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Introducción a la energía eólica

© Ediciones Roble, S.L.


Indice
Introducción a la energía eólica 3
I. Introducción 3
II. Objetivos 4
III. La energía eólica 4
IV. Historia de la energía eólica 6
V. Aplicaciones de la energía eólica 17
5.1. Producción de electricidad en grandes parques eólicos 17
5.2. Producción de electricidad en instalaciones aisladas 18
5.3. Bombeo de agua 22
5.4. Centrales híbridas de bombeo, hidroeléctrico-eólicas 22
5.5. Otras formas de almacenamiento de la energía eólica 25
5.6. Desalación mediante aerogeneradores marinos 33
5.7. Almacenamiento de energía en baterías de vehículos eléctricos 34
5.7.1. Beneficios de la introducción de VE 37
5.7.2. Retos para la integración de los VE 37
5.8. Otras aplicaciones 38
VI. Resumen 39
Ejercicios 41
Caso práctico 41
Se pide 41
Recursos 42
Glosario. 42

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Introducción a la energía eólica

Introducción a la energía eólica

I. Introducción
En este capítulo se presentan los aspectos generales de la energía eólica, sus principales aplicaciones y
la evolución histórica de esta tecnología.

Energía eólica en España

La energía eólica es actualmente una de las energías renovables que más están contribuyendo a la
producción de electricidad en el mix energético mundial y nacional. En concreto en España ya son cada
vez más frecuentes aportaciones a la generación global de electricidad del país de valores cercanos al 20
%, y en diversas ocasiones se supera este porcentaje. En localidades y entornos concretos de nuestro
país (comunidad canaria, por ejemplo) cada vez es más habitual encontrarnos con que, gracias a la
energía eólica, se alcanzan en ocasiones valores del 100 % de la demanda energética satisfecha con
energías renovables. Aunque aún estamos lejos de conseguir estos valores como media nacional, no
dejan de ser ejemplos de hasta dónde se puede llegar con una adecuada gestión de un recurso como el
eólico tan abundante en algunas áreas de nuestro territorio.

En la primera parte del tema se exponen las generalidades de esta fuente renovable, incluyendo sus
características fundamentales, así como un análisis de cuáles son las causas de generación de esos
vientos con sus particularidades. Además, se pretende dar una visión general de los orígenes del
aprovechamiento de la energía eólica, para lo que se incluye una breve historia de los usos del viento
como fuente de energía, cuyas primeras noticias datan de hace más de 5000 años.

En la última parte del capítulo se enumeran algunas de las principales aplicaciones de la energía eólica,
entre las que destacan la producción de electricidad en grandes centrales conectadas a la red (los
parques eólicos), los pequeños sistemas aislados de suministro eléctrico, el bombeo de agua para el
abastecimiento en zonas aisladas o para la agricultura y la desalación eólica.

Actualmente la aplicación de este recurso está fundamentalmente centrada en los grandes parques
eólicos, que inyectan su energía a la red eléctrica nacional.

No obstante, cada vez son más habituales los pequeños sistemas para satisfacer demandas en
instalaciones agropecuarias (abrevaderos, riegos, etc.) y en sistemas de carga de baterías en viviendas o
aplicaciones aisladas.

La combinación o hibridación de energía minieólica con paneles fotovoltaicos forma un tándem de éxito
en aplicaciones en las que sea imprescindible alimentar de forma autónoma instalaciones sensibles, tales
como repetidores de telefonía, radiobalizas, parques de emergencia, etc.

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El sector residencial es también un nuevo nicho de aplicación de los pequeños aerogeneradores en


hibridación con fotovoltaica, tal y como desarrollaremos en esta y otras unidades del módulo y en el
módulo de fotovoltaica que se estudiará más adelante.

II. Objetivos
Adquirir un conocimiento básico de las características fundamentales de la energía eólica.

Conocer el papel de la energía eólica a nivel mundial y nacional.

Proporcionar una visión general del origen de la tecnología eólica como fuente de suministro de energía.

Conocer las diferencias y características fundamentales de las aplicaciones de minieólica frente a los
grandes aerogeneradores multimegavatio.

Conocer algunas de las principales aplicaciones de la energía eólica.

III. La energía eólica


La energía eólica aprovecha la energía cinética de masas de aire en movimiento, es decir, de la fuerza del
viento. Esa energía se emplea para impulsar barcos en su desplazamiento a través de ríos, lagos o mares,
bombear agua, moler grano o, en su aplicación más desarrollada en la actualidad, producir energía
eléctrica.

Para el aprovechamiento de la energía del viento, se han desarrollado numerosos ingenios mecánicos a lo
largo de la historia, todos con la característica común de tener una superficie de captación (en forma de
vela, pala, aspa, etc.) y un eje (que puede ser de giro, este es el caso de los molinos de viento o los
aerogeneradores) sobre el que se acopla el receptor último de la energía.

Energías renovables

La energía eólica pertenece al grupo de las llamadas energías renovables. Estas son un conjunto de
tecnologías de producción de energía que aprovechan recursos naturales inagotables. Por ejemplo, la
energía solar –en sus diferentes formatos (solar fotovoltaica, térmica o termoeléctrica)–, la de la
biomasa, la de las olas y las mareas, la hidroeléctrica... Todas ellas aprovechan recursos como la luz
solar, restos vegetales y orgánicos, cultivos como cereales u oleaginosas, la energía mecánica del mar o
de cursos de agua...

Las energías renovables fueron la base de la actividad del hombre en épocas remotas. Así, la leña
para quemar o los saltos de agua en los molinos son antiquísimas formas de aprovechamiento
energético. Con la llegada del carbón y el petróleo, en las sucesivas revoluciones industriales, muchas de
estas tecnologías dejaron de recibir el interés que siempre tuvieron, al menos en los países
industrializados. Sin embargo, el actual contexto energético y medioambiental, con el trasfondo del
posible agotamiento de los combustibles fósiles y del cambio climático, ha hecho que el mundo
desarrollado vuelva su mirada a las renovables.

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No cabe duda de que estas tecnologías tienen numerosas ventajas, entre ellas:

Son tecnologías respetuosas con el medio ambiente, que no contribuyen a la emisión de gases
de efecto invernadero (GEI), ni son agresivas con la capa de ozono o con los bosques y otros
espacios naturales. Tampoco generan residuos peligrosos, en forma de restos de combustible,
vertidos, o materiales radiactivos nocivos para la salud humana.
La fuente de energía es autóctona, es decir, no son necesarios combustibles procedentes del
exterior para garantizar el suministro energético de una determinada zona.
El recurso energético es inagotable, sin limitaciones esenciales en la fuente de energía que
supongan límites a su futura utilización.

Estas tres características de las energías renovables en general y de la eólica en particular garantizan la
sostenibilidad de la fuente, es decir, la continuidad de la tecnología a largo plazo.

Energías convencionales

Por el contrario, las energías no respetuosas con el medio ambiente o que dependen de combustibles
con escasas reservas en la naturaleza tienen los días contados. Así ocurre con las energías
convencionales, que utilizan petróleo y sus derivados o carbón, y también con la energía nuclear.
Además, estas tecnologías no cumplen el requisito de utilizar combustibles autóctonos, sino que están
basadas en recursos muy concentrados en determinadas áreas geográficas. Esta característica,
inevitablemente, conduce a situaciones de tensión entre países, que acaban por generar conflictos en
ocasiones.

La eólica es una fuente de energía disponible en prácticamente cualquier lugar del mundo, con suficiente
intensidad como para ser una fuente de suministro masivo. Además, la tecnología eólica puede
desarrollarse en cualquier lugar, puesto que no presenta dificultades técnicas extremas que la hagan
inaccesible.

Por otro lado, la tecnología de pequeños y medianos aerogeneradores que abarcan desde 400 Wp hasta
2 500 Wp, es una opción cada vez más desarrollada para generar electricidad en núcleos o aplicaciones
aisladas. Se emplean de manera única o en combinación con paneles fotovoltaicos. Con estos equipos se
logra electrificación en zonas de imposible acceso con la línea convencional, utilizando recursos locales.

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Tabla 1. Clasificación de generadores de minieólica

A continuación, en la tabla 1, se presenta una clasificación de generadores de minieólica. Hay que


tener en cuenta que los generadores para parques eólicos tienen una potencia superior a los 2 MW. Los
modernos parques eólicos onshore (terrestres) están instalando aerogeneradores de potencia igual o
superior a 3,3 MW, mientras que las turbinas que se instalan offshore (marinas) llegarán a los 12 MW en
los próximos años. Actualmente ya hay instaladas muchas de 10 MW.

Tabla 1. Clasificación subjetiva de las turbinas eólicas por potencia.


Fuente: elaboración propia.

Los detractores de la energía eólica suelen aludir al impacto paisajístico y medioambiental de esta
tecnología, al mayor coste de la energía producida en comparación con el de aquella suministrada por
otras fuentes, como las centrales de ciclo térmico de gas o las nucleares, y a la irregularidad de la
generación eólica debido a la aleatoriedad del viento.

IV. Historia de la energía eólica


El viento es un formidable recurso natural aprovechado como fuente de energía desde hace miles de
años. El movimiento de masas de aire calentadas por el Sol se ha utilizado, tradicionalmente, para impulsar
barcos de vela en desplazamientos en ríos y mares de todo el mundo; de hecho, los egipcios utilizaban el
viento con esta finalidad hace casi 7000 años. La figura 1 muestra una imagen de un barco de vela.

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Figura 1. La navegación a vela en barcos impulsados por el viento fue utilizada desde la
antigüedad por las diferentes culturas

Figura 1. La navegación a vela en barcos impulsados por el viento fue utilizada desde la antigüedad por
las diferentes culturas.
Fuente: Pagnier, V. vía Wikimedia Commons.

Siglo VII

Sin embargo, no fue hasta el siglo VII antes de Cristo cuando aparecieron los primeros molinos de
viento. Fue en Asia Menor y en China, donde estos ingenios mecánicos eran utilizados para bombear
agua y así poder regar grandes extensiones de terreno, aumentando el rendimiento de la agricultura. Se
trataba de rudimentarias máquinas hechas de madera y tela, con el eje de giro en posición vertical, que
sobrevivieron durante largo tiempo a pesar de su reducida eficiencia.

Siglo XIII

En el siglo XIII de nuestra era aparecieron los primeros molinos de eje horizontal en Europa, que
también se utilizaron para bombeo. Existen documentos alemanes de la época que constatan su
existencia. También fueron utilizados en Holanda, en el siglo XV, y el propio Leonardo da Vinci da fe
de su utilización en algunos grabados de sus manuscritos de aquella época. Posteriormente, su
utilización para producir harina a partir de cereales, base de la alimentación de numerosas culturas desde
siempre, hizo que se generalizaran.

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Siglo XVI

En España, los molinos de viento tuvieron una gran aceptación a partir del siglo XVI. En particular, la
utilización de la energía del viento para moler grano tuvo gran aceptación en zonas como la llanura
manchega y también en el Mediterráneo, Andalucía, el País Vasco, Galicia y Castilla. En La Mancha,
todavía hoy, la visión de los molinos evoca la imagen del caballero hidalgo don Quijote, y
proporciona una bella estampa alrededor de la cual ha aparecido una actividad turística de primer orden,
como puede verse en la figura 2.

Figura 2. Molinos de viento en la llanura manchega. Hoy, cuando ya no cumplen la función para la
que fueron concebidos, son una importante atracción turística.
Fuente: Cardenal, L. vía Wikimedia Commons.

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Siglo XIX

La extensión de la energía eólica a gran escala no tuvo lugar hasta el siglo XIX en Estados Unidos,
donde se fabricaron más de seis millones de molinos para bombeo de agua. Estos se utilizaron
masivamente para el suministro de agua procedente de pozos durante la colonización del lejano Oeste
americano.La figura 3 muestra un molino de bombeo.

Las primeras turbinas eólicas o aerogeneradores son los modernos molinos de viento utilizados para
producir corriente eléctrica. Las primeras turbinas eólicas aparecieron a finales del siglo XIX en
Dinamarca; un ejemplo puede verse en la figura 4. El profesor Poul Lacour desarrolló en aquel país un
molino capaz de generar 25 kW de potencia, con un diámetro de 25 m. Así, las bases para la energía
eólica, tal cual se conoce en la actualidad, quedaban sentadas.

Figura 3. Molino de bombeo, utilizado masivamente en EEUU durante la colonización del lejano
Oeste.
Fuente: Franchi Ugart, A. vía Wikimedia Commons.

Siglo XX

A lo largo de las primeras décadas del siglo XX, la teoría aerodinámica sufre un importante
desarrollo. Los diferentes estudios se centran en profundizar en el conocimiento de las fuerzas que
aparecen en las palas de las turbinas eólicas. Estas teorías son desarrolladas fundamentalmente por
investigadores en el campo de la aeronáutica procedentes de Rusia, Alemania y Francia.

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Figura 4. Aerogeneradores europeos del siglo XIX, antecesores de la moderna tecnología eólica.
Fuente: http://www.poullacour.dk

Entre los logros más relevantes de esta época, destaca el trabajo del alemán Betz, quien demostró que
el rendimiento de un aerogenerador aumenta con la velocidad de rotación y que existe un valor límite
para dicho rendimiento –el denominado "límite de Betz"–, por debajo del 60%.

Figura 5. Pequeño aerogenerador para aplicaciones aisladas de la red eléctrica.


Fuente: J. Bornay.

La tecnología de los ingenios mecánicos utilizados para el aprovechamiento eólico se beneficia de los
resultados de todos estos trabajos.

Por ejemplo, ya en la década 1920, las palas de los aerogeneradores fueron diseñadas utilizando
los perfiles aerodinámicos desarrollados para las alas de aviones comerciales.

La figura 5 muestra un pequeño aerogenerador para aplicaciones aisladas de la red eléctrica. Tras la I
Guerra Mundial transcurre un periodo de cierto auge para la eólica. Se produce en esta época la
generalización de la electricidad como fuente de energía, que coincide con la aparición de ciertas
dificultades para las importaciones de petróleo como consecuencia de las tensiones políticas. Además, el
avance tecnológico sigue su cauce, tanto en el desarrollo de pequeños aerogeneradores para zonas aisladas
de la red eléctrica como en el de las grandes turbinas eólicas para la producción masiva de electricidad. La
figura 6 muestra un aerogenerador bipala para suministro de electricidad.

Los años que siguen hasta el fin de la II Guerra Mundial no fueron especialmente propicios para la
energía eólica. En esta época, el éxito del petróleo como fuente emergente se impuso a las particularidades
de la eólica, que presentaba la desventaja de depender de la aleatoriedad del recurso eólico (sin viento no
hay electricidad) y a la dificultad de almacenamiento de esta energía.

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Figura 6. Aerogenerador bipala para suministro de electricidad

Figura 6. Aerogenerador bipala para suministro de electricidad.


Fuente: www.nrel.gov

Varias décadas después, con la primera crisis del petróleo de 1973 (provocada por el embargo de los
países productores tras la guerra árabe-israelí del Yom Kippur), la energía eólica recibe un nuevo
impulso ante la necesidad de desarrollar nuevas fuentes de energía que permitieran reducir las
importaciones de crudo, disminuyendo la dependencia energética de los productores de la OPEP
(Asociación de Países Productores de Petróleo, el cártel cuyo embargo desató la crisis económica
mundial en aquel entonces). Fruto del esfuerzo investigador realizado en esta época, surge una nueva
generación de aerogeneradores comerciales, más grandes, más eficientes y que permiten un
abaratamiento significativo de la energía eléctrica.

Este periodo de altos precios del petróleo se extiende hasta mediados de los años ochenta. Fue
precisamente en esa época cuando arranca la nueva industria eólica en España. Así, la primera turbina
eólica con tecnología moderna que se instaló en nuestro país fue un prototipo situado en Tarifa (1981),
como muestra la figura 7. Tenía una potencia de 100 kW.

Ya en 1987 comenzó el desarrollo de los parques eólicos, instalaciones conectadas a la red eléctrica con
fines comerciales. Los primeros se instalaron en Gerona y Tenerife. La evolución de la potencia
instalada fue muy lenta hasta principios de los años noventa. Es entonces cuando, gracias a la
introducción de medidas de apoyo en el plan energético nacional, se produce el despegue de la
tecnología en el país.

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Figura 7. Prototipo de aerogenerador instalado en Tarifa en 1981

Figura 7. Prototipo de aerogenerador instalado en Tarifa en 1981. Primer aerogenerador instalado en


España.
Fuente: http://www.tarifaweb.com/aljaran
da/num33/art5.htm (I. Sena).

Desde entonces, y tras muchos años de intenso desarrollo, tanto en los aspectos tecnológicos como de
mercado, y de la mano de legislaciones que impulsaban las energías renovables como herramienta para
paliar el cambio climático y para garantizar la creciente demanda de energía, la energía eólica sigue su
imparable penetración en los mercados de todo el mundo. En la actualidad, la eólica es la más desarrollada
de las energías renovables y constituye una fuente de generación eléctrica de primer nivel en muchos países
del mundo. Y es que mucho ha cambiado la civilización desde los primeros usos del viento.

Según un estudio reciente publicado por el Consejo Global de Energía Eólica (Global Wind Energy
Council), al inicio del periodo 2019-2023, al parque eólico mundial instalado de 600 GW se sumarán
otros 330 GW, y Estados Unidos y China serán los que lideren este incremento tan espectacular. De
hecho, en la primera mitad de 2019 China ha instalado unos 10 GW y EE. UU., cerca de 6,5 GW.

En el último informe publicado por Global Data se afirma que la región de Asia-Pacífico liderará el
mercado eólico, con una capacidad de instalación anual de 33,14 GW para 2023, sobre todo con
parques en tierra y fundamentalmente debido a las políticas de los gobiernos de la región y a los
menores costes de operación y mantenimiento en dichas áreas. En segundo y tercer lugar se situarán
EMEA (Europa, Oriente Medio y África) y América, con capacidades de 19,9 GW y 11,7 GW,
respectivamente, según el mismo informe.

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La evolución de los aerogeneradores modernos se ha manifestado, además de en otros aspectos


técnicos, en el imparable aumento de su tamaño. Si hasta finales de la década de 1980 la mayoría de las
máquinas rondaban los 100 kW en 1990, el tamaño medio ya superaba los 200 kW. Desde entonces, el
crecimiento de las turbinas eólicas ha continuado su escalada ascendente hasta el punto de que el tamaño
medio de los equipos instalados en 2011 en España rondaba entre los 1800 kW y 2000 kW. Este
crecimiento ha continuado su ascenso, así, el tamaño promedio ponderado de los aerogeneradores
instalados en Europa en 2018 fue de 2,7 MW. España no podía estar fuera de esta tendencia y, en la
mayoría de los parques, el tamaño de las turbinas instaladas en 2018 fue de más 2,6 MW, como queda
reflejado en la siguiente figura.

Figura 8. Número de turbinas instaladas en Europa en 2018 y su tamaño medio por países.
Fuente: WindEurope.org

De hecho, no es raro que en la actualidad se instalen grandes aerogeneradores como:

SeaTitan 10 MW

Diseñada por los ingenieros de la empresa estadounidense AMSC. Esta turbina eólica es actualmente la
más grande del mundo.

Sway ST10

Esta turbina eólica marina, diseñada por los ingenieros de la compañía noruega Sway, es el segundo
aerogenerador más grande del mundo. Dispone de una potencia de 10 MW, un diámetro de rotor de 164
m, una velocidad nominal de 2 rpm y una longitud de palas de 67 m.

La turbina fue desarrollada entre 2005 y 2012 con una inversión total de 20 millones de euros, y es
compatible tanto para instalaciones fijas como flotantes.

Siemens Gamesa

Ha desarrollado una turbina de 10 MW ls SG 10.0 especialmente diseñada para ser montada offshore y
para todas las condiciones de viento.

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Turbina de Vestas V164-9.5 MW

Está funcionando desde 2014 con torres de hasta 220 m de altura.

Areva 8 MW

Presentada por primera vez en noviembre de 2013 por los ingenieros de la compañía francesa Areva, su
nueva turbina eólica de 8 MW se posiciona como la tercera más grande del mundo por capacidad
nominal.

Las tres palas de la turbina cuentan con un diámetro de rotor de 180 m y una caja de cambios híbrida
de velocidad media, capaz de producir hasta 8 MW de potencia con una velocidad de viento media de
12 m/s.

Figura 9. Aerogenerador conectado a la red eléctrica en un parque eólico español

Figura 9. Aerogenerador conectado a la red eléctrica en un parque eólico español. En la actualidad el


20,4 % de la electricidad consumida en el país proviene de la producción eólica.
Fuente: archivo propio.

La figura 9 muestra un aerogenerador conectado a la red eléctrica en un parque eólico español.

Ya se está diseñando una turbina aún más grande, la Haliade-X 12 MW, diseñada por GE Renewable,
con un rotor de 220 m y torres de hasta 260 m de altura, y con una capacidad de 12 MW. Se instalará en
parques marinos cuya puesta en marcha está prevista para 2021.

En los últimos años los parques eólicos han encontrado un nuevo hábitat en el mar, en las instalaciones
offshore. Allí, la disponibilidad de viento es significativamente mayor que en tierra, con la ventaja adicional
de que el recurso eólico suele ser más constante, con menos variaciones estacionales, y la superficie es
menos rugosa. Además, en los países más avanzados, la eólica terrestre empieza a notar cierta saturación
en cuanto a la disponibilidad de los mejores asentamientos, mientras que el inmenso potencial marino está
casi sin explotar. Por ello, las instalaciones offshore se están desarrollando mucho en estos últimos años.

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Por ejemplo, Dinamarca tiene instaladas 600 turbinas offshore y está previsto que la producción
eólica marina se duplique para 2030. En la figura 10 se observa la evolución de la potencia eólica
onshore y offshore en Dinamarca. También se están desarrollando proyectos de aprovechamiento
eólico en muelles, puertos y espigones. Estos lugares, generalmente bastante industrializados y con
alta demanda de electricidad, reúnen condiciones similares a los emplazamientos offshore, y su
instalación y mantenimiento resulta mucho más económico.

Figura 10.Evolución de la potencia eólica onshore y offshore en Dinamarca.


Fuente: Wind Denmark.

En España, debido a la orografía de la costa y al pequeño tamaño de la plataforma marina, muy cerca
de la costa hay profundidades superiores a 40 m. Por ese motivo, la eólica marina no se ha desarrollado
tanto, ya que la cimentación por debajo de 40 m es cara y complicada. No obstante, se está investigando
en nuevas cimentaciones y en plataformas flotantes ancladas al suelo marino, que hagan más económico y
fácil instalar turbinas a más de 40 m de profundidad. A finales de 2017 en España solo había instalados 5
MW en el mar en proyectos piloto. La figura 11 muestra el primer aerogenerador marino instalado en
España.

Figura 11. Primer aerogenerador marino instalado en España, G128-5.0 MW en el muelle de Arinaga.
Fuente: Gamesa.

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La turbina que muestra la figura 12, con un rotor de 128 m de diámetro y una altura total de 154 m,
generaría la energía necesaria para abastecer a 7.500 hogares al año.

Está situada en el puerto de Arinaga, en las Islas Canarias (océano Atlántico); es un emplazamiento
complejo con vientos altos, que son muy favorables para la producción eólica. No, no es siendo una
instalación offshore propiamente, ya que no se encuentra mar adentro, pero es un proyecto que servirá
para obtener datos de vientos, producciones y desgastes de las máquinas, y abrirá las puertas a futuros
proyectos offshore en nuestro país.

La pala de este aerogenerador G128–5.0 MW, cuyo rotor mide 128 m, se fabricó en la península y fue
trasladada hasta Canarias en barco. Es de las más largas fabricadas en España y una de las más grandes
del mundo: 62,5 m y 15 toneladas de peso. El transporte de las palas hasta el puerto de Bilbao ha
supuesto un ambicioso reto técnico solo posible mediante el traslado nocturno por carretera desde la
fábrica hasta el puerto, situado a 200 km de distancia.

Asimismo, la nacelle y el resto de componentes de este aerogenerador se embarcaron desde el puerto de


Bilbao rumbo a Arinaga (el término nacelle proviene de las barquillas de los globos aerostáticos y hace
referencia al elemento que se sitúa en la parte superior de la torre y sobre el que giran las palas). La
nacelle está formada por una estructura metálica que sirve de soportes para el conjunto de elementos
que se sitúan en su interior y por paneles de fibra de vidrio que protegen a los equipos de las
condiciones climatológicas adversas (lluvia, nieve, polvo, sol, etc.). El personal de mantenimiento
accede a la nacelle a través de la torre mientras que las herramientas, materiales y equipos se elevan
mediante un polipasto.

La nacelle de G128-5.0 MW offshore mide 12,5 m de largo y 4 m de alto, y pesa aproximadamente 72


toneladas. Todos los componentes de esta turbina se han transportado en un único buque, de 11.000
toneladas de carga y 157 m de eslora, optimizando así tanto la operativa y medios logísticos como la
planificación del proyecto.

Figura 12. Turbina.


Fuente: Gamesa.

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V. Aplicaciones de la energía eólica


Se describen a continuación algunas de las aplicaciones más comunes de la energía eólica, en particular
aquellas que han alcanzado un mayor grado de desarrollo. Algunas ya han sido citadas anteriormente.

5.1. Producción de electricidad en grandes parques eólicos


La producción de electricidad en grandes parques eólicos, tanto terrestres (onshore) como marinos
(offshore), que son agrupaciones de aerogeneradores que comparten infraestructuras –líneas de
evacuación, subestaciones de transformación o accesos y gestión–, seguridad, mantenimiento, trámites
administrativos, etc., es la aplicación más desarrollada de esta tecnología. La también llamada “gran eólica”
compite en precio, calidad de la electricidad producida y muchos otros aspectos con las llamadas
"tecnologías convencionales". En particular, con las grandes centrales térmicas de carbón, gas natural o
fuel y con las centrales nucleares e hidráulicas.

Figura 13. Moderno parque eólico conectado a la red eléctrica en España.


Fuente: Juan Carlos Encinas.

Figura 14. Parque eólico La Higueruela.


Fuente: Romón, C.

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En los parques eólicos actuales, como los que se muestran en las figuras 13 y 14, los aerogeneradores
transforman la energía cinética de las masas de aire en energía eléctrica, que es vertida a las redes de
suministro para su transporte y distribución a los puntos de consumo.

El proceso de generación de la corriente eléctrica es bastante sencillo: el viento mueve las palas de
los aerogeneradores y estas, a su vez, mueven un generador para producir electricidad. Este
mecanismo es similar al de las ruedas de una bicicleta cuando mueven una dinamo (elemento que
hace de generador eléctrico en este ejemplo) para alimentar el pequeño faro que permite al ciclista
ver al anochecer.

De hecho, cualquier artilugio mecánico que genere movimiento puede en última instancia usarse para,
utilizando los elementos auxiliares adecuados, producir electricidad. Este principio es el utilizado también
en las centrales hidroeléctricas, donde es la fuerza de un salto de agua la que produce el movimiento del
generador, y también en las centrales térmicas convencionales e incluso en las nucleares. En el caso de las
dos últimas tecnologías, el movimiento proviene del vapor a presión generado a partir del combustible (ya
sea de origen fósil o uranio), que constituye la fuente de calor para todo el proceso.

Como ocurre con otras fuentes renovables, la eólica tiene la particularidad de que la electricidad se
produce de manera intermitente, solo en los momentos en que el viento sopla con suficiente fuerza. Puesto
que el consumo se puede producir en cualquier momento, y dado que la energía eléctrica no se puede
almacenar en grandes cantidades de manera eficiente, la energía eólica necesita de otras fuentes que
garanticen el suministro en ausencia de viento.

5.2. Producción de electricidad en instalaciones aisladas


Otra de las aplicaciones de la energía eólica que tiene bastante aceptación es la de la alimentación de
sistemas aislados, como el que se muestra en la figura 15. Se utiliza para suministrar electricidad en
viviendas no conectadas a las redes eléctricas, lo cual puede ser una solución recomendable en el caso de
que estén situadas en zonas alejadas de los centros de población. También es posible utilizar
aerogeneradores aislados para alimentar granjas, sistemas de telecomunicación (por ejemplo, repetidores de
radio y televisión o instalaciones de telefonía), estaciones meteorológicas u otras instalaciones alejadas de
la red.

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Sistema de suministro de electricidad en una instalación aislada

Figura 15. Sistema de suministro de electricidad en una instalación aislada. Compuesto por un pequeño
aerogenerador y un sistema solar fotovoltaico complementario.
Fuente: J. Bornay.

Los sistemas eólicos aislados son instalaciones pequeñas, en las que el aerogenerador tiene una
potencia inferior a los 100 kW. De hecho, en la gran mayoría de los casos se trata de sistemas de menos
de 10 kW, suficiente para alimentar una gran variedad de aplicaciones.

Para garantizar el suministro de energía en todo momento (24 horas al día, 365 días al año),
incluso en situaciones de poco viento, es necesario utilizar sistemas de almacenamiento de
electricidad. El más habitual en estas instalaciones es el de acumulación en baterías, que pueden
almacenar energía eléctrica para garantizar el suministro durante días.

En estos sistemas es bastante habitual incluir un panel solar para complementar la producción de
electricidad, lo cual confiere mayor estabilidad a la instalación. Esto es posible porque las baterías pueden
ser recargadas en días soleados, incluso aunque no haya viento, y viceversa. Este sistema de unir eólica y
fotovoltaica se denomina “energía híbrida” o “sistema híbrido”, y se está imponiendo cada vez más, no
solo en pequeñas instalaciones, sino también en las grandes. Un ejemplo de este tipo de instalaciones se
muestra en la figura 16.

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Figura 16. Pequeña instalación híbrida para cámaras de seguridad en punto limpio de El Berrueco
(Madrid).
Fuente: Romón, C.

Los sistemas aislados pueden ser rentables en muchas ocasiones, dado que el coste de extender las
líneas de distribución en zonas muy alejadas puede llegar a ser muy elevado. Por ello, estas soluciones no
son solo una alternativa, sino que también pueden conllevar un ahorro de costes.

Una de las aplicaciones más relevantes de la llamada “pequeña eólica” es el abastecimiento de


pequeñas poblaciones en países subdesarrollados, en lo que se denomina “electrificación rural”. Y
es que se estima que en todo el mundo hay 2.000 millones de personas sin acceso a la electricidad,
en áreas en las que la única solución posible para el abastecimiento energético son los sistemas
aislados (dado que no existen mercados establecidos en las zonas rurales del tercer mundo, ni se
cumplen en dichas zonas los criterios de rentabilidad que rigen las operaciones de las
multinacionales de la energía).

En estas instalaciones no son necesarias grandes potencias, puesto que las necesidades básicas en
comunidades aisladas de países subdesarrollados pueden ser cubiertas con muy pocos medios:
instalaciones básicas de iluminación, pequeños refrigeradores, bombeo de agua en pozos y, a lo sumo,
algún equipo de televisión o radio. La figura 17 muestra una imagen de este tipo de instalaciones.

Figura 17. Sistema de suministro de electricidad en una comunidad aislada, en Tanzania.


Fuente: J. Bornay.

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Otra utilidad de la minieólica es el suministro eléctrico a las antenas de telecomunicaciones situadas en


puntos remotos a los que no llega el tendido eléctrico. En estas instalaciones es muy común ver la eólica en
hibridación con la fotovoltaica. Las figuras 18 y 19 muestran algunos ejemplos de instalaciones híbridas.

Figura 18. Pequeña instalación híbrida en centro de formación.


Fuente: Romón, C.

Figura 19. Instalación híbrida.

Fuente: Nenad Kajić / Veneko.hr, vía Wikimedia Commons.

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Introducción a la energía eólica

5.3. Bombeo de agua


Los sistemas de bombeo de agua también han tenido bastante aceptación históricamente, debido a
su elevada eficacia y robustez. En estas instalaciones, el objetivo es extraer agua de un pozo subterráneo y
almacenarla en un depósito para su utilización en diversas aplicaciones: riego de cultivos en la agricultura,
suministro de agua de consumo en viviendas o granjas aisladas, etc.

Los sistemas de bombeo pueden utilizar bombas mecánicas o eléctricas.

Bombas mecánicas

No existe una conversión de energía mecánica a eléctrica, como en los aerogeneradores


convencionales, si no que es la propia energía mecánica la que se utiliza directamente para accionar la
bomba. Existen diferentes configuraciones, como las bombas de pistón, de tornillo helicoidal o
centrífugas.

Bombas eléctricas

La turbina eólica se utiliza para alimentar a esta, como en las aplicaciones de suministro de
electricidad convencionales. Esta configuración tiene la ventaja de que el molino se puede situar en el
mejor emplazamiento posible desde el punto de vista de la disponibilidad de viento, que no tiene que
coincidir necesariamente con la ubicación del pozo, donde se encuentra la bomba. De esta manera, el
funcionamiento del conjunto es más eficiente.

Una de las características más destacables del bombeo eólico es que no necesita medios auxiliares de
almacenamiento de energía, puesto que el agua se almacena en los momentos en que hay viento, y se puede
utilizar en cualquier momento en que se necesite.

5.4. Centrales híbridas de bombeo, hidroeléctrico-eólicas


Existe una solución más convencional que las baterías para el almacenamiento eléctrico, utilizada desde
hace años, que es la de las centrales hidroeléctricas de bombeo. Estas instalaciones constan de dos
embalses para el almacenamiento de agua, uno situado en una zona más elevada que el otro.

El agua del embalse superior se utiliza para producir electricidad en los momentos de gran demanda,
kWh caro, como en una presa convencional. El embalse inferior acumula el agua procedente del primero.
Esta agua puede ser devuelta al embalse superior, mediante una tubería que comunica ambos depósitos,
utilizando una bomba eléctrica. Esto se realiza en los momentos de baja demanda energética, en los que se
utiliza el exceso de electricidad, kWh barato, para mover la bomba. La figura 20 muestra de forma
esquemática una central hidroeléctrica de bombeo.

Este sistema es especialmente indicado para la generación eólica, puesto que garantiza el suministro de
energía en todo momento, independientemente de la aleatoriedad del viento. Además, todo el proceso está
libre de emisiones contaminantes, tanto en la parte hidroeléctrica como en la eólica.

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Introducción a la energía eólica

El ejemplo más significativo de sistema híbrido eólico-hidráulico es el proyecto de la isla de El


Hierro (“Hierro Eólico”), que pretende garantizar con esta solución el 100 % del abastecimiento de
energía de la pequeña isla del archipiélago canario.

Figura 20. Central hidroeléctrica de bombeo, compuesta de dos embalses situados a diferente
altura. El embalse inferior se utiliza para bombear agua en las horas valle, a partir del exceso de
producción eólica.

Fuente: www.unesa.es

El proyecto inició su construcción en 2008. La central hidroeólica de Gorona del Viento fue
inaugurada en 2014 y el 9 de agosto de 2015 a las 12h se utilizaron por primera vez el 100 % de
energías renovables en la isla de El Hierro durante 4 horas. En los meses siguientes se fue
ampliando el tiempo de generación 100 % renovable. Actualmente suministra el 100 % de la
demanda de energía de la isla.

El gobierno “indultó” a la central de El Hierro de la situación de moratoria que afecta al resto de


centrales productoras de energía renovable. Se creó para ella un régimen específico y se fijó una
rentabilidad del 8 % como retribución, muy por encima del coste de la eólica tradicional. Las
razones se basan en que generar electricidad en esta planta sería un 23 % más barato que con el
sistema convencional mediante fuel.

La demanda eléctrica prevista para el diseño, basada en la planificación energética de Canarias,


fue de 48 GWh/año en 2015 y para el dimensionamiento de la conducción de agua y los
depósitos, por no ser ampliables, se tuvo en cuenta la demanda prevista para 2030. La siguiente
figura muestra la demanda de energía eléctrica en la isla de El Hierro en julio de 2019.

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Introducción a la energía eólica

Figura 21. Demanda de energía eléctrica en la isla de El Hierro (22 de julio de 2019).

Fuente: REE.

El proyecto hidroeólico integra un parque eólico de cinco aerogeneradores y 11,5 MW de


potencia instalada, un grupo de bombeo y una central hidroeléctrica. El parque eólico es capaz de
suministrar energía eléctrica directamente a la red y, simultáneamente, alimentar a un grupo de
bombeo que embalsa agua en un depósito elevado. Se ha aprovechado una caldera volcánica
natural que puede almacenar hasta 380 000 m3 de agua como sistema de almacenamiento
energético. La central hidroeléctrica aprovecha la energí a potencial almacenada, garantizando el
suministro eléctrico y la estabilidad de la red.

En la edición de 2013, la central hidroeólica de El Hierro fue el proyecto español escogido en la


categoría nacional de los Energy Globe, uno de los premios medioambientales de mayor prestigio
a nivel mundial.

En agosto de 2019 se consiguió superar los 24 días seguidos con un 100 % de energía
renovable para satisfacer las demandas eléctricas de la isla, lo que ha supuesto un récord mundial.
Según una nota de prensa de la propia central:[1]

Durante 596 horas seguidas –entre los días 13 de julio y 7 de agosto– toda la energía eléctrica
consumida en la isla ha procedido de fuentes limpias (eólica e hidráulica). Más de 4800 horas
desde el primer periodo “100 % renovable”, que se produjo el 9 de agosto de 2015” . La demanda
de energía eléctrica aumentó un 2,4 % en El Hierro en el primer semestre del año respecto al
mismo periodo de 2018, con un total de 20,5 GWh. En cuanto a la producción, la central
hidroeólica ha cubierto un 52 % de la demanda de energía eléctrica de El Hierro en lo que va de
año, una cifra que se prevé siga aumentado durante el verano, cuando el efecto de los alisios es
mayor.

Desde su puesta en marcha, la central hidroeólica ha evitado la emisión de unas 80 000 toneladas
de CO2.

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Introducción a la energía eólica

Figura 22. Esquema explicativo del proyecto

Figura 22. Esquema explicativo del proyecto.


Fuente: Gorona del Viento El Hierro, SA.

Debido al éxito de esta manera de almacenar el excedente de la energía eólica, en la isla de Gran Canaria
se está construyendo la central hidroeléctrica de bombeo Chira-Soria, con el mismo principio de
funcionamiento. La figura 22 muestra esquemáticamente el funcionamiento de la central.[2]
[1]Para más información sobre la central hidroeólica de Gorona, se recomienda visitar su
página web: http://www.goronadelviento.es/
[2]Más información en https://www.ree.es/html_chira_soria/index.html

5.5. Otras formas de almacenamiento de la energía eólica

Actualmente, la potencia eólica en tierra firme instalada en España está próxima a alcanzar el nivel
que actualmente permite el estado de la tecnología. Los emplazamientos adecuados para el
aprovechamiento del recurso eólico de nuestro territorio están casi todos ya en explotación, por lo
tanto la mejora en la eficiencia de la producción eléctrica se debe enfocar a la sustitución de
máquinas obsoletas por otras de mayor tamaño y a la mejora en las pérdidas por transporte y
gestión de la electricidad en el propio parque.

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Introducción a la energía eólica

Sin embargo, desde hace algunos años se están desarrollando proyectos para mejorar la eficiencia global
del parque aprovechando las paradas o desconexiones a las que se tienen que someter algunos
aerogeneradores cuando, a pesar de contar en ese momento con viento favorable, la red no puede absorber
la producción. Este fenómeno ocurre con relativa frecuencia puesto que la energía eléctrica no puede
almacenarse y, si no es consumida en alguna parte de la red, no puede seguir inyectándose en ella. No
obstante, si en ese momento de desconexión de la red, se aprovechara el potencial generador de
electricidad para generar algún medio de acumulación que pudiera verterse a red en otros momentos de
mayor demanda o mejores precios, la eficiencia global del parque mejoraría sustancialmente. En este
sentido, la obtención de hidrógeno por electrolisis es una propuesta muy rentable que ya se está aplicando
en algunos parques eólicos.

Obtención de hidrógeno

La obtención de hidrógeno a partir de agua implica la aplicación de electricidad (generada en el propio


parque) y una serie de aditivos que persiguen el desdoblamiento de la molécula de H2O en hidrógeno y
oxígeno. El oxígeno es liberado directamente a la atmósfera mientras que el hidrógeno pasa a un
proceso de compresión para licuarlo y poder manejarlo con menores volúmenes de almacenamiento.

En el parque eólico de demostración de Sotavento, en Galicia, también se instaló una planta de


almacenaje de energía eólica mediante hidrógeno. La producción de hidrógeno se efectúa mediante un
electrolizador de 60 Nm3/h de capacidad nominal alimentado con energía eólica. El electrolizador produce
hidrógeno a baja presión que luego se comprime hasta los 200 bar, para reducir el volumen de almacén.
Para la transformación a energía eléctrica, se emplea un equipo motogenerador de 55 kW eléctricos. En la
figura 23 se muestra el esquema de funcionamiento de la planta.

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Introducción a la energía eólica

Figura 23. Esquema de funcionamiento de la planta de Sotavento.

Fuente: elaboración propia, a partir de datos de Sotavento (Galicia).

En el parque eólico de demostración que la empresa Naturgy tiene en Sotavento (Galicia), desde 2005 se
realizan trabajos de obtención, presurizado y almacenamiento de hidrógeno. Por otro lado, Gamesa está
llevando a cabo proyectos similares en alguno de sus parques eólicos, y Acciona ya ha implantado un
sistema de almacenamiento de los excedentes de su parque eólico de Barásoain (Navarra), instalando dos
tipos de baterías: de potencia y de energía. Las primeras pueden suministrar mucha potencia durante unos
20 minutos, mientras que las segundas dan menos energía, pero lo hacen durante 60 minutos. Además de
las baterías, Acciona ha implantado un software llamado ADOSA (Análisis, Dimensionamiento y
Optimización de Sistemas de Almacenamiento), que permite dimensionar y optimizar sistemas de
almacenamiento en integración con parques eólicos, contempla de forma integrada tanto aspectos técnicos
como económicos y estratégicos, y permite así concluir cuál es la solución óptima en cada caso.

Las figuras 24 y 25 muestran una imagen y un esquema de dicha planta respectivamente.

Figura 24. Planta híbrida de almacenamiento de energía eólica con baterías de Acciona (Barásoain).

Fuente: Energy News.

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Introducción a la energía eólica

Figura 25. Esquema de cómo funciona un parque eólico conectado a red con acumulación de baterías.

Fuente: Acciona.

Todos somos conscientes de que la parada de los aerogeneradores por falta de demanda es un gran
lastre en la eficiencia de obtención de energía eléctrica a partir del recurso eólico. Los constructores de
turbinas son conscientes de este problema y se están aliando con empresas expertas en almacenamiento
para desarrollar baterías de ion litio. Así, Vestas (constructor de turbinas danés) y Northvolt (empresa
experta en almacenamiento) se han aliado para desarrollar soluciones de almacenamiento de electricidad de
origen renovable. Siemens-Gamesa, por su parte, ofrece proyectos híbridos (eólico + solar con
almacenamiento de energía en baterías).

El estado de Virginia ha instalado un nuevo parque eólico con capacidad de almacenar la energía
generada a través de una batería formada por condensadores. De esta manera se puede adaptar la
oferta de electricidad a la demanda. China ha instalado en la ciudad de Zhangbei el mayor sistema
de almacenamiento de energías renovables (eólica y solar) mediante baterías, con una alta
capacidad de almacenamiento (36 MWh). La isla La Graciosa en las Azores cuenta también con
un sistema de baterías capaz de almacenar la energía que genera su sistema eólico-fotovoltaico.

Programa SAGER

En España, Iberdrola desarrolló el programa SAGER, que desde 2014 almacena en baterías la energía
excedente procedente de parques eólicos y solares. Estas baterías están situadas en un centro de
transformación en Vitoria.

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Introducción a la energía eólica

Figura 26. Demanda y curva de precio de venta de la energía eólica durante el fin de semana de
primavera.

Fuente: Naturgy.

Analizando las características de este parque, se llegó a la conclusión de que la producción se podía
dividir en tramos horarios en función de la posibilidad de inyección a red o de planteamiento alternativo.
Así, se obtuvieron los siguientes tramos: de 22 h a 7 h, de 23 h a 6 h y de 0 a 5 h; y se consideraron las
dos opciones: acumular hidrógeno para posteriormente volver a transformarlo en electricidad e inyectar
a red; y, tras compresión, utilizarlo como combustible en vehículos de pila de hidrógeno.

Adaptando la venta a aquellos momentos en los que la curva es más favorable en cuanto a precios, se
estima un beneficio en facturación del orden de 4 millones de euros. La figura 26 muestra las curvas de
demanda y precio de venta de la energía eólica durante el fin de semana de primavera.

Se utiliza un electrolizador para la obtención de hidrógeno a partir de agua de 5 kW de potencia y con un


MACI de 500 kW en el caso de obtención de reserva de electricidad para su posterior vertido a la red. Para
la obtención de hidrógeno para automoción se utiliza el mismo electrolizador de 5 MW y un compresor
para licuar el hidrógeno de 60 m3 N/h.

Según los datos aportados por CONAPPICE en el III Congreso Nacional de Pilas de Combustible, para
cada uno de los tramos horarios, puede obtenerse la siguiente rentabilidad (total H2 producido franja en
m3):

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Introducción a la energía eólica

Tabla 2. Resultados correspondientes a producción de H2 por franja horaria

De 22 a 7 h De 23 a 6 h De 0 a 5 h

Invierno 422 335 396 247 364

Primavera 403 324 702 244 221

Verano 467 364 634 267 939

Otoño 537 363 429 209 322 918

Total 1 830 778 1 463 941 1 082 432

Tabla 2. Resultados correspondientes a producción de H2 por franja horaria


Fuente: elaboración propia a partir de CONAPPICE.

Otro ejemplo de la aplicación del excedente puntual de producción de un parque eólico es el


proyecto que la empresa E.ON puso en marcha en agosto de 2013 en la localidad alemana de
Falkenhagen, denominado P2G. En esta comarca, es frecuente que los parques eólicos generen
habitualmente más energía eléctrica de la que la red puede absorber.

Se producen 160 m3 de hidrógeno por electrolisis de agua en tan solo tres horas y se inyectan al sistema
de distribución de gas natural de la localidad para ser aprovechados posteriormente en generación de calor
para calefacción o agua caliente sanitaria.

Proyecto Power to Gas (P2G)

Actualmente, produce unos 360 m3 de hidrógeno por hora. Este se gestiona a través de las redes
regionales de gas, y se mezcla con él para emplearlo en la producción térmica y eléctrica, lo cual
incrementa la capacidad de almacenamiento del hidrógeno sin necesidad de licuarlo.

Además del almacenamiento de hidrógeno, existen otras formas de almacenamiento de la energía del
viento en la actualidad. Cabe destacar la utilización de volantes de inercia, en los que el almacenamiento
se produce en forma de energía mecánica.

Los volantes de inercia (o flywheels ) son mecanismos giratorios en los que el principal
componente es un cilindro de gran masa que puede girar a velocidades altísimas (superiores a
20000 revoluciones por minuto, RPM). El volante es movido por un motor eléctrico, que lo hace
rotar accionado por la electricidad suministrada por un aerogenerador. La figura 27 muestra una
imagen de este sistema de almacenamiento.

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Introducción a la energía eólica

De esta manera, la energía eléctrica se almacena en forma de energía mecánica de rotación en el volante.

Cuando la demanda de energía en la red aumenta, la velocidad de giro del volante se utiliza para mover
un generador eléctrico, que inyecta corriente eléctrica en la red, contribuyendo al suministro justo cuando
es necesario.

Figura 27. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en volantes de inercia desarrollado


Beacon Power

Figura 27 . Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en volantes de inercia desarrollado


Beacon Power.

Fuente: www.beaconpower.com

Existen sistemas de almacenamiento basados en volantes de inercia de hasta 20 MW de potencia. Tienen


algunas ventajas frente a otros sistemas de almacenamiento, como las baterías. Así, son equipos menos
voluminosos, que no requieren apenas mantenimiento, y son muy robustos y duraderos (los fabricantes
aseguran que pueden funcionar más de 20 años sin síntomas de degradación).

Otras dos soluciones innovadoras que han sido propuestas recientemente son las del almacenamiento
de energía eólica en forma de frío, en refrigeradores, y la compresión de aire en grutas.

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Introducción a la energía eólica

Almacenamiento de energía eólica en forma de frío

En el primer caso, la idea consiste en sincronizar la producción de frío a gran escala (en cámaras
frigoríficas de industrias o en frigoríficos en hogares) con los momentos de baja demanda energética, en
las horas valle (durante las noches). De esta manera, el exceso de producción eólica iría en última
instancia a parar a la alimentación de todos estos equipos. Durante el día, cuando la demanda de
electricidad aumenta, se desconectarían los refrigeradores, lo que disminuiría el consumo.

Se estima que, de esta manera, se podrían ahorrar cantidades ingentes de electricidad.

Por ejemplo, reduciendo la temperatura de todos los grandes refrigeradores en países


industrializados en sólo 1 ºC durante la noche, y permitiendo que la temperatura suba también
un grado apagando las cámaras durante el día. El efecto de la red eléctrica haría que todas las
cámaras frigoríficas funcionaran como grandes baterías.

Sistemas de almacenamiento por aire comprimido

En estos, como se muestra en la figura 28, se utiliza la electricidad eólica producida en las horas de
bajo consumo para comprimir aire, que se almacena en depósitos subterráneos (como en domos salinos
profundos), a centenares de metros bajo tierra y a presiones de hasta 70 bares. En las horas punta,
cuando la demanda de electricidad es alta, se libera el aire comprimido del domo de manera controlada y
se deja circular a través de una turbina, que a su vez mueve un generador y produce electricidad.

Un proyecto basado en esta idea, que es una adaptación de métodos ya utilizados para
almacenar gas natural, ha sido propuesto por una compañía norteamericana denominada ISEP
(Iowa Stored Energy Park). ISEP propone almacenar el exceso de producción eólica de los
Estados de Iowa, Minnesota y Dakota en acuíferos, que alojarían el aire comprimido. Dicho aire,
inyectado a gran presión a través de un tubo a una profundidad de 1000 m, desplazaría parte del
agua del acuífero. La compañía norteamericana estima que la capacidad de los acuíferos
considerados en el proyecto podría disponer de hasta 270 MW en potencia suplementaria
almacenada.

Figura 28. Sistema de almacenamiento de energía eléctrica en forma de aire comprimido


inyectado a alta presión en acuíferos (ISEP).

Fuente: www.isepa.com

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Introducción a la energía eólica

5.6. Desalación mediante aerogeneradores marinos


La energía eólica puede utilizarse en la desalación del agua del mar para el suministro de agua potable en
zonas áridas, afectadas por sequías en periodos prolongados; en particular, en zonas del mediterráneo en
España, en Levante y en Andalucía, principalmente. Esta solución puede cobrar una relevancia
extraordinaria en las próximas décadas, dado que todas las previsiones apuntan a que una de las
consecuencias del cambio climático es acentuar este tipo de sequías, al aparecer con mayor frecuencia e
intensidad.

Figura 29. Plataforma desaladora

Figura 29. Plataforma desaladora.


Fuente: MTorres.

La desalación mediante energía eólica puede realizarse en plataformas instaladas en el mar, como la que
se muestra en la figura 29, a una distancia de la costa de hasta 5 km. Se trata de enormes estructuras
asentadas sobre flotadores anclados al fondo marino, en aguas de no más de 80 m de profundidad.
Sobre la plataforma se asienta un gran aerogenerador, que puede funcionar en dos modos diferentes:
produciendo electricidad, como en un parque eólico convencional, o desalando agua mediante un
proceso exclusivamente mecánico denominado "ósmosis inversa", sin una conversión previa a energía
eléctrica. El producto de ambos procesos es evacuado a tierra; la electricidad, mediante cables
submarinos; y a través de tuberías submarinas, en el caso del agua desalada.

En efecto, la energía mecánica del viento capturada por las hélices del aerogenerador puede aplicarse
directamente para bombear agua del mar a alta presión contra una membrana de ósmosis inversa, que
retiene las sales del agua marina en una de sus caras, dejando pasar el agua dulce hacia la otra. Al evitar
la transformación en electricidad, el rendimiento de todo el proceso es más elevado, dado que la
conversión del movimiento de rotación del aerogenerador a movimiento del agua bombeada es mucho
más alta, lo que se traduce en que la rentabilidad de la planta es mayor.

Además, la desalación eólica tiene la ventaja de que permite aprovechar mejor un recurso energético
esencialmente aleatorio, como el viento. El doble funcionamiento de las plataformas permite desalar agua
cuando menos necesaria es la energía eléctrica en la red y producir electricidad en las puntas de
demanda, en las horas centrales del día. La figura 30 muestra un esquema de una plataforma de
desalación eólica.

Proyecto de MTorres

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Introducción a la energía eólica

El proyecto más emblemático sobre desalación eólica es el ideado por la compañía española
MTorres. Dicho proyecto contemplaba la utilización de grandes aerogeneradores, con diámetro de rotor
de 40 m y altura de torre de 60 m, en plataformas de 40 m de diámetro. Los aerogeneradores, que han
sido diseñados especialmente para soportar los temporales de mar abierto, tendrían una potencia de 2,5
MW y, con el viento disponible en el mar, podrían funcionar unas 2.500 h/año.

Se estima que la capacidad de desalación de estas plataformas sería de unos 2 hm3/año, con lo que
sería posible abastecer a una población de unos 30 000 habitantes durante un año.

Según MTorres, el coste del agua desalada en sus plataformas puede ser entre un 30 % y un 40 %
menor que el de los sistemas más avanzados de ósmosis inversa.

Figura 30. Esquema de la plataforma de desalación eólica.


Fuente: MTorres.

Las plataformas flotantes pueden situarse en zonas de aguas especialmente favorables para la
desalación, por su baja turbidez, con la ventaja de que la vida media de las membranas y el
rendimiento de las plantas aumenta. La elección del enclave también puede tener en cuenta el
régimen habitual de movimiento de las aguas de la zona (biodinamismo) para favorecer la
dispersión natural de la sal obtenida (salmueras), con lo que se minimizaría el impacto
ambiental.

5.7. Almacenamiento de energía en baterías de vehículos


eléctricos
Un proyecto de especial interés en el proceso de almacenamiento y gestión de la energía eólica es su
aplicación en vehículos eléctricos.

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Introducción a la energía eólica

Programa REVE

Se creó en España un programa de investigación y desarrollo llamado REVE (Regulación Eólica con
Vehículos Eléctricos) con una duración de dos años. El objetivo de este proyecto era aprovechar los
excesos de producción eólica durante periodos de bajo consumo para almacenar este excedente de
energía eléctrica en las baterías de coches eléctricos. Durante los primeros meses de 2010, el Gobierno
de España, en colaboración con compañías privadas, estableció los parámetros iniciales para el
desarrollo de este proyecto. Entre los objetivos o proyectos estaban: realizar un análisis de la situación
en ese momento, incluyendo aspectos como el crecimiento de la energía eólica, el perfil de la curva de
carga y su evolución futura según diferentes escenarios; estudiar el sistema eléctrico, considerando
diferentes escenarios de evolución, y analizar la adaptación del sistema eléctrico de distribución actual
para la conexión de coches eléctricos. Este plan permitió conocer cómo estaba la red de distribución y
lo que habría que hacer para recargar el parque automovilístico y establecer las bases para impulsar el
vehículo eléctrico.

Plan MOVELE

El plan MOVELE, promovido por el IDAE, fue el nombre del plan de acción 2010-2012 que se
enmarcaba dentro de la Estrategia Integral de Impulso al Vehículo Eléctrico en España 2010-2014. Este
puso de manifiesto la necesidad de realizar una serie de actuaciones con el objetivo de promover el
desarrollo y utilización de los vehículos eléctricos en España a través del fomento de la demanda de
estos vehículos, del apoyo a la industrialización e I+D de esta tecnología.

Con el fin de incentivar la demanda del mercado sobre el vehículo eléctrico frente a vehículos de
tecnologías convencionales, desde el Gobierno de España se ha estimado conveniente un programa de
incentivos económicos para su adquisición y para la instalación de infraestructuras de recarga de estos
vehículos, por lo que se han ido aprobando, desde el plan de acción 2010-2012, diversos planes de
acción año tras año: el plan MOVELE, en 2013, 2014 y 2015, contó con un presupuesto anual de 10
millones de euros; el plan MOVEA, en 2016 y 2017; el plan MOVALT para vehículos e infraestructuras,
en 2018, con 20 millones de euros; y en 2019 se ha aprobado el plan MOVES, dotado con 45 millones
de euros.

En la web del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo se puede ampliar información sobre
estos planes:

Actualmente contamos con el plan MOVEA 2016, que bonifica en hasta 5500 € aparte del plan
PIVE. El Plan de Impulso a la Movilidad con Vehículos de Energías Alternativas (MOVEA), es
una medida puesta en marcha en el año 2016, y que forma parte de la Estrategia de Impulso del
Vehículo con Energías Alternativas (VEA) en España 2014-2020, y que continúa con las ayudas
existentes anteriormente e instrumentadas a través de planes como el PIMA Aire y MOVELE,
destinadas a promocionar los vehículos impulsados por energías alternativas.

Las medidas de impulso a la demanda y, en concreto, las ayudas a la adquisición de vehículos


eléctricos han tratado de contribuir a la introducción del vehículo eléctrico en el mercado. Dentro
de esta apuesta, la primera actuación pública destacada fue el Proyecto Piloto de Movilidad
Eléctrica (MOVELE), lanzado en 2011, y que se transformó en el Programa MOVELE, vigente
hasta el año 2015.

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Introducción a la energía eólica

El plan MOVEA, lanzado en el año 2016, corrigió un defecto que tenían la mayoría de las
medidas tomadas en el pasado, al no centrarse únicamente en el vehículo eléctrico e incluir al resto
de vehículos propulsados por energías alternativas: gas licuado del petróleo (GLP), gas natural
vehicular (GNV) y vehículos propulsados por pila de combustible.

De esta manera, hasta el momento actual se han realizado dos convocatorias del plan MOVEA
en los años 2016 y 2017, instrumentados a través del Real Decreto 1078/2015, de 27 de
noviembre, y del Real Decreto 617/2017, de 16 de junio, respectivamente. Gracias a ello, se ha
impulsado la adquisición de cerca de 5000 vehículos de energías alternativas.

Los vehículos objeto de estas ayudas (a excepción de los de dos ruedas) son aquellos cuya
energía de propulsión proceda, total o parcialmente, de la electricidad de sus baterías, cargadas a
través de la red eléctrica.

De esta manera, se pretende facilitar y fomentar el desarrollo de la movilidad eléctrica, beneficiosa por su
contribución a la mejora del sector del transporte, de la eficiencia energética y medioambiental, así como a
la reducción de la dependencia energética del petróleo. Hay que tener en cuenta que el sector transporte
consume en España el 42 % de la energía final. De este porcentaje, el 80 % corresponde al transporte por
carretera.

Para fomentar el paso a una energía descarbonizada, el Gobierno español presentó a finales de 2018 el
borrador del anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética, el cual fue aprobado en
Consejo de Ministros durante el mes de febrero de 2019, así como por la Comisión Europea en el año
2019. Dicho anteproyecto hace hincapié, entre otras muchas cuestiones, en la prohibición de vender
vehículos de combustión en 2040 y la obligación de instalar puntos de recarga en las estaciones de
servicio.

A mediados del año 2019 en España ya había instalados 4731 puntos de carga, con la siguiente
distribución por tipo de cargador.

Figura 31. Distribución por tipo de cargador.

Fuente: Electromaps.

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Introducción a la energía eólica

Figura 32. Mapa de puntos de recarga en España en 2019.

Fuente: Electromaps.

5.7.1. Beneficios de la introducción de VE

Aumento de la demanda nocturna.


Aumento de la eficiencia general del sistema.
Disminución de los riesgos de recortes a la eólica.

5.7.2. Retos para la integración de los VE

Infraestructuras de recarga/red de distribución.


Impacto en el sistema eléctrico.
Mecanismos de gestión de la demanda.

Los vehículos eléctricos pueden actuar como un sistema de almacenamiento eléctrico distribuido que
ayuda a la gestión de la demanda eléctrica y abarata los costes de distribución y generación. Esto lo hace
generando una nueva demanda en las horas valle (por la noche), y como muchos estarán parados en las
horas punta de más demanda, podrán devolver a la red parte de la energía eléctrica que han cargado por la
noche. Así, la curva de demanda energética se aplana un poco. Esto se ha representado en la siguiente
figura, hecha en 2014 pero muy vigente hoy en día y en el futuro: se traslada parte del consumo en horas
punta (los coches devuelven energía a la red) a horas valle (los coches recargan baterías). En esta figura
también se puede apreciar que los vehículos cargan baterías en las horas de más sol y la devuelven por la
noche para autoconsumo, una modalidad cada vez más empleada en las nuevas instalaciones de
autoconsumo residencial.

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Introducción a la energía eólica

Figura 33. Perfil de demanda y estructura de generación en tiempo real.

Fuente: REE.

La siguiente figura muestra una imagen de instalación de paneles y aerogenerador para carga de
vehículos eléctricos.

Figura 34. Instalación de paneles y aerogenerador para carga de vehículos eléctricos.

Fuente: Romón, C.

5.8. Otras aplicaciones


Además de las aplicaciones mencionadas, existen otras. Se trata de aplicaciones muy marginales, con
mucha menor aceptación que las citadas.

Por ejemplo, existen sistemas que permiten obtener energía en forma de calor (energía térmica) a
partir de la energía mecánica del viento. Esto es posible a través del calentamiento de agua
provocado por el rozamiento mecánico de un artilugio accionado directamente por el propio
molino. También se puede obtener calor mediante la compresión de un fluido refrigerante en lo
que se denomina “bomba de calor”, mecanismo similar al utilizado en aplicaciones de frío
industrial y refrigeración.

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Introducción a la energía eólica

Estas aplicaciones térmicas de la eólica pueden ser interesantes en granjas, en explotaciones agrícolas y
ganaderas, por ejemplo para el secado o la refrigeración del producto de las cosechas, o para la
refrigeración del propio ganado. Y también en factorías aisladas de la red eléctrica, para el
acondicionamiento y refrigeración de almacenes, el calentamiento de agua, etc.

VI. Resumen

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Introducción a la energía eólica

El aprovechamiento de la energía cinética de masas de aire en movimiento, de la fuerza del


viento, es casi tan antiguo como la propia civilización. Así, la energía eólica se ha aprovechado
desde hace milenios, para impulsar barcos en la navegación, para bombear agua o moler grano. En
su aplicación más desarrollada actualmente, de la producción de energía eléctrica en instalaciones
conectadas a la red, la eólica se ha convertido en una fuente de suministro masivo en muchos
países del mundo.

En España, los molinos de viento se han utilizado durante siglos para moler grano y producir
harina, en particular en amplias zonas de las dos Castillas, el Mediterráneo, Andalucía, etc. En el
año 2018 la energía eólica destaca por ser la fuente renovable más desarrollada en el país, hasta el
punto de que los grandes parques eólicos suministran el 19 % del total de la energía eléctrica
consumida en España, solo detrás de la energía nuclear, que representó el 20,4 % del total del
suministro, según datos de REE.

La energía eólica, como tecnología renovable que es, utiliza un recurso natural inagotable,: el
viento. Además, es una tecnología limpia, que no genera gases contaminantes, ni residuos
peligrosos.

La energía eólica es una fuente de energía autóctona, disponible en prácticamente cualquier


lugar del planeta con suficiente intensidad como para garantizar una parte importante de las
necesidades energéticas.

La generación de hidrógeno mediante electrolisis del agua permite aprovechar los momentos de
excedentes de producción eléctrica de los parques eólicos. Es frecuente que el parque, en
momentos puntuales, no pueda inyectar instantáneamente la energía que está generando porque en
ese momento la red no puede asumirla, y entonces se deben producir paradas o disipación de
excedentes. La electrolisis permite generar hidrógeno, presurizarlo después y almacenarlo en
tanques para ser de nuevo transformado en electricidad mediante electrolisis inversa. De esta
manera se aprovecha el potencial eólico sin necesidad de parar los molinos y se abre también la
posibilidad de gestionar el recurso para transformarlo en electricidad e inyectarlo en la red cuando
sea conveniente, bien por razones de mercado de oportunidad o para compensar los momentos de
poca generación por ausencia de viento.

Algunas de las principales aplicaciones de la energía eólica son las grandes centrales conectadas
a la red (los parques eólicos), los pequeños sistemas conectados o aislados de suministro
eléctrico, el bombeo de agua para el abastecimiento en zonas aisladas o para la agricultura y la
desalación eólica.

Aunque, en la actualidad, solo las pequeñas instalaciones aisladas utilizan almacenamiento de


energía, existen soluciones para garantizar el suministro en los momentos en que no hay viento.
Así, en pequeños sistemas, es posible utilizar baterías para almacenar la electricidad. En sistemas
medianos y grandes, los volantes de inercia o las instalaciones hidroeléctricas de bombeo son una
interesante solución utilizada. A medio y largo plazo, además del empleo de hidrógeno, otras
alternativas, como el almacenamiento en forma de frío a gran escala, en batería de vehículos
eléctricos o de aire comprimido en grandes depósitos subterráneos, podrían convertirse en
realidad.

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Introducción a la energía eólica

Ejercicios

Caso práctico

Se pide
Relacionar los términos de la izquierda con los de la derecha.

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Introducción a la energía eólica

Recursos

Glosario.

AEROGENERADOR: aparato que transforma la energía eólica en energía eléctrica mediante


rotores de pala

ELECTROLISIS: descomposición en iones de una sustancia en disolución mediante la


corriente eléctrica

INSTALACIÓN HÍBRIDA: aquella que utiliza dos o más fuentes de energía, como eólico-
fotovoltaica, eólico-hidroeléctrica, etc.

NACELLE: también conocida como “góndola”, parte del aerogenerador que alberga los
componentes fundamentales de generación y control y que se encuentra situada en lo alto de la
torre.

VOLANTES DE INERCIA: mecanismos giratorios en los que el principal componente es


un cilindro de gran masa que puede girar a velocidades altísimas. El volante es movido por un
motor eléctrico, que lo hace rotar accionado por la electricidad suministrada por un
aerogenerador.

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