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Calle Pesantes
Muchos de sus artículos periodísticos los firmó con los seudónimos de "Ernesto Mora" y
Enrique de Rastignac". Un defecto en un ojo le valió el apodo de "El Tuerto Calle". Tras una
niñez no exenta de privaciones y penalidades, y después de recibir la educación básica en su
ciudad natal, comenzó a ejercer su profesión en los semanarios La Libertad y La Época
Según MARIA LUISA CALLE SOLANO, hija de nuestro patrono, Manuel de Jesús Calle
Pesántez era un ser cariñoso en familia aunque conflictivo y genial. Se levantaba casi de
madrugada y constantemente paseaba nervioso y hablaba solo. No podía estar sentado o
inactivo. Comenzaba a escribir, se bañaba, iba al Tribunal de Cuentas o a la redacción del
periódico donde trabajaba. Después, regresaba al almuerzo: invariablemente comía
poquísimo, hacía una pequeña siesta y ya no salía. Corregía las pruebas de sus artículos del
día siguiente, artículos que nunca enmendaba o se arrepentía, porque para él escribir era
algo fluido y natural. También nos dice que leía versos de Campoamor a sus hijas,
chacoteaba con ellas, conversaba con su esposa y se iba a la cama temprano si es que no le
visitaban los políticos para tratar sobre los asuntos del día. “Manuel J Calle” vio la luz
primera en Cuenca, un 24 de diciembre de 1.866. Fue hijo de un abogado del cantón Paute
llamado Manuel Aguilar y de doña Teresa Pesantes, una "abnegada mujer, abandonada en
suma pobreza, viuda de un señor Calle, que se esforzó por darle a este hijo débil,
enfermizo, poco agraciado y tuerto, una esmerada educación". Tras una niñez no exenta de
privaciones y penalidades, logró recibir la educación básica en su ciudad natal y ejercer su
profesión de periodista en los semanarios La Libertad y La Época. En 1891 se trasladó a
Guayaquil e ingresó a la redacción del Diario de Aviso, transcurriendo desde allí su
existencia entre esta ciudad y Quito. Se unió a la revolución liberal, a las filas del general
Alfaro y, posteriormente, en Quito fundó El Correo Nacional, La Semana Literaria, El Nuevo
Régimen y La Revista.
Historia del colegio Manuel j calle
Esta gran escuela ha pasado los límites de los cincuenta años de servicio institucional, por su
calificada trayectoria, se ha consagrado como la pionera de la formación de juventudes de
nuestro querido cantón.
En tal razón en la década de los años sesenta, con ocasión de la Reforma Educativa, fue
seleccionada por el Ministerio de Educación Pública de nuestro país, como Escuela Piloto de
Quevedo.
Siendo estudiante de quinto grado en el año 1968, cuyo director era el Prof. Humberto Miranda
Robalino, fueron invitados a un acto cultural a la escuela en mención, los tres hijos de Manuel
J. Calle, entre ellos: la escritora y poetisa María Luisa Calle, a quien entre otras cosas al
preguntarle los maestros de aquel entonces, que quería decir la “J”, en el nombre de su padre,
respondiendo que siempre su progenitor se negó a hacerlo conocer, en tal circunstancia mal
hacen, los que sostienen que “J” quiere decir Jesús.
El nacimiento de este centro de enseñanza escolar fue modesto, pero encendido en ideas de
servicio a la comunidad estudiantil, y nos complace saber que no se detiene en su progreso;
sigue adelante colocándose al nivel educativo, que exige el momento que estamos viviendo.
Nos cuenta la ex -Prof. Marcia Sánchez de Burgos, que fue la primera escuela fiscal constituida
en Quevedo, luego aparecieron las demás.
Hoy, luego de etapas de triunfos y también de crisis, la escuela puede mostrar un amplio
campo de trabajo, enseñanza e investigación que procura cubrir las necesidades, ante el
acelerado crecimiento de la población estudiantil.
Es un plantel por el cual han pasado figuras de primer orden en el campo de la enseñanza
educativa como los ilustres maestros: Emilio Rivas Huerta, Eduardo Llerena Otoya, Dorita
Mosquera de Peña, José Betancourt, Galo Hidalgo, Alicia Delgado de Nájera, Lady Estévez
Montes.
En esta edición especial por los 38 años de fundación del respetado colegio de Señoritas
Quevedo, saludamos calurosamente a los profesores que pasaron y a los que están en las
aulas transmitiendo sus enseñanzas.
Asimismo el homenaje póstumo a los maestros que han fallecido, ellos hicieron con capacidad
y empeño el prestigio de este centro de enseñanza escolar; ayer en sus aulas nos formamos
para ser profesionales de hoy.