Está en la página 1de 7

estrés Intensa reacción emocional a una serie de estímulos externos que activan respuestas

fisio452 ESTRATOS, TEORÍA DE LOS / ESTRÉS lógicas y psicológicas de naturaleza adaptativa. Si los
esfuerzos del sujeto fallan porque el estrés supera la capacidad de respuesta, el individuo es
vulnerable a la enfermedad psíquica, la somática o ambas. El término, ampliamente usado
también en el lenguaje común con significados con frecuencia opuestos entre sí, lo introdujo en
biología W.B. Cannon, pero sólo más tarde tuvo una definición unívoca gracias a H. Selye, según
quien “el estrés es la respuesta no específica del organismo a cualquier requerimiento efectuado
por éste” (1971: 12). El requerimiento abarca una gama muy amplia de estímulos, llamados
agentes estresantes, que van desde los estímulos físicos, como el calor y el frío, hasta los esfuerzos
musculares, la actividad sexual, el shock anafiláctico, los estímulos emocionales, mientras la
respuesta biológica, siempre la misma, es consecuencia de una reacción defensiva del organismo
que consiste en la activación del eje hipotálamo-hipófisis-ACTH-corteza suprarenal, donde se
liberan en círculo los corticosteroides (v. endocrino, sistema). Tal reacción defensiva y adaptativa,
denominada emergencia o síndrome general de adaptación, está caracterizada por una fase de
alarma con modificaciones bioquímicas hormonales; una fase de resistencia en la cual el
organismo se organiza funcionalmente en sentido defensivo, y una fase de agotamiento en la que
se produce el derrumbe de las defensas y la incapacidad para adaptarse posteriormente. Según
Selye el estrés no puede y no debe ser evitado porque constituye la esencia misma de la vida; por
lo tanto no es una condición patológica del organismo, aunque en algunas circunstancias puede
producir patología, como sucede cuando los estímulos actúan con gran intensidad y por largos
períodos. Investigaciones posteriores permitieron dar más flexibilidad a las concepciones de Selye,
como en la hipótesis de J.W. Mason, según quien en la base de la respuesta biológica estarían,
además de las estructuras anatomofuncionales responsables de la activación emocional en el nivel
fisiológico, el aparato psíquico al cual se remiten las reacciones endocrinas de diferente
naturaleza, en muchos casos personales y específicas. La importancia de las emociones en las
reacciones de estrés originó el concepto de estrés psicológico, que difiere del fisiológico puesto
que la respuesta depende de la valoración cognoscitiva del significado del estímulo. Existen
definiciones de estrés basadas en la intensidad del estímulo, otras en la calidad de la respuesta
fisiológica, otras más que describen el estrés a partir del costo requerido por el individuo en
términos de sus características específicas para enfrentar los problemas y responder al entorno.
Además de los estrés psicofisiológicos determinados por un exceso de estimulación, se han
descrito también los estrés psicosociales, cuya dinámica prevé: 1] una situación externa
caracterizada por dificultades interpersonales, sociales o individuales, como la soledad, abandono,
fracaso laboral, excesivos requerimientos de rendimiento y similares; 2] una respuesta interna que
encuentra sus manifestaciones en la ansiedad, la culpa, la ira o la depresión; 3] un
comportamiento externo causado por esa respuesta, a veces adecuado y realista, a veces
inadecuado, con liberación de impulsos incontrolados de naturaleza psíquica o psicosomática
funcional. De hecho todos reconocen el estrés como elemento predisponente de los síndromes
psicosomáticos (v. psicosomática, § II). Por lo que se refiere al estrés laboral, véase la voz
psicología del trabajo , § 3. BIBLIOGRAFÍA: Cannon, W.B. (1932); Cooper, C.L. y J. Marshall (1978);
Cox, T., (1978); Lazarus, R.S. (1966); Lazarus, R.S. (1976); Mason, J.W. (1971); Pancheri, P. (1980);
Reitano M. (coord.) (1980); Selye, H. (1971).
Diccionario de psicología Umberto Galimberti ,edición al cuidado de ricardo valdés r. portada de
marina garone primera edición en español: 2002 © siglo xxi editores, s.a. de c.v. isbn 968-23-2409-
2 empastado isbn 968-23-2618-4 rústica primera edición en italiano: 1992 © unione tipografico-
editrice torinese, turín isbn 88-02-04613-1 título original: dizionario di psicologia se prohíbe la
reproducción total o parcial por cualquier medio mecánico o electrónico sin permiso previo del
editor. impreso y hecho en México

EUESTRÉS. CUANDO EL ESTRÉS ES POSITIVO

Autora: Ana Muñoz

Por lo general, tendemos a pensar en el estrés como algo desagradable y dañino que nos hace
sentir mal.

No obstante, existen diversos tipos de estrés. Uno de ellos recibe el nombre de euestrés. Se trata
de un estrés positivo que nos hace sentirnos vivos y ver la vida como algo excitante.

Por ejemplo, cuando juegas a tu deporte favorito, cuando ves una película de miedo que te gusta,
cuando te quedas hasta tarde trabajando en un proyecto que deseas realizar, estás
experimentando este tipo de estrés.

El euestrés sucede cuando tenemos retos a los que nos enfrentamos con entusiasmo, cuando
luchamos por alcanzar una meta, cuando tenemos una razón para levantarnos por la mañana. Sin
todo eso, la vida empieza a parecer vacía y sin sentido.

Para sentirnos vivos necesitamos ese euestrés; sin él, podemos sentirnos tristes, deprimidos e
incluso pensar que la vida no tiene ningún sentido. Es un tipo de estrés que nos mantiene felices y
sanos.

CONVERTIR EL ESTRÉS EN EUESTRÉS

Lo que determina que un acontecimiento suponga estrés positivo o negativo no sólo depende del
acontecimiento en sí mismo, sino también de la percepción que una persona tenga de él. Y esa
percepción es algo que puedes cambiar:

1. Ver las cosas como retos y no como amenaza

Si tu jefe te encomienda una tarea nueva, puedes verlo como un reto o puedes verlo como una
amenaza. Si lo ves como una amenaza, pensarás que es muy difícil, que no tienes la capacidad
para hacerlo, que no sabrás, que quedarás mal ante tu jefe... Es decir, estarás experimentando un
estrés negativo que hará que te sientas mal.

En cambio, si lo ves como un reto, pensarás que vas a salir de la rutina habitual, que puede ser una
oportunidad para quedar bien ante tu jefe, que tendrás que informarte porque no tienes claro
cómo hacerlo, pero que enseguida encontrarás el modo porque confías en tu capacidad para
solucionar problemas...

Por tanto, estarás experimentando un estrés positivo o euestrés, mucho más saludable que el
estrés negativo. Y sólo de ti depende ver las cosas de un modo u otro. Es decir, cuando te
encuentres con una situación que te resulta estresante puedes tratar de convertirla en una
situación de euestrés. Para ello, puedes pensar cosas como: "Esto es un interesante reto que
puedo superar y sentir luego el orgullo de haberlo superado. Además, me servirá para aprender
algo nuevo, para superarme y mejorar mis habilidades. Sé que puedo hacerlo si me lo tomo con
calma y planifico con cuidado los pasos a seguir." Este modo de pensar te ayudará a sentir una
mayor motivación y hasta entusiasmo por ponerte en marcha para superar ese reto y crecer como
persona al hacerlo, además de la sensación de orgullo que te aportará el hecho de afrontar y
superar algo que, en un principio, te asustó.

2. Dividir la tarea en submetas

A veces, una situación puede resultar abrumadora porque implica demasiadas cosas que hacer o
que tener en cuenta. Ves que tiene ante ti una tarea monumental y no sabes por dónde empezar.
En estos casos, lo mejor es empezar por organizarte e ir por partes: divide la meta en submetas
más pequeñas y proponte alcanzar solo la primera.

3. Dotar de significado

Cuando las cosas que hacemos tienen un significado para nosotros, nos resultan menos
estresantes, nos implicamos más en ellas y estamos más motivados a lograrlas. Si no tienes más
remedio que hacer algo que, en un principio, parece no tener significado alguno, trata de buscar
dicho significado. Pregúntate qué puede aportarte, qué habilidad puedes mejorar al hacerlo o qué
beneficios puede aportarte que den sentido a la realización de dicha tarea. Sonia, por ejemplo,
trabajaba como limpiadora en un hotel. Se quejaba de que su trabajo era aburrido y que no le
aportaba nada; además, ya no tenía tiempo para ir al gimnasio y echaba de menos hacer ejercicio.
Cuando leyó en una revista que su trabajo era también ejercicio físico y que le permitía quemar
bastantes calorías, empezó a verlo de un modo muy diferente e incluso a veces decía sonriendo:
"Me voy al gimnasio" cuando se disponía a salir para ir al trabajo.

4. Autoeficacia

El euestrés está relacionado con la autoeficacia, que es la percepción que tiene una persona de lo
capaz que es de lograr un objetivo determinado. Si te consideras incapaz de superar una
determinada demanda, tendrás más probabilidades de sentir estrés. Por desgracia, una persona
puede considerarse incapaz cuando en realidad no lo es. Por tanto, en vez de dejarte llevar por el
miedo inicial, detente un momento a analizar la situación de un modo realista. Puede que te des
cuenta de que tienes más recursos de los que creías inicialmente y que, si te pones en marcha,
veas que vas avanzando poco a poco y afrontando los problemas que van surgiendo uno a uno.

5. Recurrir al mindfulness

Si haces algo con mindfulness tendrás más probabilidades de sentir euestrés. Hacer algo con
mindfulness significa que centras toda tu atención (al 100 %) en lo que estás haciendo, en el
instante presente, como si el tiempo no existiera (solo el ahora) y no hubiera nada más en el
mundo (ni siquiera tú, pues hasta te olvidas de ti mismo). Por ejemplo, si estás escribiendo, estás
centrado solamente en esa frase o párrafo que hay en ese momento en tu mente y te olvidas de
que tienes que escribir todo un informe, de la fecha en la que tienes que entregarlo, de la hora
que es y de todo lo demás.
Respuesta:

El estrés puede entenderse como una sobrecarga para el individuo. Esta sobrecarga depende


tanto de las demandas de la situación, como de los recursos con los que cuenta el individuo a para
afrontar dicha situación. Cuánto mayores sean las demandas de la situación y cuánto menores
sean los recursos del individuo, la sobrecarga será mayor. 

El estrés puede ser positivo o negativo. Es positivo cuando el individuo interpreta que las


consecuencias de la situación serán favorables para sus intereses. Por el contrario, si percibe que
dichas consecuencias serán desagradables o perjudiciales, el estrés será negativo. En ambos casos
el estrés produce cansancio, activación fisiológica, etc.; sin embargo, el estrés positivo genera
emociones positivas o agradables, mientras que el estrés negativo produce emociones negativas o
desagradables. 

El estrés se ha entendido como estímulo, como una serie de situaciones altamente relevantes y


con una fuerte demanda de recursos para el individuo, como por ejemplo: 

 catástrofes naturales, 

 separación o divorcio, 

 pérdida de un ser querido, 

 ruina económica, 

 matrimonio, 

 nacimiento de un hijo, etc. 

También el estrés ha sido entendido como respuesta. Por ejemplo, como los cambios biológicos
asociados a las situaciones estresantes. Estos cambios biológicos siguen:

 una primera fase de preparación (se inicia la activación),

 una segunda fase de mantenimiento (la alta activación fisiológica es necesaria para
afrontar las demandas de la situación y no puede disminuir),

  y, por último, la fase de agotamiento (en la cual ya no se mantiene el nivel de alta
activación fisiológica, que cae bruscamente). 

Estas tres fases componen el Síndrome General de Adaptación, que estudió Selye. 

Hoy en día el estrés se interpreta como un proceso interactivo, en el cual están en juego las
demandas de la situación y los recursos del individuo para afrontar la situación. Las demandas de
la situación dependen de la valoración subjetiva que el individuo realiza sobre cómo dicha
situación afectará a sus intereses. Por lo tanto, una misma situación puede ser mucho más
estresante para un individuo que para otro. A su vez, los recursos de afrontamiento son valorados
también por el propio individuo, que puede juzgarlos inadecuados, aunque realmente no lo sean.
Este sesgo en la valoración de los recursos propios originará también una mayor reacción de
estrés, una mayor sobrecarga, y un peor aprovechamiento de los recursos propios.

Para volver al índice de Preguntas y Respuestas


Pulse en volver atrás

Información de Contacto

Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).


Facultad de Psicología. Buzón 23
Universidad Complutense de Madrid
Campus de Somosaguas
28223 - Madrid

 +34 91 394 31 11

 +34 91 394 31 89

 seas@psi.ucm.es

Los 3 tipos de estrés: el bueno el feo y el malo 

Hay tres tipos de estrés el bueno, el feo y el malo que dependen de como evalúas la situación. En
este artículo te muestro como puedes gestionar tu estrés.

El estrés suele ser consecuencia de determinados procesos mentales: surge a causa de cómo
evaluamos la situación que tenemos que afrontar. Es decir, el que definas una situación como
estresante depende más de como la interpretes, y de los recursos que consideres tienes para
afrontarla que la situación en sí misma percibida desde un punto de vista objetivo.

La respuesta de estrés es necesaria y adaptativa, pero cuando se prolonga o intensifica en el


tiempo, la salud, el desempeño académico o profesional e incluso las relaciones personales o de
pareja se pueden ver afectadas.

La gestión del estrés a veces es complicada, ya que existen tres tipos y cada uno con sus propias
características, síntomas y duración.

El estrés bueno (eustrés)

El estrés bueno, eustrés, es el estrés adaptativo, el que te estimula cuando tienes que enfrentarte
a un problema y permite que respondas a la situación de forma eficaz y adecuada. Es el estrés
sano, el que te ayuda a superar las dificultades. A crecer.

Se activa cuando consideras que dispones las herramientas psicológicas suficientes y adecuadas


con las que afrontar de manera adecuada la situación en la que estás. 

El estrés malo (distrés)

 
Este tipo de estrés, el malo (distrés) surge cuando sientes que solo un estado de alerta y esfuerzo
te garantiza el éxito en las demandas que te exige en ese momento tu vida.

Este estrés provoca un exceso de esfuerzo en relación a los resultados y suele ser causa de un
desajuste entre la valoración de los recursos y la situación real de amenaza.

Bajo la influencia del distrés asumes excesivas responsabilidades, tienes una sensación de
inseguridad constante… tu mundo se convierte en un lugar poco gratificante donde lo peor
siempre está por suceder.

Las señales más características de este tipo de estrés son:

 En el área emocional: ansiedad, miedo, confusión.

 En el área cognitiva: dificultad para concentrarse, pensamientos repetitivos, autocrítica


negativa, olvidos, preocupación por el futuro, negatividad…

 En el área conductual: Irritabilidad, brusquedad en las relaciones sociales, llanto


frecuente, aumento del consumo de tabaco, alcohol…

 En el área física: tensión muscular, dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello,


malestar estomacal, fatiga, infecciones, palpitaciones, respiración agitada

El estrés feo (exoestrés)

El estrés feo, exoestrés, surge cuando mantienes en tu presente emocional experiencias dolorosas
que has sufrido en el pasado, cuando vives de manera continuada y durante un largo tiempo bajo
situación de presión o alta exigencia…

Este tipo de estrés hace que generes una visión del mundo excesivamente amenazante y agresiva,
abandones la búsqueda de soluciones y consideres normal vivir bajo sintiendo un sufrimiento
emocional constante.

https://www.psicologosmadridmj.com/los-tres-tipos-de-estres-el-bueno-el-feo-y-el-malo-n13/

INFORMACIÓN BÁSICA SOBRE PROTECCIÓN DE DATOS:

Responsable del tratamiento: MARÍA JOSÉ GONZÁLEZ DÍAZ.

Fines de tratamiento de los datos: gestión y respuesta a su solicitud o consulta. Remisión de


publicidad o promociones de este Gabinete.

Derechos: acceso, rectificación, oposición, supresión o borrado en su caso, portabilidad y


limitación del tratamiento, mediante un escrito ante el responsable del tratamiento a la siguiente
dirección: Gran Vía 40, Pl. 7, Of. 4 de Madrid 28014, Tel: 678001630,
E-mail: info@psicologosmadridmj.com. Tiene derecho a presentar una reclamación ante la
autoridad de control. Información restante sobre protección de datos accesible
en www.psicologosmadridmj.com

También podría gustarte