¿Quién o qué seríamos sin Él? Aparte de Cristo estoy
perdida, desesperada, débil, en detrimento de mí misma, un
fracaso total en amar a Dios y a los demás, y destinada a una
eternidad en el in erno. Pero con Él y por Él soy una nueva
creación (2 Corintios 5:17). Estoy envuelta en tanta esperanza y
amor que debe desbordarse hacia los demás. Tengo un propósito
y estoy capacitada para hacer el trabajo que tengo a la mano por
hacer

No merecemos ninguna de las bendiciones que Dios nos


concede. Cada una es producto de la bondad y generosidad de
Dios. El Salmo 24:1 dice: «Del Señor es la tierra y todo lo que
hay en ella, el mundo y los que en él habitan». Dios es el
propietario de todas las cosas, pero está dispuesto a compartirlas
con nosotras. Él nos da bendición, provisión, aliento y vida, pero
más que eso, Él se da a sí mismo

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Examinando el Corazón de una Líder

Tito 2:14 dice: «Él se dio por nosotros, para redimirnos de toda
iniquidad y puri car para Sí un pueblo para posesión Suya,
celoso de buenas obras». Dios no necesita agradecerme. Soy yo
quien necesita agradecerle, no sólo por la vida y la paz, sino por
cada oportunidad que me brinda de glori car Su gran nombre

Dios lo ve todo y promete una gran recompens


«Por eso, cuando des limosna, no toques trompeta delante de ti,
como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para
ser alabados por los hombres. En verdad les digo que ya han
recibido su recompensa. Pero tú, cuando des limosna, que no
sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha, para que tu
limosna sea en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te
recompensará». - Mateo 6:2-4
Dios nos asegura que nuestro trabajo por Él no es en vano (1
Corintios 15:58). Dios está mirando y no se pierde de nada. Ni
siquiera un vaso de agua dado para la gloria de Dios pasa
desapercibido para nuestro Padre celestial (Mateo 10:42). Pero,
¿qué es mejor, recibir nuestra recompensa ahora en forma de
aplausos y bienes que puedan tentarnos hacia el orgullo y la
idolatría o esperar a que Dios nos recompense en el cielo donde
el orgullo no será un problema y las recompensas durarán para
siempre
No tenemos ninguna razón para enojarnos cuando nadie nos
agradece, pero quizás tenemos todas las razones para celebrar
cuando nuestros esfuerzos pasan desapercibidos. Dios es un
dador abundante y no tenemos nada de qué preocuparnos.
Podemos con ar en su promesa de recompensa y servir «de
buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que
cualquier cosa buena que cada uno haga, esto recibirá del Señor,
sea siervo o sea libre» (Efesios 6:7-8)
«Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que Él
los exalte a su debido tiempo» (1 Pedro 5:6)

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Examinando el Corazón de una Líder

Todo en la vida es un ministeri


Una de las mejores formas de mantener una perspectiva
centrada en Dios mientras sirvo a los que me rodean es ver cada
asignación como una oportunidad para el ministerio. Por ejemplo,
es mucho más fácil para mí mantener una buena actitud mientras
trabajo en el puesto de comida de la escuela cuando lo considero
una oportunidad para mostrar el amor de Cristo a mi comunidad,
en lugar de simplemente verlo como dos horas vendiendo barras
de chocolate y hot dogs
Cuando mantengo el reino de Dios en mi mente, todo lo que hago
se transforma en un ministerio. Servir a mi esposo y a mis hijos
se convierte en un ministerio. Mecer a los bebés se convierte en
un ministerio

El ministerio no es solo para pastores, y no sucede solo en la


iglesia. El ministerio es lo que sucede cuando los creyentes viven
para la gloria de Dios. Hacer compras en el supermercado es un
ministerio cuando mantengo los ojos abiertos para ver las almas
perdidas que necesitan aliento. Ir a trabajar es un ministerio
cuando Dios es la razón por la que vamos a trabajar. Se trata de
nuestra perspectiva, y una mentalidad ministerial lo cambia todo
«Todo lo que hagan, háganlo de corazón, como para el Señor y
no para los hombres,sabiendo que del Señor recibirán la
recompensa de la herencia. Es a Cristo el Señor a quien
sirven» (Colosenses 3:23-24)

Cuando mi enfoque está en el Señor, ya no necesito un


reconocimiento o una ovación de pie o una valla publicitaria con
mi nombre. En cambio, con mi mente en Cristo, puedo decir lo
que dijo el siervo en Lucas 17:10: «Siervos inútiles somos; hemos
hecho solo lo que debíamos haber hecho», y puedo decirlo en
serio. Puedo cumplir con mis deberes con un corazón agradecido
en lugar de a regañadientes porque mi perspectiva es correcta y,
por lo tanto, también lo es mi actitud

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Examinando el Corazón de una Líder

Seamos agradecidas por todas las formas en que Dios nos


permite servirle. ¡A Dios sea la gloria en todo lo que hagamos
Por Stacey Salsber
https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/tener-el-reino-de-dios-en-mente-lo-cambia-todo/

Cuatro mentiras que


las mujere
que sirven en el
ministerio cree
Se estima que cada año más de un millón de estadounidenses
sufren daños físicos debido a accidentes laborales por
resbalones, tropiezos y caídas. Estos accidentes pueden
ocasionar incapacidad con amenaza a la vida y en algunos
casos, pueden ser fatales. Mientras que los resbalones y caídas
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y

Examinando el Corazón de una Líder

pueden ser debilitantes para la salud física, quiero alertarte sobre


una caída diferente que afecta tu salud espiritual. Si no que se
trata de cuando las líderes resbalan y tropiezan debido a
mentiras que están creyendo

Cuando una maestra tropieza, no solo están en juego una


fractura o un hueso roto. Las mentiras acerca de nosotras
mismas, el pecado, Dios y el poder del Evangelio pueden tener
consecuencias traumáticas tanto para nosotras mismas como
para las mujeres a quienes les servimos
Estemos alertas acerca de cuatro mentiras que pueden afectar
drásticamente nuestra efectividad en el servicio a otras mujeres

Mentira #1: soy la única que pued


hacer esto. El ministerio depende de mí
Está claro que tenemos una carga de responsabilidad cuando
dirigimos un ministerio de cualquier tamaño. Es tentador que
chequear tareas pendientes nos consuma y que olvidemos Quién
está realmente a cargo. Aunque Dios nos encarga el ministerio a
nosotras, Él nunca abandona Su puesto. Cuando somos
engañadas creyendo que somos las únicas responsables del
ministerio, nos resentimos al tener que involucrar a otras
personas en la obra de Dios (es decir, delegar) porque ningún
trabajo que haga otro será aceptable sino solo el nuestro
Pero el peligro real de que un ministerio descanse en una sola
persona es que nos alejamos del poder de Dios. Mientras más
rápido reconozcamos nuestra incapacidad separadas de Él, con
mayor prontitud experimentaremos la gracia de Dios
habilitándonos para lograr el trabajo que nos ha encomendado

Una mentalidad dependiente de Dios signi ca acercarse


diariamente a Él reconociendo nuestra debilidad e incapacidad de
lograr algo de valor eterno. Requiere que durante el día de
manera continua busquemos al Señor pidiendo sabiduría para

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dirigir. Cuando espiritualmente me desvío con ando en mis dones


y habilidades humanas, debo preguntarme nuevamente «¿Por
qué voy a conformarme con tan poco de Jesús si Él se ofrece a
Sí mismo por completo?»
Hermanas, la obra que hacemos descansa en los hombros
fuertes y anchos de Cristo quien la llevará hasta completar el
propósito soberano y planes de Dios. Él sostiene todas las cosas
sin nuestra ayuda (Col. 1:17). Cuando la carga del ministerio nos
lleve a los pies de Jesús, debemos estar agradecidas
reconociendo que ese peso nos está enseñando a descansar no
en nosotras mismas sino en Dios que levanta a los muertos (2ª
Co. 1:9
La verdad: El ministerio pertenece al Señor, no a mí

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Mentira #2: Si fallo y dejo caer l


pelota, el ministerio se desmoronará
Esta es otra versión de la primera. Las personas que dirigen
algún ministerio con frecuencia son personas triunfadoras
incansables que se enfocan en producir resultados. Somos
propensas a seguir presionando sin saber cuándo parar… solo
un correo electrónico más para la plani cación del retiro por el
comité. Solo una llamada a la esposa cuyo esposo perdió el
trabajo. Cada día corremos hacia la meta y nos preguntamos
cómo saber cuándo es hora de apagar la luz e irnos a casa
Saber cuándo apagar la luz es un asunto de con anza. ¿Es Dios
capaz de continuar haciendo la obra en mi ausencia? ¿En
realidad espera el Señor que yo trabaje doce horas por día, seis
días a la semana? En algunos momentos esa inversión de tiempo
es necesaria, pero no en el día a día de la vida ministerial. El
Señor está llamando mujeres a vivir vidas equilibradas entre el
trabajo y el descanso, el ministerio y el hogar, que demuestran el
poder del Evangelio

En nombre del «éxito para Dios» nuestro movimiento constante


pierde la calma de los pastos verdes, la quietud de las aguas
calmadas, y la promesa de un alma restaurada. Por eso no
debemos sorprendernos de que el Señor «nos haga
descansar» (Salmo 23:1-3). Oremos que estemos dispuestas a
descansar cuando el Pastor nos llame a ello, en lugar de esperar
que un desgaste emocional y físico nos haga estar sobre
nuestras espaldas

Un líder nunca dejará de necesitar descansar en Jesús para su


descanso y nuevas fuerzas. Su invitación permanece para
siempre
«Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y
yo les daré descanso. Carguen con mi yugo y aprendan de mí,
pues yo soy apacible y humilde de corazón, y encontrarán

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descanso para su alma. Porque mi yugo es suave y mi carga es


liviana» Mateo 11:28-30
La verdad: Podemos con ar por completo en que Dios terminará
Su obra – conmigo o sin mí

Mentira #3: Mi éxito en el ministerio está de nido por


actividad
Una de las peores cosas que una mujer que sirve en el ministerio
puede hacer es perpetuar un estilo de vida entre las mujeres a
quienes les enseña a orar y estudiar la Biblia pero nunca tener
tiempo para hacerlo
Hay hermanas (¿quizás algunas de nosotras?) que están
esclavizadas en la trampa de decir que sí a toda oportunidad de
servir sin discernir en oración

Compañera de batalla, estemos dispuestas a caminar a su lado y


con gentileza guiarles hacia la libertad de la aprobación de la
gente o de la ceguera de tratar de ganar la aceptación y amor de
Dios. Podríamos conocer la verdad de 1ª Tesalonicenses 2:4 y
Romanos 3:28, pero nuestras acciones son prueba innegable de
lo que realmente creemos en nuestro corazón
¿Cuál es la fórmula para el éxito en el ministerio? Sugiero que es
de doble vía. Primero, es determinada por permanecer con Cristo
más que jar metas o hacer plani caciones estratégicas, sin
importar que estas son buenas herramientas. Mi experiencia de
primera mano es que las ideas creativas y la dirección del
Espíritu Santo han sido alimentadas por la oración corporativa y
personal

La segunda es enfocarse en ser el hasta la meta; que sea el


Señor quien de na el éxito. No siempre podemos controlar los
resultados del ministerio, pero podemos ser eles. Estoy
aprendiendo a traducir éxito no por los números ni un calendario

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Examinando el Corazón de una Líder

lleno de actividades, sino por lograr mi tarea diaria de testi car


del Evangelio (Hechos 20:24)
Cuando las mujeres que sirven en el ministerio comienzan a
perseguir el éxito ministerial más que perseguir una relación con
Jesús, surge un peligroso punto álgido como signo de que la
idolatría reina en nuestros corazones. Observa las señales de
advertencia: un estado constante de encontrarnos excesivamente
estresadas, surgimiento de una competencia o ambición no
piadosas, sentirse celosa o amenazada por líderes de éxito o una
desesperación extrema cuando el ministerio no está yendo como
queremos o cuando la gente no alaba nuestros esfuerzos
El éxito en el ministerio es dar lo mejor un día tras otro -tanto en
las tareas grandes como en las pequeñas, sin esperar una
fanfarria. El éxito es ser eles en obedecer, y permitirle a Dios
usar nuestros débiles esfuerzos de la manera como Él quiera. ¡La
gloria es Suya! Ningún trabajo ofrecido en humildad para la gloria
de Dios es insigni cante para Él
La verdad: El éxito en el ministerio es de nido por Dios,
determinado por mi delidad y obediencia a Él

Mentira #4: Una maestra esconde el hecho de que ella no es


perfecta
Cuando hay tantas personas que cuentan con nosotras, existe la
tentación de enmascarar lo que en verdad hay en nuestro
corazón. Es más fácil ignorar nuestros asuntos pecaminosos
cuando las necesidades de las personas están sonando en
nuestros oídos. Es más sencillo seguir tapando las cosas en
lugar de limpiarlas. De nada sirve esconder el hecho de que ser
sinceras con Dios y con las personas no es un trabajo fácil (Te
recomiendo leer el libro «En busca de Dios» escrito por Nancy
DeMoss Wolgemuth y Tim Grissom que te puede servir de ayuda
práctica)
El temor de admitir la debilidad y las luchas con el pecado nos
hace sentir intocables. La gente admira nuestra piedad cticia,

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Examinando el Corazón de una Líder

pero no pueden relacionarse con la fachada que ponemos. La


verdad es que la debilidad de una maestra es su más grande
fortaleza – pues Cristo nuestro Salvador fue cruci cado en
debilidad por nosotras, pero ahora vive por el poder de Dios (2
Co. 13:4)
Pablo conocía esto bien. Él aprendió a gloriarse en su debilidad
más que en sus logros religiosos o en una personalidad
carismática para atraer seguidores. En su debilidad, el poder Dios
se convirtió en su fortaleza. Cuando la belleza del Evangelio es
magni cada a través de un vaso de barro quebrantado, las
maestras ordinarias inspiran admiración no en sí mismas sino en
un Salvador cruci cado (2 Co. 4:7)

Más aún, las maestras fuertes son lo su cientemente valientes


para pedir ayuda y oración. Pero una mujer que dirige a otras no
manipula ni llama la atención a sí misma, contando sus luchas a
todo oído que quiera escucharlas. Por el contrario, ella invitada a
un selecto grupo de hermanas para rendirles cuentas (ese círculo
a veces puede incluir un pastor o consejero)
La verdad: Una maestra es honesta acerca de la verdadera
condición de su corazón

Vive libre de las mentira


Las mentiras son tan viejas como el sucio, pero gracias a Dios no
tenemos que resignarnos a sus engaños. Tenemos la Palabra
que santi ca, puri ca y renueva nuestras mentes (Juan 17:17,
Hebreos 4:12). Servimos a un Dios que es la fuente de toda
verdad (Isaías 65:16). Adoramos a un Salvador que está lleno de
gracia y de verdad (Juan 1:14,17). Se nos ha dado el Espíritu de
verdad que nos guía a toda la verdad (Juan 15:26, 16:13).
Mientras el mundo y aun algunos de nuestros amigos, basan sus
creencias en verdades relativas y emociones, la verdad de Dios
es la única verdad real. La verdad de la Biblia nunca cambia

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Como mujeres que servimos en el ministerio, ¿anhelas estar libre


de estas mentiras que te incapacitan? Si es así, la liberación
comienza al someterte gozosamente a la autoridad de la verdad
de Dios. Es cierto que habrá tiempos cuando tendremos una
actitud desa ante o demos lugar al temor y la duda, dependiendo
de cuánto tiempo hayamos permitido que una creencia contraria
a la verdad haya tomado control de nuestra mente. Pero no
debemos permitirle tener la victoria sobre nosotras. A
continuación, cómo remover los peligros que nos hacen tropezar
y debilitan nuestro ministerio y nuestro rol dentro de el

• Primero, pide a Dios que escudriñe tu corazón y exponga


las mentiras del enemigo que has creído (¡prepárate a ser
sorprendida!)
• Con la ayuda del Espíritu, separa cada una de las
falsedades enterradas profundamente a n de que llegues a
la raíz del asunto
• Arrepiéntete de rechazar la verdadera Palabra de Dios y
aceptar una mentira
• Derriba las mentiras con la verdad. Encuentra versículos
especí cos de la Escritura que derrumben las antiguas
creencias falsas

Finalmente, amada hermana, caminemos rmes en fe esperando
la promesa de Jesús en Juan 8:31-32 «Si vosotros permanecéis
en mi palabra, verdaderamente sois mis discípulos; y conoceréis
la verdad, y la verdad os hará libres.»
¿Cuáles otras mentiras creen las maestras
Por Leslie Bennet

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Examinando el Corazón de una Líder

5 recordatorios para
mujere
que sirven en el
ministerio
En la parábola de la semilla que se encuentra solo en Marcos
4:26-29, Jesús dice que el reino de Dios es como un agricultor
que sale a esparcir semilla en la tierra. Luego, el agricultor
continúa con su vida. «…y se acuesta de noche y se levanta de
día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe.La tierra
produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y
después el grano maduro en la espiga». Y cuando llega el
momento, el agricultor siega la cosecha aunque no ha tenido
nada que ver con su crecimiento

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Examinando el Corazón de una Líder

Lo que me sorprende de esta parábola es la sencillez del trabajo


del agricultor. Camina por el suelo esparciendo semillas, luego
duerme, observa y espera a que crezcan las semillas. Pero
cuándo, cómo y cuánto producen las semillas no depende del
agricultor
Debido a que Jesús dice que esta parábola representa el reino de
Dios, veo cinco recordatorios esenciales para los líderes de
ministerio

1. No somos tan importantes como pensamos.


Aquí está la verdad: tiendo a pensar que soy más importante de
lo que realmente soy. Vivo como si Dios no pudiera realizar Su
obra sin mí y me necesitara para ayudarlo. Pero Dios no me
necesita más de lo que un conserje necesita un balde de agua
sucia. No soy necesaria; soy invitada. Si dejara de existir, Dios no
vacilaría, sin embargo, Él me invita por gracia a participar en Su
reino que avanza de la misma manera que un agricultor del
primer siglo sembraba su semilla
No somos (y nunca seremos) el cultivador de semillas. 1
Corintios 3:7 dice: «Así que ni el que planta ni el que riega es
algo, sino Dios, que da el crecimiento". El problema es que nos
gusta medir el éxito en el ministerio por crecimiento y números,
cuando esa parte no está en la descripción de nuestro trabajo, ni
podemos atribuirnos el mérito. El éxito de cualquier obra de
construcción del Reino es obra de Dios. Simplemente estamos
aquí para sembrar elmente la semilla, tanto si pensamos que
crecerá, como si no

2. La semilla es la Palabra de Dios.


Es solo la Palabra de Dios la que es viva, activa y más cortante
que cualquier espada de dos los (Hebreos 4:12) y capaz de
penetrar la tierra áspera de un corazón pecador. ¿Es la Palabra
de Dios lo que estamos ocupadas sembrando? ¿O estamos
principalmente sembrando reuniones de comidas, noches de

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juegos y presentaciones divertidas y atractivas para la familia?


No estoy diciendo que debamos dejar de divertirnos o incluso
reducir la calidad de nuestros eventos, pero si además de la
diversión, no hay Palabra de Dios, entonces no estamos
plantando semillas cultivables

3. El crecimiento espiritual es gradual.


Hay tres actividades humanas en esta parábola: sembrar, esperar
y con ar, todas las cuales son importantes y necesarias. Sin
embargo, vivimos en un mundo vertiginoso al que no le gusta
quedarse quieto. Queremos resultados, y los queremos ahora,
pero el cultivo de las cosechas lleva tiempo. Santiago 5:7 dice:
«Por tanto, hermanos, sean pacientes hasta la venida del Señor.
Miren cómo el labrador espera el fruto precioso de la tierra,
siendo paciente en ello hasta que recibe la lluvia temprana y la
tardía».
El reino de Dios no es una venta rápida, ni una solución de treinta
días. La santi cación es un proceso, como una mazorca de maíz:
«primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en
la espiga» (Marcos 4:28). Los resultados toman tiempo y, para
ser honestas, es más probable que nos robemos el crédito
cuando un ministerio se expande rápidamente. Pero cuando un
ministerio crece con el tiempo, es más probable que veamos la
mano de Dios y le demos la gloria

4. Habrá una cosecha.


El agricultor en esta parábola no tenía idea de cómo sucedió,
pero de alguna manera sus cosechas se convirtieron en una
cosecha oreciente, madura y lista, ofreciendo una promesa a
todo sembrador dispuesto: la cosecha está llegando. No tenemos
ninguna razón para tirar la toalla. La Palabra de Dios no regresa
vacía, sino que siempre cumple Su propósito (Isaías 55:11).
Cuando sembramos el tipo correcto de semillas, crecerá el tipo

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correcto de plantas. «Pues todo lo que el hombre siembre, eso


también segará» (Gálatas 6:7)

5. Sembrar la Palabra puede parecer insigni cante, pero no lo


es.
No necesitamos rociar la Biblia con Crecilac para que sea más
e caz. ¡Solo necesitamos presentar la Palabra de Dios! Esta
parábola es tan cierta hoy como lo fue hace dos mil años porque
la Palabra de Dios es tan poderosa hoy como lo era entonces
Aunque muchos han tratado de detenerla, rechazarla y llamarla
obsoleta, la Palabra de Dios no ha perdido su efectividad o
e ciencia. No le debemos disculpas a este mundo por lo que
dice. Tampoco hay ninguna razón para esconder versículos o
poner excusas. Dios puede cuidar de sí mismo
Como creyentes, nuestra lealtad ya no es para este mundo;
nuestro compromiso es con la Palabra. Dios no nos está pidiendo
que encontremos una manera de hacerla crecer. Nos pide que la
creamos, la vivamos y la plantemos. Y si un creyente está
dispuesto a sembrar la Palabra de Dios, con el tiempo crecerá,
incluso cuando no podamos ver cómo

La falta de crecimiento de los cristianos hoy en día no se debe a


que nos falten programas, dinero o incluso in uencia. La falta de
crecimiento se debe a que no sembramos la semilla. Solo Dios a
través de la Palabra puede producir un cambio real y duradero en
un corazón depravado y pecador. No dudes en decir la Verdad.
Créela, vívela, plántala. Luego pon tu esperanza en el Señor,
confía y espera en que Él la hace crecer

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Examinando el Corazón de una Líder

El propósito de hacer
la diferenci
Me pregunto por qué estás leyendo este artículo, este blog, esta
página. ¿Por qué? ¿Para qué sigues Aviva Nuestros Corazones?
Ciertamente la cabeza visible es la amada Nancy, pero, en
realidad no es a ella a quien seguimos a pesar de que el Señor
ha hecho una obra preciosa en su vida y en la de tantas
hermanas que sirven en el ministerio. Los nombres de las
integrantes llegan y se multiplican, y alabado sea Dios por la
generosidad de gracia que ha dado en estas hermanas que nos
han hecho codiciable al Amado de nuestra alma, el Deseado de
las naciones, a Cristo Jesús.
Pero es a Él a quien seguimos. Es por Él que las vidas de
muchas son transformadas por completo cuando el Espíritu
Santo hace cambios dramáticos en nosotras, dejando atrás
estilos de vida que procuraban el pecado, y dándonos un amor
creciente e inexplicable por Aquel que ha comenzado y terminará
Su buena obra en nosotras.

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Examinando el Corazón de una Líder

Y, sin embargo, el poder del Evangelio en estas mujeres les ha


permitido ser una preciosa y gran in uencia en nuestras vidas
¿no es cierto? Sus vidas y testimonios imitando a Cristo,
apuntando a Cristo y glori cando con lo cotidiano al Rey del
mundo, nos han animado a ser y a impulsar a otras a ser mujeres
comprometidas con el diseño divino de una feminidad que le
alaba, tal y como Dios lo establece en Su Palabra.

Muchas personas creemos que el mundo de hoy está de cabeza


porque las mujeres han abandonado, desechado y despreciado
su llamado a ser hijas de Dios, rendirse a Cristo y vivir una vida
centrada en Él. La identidad, el valor y el gozo de sus vidas están
puestos en cosas, personas y situaciones frágiles y pasajeras,
que, con toda seguridad, fallarán. Tarde que temprano fallarán.
Y al mismo tiempo que este panorama feminista invade y
confunde, vemos a un pequeño gran ejército de mujeres que
hemos respondido al Padre, al Hijo y al Espíritu: «Sí, Señor».
Mujeres que no viven vidas perfectas (porque en este mundo
caído, nadie será perfecto), pero sí sinceras en la búsqueda de
honrar al Príncipe de paz con su vida, maternidad, matrimonio y
amistades

¿Eres tú una de ellas


Con eso, que, de vez en siempre me abruma la situación de que
algunas damas puedan encontrar algo para seguir en mí. No me
gusta ser el centro de atención, de halagos y admiración, y
menos cuando el nombre de Cristo está involucrado. No sé bien
cómo responder a esto, me pongo nerviosa, y solo busco que el
asunto pase rápido. Me asusta la responsabilidad y el
compromiso, como si de mí dependiera su salvación o estabilidad
espiritual. Pero el gran y buen Espíritu de Dios me recuerda que
es Cristo el único Salvador y Mediador, y quien asume la
provisión de gracia para cada persona que le busca con deseo
sincero de tener una fe y relación con Él

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Examinando el Corazón de una Líder

Así que, pensar en Su soberanía y Su poder es lo que me


reconforta cada vez que quiero dar pasos atrás y no aceptar el
honor de ser un canal de gracia, un instrumento, una sierva para
Su gloria.

Por razones que solo Dios conoce, Él se complace en usar a


muchas mujeres para llamar la atención de otras que pueden
identi carse quizá con sus historias de vida, y a través de eso,
mostrar las abundantes riquezas de Su gloria que Él ya nos ha
dado, como todas las cosas que corresponden a la vida y a la
piedad.

No se trata de ser muy lista o muy buena oradora, tampoco se


trata de ser una escritora destacada; se trata del poder de Dios
en acción para mover corazones hacia Él. Sabemos bien que es
en la debilidad donde Su poder se muestra en todo su esplendor.
Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón, pero
nosotras mismas somos como frágiles vasijas de barro que
contienen este gran tesoro. Esto deja bien claro que nuestro gran
poder proviene de Dios, no de nosotras mismas (2 Corintios 4:7)
Cristo es quien más ha in uenciado en este mundo y quien ha
hecho la diferencia. Los hombres y mujeres que lo escucharon
también in uyeron en otros en quienes la Palabra hizo la
diferencia. Por 2,021 años y hasta el día de hoy.
Somos todos los creyentes el resultado del poder de Cristo
usando a personas frágiles, falibles y poco capacitadas para
llevar Su preciosa semilla de salvación. A Dios le ha placido
«A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos,
se me concedió esta gracia: anunciar a los gentiles las
inescrutables riquezas de Cristo». -Efesios 3:8

Ahora, no estoy haciendo un llamado a volvernos maestras


famosas. Si Dios quiere, Él lo hará. Pero lo que yo deseo para mi

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Examinando el Corazón de una Líder

vida es olvidarme de la atención que puedo llamar de las mujeres


con las que tengo contacto, y apuntarlas a Cristo.
Es como si cada mujer estuviera parada en una larga carretera,
que es la vida cristiana, con un letrero muy lindo en la mano que
diga: «Es a Cristo, no a nosotros sea dada la gloria». Mi deber,
nuestro deber como mujeres cristianas, es apuntar a la belleza de
una feminidad creada por Dios, y de mujeres que se deleitan en
vivir como Dios manda y como a Cristo honra.

Dios me ha concedido el favor de estar en las dos conferencias


de Mujer Verdadera que se han hecho en mi país, México, y ha
sido glorioso escuchar el Ruaj, el aliento del Espíritu saliendo de
las bocas de miles de mujeres para decirle y repetir: «Sí Señor.
Creemos en Ti, y deseamos vivir nuestro matrimonio, maternidad
y amistades para Ti. Queremos ser una pequeña pieza útil para
Tu reino en la vida de otras mujeres».
Al leer nuevamente el libro de Nancy y Mary, Diseño Divino,
comparto lo siguiente:

El objetivo del movimiento de Mujer Verdadera es ayudar a las


mujeres a
• Descubrir y aceptar el diseño de Dios y la misión para sus
vidas
• Re ejar la belleza y el corazón de Jesucristo al mundo
• Tomar la determinación de pasar la estafeta de la Verdad a
la siguiente generación
• Orar fervientemente para que se derrame el Espíritu de Dios
en su familia, iglesia, nación y el mundo

Hay muchos ojos mirando nuestra vida. Hay niñas pequeñas,


jovencitas, mujeres adultas y ancianas que literalmente
contemplan nuestras vidas en busca de consejo, ánimo o aliento.
Enseñemos, consolemos en Cristo, ayudemos con Su palabra y
no nuestra sabiduría; modelemos y aprendamos también lo que

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seguramente ellas tienen para enseñarnos. El Señor nos dé un


espíritu humilde, enseñable y dependiente siempre de Cristo.
Apuntémoslas a Cristo. No robemos ni medio decímetro de Su
gloria. Es Él quien merece todo. Porque de Él, por Él y para Él
son todas las cosas.

Por Claudia Sos


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/el-proposito-de-hacer-la-diferencia/

Ana: un modelo d
perseverancia
ministeria
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Examinando el Corazón de una Líder

¿Qué pasaría si toda tu vida se relatara en cuatro oraciones de


ochenta y cinco palabras? ¿Qué eventos determinantes se
registrarían para la historia? ¿Qué palabras se redactarían
cuidadosamente para narrar tu vida
Hay una sierva devota en las Escrituras cuya vida se resume en
Lucas 2:36–38. Su (breve) historia nos habla mucho hoy. Su
nombre es Ana

Ana terminó bien. Ella permaneció el y útil a Dios a pesar del


dolor personal. Mientras preparamos nuestros corazones para la
llegada del Bebé que nos redimió de la oscuridad y nos llevó a Su
gloriosa luz, recordemos a Ana

La desilusión de Ana no la descali c


Y había una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser.
Ella era de edad muy avanzada, y había vivido con sumarido
siete años después de su matrimonio, y después de viuda, hasta
los ochenta y cuatro años. Nunca se alejaba del templo, sirviendo
noche y día con ayunos y oraciones. (vv. 36–37
Como mujer joven, podemos suponer que Ana anticipó con
alegría que el álbum de la familia Aser sobresaldría de la crónica
de su matrimonio y los nacimientos de muchos hijos e hijas, la
historia típica de las mujeres en el mundo antiguo
El matrimonio probablemente llegó, pero siete años después, el
cuento de hadas de Ana terminó abruptamente. No se nos dan
los detalles de la muerte de su esposo, pero Ana quedó viuda por
el resto de su vida
Cuando ocurrió la tragedia, Ana tuvo que tomar decisiones.
Ella . .
• ¿Permitiría que Dios usara su quebrantamiento para
ministrar a otros o se descali caría a sí misma para vivir en
una prisión de compasión
• ¿Se llenaría de amargura o elegiría con ar y rendirse al plan
de Dios

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El versículo 37 apunta a una mujer que se acercó a Dios y dijo


«sí» a un futuro inesperado y no bienvenido

La gratitud de Ana sostenía su ministeri


Nunca se alejaba del templo, sirviendo noche y día con ayunos y
oraciones (v. 37)
Como puede a rmar cualquiera que haya perdido a un cónyuge,
Ana necesitaba la gracia de Dios para salir del abismo del dolor y
entrar en una vida con un nuevo propósito. Su ministerio nació de
una trágica pérdida. Esta viuda, ahora casada con su Hacedor
(Isaías 54:5), se dedicó a la obra del Señor. Las prioridades de su
ministerio eran servir en el templo, ayunando y orando día tras
día. Ana encarna la descripción de una verdadera viuda en 1 Tim.
5:5, «la que en verdad es viuda y se ha quedado sola, tiene
puesta su esperanza en Dios y continúa en súplicas y oraciones
noche y día»

Tengo una amiga, Marcia, que sirve a Jesús como Ana. Ella es
soltera, pero no por elección. Su esposo incrédulo se divorció de
ella hace muchos años. Después de servir en el ministerio
vocacional, ahora se desempeña como una mujer mayor sin un
título o cial ni un cheque de pago. Ella pasa los días en su iglesia
local animando a los santos, dirigiendo la oración, reuniéndose
personalmente con almas agobiadas o colaborando para ayudar
cuando sea necesario. Marcia entrega generosamente sus dones
espirituales al Cuerpo de Cristo sin un plan de jubilación a la
vista

¿Qué nos mantiene en el ministerio? Cualquier intento de borrar


los lamentos o la vergüenza, demostrar que somos dignos,
ganarnos el favor de Dios o erigir una plataforma de
celebridades, no nos llevará muy lejos antes de que el tren salte
de la vía. No puedo hablar en nombre de Ana, pero me imagino
que se mantuvo gracias a una gratitud insondable por la provisión

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y la gracia de Dios a lo largo de su vida. Además de su amor por


la Palabra de Dios y por la comunidad de Su pueblo (su
verdadera familia), la esperanza de Ana no se basaba en deseos,
sino en una fe inquebrantable en las promesas de Dios
Si bien algunos sirvientes podrían optar por dar un paso atrás y
tomarse un tiempo para sí mismos en los siguientes años de su
vida, esto no fue así en el caso de Ana. En lugar de entregar su
ministerio a la generación más joven, ella era como las personas
justas descritas en el Salmo 92:14, que «Aun en la vejez darán
fruto; estarán vigorosos y muy verdes»

La esperanza futura de Ana cumplid


Llegando ella en ese preciso momento, daba gracias a Dios y
hablaba del Niño a todos los que esperaban la redención de
Jerusalén. (v. 38)
Me imagino que Ana, como la mayoría de las mujeres, nunca
dejó de desear un marido o un hijo. Es posible que haya orado
sin palabras durante años, solo con gemidos y lágrimas. Amiga,
tú y yo tenemos anhelos agonizantes que quizás nunca se
cumplan en la tierra. Pero podemos estar agradecidas por esto:
los deseos insatisfechos nos mantienen añorando nuestro
verdadero hogar en el cielo, y podemos estar seguras de que
Dios suplirá nuestras necesidades a Su manera perfectamente
programada

Desde el principio de los tiempos, Dios eligió un plan


sorprendente para Ana: su sueño de tener una familia se
desvaneció. Me pregunto si Ana experimentó momentos en los
que sintió que Él la había pasado por alto, hasta ese fatídico día.
Su Padre celestial tenía algo mejor en mente, contemplar al niño
Jesús, en lugar de abrazar y criar a su propio hijo biológico
¡Oh, Sus caminos y pensamientos son tan diferentes a los
nuestros! (Isaías 55:9

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Examinando el Corazón de una Líder

Las Escrituras detallan que Simeón sostuvo al niño Jesús


mientras profetizaba
«Este Niño ha sido puesto para caída y levantamiento de muchos
en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada
traspasará aun tu propia alma, a n de que sean revelados los
pensamientos de muchos corazones.» (Lucas 2:34–35)
¿No te imaginas a Ana parada junto a María para animarla
mientras trataba de comprender las desconcertantes palabras de
Simeón? ¿Será posible que los instintos maternos de Ana se
apoderaran de ella cuando extendió las manos pidiendo permiso
para tomar a Jesús en sus brazos
Ponte en el lugar de Ana. Re exiona sobre el momento
desgarrador. Nada de lo que el mundo tenía que ofrecerle a Ana
podía estar a la altura de acunar al Bebé que es Admirable
Consejero, Dios Poderoso, Padre Eterno y Príncipe de Paz.
Imagina el gozo, el amor y el asombro que estalló a través de
cada célula de todo su ser mientras miraba el rostro de Dios.
¡Qué clímax para la historia de Ana
¡En verdad, Sus caminos y pensamientos son tan diferentes a los
nuestros

¿Seguirás el modelo de Ana


Dios está escribiendo una historia igualmente asombrosa a través
de tu vida. Él está usando tu in uencia y tus oraciones para
ayudar a dar forma a las historias de las personas a las que
sirves en el ministerio. Ya sea para servirle en la iglesia local, en
el campo misionero o en tu propio patio trasero, no será lo que
esperas. Será difícil. Te desanimarás y querrás rendirte. Y cuando
lo hagas, vuelve a considerar la maravilla de todo esto: el
privilegio de ser la sierva del Rey de reyes y Señor de señores
Ana nunca se rindió, a pesar del costo diario del ministerio.
Cumplió su llamado mientras esperaba ardientemente la llegada
del Mesías. Una vez que miró Su belleza, no pudo contener su
amor por Jesús ni dejar de hablar sobre el valor inestimable de la

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salvación a través de Su nombre. Con nuestros ojos jos en


Jesús, también nosotras perseveraremos en el ministerio hasta el
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Miremos a Ana como nuestro modelo mientras servimos


elmente y esperamos la segunda venida de Jesús contando y
volviendo a contar Sus palabras
«Por tanto, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está conmigo para
recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la
Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin». (Apocalipsis
22:12-13)

Por Leslie Bennet


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/ana-un-modelo-de-perseverancia-ministerial/

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Examinando el Corazón de una Líder

Una maestra de Su
Palabr
Si continuamente tienes deseos de conocer más a Dios, estudiar
las Escrituras, te aplicas a ello y arde en tu corazón el compartir
con otras lo que aprendes para que ellas también sean atraídas
al Señor y se conviertan en Mujeres de la Palabra… pudiera ser
que Dios te esté preparando para ser maestra. De hecho, todo
creyente debe estar involucrado de cierta forma en enseñar,
tenga un llamado especí co o no a hacerlo (Mt. 28:20, Heb.
4:12)
Los consejos del mundo sobre el arte de enseñar son muy
diferentes a los que Dios presenta en Su Palabra, re exionemos
sobre los aspectos importantes de una Maestra de la Palabra
según la Biblia

Si eres maestra de la Biblia para tus hijos, el grupo de niños en la


iglesia, otros grupos de mujeres de tu iglesia local, si enseñas en
tu ciudad, estado o país o incluso internacionalmente, es muy
importante considerar lo que dicen las Escrituras respecto a su
enseñanza, aprendamos del Maestro de maestros (Lc. 6:20)
Te invito a visitar cada versículo de los puntos siguientes para
adquirir más riqueza del consejo de Dios, es la mayor riqueza de
este artículo, por favor estúdialos

El enfoque principal siempre debe ser Dios


Nuestro objetivo y ambición debe ser agradar a Dios (2 Co.
5:9-10)

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Examinando el Corazón de una Líder

Debemos procurar diligentemente, esforzarnos y hacer todo lo


posible para presentarnos a Dios aprobadas, manejando con
precisión Su Palabra (2 Ti. 2:15)
Mantengamos el asombro, respeto y temblor ante Su Palabra. ¡El
Señor puede girar su cabeza en tu dirección! Él mira el espíritu
contrito y humillado (Is. 66:2)
Cristo tenía la habilidad de sorprenderse (Lc.7:6-9) ¿Le
sorprenderemos?, pidamos que nos encuentre llenas de fe al
escudriñar, estudiar y enseñar Su Palabra

La motivación debe ser servir y equipar el cuerpo de Cristo


Una maestra bíblica existe para capacitar, edi car, traer unidad y
crecer. (Ef. 4:11-16). Por eso es importante la actitud, ser
paciente y compasiva con los estudiantes, alguien que se llena
de ira fácilmente, o es impaciente, explosiva, falta de
entendimiento, puede hacer más mal que bien. Cuida tu carácter,
una maestra sabia, una maestra del bien deberá amar y valorar
las almas

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Examinando el Corazón de una Líder

No es sabio ser negligente y descuidar los dones de Dios,


debemos re exionar en ello y usarlos para Su gloria (Ro 12:6-7, 1
Ti. 4:13-14)

En todo tiempo debemos mostrar integridad, ser ejemplo de


buenas obras, pureza de doctrina y dignidad (Tit. 2:7)
Hay un juicio más estricto para quienes enseñan Su Palabra.
Oremos que seamos encontradas eles (Stg. 3:1)
Nuestro mensaje debe estar siempre alineado a las palabras de
Jesús (1Ti. 6:3-5)

El interior y exterior debe re ejar un corazón recto


Debemos ser ejemplo, humildes (la falsa humildad es en realidad
arrogancia), recordar que todo es por gracia, pre riendo a los
demás, no exigiendo reconocimiento sabiendo que
absolutamente todo proviene de Él (1 Co. 15:10)

Conservar un corazón contrito y humillado (Sal. 51:17)


Vivir de continuo en la Palabra, con sabiduría, enseñanza,
amonestación, con agradecimiento y alabanza (Col. 3:16)

Llenas de sabiduría, presentando a nuestras estudiantes como


maduras en Cristo (Col. 1:28)

Ser obedientes y respetuosas de la autoridad establecida por


Dios (1 Ti. 2:12, 1 Co. 14:34-35)

Enfocadas en seguir a Jesús hasta el nal y enseñar lo mismo a


otras (Jn. 1:37)

Te invito a buscar continuamente retener la palabra el,


considerar importante el memorizar escrituras, para que seas
capaz de exhortar con sana doctrina e incluso refutar a los que

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Examinando el Corazón de una Líder

contradicen (Tit. 1:9). Recuerda que toda Escritura es inspirada


por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir, para
instruir en justicia (2 Ti. 3:16)

Busca que la audiencia esté comprometida para que en todo Dios


sea glori cado (1 P. 4:11). Procura aprender cómo realizar con
excelencia tu tarea, re exionando y buscando siempre lo más
importante

Por Lucy Reyna Orozc


https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/una-maestra-de-su-palabra/

Maestras como canales


de vid
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Examinando el Corazón de una Líder

Hace un tiempo tuve el privilegio de asistir a un taller intensivo


para mujeres sobre el estudio y la enseñanza de la Palabra de
Dios. Durante dos días y medio, 60 mujeres estudiamos un libro
corto de la Biblia en grupos pequeños y sesiones generales.
Fuimos instruidas sobre varios temas relacionados con el uso el
de la Palabra, y sobre cómo formular una enseñanza que re eje
de manera acertada el contenido del pasaje. Regresé a casa con
el corazón lleno y con mi cerebro haciendo corto circuito por
sobrecarga.

Sin embargo, mi corazón y mi cerebro no estaban llenos de


métodos, ni herramientas para estudiar la Biblia, ni técnicas para
desarrollar un ministerio de mujeres. Esas cosas son útiles y
necesarias, pero hubo algo más básico, fundamental y más
importante con lo cual Dios llenó mi corazón ese n de semana
No hay nada sobre la faz de la tierra que merezca más mi
atención, tiempo, prioridad y amor que la santa Palabra de Dios.

Por lo tanto, no hay nada mejor que yo pueda modelar u ofrecer a


las mujeres que enseño que la pura y preciosa Palabra de Dios

Si eres una maestra bien intencionada, como yo me consideraba,


quizá estés pensando: «¡Amén, hermana! Así es. Así pienso y
vivo yo también». De hecho, antes de asistir a este taller, yo
también me veía como alguien que ama y prioriza la Palabra, que
la trata con cuidado y debida atención, y que se acerca a ella con
humildad. Incluso, había enseñado a otras mujeres sobre la
importancia de estas cosas y, hasta cierta medida, pensaba que
las había practicado.
Pero Dios me humilló y reveló mi dura realidad. Me mostró que
frecuentemente tengo una perspectiva hombre-céntrica en la
enseñanza; y me dio convicción sobre tres áreas. Espero que tú
también puedas ser moldeada para un mayor uso en las manos
del Espíritu Santo.

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1. Las maestras reconocen que solo la Palabra de Dios


produce vida y transformación. La debida respuesta es
con anza completa.
Cuando comienzas a enseñar la Palabra a otras mujeres es fácil
perderse en la tarea de preparación o en el desarrollo de técnicas
favorables de comunicación. Es más, es posible pasar horas y
horas preparándote, y perder por completo el punto principal. Ni
mi bosquejo, ni mis ilustraciones, ni mis aplicaciones, ni mis
chistes, ni mi comprensión astuta del pasaje tendrá un impacto
sobre otros. La única fuente de vida espiritual y transformación
espiritual es la misma Palabra de vida. En ella reside el poder y la
vida.

Encuentro que puedo a rmar estas palabras con mi boca (o con


mis dedos en este caso), y al mismo tiempo estarlas
inconscientemente negando en la práctica. Puedo abrir mi Biblia,
prender mi computadora, sacar los comentarios, juntar las Biblias
de estudio que están en la casa y sentarme a trabajar con esa
actitud de: «Veamos qué puedo sacar hoy de aquí para ayudar a
las mujeres de mi iglesia a cambiar». ¡No reconocería mi actitud
autosu ciente si me sacara de mi silla y se sentara en mi lugar! Si
estudio y no «encuentro» mucho, me siento desanimada y
frustrada por mi falta de inteligencia y astucia. O quizá mi
autocon anza no es tan sutil, y a rmo: «yo puedo hacer esto, soy
una buena maestra». En cualquiera de los dos casos, mi
con anza está depositada de lleno sobre mí misma.

La única respuesta apropiada a la Palabra de Dios cada vez que


la abro es con anza completa en la Palabra. Ella es viva,
poderosa y e caz. Jesús dijo que Él es la Palabra. Este Libro no
es solo un libro, hace una obra activa en sus lectores y oidores
que yo jamás podré hacer. Cuando estudio y medito en sus
verdades para poder compartirlas con otros, estoy simplemente

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descubriendo el poder vivi cante que ahí se revela y levantándolo


a la luz para que otros lo vean. La Palabra merece mi máxima
con anza.

2. Las maestras solo son un canal. La debida respuesta es


humildad.
Algunas veces lucho con saber cómo debo ver mi rol como
maestra, sabiendo que la Palabra misma tiene tanto poder y no
me «necesita» para hacer su obra en otros. Un concepto que me
ha ayudado es entender que como maestras de la Palabra solo
somos un canal. ¿Qué hace un canal? Piensa en ciudades que
no tienen acceso a agua limpia y por medio de un sistema de
canales se les bombea el agua que necesitan. El canal no hace
que el agua sea de más alta calidad, ni más limpia, tampoco hace
que esa agua dé más vida de la que ya ofrece para las personas
que la necesitan; pero el canal se encarga de impedir
contaminación y asegurar que el agua llegue hasta donde debe
llegar

De una manera parecida, las maestras podemos servir como


canales de las verdades vivi cadoras y transformadoras que la
pura y poderosa Palabra ofrece a las mujeres. Esto debe
motivarnos a estudiarla cuidadosamente y a comunicarla
acertadamente; pero también debe producir en nosotras una
profunda humildad.
Ninguna parte de la obra que Dios hace por medio de su Palabra
se puede atribuir a nuestros esfuerzos o habilidades humanas.
Así que, compararme con otra maestra no tiene sentido porque
¡nosotras no somos el punto! Somos simples canales. La
preciosa Palabra puede llegar a las mujeres por muchos canales
diferentes, en cantidades y tiempos variados

3. Las maestras nunca dejan de aprender y crecer. La debida


respuesta es perseverancia el.

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El mismo espíritu de humildad que me hace reconocer que solo


soy un canal para que la Palabra viva y e caz llegue a otras
personas, también me llevará a reconocer que me falta mucho
por aprender. En el taller al que asistí había varias mujeres que
llevan años asistiendo. Quedé impactada por su actitud. No hubo
rastro de una actitud tipo «aquí estoy para impartir mi gran
sabiduría a ustedes las novatas». Al contrario, yo describiría la
disposición de las instructoras y líderes de grupo como
hambrientas. Querían seguir aprendiendo y creciendo. La
humildad había producido hambre en ellas, y yo quería esa
hambre. Su seriedad comunicó un sincero deseo de crecer
constantemente en su comprensión y uso de la Palabra porque
reconocen lo vital que es en la vida de cada mujer.

Curiosamente, cuando reconocemos cuánto nos falta por


aprender y qué tan lejos estamos de la meta, ¡no hay ninguna
razón para desanimarnos! La tarea de aprender y crecer en la
Palabra es diferente a cualquier otra tarea que emprendemos en
casa o en el trabajo. Es una tarea perpetua para esta vida,
inconclusa en ciertos sentidos, pero está bien porque la meta no
es terminarla. La meta de nuestro estudio y enseñanza de la
Palabra nunca es llegar a la perfección y «terminar el proyecto»

La meta y el privilegio de enseña


La meta del estudio y la enseñanza de la Biblia es perseverar
hacia un mayor deleite en Dios y su Palabra, y llevar a otras
hacia lo mismo. Mi motivación para ser el no pueden ser los
resultados cuanti cables que veo, o no veo, en las mujeres a las
que enseño. Dios se encarga de los resultados, porque es su
Palabra la que hace la obra en corazones humanos. Mi
motivación para perseverar elmente en el estudio y enseñanza
de la Palabra es la gloria del Autor y el deleite que puedo
experimentar en Él.

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Si tienes el increíble privilegio de enseñar la Biblia a otras


mujeres, confío en que Dios te dará la convicción rme de que la
transformación de vida solo viene por la Palabra viva de Dios. Mi
petición es que todas seamos canales humildes de esa Palabra y
estemos dispuestas a perseverar en nuestra búsqueda de Dios.
Démosles a las mujeres nada menos que la pura y preciosa
Palabra de Dios.

Por Susi Bixb
https://www.avivanuestroscorazones.com/maestra-verdadera/
blog/maestras-como-canales-de-vida/

Fuente al nal de cada artículo.


©Aviva Nuestros Corazones. Usado con permiso.
www.AvivaNuestrosCorazones.com
info@AvivaNuestrosCorazones.com
Material compilado por Mensajes y Guías. Recursos gratuitos para
mujeres de fe.

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