RITMO
mera parte, fueron calurosamente
aplaudidas. Le aseguro que he tenido
tuna de las mayores satisfacciones de mi
carrera; porque, como usted sabe, la
obrita es de prueba. Els de enero di
rigité, con [a misma, uno extraordi-
Gracioso cs lo siguiente: «Los ho-
menajes que Salamanca ha tributado
al antifilarménico Unamuno fueron tan
solemnes y brillantes que, abundan.
do yo en el criterio de su sobrino
Pepe Bilbao» (dc quien hablé con elo-
gio el «Diario de Madrid), «me han
parecido bastantes exagerados.» En el
Homenaje a Manuel del Palacio, se dice
que, con su «habilidad téeniea» para
solia desafinar en un.
pues «cantando
como los demés, nadie se fijaba en él»
Yen el libro Miguel de Unamuno, de
Romera-Navarro, se lee: «Muchos so-
Hamar la atencié
coro de aficionado:
netos son admirables de pensamiento;
pero descamados, sin gracia, suavidad
Madrid debe elevar un monumento
a Villa, por igual motivo que Barcelo
naa Clavé: por haber educado musi
calmente al pueblo. Y Subira, asi como,
hizo un folleto referente a él, debe ha
cer otro acerca de Villa. Por cierto,
hhablando de la estatua a Clavé, repro
ducida en «RITMO. (alo IV, na-
mero 56), decia «que todo espaiol
canta, aun cuando rabie». Pero dice
Subiri en Mi Valle Pirenaico: «Cuan.
do sus labios» (de los indigenas) «se
mueven, lo hacen para comer hablar
Para cantar, nunca. Ni cantan aqui las
madres, aunque arrullen a los nifios;
ni cantan las nifias, aunque jueguen al
corro; ni cantan los mozalbetes en sus
rondas.»
Bellini dijo, poco antes morir: «¢No
es cosa horrible que, después de la
muerte, el hombre mas amado sélo deje
un rastro, casi siempre efimero, y ave
ces olvidado completamente?» Farinelli
acaba de pronunciar un estudio. sobre
dln la Academia Romana,
Ni Clavé en Barcclona, ni Valle en
Bilbao, ai Villa en Madrid, quedarin
‘enteramente olvidados. Los dos prime-
ros tienen su. merecide monumento
Villa merece uno exeepeional, de grati-
tud a su arte. Los tres fueron grandes
educadores.
MUSICA SACRA
Pio X, restaurador de la musica sagrada
El celo de la casa del Sefior le de-
voraba... La dignidad y el esplendor
del santo templo fué siempre una de
sus primeraspreocupaciones. De ahi
que uno de los primeros actos de su
lorioso Pontifcado, cuando explanaba
desde su alta citedra el gran problema
de su accién, encerrado en aquellas pa
labras del Apdstol de las gentes: «Ins-
taurare omnia in Christo», fuera la con.
dicién de los primeros fundamentos
por los que se rige el arte musical en
la Iglesia.
Codificacién sapientisima, basada en
Ia constante tradicién de Ia Iglesia, en
las normas supremas del arte, en el fin
del arte sagrado; codificacién que ha
convertido en disciplina bien determi
nada y coordinada, invulnerable bajo
todos los aspectos y resguardada de
Ia accidn destructora del tiempo, el
«Motu proprio» sobre la musica sagea-
da de 22 de noviembre de 1903. Las
normas alli propucstas estin sacadas
del espiritu indestructible de la Iglesia,
de su tradicién santa e inmaculada y de
las leyes fundamentales ¢ inconmovi-
bles del arte
AL dictar estas leyes ¢ imponerlas
con suprema sancién de su autoridad,
no dicté Pio X un reglamento transi-
torio, unas normas direetivas acomoda-
das sélo a las circunstancias de su tiem-
po. No; Pio X ahondé mis y edificé su
reforma sobre principios que jams su-
frirdn en su esencia cambios... Porque
el modo con que quiso que oreciera
el espiritu cristiano, con La activa par-
ticipacién de los fieles en los sagrados
misterios y en la plegaria solemne, es
siempre en la Iglesia el mismo.
Por eso, en su «Motu proprio», nada
ordend que no estuviese antes repet
damente determinado y prescrito. Bien
claro lo declaré asi en el proc
este documento: «Para que de hoy en
adelante nadie alegue la excusa de no
én, y
para guitar toda duda de la ineerpre-
conocer claramente su obliga.
por BEITIA.
tacién de algunas cosas que estin man
dadas, estimamos conv.
con brevedad, los principios que regu-
Jan la miisica sagrada en las solemnida-
des del culto, y condensar, al_ mismo
tiempo, como en un cuadro, las prin
poiones de la Iglesia con:
tra los abusos. més comunes que se eo
te sefalar,
cipales pres
rmeten en esta. materia.»
No se ocultaba al gran Pontifce que
los abusos eran grandes y muy dificiles
de desarraigar. Pero por lo mismo, con
paternal acierto, excitaba a la obedien-
cia diciondo: «Tengan todos confianza
en Nos y en Nuestra palabra, con la
cual ya unida la geacia y la bendicién
celestial.» Y es que Pio X se apoyaba
en base inquebrantable para llevar a
cabo esta reforma
Los que a la muerte-de Pio X sin-
tieron un movimiento de desconfianza
y ereyeron cortada la flor de la refor-
ma litirgico-musical por él emprendi-
da se olvidaron, sin duda, de que la
‘obra de Pio X no era obra personal,
con ser tan suya, Olvidaban que aquella
vor del Papa restaurador era la vor de
la Iglesia, de la Historia y del Arte;
vor que no puede extinguirse. Y mien
tras haya abusos dignos de desarraigar-
se—y 8 evidente—, 0 menosprecien
aquellos principios incomovibles por
los que el arte musical fué admitido al
servicio del culto divino, esa vor los
denuneiara y los condenars
A los veinticineo aos justos de la
publicacién del «Motu proprio» de
Pio X, el Pontifice actual promulgé su
stitucidn «Divini culeos.sanctita-
tem», que, siguiendo las huellas del
Pontifice restaurador, ravifiea y confir=
ama y amplia las disposiciones cclesiés:
ticas sobre la musica sagrada
Cuantos desean la gloria de Dios y el
decoro de Ta casa del Sefior, han de
continuar trabajando en a obra inicia-
da por Pio
musical linirgica es deseo de la Iglesia
porque esta restauracién
Y si hoy no podemos decir, como en~
atonees: «Asi lo quiere Plo Xx, pode
mos, en cambio, decir siempre: «Asi lo
guicre la Iglesia; asi lo quiere Dios»,
que manda que las cosas santas. sean
santa y dignamente tratadas
La razén siempre seguird dieiéndo
nos que las cosas del culto se han de
hacer con el espiritu de lo que deter
RITMO
minan as leyes del culto, y esas leyes,
edificadas en el «Mow proprio» de
Pio X, ratiicadas y confirmadas en la
de Pio XI,
son las leyes de Ia Iglesia que subsisti-
rin mientras el culto de nuestros. tem-
«Constitucién Apostiic
pos sea el que la Iglesia nos propone,
inspirado por Dios.
EI Cardenal Merry del Val, compositor
&No ha de tener lugar, ep un home
naje a Pio X, el que fué Secretario de
Estado, hombre de su plena confianza
y el mis intimo colaborador en la res-
tauracién de todas las cosas de Cristo?
No poscemos datos terminantes y
concretos para apreciar la colaboracién
del Cardenal Merry de Val en la restau.
racign de la misiea sagrada; pero se
puede adivinar, dada la competencia
musical y el calo celesidstico del egre-
gio purpurado,
Porque a no pocos sorprenders el
saber que fud miisico notable, y, sobre
todo, pianista compositor.
De raza le venia: su ascendencia ir-
landesa y vasea (por los Zuluera) dié a
su temperamento vibraciones de arpa
angélica; la aragonesa, cifra una de las
mayores ejecutorias de su linaje en el
infanticode la Catedral de Zaragoza San
Dominguito del Val, erucificado por
los judios el Viernes Santo de 1250.
Su nombre, ademés del de Rafael,
se lo impusicron al futuro cardenal en
el bautismo, y supo hacer honor a él
pues un condiscipulo suyo ha testiiea-
do que, durante sus estudios, en el Co-
legio de San Miguel, de los jesuitas, en
Bruselas, Merry del Val fud siempre
capo degli enfants de cheeurn, jefe
de los nifios de coro.
En su edue
faltaron los estudios mi
ibn, completisima, no
ales, que pro-
fundizé con grandisimas aptitudes y
alicién, basta resaltar un excelentisimo
pianista, que tenia, aun de memoria,
tun repertorio clisico muy extenso.
De su fama en este punto nos dari
idea una anéedota. Su Santidad Pio XI,
cuando estuvo de Nuncio en Polonia,
trabé amistad con el genial pianista Pa-
derewsky, tan bucn patriota como. ca-
por J. ARTERO.
tolico, y que eg a la Presidencia de
su nacidn. Fué en 1925 a dar unos con-
ciertos en Roma, y quiso también delei-
tar al Papa, y haciendo reverdecer la
pristina amistad, tod, para el, en el
Vaticano. Invité el Papa al concterto a
varios dignataries de su Carte. Y al
hacer 1a presentacién del purpurado
espaiol, dijo al pianista
—eco, il Cardinale Merry del Val,
si puo chiamare il Paderewsky, del Sa-
exo Colegio.
Esta aficidn ala musica le hizo tener
amistad con muchos profesores, y, s0-
bre todo, con el famoso baritono Bar-
tistini, a quien visitaba, en su villa, con
frecuencia. Battistini cantaba en la in-
timidad para el Cardenal, y le sorpren-
dia el yer que, de su vasto repertorio,
apenas entonaba los primeros compascs
de cualquiera obra, ya el Cardenal adi-
vinaba el autor.
Pero sobre todo, el Cardenal Merry
del Val se preocupé de la miisica ecle-
sistiea,
Tenia, como el Cardenal Segura, en
el Trastevere, sus ministerios sacerdo-
tales, y eran sus predilectos unos joven.
citos de la Congeegacién del Sageado
Corazén de Jestis. El mismo les ense-
faba los ednticos y se preocupaba del
repertorio
‘Oyé una composicién de Monsefior
de Giovanni, en 1895, que cantaba:
Gace dinmens ar
‘Ab ogeor deo pe.
Transeribidla Merry del Val y ense
fi6 a sus muchachos. Y hasta personal
mente, para sus aetos profanos, com.
puso un himno, que, por cierto, lo
cantaban todos con entusiasmo.
Nombrado. Cardenal Arcipreste de
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la Basilica de San Pedro, acredité sus
aliciones y cultura musical, contribu
jo a mejorar las ejecuciones, los 6r
‘ganos y el repertorio sagrado. Apenas
se publics la Constitucién apostélica
*Divini cultuss, se adhirié a los de-
seos de Su Santidad; nombrd una C
misién capitular para la reforma, y an-
tes de que saliera Ia edicién vaticana,
l edit6, para uso de la Basilica, libros
corales.
De la Basilica vaticana es la prime-
ra noticia que tenemos del Cardenal
como compositor. Habia restaurado y
modernizado a sus expensas el Carde-
nal cuatro de los pequefios érganos de
acompaiiamiento, poniéndoles motor
eléctrico, pedalicr completo, ete. La
inauguracién. se hizo con solemnidad,
y al concierto inaugural fueron invita-
das Autoridades eclesidsticas, Cuerpo
Diplomatico y Colegios de Roma. La
Prensa decia:
“El «O salutaris hostia»
eatro voces, del Cardenal Merry del
Val, cs una composicién sencilla, pero
densa de sentimiento y de expresién,
procurd al cminentisimo autor vivas
{elicitaciones. El preludio religioso,eje
cutado simultineamente por los dos
Srganos, did a los presentes un cuarto
de hora de verdadero delete artist
El «Cavalier Silvestrinis, que copia-
ba las obras del Cardenal, recuerda las
siguientes, todas a cuatro voces mixtas
y érgano: Ave Regina Coelorum, Panis
‘Angelicus, dos Ave Maris Stella, Tan-
tum ergo y Beati Mortui, que fué la
tiltima compuesta y ejecutada,
amotete a
No le agradaba mucho que ejecuta-
ran sus obras cuando él mismo habia
de pontificar, y por eso, cuando en
1930, celebraron en el *Gests, de
Roma, la beatificacién del Beato O;
vie y cantaron su Tatum ergo,
+Hubiera preferido otro, porque la eje-
cucién de mis composiciones me dis-
ttac>.
Pero donde brills su predileccién
por el canto sagrado fué en su interés
por la famosa “Cappella Giulia. que
es el coro de la Basilica vaticana. No
sldo procuré el mayor esmero y perfec-
cién de las ejecuciones, sino que, per-
sonalmente, se preocupaba de cada uno
de los cantores.
Monse
Sagrada Congregacién del Ceremonial,