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Los jóvenes y el alcohol

Frente al dato de que casi un tercio de los jóvenes admite haber conducido alcoholizado, se impone
trabajar para frenar el consumo irresponsable

MARTES 05 DE ABRIL DE 2016

Nunca es redundante insistir en que frente al consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes los adultos
no podemos desentendernos. Especialmente cuando nos encontramos ante informaciones que dan
verdadera cuenta de la dimensión que presenta este problema, como que el 29% de 11.000 jóvenes
encuestados ha reconocido haber conducido alcoholizado, en tanto que el 38% sostuvo que acompañó a un
conductor en esas condiciones en los tres meses anteriores y el 23% de los interrogados estuvo involucrado
en algún accidente de tránsito en los últimos tres años.

Los datos surgen de una investigación realizada en nuestro país entre 2012 y 2015 por Jean Assailly,
psicólogo francés, autor del libro Por qué toman los jóvenes.

Assailly destacó que la Argentina necesita conformar un registro del consumo de alcohol abierto por edad,
sexo, zona y nivel socioeconómico para desarrollar cualquier política de prevención y control, ya que no se
trata solamente de poner en práctica medidas exitosas de un país a otro cuando las diferencias culturales
atentan contra ello.

Jorge Úngaro, del equipo del Conicet, sumó otro dato inquietante: el 50% de los jóvenes afirmó haber
consumido en exceso bebidas alcohólicas en el curso de fiestas o en las llamadas "previas" que se
desarrollan antes de ir a bailar, incluso en días de semana. Los jóvenes encuestados indicaron también que
se alientan entre sí para reducir las resistencias de algunos a tomar, al asegurarles que "la cerveza no
produce ebriedad" o que "el café negro disipa la borrachera" y que la comida previa modera el efecto. Si el
razonamiento anterior no lograra persuadirlos, es el contagio emocional entre pares, muchas veces
influenciable a la presión social, el que los incentiva incluso a parecer lo que no son para no sentirse sapos
de otro pozo frente al resto.

La psicoanalista Stella Maris Rivadero coincide en la severidad de un problema asociado a múltiples


factores, como la tolerancia de los padres, los estímulos consumistas y engañosos de cierta publicidad y la
insuficiencia de campañas efectivas de prevención. En esa cuestión, según afirma, afloran dos tipos de
conducta en los mayores: por una parte, que los padres toman el consumo de alcohol de los hijos como una
diversión y le restan gravedad banalizando la situación. Por otra, en el marco del debilitamiento general del
principio de autoridad y los permisos excesivos reinantes, pareciera que está mal visto prohibir o imponer
normas para su cumplimiento. Sin embargo, los chicos necesitan y esperan que, desde el afecto, los
mayores les marquen estos límites para que su salud y bienestar no se vean afectados.

No debe sorprender que, aun con algún grado de mayor conciencia sobre los riesgos de la alcoholización,
los comportamientos peligrosos no se modifiquen. Hay recomendaciones que deben repetirse hasta el
cansancio desde el campo educativo, incluso desde el nivel preescolar, con campañas efectivas, al convocar
a los mismos jóvenes a participar en la concientización de sus pares y realizar controles de alcoholemia a la
entrada y salida de los boliches. Todo parece resultar insuficiente o inadecuado cuando en las guardias
hospitalarias se registran aumentos en casos de intoxicaciones de mayor gravedad. El doctor Carlos Tamín,
jefe de Toxicología del hospital Fernández y presidente de la Fundación Niños Sin Tóxicos, dice que frente
a la debilidad de los mayores la acción de otras instituciones fuera del ámbito familiar cobra renovada
relevancia. El Estado es también el responsable de aplicar políticas públicas que orienten a los padres para
actuar y contener adecuadamente el avance de este flagelo, que mina el presente y el futuro de nuestros
jóvenes y que pone en riesgo a toda la sociedad.

Alentar el consumo responsable es un imperativo, y en ello deben trabajar en forma mancomunada la


familia, la escuela, el Estado y las empresas que producen bebidas alcohólicas.

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