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Cien Años Heredando el Viento: El Caso Scopes a través de sus Protagonistas

Raul Fernando Campusano Droguett.1

Resumen: El caso Scopes simboliza uno de los debates más interesantes de la década del 20 del siglo
pasado, en realidad, de todo el Siglo XX. Es una especie de libro de texto sobre la relación y con los campos
de dominio de la ciencia y la religión. Es también una excelente expresión del sistema adversarial judicial
de los Estados Unidos y la argumentación jurídica, y es también una muy pedagógica reflexión desde el
campo de la filosofía, la política y las políticas públicas. Ha sido llevado al teatro, la televisión y el cine. Se
han escrito numerosos artículos sobre el tema y sigue siendo de interés hoy porque sus dilemas son tan
actuales hoy como entonces. Hay semejanzas curiosas y sorprendentes entre la década del 20 del Siglo
XX y esta década del 20 del Siglo XXI, que está empezando. Por una parte, es el renacimiento del debate
ciencia-religión, con los extraordinarios avances en biotecnología, genómica, ingeniería genética y biología
y bio-ingeniería en general, por una parte. Y por otra parte, es también el renacimiento de
fundamentalismos religiosos de diversas persuasiones y con diferentes agendas que se unen en el objetivo

1
Profesor titular de la Universidad del Desarrollo. Director Académico del Programa de Magister en Derecho
Ambiental y profesor de derecho internacional público y privado UDD. Master en Derecho, Universidad de Leiden,
Países Bajos. Master en Estudios sobre la Paz Internacional, Universidad de Notre Dame, Estados Unidos. Abogado
de la Universidad de Chile. rcampusano@udd.cl Reconocimientos: Agradezco los valiosos comentarios de Ana
Piñeiro, Pilar Torres, Verónica Morales, María de los Ángeles Pérez, Carmen Gloria Brevis, Enrique Vial, y Regina
Massai.

Nota metodológica: La mejor manera de leer este texto es no fijarse en las notas al pie de página. Las notas pueden
distraer al lector y sacarlo del ritmo del texto. Por cierto, a posteriori, las notas pueden servir a aquellos que se
interesen por profundizar un tema y quieran explorarlo en mayor detalle. Algunos comentarios sobre el inglés y
sobre algunas de las fuentes principales del texto. Como es de suponer, un trabajo sobre un juicio en Estados Unidos
tiene como fuentes primarias solo textos en inglés y también son en ese idioma la inmensa mayoría de las fuentes
secundarias. De la misma forma, y por la misma razón, se trata de textos legales, judiciales y doctrinarios. La
legislación analizada, la sentencia, las transcripciones de los alegatos y otras actuaciones en juicio, son todas en
inglés. En tercer lugar, esto es, además de ser textos en inglés técnico jurídico, los textos están escritos de la manera
y con los modismos y coloquialismos propios del Sur de Estados Unidos de hace cien años. Cómo entender la crónica
periodística de Mencken, cuando dice que el fiscal de la causa se ha convertido en todo un Billy Sunday, sin conocer
la historia de este deportista convertido en predicador, que todos sus contemporáneos entendían, pero
probablemente un lector chileno del Siglo XXI, no. Las traducciones son del autor, salvo en los casos que se indique
otra cosa. En un primer momento se pensó escribir este artículo en inglés, o al menos manteniendo todas las citas
en su idioma original. Sin embargo, en definitiva, se optó por traducir al español todo lo que estuviera en inglés, en
la esperanza que así se logre una lectura más fluida y menos académica. Solo algunos títulos de libros y algunas
frases e ideas se han mantenido en su idioma original con la finalidad de facilitar su búsqueda por parte del lector
que quiera profundizar temas. Por supuesto, siempre será mejor y más preciso acudir a los textos originales y por
ello se ha puesto cuidado especial en las notas al pie de página. Sin perjuicio de las diversas fuentes aquí presentadas,
hay tres que quisiera destacar de entre ellas. Primero, el libro de Alfred Foote que contiene la transcripción íntegra
y completa del juicio. Es una fuente invaluable, que remite a la historia fidedigna del juicio, libre de las
interpretaciones y creatividades que tanto se han hecho alrededor del caso. En segundo lugar, los varios textos del
profesor Douglas Linder, de la Universidad de Missouri-Kansas que tiene publicados en su sitio web “Famous Trials
in American History.” En tercer lugar, el magnífico libro de Edward J. Larson, “Summer for the Gods.” Este libro es,
en mi opinión, y por lejos, el mejor relato y reflexión sobre este importante juicio de la década del 20 del siglo pasado.
El título está tomado de una frase que escribió Clarence Darrow en sus memorias: “Considerándolo todo, ese fue un
verano para los dioses.” (DARROW 1932).
común de proponer interpretaciones metafísicas y decisiones basadas en la fe. Esta nueva visita al caso
Scopes se construye buscando dar voz a los diversos protagonistas del caso, abriendo la puerta así a
observar que la verdad puede tener diversos rostros y que las conclusiones varían dependiendo del lugar
en que se sitúe el observador.

El que genera problemas en su casa, heredará el viento.


Libro de los Proverbios 11:29.

La ignorancia engendra confianza con mayor frecuencia que el conocimiento: son los que saben poco, y no los que
saben mucho, quienes afirman tan positivamente que la ciencia nunca resolverá este o aquel problema.
Charles Darwin

Una cálida mañana del verano del 25.

Los hechos son bastante simples: El 21 de julio de 1925, el profesor de biología John T. Scopes fue
condenado a pagar una multa de cien dólares por haber violado una ley del Estado de Tennessee que
estipulaba que era ilegal enseñar teorías contrarias a las enseñanzas bíblicas sobre la creación divina del
ser humano.2 Scopes, de 24 años, era profesor suplente de una escuela del pueblo de Dayton, en
Tennessee y en sus clases había hablado de la teoría de la evolución, de Charles Darwin.

Parece una historia trivial, un procedimiento judicial menor que sucede en el anonimato de un tribunal
local, de un pequeño pueblo en el Sur profundo de los Estados Unidos. Y, sin embargo, este juicio suscitó
el interés de todo el país, fue cubierto por la prensa nacional e internacional, dividió a la ciudadanía en
campos adversarios irreconciliables, y sus efectos y ramificaciones se extendieron por todo el Siglo XX y
han cruzado hasta el Siglo XXI. En su momento, el caso fue conocido como el juicio del siglo, y atrajo la
participación directa e indirecta de muchísimas personas y organizaciones, partiendo por dos de los
abogados más conocidos y prestigiosos de Estados Unidos en esa época: William Jennings Bryan y
Clarence Darrow. El juicio Scopes fue el campo elegido para librar batallas más grandes, más antiguas,
más complejas, y más decisivas que lo que pudieron haber imaginado los ciudadanos de Dayton, los que,
sin embargo, intuyeron que algo especial estaba sucediendo en su pueblo, y se apresuraron a copar todos
los espacios del tribunal, literalmente dentro y fuera de la sala.3 Y todo esto bajo el inclemente sol de ese
verano del 25, que muchos recordarían durante mucho tiempo, por esto y por todo lo demás.

2
El juicio fue muy breve. Había comenzado el 10 de julio. El juicio de apelación también fue breve y terminó con el
sobreseimiento de Scopes por razones técnicas del procedimiento (hay quienes postulan que las razones profundas
de esta decisión se dirigían a impedir que el caso terminara llegando a la Corte Suprema Federal de los Estados
Unidos).

3
No confundir con Dayton, Ohio, ciudad que actualmente tiene una población metropolitana cercana al millón de
habitantes. Dayton es un pueblo en el Condado de Rhea, en el Estado de Tennessee. En 1925, Dayton tenía una
población de 1.800 habitantes. Actualmente, tiene una población cercana a las 8.000 personas. Para muchos
norteamericanos, el caso Scopes fue la ocasión para escuchar por vez primera de la existencia de Dayton, Tennessee.
Para los habitantes de Dayton, fue su oportunidad para darse a conocer al mundo.
¿Qué hizo que este juicio adquiriera las proporciones que adquirió? ¿Por qué es tan relevante o, por qué
fue interpretado como tan importante por sus contemporáneos? ¿Cuáles eran estos temas tan cruciales,
serios y delicados que fueron debatidos en Dayton? Para empezar a explorar posibles caminos de
respuesta, hay que mirar alrededor y observar el contexto histórico, político, económico y social en que
tuvo lugar. La década del 20 había empezado con la terrible pandemia conocida como la Gripe Española,
azotando a la humanidad cuando aún no podía ponerse de pie de los estragos y cicatrices de la Gran
Guerra. Y terminaría con el surgimiento de fuertes autoritarismos, nacionalismos e imperialismos, y la
Gran Depresión Económica. Precisamente, en la mitad de la década, el año 1925, tendría lugar el juicio de
Scopes. Para entender el caso, hay que entender su época. Y también que, con el correr del tiempo, el
caso ha sido interpretado por muchos y de diversas maneras. Así, varias son las respuestas que se han
ofrecido para responder las preguntas básicas sobre el caso. Y para otras preguntas sobrevinientes que
han ido tomando vida propia con los años, como, por ejemplo, ¿quién realmente ganó este caso, o mejor
aún, ¿qué significa realmente ganar o perder en este caso? Para abordar estas respuestas se ha optado
por identificar a algunos de los mayores actores del juicio y presentar sus historias, y a través de sus
relatos, conocer sus respuestas. ¿Qué fue lo que realmente sucedió en Dayton, Tennessee ese verano del
año 25? El dato duro se mantiene: Un joven profesor suplente de biología, de una escuela de Dayton, fue
multado por violar una ley Tennessee. ¿Pasó algo más, algo respecto de lo que valga la pena tomar nota
y poner atención?

Como se ha señalado, para abordar las respuestas a las preguntas planteadas, se presentarán a algunos
de los protagonistas del caso y se intentará mostrar sus voces, sus razones, sus búsquedas y sus dilemas.
A través de la polifonía de voces, miradas, argumentos e interpretaciones, se irán constituyendo relatos.
Cada uno de ellos sumando complejidad y profundidad a la historia, en la intuición que la verdad siempre
termina siendo un plural y que las miradas cambian dependiendo de los observadores, del contexto y del
tiempo. Y hay senderos que ya han sido trazados por otros y que se pueden usar con estos fines. En su
conocido cuento “En el Bosque”, el escritor japonés Ryunosuke Akutagawa (considerado el padre del
cuento japonés), propone que una forma de acercarse a la verdad de los hechos es permitir que los
protagonistas de los eventos puedan contar su relato, su historia.4 El lector, una vez conocidos todos los
relatos, formaría su propia interpretación de los hechos y de sus significados. Akutagawa logra su objetivo
y crea una narración novedosa y envolvente que ha sido homenajeada y copiada en innumerables
ocasiones. Se tomará un aspecto de esta idea, poniendo atención en los relatos y performances de los
protagonistas de este relato: la historia de Butler, Baldwin, Scopes, Mercken, Darrow, Bryan y Kramer.

La historia de Butler.

4
Sin perjuicio de la fama y valor literario de Ryunosuke Akutagawa, la historia se ha hecho universalmente conocida
y familiar a través de la película Rashomon, del maestro cineasta japonés Akira Kurosawa. La película se construye
combinando dos cuentos de Akutagawa, el ya mencionado “En el Bosque” y “Rashomon” o “La Puerta de Rasho.”
Adicionalmente, cabe recordar que en el proceso de diseñar la película “Citizen Kane”, Orson Wells señaló que “He
estado prestando atención a un viejo concepto, la idea de contar varias veces la misma cosa y mostrar exactamente
lo mismo desde puntos de vista completamente distintos.” No puedo dejar de agregar que, esta idea de presentar
un hecho desde las miradas de distintos personajes es una técnica llevada a la perfección por dos autores ingleses:
John Fowles en su libro “The Maggot,” y Iain Pears en “An Instance of the Fingerpost,”, “The Dream of Scipio,”
“Stone’s Fall”, y “Arcadia.” La lectura de estos cinco libros es una experiencia sublime. Mutatis mutandi, la idea aquí,
en estas páginas, es revisar el caso Scopes poniendo atención en sus protagonistas más que en los argumentos
generales del debate, respecto de lo cual se ha escrito mucho ya.
John W. Butler era un granjero de Tennessee y jefe de la “Asociación Mundial de Fundamentos Cristianos,”
organización cristiana que se dedicaba a hacer lobby en el Congreso Estatal para que se aprobaran leyes
contrarias a la enseñanza de la teoría de la evolución. Ah, y además, era diputado del Estado.

Butler venía de tener su momento de gloria el 21 de marzo de 1925, día en que logró que se aprobara la
“Ley contra la enseñanza de la evolución en las escuelas de Tennessee” apodada prontamente como la
“Ley Butler.” La ley disponía “que será ilegal para cualquier maestro en cualquiera de las universidades,
escuelas normales y todas las demás escuelas públicas del Estado que estén respaldadas en su totalidad
o en parte con los fondos de las escuelas públicas del Estado, enseñar cualquier teoría que niegue la
Historia de la Creación divina del hombre como se enseña en la Biblia, y para enseñar que el hombre ha
descendido de un orden inferior de animales.” La ley disponía también que todo profesor “infractor sería
culpable de una falta y multado entre $ 100 y $ 500 por cada infracción.”

Para entender mejor a Butler hay que recordar que era miembro de una congregación local de la Iglesia
Bautista y que colocaba en el centro de su vida su fe cristiana y los valores tradicionales y conservadores
que su comunidad profesaba y promovía.5 En sus propias palabras: “En primer lugar, la Biblia es la base
sobre la cual se construye nuestro gobierno estadounidense. ... El evolucionista que niega la historia
bíblica de la creación, así como otros relatos bíblicos, no puede ser cristiano. ... Va de la mano con el
Modernismo, convierte a Jesucristo en un fakir, le roba al cristiano su esperanza y socava los cimientos de
nuestro Gobierno.” (Ginger, 1958, p 3-4). Desde su perspectiva, las ideas evolucionistas eran por sobre
todo, erróneas, fácticamente falsas ya que pugnaban con la verdad revelada y por eso eran peligrosas en
general y en especial respecto de los niños y su enseñanza. Las ideas evolucionistas debían erradicarse de
la enseñanza de los colegios, en el Estado y ojalá en todo el país.6 Butler logró que el Gobernador del
Estado, Austin Peay, firmara la ley ya que a éste le interesaba obtener el apoyo de los granjeros, todos
cristianos, y creyó que sería una ley sin aplicación práctica ni relevancia alguna.7

5
López Borgoñoz explica con claridad las motivaciones y temores de Butler que lo llevaron a proponer una ley que
protegiera a las familias cristianas de la enseñanza en los colegios de doctrinas que tensionaban la fe: “Por lo que él
mismo explicaba, había escuchado una vez contar una historia a un predicador en su iglesia acerca de una joven de
su comunidad de Tennessee que se había apuntado a un curso de biología en una universidad próxima. Cuando tras
acabar el curso regresó a su casa, dijo el predicador, nunca más volvió a ser una cristiana. La teoría de la evolución
había destruido su fe en Dios. Podía, pensó Butler, pasarle eso a sus propios hijos? ¿Podía pasarle eso también a los
hijos de sus convecinos del condado de Macon? Sin duda, para él era una aberración que los honorables impuestos
de unos honrados granjeros temerosos de Dios de su zona sirvieran para que en los institutos o universidades
adoctrinaran con una raras teorías —fundamentalmente ateas— a su descendencia y como consecuencia de todo
ello todos los infantes se vieran de forma irremediable abocados a las llamas del infierno.” (LOPEZ BORGOÑOZ,
2007). La historia de Butler es la de aquellos que gatillan procesos cuyas dimensiones y repercusiones no imaginaron
y que no tenían capacidad alguna de controlar.

6
Cabe observar que la resistencia ideológica a la teoría de la evolución se mantiene muy presente hasta los días
actuales entre la población de Estados Unidos. Yuval Noah Harari indica que, de acuerdo con una Encuesta Gallup
del año 2012, solo el 15% de los norteamericanos creen que el ser humano evolucionó a través del proceso de
selección natural, libre de toda intervención divina. El 32% cree que los seres humanos podrían haber evolucionado
de formas anteriores de vida en un proceso de millones de años, pero a través de la intervención divina. El 46% de
los norteamericanos cree que Dios creó a los seres humanos, en su forma actual, en algún momento dentro de los
últimos 10.000 años, tal como lo señala la Biblia (HARARI 2015, p. 102).

7
Balmer, Randall (2007). Thy Kingdom Come. Basic Books.p.111. Para ilustrar su posición en la materia, el
Gobernador Peay declaró que: “tras un examen cuidadoso, no puedo encontrar nada de importancia en los libros
que ahora se enseñan en nuestras escuelas con las cuales esta ley interfiera de la manera más leve. Por lo tanto, no
La historia de Baldwin.

Roger Nash Baldwin fue el primero en entender, en toda su dimensión, la oportunidad que se abría para
la lucha por la libertad de pensamiento, de expresión y de enseñanza, con una torpe nueva ley del lejano
estado de Tennessee. Baldwin fue uno de los fundadores de la Unión American de Libertades Civiles,
ACLU, y su primer director ejecutivo. Ya había sido director de organizaciones similares que dieron
nacimiento a la ACLU. Aristócrata, educado en Harvard, consagró su vida a la defensa de los derechos
civiles de las personas, liderando casos de alta connotación pública, como el caso de Sacco y Vanzetti, y el
caso del libro Ulises, de James Joyce.8 Y el caso Scopes, por supuesto. La Unión de Libertades Civiles
Norteamericana (American Civil Liberties Union) era (y es) una organización de la sociedad civil, sin fines
de lucro y cuya finalidad es defender y preservar los derechos y libertades individuales garantizados a
cada persona por la Constitución y las leyes de los Estados Unidos. Se había creado el año 1920, esto es,
solo cinco años antes del Juicio Scopes. Este dato es relevante ya que, en ese momento, la ACLU no era la
gran organización que es hoy y aún no había obtenido los grandes éxitos que tendría en las décadas
siguientes. El año 25 era una organización naciente que estaba buscando su espacio y hacerse conocida
en el país. El juicio Scopes fue su ticket.

Baldwin entendió de inmediato la relevancia de la Ley Butler para su causa, considerándola una amenaza
para la libertad y parte de la lucha por la libertad de expresión y pensamiento en un contexto mayor. No
era solo los efectos de esta ley en particular y en ese estado en particular. La Ley Butler era representativa,
un verdadero epítome, de otras leyes semejantes de otros estados y de eventuales futuras leyes en la
misma dirección. (Larson 1997, p 60). Bajo el liderazgo de Baldwin, ya en el año 1924 la ACLU había emitido
su primera declaración a favor de la libertad académica y este era un tema que le interesaba desarrollar
y defender. Así, los radares de la organización estaban encendidos y no pasó mucho tiempo hasta que
encontraron noticias de prensa que reportaban sobre una ley en Tennessee que establecía que enseñar
la teoría de la evolución era un crimen. Era la noticia que estaban buscando, que estaban esperando. Era
la oportunidad de enfrentar el tema en tribunales. El paso siguiente fue enviar una declaración de prensa
a los periódicos de Tennessee en la que ofrecían asumir la defensa en juicio de cualquier profesor que
fuera perseguido por esta ley. La declaración apareció en el Chattanooga Times, un diario local que se
había opuesto a la ley, el día 4 de mayo de 1925 y su tenor mostraba un paso más allá en el interés de la
ACLU: “Buscamos a un profesor de Tennessee que quiera aceptar nuestros servicios para testear la ley en
tribunales. Nuestros abogados piensan que un test amigable puede organizarse sin que el profesor pierda
su trabajo. Todo lo que necesitamos es un cliente dispuesto.” (Larson 1997, p. 82-83). Ese profesor fue
John Scopes. Baldwin ya tenía el caso que necesitaba para defender el derecho a la libertad de enseñanza,
libertad de pensamiento, y libertad de expresión.

En su larga vida, vivió casi cien años, le tocó liderar numerosas causas de libertades civiles. Baldwin murió
en 1981, recordado y admirado por muchos.

pondrá a nuestros profesores en peligro. Lo probable, es que la ley nunca será aplicada”. Hay que recordar que el
Gobernador Peay, del partido Demócrata, era considerado un político mas bien progresista. López Borgoñoz razona
que “Aunque ello contradecía abiertamente a los recién aprobados Tennessee Evolution Statutes, Peay debió pensar
que políticamente le convenía no vetar una norma, que quizás sólo era algo teórico, cuya aplicación sería casi
imposible a causa de los reglamentos educativos vigentes. Debió razonar para sus adentros que, tal vez, si los
evolucionistas tenían sus libros y los creacionistas su ley, las cosas se quedarían tranquilas de momento y nada
enturbiaría la paz de su estado.” (LÓPEZ BORGOÑOZ, 2007).
8
Caso judicial que, en 1921, prohibió este libro en Estados Unidos.
La historia de Scopes.

Veinticuatro años tenía John Thomas Scopes durante el juicio que lo hizo famoso para siempre. A los
sesenta y cuatro años, cuarenta años después del juicio, Scopes escribió un texto en el que da a conocer
sus reflexiones y comienza con el siguiente párrafo: “Si el último día del juicio me hubieran preguntado
qué es lo que se había logrado, yo me hubiera sentido un joven muy avergonzado. Otra pregunta que
hubiera sido difícil de responder hubiera sido por qué yo había sido el acusado en ese juicio. Por dos
buenas razones, no podría haber respondido ninguna de estas preguntas.” (SCOPES 1965, p. 1). Que
curiosa forma de comenzar sus reflexiones. En un mundo más sencillo, es imaginable imaginar una
apertura satisfecha, orgullosa de lo logrado y de haber sido parte de esa gesta heroica por la libertad de
expresión y la victoria de la ciencia. Pero no escribió nada de eso, sino lo transcrito más arriba. Por qué?

Primero, lo evidente: el juicio terminó con la condena de Scopes y la ley se mantuvo vigente (aunque no
se condenó a nadie más mientras estuvo operativa). Segundo, porque al momento de la sentencia, Scopes
no tenía la necesaria perspectiva para interpretarla en todas sus dimensiones y consecuencias. Sería
necesario el paso del tiempo para lograr una visión más completa de lo sucedido y su significado más allá
del juicio. Es una pregunta abierta que sigue buscando respuestas hasta el día de hoy. En relación con la
segunda pregunta que se hace Scopes, la respuesta parece ser más simple. Se trataba de un joven de 24
años que fue subido a una montaña rusa, en una materia que manejaban otras personas a las que no
conocía con anterioridad. De pronto se vio rodeado de rostros, organizaciones, temas, y causas que
excedían significativamente su agenda personal. Tanto es así que parte importante de la reflexión tardía
de Scopes explica lo improbable que era que hubiera sido el acusado en este juicio, símbolo de esta causa.
Muchos factores circunstanciales e improbables tuvieron que darse y suceder para que Scopes se
encontrara en ese tiempo en Dayton, haciendo la clase que hizo en la escuela en la que estaba de
reemplazo.

Y, sin embargo, Scopes fue un actor honesto y legítimo en el rol que le tocó jugar en toda esta historia.
Creía en el valor de enseñar ciencia en las escuelas y creía en la importancia de la libertad de pensamiento
y expresión. Entendió que las circunstancias le daban la oportunidad de ser parte de una acción cuyos
objetivos eran consistentes con los suyos y no encontró razones para restarse del proyecto. Cuarenta años
después, mantenía esas mismas convicciones y había logrado, si no las respuestas a sus preguntas, al
menos la paz de la convicción de haber estado del lado correcto de la historia. En sus reflexiones cuarenta
años después del juicio, concluye su texto con los siguientes pensamientos:

“Pero lo más importante es que siento que la legislación que restringe la libertad académica es para siempre
algo del pasado, que la religión y la ciencia pueden interpelarse entre sí, hoy, en una atmósfera de respeto
mutuo y en una búsqueda común por la verdad. Me gusta pensar que el juicio de Dayton tuvo alguna
incidencia en dar nacimiento a esta nueva era. Me he mantenido interesado en los temas del juicio, pero
nunca como un actor participante. Muchas veces me han preguntado por qué no he tenido un rol que jugar
en estos temas durante todo este tiempo, e incluso por qué no he siquiera capitalizado en la publicidad que
tuve y aprovechado la cosecha que tenía a mi alcance. Tal vez mi mejor respuesta sería parafrasear a Calvin
Coolidge -elijo no correr- que en mi caso sería: Elegí no hacerlo.”9

La historia de Mencken.

9
SCOPES 1964, p.4.
El caso Scopes fue conocido en todo el mundo como el “Caso del Mono” (Monkey Trial). Ese nombre, que
aludía a la teoría de la evolución de Darwin, y específicamente, a la relación directa entre simios y seres
humanos, se lo puso el periodista Henry Louis Mencken quien, a través de sus reportes y crónicas en el
periódico de Baltimore, “Evening Sun” levantó un relato único y fascinante que todos querían leer y
comentar.10 Mencken era considerado un referente del ambiente literario de los Estados Unidos en los
años 20, llegando a ser conocido como “el sabio de Baltimore” y el “Nietzsche americano.” Había nacido
en Baltimore y estudió ingeniería en el Politécnico de la ciudad antes de convertirse en periodista durante
el cambio de siglo. (Aczel 2007, p. 114).

El 9 de junio, Mencken envió su primera crónica, de las muchas que enviaría a su periódico y que sería la
forma en que multitudes conocerían del caso. Y también la forma en que lo recordarían años después.
Dice este primer envío:

“En vísperas del gran enfrentamiento, Dayton está lleno de emanaciones enfermizas y temblores de dudas.
Hace cinco o seis semanas, cuando el infiel de Scopes fue cargado de cadenas, no había incertidumbres en
este valle sonriente. Los habitantes de la ciudad procedieron al asalto como un solo hombre. Había una
oportunidad inigualable, casi milagrosa, de que Dayton apareciera en las primeras páginas de los diarios,
de que se hablara sobre el pueblo, de ponerlo en el mapa. Hoy, con el telón recién levantado y las peores
tonteras aún por venir, era obvio incluso para los nativos del pueblo, que aparecer en el mapa, igual que el
patriotismo, no era suficiente. La situación debía ser manejada con discreción, hábilmente, con cuidadosa
consideración a las sutilezas psicológicas. Desafortunadamente, los ciudadanos de Dayton, no tenían
habilidad alguna para tales cosas, y los expertos a los que acudieron eran todos charlatanes…. Hace dos
meses, el pueblo era obscuro y feliz. Hoy es una broma universal.”11

El 17 de julio, Mencken escribe y publica su última crónica sobre el juicio Scopes. El texto da cuenta de la
sentencia y tiene un tono de derrota, terminando con una recomendación a prepararse para nuevas
batallas de esta guerra entre ciencia y religión, entre valores en conflicto que se disputan el alma del
pueblo norteamericano:

“El juicio de Scopes, desde el principio, se ha llevado a cabo de acuerdo con la ley antievolucionista y la
torpeza de simio que la inspira. No ha habido la menor pretensión de decoro. El rústico juez, candidato a la
reelección, ha posicionado a los patanes como un bufón en un espectáculo de poca monta, y casi cada
palabra que ha pronunciado ha sido una apelación no encubierta a sus prejuicios y supersticiones. El fiscal
principal, que comenzó como un abogado competente y un hombre de autoestima, terminó como una nueva
encarnación de Billy Sunday.12 Finalmente, le correspondió expresar una clara y sorprendente decisión de la

10
Era común en la época ver en los periódicos y libros, caricaturas de humanos con cuerpo de mono, a veces el rostro
de Darwin en un cuerpo de mono, a veces los de otras personas que apoyaban las ideas de la teoría de la evolución.
Desde una perspectiva más sustantiva, estas caricaturas reflejaban algo más profundo: para muchos, la teoría de la
evolución no provocaba problemas en general, cuando se refería a plantas, árboles y animales, pero era perturbadora
e inaceptable cuando se aplicaba al ser humano y al hecho que la especie descendiera de simios. Además, muchos
consideraban que esa propuesta atentaba directamente contra las enseñanzas de las iglesias cristianas sobre la creación
del hombre, por Dios, en su actual forma.
11
LINDER, D. O. 2017.

12
Billy Sunday fue un atleta norteamericano que tuvo una conversión religiosa y terminó siendo uno de los
predicadores y evangelistas más conocidos e importantes de Estados Unidos en las dos primeras décadas del Siglo
XX.
teoría de la justicia acorde con los postulados del fundamentalismo. En resumen, lo que dijo es que un
hombre acusado de ser un infiel, no tenía derechos de acuerdo con el ordenamiento jurídico de Tennessee”.13

Y continuaba su crónica agregando que:

“Darrow ha perdido este caso. El caso ya estaba perdido mucho antes que llegara a Dayton. Pero me parece
que, sin embargo, Darrow ha realizado un gran servicio público luchando hasta el final y de una manera
totalmente seria. Que nadie se confunda y piense que esto ha sido una comedia, aunque pueda verse como
una farsa en todos sus detalles. El juicio sirve para advertir al país que el hombre de Neanderthal se está
organizando en estos remotos pueblos olvidados, liderado por un fanático, sin sentido y sin conciencia.
Tennessee, desafiándolo demasiado tímidamente y demasiado tarde, ahora ve sus tribunales convertidos
en reuniones de campamento y su Declaración de Derechos burlada por los funcionarios judiciales que
juraron cumplirla.Hay otros Estados que deberían preparar mejor sus arsenales antes de que los hunos
lleguen a sus puertas.”14

Mencken es difícil de clasificar. Se opuso a la participación de Estados Unidos en la Primera y en la Segunda


Guerra Mundial. No apoyo el “New Deal”. Se le acusó de elitista en incluso de racista. Y tuvo una
participación central en el Juicio Scopes. De hecho, el país completo siguió el juicio a través de sus reportes
desde Dayton, publicados en el Evening Sun, de Baltimore. Su pensamiento queda plasmado en su
conocida frase. “El hombre se hace civilizado no en proporción a su disposición para creer, sino en
proporción a su facilidad para dudar”. Su estilo directo, coloquial, sarcástico, y cargado de contenido
valórico y opinión (sus valores y opiniones) se sigue estudiando y comentando en las escuelas de
periodismo hasta de día de hoy. Ah, y un dato más: Fue Mencken quien pagó la multa de cien dólares de
Scopes.

La historia de Darrow.

Nadie dudaba en los Estados Unidos de los años 20 que el más famoso de los abogados litigantes del país
era Clarence Seward Darrow. Brillante, agudo, astuto, con una personalidad fuerte y la actitud de
convicción de aquellos que creen estar en lo correcto, Darrow cosechó una inmensa fama y admiración
durante su vida.

Darrow nació en 1857 en Farmdale, un pequeño pueblo de Ohio. Hijo de padres de clase trabajadora,
educados, y de ideas progresistas. Adquirió fama tempranamente como un brillante abogado litigante
defensor de los derechos de los trabajadores y sindicatos. Progresivamente, fue tomando defensas
penales y especializándose en la materia. Algunos de los casos en que participó son considerados como
de los más relevantes de su época, como por ejemplo el caso “Leopold and Loeb”, el caso “Ossian Sweet”
y el caso “Massie.”15 Y por supuesto, el caso Scopes. El caso Scopes es la única vez que Darrow ofreció sus

13
LINDER, D. O. (2017).
14
LINDER, D. O. (2017).

15
Estos tres juicios están considerandos de entre los más relevantes de su época en Estados Unidos. Primer caso:
Nathan Leopold y Richard Loeb eran dos estudiantes de la Universidad de Chicago que asesinaron a Robert Franks
en 1925. Las razones del crimen, expresadas por Leopold y Loeb, ambos de familias poderosas y adineradas del Medio
Oeste, es que querían cometer el crimen perfecto, demostrando así sus inteligencias superiores. El crimen y sus
motivos provocaron indignación en el público y se esperaba la pena de muerte. Darrow fue contratado para la defensa
y argumentó en contra de la pena de muerte como principio y logró convencer al juez quien condenó a los culpables
a cadena perpetua. Segundo caso: Ossian Sweet era un médico pediatra de Detroit, de raza negra, que fue acusado de
dar muerte a un hombre blanco y herir a otro. El contexto e los hechos fue una manifestación de personas blancas
servicios legales pro bono. Entendió que era su oportunidad histórica de enfrentar los sectores del
cristianismo que él consideraba obscurantistas o, en sus propias palabras: “Mi objetivo era que el país
pusiera atención en el programa del señor Bryan y de otros fundamentalistas en Estados Unidos.” (Larson
1997, p. 73). Los alegatos y discursos de Darrow durante el juicio fueron varios y diversos. Algunos de ellos
realmente magníficos. Las actuaciones, discursos, y frases de Darrow, en este juicio, que han sido más
recordadas e estos 100 años, son las del debate con Bryan sobre la Biblia, cayendo en el olvido la mayor
parte de sus otras participaciones.16 Y también es significativo que el juicio tomó rutas propias a pesar de
todos los intentos del juez Raulston de acotarlo al tema de si la ley había sido violada o no.17

Durante el juicio, Darrow se encontró con la resistencia del juez de admitir en calidad de expertos a los
numerosos científicos que la defensa había congregado en Dayton y cuyos testimonios buscaban probar
los méritos de la teoría de la evolución de Charles Darwin.18 Muchos científicos, a lo largo de todo el país,

frente a la casa de Sweet exigiendo que se mudaran de ese vecindario y amenazando con violencia. La defensa
argumentó legítima defensa y el juez sobreseyó a los imputados. Tercer caso: El caso Massie es un proceso penal de
asesinato con una trama compleja que involucra a una familia blanca y a una Hawaiana. Se acusó de violación a un
hombre que fue sobreseído y luego asesinado por la familia de la mujer que hizo la acusación de violación. El caso
estuvo cargado de tensiones raciales. Darrow tomó la defensa de los cuatro hombres acusados del asesinato.
16
Como, por ejemplo, este discurso magnífico de defensa de la libertad de pensamiento: “Si hoy es posible tomar
algo como la evolución, y convertir en delito que se enseñe en las escuelas públicas, mañana también podrías
convertir en delito enseñarla en las escuelas privadas. Y al año siguiente puedes convertir en crimen enseñarla en
campañas electorales o en la iglesia. En la próxima oportunidad, puedes prohibir libros y periódicos. Prontamente,
podrías enfrentar a católicos contra protestantes, y a protestantes contra protestantes, y tratar de imponer tu propia
religión en la mente de los hombres. Si puedes hacer una de estas cosas, también puedes hacer las otras. La
ignorancia y el fanatismo siembre están activos y necesitan alimentarse. Siempre está alimentándose y queriendo
más. Hoy son los profesores de las escuelas públicas, mañana, los profesores de las escuelas privadas. El día siguiente
serán los predicadores y las conferencias, los libros las revistas, los periódicos. Después de un tiempo, su señoría,
será un escenario del hombre contra el hombre y de creencia contra creencia, hasta que marchemos hacia atrás,
con estandartes al viento y los redobles de tambores, a las épocas gloriosas del Siglo XVI en que los fanáticos
encendías piras de leña para quemar a los hombres que se atrevían a aportar inteligencia e iluminación y cultura a
la mente humana.” Son discursos como este, los que son capaces de trascender el contexto directo del juicio e
interpelar a muchas generaciones en los cien años que separan ese año 20 del nuestro. Son estos los discursos que
hacen a Darrow el gigante que todos supieron que era. Son estos discursos los que siguen vivos y vigentes hoy y que
nos hablan como si hubieran sido pronunciados solo ayer.

17
El juez Raulston señaló, al iniciarse el juicio que la pregunta vital que debía ser sometida a consideración, era si
Scopes, o cualquier otra persona, había cometido infracción, violando lo estipulado por la ley, al enseñar una teoría
que niegue la historia de la creación divina del ser humano, como es enseñado en la Biblia, y en el Condado de Rhea,
desde que se publicó la ley y con anterioridad a esta investigación …. Además, agregó que se debe tener en cuenta
que no es pertinente hacerse preguntas sobre lo acertado o la sabiduría de esta ley. (FOOTE, 2012).

18
El discurso del abogado del equipo defensor, Dudley Malone, pidiendo al Juez Raulston que permita que se realicen
los testimonios de los científicos expertos, sigue resonando hasta la actualidad como uno de los más poderosos
llamados al debido proceso: "Nunca hay un duelo con la verdad. La verdad siempre gana y no le tenemos miedo. La
verdad no es cobarde. La verdad no necesita el derecho. La verdad no necesita la fuerza del gobierno. La verdad no
necesita al Sr. Bryan. La verdad es imperecedera, eterna e inmortal y no necesita ninguna agencia humana para
apoyarla. Estamos listos para decir la verdad tal como la entendemos y no tememos toda la verdad que puedan
presentar como hechos. Estamos preparados. Sentimos que estamos con el progreso. Sentimos que estamos con la
ciencia. Sentimos que estamos con la inteligencia. Sentimos que estamos con la libertad fundamental de los Estados
Unidos. No tenemos miedo. Dónde está el miedo? Lo afrontamos, dónde está el miedo? Lo desafiamos, le pedimos
al juez admitir la evidencia como una cuestión de correcta aplicación del derecho, como una cuestión de
habían expresado su interés y voluntad de presentarse en el juicio y aportar con sus conocimientos y
reflexiones sobre la materia. Solo uno de ellos pudo hacerlo. El zoólogo Maynard M. Metcalf fue llamado
por Darrow, quien le pidió que explicara qué es la teoría de la evolución en relación con el origen del
hombre. Luego de resolverse algunas objeciones presentadas por la fiscalía, Metcalf hizo una
presentación sobre la teoría de la evolución, la que fue reportada por Mencken en términos muy
elogiosos. Luego de este testimonio, el tribunal decidió que no era admisible el testimonio de expertos
científicos ya que la causa no era sobre la evolución, sino sobre el cumplimiento de una ley estatal por
parte de profesores de escuelas públicas. Esta decisión era devastadora para la defensa: su principal
argumento se había construido sobre la idea de probar que Scopes no había enseñado nada erróneo, sino
que, por el contrario, había sido fiel a su compromiso con la docencia de la biología enseñando la teoría
correcta y adecuada. Eso habrían dicho los numerosos expertos reunidos por la defensa. Ahora, eso no
sería posible y de pronto la defensa quedaba sin expertos y sin testimonios. La situación llevó a Darrow a
reclamar vivamente en corte de tal forma que el juez lo condenó por desacato y dio por terminada la
sesión.

El equipo de abogados de la defensa se encontraba en una situación desesperada. No tenían testigos y


expertos y no querían (y tampoco podían por una razón técnica) subir a Scopes al estrado. Qué hacer?
Charles Francis Potter, teólogo experto en Biblia y asesor del equipo de la defensa, recuerda que ese
mismo día, Darrow le dijo: “Voy a poner un experto en Biblia en el estrado, un experto mayor que tú, el
mayor experto en Biblia del mundo, según piensa el mismo.” (Larson 1997 p 182). Se refería a William
Jennings Bryan.

Y así efectivamente sucedió. Golpeados por la imposibilidad de presentar los testimonios de los
numerosos científicos que habían congregado, la defensa decide citar al abogado de la contraparte.
Darrow interrogó a Bryan en el juicio, pero no le preguntó por la Ley Butler, ni sobre libertad de expresión.
Ni siquiera le preguntó sobre la teoría de la evolución o sobre ciencia. El episodio más conocido, celebrado,
recordado, reproducido, re-actuado y mil veces cambiado, consciente o inconscientemente, trató sobre
la Biblia.

La agenda de Darrow era clara. Frente a la situación de abierta hostilidad del tribunal y a la imposibilidad
de presentar testimonios expertos, se abría la posibilidad de una estrategia: demostrar lo erróneo de una
interpretación literal de la Biblia en materias relacionadas con ciencia en general y con el origen del ser
humano en particular. Intentaba dejar en evidencia lo inapropiado de una ley que prohibiera argumentar
en forma distinta a lo señalado por la Biblia ya que este texto era religioso, no científico y, por tanto, no
podía dar respuestas científicas ni prohibir que se enseñara lo que la ciencia iba descubriendo en materia
del origen del ser humano. Y para ello, quería dejar en evidencia las inconsistencias y absurdos de la
interpretación literal del texto religioso. Ahora bien, no era un misterio, para nadie que conociera a
Darrow, que el ejercicio de desacreditar la Biblia no era algo nuevo en su vida. Tampoco que no iba a ser
la primera vez que tuviera un debate religión/ciencia con Bryan. Y tampoco su impresión del rol que las
religiones organizadas ha jugado en la historia: “No existe ninguna otra cosa, su Señoría, que haya causado

procedimiento sólido y como una cuestión de justicia respecto de la defensa en este caso. " Dudley Malone conocía
bien a William Jennings Bryan. Cuando Bryan fue Secretario de Estado, durante la administración del Presidente
Wilson, Malone era “Third Assistant Secretary”, un alto cargo en el Departamento de Estado. También fue candidato
a Gobernador de New York. Una vez que dejó la política, se dedicó a ejercer el derecho especializándose en casos
de divorcio. En la última etapa de su vida, abandonó el derecho y se dedicó a ser actor de teatro. Su participación en
el caso Scopes se debió a sus vínculos con Arthur Hays.
más diferencias de opinión, más amargura, más odio, guerra o crueldad, que la que ha causado la religión.”
(LARSON, 1997, p. 163).

Darrow: Usted ha hecho un estudio considerable de la Biblia, verdad, ¿señor Bryan?


Bryan: Si señor, he tratado de hacerlo.
Darrow: ¿Entonces, tienes un estudio general de la ella?
Bryan: Sí, lo tengo. He estudiado la Biblia por alrededor de cincuenta años, o algo más que eso, pero por
supuesto, la he estudiado más en la medida que me he ido volviendo mayor, que cuando era u muchacho.
Darrow: ¿Usted postula que todo lo que dice la Biblia debiera ser aceptado literalmente?
Bryan: Yo creo que todo lo que se dice en la Biblia debiera ser aceptado de la forma que allí es expresado;
algunas cosas en la Biblia son ilustraciones…. Por ejemplo: Tu eres la sal de la tierra. Yo no diría que el
Hombre es en realidad hecho de sal, o que su carne está hecha de sal, sino que esa palabra está usada en el
sentido de sal como salvadora del pueblo de Dios.
Darrow: ¿Pero cuando tu lees que … la ballena se tragó a Jonah … cómo interpretas eso?19
Bryan: Cuando leo que un gran pez se tragó a Jonah, porque no dice ballena. Ese es mi recuerdo del texto.
Un gran pez, y lo creo. Y creo en un Dios que puede hacer una ballena y que puede hacer a un hombre y que
puede hacer a ambos hacer lo que le plazca.
Darrow: Ahora veamos, tu dices: el gran pez se tragó a Jonah, y se mantuvo allí por cuanto tiempo, tres días,
y entonces la ballena lo escupió sobre la tierra. ¿Tú crees que el gran pez fue hecho para tragarse a Jonah?
Bryan: No estoy preparado para decir eso. La Biblia simplemente dice que sucedió.
Darrow: ¿No sabes si era un pez común o si fue hecho con ese propósito?
Bryan: Puedes adivinar, ustedes los evolucionistas pueden adivinar…
Darrow: ¿No estás preparado para decir si ese pez fue hecho especialmente para tragarse a un hombre?
Bryan: La Biblia no lo dice, por lo que no estoy en condiciones de decirlo yo.
Darrow: Pero tu crees que él los hizo, ¿que el creó ese animal y que era lo suficientemente grande para
tragarse a Jonah?
Bryan: Si señor. Y permítame agregar: es tan fácil creer en un milagro que en otro.
Darrow: Lo es para mí, igual de difícil.
Bryan: Para ti es difícil de creer, pero es fácil para mí. … Un milagro es algo que se hace más allá de lo que
un hombre puede hacer. Cuando cruzas el umbral de lo que el ser humano puede hacer, entras en el reino
de los milagros. Y así, es tan fácil creer en el milagro de Jonah como en cualquier otro milagro de la Biblia.
Darrow: ¿Perfectamente fácil creer que Jonah se tragó a la ballena?
Bryan: Si la Biblia dijera eso. La Biblia no hace declaraciones extremas como hacen los evolucionistas.20

La estrategia de Darrow era empujar a Bryan a declarar su adscripción a una creencia literal o con
posibilidades de interpretación de los textos bíblicos. Allí residía la gran línea divisoria entre los cristianos.
Junto con los fundamentalistas, que se aferraban a la interpretación literal de la Biblia, interpretación a la
que daban una gran importancia, estaban los cristianos que tendían mas bien a entender estos textos de
la Biblia como imágenes y figuras que interpretaban como simbólicas o alegóricas y que, en realidad, no
tenía mucha importancia esa diferencia para efectos de su fe y de su práctica religiosa.21 Al tomar este

19
Jonah recibió la instrucción de Yahvé de ir a predicar a Nínive. Atemorizado ante los peligros de la misión, Jonah
huye y se embarca. Yahvé desata una tormenta por la desobediencia de Jonah y el barco peligra y corre el peligro de
hundirse. Ante esta situación, Jonah les pide a los marineros que lo arrojen al mar, cosa que hacen una vez que Jonah
les explica la razón de la tormenta. Una vez en el mar, Jonah está a punto de ahogarse, pero Yahvé envía un gran pez
que se lo traga. Jonah permanece tres días dentro del pez, rezando. Al cabo de ese tiempo, Yahvé ordena al pez que
arroje a Jonah a tierra. (Libro de Jonah, capítulos 1 y 2.).
20
TENNESSEE v. JOHN SCOPES. (1925).

21
Sistemáticamente, Bryan ha sido caracterizado como un cristiano fundamentalista y de interpretación literal de la
Biblia. Sin embargo, esto no era así. Como lo explica López Borgoñoz, “el problema para los fundamentalistas que lo
camino de preguntas, su objetivo era incomodar a tales cristianos. A continuación, Darrow intenta dar un
golpe mayor y distinto: a propósito de otro pasaje de la Biblia, Bryan sugiere que Dios extiende el día para
Joshua, deteniendo la Tierra en lugar del Sol y expresa su entendimiento que en el Génesis, el texto “días
de creación”, representaban períodos de tiempo. (LARSON 1997, p. 189). Esta era la ocasión que Darrow
buscaba:

Darrow: La Biblia dice que Joshua le ordenó al Sol que se detuviera con el propósito de alargar el día. ¿Y tú
crees eso?
Bryan: Lo creo.
Darrow: ¿Tú crees que en ese tiempo el Sol giraba alrededor de la Tierra?
Bryan: No, yo creo que la Tierra gira alrededor del Sol.
Darrow: ¿Tú crees que los hombres que escribieron ese texto, pensaban que el día podía ser alargado o que
era posible detener el Sol?
Bryan: No sé lo que ellos pensaban.
Darrow: ¿No lo sabes?
Bryan: Creo que ellos escribieron el hecho, sin expresar sus propios pensamientos.
Darrow: ¿Tienes una opinión sobre si aquellos que escribieron, esto pensaban?22

En ese momento el interrogatorio fue interrumpido por Thomas Stewart, uno de los abogados de la
acusación, quien presentó una objeción señalando que el interrogatorio no tenía relación alguna con
ninguno de los temas del juicio y que por lo tanto los abogados de la defensa no tenían derecho alguno
de continuar con este tipo de preguntas y por ello le pidió al Juez Raulston que lo detuviera y excluyera
del registro. Curiosamente, el primero en hablar fue el mismo Bryan que señaló que le parecía que sería
demasiado exigente limitar la defensa a los hechos. Si no se les permite escapar de los hechos, con qué
tienen que lidiar? Frente a esta declaración, Raulston dictaminó que Bryan confirmaba su aceptación a
ser examinado y por lo tanto, se podía proceder.

Darrow: ¿Puedes responder mi pregunta directamente? Si el día fue alargado, que había que detener: ¿La
Tierra o el Sol? Debiera haber sido la Tierra, ¿verdad?
Bryan: Bueno, así lo diría.
Darrow: ¿Bien señor Bryan, has ponderado lo que habría pasado si la Tierra se hubiera detenido?
Bryan: No.
Darrow: ¿No lo has hecho?
Bryan: No. El Dios en el que creo se podría haber hecho cargo de eso, señor Darrow.
Darrow: Ya veo. ¿Te has puesto a pensar lo que naturalmente pasaría si la Tierra se detuviera, de improviso?
Bryan: No.
Darrow: ¿No sabes que se habría convertido en una masa fundida de materia?
Bryan: Tú puedes testificar eso cuando te toque estar aquí en el estrado. Te daré la oportunidad de hacerlo.

apoyaban radicó en el hecho de que, en realidad, Bryan no era, como algunos de ellos, un simple memo
fundamentalista radical, sino un cristiano muy conservador que, pese a serlo, conocía las teorías de Darwin así como
otros descubrimientos de la ciencia, y esa diferencia hacía que entendiera y aceptara que no todo en la Biblia debía
aceptarse tal cual estaba escrito. Y la habilidad de Darrow fue mostrar eso precisamente, que el principal valedor de
los escritos sagrados admitía rápidamente y con convicción que éstos se debían tratar de leer en algunos de sus
fragmentos no de un modo literal sino a la luz de la razón. Y no es que engañara a Bryan, sino que Bryan no era eso
lo que negaba, ya que, según parece, lo único que él quería, como Butler, era que en los colegios públicos sólo se
enseñara la teoría de la creación tal como se defiende en los textos sagrados.” (LÓPEZ BORGOÑOZ 2007). La
verdadera naturaleza de las creencias de Bryan era algo que Darrow interpretó correctamente y su objetivo en el
interrogatorio era que finalmente concediera que, en diversas ocasiones y temas, interpretaba los textos y reconocía
que los leía de manera de dar espacio a la posibilidad de imágenes, símbolos, y metáforas.
22
TENNESSEE v. JOHN SCOPES. (1925).
Darrow: ¿No lo crees?
Bryan: Me gustaría escuchar un testimonio experto sobre eso.
Darrow: ¿Nunca investigaste el tema?
Bryan: Creo que nunca antes se me había hecho esa pregunta.23

Darrow insiste en llevar a Bryan a situaciones en que no parece haber respuesta clara y asertiva. Su
siguiente tema es sobre el diluvio universal.

Darrow: ¿Crees en una interpretación literal del diluvio?


Bryan: Sí señor.
Darrow: ¿Cuándo tuvo lugar el diluvio?
Bryan: No intentaría señalar una fecha. La fecha está fijada, como se sugirió esta mañana.
Darrow: ¿Alrededor del 4.004 AC?
Bryan: Esa ha sido la estimación que hizo una persona y que es aceptada hoy.
Darrow: ¿Está esa estimación en la Biblia?
Bryan: Todo el mundo sabe, al menos yo creo que todo el mudo sabe, que esa fue la estimación.
Darrow: Pero qué crees tú que dice la Biblia. ¿No sabes la forma en que se llegó a esa estimación?
Bryan: Nunca he hecho el cálculo.24

Luego Darrow pregunta otras materias y en algún momento arriba al texto de la creación y en especial al
tema de los seis días. Darrow le pregunta si esos días son literales, de 24 horas. Bryan responde que estima
que son períodos. Darrow le pregunta si tiene alguna idea de la duración de estos períodos. Bryan
responde que no y agrega que el Dios en el que cree pudo haber hecho la Tierra en 6 días, o en 6 millones
de años, o en 600 millones de años, y que no cree importante si alguien cree cualquiera de estas
alternativas. Puntualiza que para él, los días son períodos de tiempo, pero no argumentaría contra nadie
que creyera en días literales, porque eso no era importante.

El objetivo de Darrow había sido logrado: el representante de la interpretación literal de la Biblia reconocía
que, en ocasiones, interpretaba la Biblia. ¿Y si él podía hacerlo, por qué otros no podrían tener el mismo
derecho? Adicionalmente, estas concesiones a la interpretación no serían bien recibidas por los colegas
literalistas de Bryan. (LARSON 1997, p. 189). Gradual e incrementalmente, Darrow iba logrando que las
respuestas de Bryan fueran menos asertivas y seguras. En varias ocasiones, señaló que simplemente no
sabía la respuesta a una pregunta. A veces intentaba hacer un chiste que era muy bien recibido por la
audiencia, pero que, frente a un análisis más detenido, simplemente mostraba que no tenía una respuesta
(¿Sabes de dónde puede haber sacado Caín su esposa? No señor, le dejo a los agnósticos hacer esa
cacería). Los abogados del equipo de la acusación entendieron que había que detener este interrogatorio
de inmediato, pero Bryan no lo permitió, declarando que su decisión de continuar respondiendo las
preguntas de Darrow respondía a su intención de proteger la palabra de Dios del más grande ateo o
agnóstico de los Estados Unidos … “Quiero que los periódicos sepan que no estoy asustado de subirme al
estrado frente a él y permitirle que intente hacer lo peor … El único objetivo del señor Darrow es
desacreditar la Biblia, pero yo responderé sus preguntas.” (LARSON 1997, p. 190). Por su parte, Darrow
respondió a Bryan que estaba examinando tus tontas ideas, que ningún cristiano inteligente en el planeta
podría creer.25

23
TENNESSEE v. JOHN SCOPES. (1925).
24
TENNESSEE v. JOHN SCOPES. (1925).
25
Transcripción del juicio, 304.
Por supuesto, nada en todo este intercambio ente Darrow y Bryan tenía relación con el tema del juicio,
esto es, si Scopes había enseñado la teoría de la evolución señalando que el ser humano descendía de
otras especies, cometiendo infracción de la Ley Butler. Pero es probable que nadie hubiera pensado en
eso durante el interrogatorio. Todos habían estado preparándose para el gran enfrentamiento entre los
dos famosos abogados y no habían sido decepcionados. La gran batalla había tenido lugar y correspondía
ahora evaluar quién había ganado y quién había perdido. Sin embargo, no hubo tiempo para reflexionar
mucho ya que de inmediato el Juez Raulston declaró que todo lo anterior no tenía relación con la presente
causa.

Frente a esta decisión del Juez ya no había nada que hacer y Darrow así lo expresa, con cansancio y
aparente rabia: “No tenemos testigos que ofrecer, ni pruebas respecto de los aspectos que el tribunal ha
señalado como pertinentes. Creo que para ahorrar tiempo le pediremos al Juez que llame al Jurado y que
lo instruya en el sentido de declarar culpable al imputado.” Era la salida lógica frente al escenario decidido
por el juez. Y, además, le privaba a Bryan de la oportunidad de presentar su discurso de cierre. Y, por
supuesto, le daba a la defensa la oportunidad de apelar la sentencia y llevar el caso a una corte superior.
Ese era precisamente el objetivo desde el principio del juicio. La fiscalía aceptó la propuesta de la defensa.

El jurado demoró nueve minutos en tomar su decisión. De esos nueve minutos, la mayor parte del tiempo
se usó en entrar y salir de la sala. Ni siquiera se sentaron en la sala de los jurados. Una vez en la sala del
tribunal, declaran culpable a Scopes y el Juez Raulston lo condena a pagar cien dólares, que como s eha
dicho, era la pena mínima establecida en la ley. La última intervención de Darrow fue para declarar que
pensaba que este juicio sería recordado por ser el primer caso de esta naturaleza desde que se acabaron
los juicios por brujería en Estados Unidos. (LARSON 1997, p. 193).

Darrow falleció trece años después del caso Scopes. Durante todo ese tiempo siguió siendo el brillante,
agudo y fiero abogado penalista defensor que siempre había sido. También continuó siendo un agudo e
incansable promotor de la causa del agnosticismo. Dicen que, poco antes de morir, habría dicho que, si
existiera una vida después de la muerte, volvería a la Tierra y se aparecería en los aniversarios de su
muerte, en el pequeño puente justo al Sur del Museo de la Ciencia y la Tecnología, en el Hyde Park, de
Chicago (hoy el puente tiene el nombre de “Monumento a Clarence Darrow.”). Hasta el día de hoy, hay
personas que visitan el puente para cada aniversario.

La historia de Bryan

William Jennings Bryan fue Secretario de Estado (Ministro de Relaciones Exteriores), Diputado, candidato
a la presidencia de Estados Unidos, activo militante del partido Demócrata, pacifista, promotor de
reformas sociales y populistas, anti-imperialista, y cristiano presbiteriano. Y profunda, decidida y
activamente contrario a la teoría de la evolución. Su vida estuvo marcada por éxitos y derrotas notables,
por abrazar causas importantes y a veces adelantadas a su época y otras de difícil comprensión. Alguien
podría levantar la tesis que en su vida hubo aspectos de farsa y comedia (así lo han retratado algunos a
propósito de su participación en el caso Scopes), pero en realidad hay más elementos del sentido griego
de lo trágico.26

26
Luc Ferry hace una explicación del sentido griego de lo trágico aplicado a los tiempos actuales que se puede aplicar
para intentar comprender el sino de Bryan: los conflictos que están ensangrentando actualmente el mundo son
trágicos, en el sentido de que enfrentan legitimidades opuestas y no buenos y malos, justos y malvados. (FERRY
2017, p. 174).
El camino corto para entender a Bryan, su performance en Dayton y por sobre todo, su activa oposición a
la teoría de la evolución, es explicarlo como un fanático religioso fundamentalista, no muy inteligente y
reacio a intentar comprender el mundo moderno y la ciencia. Esta es la forma en que muchos lo
percibieron ese verano del 25 y es la forma en que su imagen fue trasmitida hasta los días actuales. En
este teatro del mundo, su casting es el de fanático y torpe que representó el rol del villano de la historia,
frente a los héroes paladines de la ciencia y la modernidad. Así es también la forma en que es retratado
en innumerables artículos de prensa, textos diversos, obras de teatro, televisión y cine. Así es como se le
recuerda. Y, por cierto, es fácil y cómodo recordarlo así. Nos permite una historia redonda, con buenos y
malos, con una moraleja sencilla y apropiada: se trata de la lucha por la libertad de expresión y por la
ciencia contra las fuerzas del fundamentalismo religioso y la ignorancia. Es casi pedagógico, y dan ganas
de dejarlo ahí. Está todo bien, todo presentado, todo explicado, todo claro. Y es bueno que sea así: es una
adecuada lección de historia. Todos nos alegramos y tenemos nuestro corazón bien puesto junto a equipo
de la defensa de Scopes. Esas son las personas, ideas y luchas en las que creemos. Qué sentido podría
tener darle más vueltas? Para qué levantar piedras antiguas? En realidad, estoy casi convencido. Casi. Hay
un sutil zumbido que persiste: la biografía no es consistente con la caricatura.

El segundo camino para entender a Bryan es más complejo, más largo y más ambiguo. Quizás no logre
disculparlo. Su performance fanática y fundamentalista en el juicio no es una invención de la prensa liberal
de New York. Lo que hizo y dijo efectivamente ocurrió. Entonces tal vez la pregunta podría cambiar y
desplazarse a intentar comprender qué razones, distintas al fundamentalismo oscurantista, podría haber
tenido para oponerse tan férreamente a una teoría que, ya en esa época era fuertemente apoyada por la
evidencia científica. Para empezar a responder esta pregunta se vuelve necesario recordar que estamos
en el año 1925.

La década del 20 es un período complejo, intenso, muy interesante y pleno de fuerzas contradictorias. La
década abre con el fin de la Gran Guerra, la guerra que terminaría con todas las guerras, en las palabras
de Woodrow Wilson. Y cierra con la Gran Depresión. Es la década de la Liga de las Naciones, ese proyecto
visionario del mismo Wilson y precursor de Naciones Unidas. Una organización que buscaba establecer
las bases de la paz internacional en el mundo y acabar con la guerra como forma de resolver conflictos
internacionales. Pero el inicio de la década ve también nacer al partido Socialista Obrero Alemán, que
propone una visión racista de la sociedad en la que las mayores brutalidades son aceptadas y promovidas
bajo el concepto de una raza superior que tiene derechos y legitimidad sobre los demás seres humanos.
Y sin perjuicio de lo delirante y cruel de estas ideas y justificaciones, debe observarse que algunas de sus
ideas y fundamentos eran compartidas por numerosas personas y organizaciones alrededor del mundo
en esos años. La interpretación torcida, desvirtuada y mal comprendida de las ideas de Charles Darwin,
gozó gran popularidad en la década del 20. El año 1921 se fundó en Inglaterra la Sociedad para el Control
Constructivo de la Natalidad y el Progreso Racial, con el fin de promover el control eugenésico de la
natalidad. (MCGRATH 2015, p. 148). La fundadora de la Sociedad, Marie Stopes había publicado el año
anterior el libro “Radiant Motherhood: a book for those who are creating the future” cuyas ideas eran
celebradas por los círculos educados y progresistas ingleses de la época. En el libro se promovía la
esterilización “como manera para impedir que los deteriorados y los racialmente enfermos pusieran en
peligro las formas más elevadas y más hermosas de la raza humana.”27

27
MCGRATH 2015, p. 148. El autor aclara de inmediato que nada en lo que señala debe entenderse como una crítica
a Darwin o a la teoría de la evolución, pero “supone un recordatorio de cómo puede abusarse de la ciencia desde el
poder y como aquella puede ser reorientada hacia objetivos políticos particulares. Pero por encima de todo, pone
en cuestión toda insinuación de que la ciencia está necesariamente asociada a valores progresistas. La historia nos
enseña lo contrario y eso es algo que no podemos ignorar.” (MCGRATH 2015, p. 149.)
Alan Dershovitz, el brillante y polémico abogado litigante y profesor de Harvard, nos recuerda que una de
las razones que tuvo Bryan para involucrarse en forma tan radical y decidida en la campaña contra la
teoría de la evolución, fue que las teorías de Darwin estaban siendo usadas/mal usadas por racistas,
militaristas y nacionalistas para avanzar algunas agendas decididamente horribles. (DERSHOVITZ 2004, p.
2). El movimiento eugenista, que proponía la esterilización de los grupos inadecuados e inferiores, se
encontraba en su apogeo y tomó nuevos bríos adoptando y adaptando la teoría de selección natural de
Darwin. El militarismo alemán, que recientemente había llevado a su país a una guerra desastrosa, se
inspiró en una interpretación de las ideas de Darwin de la supervivencia de los más fuertes. (DERSHOVITZ
2004, p. 2). El movimiento anti-migratorio, “que había sido exitoso en el cierre de los pasos de ingreso de
Estados Unidos a los grupos raciales inferiores, se basó en la creencia errónea que ciertos grupos étnicos
habían evolucionado más completamente que otros. Las leyes de Jim Crow, que mantenían la segregación
racial, fueron racionalizadas sobre la base de la inferioridad racial de los negros.”28 Mientras avanzaba la
década, surgían y crecían movimientos totalitarios en el mundo; los fascistas en Italia y los nazis en
Alemania y sus numerosos simpatizantes en toda Europa y Estados Unidos, el imperialismo japonés y el
stalinismo en Unión Soviética. El totalitarismo se abría paso en el mundo y las ideas racistas a su lado.

Este era el escenario en que Bryan toma la decisión de oponerse con todas sus fuerzas a aquellos que
promovían la teoría de la evolución. Eran tiempos difíciles y delicados y había que aferrarse a certezas
perennes que salvaran al pueblo del horror que se avecinaba. Esa certeza la encontró en el cristianismo
conservador y fundamentalista. El prestigioso biógrafo, y Premio Pulitzer, Andrew Scott Berg, tuvo la
capacidad de interpretar y explicar el sentido trágico de las opciones de Bryan al decir que la historia, a lo
largo del Siglo XX, ha tratado a pocos de forma tan injusta como lo hizo con “the Commoner,”29 “a menudo
reduciéndolo a poco más que un tres veces perdedor en la carrera presidencial y un bufón
fundamentalista cristiano.” (Berg 2013, p. 214). Es verdad que perdió en 1896, 1900, y 1908 como
candidato del Partido Demócrata, y es verdad que murió cinco días después de la sentencia del caso
Scopes, “pero los reduccionismos históricos y las interpretaciones teatrales subsecuentes de Bryan,
degradaron a un patriota y devoto presbiteriano que logró ser el orador más popular de su tiempo,
candidato presidencial a los 36 años, y la voz de los norteamericanos silenciosos pero enojados.” (Berg
2013, p. 114). “The Great Commoner” “vigorizó al Partido Demócrata al urgir un gobierno activista con
nociones como dar el voto a las mujeres, empoderar los sindicatos, y establecer un impuesto a la renta
gradual.” (Berg 2013, p. 214). Ah, y un último dato, John Scopes, en sus reflexiones sobre el caso, cuarenta
años después, declara que Bryan había sido el hombre más grande producido por los Estados Unidos
desde Thomas Jefferson,30 el padre intelectual de ese país.

28
DERSHOVITZ 2004, p. 2.

29
Bryan era conocido y llamado por todos como “The great Commoner” en alusión a su vocación populista y social
y a que por una década editó un semanario llamado “The Commoner.” La idea detrás de este nombre era reconocer
la vocación de Bryan por los intereses de las personas comunes y corrientes. Para algunos, un populista, para otros,
un hombre comprometido con el pueblo. Para todos “The Great Commoner.”

30
El párrafo completo dice lo siguiente: “Neal y yo llegamos a Dayton a tiempo para asistir a un banquete en honor
de William Jennings Bryan. Tenía que ser algo especial porque el invitado de honor, Bryan, es el hombre más grande
producido en los Estados Unidos desde los días de Thomas Jefferson. Había comprado una casa y, con su esposa e
hijo, se mudó a vivir entre la gente de Dayton como cualquier otro ciudadano. Él era comprensivo y amable;
fraternizó con todos, incluso con los hombres que pasaban varios meses cada año en las montañas destilando licor
ilegal, que vendían durante todo el año. Era un firme defensor de su idea de religión y nunca dejó pasar la
oportunidad de subirse a un púlpito y pronunciar un sermón conmovedor. Entendía los negocios: la gente local sabía
Bryan había preparado un discurso de cierre del juicio. Iba a ser su momento de gloria. Luego de haber
pasado momentos difíciles respondiendo las preguntas de Darrow, que lo llevó a un terreno en el que no
quería estar, este discurso sería su oportunidad de decir lo que quería, lo que tenía que decir.
Nuevamente, el signo trágico de su vida se manifestó. El juez Raulston no lo autorizó a hablar y el juicio
se dio por terminado, condenando a Scopes a pagar cien dólares. Cinco días mas tarde, Bryan fallecía en
Dayton. El discurso, sin embargo, se mantiene hasta hoy ya que fue distribuido como declaración de
prensa. Parece de toda justicia leer hoy lo que Bryan pensó que sería el cierre del juicio:

“La ciencia es una fuerza magnífica, pero no es una maestra de moral. La ciencia puede perfeccionar la
maquinaria, pero no añade ningún freno moral para proteger a la sociedad de la mala utilización de la
máquina. También puede construir gigantescas naves intelectuales, pero no construye timones morales
para el control del vehículo humano, agitado por la tormenta. No sólo es incapaz de suministrar el elemento
espiritual necesario, sino que algunas de sus hipótesis, ni siquiera probadas, pueden quitar la brújula a la
nave y, por lo tanto, poner en peligro su carga. En la guerra, la ciencia ha demostrado ser un genio del mal.
La guerra se ha vuelto más terrible de lo que era antes. El hombre, antes, solía estar constreñido a un solo
plano, la superficie de la tierra, al momento de sacrificar a sus semejantes. Ahora, la ciencia le ha enseñado
a ir abajo del agua y disparar desde abajo, y a subir a las nubes y disparar desde arriba, con lo que el campo
de batalla se ha vuelto tres veces más sangriento de lo que era antes. La ciencia no enseña el amor fraternal.
La ciencia ha hecho la guerra tan infernal, que la civilización está a punto de suicidarse. Y ahora se nos dice
que los instrumentos de destrucción recién descubiertos, harán las crueldades de la última guerra parecer
triviales en comparación con las crueldades de las guerras que puedan venir en el futuro. Si la civilización ha
de salvarse de los avances creados por la inteligencia no consagrada por el amor, solo podrá hacerlo por el
código moral del manso y humilde Nazareno. Sus enseñanzas, y sus enseñanzas por sí solas, pueden resolver
los problemas que atormentan el corazón y dejan perplejo el mundo.”31

Con estas palabras, que sintetizan su pensamiento, soñó Bryan que terminaría el juicio que siempre creyó
entre el cientificismo inmoral y la palabra divina. No fue así.

La historia de Kramer.

Kramer no tuvo participación alguna en el juicio de Scopes. Y sin embargo, su nombre ha quedado
asociado para siempre a este caso. ¿Por qué?

Stanley Earl Kramer dirigió algunas de las películas más interesantes de la segunda mitad del Siglo XX en
Estados Unidos. Como no recordar esa magnífica y larga película “El Juicio de Nuremberg” en la que analiza
los crímenes de guerra de los jerarcas nazis. O la película “Adivina quien viene a cenar” en que se refiere
al tema del racismo, remeciendo a todo un país con un tema duro no resuelto en esa sociedad, y que
protagonizan los magníficos Sidney Poitier, Katharine Hepburn, y Spencer Tracy. O la visionaria y
perturbadora película “En la Playa”, en la que aborda el tema de la devastación que produciría una guerra
nuclear, hasta la extinción de la especie humana. El tema era vigente el año de su estreno, 1959, como lo
sigue siendo hasta hoy. Cada una de estas películas podrían verse hoy y generarían reflexiones y
emociones, tal y como lo hicieron en su momento.

un poco sobre su interés en los bienes raíces de Florida. Cualquier cosa que fuera para beneficio del hombre común
que él siempre favorecía. Él era, de hecho, el gran plebeyo. La mayoría de los hombres mayores de cincuenta años
estaban orgullosos de poder decir que en tres ocasiones diferentes sus votos habían sido para él, cuando era
candidato a Presidente. Aquellos que no habían votado por Bryan, racionalizaban su posición diciendo que, después
de todo, él todavía era un mortal y que no podía ser correcto y perfecto en todo.” (SCOPES 1965, p 2).
31
FOOTE 2012.
Kramer fue un director de películas con mensaje. Fue un hombre valiente que entendió que su arte era la
forma de expresarse y de luchar por los ideales y el tipo de sociedad en la que creía. Sus películas son su
legado. Abordó varios de los temas más complejos y difíciles que dividían y afectaban a la sociedad
norteamericana, especialmente en la década de los 50 y 60 del Siglo XX. No debiera ser una sorpresa
entonces, que uno de sus objetivos fuera oponerse y luchar contra el Macartismo.

El Senador Joseph Raymond McCarthy (1907-1957), lideró en la década del 50 un movimiento de


identificación, investigación y persecución de todos aquellos que pudieran ser agentes soviéticos
infiltrados, comunistas y en general, autores de actividades antinorteamericanas. Las acciones de
McCarthy se produjeron en el apogeo de la Guerra Fría y fueron alimentadas y fortalecidas por la paranoia
de una infiltración de comunismo y de la Unión Soviética en todas las capas de la sociedad
norteamericana. Esta paranoia llevó a realizar y justificar una serie de actividades contrarias a una
sociedad democrática, abierta y libre como la norteamericana. Se procedía sin debido proceso se
promovía la delación y se aceptaba una simple acusación como prueba suficiente. Se creó un clima de
miedo y desconfianza y se habló de un equivalente al período en que se perseguía brujas. Era peligros
siquiera cuestionar los métodos del McCarthy y del Comité de Actividades Antinorteamericanas. Ello llevó
a escritores, cineastas y otros artistas a utilizar la alegoría. Es la época de películas como Espartaco, Éxodo,
y varias otras, con claras alegorías y simbologías a favor de la libertad y anti Macartistas. Y también hubo
obras de teatro con la misma finalidad. Una de ellas, escrita por Jerome Lawrence y Robert E. Lee, fue
estrenada en 1955 y se llamó “Inherit the Wind.” La obra trataba de un profesor de biología que era
llevado a juicio por enseñar la teoría de la evolución.

Cuando Kramer conoció la obra supo que esa sería su próxima película. Tenía todos los elementos. Era
una oportunidad para crear los diálogos perfectos. El tema y los eventos eran lo suficientemente antiguos
(35 años atrás) como para sortear la vigilancia y censura, pero lo suficientemente actuales y universales
como para servir e identificar con la situación que se vivía en el tiempo presente, en 1960. Y el título era
perfecto: Heredarás el Viento. Por cierto, los nombres de todos los protagonistas debían ser otros, y el
pueblo también, y la época. No era un documental, se basaría en hechos reales, pero solo como
inspiración. Y así, Bryan es Brady, Darrow es Drummond, Scopes es Cates, y Mencken es Hornbeck. Y
Dayton es Hiillsboro. Y por cierto, el corazón de la película es el interrogatorio de Darrow a Bryan
(Drummond a Brady). Pero aquí es la parte en que se expresa la creatividad artística y los hechos se ven
transformados hasta convertirlos en un debate épico entre el sentido común, la ciencia, la buena
argumentación fundada y la libertad de pensamiento y expresión, versus el fanatismo religioso, el
obscurantismo, las instituciones corruptas y concertadas, y la torpeza general. Es la lucha del Estados
Unidos de los “Founding Fathers” y del “Rule of Law”, versus el Estados Unidos del miedo, el poder sin
“Checks and Balances”, la violencia y la opresión. En una entrevista en 1996, Jerome Lawrence, dando
contexto a la intención de la obra de teatro y de la película, explicó que “hicimos uso de la enseñanza de
la evolución como una parábola, una metáfora sobre toda clase de control de la mente … No es sobre
ciencia versus religión. Es sobre el derecho a pensar.”32

“Inherit the Wind” no fue un éxito comercial, pero sí conquistó a la crítica especializada y ha mantenido
una audiencia fiel que la ha convertido en una película de culto. La película sigue atrayendo audiencias,
reflexión y comentarios, lo que es interesante ya que su ethos, el Macartismo, desapareció hace décadas
y desde hace mucho, quienes la ven, ya no la asocian con esa situación y período de la historia de los
Estados Unidos. En cambio, si la asocian a la lucha entre ciencia y religión y a la oposición férrea que sufrió

32
BLANKENSHIP, B. (2001). "Inherit the controversy." The Capital-Journal (2001-03-02).
la teoría de la evolución y del origen del ser humano, de Charles Darwin. El tema era vigente el año de su
estreno, como lo sigue siendo hasta hoy.

No debiera escapar la ironía de toda esta historia al observar que la inmensa mayoría de las personas que
conoce el caso Scopes, lo conoce por que ha visto la película. Casi ninguno de ellos ha leído los registros
del juicio. Todos ellos dan por sentado que lo que la película propone y los diálogos que presentan son
copia fiel y rigurosa de lo que en realidad sucedió en el juicio. Y de acuerdo con esta convicción, opinan y
argumentan.

Kramer continuó dirigiendo excelentes películas, todas ellas con temáticas que invitaban a la reflexión
sobre temas sociales, políticos y éticos. También fue productor de otras tantas valiosas películas. Falleció
el año 2001, a los 87 años de edad. “Inherit the Wind”, con rol protagónico de Spencer Tracy, sigue siendo
vista y comentada hasta el día de hoy.

Entre Russel y Faith

En este juicio todo parece ser algo y al mirarlo con mayor profundidad aparece como algo distinto.
Aquellos que apoyaban la Ley Butler no querían acusar ni llevar a nadie a juicio. El Gobernador de
Tennessee estuvo a favor de la aprobación de la ley y al mismo tiempo tenía la absoluta convicción que
nunca sería usada contra nadie. Aquellos que se oponían a la Ley Butler estaban ansiosos de que alguien
fuera acusado de violarla, al punto que organizaron una situación en la que prácticamente se creó a un
infractor de la norma para que fuera llevado a juicio. La ACLU puso un aviso en un diario local para este
efecto. La crónica del periódico Banner, presentada en la portada del diario, recoge la noticia de la
siguiente forma:

“J. T. Scopes, Jefe del Departamento de Ciencias de la escuela del Condado de Rhea, ha sido…imputado por
haber cometido infracción respecto de la reciente ley que prohíbe la enseñanza de la evolución en las
escuelas públicas de Tennessee. El profesor Scopes ha sido acusado por George W. Rappleyea, gerente de
la Compañía Cumberland, de Carbón y Fierro, y que es representado en la acusación por S. K. Hicks …. El
acusado impugnará la nueva ley por inconstitucionalidad. El caso se lleva a cabo como un test de la nueva
ley. Los fiscales actúan bajo el auspicio de la Unión de Libertades Civiles Americana, ACLU, de New York que,
según se ha dicho, ha ofrecido hacerse cargo de los gastos de esta litigación.”33

Nada de lo anterior parece tener sentido. La ACLU no se hace cargo de los gastos de fiscales, menos aún
si esos fiscales están llevando a juicio a la persona que desean defender. El señor Rappleyea, acusador, no
tenía interés alguno en el tema de la constitucionalidad de la ley, ni sobre la disputa entre ciencia y
religión. Su interés era poner a Dayton en el mapa y reactivar su economía a través de un juicio que
atraería personas al pueblo.34 Y eso de que el caso en realidad fuera una puesta a prueba de la ley,

33
LARSON 1997, p. 92.

34
El profesor Douglas Linder lo describe de la siguiente forma: “George Washington Rappleyea, un hombre bajito
y nervioso, religioso, aunque también partidario de la evolución, empezó a moverse también viendo las
oportunidades que podía haber detrás de ese desafío. Por ello, mandó un telegrama nada más leer la noticia a la
ACLU para saber si realmente le apoyarían si encontraba al profesor. La rápida respuesta de la organización fue que
sin duda lo harían. Neoyorquino de origen, y de 31 años.” (LINDER 2006). López Borgoñoz explica la forma en que se
produjo la decisión de aceptar la llamada de la ACLU y reclutar a Scopes: “El 4 de mayo, pues, Rappleyea reunió en
el colmado o drugstore de F. E. Robinson (que era a la sazón el presidente entonces del Consejo Escolar municipal)
a un grupo de hombres y mujeres de Dayton, procedentes del mundo de los negocios o del derecho, a los que
requeriría que las partes involucradas hubieran llegado a ese acuerdo, cosa que en la vida de los conflictos
judiciales tiende a no existir y que, en este caso, es precisamente lo que todo indica que había sucedido.
(LARSON 1997, p. 91-93). Pero las paradojas no terminan ahí. El juez Raulston, devoto cristiano y
claramente a favor de la explicación bíblica sobre el origen de las especies y del ser humano, al condenar
a Scopes lo hace con la más baja multa que la ley le permitía: 100 dólares. Y el juez de apelación, que
también había dado señales a favor de la explicación religiosa, termina declarando a Scopes no culpable.
Y esta decisión que debiera haber regocijado a los abogados defensores, les provoca, sin embargo, pesar
y desilusión, ya que su aspiración era que la sentencia hubiera condenado a su representado y así llevar
la causa a la Corte Suprema Federal.35

Es posible que, al terminar esta lectura, queden más preguntas y menos respuestas, más inquietudes y
menos certezas, más puertas que no cierran, más matices y espacios en blanco, sin terminar, como esas
pinturas antiguas de China y Japón. Tal vez no haya una sola respuesta, una sola verdad. Tal vez la ruta no
ha llegado a su fin y hay que seguir avanzando. Tal vez, como dijo Bertrand Russel, “The whole problem
with the world is that fools and fanatics are always so certain of themselves, and wiser people so full of
doubts.”

Colofón

La película de Kramer abre con la llegada de Bryan (Brady) a Dayton (Hillsboro). Lo están esperando los
ciudadanos del pueblo en una marcha cívica de bienvenida, identidad, alegría y convicción. Parecieran
estar todos, marchando y con pancartas elogiando a Bryan, confirmando su lealtad a la fe, a la antigua
religión de nuestros padres, a la vida simple y sana de las comunidades rurales, y al sentido de grupo y
familia que otorgan las certezas compartidas. Y también, por supuesto, con carteles contrarios a Darwin,
la evolución, y los abogados de New York. Todos cantan un viejo himno spiritual, de autor ya olvidado,
sobresaliendo la voz sublime de Leslie Uggams: “Give me that old time religion, it’s the old time religion
… and it’s good enough for me.” Y un estribillo que se repite una y otra vez y que lo resume y explica todo:
“Si fue buena para el viejo Jonah, también lo es para mi.” Tal vez este sea un buen momento para escuchar
la canción completa, al volumen requerido. Y para ver de nuevo la película de Kramer. Y en una de esas,
leer el libro de Foote con el registro completo del juicio, tal como sucedió en la realidad. Y ponerse pensar,
y a conversar con otros, y tal vez asombrarnos, al percatarnos como esa aparentemente lejana década del
20 del siglo pasado, se está empezando a parecer tanto a nuestra propia década del 2020, en que
nuevamente una pandemia nos golpea, nos confunde, nos produce dolor, y nos da la oportunidad de
detenernos y hacernos las grandes preguntas, tal como lo hicieron, entonces, nuestros predecesores de
hace cien años.

Bibliografía

convenció fácilmente del interés que tenía para la ciudad el que el profesor que transgrediera la norma fuera de allí
mismo y que se le juzgara en el mismo Dayton. Todos, aunque de forma tácita en algún caso, decidieron que debía
aceptarse el reto de la ACLU y hacer algo al respecto. Tras el acuerdo, Rappleyea convocó inmediatamente a su
amigo Scopes, de sólo 24 años de edad, que también era partidario de la evolución, seguramente de un modo más
firme, con el que habló en la misma tienda de Robinson y al que convenció para aceptar a toda prisa el ser imputado,
antes de que se les adelantara algún otro profesor de algún otro lugar del estado.” (LÓPEZ BORGOÑOZ 2007).

35
Hay algo de la canción de Paloma Faith en todo esto: “I’ll tell you what; what I have found; that I am no fool; I’m
just upside down.”
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