Está en la página 1de 3

UUJL

Abigael Bohórquez
LLANTO PO R LA M U E R T E D E U N P E R R O

'Te matarán ju gan d o. E s el d estin o terrible


d e lo s débiles .
M a n u e l Machado
A E rn esto M uñoz102

Hoy me llegó una carta de mi madre


y me dice, entre cosas: —besos y palabras—
que alguien mató a mi perro.

“Ladrándole a la muerte,
como antes a la luna 3' al silencio,
el perro abandonó la casa de su cuerpo,104
—me cuenta—,
y se fue tras de su alma
con su paso extraviado y generoso
el miércoles pasado.
No supimos la causa de su sangre,
llegó chorreando angustia,
tambaleándose,
arrastrándose casi con su aullido,
como si desde su paisaje desgarrado105
hubiera
querido despedirse de nosotros;105
tristemente tendido quedó10'
-blanco 3' quebrado—,
a los pies de la que antes fue tu cama de fierro.
Lo hemos llorado mucho...”

¿Y, por qué no?108


Yo también lo he llorado;109
la muerte de mi perro sin palabras110
me duele más que la del perro que habla,111
y engaña, y ríe, y asesina.
Mi perro siendo perro no mordía.
Mi perro no envidiaba ni mordía.112
No engañaba ni mordía.113
Como los que no siendo perros descuartizan,114

112
destazan,
muerden
en las magistraturas,115
en las fábricas,
en los ingenios,116
en las fundiciones,
al obrero,117
al empleado,
al mecanógrafo,118
a la costurera,
hombre, mujer,119
adolescente o vieja.120

Mi perro era corriente,


humilde ciudadano del ladrido—carrera,121
mi perro no tenía argolla en el pescuezo,122
ni listón ni sonaja,
pero era bullanguero, enamorado y fiero.123
A los siete años tuve escarlatina;124
y por aquello del llanto y el capricho
de estar pidiendo dinero a cada rato,125
me trajeron al perro de muy lejos
en una caja de zapatos. Era
minúsculo y sencillo como el trigo;126
luego fue creciendo admirado y displicente127
al par que mis tobillos y mi sexo;128
supo de mi primera lágrima:129
la novia que partía,130
la novia de las trenzas de racimo y de la voz de lirio;ljl
supo de mi primer poema balbuceante132
cuando murió la abuela;
el perro fue en su tiempo de ladridos133
mi amigo más amigo.

“Ladrándole a la muerte,13-1
como antes a la luna y al silencio,Ij5
el perro abandonó la casa de su cuerpo
—dice mi madre—
y se fue tras de su alma —los perros tienen alma:lj6
un alma mojadita como un trino-1'1'

113
con su paso extraviado y generoso
el miércoles pasado...”
Ay, en esta triste tristeza en que me hundo,138
la muerte de mi perro sin palabras,139
me duele más que la del perro
que habla,
y extorsiona
V discrimina,140
y burla;141
mi perro era corriente,1'12
pero dejaba un corazón por huella;143
no tenía argolla ni sonaja,144
pero sus ojos eran dos panderos;145
no tenía listón en el pescuezo,146
pero tenía un girasol por cola147
y era la paz de sus orejas largas148
dos lenguas
de diamantes.

114

También podría gustarte