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'Las ideas me persiguen'


A sus 66 años, colecciona en su casa más de 10.000 libros que ha leído, escrito o hasta trabajado
como semiótico.

15 de septiembre, 2011 - 00h00

Carlos Rojas es muy activo en sus clases. No duda en ponerse de pie para explicarlo todo. Foto:
redaccion
Carlos Alberto Rojas González es reconocido por su labor en el campo de la semiología (ciencia
que estudia los signos en la sociedad); que lo ha llevado a desempeñarse como maestro de
cátedra y, sobre todo, a tener una personalidad analítica.

Su madre, América, era profesora y le enseñó las primeras letras. “A los 4 años ya leía y
escribía”, asegura con orgullo, más que por él, por la labor de su madre, quien ha sido su
principal fuente de inspiración y a quien le dedicó un libro que lleva su nombre, América.
“Todas las noches, me leía Las mil y una noches”, recuerda con nostalgia.

“La dificultad de comunicarse con los demás y la timidez” lo llevó a escribir y a estudiar ramas
relacionadas con el mundo de las letras.

Desde los 14 años le gustaba escribir cuentos y poemas que publicaba en revistas y periódicos
“bajo pseudónimos”, ya que le daba vergüenza que se supiera que él era el autor.
Sus habilidades, consideradas como un don para muchos que lo conocen, él las califica como “un
fantasma”, porque asegura que las ideas siempre lo persiguen en su mente y a veces no lo dejan
dormir hasta que las exterioriza.

“Hubo un tiempo en que quise ser normal, ser como los demás: estar pendiente de las chicas y
jugar fútbol, pero un día el escritor se reveló y salió”, confiesa.

Fue periodista en diferentes medios de comunicación como El Telégrafo, El Comercio y La


Razón. También fue columnista de EL UNIVERSO durante los años setenta. “Llegué a tener dos
páginas en EL UNIVERSO, analizando los libros de la semana”, indica.

Pese a que cursó dos años de Economía, su tendencia hacia la escritura fue mayor y optó por
continuar con ambas carreras hasta quedarse con Filosofía y Letras, en la que obtuvo la
licenciatura.

“Cuando estaba en tercer año de la Universidad de Guayaquil fui profesor, los alumnos tenían 40
años y yo era un muchacho”.

Decidió empezar a viajar. Primero estuvo en países como Colombia y Perú. “Hacía giras como
ahora en noviembre, que me voy a Perú para un encuentro de escritores”, explica.

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Tuvo una oportunidad para viajar a España con una beca de estudios, pero una peritonitis se lo
impidió. Sin embargo, en 1973 partió a Francia, donde en tan solo ocho meses consiguió el
masterado en Ciencias Sociales. Siendo el de mejor desempeño, la universidad de Sorbona IV lo
apoyó e impulsó para que estudie un doctorado en semiología.

Le guarda cariño y gratitud a Roland Barthes y Julien Greimas, sus profesores.

“La cultura, la solidaridad de la gente” hizo que se sienta como “un hijo de Francia”, pues
asegura que lo ayudaron mucho para poder estudiar y hasta trabajar. Antes de graduarse como
doctor, también fue profesor en la Sorbona.

Su labor
Regresó al Ecuador en 1981. Ha publicado artículos, poesías y cuentos, de los que destaca Poesía
Provisional, que publicó la casa editorial CAA Editores de Madrid y Un tiempo para decir.
También varios de sus trabajos son de análisis semiótico, como del cuento El vampiro, de Julio
Cortázar.

Desde hace doce años da clases de semiología en la UEES a los alumnos de la Facultad de
Comunicación. Es uno de los profesores más reconocidos por su labor y su preparación. Sus
clases nunca son improvisadas y siempre las ameniza con anécdotas de su vida y hasta bromas.
Es asesor de la Universidad de Babahoyo, por lo que una vez a la semana viaja a esta ciudad.

Dirige el Centro de Estudios Semiológicos (CES), donde también se dan clases vía internet
(http://ce.comlu.com/ces/index.html). Actualmente está desarrollando el análisis semiótico del
tango (género musical) y trabaja en algunos libros por publicar, entre los que cita una novela
corta y uno de semiología, denominado Semiótica de las pasiones, “con aplicación para alguien
que pueda analizar, no hacer teoría, que la teoría la aplique”, enfatiza.

Dicen de él
“Es un profesor muy didáctico. No es el típico profesor que da solo teoría. Con ejemplos, a
través de su experiencia, hace una clase amena”.
Alexandra Santiago
Alumna

Redacción
 eluniversocom
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