Está en la página 1de 9

El Sacerdocio de Sadoc

¡Discerniendo la diferencia entre ministerios santos y falsos!


David Wilkerson | Julio 25, 1994

El libro de Primera de Samuel nos cuenta que un profeta anónimo fue donde Elí con un
mensaje terrible. Este hombre desconocido llevó una asombrosa profecía—una que tiene
mucho que ver con lo que vemos suceder en la iglesia de hoy. ¡Es una palabra que revela
mucho acerca de la mortandad, sequedad e impiedad entre los ministros e iglesias que
ahora mismo están en operación! Esta profecía habla de dos sacerdocios que se
desarrollarían y continuarían, desde ese día en adelante hasta el mismo fin de los
tiempos. Ambos sacerdocios estarían ministrando en la iglesia. Uno sería una vergüenza
maldecida y abominable. ¡Pero el otro sería un ministerio del mismo corazón de Dios!

El profeta anónimo le dice a Elí: “He aquí, vienen días en que cortaré tu brazo y el brazo
de la casa de tu padre, de modo que no haya anciano en tu casa.” (1 Samuel 2:31). ¡Él
está describiendo una maldición sobre el ministerio de Elí!

Pero entonces el sigue: “Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga conforme a mi


corazón y mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi ungido todos los
días.” (Verso 35).

Esta profecía de dos sacerdocios se está cumpliendo en la actualidad—delante de


nuestros ojos. ¡Ciertamente, ambos ministerios están operando simultáneamente, en
naciones alrededor del mundo!

Primero, el profeta habla acerca del ministerio vigente; un sacerdocio interesado en sus
propios intereses, deslizado y comprometido. Él describe a esos sacerdotes que son del
espíritu de Elí, mencionando dos cosas:

1. Tales sacerdotes complacen más, a la gente que a Dios.

“…habéis hollado mis sacrificios y mis ofrendas,… y has honrado a tus hijos más que a
mi…” (Verso 29).

¡Elí era suave con el pecado! Él nunca hizo una decisión que pudiera ofender a sus dos
hijos. Solo una vez los corrigió Elí en más de cincuenta años de ministerio. Ellos estaban
cometiendo adulterio, violando mujeres, y cometiendo muchos actos viles. Aun así, todo lo
que Elí podía decirles era, “¿Por qué hacen esto?”

¡Este hombre no tenía ninguna indignación de rectitud! Él nunca compartió la ira de Dios y
su odio hacia el pecado. Y él representa un sacerdocio de ministros que temen reprender
a la familia de Dios, ¡a la congregación!

1
Existen iglesias hoy en día a las cuales puedes asistir durante un año y sin embargo
nunca escucharás una palabra de reprensión. Una iglesia puede estar totalmente
corrompida—la mitad de la congregación divorciándose, adulterio galopante, los
adolescentes acostándose unos con otros y los niños revoltosos. La congregación entera
puede estar entregada al placer, los deportes, el entretenimiento — ¡pero nunca viene una
palabra de corrección desde el pulpito! Todo lo contrario, el pastor atiende las debilidades
y antojos de la gente. Él teme ofender a alguien—temen que la ofrenda disminuirá y él
perderá sus ingresos.

Esta es la primera característica del ministerio malvado que se está desarrollando en el


alma de Elí. ¡Y es la marca de cada sacerdocio comprometido y en función hoy en día!

2. Ellos sirven a sus propias necesidades y comodidad en vez de entregarse a las


necesidades del rebaño.

Ellos “…engordándoos de lo principal de todas las ofrendas de mi pueblo…” (Verso 29).

Cuando el pueblo llevaba la ofrenda de carne al sacerdote, estaba supuesto a ser echado
en la caldera ardiendo para ser hervido. Después, el sacerdote entraba un tenedor de tres
ganchos en la caldera, y lo que saliera con el gancho estaba destinado para su mesa.

Pero los dos hijos de Elí no querían la carne hervida y empapada. ¡Ellos querían el filete
rojo y crudo! Así que le llevaban los mejores cortes a su padre. No hubo carne empapada
en su mesa. Así fue como Elí se puso gordo, vago y descuidado. Si él trataba con sus
hijos, ¡podía perder su filete miñón!

El profeta estaba diciendo, “Tu estas absorto en lo tuyo, Elí – ¡acomodando tu propio nido!
Para ti, el ministerio no significa nada más que comida en tu mesa y seguridad para ti y tu
familia. Realmente, no te importa el rebaño. Estas más interesado en lo que pones en tu
mesa que en lo que entra al corazón del pueblo. Aun así ni una vez piensas como tu
compromiso y egoísmo llevan reproche al nombre de Dios. Nunca consideras la gente
que observa mientras tus hijos se roban la mejor carne. Eres suave con el pecado,
temeroso para reprochar — ¡porque estas consumido con cosas que te hacen cómodo!”

¡El profeta pronuncia tres juicios terribles sobre este sacerdocio!

Cada llamado ministro que es de la simiente de Elí—comprometido, suave con el pecado,


preocupado solo por sí mismo—conocerá tres juicios:

1. La pérdida de todo poder y autoridad espiritual.

“…y los que me desprecian serán tenidos en poco. He aquí, vienen días en que cortare tu
brazo [fuerza], y el brazo de la casa de tu padre…” (Versos 30-31).

¡El ser “tenido en poco” por el Señor significaba la pérdida del favor y la bendición de
Dios! Significaba falta de impacto en el reino de Satanás. Tal ministro puede ser estimado
por los demás — ¡pero a los ojos de Dios él es un peso pluma, uno sobre el cual él no
pone su confianza!

2
Dios dijo, “Tú me desprecias al no predicar mi consejo completo. Tú no eres un hombre
de oración. No estas preocupado por mi pueblo, sino que por tú éxito y tú reputación. Tú
solo quieres asegurarte que tienes una muchedumbre. Has tenido en poco mi Palabra —
¡y ahora yo te voy a tener en poco! Vete por tu camino—haz tus propias obras. ¡Eres
tomado en poco en mis ojos!”

Este corte de la unción de Dios entrega al sacerdocio de Elí a programas ocupados y


desbandados—obras de la carne que solo se ven bien. Todo suena como obras
importantes al reino. ¡Pero Dios se niega a tocarlas! Es simplemente actividad ocupada —
¡ministerios tenidos en poco tomados por ministros tenidos en poco!

2. Ellos serán pasados por alto por la verdadera unción y bendición de Dios en los
últimos días.

“Veras tu casa humillada, mientras Dios colma de bienes a Israel”; (verso 32).

En otras palabras: “Cuando yo escoja el tiempo para derramar mi Espíritu, ¡estarás de


pies sobre las ruinas!” Y eso es exactamente lo que está sucediendo en América hoy en
día: ¡Predicadores están de pies en iglesias que están muertas, secas y en ruinas! Dios
les ha dicho, “¡Yo te pasaré por alto!”

Este sacerdocio estará de pies entre las ruinas mientras Dios bendice y unge a otro
sacerdocio — ¡hombres de Dios que han pagado el precio! Ahora mismo, en estos últimos
días, su unción está cayendo sobre aquellos quienes han entregado sus vidas a él. El
Espíritu está tomando a estos hombres de oración y valientes. Pero aquellos de la
simiente de Elí están siendo sobrepasados — ¡dejados para que jueguen sus juegos de
iglesia!

Dios está diciendo, en esencia, “A pesar de todo lo que hago, ¡no veras el bien! Tú no
serás parte de mi santo remanente de los últimos días. Eres tenido en poco — ¡y seguirás
en tu ministerio sin ninguna autoridad espiritual!”

3. Perderán el toque de Dios en la flor de su vida.

“…y todos los nacidos de tu casa morirán en la edad viril.” (Verso 33).

Este versículo es tomado en dos formas. Primero, se cumplió literalmente cuando Saúl
envió a Doeg a Nob a matar a ochenta y cinco de los sacerdotes que eran de la simiente
de Elí.

Pero el versículo también tiene una aplicación espiritual: Está diciendo que este
sacerdocio se verá bien hasta cierto punto. Los ministros estarán muy activos y ocupados.
Pero justo al punto cuando deben verse mejor—llenos de energía, poder, sabiduría y
santidad, listos para ser usados aún más— tomará lugar una muerte espiritual. ¡Dios los
va a dejar! ¡Ellos se quedarán de pies ante la gente como hombres muertos, mientras
están en la flor de sus vidas!

3
Quizás, todavía la más trágica de todas las profecías dadas por este anónimo, hombre de
Dios, ¡es que este sacerdocio deslizado y comprometido nunca será cortado de los altares
de Dios! Este ministerio malo continuará hasta el mismo fin: “El varón de los tuyos que yo
no corte de mi altar, será para consumir tus ojos y llenar tu alma de dolor;…” (Verso 33).

¡Dios no los cortará! Hombres muertos, comprometidos, y sin espíritu, van a existir hasta
el último día, cuando el Señor regrese. Pero, Dios dice, “Qué doloroso va a ser. ¡Ellos
serán la causa de mucho gemir!”

Aun así ahora quiero mostrarles otra clase de sacerdocio. Es el otro ministerio que el
profeta dijo que Dios iba a levantar: “Y yo me suscitaré un sacerdote fiel, que haga
conforme a mi corazón y a mi alma; y yo le edificaré casa firme, y andará delante de mi
ungido todos los días.” (Verso 35).

¡Este ministerio santo es el sacerdocio de Sadoc! Está compuesto de ministros de Dios


que son fieles y santos quienes andan y viven de acuerdo a Su deseo. ¡Y tal sacerdocio
permanece hasta este mismo día!

Todo lo que este profeta anónimo profetizó está plenamente ilustrado en el reino de
David. David es un tipo de Cristo e Israel es un tipo de la iglesia. Y David tenía dos
sacerdotes que cumplían estos dos sacerdocios proféticos a la letra: Abiatar y Sadoc.
“¿No estarán allí contigo los sacerdotes Sadoc y Abiatar?” (2 Samuel 15:35).

Primero consideremos a Sadoc.

El nombre de Sadoc significa “uno que es probado recto.” “Esto son los que vinieron a
David en Siclag…y Sadoc, joven valiente y esforzado, con veintidós de los principales de
la casa de su padre.” (1 Crónicas 12:1, 28) ¡Sadoc fue el primer sacerdote joven en
reconocer la unción de Dios sobre David!

Hombres estaban corriendo hacia David, saliendo de todas partes para unirse a su
ejército. Sadoc reconoció que el Espíritu se había ido de Saúl; su ministerio era todo
bombo, carnalidad, sin llamado o toque del cielo. Y Sadoc dijo, “No quiero parte de esa
clase de ministerio. Esta muerto—Dios se ha ido de allí. ¡Me voy con David, que tiene la
unción del Espíritu!”

Así que Sadoc fue donde David en Siclag — ¡para nunca dejarlo el resto de su vida! A
través de cada rebelión, Sadoc permaneció con él, un hombre comprobado como recto.
David había captado el corazón del sacerdote—y Sadoc nunca miró atrás.

Gracias a Dios, que hay hombres de Dios como este en muchos pulpitos hoy. Estos son
hombres de oración que están comprometidos con Jesús, habiéndose alejado de toda
carnalidad, entretenimiento y mundanalidad. Y tú lo sabes cuando les escucha predicar —
¡porque hace un impacto en tu alma!

Cuando otros abandonaron a David, Sadoc permaneció fiel. David estaba huyendo de su
hijo Absalón, quien se había revelado. Y cuando David llegó al torrente de Cedrón, las

4
escrituras dicen, “Y he aquí, también iba Sadoc…y subió Abiatar después…” (2 Samuel
15:24).

Nota aquí que tanto Sadoc como Abiatar estaban con David. Ambos están en el torrente
de Cedrón con él, y ambos regresan a Jerusalén bajo las órdenes de David. Así que
mientras Absalón violaba las concubinas de David a plena vista pública, e Israel se volvió
loco con perversidad y parranda, dos hombres santos permanecieron en la casa de
Dios—Sadoc y Abiatar.

¡Y así es hoy en día! Mientras el mundo entero se está yendo al infierno en medio de una
perversidad jamás oída, Dios aún tiene a sus hombres santos sirviendo en su altar. ¡El
aún tiene un sacerdocio Sadoc, fiel en toda la palabra de Dios!

¡Considera ahora el Sacerdocio Abiatar!

El nombre de Abiatar significa “en paz con Dios.” Él estuvo con Sadoc mientras llevaban
el arca de regreso a Jerusalén.

Ciertamente, hasta este punto, Abiatar parece ser santo, dedicado, fiel y leal a David. Él
no participa de la rebeldía de Absalón. Él sigue adelante en su ministerio viéndose tan
puro y leal como Sadoc.

Pero, ¿por qué él nunca es mencionado en la Palabra después de esto? ¿Por qué él no
es nombrado entre los profetas? ¿Por qué su nombre desaparece? Algo sucede.
Repentinamente, Abiatar es “tomado en poco” – y Sadoc se convierte en el ejemplo del
remanente del sacerdocio santo. ¿Por qué? ¡Es porque Abiatar tenía el espíritu de Elí
dentro de él! Todas esas horribles profecías mencionadas por el profeta anónimo cayeron
sobre él. ¡Y todo sucedió rápidamente!

El profeta anónimo dijo que no todos serian cortados. El padre de Abiatar y otros ochenta
y tres sacerdotes que vestían el efod fueron asesinados por Doeg. ¡Solo Abiatar escapó!
Él corrió hacia David—y el ministerio que él representaba sobrevivió, lo cual iba de
acuerdo con la profecía.

Sin embargo, como el profeta había dicho, Abiatar—la simiente de Elí—en la flor de su
vida y en la cima de sus bendiciones fue seducido por el llamado del éxito. ¡Él perdió su
lugar con los ungidos de Dios!

Veras, David tenía otro hijo, Adonías. Su nombre significa “éxito y prosperidad” Este joven
intentó presentar un “movimiento nuevo” en la tierra al nombrarse a sí mismo rey. ¡Sin
embargo, esto solo era otra rebelión—no un mover de Dios sino una trampa de Satanás!

Este es el mismo ministerio del cual el profeta advirtió: ¡exaltación propia y éxito!
“Adonías,…, y por lo tanto se levantó…” (1 de Reyes 1:5). ¡Era egocentrismo y orgullo!
Adonías dijo, “¡Me pondré como rey!”

Este joven fue criado bajo el ministerio “sin reprensión”: “su padre, nunca lo había
contrariado ni le había pedido cuentas de lo que hacía…” (Verso 6).

5
Nota aquí: Todo lo que el profeta profetizó acerca de este tipo de ministerio se había
cumplido. ¡Todos los elementos que él dijo que acontecerían bajo este tipo de sacerdocio
estaban en este hombre, Adonías!

“Adonías se confabuló con Joab hijo de Sarvia…” (Verso 7). ¡Adonías se rodeaba con
hombres impíos! No hubo hombre santo entre ellos—ni Sadoc, ni Natán, ni ningún
hombre fiel a David (ver verso 8). Y las Escrituras dicen, este grupo se reunía cerca de la
“peña de Zojélet”—lo cual significa “lugar de la serpiente.”

Este era un grupo de rebeldes que procuraban el servicio propio, llevados por el éxito, y
limpia sacos. Ellos clamaban, “¡Aquí tenemos algo nuevo, algo que funciona! Lejos con
las formas anticuadas de David. ¡Dios está haciendo algo nuevo en la tierra!”

Hasta ese punto, Abiatar fue leal a David. Pero ahora el aviso había salido: “Un
movimiento nuevo se está formando—algo grande y nuevo está sucediendo en la tierra.
¡Y es muy excitante!” Esto echó mano del corazón de Abiatar—porque parecía su boleto
al éxito y la prosperidad. ¡Ahora, él podría lograrlo en grande! Él había encontrado un
hombre nuevo y un mensaje nuevo.

Me encuentro con mucha gente que vienen a este país de países Europeos, de África y
Asia donde las iglesias se están muriendo. Ellos oyen de alguna obra nueva que está
tomando lugar en las iglesias de aquí, y luego sienten hambre por verlo suceder en su
iglesia – ¡un nuevo mover de Dios!

Una vez cuando estuve en el exterior, le conté a un pastor amigo, “Tú y tú esposa
acostumbraban a estar continuamente sobre sus rostros llorando ante Dios. Por eso tú
iglesia era tan bendecida. Pero estas tan ocupado, ¡qué ya no conoces a Dios!” Esta
pareja comenzó a gemir, llorando, “¡Tienes razón!” Pero en vez de arrepentirse, vinieron a
América — ¡buscando algún programa nuevo que haga que su ministerio funcione!

¡Ese es el ministerio de Abiatar! Él se enredó en la obra carnal e impía de Satanás. Y se


reunió con los otros en la peña de Satanás, comiendo, bebiendo y clamando, “¡Viva el
Rey Adonías!”

Cuando David lo supo, el gritó, “¡Busquen a Natán!” Veras, cuando Dios quiere hacer algo
que realmente cuente para sus propósitos, él llama a aquellos que han estado encerrados
con él. David es un tipo de Cristo aquí. Y el grito, “Olvídate de Abiatar. ¡Busca a Natán!
Tengo en poco a Abiatar. ¡Dile a Natán que busque la trompeta y el aceite, y vaya a ungir
a Salomón!”

Así que Salomón fue ungido como rey. Y lo primero que hizo fue matar a Simei, quien
había maldecido a David. Entonces comenzó a tratar con todos los enemigos de David—y
llamó a Abiatar.

Ahora, les recuerdo el profeta anónimo había dicho que este ministerio Elí-Abiatar nunca
seria cortado. Y Salomón sabía todo acerca de esta profecía. Abiatar debió ser ejecutado
por traición. Pero en vez de eso, Salomón le dijo:

6
“Echaste tú suerte con mi hermano Adonías. Trataste de derribar este reino; y por eso,
mereces morir. Pero no te voy a matar. Tú llevaste el arca de Dios con mi padre, David, y
fuiste afligido con él. Por estas cosas, no te mataré esta vez. Ahora, vete a Anatot, a tu
heredad, a hacer lo tuyo. ¡Eres de poca estima!”

“Así echó Salomón a Abiatar del sacerdocio de Jehová, para que se cumpliese la palabra
de Jehová que había dicho sobre la casa de Elí en Silo.” (Verso 2:27).

¡El sacerdocio de Elí aún existe en la actualidad! Pero Dios dice a su clase, “Ve, haz lo
tuyo. ¡Te tengo en poca estima!”

¡Ezequiel entendió la importancia profética de estos dos sacerdocios!

Tanto el sacerdocio de Sadoc como el de Abiatar estaban operando en los días de


Ezequiel. Y, como el profeta anónimo, Ezequiel profetizó que ambos fluirían como dos
corrientes de ministerio hasta el mismo fin:

“…pon atención a las entradas de la casa, y a todas las salidas del santuario.” (Ezequiel
44:6). Dios le decía a Ezequiel, “Ponte de pies en mi casa y mira a la gente entrando y
saliendo. Discierne todas las actividades que toman lugar aquí. ¡Todo es una
abominación! ¡Ellos están trayendo extraños y forasteros dentro de mi casa para
corromperla!”

Hoy, de igual manera, las abominaciones que toman lugar en las iglesias son horribles,
Dios está diciendo, “Basta — ¡ya es suficiente!” Ministros impíos han llevado dentro del
santuario santo a cantantes de ‘rock and roll’, entretenimiento, puras necedades,
cantantes que usan drogas y alcohol y que no conocen a Dios. ¡Esta gente ministra detrás
de un pulpito y la gente ni siquiera conoce la diferencia!

“Pues no habéis guardado lo establecido acerca de mis cosas santas, sino que habéis
puesto extranjeros como guardas de las ordenanzas en mi santuario.” (Ezequiel 44:8). Él
estaba diciendo, en otras palabras: “¡Has traído extranjeros, gente que no me conoce a
mí, para que se encarguen de mi santuario!” Estos son elementos extraños—malos,
impíos, sin separar, aun del mundo. ¡La casa de Dios estaba siendo profanada!

¡Así que Dios nombró un sacerdocio Abiatar para que le ministrara a la gente cuyo
corazón estaba puesto en ídolos! Los pastores se habían apartado de Dios. Ellos estaban
llenos del espíritu de Elí, persiguiendo la fama y el éxito — ¡y a la gente le encantaba así!
Por lo tanto, Dios nombró a sacerdotes idolatras para darle al pueblo lo que quería.
“¡Como la gente, así sus sacerdotes!”

“Les pondré, pues, los guardas encargados de la custodia de la casa, para todo el servicio
de ella, y para todo lo que en ella haya de hacerse.” (Verso 14).

¡Cuán ciegos están tales ministros! “No se acercarán a mí para servirme…” Están de pies
en el pulpito tomados en poco por Dios, llenos de sí mismos e idolatría, en ninguna
manera cerca del Señor. Sin embargo, ellos hacen todo mecánicamente: predicando,

7
enseñando, aconsejando, todas las obligaciones ministeriales. ¡Pero ellos no conocen la
diferencia! Ellos no tienen discernimiento, ¡ningún testimonio del Espíritu!

Amado, si tú no te arrepientes y rindes todo a Jesús—si te aferras a un ídolo en tu


corazón — ¡terminarás escuchando un ministro que predicará a tu idolatría!

¡Dios hizo una promesa en su Palabra que si su pueblo se arrepiente y vuelve a él con
todo su corazón, él levantará para ellos pastores Sadoc!

“Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová…y os introduciré en Sion; y os daré pastores


según mi corazón, que os apacienten con ciencia y con inteligencia” (Jeremías 3:14-15).

Ezequiel profetizó que un sacerdocio de Sadoc estaría vivo y activo en los últimos días:

“Más los sacerdotes de Sadoc, que guardaron el ordenamiento del santuario cuando los
hijos de Israel se apartaron de mí, ellos se acercarán para ministrar ante mí, y delante de
mi estarán para ofrecerme la grosura y la sangre, dice Jehová el Señor. Ellos entrarán en
mi santuario, y se acercarán a mi mesa para servirme, y guardarán mis ordenanzas.”
(Ezequiel 44:15-16).

No habrá mixtura en este sacerdocio: “…se vestirán vestiduras de lino; no llevarán sobre
ellos cosa de lana, cuando ministren…” (Verso 17). La lana mezclada con el lino
representa mixtura—un poco de Dios y un poco de carnalidad. Pero Dios dice, “Mi
sacerdocio se compone de lino puro. ¡No hay mixtura!”

Este sacerdocio de Sadoc será valiente contra el pecado—y tendrá el poder de dirigir al
pueblo a la rectitud y santidad. “Y enseñaran a mi pueblo a hacer diferencia entre lo santo
y lo profano, y les enseñarán a discernir entre lo limpio y lo no limpio.” (Verso 23).

Estas son las marcas del sacerdocio Sadoc:

Ellos no temen reprochar con el poder y la autoridad del Espíritu Santo.

Ellos te aclaran lo que está mal y lo que está bien, hasta que obtengas el conocimiento y
la sabiduría para hacer las decisiones correctas.

Estos hombres conocen la voz del Señor. Ellos saben lo que Dios dice, ¡porque ellos se
sientan y esperan en él! Ellos no oran, “Bendíceme, bendice mi programa, dame dinero…”
Más bien, ellos claman, “¡O, Jesús, te amo! ¡Quiero conocer tu mente y tu corazón!”

Puedes estar diciendo, “Es bueno saber todo esto acerca de los predicadores.” Pero Dios
te está diciéndote a ti ahora mismo: “Y, ¿tú?”

Estimado santo, ¿sabías que este mensaje se trata de ti?

Las Escrituras dicen, “…y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria
e imperio por los siglos de los siglos…” (Ap. 1:6). Amado, ¡este verso es verdadero para
todo el cuerpo! Todo aquel que se llame por el nombre de Dios debe ser un sacerdote al
Señor.

8
Así, que te pregunto: ¿Cuál sacerdocio describe tu caminar con Dios? ¿Eres de Sadoc?
O, ¿de Abiatar? ¿Eres ego centrista—corriendo a convenciones y seminarios buscando
respuestas confortantes? O, ¿recibes el reproche con gozo, sabiendo que Dios quiere
cortar el cáncer de pecado de ti para sanarte? ¿Compras casete tras casete de algún
evangelista tratando de recibir palabra del cielo? O, ¿estas aprendiendo a discernir la voz
de Dios por ti mismo, dándole tiempo de calidad a él en tu habitación secreta?

Cada uno que vive por el nombre de Jesús debe estar aprendiendo a escuchar la voz de
Dios. ¡Él quiere que escuches su palabra en tu propio corazón! Si aprendes eso, puedes ir
a cualquier iglesia y saber dentro de cinco minutos si el Espíritu del Señor está allí. Si
realmente es Sadoc, tus manos se levantarán en el aire. Dirás, “Estoy escuchando algo
bueno. Algo está registrando en mi alma. ¡Este es Dios!”

O — ¡discernirás lo que es de Abiatar; y te sentirás enfermo del estómago! ¡Correrás,


porque no podrás soportar el hedor de la carne!

Oh, Dios — ¡danos el espíritu del Sacerdocio de Sadoc!

También podría gustarte