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David: 2º Gigantes Asesinos

El camino de Dios es menos atractivo cuando estamos enojados, aislados o con


miedo. Eso es cuando consideramos cosas que nunca consideraríamos. Es cuando
nos sentimos obligados a hacer algo. . . cualquier cosa.
Pero tal vez hay una mejor manera.

Los caminos de Dios son poco atractivos y aparentemente


irrelevantes cuando estamos enojados, aislador o temerosos

-Estas tres condiciones forman parte de los lamentos más grandes de nuestras
vidas…. Y lamentablemente formaran parte de nuestro futuro

-Cuando nosotros somos abrumados por las emociones que giran o envuelven
estas condiciones nosotros.

Nos sentimos obligados hacer alguna cosa


Cualquier cosa….
-Pero lamentablemente empeoramos las cosas y terminamos más enojados,
terminamos más aislados y terminamos más temerosos

David tuvo dos fracasos enormes

-Desde el día en que David mató a Goliat, Saúl comenzó a tener mucha envidia
de David y quería matarlo

-David se hace muy amigo de Jonatán, se casa con Mical


-Saúl buscaba todas las formas de matar a David pero siempre salía a salvo
porque el favor de Dios estaba con David

1 Samuel 20:30-31 (NBD)


Al oír esto, Saúl se enfureció con Jonatán.
30 

—¡Hijo de mala madre! —exclamó—. ¿Crees que no sé qué eres muy amigo del
hijo de Isaí, para vergüenza tuya y de tu desgraciada madre? 31 Mientras el hijo de
Isaí viva en esta tierra, ¡ni tú ni tu reino estarán seguros! Así que manda a
buscarlo, y tráemelo, pues está condenado a morir.

David se sentía: 1° ABANDONADO


2° ENFURECIDO
3° MIEDO
David entro en PANICO y decidió tomar el problema en sus propias manos y
perdió las perspectivas de que Dios estaba con el

David huye de Saúl

1 Samuel 21:1-6 (NTV)


21 David fue a la ciudad de Nob para ver al sacerdote Ahimelec. Cuando
Ahimelec lo vio, se puso a temblar.
— ¿Por qué estás solo? —le preguntó—. ¿Por qué nadie te acompaña?

—El rey me envió en un asunto privado —dijo David—. Me pidió que no le
contara a nadie por qué estoy aquí. Les dije a mis hombres dónde buscarme
después. 3 Ahora bien, ¿qué hay de comer? Dame cinco panes o cualquier otra
cosa que tengas.

—No tenemos nada de pan común —respondió el sacerdote—. Pero aquí está el
pan sagrado, el cual pueden comer si tus jóvenes no se han acostado con alguna
mujer recientemente.

—No te preocupes —le aseguró David—. Nunca permito que mis hombres
estén con mujeres cuando estamos en plena campaña. Y ya que se mantienen
limpios, aun durante misiones normales, ¡cuánto más en esta!

Como no había otro alimento disponible, el sacerdote le dio el pan sagrado: 

1 Samuel 21:8-9 (NBD)



Más tarde, David le preguntó a Ajimélec:
— ¿No tienes a la mano una lanza o una espada? Tan urgente era el encargo del
rey que no alcancé a tomar mi espada ni mis otras armas.

El sacerdote respondió:
—Aquí tengo la espada del filisteo Goliat, a quien mataste en el valle de Elá.

1 Samuel 17:47 (TLA)


»Todos los que están aquí se darán cuenta de que es Dios quien da la victoria
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en las batallas. Dios nos dará la victoria sobre ustedes, ¡y así sabrán que para
triunfar, Dios no necesita de espadas ni de flechas!
TEMOR
ENOJO
SOLEDAD

-Estos tres gigantes tienen el potencial de hacernos olvidar una cosa, LOS
GIGANTES QUE YA HAN SIDO DEROTADOS EN EL PASADO
POR NUESTRO DIOS VIVO

1 Samuel 21:9 (NTV)


—Solo tengo la espada de Goliat el filisteo, a quien tú mataste en el valle de Ela

—le contestó el sacerdote—. Está envuelta en una tela detrás del efod. Tómala si
quieres, porque es la única que tengo.
— ¡Esta espada es sin igual —respondió David—, dámela!

Un arma EQUIVOCADA
Una respuesta EQUIVOCADA
Un resultado EQUIVOCADA

Y ahí estamos….

CUANDO MAS NESECITAMOS A DIOS ES CUANDO


MAS SOMOS TENTADOS A IR EN DIRECCION
CONTRARIA

-Es fácil verlo en otros pero es difícil verlo en el espejo

Si DIOS estuviera CONMIGO esto no me estaría sucediendo a


Es fácil confiar en DIOS cuando no tenemos nada que confiarle a


EL y nada que esperar del EL

1 Samuel 22:10-13 (NBD)


Ajimélec consultó al SEÑOR por David y le dio provisiones, y hasta le entregó
10 

la espada de Goliat.
11 
Entonces el rey mandó a llamar al sacerdote Ajimélec hijo de Ajitob, y a todos
sus parientes, que eran sacerdotes en Nob. Cuando llegaron, 12 Saúl le dijo:
—Escucha, hijo de Ajitob.
—Diga, mi señor —respondió Ajimélec.
13 
—¿Por qué tú y el hijo de Isaí conspiran contra mí? —le reclamó Saúl—. Le
diste comida y una espada. También consultaste a Dios por él para que se subleve
y me aceche, como en realidad está pasando.

1 Samuel 22:14-19 (PDT)


14 
—David le es fiel a usted —respondió Ajimélec. Ninguno de sus oficiales es
tan fiel como él. Además es su yerno y capitán de su guardia. La propia familia
de usted lo respeta.15 No es la primera vez que oro por David ni mucho menos.
No se me culpe a mí ni a mi familia, ya que somos sólo sus siervos y no sabemos
nada de este asunto.
16 
Pero el rey dijo:
—¡Ahimélec, tú y tu familia morirán!
17 
En ese momento, el rey ordenó a los guardias que lo acompañaban:
—¡Maten a los sacerdotes del SEÑOR porque están de parte de David! Sabían
que David estaba huyendo y aun así no me avisaron.
Pero los oficiales del rey no se atrevían a hacerles daño a los sacerdotes del
SEÑOR.
18 
Así que el rey le ordenó a Doeg que los matara. Ese día Doeg el edomita mató a
ochenta y cinco sacerdotes .19 Mató a toda la gente de Nob, el pueblo de los
sacerdotes. A filo de espada mató a hombres, mujeres, niños y bebés. También
mató al ganado, los asnos y las ovejas.

1 Samuel 22:20 (PDT)


Sin embargo, Abiatar, uno de los hijos de Ajimélec, escapó hasta donde estaba
20 

David.
1 Samuel 22:22 (PDT)
Entonces David le dijo a Abiatar:
22 

—Yo soy el responsable por la muerte de tu familia. 

Salmos 9:9-10 (NTV)



El SEÑOR es un refugio para los oprimidos,
    un lugar seguro en tiempos difíciles.
10 
Los que conocen tu nombre confían en ti,
    porque tú, oh SEÑOR, no abandonas a los que te buscan.

Mateo 11:28-29 (PDT)


»Vengan a mí los que estén cansados y agobiados, que yo los haré
28 

descansar.29 Acepten mi enseñanza y aprendan de mí que soy paciente y humilde.


Conmigo encontrarán descanso.

Cuando tus circunstancias te hagan sentir enojado, aislado o


temeroso, no huyas de Dios. Recuerda su fidelidad. No te ha
abandonado. Entregue tu carga a él. Deja que te dé descanso.

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