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¿Me entiendes? o ¿Me explico?

Por: MTE Luis Enrique Pérez Ostoa / Revisión Junio de 2017

Al finalizar este texto lograremos comprender que no es lo mismo “hablar de comunicación” que
“comunicar sobre comunicación” y pese a que pareciera un absurdo trabalenguas en este momento, el objetivo
de esta lectura es el segundo: comunicar sobre comunicación; así que no olvides participar en un ejercicio de
retroalimentación a través del cual puedas enriquecer puntos de vista, manifestar dudas, resolver interrogantes o
simplemente compartir inquietudes.

Para muchos investigadores en ciencias de la comunicación, e incluso para la Real


Academia Española misma, la comunicación es definida de un modo tan simplista como:
“informar algo a alguien”; sin embargo, la realidad es que nos encontramos ante un proceso
sumamente complejo y con distintos niveles de abstracción.

Es verdad, durante mucho tiempo la idea predominante era así de simple, incluso, uno
de los esquemas de la comunicación más conocidos y populares aún hoy día, es el
denominado “modelo aristotélico de la comunicación”, dentro del cual se posiciona a un emisor
(persona que quiere compartir alguna idea, sentimiento, emoción o cualquier otro mensaje) y
a un receptor (persona a la que se hace llegar el mensaje). Pero, ¿No crees que es exigir
demasiado, que un modelo estructurado desde siglos antes de Cristo, continúe vigente?

Los detractores del esquema argumentaron en un primer momento, que lo planteado


por Aristóteles en realidad se trataba de un modelo de información, ya que quien emite el
mensaje simplemente pretende informar al receptor, en tanto que, por el contrario, la
comunicación es un acto de intercambio, en el que ambas partes deben compartir aquello que
desean externar. La comunicación no puede ser un simple flujo unidireccional.

No obstante, los defensores del modelo insistieron: “claro que se trata de un esquema
de comunicación”, simplemente que es necesario alternar roles pasando de ser emisor a
receptor, y viceversa, es decir, quien originalmente emite un mensaje (emisor) en un segundo
momento adopta el rol de un receptor, para escuchar lo que la otra persona tiene que
responderle (quien ahora, será el nuevo emisor).

Vaya que esta artificiosa interpretación logró convencer, hasta que comenzó a
comprenderse en profundidad el acto comunicativo y la interacción que existe entre las
personas, así, se dijo “mentira, no hay intercambio de roles, al mismo tiempo quien emite el
mensaje está recibiendo retroalimentación de la otra parte, es decir, simultáneamente se es
emisor y receptor”, pero ¿Cómo es esto posible?
Para entender lo planteado en el párrafo anterior tomemos un caso a modo de ejemplo,
imaginemos al joven Santiago, estudiante de Construcción de segundo cuatrimestre que
pretende declararle su amor a Mónica, quien estudia Contaduría; de ese modo, Santiago se
para frente a Mónica y comienza a platicarle que desde hace varias semanas no lo deja
tranquilo la idea de invitarla a salir…

Santiago, al hablar, está adoptando el rol de un emisor, sin embargo, y aquí está lo
interesante, mientras él está hablando, Mónica también está emitiendo mensajes: con su
lenguaje corporal, con sus gestos y demás movimientos faciales; mensajes que Santiago
percibe y que incluso lo ponen más nervioso aún. Entonces, Santiago es un Emisor/Receptor
y Mónica es una Receptora/Emisora.

Y es partiendo de esta observación como se estableció el “esquema funcional de la


comunicación” en donde las figuras del emisor y el receptor desaparecen, y se ven sustituidas
por los EmiRec, que también son denominados interlocutores.

El esquema funcional de la comunicación incluye muchos de los elementos que


previamente se habían mencionado en otros modelos, como el código, el o los mensajes, los
procesos de codificación y decodificación, el canal y el ruido, así mismo, la complejidad de este
esquema una vez representado dependerá mucho de los mensajes que se deseen
esquematizar. ¿Serás capaz de dibujar un ejemplo de comunicación funcional?

Recuerda, la diferencia entre informar y comunicar se encuentra en el intercambio de


ideas, en la interacción, en un flujo bidireccional en el que las partes involucradas puedan
corroborar que la otra persona ha comprendido, con certeza, el mensaje que pretendíamos
comunicar.

Referencias.
Ángel, D. (2012). Capital social comunicativo. Equidad & Desarrollo, 0(15), 101-129.
Recuperado de http://revistas.lasalle.edu.co/index.php/ed/article/view/195
Beltrán S., L. R. (1981). Adiós a Aristóteles: "La Comunicación Horizontal". Comunicación y
Sociedad Nº 6, 5-35.
Orozco, G., Navarro, E. & García, A. (2012). Desafíos educativos en tiempos de auto-
comunicación masiva: la interlocución de las audiencias. Comunicar, 38, 67-74. (DOI:
10.3916/C38-2012-02-07).

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