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Importancia.
La importancia de la relajación consiste, en primer lugar, en lo que producen en
el orador. Unos pocos y modestos ejercicios de respiración generarán en la
persona un estado interno de quietud, la sensación de orden, de armonía, de
equilibrio y calma. Producirán la sensación de que todo está acomodado,
posibilitando sentirse libre de ataduras. Estos estados internos (quietud,
armonía, equilibrio, calma y blandura) se traducirán en su postura física y en su
imagen corporal general. Lo que el auditorio ve en primera instancia es este
reflejo externo de aquellos estados internos. Este beneficio es algo que se
puede apreciar objetivamente. La manifestación externa de esa quietud será
“vista” por “ojos físicos” de las personas del auditorio. Lo captarán con sus
retinas y así el auditorio verá un orador relajado, armonioso y confiado. Pero
además, el estado interno del orador, también será “visto” por el auditorio.
Características.
La relajación no se trata solo de tranquilidad o de disfrutar de un pasatiempo.
Es un proceso que disminuye los efectos del estrés en tu mente y cuerpo.
Respiración Diafragmática.
Respiración diafragmática
Los pasos a seguir para realizar esta técnica son los siguientes:
2-Meditación
Hay muchas formas de realizar meditación, pero aquí puedes ver una variante
especialmente fácil de realizar.
Aunque este ejercicio sea muy corto, conviene que durante el proceso centres
tu atención en la respiración y no te distraigas. También puedes imaginar una
imagen relajante (como una playa solitaria o un árbol en un jardín) mientras lo
haces.
5-Relajación muscular progresiva de Jacobson
6-Mindfulness
Relajación de Rostro.
En la cara se reflejan todo tipo de emociones, por lo que presionar
ciertos puntos del rostro permite recuperar la calma si se padecen episodios
de ansiedad. Estos sencillos gestos ayudan a evitar la rigidez facial
Con el rostro lo más relajado posible y los ojos cerrados, coloca el dedo
índice de la mano derecha en el punto medio entre las dos cejas y
ejerce una presión que puedas sentir lo suficiente, pero sin llegar a
sentir tensión en la mano. En ese lugar exacto se concentran muchas de las
emociones que se experimentan y que no se han permitido liberar
libremente.
Coloca los dedos índice y corazón sobre cada sien, presionando suavemente
hasta llegar a sentir el pulso. A continuación, comienza a hacer
suaves movimientos circulares hacia afuera desplazando ligeramente los
dedos hacia el nacimiento del pelo. De esta manera, se ayudará a reactivar la
circulación aliviando la tensión y el dolor de cabeza.
Relajar la mandíbula
Sube y baja los hombros muy despacio, como si quisieras que llegaran hasta
las orejas. Hazlo de forma exagerada, pero lenta. Y no dejes de respirar. 15”
Realiza giros de los hombros hacia delante y hacia atrás. No los eleves, tan solo
gíralos. De forma alternativa y simultánea. 15”
Pon los brazos en cruz. Balancea el tronco hacia los lados manteniendo los
brazos en paralelo al suelo. 15”
Eleva un brazo hacia delante y el otro hacia atrás y déjalos caer hasta el centro.
Colócate frente a una pared con las piernas algo flexionadas. Coloca las palmas
en la pared a la altura del pecho, (codos flexionados). Camina por la
pared hacia arriba para estirar la espalda y el cuello todo lo que puedas.
Relajación de Cuerpo Entero. Ejercicios.
Estirar los brazos lo más lejos posible, intentando tocar el techo con las manos.
Mantener durante 15 segundos.
Tomar por debajo su brazo derecho a la altura del hombro y presionar hacia su
cuerpo. Mantener estirado durante 15 segundos cada hombro.
Sostenerse con una silla. Tomar el pie izquierdo desde el empeine, con la mano
izquierda y llevar suavemente el tobillo hacia su cuerpo durante 15 segundos.
Repetir con la otra pierna.
De pie frente a una pared se apoyar los brazos, adelantar y flexionar una pierna
dejando la de atrás bien estirada con los pies mirando al frente.
De pie, con las manos en la zona lumbar, inclinarse hacia delante y hacia atrás.
Repetir 10 veces.
Con cuello y brazos relajados llevar el tronco redondeado hacia adelante hasta
sentir una suave tensión detrás de las rodillas. Elevarse lentamente. Repetir 10
veces.
Imagen Corporal.
La expresión facial y la sonrisa: no pasa nada por sonreír. Sirve para decirle
a nuestros participantes que estamos cómodos y, al mismo tiempo, relaja el
ambiente. Es importante recordar que aprendemos aquello que “nos llega”.
Aquello que se acerca a nuestras emociones. Además, podemos sonreír con la
mirada. Usamos mil y un gestos cuando hablamos. El contacto visual (en
nuestro caso bastante limitado debido al uso de la videocámara) sirve para
generar ese interés en el intercambio comunicativo y poder conseguir así el
esperado feedback. Esa respuesta tan ansiada que nos permite saber que no
estamos solos en el universo, que no hablamos hacia una pantalla como tontos
y que, hay alguien escuchándonos al otro lado.
Comunicar con la Voz. Tono de Voz.
El tono, o también llamado tonía, es la sensación perceptiva que nos producen
las variaciones en la frecuencia de vibración de las cuerdas vocales. Se trata,
pues, de una cualidad subjetiva (percepción de tonos altos y bajos) que
depende de una propiedad física (mayor o menor velocidad en la vibración de
las cuerdas vocales). Es decir, cuanto mayor sea la velocidad a la que vibran las
cuerdas vocales más alta o aguda será la percepción tonal que tengamos.
Inversamente, percibiremos un tono bajo o grave cuando los movimientos de
oscilación de las cuerdas vocales sean menores.
Escucha Empática.
Consiste en sintonizar con los sentimientos del interlocutor, en ponerse en lugar
de la persona que tiene algo que decir. Debemos escuchar con atención el
contenido emocional de los mensajes que nos quieren transmitir. Se trata de
comprender también actitudes, gestos, más allá de simples palabras. Este tipo
de escucha consideramos que es esencial para tener una buena comunicación
Otras cosas que pueden ayudar a que te sientas cómodo son: mantenerte
hidratado, hablar de los temas que te apasionan, preparar un guión y limitar el
número de distracciones a tu alrededor.
Si es posible, trata de programar tus reuniones de vídeo o las grabaciones de
vídeo para una hora del día en la que te sientas mejor. Si estás grabando un
vídeo, date mucho tiempo. Nada te hará parecer más estresado ante la cámara
que sentirte presionado. Date más tiempo del que crees que necesitarás.
Arranca tu presentación con una energía positiva (voz potente) y marca pausas
cortas y largas para que el público te escuche sin esfuerzo.
Se debe vigilar:
· Hablar con una voz más alta de lo normal para transmitir energía y
ganas.
· Separar tus brazos y hacer gestos para evitar brazos cruzados o manos
juntas en la mesa (gestos de protección) o manos juntas.
Se debe evitar:
Despedida.
Cada vez que te ves en la necesidad de hablar en público tú tienes que asumir
el rol de líder. Ya sea que te guste o no, que te produzca pánico o placer. El
punto es que, durante tu presentación, eres tú quien lleva el mando.
Pero sobre todo tú debes mostrar que tienes el control sobre ti mismo, sobre
tus pensamientos, tus emociones y los movimientos y gestos que haces con tu
cuerpo.
Siempre y cuando te sea posible, el estar de pie conlleva una presencia mucho
más imponente que hablar desde una posición en la que estás sentado. Al estar
de pie evita cruzar tus piernas, mecer tu punto de apoyo de una pierna a la
otra, o dar pasos hacia adelante, atrás o los lados, porque a todo esto se le
conoce como bailar de nervios.
Mejor adopta una postura sólida, pero natural. Una postura sólida se obtiene
cuando plantas tus pies al piso firmemente, abiertos a lo ancho de tus hombros,
mientras mantienes una posición erguida, con la barbilla ligeramente levantada,
mirando hacia el frente. Esa posición enviará el mensaje a tu público de que tus
ideas y tus palabras tienen buenos cimientos.
Mejor mantén tus brazos a tus costados evitando crear barreras entre tu
público y el mensaje que les quieres transmitir. La apertura que se crea con
esta postura, también te permite utilizar tus manos y brazos para enfatizar
palabras o frases estratégicas de tu mensaje durante momentos clave de tu
presentación, enviando el mensaje de que eres una persona auténtica y segura
de sí misma.
Evita mirar al piso o al techo para recordar tus ideas, porque esto puede
distraer a tu público, también evita leer las diapositivas que muestras en la
pantalla o pasar demasiado tiempo consultando tus notas, estos gestos
corporales pueden hacerte ver inseguro y demeritar la atención y la confianza
de tu público.
“Lo que haces habla tan fuertemente que no puedo escuchar lo que dices.”