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Prólogo……………………………………………………………
Primera parte
Segunda parte
A veces puede ser útil contar con un guía mental máximo su uno quiere usar el
Principio de la Maxi-Mente para perfeccionarse en algún dominio particular del
conocimiento; por ejemplo para adelantar en el estudio de una lengua extranjera
podemos buscar un especialista que controle nuestros progresos, o hablar con un
entrenador si queremos mejorar nuestra capacidad atlética o deportiva. Para cuestiones
más sencillas lo más probable es que se pueda trabajar sin guía, confiando en lecturas
como las que se citan en las secciones de la fase dos del libro.
Todos los casos que se presenten son reales, aunque el nombre, el sexo y otras
circunstancias de las personas han sido modificados para respetar el anonimato.
Herbert Benson
Primera parte
¿Con tanta frecuencia no nos hemos criticado nosotros mismos porque teníamos
la sensación de no estar viviendo a la altura de nuestras potencialidades? Muchas veces
nos hemos dicho: Si pudiera:
-liberarme de este mal hábito;
-superar este problema de salud;
-ser una persona muy productiva;
-ser más disciplinado/a;
-perfeccionarme en tal o cual actividad o rama del conocimiento.
Vuelva usted a pensar en lo que fueron sus aspiraciones durante los últimos años.
¿Cuántos programas de autoayuda ha intentado o querido intentar?
Quizá siempre haya querido ir a una escuela nocturna para obtener algún título.
O tal vez su principal objetivo sea estudiar un poco por su cuenta… una lengua
extranjera que siempre habría querido dominar, pongamos por caso. Por otra parte,
también puede haber pensado seriamente en iniciar un programa independiente de
lectura y estudio de las grandes obras de la literatura que no alcanzó a leer cuando era
más joven.
O bien, puede ser que sus intereses – y sus frustraciones-estén centrados más
bien en el área de la salud y de la buena forma física. Quizá se esté acercando a los
treinta o los cuarenta… o más, y vea que el físico de que tanto se enorgullecía ya no es
el mismo. Sabe que le sobran unos cinco o diez kilos y quisiera (y en alguna ocasión
hasta lo ha intentado, sin conseguirlo) librarse de ellos desesperadamente.
Por otra parte, es posible que lo que le interese sea disciplinarse más en su
trabajo. Tal vez le preocupe mucho la idea de si está haciendo lo que debe para obtener
un ascenso. Usted sabe que para conseguirlo tendría que mejorar en varios campos en
los que flojea, en finanzas y contabilidad, digamos. Pero, por más que se esfuerza, no
consigue poner en práctica un programa que convierta esas deficiencias en valores
primitivos.
En términos muy prácticos, pues, en gran parte son los circuitos arraigados del
lado izquierdo del cerebro los que nos dicen que no podemos cambiar nuestro modo de
vida, que los malos hábitos son para siempre, que estamos hechos de tal o cual manera y
que tenemos que aceptar que es así.
Dicho de manera más específica, este cambio puede producirse como resultado
de un tipo de comunicación diferente entre ambos lados del cerebro. La investigación
científica ha demostrado que la actividad eléctrica entre el hemisferio derecho y el
hemisferio izquierdo se coordina mejor durante ciertos estados de meditación u oración.
Cuando alguien intenta explicar a otra persona como expandir sus posibilidades
para usar el lado derecho del cerebro, aparecen ciertos problemas inmediatos. El
lenguaje, principal instrumento de la instrucción, es en sí mismo, en gran parte, una
función del hemisferio izquierdo. Por definición, pues las operaciones del lado derecho
no se pueden expresar con palabras tan fácilmente como las del lado izquierdo.
En realidad, y como usted sabe, hay cosas que de ningún modo se pueden
expresar con palabras. Usted ya conoce muchas de esas experiencias inefables; esa
puesta de sol impresionante rojo anaranjado; ese estremecimiento interior cuando se
consigue un objetivo largamente buscado; esa reacción profundamente positiva –o
negativa- frente a una persona o acontecimiento; ese destello de luz mental que de
pronto nos ilumina con una idea o concepto creativo; esa visión interior espiritual o
mística que nos cambia la vida, esa intuición o “sensación” de que algo está bien o mal;
la vivencia de estar enamorado.
Es indudable que todas estas cosas son reales. De hecho, con frecuencia son más
reales que las ideas o las vivencias que uno puede reducir con toda exactitud a palabras.
Estos acontecimientos profundos son algo que, sin que sepamos bien por qué son
inefables. Desafían a la lógica ordinaria al análisis y a la descripción.
Primero léase el libro lo mismo que leería cualquier otro, pero con una
diferencia: intente, al comienzo de cada lectura, alcanzar la Relajación. De esa manera
se abrirá la posibilidad de cambios significativos en su vida, en la medida que los
hemisferios izquierdo y derecho del cerebro se coordinen con más facilidad. Digamos
también que este enfoque será muy adecuado para quienes ya estén familiarizados con
el mecanismo de la Relajación. Por cierto que este método le exigirá un poco más de
tiempo que si se limitará a leer el libro del principio al final, pero los beneficios
potenciales que puede obtener al transformar sus hábitos personales y configuraciones
mentales justificarán con creces la inversión de tiempo extra.
Si es realmente ambicioso, podría probar con una técnica algo más rigurosa.
Cuando llegue a una parte del libro que toque en usted una cuerda muy sensible intente
leer varias veces ese apartado antes de continuar. Igualmente al comienzo de cada
lectura induzca el mecanismo de la Relajación. Esto le ayudará a poner en
funcionamiento los poderes creativos y renovadores de la mente que operan a niveles
más profundos.
El funcionamiento del cerebro humano sigue estando más allá de nuestra total
comprensión. Hemos dado pasos gigantescos en la comprensión de la fisiología del
cerebro y de su capacidad para controlar las múltiples e intrincadas operaciones de
nuestro cuerpo y de nuestras pautas de pensamiento. Y sin embargo, es todavía mucho
lo que no sabemos.
-¿Es maleable la mente en algún sentido? O, dicho de otra manera, ¿se la puede
moldear y cambiar de tal modo que se produzcan pautas de pensamiento nuevas e
impresionantes y hábitos que cambien nuestra vida?
¿Cuáles son las funciones exactas de las diferentes partes del cerebro, y qué es lo
que podemos hacer para favorecer tales funciones?
Es probable que jamás podamos dar una respuesta completa a muchas de estas
preguntas. Algunas, sin embargo, van encontrando respuestas poco a poco, a medida
que seguimos investigando y haciendo retroceder cada vez más las fronteras de la
investigación psicofisiológica.
DE REGRESO EN EL HIMALAYA
Los que hayan leído mis libros anteriores saben que uno de nuestros proyectos de
investigación en la Facultad de Medicina de Harvard fue la exploración de las fronteras
de la mente, en la vertiente india del Himalaya. Aquella zona constituye el hogar en el
exilio del Dalai Lama y de muchos budistas tibetanos. Es indudable que otras religiones
han registrado también proezas físicas y mentales extraordinarias, curaciones y otros
sucesos espectaculares, pero hacía ya años que yo había decidido concentrar mis
esfuerzos en la investigación científica de los datos provenientes de una tradición
oriental, en particular, el budismo tibetano.
Una de las cosas que inicialmente me habían interesado en aquellos monjes era
la capacidad que se les atribuía de elevar en forma espectacular la temperatura de la piel
cuando se hallaban en un ambiente frío, valiéndose de una forma de meditación
conocida como yoga gTum mo. Se supone que con esta práctica, cuyo nombre significa
literalmente “mujer fogosa”, se crea en el cuerpo humano un fuego interno de
purificación que contrarresta la falsedad y estimula un estado de conciencia elevado.
Mientras meditan los monjes siguen mentalmente una imagen de la energía corporal
conocida como “prana”, la cual se supone que enciende un intenso “calor interno”.
Los filmadores vestidos como para las condiciones climáticas del Ártico,
partieron a medianoche, acompañados de un grupo de diez monjes, que a su vez
calzaban sandalias y se cubrían con un taparrabo y una ligera tela de algodón. El grupo
terminó por subir a mayor altura hasta un voladizo que se asomaba sobre un acantilado,
a unos seis mil doscientos metros sobre el nivel del mar.
En ese lugar gélido e inhóspito, los monjes se quitaron las sandalias y se sentaron
en cuclillas. Después, inclinándose hacia delante, apoyaron la cabeza sobre el suelo y se
echaron sobre el cuerpo la delgada tela de algodón. En esa posición, prácticamente
desnudos, se pasaron toda la noche practicando una forma especial de la meditación
gTum mo, conocida como Repeu. Casi parecía que habían entrado en un estado de
muerte aparente. Ni siquiera reaccionaron cuando, a primeras horas de la mañana, les
cayó encima una ligera nevada.
Una de estas teorías sostiene que los monjes pueden haberse valido de un
proceso al que se ha denominado “termogénesis sin temblores”, que pone en juego la
capacidad que tiene el cuerpo, en ciertas circunstancias de quemar o metabolizar un tipo
de grasa que es capaz de generar una elevada cantidad de calor. Antes los científicos
creían que solo cierto tipo de mamíferos no humanos, en especial los que están sujetos
al proceso de hibernación, podían quemar ese tipo de grasa, pero ahora parece que
también los seres humanos podemos tener la capacidad de generar calor a partir de ella.
Según nuestra hipótesis, podría ser que los monjes hubieran aprendido a hacerlo
valiéndose de poderes mentales generalmente desconocidos.
En todo caso, está claro que tanto nuestra mente como nuestro cuerpo son
capaces de hazañas que hasta ahora se han considerado imposibles, y que incluyen -sin
limitarse ciertamente a ello- la capacidad de superar los efectos de un frío intenso. Pero
estas posibilidades espectaculares no se limitan a los monjes tibetanos, también están
abiertas para usted, en la medida en que aprenda cómo valerse de esas capacidades
mentales que hoy no usa.
El punto focal físico de este poder parece ser el estado especial que hemos
identificado hace más de una década, al que llamamos respuesta de Relajación, y de la
cual he dado una breve explicación en el capítulo introductorio. ¿Cuál es exactamente,
la forma de provocar esta reacción? ¿Cuáles son los pasos prácticos necesarios para
abrir las puertas a cambios extraordinarios en nuestra manera de pensar y actuar?
Son varios los pasos básicos que se requieren para alcanzar la Relajación.
Paso1: Elija para concentrarse una palabra o una frase breve que esté firmemente
arraigada en su sistema personal de creencias. Por ejemplo, un cristiano podría elegir las
palabras iniciales del Salmo 23, “El señor es mi pastor”; un judío la palabra “Shalom” y
una persona que no sea religiosa, una palabra neutra, como “uno” o “paz”.
Nuestras últimas investigaciones han revelado que aunque todos estos pasos son
importantes, hay dos absolutamente importantes: son la repetición de una palabra, un
sonido, una plegaria, una idea o una acción muscular y la actitud pasiva hacia los
pensamientos que interfieran. Con estas dos condiciones, se aminoran los efectos de la
intrusión de pensamientos, actividades y mecanismos que pueden impedirle a uno entrar
en un estado meditativo. Además, desentenderse pasivamente de los pensamientos
cotidianos le ayudará a ir desarmando algunas de las viejas pautas de funcionamiento
mental negativo, y a abrirse a las influencias positivas renovadoras que pueden llegar a
cambiar su vida.
Al seguir estos pasos –si lo hace en el contexto de sus creencias más profundas-
se encontrará usted con que va encaminándose hacia una expansión increíble de sus
capacidades mentales. Estará avanzando en las direcciones exploradas por los monjes
tibetanos, los místicos y sanadores cristianos y judíos, y por otras personas que llevan
una vida arraigada en la plegaria y la meditación. Igualmente, a medida que su mente se
expanda hasta abrirle las puertas que le conducirán a nuevas aventuras interiores, irá
adquiriendo la capacidad de cambiar sus hábitos personales… incluso aquellos que lo
aplastan con su peso, como el proverbial albatros, e incrementará sus probabilidades de
cultivar disciplinas y nuevos hábitos.
EL CEREBRO MARAVILLOSO
Para hacerse una idea de cómo se puede adquirir esta capacidad para el cambio,
es importante considerar ciertas teorías referentes a la forma como funciona el cerebro.
Pero este es un tema, que debemos abordar con una dosis de humildad. Aunque durante
las últimas décadas los resultados de la investigación del cerebro han ensanchado en
forma extraordinaria nuestros conocimientos, la comprensión que tenemos de la
fisiología cerebral sigue siendo relativamente rudimentaria, dada la increíble
complejidad del cerebro humano.
Sin embargo, es importante recordar que cada una de esas células cerebrales está
realmente viva, con todo el potencial para el poder y la debilidad que entraña el hecho
de estarlo. Si la neurona se ve privada de su combustible –que proviene principalmente
de lo que comemos y del aire que respiramos-, se morirá. En otras palabras, que si el
aporte sanguíneo portador de combustible al cerebro se encuentra bloqueado, como
sucede cuando hay un endurecimiento grave de las arterías, puede suceder que las
células del cerebro abastecidas por la arteria bloqueada dejen de funcionar. La
consecuencia es un “ataque” o “schock”, es decir, un accidente vascular cerebral.
Pero ahora piense en lo siguiente: cada célula nerviosa tiene entre 1,000 y
500,000 conexiones y cada conexión tiene la potencialidad de comunicarse con
cualquier otra conexión celular del cerebro. Esto significa que el número de conexiones
posible en el cerebro es incomprensiblemente pasmoso.
¿Cuántas son las conexiones posibles? Por expresarlo con una sola cantidad, la
cifra sería de 25.000.000.000.000.000.000.000.000.000.000. Dicho de otra manera: si
usted empieza a apilar sobre su escritorio hojas de papel de máquina, una encima de
otra, igual al número de sus posibles conexiones cerebrales, la pila llegaría más allá de
la luna. Llegaría más allá del planeta Plutón, más allá de nuestra galaxia, e incluso más
allá de los límites conocidos del universo, ¡a distancia de unos dieciséis mil millones de
años luz!
Por ejemplo, sabemos ahora que esos billones y billones de conexiones que
alberga el cerebro “conversan” entre sí por medio de ciertas sustancias químicas, a las
que se denomina neurotransmisores, que son segregadas en los extremos de las
conexiones entre las células cerebrales. Es decir que las conexiones existentes entre las
células cerebrales no son conexiones físicas, sino que más bien hay una brecha – una
brecha minúscula microscópica- en cada una de ellas. La conversación entre una célula
y otra se lleva a cabo mediante la acción de esas sustancias químicas.
Para complicar un poco más las cosas, muchas células nerviosas contienen dos o
más agentes neurotransmisores, y hasta el momento se han descubierto más de sesenta
de ellos. Pero la complejidad no termina aquí. Al comunicarse con otras células, los
neurotransmisores también influyen sobre otras conexiones en su entorno inmediato. Es
decir, es como si se filtrarán a otras conexiones en su entorno inmediato. Es decir, es
como si se filtrarán a otras conexiones neuronales. Estas penetrantes acciones químicas
son lo que permite que un mensaje pase de una célula a otras, y es así cómo creemos
que se produce la conversación entre las células.
¿De qué manera seleccionamos toda esta información para que, cuando tenemos
que abordar una tarea específica, no nos abrume y confunda la cantidad de
conocimientos que tenemos acumulados? ¿Cómo apartamos las señales que son
inmediatamente significativas y útiles de todo el “ruido” que hay en la memoria?
Los científicos que investigan estos temas han demostrado de qué manera el
hemisferio izquierdo difiere del derecho, y cómo se relaciona con él, especialmente en
pacientes que han sufrido ataques, se han sometido a cirugía cerebral o padecen algún
otro problema neurológico. Los estudios de los doctores Sperry, Gazzaniga y otros
investigadores han comprobado que ambos hemisferios tienden a tener funciones
características. Y cada conjunto de funciones es importante para que podamos tener una
experiencia plenamente integrada del mundo en cuánto seres humanos.
En el caso de las personas que usan la mano derecha, el hemisferio izquierdo del
cerebro actúa a la manera de un “super-agente de prensa”. Procura encontrar sentido en
esa enorme cantidad de información, tanto nueva como almacenada; el hemisferio
izquierdo selecciona y categoriza la información. Extrae conclusiones y formula
predicciones. Para facilitarse esta función ilativa el hemisferio izquierdo recurre a sus
amplios depósitos de habilidades analíticas, lógicas y verbales. El hecho de que
podamos verter nuestros pensamientos al lenguaje y dar razones precisas de por qué
hacemos las cosas es en gran medida un resultado directo de esta función del lado
izquierdo del cerebro.
Este lado del cerebro nos presta, pues servicios inapreciables. Sin él no
podríamos desempeñarnos eficazmente como seres humanos. La mente humana alberga
demasiada información como para que podamos manejarla en su totalidad, y el
hemisferio izquierdo nos ayuda, momento a momento, a seleccionar lo que es
importante que sepamos.
Lamentablemente, esta función del lado izquierdo es tan importante que tendido
a hacer sombra al papel que corresponde al hemisferio derecho. Y sin embargo, al lado
derecho le cabe un papel clave en la plasticidad mental humana, en nuestra capacidad
para cambiar pautas y hábitos de pensamiento profundamente arraigados. Y tiene un
papel clave en el funcionamiento del Principio de la Maxi-Mente.
Pero usted se estará preguntado qué tiene que ver todo esto con su capacidad de
cambiar sus malos hábitos y de cultivar formas nuevas y constructivas de auto
disciplina.
El problema con que todos tropezamos es que ciertos módulos del cerebro son
tan fuertes, y sus pautas de funcionamiento están tan profundamente arraigadas, que
tienden a controlar a los otros. Este es, en particular, un problema que parece haberse
planteado muchas veces en la relación entre ambos hemisferios, el izquierdo y el
derecho. Al lado izquierdo del cerebro, con sus poderosas capacidades de análisis y su
poder de extraer inferencias convincentes, se lo puede describir en este contexto como
una especie de “pequeño dictador” que tiene sometido al lado derecho. Muchas de
nuestras funciones intuitivas y creadoras, como también gran parte de la información
que necesitamos tener y usar para introducir en nuestra vida cambios positivos, han
estado efectivamente esclavizadas por la “autoridad” racional del hemisferio izquierdo.
Se podría decir que estamos prisioneros del lado izquierdo del cerebro.
Pero ¿cuánto cambio podemos esperar de nuestros cerebros, y cuáles son los
procedimientos mediante los cuáles se produce?
3
Los hábitos, las pautas de pensamiento y las actitudes que influyen sobre nuestra
manera de pensar y de conducirnos no son nada que tengamos grabado en nuestra
cabeza como en una losa de hormigón. Por el contrario, la mente es en todos nosotros
algo maleable, capaz de dejarse imprimir formas y disposiciones nuevas, como una
delicada escultura viviente.
Posteriormente, a todos los estudiantes se les tomó un examen en el que era muy
fácil de hacer trampa, de una manera que era imposible descubrir, aunque en realidad
los investigadores podían determinar quiénes lo hacían y quiénes no. Los que dirigían el
estudio comprobaron que, aun cuando muchos habían dicho inicialmente que les parecía
mal hacer trampa, de hecho la hicieron al verse frente a una oportunidad fácil. Luego,
una vez terminado el examen se les volvió a preguntar a todos los estudiantes qué
pensaban acerca de hacer trampas.
¿Los resultados? Los que la primera vez habían dicho que estaba mal hacer
trampa, pero efectivamente la habían hecho ahora dijeron que no era tan malo. En otras
palabras, los valores y las acciones terminaron por conformarse unos a otros al entrar en
conflicto con la situación de tener que afrontar directamente la cuestión de hacer
trampa.
Es muy posible que el lado izquierdo del cerebro establezca una relación entre el
dolor y la cola en el supermercado, y le sugiera el siguiente mensaje: “No tengo que
hacer cola en supermercados, porque si la hago, la experiencia será desagradable. Esta
conclusión puede ser completamente errónea. Es probable que no haya relación alguna
entre el hecho de haber estado en la cola del supermercado y aquel dolor de estómago,
pero si la actividad de su hemisferio izquierdo consigue llevarlo a esa conclusión, podría
ser que usted termine por tener miedo de hacer cola en un supermercado.
Sin embargo, la gente que las padece no está condenada a seguir siendo siempre
esclava de sus miedos. Como veremos en el capítulo siguiente, muchas formas de
psicoterapia y psicología conductista han ayudado a la gente a cambiar sus pautas de
funcionamiento cerebral de modo tal que las fobias empiezan a atenuarse y hasta llegan
a desaparecer. He comprobado que una forma de tratar con éxito las fobias consiste en
hacer que el individuo practique regularmente la Relajación durante varias semanas e
incluso meses. Cuando este hábito ha llegado a arraigarse es mucho más fácil corregir
las falsas interpretaciones que son parte de la situación que genera el miedo y enfrentar
los problemas de la forma más constructiva.
Otro ejemplo, si usted decide que quiere aprender a jugar al tenis, puede tomar
lecciones y pasarse las horas en las pistas, practicando las jugadas y puliendo su
capacidad física. Durante este proceso, las células cerebrales que controlan este tipo
particular de habilidad establecen conexiones nuevas que le permiten a usted jugar
mejor de cómo jugaba cuando empezó.
Tal como cabía esperar, la reacción de ataque-o-fuga tiende a dispararse por obra
de las conclusiones poderosas y casi automáticas, a que llega el lado izquierdo del
cerebro, por ejemplo, “es un tigre…hay que huir” o “es un enemigo… hay que luchar”.
Pero la Relajación puede ayudarnos a superar estas reacciones tan arraigadas y que
ahora, con frecuencia, son inadecuadas y puede desconectar o impedir este tipo de
reacción desproporcionada a las circunstancias. La Relajación no altera en forma
significativa la excitación requerida cuando se presenta un verdadero peligro o una
situación apremiante. En una verdadera crisis, el riesgo real de las circunstancias anula
los efectos de la Relajación, probablemente porque lo que está en juego es la
supervivencia.
Lo más importante de todo esto es que este estado mental prepara la escena para
cambios significativos. Entre otras cosas, parece que fuera más fácil pensar en forma
creativa cuando el cerebro está funcionando con mayor sincronización entre sus dos
mitades. Entonces, uno puede examinar y usar con más facilidad la información que
aportan tanto el lado izquierdo como el derecho del cerebro, sin la interferencia de
pensamientos ajenos que en otras circunstancias podrían estorbar. Es decir, que cuando
uno se encuentra en este estado de comunicación intensa entre ambos hemisferios, es
más fácil procesar la información y considerar las situaciones de manera nueva e
innovadora. Dicho de otra manera, se produce entonces una “receptividad” o
“plasticidad” cognoscitiva en la cual cambia efectivamente su manera de ver el mundo.
Con frecuencia, la gente dice que es un estado indescriptible, que está más allá
de las palabras y del lenguaje y que sólo es posible sentirlo, no describirlo. En su forma
más intensa, este tipo de experiencia es lo que se conoce como una “experiencia
cumbre”, y para el caso es lo mismo que se esté hablando de una revelación espiritual,
de un logro deportivo de un importante progreso intelectual.
Por supuesto que nadie tiene experiencias cumbres en forma constante. De hecho,
muchas personas no llegan a las cimas mentales o espirituales que otras pueden
alcanzar. Pero no importa a dónde pueda llegar usted; es incuestionable que será más
capaz de mejorar su vida con sólo que pueda aprender a aumentar la coherencia entre
los lados izquierdo y derecho del cerebro, mediante el buen uso de la Relajación.
EL FACTOR FE
Otro factor importante que le permite a uno cambiar su cerebro y su vida, y al que ya
he aludido antes brevemente, es la intensidad del sistema personal de creencias.
Para descubrir tal poder de las creencias del paciente, los investigadores estudiaron a
un grupo de mujeres que sufría de náuseas y vómitos durante el embarazo. Para
empezar se les pidió que se traguen uno pequeños globos intra-gástricos, que medían las
contracciones del estómago. Estos detectaron las ondas características de la náusea y del
vómito. Después se les administró una sustancia que, según se les dijo, les curaría
ambos síntomas, pero en realidad lo que se les dio era jarabe de ipecuana, un fármaco
que se usa con frecuencia para provocar el vómito.
¿Los resultados? En este caso la creencia triunfó sobre las fuerzas físicas y la
medicina. Como las pacientes creían que estaban tomando una medicación contra las
náuseas, a muchas de ellas les desaparecieron las náuseas y los vómitos; además, según
las mediciones del globo, también las contracciones del estómago se normalizaron.
Aquí tenemos una situación en que la fe en una sustancia llegó a invertir, en los hechos,
la acción fisiológica del fármaco. La “instalación” del cerebro demostró ser más
poderosa que la droga.
Un ejemplo afín, pero más negativo, del poder de las creencias sobre el cerebro se
refiere a un tipo de muerte súbita, que es el que se da entre las víctimas de diversos
delitos. Hay veces en que el miedo agudo, o incluso el terror inducido por la creencia
llega a liberar en el torrente sanguíneo cantidades muy grandes de noradrenalina,
hormona relacionada con el estrés y que puede tener efectos físicos devastadores. La
liberación excesiva de esta sustancia puede desencadenar una serie de pasos
bioquímicos que provocan terminan enormes cambios en el músculos cardíaco, y
causando la muerte. Un estudio científico demostró que, de acuerdo con las respectivas
autopsias, de quince sujetos que murieron a causa de agresión física, once no tenían
ninguna lesión interna. Lo que habían sufrido era un fenómeno conocido como
degeneración miofibrilar, un tipo de lesión del músculo cardíaco.
Este podría ser el mismo proceso, por el cual en algunas sociedades primitivas,
ocurren las muertes por vudú. Cuando un poderoso médico-brujo sanciona con una
maldición a un individuo, es frecuente que éste muere poco después. Lo que lo mata
más que ninguna otra cosa, es su convicción de que va a morir. De modo similar, el
hecho de que haya personas de que mueren durante una agresión es resultado de su
miedo al daño que puede provocarles el asalto, más que del asalto mismo.
Otros estudios han demostrado que la creencia del médico o del sanador también es
sumamente importante. A un grupo de médicos que trabajaban para una compañía le
dieron el mismo tranquilizante, pero con dos marcas distintas, de las cuales sólo una era
de su compañía, pidiéndoles que efectuarán pruebas con ambas.
Los resultados demostraron que la sustancia que llevaba el rótulo de la propia
compañía fue más eficaz que la otra marca, por más que entre las dos no hubiera otra
diferencia que la del nombre. En pocas palabras, que la fe de los médicos en su propio
producto representaba, al parecer, una diferencia en la forma en que éste actuaba sobre
los pacientes.
Un ejemplo del tercer elemento en el efecto placebo –el poder de la relación médico-
enfermo- se encuentra en un estudio que se llevó a cabo en el Hospital General de
Massachusetts con dos grupos similares de enfermos a quienes se estaba preparando
para cirugía, y que recibieron un trato diferente del anestesista. A uno de los grupos se
les dieron explicaciones rápidas y someras. Con el otro grupo, el mismo anestesista se
condujo de manera mucho más cálida y afectuosa. Se sentó en la cama para explicar
detalladamente en que consistía la operación, explicándoles el tipo e intensidad de dolor
que cabía esperar, y les dio, en general, mucho más apoyo. Estableció sólidamente la
relación médico-paciente, y como resultado, los pacientes llegaron a tener confianza y
fe positiva en su médico.
Terminado éste, los investigadores comprobaron que los pacientes que habían
recibido un trato cálido y afectuoso pidieron la mitad de los analgésicos que el otro
grupo. Además, los que habían tenido una relación médico-paciente positiva fueron
dados de alta, como promedio, dos y medio antes que los del otro grupo.
¿Cuáles son en última instancia, los límites a nuestro intento de cambiar nuestras
pautas de pensamiento y nuestra vida?
Es un hecho que el individuo puede cambiar muchísimo, pero si a los cuarenta años
alguien quiere hacerse músico, lo más probable es que no pueda convertirse en un
moderno Beethoven o Mozart. Si usted quiere aprender a jugar al tenis, probablemente
no podrá competir con Ivan Lendl o una Martina Navratilova. Algunas habilidades hay
que empezar a cultivarlas desde temprana edad si uno quiere alcanzar el máximo de sus
potencialidades. E incluso si realmente se empieza temprano, hay limitaciones genéticas
a lo que puede lograr cada uno.
Yo Mozart
Algo Mucho
CAPACIDAD MUSICAL
Para entender cuáles son los límites genéticos que pueden condicionar los
cambios cerebrales, es útil imaginarse una línea horizontal por cada aspecto del
comportamiento o del pensamiento que a uno le interese transformar.
Uno de los problemas más enigmáticos y misteriosos con que se enfrentan los
investigadores de la función cerebral es la distinción entre la mente y el cerebro. ¿Son
los dos la misma cosa? ¿O la mente está hecha características que van más allá de la
estructura física del cerebro?
Y sigue argumentando: “Si digo que la peculiaridad del ser humano no se deriva
del código genético ni de la experiencia, entonces, ¿de qué se deriva? Mi respuesta es la
siguiente: de una creación divina. Cada ser humano es una creación divina”.
Roger Perry, el ganador del Premio Nóbel a quién se debe buena parte de las
investigaciones sobre el split brain, no va tan lejos como Eccles ni como Penfield, pero
llega a la conclusión de que la mente “es el logro que corona unos quinientos millones
de años –o más- de evolución”. Sugiere también que la mente es más que la suma de los
mecanismos y componentes físicos del cerebro. En otras palabras, así como el oxígeno
y el hidrógeno se combinan para producir agua, que es totalmente diferente de sus
componentes, también las partes del cerebro se combinan para producir una mente que
trasciende sus cimientos puramente moleculares.
-La capacidad para superar la “dictadura” del lado izquierdo del cerebro y para
aumentar la comunicación y la coherencia entre los hemisferios izquierdo y derecho.
-El papel de eje que desempeña la Relajación para ayudar a abrir la puerta a
transformaciones capaces de cambiarnos la vida.
Pero, ¿por qué es tan frecuente que los programas de auto mejoramiento se
frustren? Quizá la respuesta resida en por lo menos dos problemas importantes que
suelen plantearse con cualquier programa de autoayuda. Por una parte, puede que nos
falte disciplina para perseverar en el régimen de autoayuda hasta experimentar
realmente algún cambio en nuestra vida. Y por otra, los esfuerzos por transformar la
vida que se descontrolan y convierten en obsesiones pueden hacer más mal que bien. La
verdad es que, como veremos en otro capítulo, abrirse a cambios significativos mediante
un programa de meditación no supervisado puede ser realmente peligroso.
Sin embargo, cuando descubrió el maratón había encontrado por fin “lo suyo”.
Tras haber dedicado unas cuantas semanas a alcanzar un nivel básico de
condicionamiento, descubrió que realmente quería continuar con el programa. Dicho de
otra manera, después de haber dado el primer paso hacia un cambio de vida, la regular
experiencia de la Relajación en el acto repetitivo de correr distancia, lo había abierto a
nuevos cambios.
Casi antes de darse cuenta de lo que sucedía, toda su vida se había transformado.
Había reordenado sus prioridades y la distribución de su tiempo de manera de poder
dedicar dos horas diarias o más a correr. Además, con frecuencia dedicaba todo el fin de
semana a viajar fuera de la ciudad, para poder participar en competiciones. De hecho su
afición se convirtió en su vida. Todo lo demás pasó a un segundo plano, incluso su
matrimonio y su familia.
Guillermo esperó demasiado tiempo sin hacer ningún intento de salvar su vida
familiar. Usted puede aprender de los errores de él. Es cuestión de empezar por decidir
cuáles son sus creencias básicas en la vida. Después, hay que hacer que cualquier
esfuerzo de autoayuda se conforme a esas creencias. Si su programa de auto superación
se convierte en la única razón y objeto de su vida, en la fuente de su forma de entender
la existencia, bien puede encontrarse con que su vida cambia, pero para empeorar. Pero
si el programa de autoayuda se integra adecuadamente en un sistema de creencias más
amplio, es probable que encuentre usted que su vida se vuelve mucho más gratificante.
Por ejemplo, ¿no está yendo demasiado lejos, como el maratonista de quien
hablamos antes? O tal vez no vaya lo bastante lejos. Su programa de auto superación,
¿favorece otros aspectos de su vida o está privándolo de relaciones y actividades
importantes? ¿Cuál es el objetivo final del programa?
Regla n° 3: Comience cualquier intento de cambiar su vida con una actitud positiva
Para la mayoría de las personas, el primer paso para iniciar con éxito un
programa de autoayuda es liberarse de las dudas y sentimientos negativos hacia sí
mismas y hacia sus capacidades. Aunque haya fracasado muchas veces, todavía hay una
posibilidad de que pueda triunfar. Es, primera y principalmente, cuestión de creer que el
progreso y la evolución son posibles.
Hay varias razones por las cuales los pensadores positivos se imponen a los
negativos. Para empezar, si usted cree que es capaz de hacer algo, es más probable que
lo intente y que siga intentándolo hasta ver que realmente le es posible alcanzar el
objetivo. Claro que a veces puede equivocarse. Puede ser que intente varias cosas y
fracase. Pero al menos existe la posibilidad de que sea capaz de lograr algo que valga la
pena. A la inversa, si cree que no puede hacer algo, lo más probable es que ni siquiera lo
intente, o que haga el intento con tan poca convicción que lo abandone a la primera
señal de dificultades.
Además, una persona que piensa positivamente tiende a estar más alerta a las
oportunidades. Si usted piensa negativamente, será frecuente que se le pase por alto las
posibilidades sutiles de diferentes situaciones. Es probable que se dé frente a frente con
una oportunidad que podría cambiar su vida y que no sea capaz de verla porque tiene la
vista efectivamente obstruida por sus anteojeras negativas.
Pero el hombre era un pensador optimista y estaba decidido a hacer algo con su
necesidad de oración. Sabía que sin la plegaria no podría alcanzar los niveles de
crecimiento espiritual que deseaba, de modo que continuó buscando. Finalmente,
advirtió que por la noche, entre las nueve y media y las diez y media, había una pausa
en las actividades de su familia. Sus hijos dormían o estaban totalmente entregados a
una actividad, su mujer, generalmente, estaba también ocupada en algo suyo a esa hora.
De modo que el hombre encontró que podía retirarse a su habitación y allí disfrutar de
una hora, por lo menos de tranquilidad sin interrupciones para dedicarse a la oración.
¿Cómo logra uno tener una actitud optimista, especialmente cuando pasa la
mayor parte del tiempo cavilando sobre las cosas negativas que le pasan? O, para
decirlo con los términos que hemos venido empleando en este libro, ¿cómo puede uno
empezar a “reinstalar” sus conexiones cerebrales de modo tal que el pensamiento
positivo empiece a hacerse más fácil y más automático?
Una mujer de negocios llamada Julia pasó hace algunos años por una época
increíblemente difícil. Se quedó sin trabajo, se divorció, perdió a su madre y a su
hermano menor en un accidente de coche. Julia siempre había tenido la tendencia a ver
el lado negativo de las cosas más bien que el positivo, y aquella serie de desdichas la
volvió aún más pesimista.
Una cosa a la que había conseguido aferrarse durante aquella mala época era la
semilla de una fe que le habían inculcado desde pequeña. Aunque se había apartado de
la compañía de las personas que podrían haberla estimulado y animado, es probable que
fuera su propio aislamiento lo que finalmente terminó por ayudarle.
Mientras se pasaba largas horas sola, empezó a confiar cada vez más en la
oración. Antes, cuando su vida estaba llena de las preocupaciones de la familia y el
trabajo, se había dedicado muy poco a la plegaria o a la meditación. Sencillamente no
tenía tiempo. Ahora, sin poder volver a otra cosa que a su religión, empezó a pasar
largos períodos, a veces de una hora o más, orando o en meditación. En ocasiones las
plegarias y las ideas que ofrendaba a Dios eran tan negativas como el resto de sus
actitudes, pero empezó a encontrar cada vez más placer en esos momentos de
comunicación espiritual.
Por cierto que su vida espiritual empezó a tomar direcciones más productivas
durante este período, y al mismo tiempo era evidente que en su cerebro se estaban
produciendo cambios importantes. Tal como vimos, los períodos de meditación que
duran más de diez o veinte minutos cambian la forma en que se comunican entre sí
ambos hemisferios cerebrales. Además, este aumento de la coherencia entre el
hemisferio derecho y el izquierdo tiende a hacer que la persona se abra al cambio.
Parece que en esos momentos somos capaces de procesar información nueva.
En el caso de Julia, esa mayor apertura podría haber tomado la dirección opuesta,
según a que tipo de influencia se hubiera sometido inmediatamente después de los
momentos de meditación. Si se hubiera quedado pensando qué terrible era su vida, las
vías negativas en su cerebro se habrían ido fijando cada vez más.
Como resultado, durante largos momentos del día su cerebro estuvo más
expuesto a la influencia de ese pequeño volumen de autoayuda que a la de ningún otro
libro, revista o periódico. Algunos pasajes le parecían tan fascinantes que tendía a
quedarse mirándolos fijamente y a releerlos una y otra vez.
¿Cuál fue, exactamente, el origen del cambio? Lo mismo que con muchas
experiencias que cambian una vida y que tienen sus raíces en una fe religiosa, aquí hay
que tener en cuenta el elemento espiritual por más misterioso e inexplicable que
parezca. Un factor importante fue, evidentemente, la creencia cada vez mayor de que
era posible cambiar su vida unida a alguna otra fuerza, interna o externa, que inspirase o
apoyase esa creencia.
Por otra parte, para mí es bastante obvio que al mismo tiempo, en Julia se
estaban produciendo ciertos cambios fisiológicos. Mediante la operación del Principio
de la Maxi-Mente, en su cerebro se iban abriendo vías nuevas que iban alteraron,
mejorándolos sus procesos de pensamiento y de comportamiento. En otras palabras,
mediante la palabra llegó a la Relajación. Y, tras haberse abierto de esa manera al
cambio, estuvo expuesta, tal vez accidentalmente, a información e influencias que
terminarían por efectuar una transformación benéfica.
Para muchas personas, ese primer paso esencial para iniciar el movimiento hacia
una actitud transformadora es adoptar un enfoque positivo basado en la posibilidad y en
la capacidad de hacerlo. Dicho de otra manera, antes de embarcarse en cualquier
programa de autoayuda –ya se trate de mejorar su estado físico, de aliviar dolencias
físicas, de aprender algo nuevo o de fortalecer su creatividad o su vida espiritual –debe
empezar por convencerse de que usted es realmente capaza de hacerlo. Y eso significa
aprender a pensar en forma más optimista.
Paso 1: Elija para concentrarse una palabra o una frase corta que esté firmemente
arraigada en sistema personal de creencias. Un cristiano podría elegir las palabras con
que se inicia el Salmo 23, “El Señor es mi pastor”; un judío la palabra “Shalom”; y una
persona no religiosa, una palabra neutra, como “uno” o “paz”.
Paso 6: Adopte una actitud pasiva. No se preocupe por lo bien o mal que lo esté
haciendo. Cuando acudan en su mente otros pensamientos, limítese a decirse: “Ya está
bien”, y vuelva apaciblemente a la repetición.
Tal como ya dije, si quiere empezar simplemente por convertirse en una persona
más optimista, y si se inclina por lo visual, puede concentrarse simplemente en una
imagen feliz. O, si se inclina más por las palabras podría tratar de leer y releer uno o
más de los pasajes siguientes, y de pensar metódicamente en ellos. Yo le recomendaría
que eligiera uno relativamente breve y dedicara de diez a quince minutos a evaluarlo y a
ver como puede relacionarse de manera personal con usted. Si elige uno que de algún
modo se relaciona con su sistema personal de creencias, será más probable aún que
empiece a experimentar una actitud más positiva.
Para los lectores que encuentren en la Biblia una orientación positiva, he aquí
una breve solución:
Una mirada benévola alegra el corazón; y una buena noticia conforta los huesos.
Panal de miel son las palabras amables; dulzura para el alma y medicina para los huesos.
El corazón alegre es buen remedio; el espíritu abatido seca los huesos.
Por lo demás hermanos, haced objeto de vuestra consideración todo lo que hay de verdadero, honorable,
justo, amable, virtuoso y digno de encomio.
Filipenses, 4:8
Puede ser que a alguien le atraigan las palabras de la más antigua autoridad del
pensamiento positivo, Norman Vincent Peale. Todas las citas que siguen son de El
poder del pensamiento tenaz:
¡Tu imaginación puede transformar tu apariencia física! Imagínate con los ojos chispeantes,
el rostro resplandeciente y una personalidad radiante. Entonces mantén presente en tu mente esa
imagen, y te convertirás en esa clase de persona…
La belleza está en la mente, no en la piel. Porque si eres tan bello, o tan feo, como crees que
eres. Si te imaginas que eres agradable, amistoso, alegre y de personalidad chispeante, tu
imaginación te convertirá exactamente en ese tipo de persona.
Comienza hoy a ejercitar esta imaginación positiva. ¡Descubrirás que los músculos de la
sonrisa se te fortalecen tanto que tu aspecto facial se fortalecerá realmente!...
¡Dios nos ha diseñado a cada uno como individuos únicos, y nos ha concedido el equipo y
las oportunidades para triunfar!...
Tu vida no es un azar, ni eres tú una víctima de la muerte o del destino. Eres hijo de Dios, y
si Le entregas tu vida y te haces instrumento de Su voluntad, nada puede detenerte. ¡Tú
puedes!...
El éxito no es lo opuesto del fracaso. Un corredor bien puede llegar el último, ¡pero si bate
su propio récord, es un éxito!
Los super-triunfantes conocen el secreto. El éxito sólo se mide por lo que uno es, no por lo
que tiene. ¡Todos tienen dentro de sí el potencial para esa clase de éxito!
¡El pensador de posibilidades jamás dice que no a ninguna idea que tenga alguna
posibilidad para el bien!...
De todas las personas que viven sobre el planeta Tierra, no hay más que una que tenga el
poder, con su voto, de matar tus sueños ¡Y esa persona eres Tú! ¡Y también tienes el poder de
un voto vivificante y lleno de esperanzas, y que diga que sí a tus sueños!
Y de Sé feliz de ser amado
Tu libertad de elegir una actitud positiva es el único tesoro que Dios no permitirá que nadie
te arrebate.
Lo que quieras hacer habitual practícalo; y si no quieres que algo se haga habitual, no lo
practiques, y habitúate en cambio a hacer alguna otra cosa.
EPICTETO, “Cómo se han de combatir las apariencias de las cosas”
Todos se destacan en algo en lo que otro fracasa.
Poderoso ciertamente es el imperio del hábito.
La práctica es el mejor de los instructores.
Ningún hombre es feliz sino cree que lo es.
PUBLILIO SIRIO
El mundo sería mejor y más alegre si nuestros maestros insistieran tanto en el deber de
ser feliz como en la felicidad de cumplir con el deber, porque es nuestro deber ser tan felices
como podamos, aunque sólo sea porque ser nosotros mismos felices es un aporte sumamente
eficaz a la felicidad de los demás.
SIR JOHN LUBBOCK, Lord Abebury
“Los placeres de la vida”
FINALMENTE,…
Le sugiero que empiece por rezar o meditar durante diez o veinte minutos,
siguiendo los pasos necesarios para alcanzar la Relajación. Esta es la primera fase en el
empleo del Principio de la Maxi-Mente. Después, pase inmediatamente a la fase dos.
Escoja uno de los pasajes positivos citados –o algún otro que a usted le guste más- y
léalo varias veces. Piense en él y considérelo desde tantos puntos de vista como le es
posible. Procure determinar qué significa eso para usted, personalmente, y de qué
manera podría cambiar su vida y su manera de pensar para que coincidan más con esa
verdad. Dedique cinco o diez minutos a esta manera de pensar focalizada. Después
repita el proceso varias horas más tarde, el mismo día.
Para algunos lectores, quizás este sea el cambio importante que querían
conseguir en su vida. Dicho de otra manera, ustedes saben que han sido demasiado
negativos, y les bastará con sólo aprender a vivir el lado más luminoso de las cosas.
Pero hay muchas personas que persiguen más objetivos de transformación. A quienes
deseen ir más lejos en la incorporación del Principio de la Maxi-Mente a sus vidas, los
invito a que pasemos a considerar la forma en que es posible transformar, mejorándolo,
su bienestar emocional y físico.
5
Su salud al máximo
Cuando usted enferma, tiene ante sí múltiples alternativas terapéuticas. Puede optar
por no hacer nada, medicarse usted solo con fármacos que no necesitan receta, o
consultar con un médico. Hasta puede decidirse a ver un sanador. Sea cual fuere la
opción que elija el Principio de la Maxi-Mente puede ayudarle.
Así y todo, los modernos remedios de la ciencia occidental solo tienen éxito en un
25 por ciento de los casos que un paciente promedio presenta a un médico promedio. El
otro 75 por ciento de las dolencias, o bien son auto limitadoras –es decir que se mejoran
solas- o bien se relacionan con la interacción mente cuerpo.
Para entender mejor que los aportes relativos de la influencia mente-cuerpo sobre la
enfermedad, consideremos durante un momento la medida en que ciertas dolencias
físicas pueden verse influidas por factores mentales.
El SIDA y la neumonía son causadas por partículas infecciosas tales como virus y
bacterias. Nuestro estado físico de inmunidad y otros factores que se utilizan para
combatir la infección pueden verse influidos por las interacciones mente-cuerpo y de
esta manera alterar la infección, pero el factor principal es, indudablemente, el agente
infeccioso con que se ve obligado a combatir el cuerpo.
La situación es diferente en el caso de los dolores de cabeza generados por la
tensión, con los ataques de angustia y sus síntomas –náuseas, vómitos, diarreas,
estreñimiento-, con el mal humor, el insomnio y las fobias. Todos esos achaques están
sometidos a la influencia de las interacciones mente-cuerpo.
HIPERTENSION
MIGRAÑAS DOLORES DE CABEZA
NEUMONIA ASMA TRANSTORNO DE ANSIEDAD
SIDA ULCERAS FOBIAS
POCO MUCHO
Por cierto que es sumamente difícil ser exactos en la determinación del grado de
influencia que tienen las interacciones mente-cuerpo sobre una enfermedad
determinada. En la medida en que tales influencias existan, el Principio de la Maxi-
Mente es sumamente provechoso. Así, en algunos casos el uso del Principio es en sí
mismo curativo. En otros, puede mejorar notablemente los síntomas. En otras
enfermedades, recurrir a él puede hacer que el paciente se sienta mejor, pero tendrá poca
influencia sobre el curso de la enfermedad.
A los fines de este análisis, he separado algunos de los factores que operan en el
Principio de la Maxi-Mente en tres dominios: el del dolor, el de los trastornos
emocionales y el del estrés. Es importante que entienda usted algo más acerca de cada
uno de ellos antes de intentar mejorar su propia salud.
EL FACTOR DOLOR
Pero esto no es todo. Así como nuestra actividad mental puede producir dolor,
también es capaz de aliviarlo. Y algunos medios eficaces de reducir o eliminar el dolor
corporal comienzan con el logro de la Relajación.
Como parte del estudio, los enfermos fueron sometidos a angiografías de las
coronarias, procedimiento que consiste en hacer radiografías de las arterias coronarias
para establecer si hay bloqueos u obstrucciones debido al endurecimiento de las arterias.
Los enfermos tenían los dolores de pecho característicos de la angina pectoris, y los
médicos querían estar seguros del estado exacto de los vasos sanguíneos del corazón.
Ninguno de los enfermos tenía bloqueos importantes en las principales arterias
coronarias. En realidad, se los clasificó como expuestos a muy bajo riesgo de muerte
por ataque cardíaco o ataques de menor gravedad. Sin embargo, seguían afectados por
dolores en el pecho que exigían atención médica.
Cuando se les preguntó cuál suponían era la causa de su dolencia, el 59% siguió
contestando que era un problema cardíaco. Otro 29% creía que en algún momento había
tenido un ataque cardiaco, aunque la mitad de ellos admitió que nadie les había dicho
jamás tal cosa. También pese a mostrar pruebas escasas o inexistentes de afecciones
coronarias, el 23% creía que había una elevada probabilidad de que entre los cinco y los
diez años siguientes, les aparecería una enfermedad cardiaca.
Es obvio, pues que las creencias representan una diferencia importante en las
sensaciones dolorosas del cuerpo. Así como la creencia o la actitud pueden causar dolor,
nuestros procesos mentales también pueden reducir o eliminar las sensaciones
dolorosas. Y muchos tratamientos efectivos ponen en juego el uso de la Relajación y el
Principio de la Maxi-Mente. En los medios clínicos y hospitalarios, los médicos
recurren cada vez más a procedimientos que inducen la Relajación para aliviar el dolor.
Dichos procedimientos han tenido que satisfacer ciertas exigencias para quedar
establecidos como terapias válidas. Especialmente, las exigencias o pruebas son tres:
En general cualquier terapia que vaya a ser usada para reducir el dolor debe
poder mantener su eficacia a lo largo de muchos meses, e incluso años. Las soluciones a
breve plazo no son deseables, y por consiguiente puede ser más útil buscar mejores
terapias.
Otros estudios han demostrado que técnicas similares para obtener la Relajación
han producido espectaculares alivios del dolor de la cabeza, especialmente en los casos
en que éste es producido por tensión. También las migrañas y otros dolores de cabeza
de origen vascular obtuvieron cifras de alivio significativas. De paso, digamos que estos
investigadores se han centrado en diversos métodos diferentes para obtener la
Relajación y que no ha habido pruebas inequívocas de que alguna técnica sea superior a
las otras. En otras palabras, si quiere usted meditar usando oraciones cristianas, judías o
hindúes o concentrarse en frases o actividades no religiosas, por lo que se refiere a su
salud puede esperar esencialmente los mismos resultados, por lo menos en lo
relacionado con los beneficios directos de la Relajación.
¿De qué modo exactamente produce la Relajación este alivio de dolor?
He aquí una pregunta bastante difícil de contestar. Pero los investigadores están
estudiando varias explicaciones interesantes. Una hipótesis sugiere que la Relajación
libera endorfinas que suprimen el dolor. Otra se relaciona con la producción de ondas
alfa una vez alcanzada la Relajación, que al parecer intensifica la producción de las
lentas ondas alfa en el cerebro. Lo interesante aquí es que, generalmente el dolor
suprime la actividad alfa del cerebro. Cuando se obtiene la Relajación durante una
experiencia dolorosa, se restablece la actividad de las ondas alfa y, simultáneamente el
dolor se reduce o desaparece.
También el hecho de que el paciente crea que este tipo de tratamiento le dará
resultado contribuye a aliviar el dolor. Para acentuar el alivio el paciente debe seguir
creyendo que va a mejorar después de conseguida la Relajación. En muchos casos, esta
expectativa puede intensificarse si la persona cuenta con el apoyo y el consuelo de un
médico que la mantenga informada. A medida que las expectativas de mejoría van en
aumento, el alivio se hace mejor.
EL FACTOR EMOCION
Al estudiar las técnicas básicas para alcanzar la Relajación, hemos visto ya cómo
funciona la meditación de concentración. El método implica básicamente concentrar la
atención en una palabra, sonido, plegaria o frase, objeto visual o proceso respiratorio
que se repite. Entonces, cuando la mente se escapa hacia los pensamientos cotidianos, el
meditador desatiende pasivamente la intrusión y vuelve a centrar la atención en la
palabra, sonido o lo que sea el motivo escogido. De esa manera deja atrás el
pensamiento lógico y entra cada vez más profundamente en un estado característico,
que es el que designamos como la Relajación.
Está claro que es sumamente importante que usted sepa quién es su psicólogo o
psicoterapeuta, y qué sistemas de valores intenta promover. Puede estar seguro de una
cosa: que en lo que se refiere a creencias y valores básicos, todo psicoterapeuta tiene un
punto de vista propio.
EL FACTOR ESTRÉS
Las pruebas científicas tienden cada vez más a demostrar que las presiones y
tensiones de la vida pueden ejercer un influjo devastador sobre la salud emocional y
física de una persona. Como es obvio, hay una pronunciada interacción mente-cuerpo en
las tremendas influencias que puede tener el estrés sobre nuestra vida, y ya en mis libros
anteriores he documentado ampliamente estos efectos.
Otra forma en que el estrés puede minar la salud es atacando los sistemas
inmunológicos. De hecho hay una nueva disciplina científica, llamada
psiconeuroinmunología, que ha llegado a hacer una síntesis entre la psicología, la
neurología y la inmunología. De acuerdo con un breve informe de la American
Asociation for the Advancement of Science (Asociación Norteamericana para el
Derecho de la Ciencia), las funciones inmunológicas pueden resultar dañadas en las
personas que se ven sometidas a diversos grados de estrés. Este grupo incluye a las
mujeres desgraciadas y separadas, y a los estudiantes de medicina que preparen
exámenes. Pero estos problemas inmunológicos se pueden anular practicando la
Relajación y las técnicas del pensamiento positivo. Todo esto ofrece nuevas pruebas de
que hay relaciones entre el estrés, el sistema nervioso central y el sistema inmunológico.
Una explicación sugiere que ciertas partes del cerebro son el asiento de las
reacciones provocadas por la angustia. Es probable que estas zonas se sensibilicen
enormemente y se hagan más susceptibles a la excitación ante la repetida exposición a
presiones internas y externas.
Pero no terminan aquí las cosas. Así como el cerebro puede cambiar de maneras
negativas como resultado del estrés, también puede volver a un conjunto de vías más
positivas. Los investigadores han encontrado que hay cierta tendencia a que la
hipersensibilidad del cerebro disminuya a lo largo de un período de días o meses,
siempre y cuando no haya más estimulación o estrés del mismo tipo que inicialmente
provocó el problema.
“Hace diez años, me diagnosticaron una angina. Desde entonces los dolores han
sido intermitentes, pero recientemente aparecieron con más frecuencia y mayor
intensidad. Hace más de un año, sentí dolores tan intensos en el pecho que me tuvieron
hospitalizada durante cuatro días. Desde entonces he seguido teniéndolos de forma
intermitente, hasta hace unos doce meses. En esa época comencé a practicar la
meditación dos veces al día, como me lo enseñó mi médico. La frase “Cristo ten
misericordia” me brinda un especial sentimiento de paz y consuelo. Mi fe ha sido la
fuente de mis fuerzas durante toda la vida.
¿Cómo sucedió esto exactamente? Ante todo, con sabia intuición, la paciente
decidió fundamentar su técnica meditativa en su propio sistema de creencias, es decir, la
fe cristiana. Durante esas primeras fases de práctica de la técnica se mantuvo, además,
en contacto conmigo, y al convertirme en su guía mental máximo pude ayudarla a
reforzar los cambios benéficos que estaban ya empezando a producirse en su mente. La
paciente no abandonó tampoco el tratamiento médico estándar.
Como sucede con muchos de estos problemas de salud, en el caso de esta mujer
no era realmente necesario que fuera demasiado específico en cuanto a pensar o
concentrarse exactamente en el cambio que quería que tuviese lugar en su mente y en su
cuerpo. No tenía que “visualizar” con precisión los cambios que quería. Lo único que
tuvo que hacer fue estimular el proceso de cambio confiando en sus creencias básicas, y
después seguir cuidadosamente el consejo de su médico. De este proceso se derivó
naturalmente la reducción de los dolores en el pecho.
-El psiquiatra me sugirió que me fuera y me pasara unas cuantas semanas solo,
aislado de la gente –recordaba el hombre.
Había necesitado veinte años para llegar al estado en que se encontraba cuando
vino por primera vez a nuestro consultorio, de modo que no podíamos esperar que con
una o dos sesiones quedara como nuevo. La verdad es que hace unos tres años que está
en tratamiento con nosotros, y durante ese tiempo, sus progresos han sido notables.
Y continúa evocando que en los tres últimos años ha volado con cierta frecuencia
a California; ya no tiene dificultades con los ascensores, con los puentes ni con los
túneles, y puede viajar solo a casi cualquier parte sin ningún problema.
-En cierta época no podía siquiera ir con el coche a la visita médica si alguien no
me acompañaba –recuerda-, y ahora, ¡qué sensación estupenda tengo al ir solo, con una
gran sonrisa, conduciendo a cualquier parte! ¡Qué bueno es estar vivo!
Este hombre tomó una actitud mental de apertura que le permitió cambiar de
hábitos practicando la Relajación. Además se valió de técnicas meditativas que se
relacionaban con su sistema de creencias, bajo la supervisión regular de un director, en
este caso un médico de nuestro equipo. La presencia de un experto que simbolizaba la
esperanza y la posibilidad de recuperación de su salud física y emocional fue una
influencia positiva constante en su vida a medida que su salud mejoraba.
Consiguió terminar aquel viaje sin otras crisis de claustrofobia, pero cuando
regresó, inmediatamente le comentó el problema a un amigo íntimo que concurría a la
misma iglesia que él. Afortunadamente, el amigo conocía algunas de las técnicas
básicas del Principio de la Maxi-Mente, y aconsejó a Miguel que siguiera estos pasos:
-Después medita sobre un pasaje de las Escrituras, preferiblemente sobre uno que
sea importante para ti, aunque no es necesario que tenga relación con la claustrofobia.
-Pasados quince o veinte minutos de meditación, pídele a Dios que guíe tus ojos
hacia otro pasaje de la Escritura que se relacione de alguna manera con la buena salud o
hasta con el problema de la claustrofobia. Cuando lo encuentres concéntrate en él,
piensa en profundidad en él, e intenta encontrar de qué maneras prácticas puede
aplicarse al problema con que te ves enfrentado.
Miguel se mostró un poco escéptico porque nunca había intentado esta forma de
meditación y plegaria, pero como confiaba en su amigo, que ahora y en relación con
este problema se había convertido en su director espiritual, decidió hacer el intento.
Adriana, una profesional que ronda los cuarenta, había tenido problemas de
insomnio desde su adolescencia. Generalmente tardaba por lo menos treinta minutos, y
en ocasiones tres o cuatro horas, en quedarse dormida. Además se despertaba dos o tres
veces durante la noche, iba al lavabo y después volvía a acostarse, y a intentar dormirse.
-Solía despertarme por la mañana temprano, generalmente entre las dos y las
cuatro, y después tardaba una o dos horas en volver a dormirme – explica Adriana-. Y a
veces seguía despierta hasta la hora de levantarse, alrededor de las siete.
Su problema se vio agravado por el hecho de que durante aquel período tuvo dos
hijos y se encontró con que mientras eran pequeños tenía que despertarse muchas veces
para atenderlos. Y cuando el menor ya tuvo edad para dormir toda la noche. Adriana no
pudo romper el hábito de levantarse con frecuencia durante las horas de la madrugada.
Entonces empezó a abrirse camino por entre aquellas pautas negativas mediante
la Relajación, practicada bajo la orientación de un guía mental máximo, que era su
médico. Y ella misma reforzó su evolución mental en un sentido más positivo, con sus
lecturas poéticas.
Pero hay una salida. En un caso bastante extremo, una mujer de setenta años me
contó que había tenido una larga historia de angustia que, en ocasiones, había llegado a
ser abrumadora e incapacitante, y que había intentando diferentes soluciones:
-El valium no hacía más que atontarme un poco, después recurrí a un terapeuta
profesional y participé en grupos de autoayuda… que me aliviaron un poco, pero no
tanto para llevar una vida soportable. Finalmente estaba viendo por lo menos un médico
por semana.
En definitiva, y como último recurso decidió someterse al tratamiento de un
médico que enseñaba técnica para inducir la Relajación, y eligió concentrarse en la
palabra hebrea shalom, que significa “paz”. Lamentablemente su larga experiencia de
angustia calaba tan hondo que no experimentó una mejoría rápida.
Para empeorar las cosas, esta señora padecía tinnitus, afección del oído en que se
oye un continuo campanilleo, y que tendía a distraerla, impidiéndole concentrarse en la
meditación. Pese a todo, perseveró durante más de un año.
Desde su punto de vista, el cambio fue tan espectacular (ya no toma valium ni
ninguna otra medicación) que añade:
-Todavía no puedo creer que haya pasado por todo aquel sufrimiento, y que
ahora sea capaz de controlar mi ansiedad y mi impaciencia.
Una vez más, quiero dejar en claro que los tratamientos por medio de la
Relajación no son necesariamente sustitutivos de la medicina. En realidad, si usted está
en tratamiento médico, es muy importante que siga consultando a su médico mientras se
vale del Principio de la Maxi-Mente. Como es obvio, en estas condiciones su convierte
en un guía mental máximo. Es probable, que además de la Relajación o de alguna otra
técnica orientada al cambio mental, necesite usted de medicamento o incluso cirugía. En
ese caso deje que su médico decida si ha de cambiar o no la medicación que está
tomando; no intente tomar usted solo esta decisión.
Luego puede aplicar el Principio de la Maxi-Mente para ver si sus males físicos y
emocionales mejoran con ello. Si encuentra que todo va bien, lo más probable es que su
médico le reduzca o elimine la medicación prescrita. Pero aun si encuentra con que no
puede eliminar por completo los fármacos, es casi seguro que la incorporación del
Principio de la Maxi-Mente a su vida lo ayudará en alguna medida.
FASE UNO
Paso 1: Escoja una palabra o frase breve que esté firmemente arraigada en su
sistema personal de creencias.
Paso 6: Adopte una actitud pasiva y no se preocupe por lo bien que lo esté
haciendo. Cuando acudan a su mente otros pensamientos, dígase para sus adentros: “Ya
está bien”, y vuelva pacientemente a la repetición.
FASE DOS
Mi larga enfermedad
De salud y vida comienza ahora a curarse…
WILLIAM SHAKESPEARE, Timón de Atenas
… pide a ese Algo que entre en ti. Limítate a decirle “Seas quién fueres o lo que
fueres, entra ahora en mí y ayuda a la naturaleza (que hay) en mi cuerpo a reparar este
hueso, y sin pérdida de tiempo. Gracias, creo que lo estás haciendo”. Entonces, hazte
una imagen mental de la pierna curada. Cierra los ojos para verlo así, el hueso
reconstruido y la carne fuerte y perfecta a su alrededor. Y haz como si vieras una
especie de luz que brilla y arde e inunda toda la pierna de arriba abajo…
Dios hizo, antes que nada, la luz. Entonces el Espíritu de Dios se movió sobre la
faz de las aguas, como nos dice el historiador, haciendo todo lo que puede por expresar
con las palabras de que dispone verdades que ni siquiera nuestra moderna expresión
“espacio interestelar” formula en forma adecuada.
Algunas personas, dominadas por una risa incontrolable, dice que les duelen las
costillas. Es posible que la expresión sea exacta, pero es un “dolor” que deleita, que
deja al individuo relajado casi al punto de desplomarse. Es también una especie de
“dolor” que a la mayoría de nosotros nos vendría bien sentir cada día de la vida. Es
tan específico y tangible como cualquier otra forma de ejército físico. Aunque sus
manifestaciones bioquímicas todavía están por ser estudiadas y cartografiadas
explícitamente, lo mismo que los efectos del miedo, la frustración o la cólera, son
igualmente reales.
NORMAN COUSINS, Anatomía de una enfermedad.
Aunque tenga remendados los pantalones, nunca tengo tristeza en las tripas.
Estas son unas pocas ideas que pueden ayudarle a comenzar a modificar sus
hábitos y sus pautas de pensamiento, y a echar a andar por una nueva senda en dirección
de una mejor salud. Claro que todo eso puede sustituirlo por lecturas, citas o imágenes
de su elección. Lo que importa es que se exponga a influencias benéficas, que
favorezcan su salud, inmediatamente después de haberse “abierto” mentalmente
mediante la práctica de la Relajación.
Para tener mejor apariencia física, los norteamericanos, en gran mayoría están
haciendo ejercicio y sometiéndose a dietas. En 1961, el Instituto de Sondeos Gallup
investigó el número de personas que hacían regularmente ejercicios físicos, y en aquel
momento una cuarta parte de los encuestados respondió afirmativamente. Para 1984, la
cifra había registrado un notable aumento: casi seis de cada diez adultos respondieron
que hacían ejercicio regularmente. Y en cuanto a los problemas de peso, alrededor de un
tercio de las norteamericanas entre los diecinueve y los treinta y nueve años
respondieron a la encuesta diciendo que hacían régimen por lo menos una vez al mes.
En otros casos la gente que consigue empezar algo suele cansarse. Se aburren del
tipo de actividad deportiva que han elegido, y se les hace pesado seguir con ella. Otros,
especialmente, los que han llegado a cierto nivel en los deportes competitivos, se
frustran porque les parece que han llegado al límite de su capacidad personal. Ya no
pueden seguir avanzando en la práctica de squash o de tenis en su club, o no llegan a
vencer a un rival de fin de semana que siempre resulta mejor que ellos.
Un ejemplo del profundo efecto que pueden tener las creencias sobre la
experiencia deportiva se puede ver en el caso de un paciente sometido al “test de los dos
pasos”, de Masters, que consiste en que la persona sube a un escalón elevado o un
banco, primero sube un pie y luego el otro, y luego baja, primero el primer pie y
después el otro, repitiendo el procedimiento en una serie constante de pasos hacia arriba
y hacia abajo. El ejercicio tiende a elevar el ritmo cardíaco, lo mismo que las pruebas de
estrés que se realizan actualmente con esos modernos aparatos de los que el test de
Masters fue, en realidad, precursor. Antes, muchos médicos confiaban en el test de los
dos pasos para acelerar el ritmo cardíaco con el ejercicio.
Tras haber observado las reacciones del paciente, el doctor Lown decidió hacer
un experimento. Empezando contando cuarenta en voz alta cuando la cuenta real era
“veintiocho, veintinueve, treinta, treinta y uno, treinta y dos”. La cifra real no tenía
importancia. Cuando él decía “cuarenta y cuatro” en casi todos los casos al paciente le
empezaban los dolores.
Para investigar más a fondo el problema, en las pruebas sucesivas volvió algunas
veces a contar bien, de modo que cuarenta fuera verdaderamente cuarenta. En esos
casos, los dolores de angina no aparecían hasta que el médico no llegaba al verdadero
número cuarenta y cuatro.
Este sencillo ejemplo demuestra que la creencia puede tener poderosos efectos
sobre la experiencia deportiva. En términos médicos, el estudio que acabamos de citar
es un ejemplo del “efecto placebo negativo”. El hombre creía que al llegar al paso
número cuarenta y cuatro del ejercicio iba a tener dolores de angina y por supuesto que
los tenía. Si creía que ya había dado cuarenta y cuatro pasos, sentía dolores aunque la
cuenta real fuese diferente.
Veamos ahora cómo puede realizarse esto mediante la aplicación del Principio
de la Maxi-Mente en tres importantes ámbitos: la adopción de nuevas disciplinas para
ponerse en forma; el conseguir que la actividad que ya está usted practicando le resulte
más placentera, y el mejoramiento de su actuación atlética o deportiva.
UNA NUEVA DISCIPLINA
Para la mayoría de las personas, sobre todo alcanzada una vez la edad adulta, no
es fácil iniciar un programa nuevo para ponerse en forma. A esa edad tendemos a
sentirnos cómodos con nuestras costumbres sedentarias, y se hace muy difícil romper
con los antiguos hábitos para iniciar otros nuevos, especialmente cuando la empresa
puede significar agujetas, músculos doloridos y otras incomodidades físicas.
Lo primero que tiene que tener presente quien esté planteando un nuevo régimen
de ejercicios es que probablemente necesitará lo menos un mes para obtener resultados
apreciables. Ese tiempo de transición se necesita, por lo común, para establecer en el
cerebro nuevas pautas de pensamiento que conformarán nuevos hábitos para el futuro.
Además, generalmente son necesarias dos o tres semanas para que el adulto sedentario
promedio empiece a recuperarse del dolor inicial proveniente de ejercitar músculos
relativamente inactivos.
¿De qué manera actúa el Principio cuando está usted tratando de adquirir una
nueva disciplina para ponerse en forma?
Como siempre la Fase Uno requiere que se empiece por inducir la Relajación.
Con ello se abrirá usted a las posibilidades de hacer mejor uso de su hemisferio derecho.
Cuando el cerebro está así preparado, es más fácil transformar en sentido positivo
cualquier interferencia negativa del hemisferio izquierdo, como podría ser “Yo soy
constitucionalmente incapaz de ser deportista”.
Desde que cumplió los treinta, había estado sintiendo la edad, como ella decía.
Había aumentado de peso y en general se sentía en mala forma, tensa y apática. Aunque
nunca había practicado ninguna forma de atletismo en serio, solía gustarle nadar, de
modo que decidió asociarse a un club local y ver si allí podía mejorar su forma física.
Esta nadadora en ciernes nada sabía del Principio de la Maxi-Mente ni, para el
caso, de la Relajación. Además no tenía ninguna postura teórica de autoayuda que le
sirviera para empezar a cultivar esta nueva disciplina deportiva. Lo más probable, si sus
primeras experiencias en la piscina le hubieran resultado incómodas, o sin interés, era
que hubiese abandonado el proyecto.
La natación resultó ser algo muy diferente, principalmente porque en ella acertó
a tener una experiencia sumamente positiva que ponía en juego el Principio de la Maxi-
Mente. Inicialmente, tropezó con algunas dificultades, tal como le había sucedido con
los otros deportes: no podía hacer más de cinco o seis largos en la piscina olímpica
donde practicaba. Los músculos de brazos y piernas se le cansaban demasiado para
seguir, le faltaba resistencia para hacer distancia. Pese a estas dificultades físicas, como
le gustaba mucho nadar, Bárbara empezó, sin darse cuenta, a practicar la Fase Uno del
Principio de la Maxi-Mente.
Sin darse cuenta de lo que hacía, esta joven nadadora estaba usando como foco
de meditación el número de largo que estaba nadando. Ese foco, repetido una y otra vez,
al combinarse con el movimiento rítmico del cuerpo le provocaba la Relajación.
Bárbara no tardó mucho tiempo –unas tres o cuatro semanas- en descubrir que
periódicamente tendía a fusionarse con el agua. Tenía casi la sensación de estar
fundiéndose con las ondas que fluían suavemente a su paso. Varios otros concurrentes a
la piscina le comentaron que ellos también tenían esa vivencia, y esto reforzó sus
expectativas. Así que empezó a esperar, cada vez con mayor ilusión, este nuevo y
fascinante nivel de conciencia.
Bárbara jamás tuvo problema alguno con los antiguos impulsos de abandonar su
nueva disciplina, cosa bastante notable, ya que pasó por un período durante el cual tuvo
los músculos un tanto doloridos. Además las sesiones de entrenamiento le tomaban
generalmente entre una hora y una hora y media, desde que salía de su casa o de su
despacho hasta que regresaba.
Lo que tenemos aquí es, pues, un compromiso importante con una habilidad nueva,
un compromiso que se vio muy facilitado por la acción del Principio de la Maxi-Mente.
Las inferencias negativas de su hemisferio izquierdo acerca de los ejercicios cambiaron
en forma espectacular. Sólo más adelante pudimos definir con más precisión lo que
probablemente le había permitido iniciado y mantener con éxito aquella disciplina. En
la actualidad hace dieciséis años que Bárbara va a nadar entre tres y cuatro veces por
semana.
¿Qué se puede aprender de la experiencia de esta mujer, como de otras y otros
que finalmente han conseguido emprender alguna disciplina para mantenerse en forma?
De la misma manera, deberá ser emplear el método en dos fases para practicar el
Principio de la Maxi-Mente. Dicho de otra manera: empiece por inducir la Relajación, y
luego concéntrese en informaciones y conceptos tendentes a reforzar la disciplina a
iniciar.
Hay límites para las nuevas disciplinas de forma física que es posible establecer
mediante el Principio de la Maxi-Mente. Por ejemplo, los aspectos de la forma física,
que exigen una disminución de peso pueden requerir un esfuerzo considerable. Con las
dietas hay un problema importante, que se ha dado en llamar el “efecto yo-yo”, y que es
la tendencia de la persona a rebajar de peso para después volver a recuperarlo, y seguir
repitiendo el mismo proceso.
Sin embargo, los problemas de peso y otros similares suelen ser bastantes
recalcitrantes y requieren algo más. Entre otras cosas, le será útil tener una firme red de
apoyo para su programa. Por ejemplo, podría participar en un grupo integrado por
personas que tengan el mismo problema. Y si tiene un sistema de creencias sólido en
qué apoyarse, será mucho más fácil que alcance éxito en estos terrenos difíciles.
Arturo, un hombre de cuarenta años, quería rebajar unos siete kilos. No tenía un
gran exceso de peso, pero sí lo suficiente para que se le formará un antiestético rollo de
grasa en la cintura, que le hacía sentir mal consigo mismo. Por más que se esforzaba, no
podía perder peso. Sabía que la única forma de conseguirlo era comer menos, pero eso
le resultaba casi imposible, porque le encantaban los dulces y los postres.
Además, no tenía tiempo para participar en un grupo de personas empeñadas en
adelgazar, ni le interesaba hacerlo. En cambio, era profundamente religioso, no sólo
sentía que él quería librarse de esos kilos, sino que creía firmemente que Dios quería
que lo hiciera.
¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que habita en vosotros…?
I Corintios, 6:19
…ofreceos a Dios como resucitados de entre los muertos, y vuestros miembros como
instrumentos de justicia para Dios.
Romanos, 6:13
En su opinión no poder adelgazar era ofender a Dios. Por eso, como creía que era
muy importante vivir de acuerdo con sus principios y sus escrúpulos religiosos, estaba
muy motivado para hacerlo. Incluso llevó el tema a un grupo de discusión y de oración
donde concurría regularmente, y los demás participantes aplaudieron su resolución. Al
combinar sus períodos de plegaria y meditación con la cuidadosa consideración de
pasajes específicos de las Escrituras, Arturo consiguió adelgazar esos kilos en pocos
meses.
Sin embargo, después su peso se estabilizó y se sintió capaz de evitar los dulces
y otras cosas que podían hacerle engordar para mantenerse muy poco por encima del
peso deseado. Hasta podía rebajar un kilo extra de vez en cuando, al volver a
concentrarse en el uso del Principio de la Maxi-Mente.
Incluso después de haber avanzado bastante con uno de estos programas puede
suceder que uno vuelva a sus costumbres sedentarias. Puede pasar que alguna lesión le
obligue a suspender durante u tiempo su actividad y pierda así el hábito de practicarla, o
bien que se aburra y decida que en realidad quiere descansar por un tiempo o intentar
algo distinto. Es muy posible que algo así le lleve a perder la disciplina que había
logrado.
Más adelante cuando a fines de los años setenta empezó el auge del jogging, leyó
una descripción del “cielo del corredor”, que lo fascinó porque él nunca había tenido
una vivencia así durante el tiempo, relativamente corto, en que sin entusiasmo alguno lo
había practicado en su juventud. En aquella época, siempre suponía que correr le
resultaría desagradable.
Gracias a sus lecturas, sabía que tenía que pasar un período de dos o tres semanas
para poner su cuerpo en condiciones y aumentar su resistencia. Entonces resolvió
practicar su programa de jogging durante un mes por lo menos, y descubrió que se iba
sintiendo más en forma, tal como lo había leído. Al final del primer mes, los músculos
doloridos y podía correr entre cinco y seis kilómetros sin quedarse sin aliento.
Observe usted lo que estaba sucediendo, este hombre combinó sus lecturas y
estudios sobre el tema con los aspectos repetitivos del jogging. Estos factores, unidos a
la creciente sensación de bienestar que derivaba de la actividad física, le ayudaron a
alcanzar una intensa convicción de que el jogging sería una actividad buena para él, y,
mientras seguía con su programa, continuó también leyendo sobre el tema.
Era obvio que allí estaba actuando el Principio de la Maxi-Mente. Horacio podía
alcanzar la Relajación mediante el golpeteo regular de sus pies al ir recorriendo una
distancia de varios kilómetros. También, tanto mientras corría como antes y después, se
concentraba en ideas y pensamientos positivos relacionados con su ejercicio. Es decir
que estaba cambiando la forma en que estaba estructurado su cerebro. Nuevas vías
cerebrales estaban permitiéndole desarrollar hábitos nuevos y positivos para su forma
física. Horacio estaba suplantando las antiguas inferencias negativas del hemisferio
izquierdo por otras nuevas y más positivas.
No pasó mucho tiempo sin que experimentase el “cielo del corredor”, es decir, el
análogo del fenómeno de fusión del que hablaba Bárbara, la nadadora. Estas no son
vivencias que se tengan en cada entrenamiento, es posible que sólo se produzcan en
forma esporádica, pero la sensación de euforia ocurre con la frecuencia suficiente para
que el atleta aficionado insista en buscarla una y otra vez.
En el caso de este hombre, la primera vez que tuvo esta vivencia, fue después de
haber corrido, en uno de sus entrenamientos, unos seis kilómetros.
-Hasta ese momento- recordaba Horacio-, yo sabía que el que ponía la energía
para correr era yo. No sentía ninguna molestia y mi nivel energético era excelente. Pero
seguía siendo yo quien controlaba los movimientos de mi cuerpo.
Para Horacio fue una suerte haber tenido esa experiencia en ese momento,
porque más o menos una semana después se hizo una lesión grave jugando un partido
de baloncesto. Se rompió los ligamentos del tobillo izquierdo y tuvo que andar con
bastones e incómodamente enyesado durante más de un mes. Naturalmente, durante ese
tiempo no pudo seguir con su programa de jogging.
A medida que dedique más tiempo al programa de puesta en forma que haya
escogido, es posible que comience a interesarse por los aspectos competitivos de su
deporte. Quizá le interese medir su fuerza y su habilidad con las de otros, en diversos
encuentros y torneos, y eso le dará una oportunidad excelente de aplicar a su actividad
atlética el Principio de la Maxi-Mente.
En años recientes los atletas profesionales, lo mismo que los aficionados que
trabajan en serio, han tomado mayor conciencia de las dimensiones mentales de un
logro atlético importante. Diversas figuras cumbres del mundo deportivo se han anotado
en cursos en donde les enseñan a visualizar el partido, el juego o el golpe perfectos. Este
método conceptual, que es otra aplicación del Principio de la Maxi-Mente, les permite
alcanzar niveles de concentración superiores cuando están entregados a una actividad
competitiva. Y el resultado puede ser una mejora significativa en su actuación.
Observar en las pistas a Chris Evert Lloyd y a Iván Lendl, dos de los campeones
mentales “duros” es un ejercicio instructivo. Lloyd y Lendl, son ejemplos especialmente
buenos porque al estudiarlos cuando la cámara enfoca sus rostros, a menudo dan la
impresión de encontrarse en un mundo particular propio. Ninguno parece estar
demasiado afectado por las distracciones o las influencias del mundo exterior, y
parecería que ambos se encontrasen en un estado casi meditativo.
En la jerga del tenis se suele decir que un partido jugado a alto nivel de pericia se
jugó “en la zona”. Como lo explicaba un artículo del New York Times del 5 de
setiembre de 1986, esta “zona” significa un estado mental “tan completo e intenso que
sugiere un estado casi semiconsciente de euforia, al que muchos atribuyen cierta
semejanza con la hipnosis, y que permite a un jugador o jugadora alcanzar su actuación
cumbre”.
“En estos dos últimos años he jugado partidos en los que todo ha ido bien –
confió Chris Evert Lloyd a un reportero del New York Times -. Estás jugando en la
zona, por encima de tu cabeza, donde todo es como un sueño. Cuando juegas un partido
así, quieres seguir jugando”.
Otra forma muy relacionada en que puede funcionar el Principio con los deportes
de raqueta es mediante otras técnicas de visualización durante el entrenamiento.
Geoffrey C. Harvey, maestro profesional de tenis en el Club de Badminton y Tenis de
Boston, enseña a sus alumnos a inducir la Relajación mientras aprenden a golpear la
pelota. Luego visualizan un golpe ideal mediante grabaciones de video y mímica. De
esta manera imprimen en su mente el concepto y la acción ideales para cada golpe.
Cabe preguntarse para qué sirve todo esto. Harvey sabe que la mente del jugador
se puede utilizar mejor en el proceso de entrenamiento, y que la mente es también la
peor enemiga de una buena actuación. Sus objetivos son, primero, “programar” la
mente, y segundo conseguir que ésta – y específicamente el hemisferio izquierdo del
cerebro, con todas sus angustias e inferencias y expectativas negativas – se haga a un
lado y deje que el cuerpo haga lo suyo.
Entonces Samuel se compró un libro elemental sobre las técnicas del squash.
Uno de los tiros que le interesaron en el volumen era una maniobra muy difícil, un tiro
de atrás, con efecto lateral. Desde la pared de atrás el jugador golpea la pelota para que
dé en la esquina de la pared frontal y luego rebote, rozando, en la pared lateral, pelota
imposible de contestar.
Es claro que Samuel no siempre hacía perfectamente ese tiro, que es demasiado
difícil para que un aficionado de nivel intermedio lo logre siempre de manera
impecable, pero desde el comienzo logró un alto porcentaje de tiros imposibles de
contestar. También se creó la reputación de ser un jugador cuyos recursos había que
tener en cuenta.
Freeman McNeil, el zaguero del equipo de rugby New York Jets, decía en el
Boston Globe del 10 de setiembre de 1986 que él confiaba en una práctica llamada
“endodinámica”, que según dice es una especie de fusión mística de pensamiento
positivo y reacciones físicas.
-Es como repasar mis archivos (mentales) y limitarme a copiarlos –dice-. Ahora
es solo un sentimiento, en que ni siquiera vacilo. Simplemente lo sigo.
Deja que sus movimientos corporales fluyan bajo la influencia del hemisferio
derecho y, cuanto más lo hace, tanto más graba en su cerebro esas pautas de acción y de
pensamiento, y tanto más condicionada queda su mente para actuar con eficiencia y sin
tropiezos en formas nuevas y más productivas.
Parece que es un sistema que también funciona en el béisbol. Bruce Hurst,
lanzador del Boston red Sox y estrella en las Series Mundiales de 1986, ha asistido a la
Sports Enhancement Associaton en Naples, Florida. Se dice que el instituto cuyo
motivo es fortalecer la confianza en sí mismos de los atletas, es la fuente de buena parte
del éxito de Hurst. El New York Daily News (27 octubre 1986) informaba “Te enseñan
a trabajar la imaginación y a centrarte en lo que tienes que hacer –dice Hurst-. Es como
lo que solía predicar John Wooden cuando decía a sus jugadores que se tendieran y se
pusieran a visualizar cómo pasaba la pelota por la argolla. Y para mí, todo lo que diga
John Wooden está bien”.
Vamos a ver ahora algunas formas prácticas de hacerlo, tras haber visto cómo
otras personas, en diversas circunstancias sacaban partido de estas técnicas para adquirir
nuevas disciplinas, disfrutar más de su actividad deportiva y mejorar su actuación, es
hora de que usted mismo intente obtener tales beneficios.
Estúdiese y decida qué es lo que necesita mejorar (Primero, si padece cualquier
dolencia o tiene más de 35 años, hágase un examen médico completo). Si es una
persona completamente sedentaria, será mejor que mejor que empiece con un programa
de ejercicios moderado. O, si ya está en un estado físico razonable puede ser que llegue
a disfrutar más de su actividad deportiva. Finalmente, si practica de forma regular el
tenis, la natación o algún otro deporte con ánimo competitivo tal vez le interese mejorar
su rendimiento.
FASE UNO
Paso 1: Concéntrese en una palabra o frase corta que concuerde con su sistema
personal de creencias. Ya hemos visto que un cristiano podría escoger las palabras
iniciales del Salmo 23, “El Señor es mi Pastor”, un judío “Shalom”; una persona no
religiosa, una palabra neutra como “uno” o “paz”.
Paso 3: Cierre los ojos, a no ser que esté induciendo la Relajación mientras hace
ejercicios. A continuación encontrará una técnica para usar durante el ejercicio.
Paso 5: Respire lenta y naturalmente, y cada vez que exhale repita la palabra o
frase escogida.
Paso 6: Asuma una actitud pasiva, sin preocuparse por sí lo está haciendo bien.
Si interfieren otros pensamientos, dígase “ya está bien”, y continúe con la repetición.
Paso 2: Póngase en forma, o sea que debe ser capaz de ejercitarse sin fatiga
muscular ni dificultad respiratoria durante por lo menos 30 minutos de actividad
sostenida (jogging, marcha o natación). O debe ser capaz de ejercitarse en forma
continua durante un tiempo equivalente en algún otro deporte.
Paso 8: Cuando haya acabado su sesión de ejercicios, use una rutina relajante
para normalizar su metabolismo.
FASE DOS
Una vez inducida la Relajación, dedique diez o veinte minutos a recorrer algunos
de los pasajes que siguen y vea cuáles se aplican mejor a los cambios que quiere
conseguir.
Quizás encuentre que, debido a sus intereses particulares, tiene que acudir a otras
fuentes para encontrar la palabra o frase que le sirva para concentrarse, o tal vez prefiera
visualizar la habilidad que desea alcanzar. No dude en pedir consejo a alguien en quien
confíe y que comparta su sistema de creencias. De cualquier manera aquí tiene algunos
pasajes para empezar.
¿No sabéis que sois templos de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si
alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él, porque el templo de Dios, el cual sois
vosotros, santo es.
I Corintios, 3:16-17
Para que la gente pueda ser feliz en su trabajo se necesitan tres cosas: deben ser aptos
para hacerlo, no deben trabajar demasiado, y deben obtener de él una sensación de éxito.
Oh, excelente es tener la fuerza de un gigante; pero tiránico es usarla como un gigante.
HOMERO, Iliada
Éxodo, 15:2
Más los que esperan al Señor tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas;
correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán.
Isaías,
40:31
WILLIAM FAULKNER
Discurso al recibir Premio Nóbel en Estocolmo el 10/12/1950
… cuantos más kilómetros haga un nadador a lo largo de los años, año tras año, mayores
probabilidades de éxito tendrá, especialmente nadando distancias intermedias. A un organismo
fuerte y vigoroso no se llega por atajos ni caminos fáciles. Este poder constitucional solo se
puede construir, como en el caso de la fuerza muscular, mediante la aplicación inteligente del
trabajo, trabajo, entrenamiento y trabajo, ad infinitum. Es un tipo de condicionamiento que no se
puede comprar en forma de píldoras. En atletismo, el éxito y los logros, como todas las cosas
buenas de la vida, solo se compran con trabajo duro, sacrificio y disciplina.
R.J.H. KIPHUTH, Swimming (La natación)
La persona físicamente en forma es capaz de resistir la fatiga durante más tiempo que
quienes no lo están; la persona físicamente en forma está en mejores condiciones de tolerar el
estrés físico; el corazón de la persona físicamente en forma es más fuerte y más eficiente; y hay
una relación entre una buena disposición de alerta física, con ausencia de tensión nerviosa, y la
buena forma física.
Uno de los grandes principios del universo es el principio del equilibrio. Para funcionar
adecuadamente, todas las partes de nuestro mundo hasta las más minúsculas, deben hallarse en
un estado de completo equilibrio.
El cuerpo humano es otra parte del universo pensada para que esté en perfecto
equilibrio. Hemos sido construidos de manera tal que necesitamos exactamente cierta cantidad
de ejercicio, no más ni menos. Necesitamos exactamente cierta cantidad de cierto tipo de
alimentos. Y necesitamos la cantidad exacta de sueño y de alivio de las tensiones y sobrecargas
de la vida… Donde hay equilibrio, hay un sentimiento de bienestar.
Los ejercicios aeróbicos son aquellas actividades que requieren oxígeno durante
períodos prolongados e imponen al cuerpo exigencias tales que le obligan a mejorar su
capacidad de administrar el oxígeno. Como resultado del ejercicio aeróbico se producen
resultados benéficos en el corazón, pulmones y el sistema vascular.
La mayoría de las personas con quienes he hablado me han dicho que correr las
beneficiaba psicológicamente. Esto no me sorprendió, pues hace mucho que a mí me sucede lo
mismo. Algunos de los beneficios son fáciles de describir: una sensación de mayor
concentración y energía mental, un sentimiento de agudeza mental. (Son cosas que no
necesariamente se advierten todos los días, ni cada vez que uno corre, pero que casi todo el
tiempo están allí) Como no es frecuente que nuestro lenguaje cotidiano describa tales
fenómenos, hay otros beneficios que son más difíciles de expresar.
Como ya he dicho, éstas no son más que algunas posibilidades para concentrarse
al emprender un programa de este tipo. Es probable que después de un período de
oración y meditación usted quiera dedicar un tiempo considerable a leer material
referente al deporte o al programa de ejercicios que le interesa. Es, ciertamente, una
buena manera de ayudarse a renovar la instalación de las vías cerebrales que se
relacionan con el ejercicio y la buena forma física. Con este objeto puede leer alguno de
los libros sobre estos temas que seguramente encontrará en las librerías o en la
biblioteca de su barrio. Lo importante es empezar abriéndose mentalmente mediante la
Relajación, para luego iniciar la lectura de materiales que ayuden a que el cerebro
comience a incorporar esos cambios benéficos.
Un cuerpo en forma no es, sin embargo, más que parte de una vida de
satisfacción y equilibrio. A casi todos nos interesa igualmente, por lo menos, mejorar
nuestro rendimiento mental, y eso incluye la adquisición de habilidades intelectuales
nuevas y el afinamiento de las que ya poseemos. El Principio de la Maxi-Mente puede
ser una poderosa ayuda si lo orientamos al logro de tales objetivos.
7
Prácticamente todos queremos sacar mejor partido de nuestra mente, y eso puede
significar una mayor capacidad de aprendizaje, más habilidad para resolver problemas,
creatividad u otras capacidades intelectuales.
Con algo más de cuarenta años. Elena tenía una vida frenética y ocupada, no solo
como profesional de carrera sino también como madre de cinco hijos. Pese a todo,
quería retomar los estudios para obtener un título superior que le permitiría ganar más y
le ofrecería también mayores satisfacciones personales.
Pero también sentía que estaba sometida a demasiadas presiones, y le parecía que
no estaba manejando el estrés lo suficientemente bien como para afrontar una nueva
aventura académica y un cambio de carrera.
Sus problemas se complicaron con un diagnóstico de presión moderadamente
alta, como resultado del cual empezaron a administrarle medicación hipotensora.
Aunque la presión sanguínea disminuyó un poco, todavía no estaba en su nivel normal,
y le preocupaban también los efectos secundarios de la medicación, entre ellos una
sensación de fatiga y una incapacidad de concentración que le impedían sentirse bien
del todo.
Como sabía que el estrés puede ser causa de hipertensión, nos visitó para ver si
podíamos aportarle algún alivio sin usar más fármacos; esa le parecía la solución para
controlar mejor su vida y sus objetivos académicos.
A la entrevista inicial vino bien preparada, ya que había leído uno de mis libros y
estaba convencida de que la Relajación podía ayudarle a romper el círculo de angustia y
de estrés que estaba contribuyendo a su problema con la presión sanguínea.
Ahora que estoy cerca de los cincuenta, me siento vigorosa y tengo una intensa
sensación de bienestar –resume Elena-. Tengo una auténtica tranquilidad interior. He
descubierto una manera de calmarme durante las épocas de mucho estrés. Creo que es
una manera que siempre he llevado adentro, pero que estuvo dormida y latente durante
gran parte de mi vida adulta. El uso de la Relajación me ha dado un poder real y
efectivo de mejorar mi salud y consiguientemente, mi vida.
Para empezar, abrió las puertas a un cambio benéfico y redujo las angustias
contraproducentes que inhibían su capacidad de aprendizaje practicando regularmente la
Relajación. Dicho de otra manera, se valió de la Fase Uno del Principio de la Maxi-
Mente. Luego, utilizó la Fase Dos, manteniéndose en contacto regularmente con
nosotros en el centro médico, donde le ayudamos a reforzar su resolución de imprimir
esa nueva dirección a su vida. Además, y quizá sea lo más importante, asistía a una
universidad y se metió de lleno en la vida académica, manteniendo contactos regulares
con profesores y alumnos intelectualmente afines a ella.
Respecto a este último punto, quiero insistir en que participar en una situación
formal de aprendizaje, especialmente cuando se exigen exámenes y se tiende a la
obtención de un título, es algo que respalda los esfuerzos por cultivar una nueva
disciplina académica. El intento de concretar en forma aislada una empresa de este tipo
–como sería aprender una lengua extranjera valiéndose solamente de grabaciones y
libros- es un camino más difícil de seguir.
Algo así le pasó a Jaime, un joven de cerca de treinta años que no podía terminar
su tesis doctoral en una importante universidad. Cuando vino a tratarse con nosotros
hace unos tres años, su principal preocupación era que la presión alta que padecía no
respondía bien a la medicación que estaba tomando. En sus conversaciones conmigo,
me confió que creía que su ansiedad se generaba en el profundo miedo de estar
repitiendo el problema que había tenido su padre: una grave enfermedad cardiaca que se
lo había llevado un par de años atrás.
-Tenía un miedo paralizante –evoca ahora-. Me sentía solo, pero no hacía nada
con mi soledad. En mi trabajo me faltaba entusiasmo y la tesis prácticamente no
avanzaba.
-La religión siempre había sido importante para mí –me contó-, pero la oración
diaria no había seguido siendo parte de mi vida. Aunque tuve muchos años de
educación católica, no me había dado cuenta del consuelo que podía ser la oración. La
meditación me ha ayudado a superar mis angustias.
Aquel no fue más que el primer paso en la experiencia de cambio vital que tuvo
lugar con Jaime, quien por entonces sufrió varias influencias importantes que le
ayudaron a modificar sus pautas de pensamiento.
-Todavía tengo muchos miedos, pero estoy enfrentándome con ellos mucho
mejor. Este año pasado fue muy rico para mí. Terminé mi tesis y me gradúe en junio.
Mi mujer y yo hemos comprado una casa vieja, encantadora que estamos arreglando.
Además, esperamos un hijo para el próximo mes de mayo, y yo he encontrado un
trabajo de investigación más interesante, que en este momento estoy empezado. ¡Son
muchas cosas positivas, y finalmente tengo la sensación de que estoy avanzando otra
vez!
Cuando en su trabajo uno se ve en una tarea que le exige mucho y que incluye la
redacción de un texto muy difícil, un poco de presión y de estrés puede hacerle bien, en
cuanto le mueve a desempeñarse mejor y aumenta su apetito de aprender y adelantar,
pero un exceso de presión puede ser una influencia negativa. Incluso como sucedió con
Jaime, la presión puede hacerse tan abrumadora que lo inmovilice a uno por completo.
Jaime, como muchos, tuvo que empezar por encontrar la manera de reducir el
exceso de estrés en su vida; sólo entonces pudo experimentar los suficientes cambios
benéficos para superar su bloqueo para escribir.
Sin embargo, también esto puede causar problemas. Estas personas pueden tener
gran dificultad para llevarse con sus compañeros de trabajo. Por lo general, no son gente
que se lo pase muy bien; es frecuente que estén insatisfechas con su propio rendimiento,
con sus jefes y con sus compañeros. Sea por lo que fuere, es muy común que las
exigencias que se imponen –y que imponen- sean tan elevadas que impidan la
consolidación de relaciones satisfactorias.
Juana es una paciente mía, de unos treinta y cinco años, que tenía algunos de
estos problemas.
Otras personas que advertían esa característica solían decirle que se calmara,
porque si no iba a subirle la presión.
Después, hará unos cuatro años, una mañana advirtió que el corazón se le había
disparado. Un par de días después se sometió a un examen en un hospital donde le
diagnosticaron un trastorno cardíaco, un prolapso de la válvula mitral.
Tal como Jaime en nuestro ejemplo anterior, Juana era una persona cuya historia
personal incluía una profunda fe religiosa, de modo que para ella fue fácil iniciar un
programa de meditación centrado en una oración, el Ave María del catolicismo romano,
que para ella tenía un sentido importante. Y pronto su vida empezó a mejorar.
-Si durante la jornada se plantea una situación de estrés –explica-, siento que una
vez pasada ésta, puedo volver muy rápidamente a sentirme relajada. Durante la media
hora que tengo para almorzar, llego a un nivel de calma que antes era inalcanzable para
mí, y encuentro que algunas cosas que antes me exasperaban; como la temeridad al
conducir, ya no me irritan de la misma manera.
Antes, además, Juana había sido una persona muy impaciente… un rasgo que
puede hacer la vida muy desagradable, tanto para uno como para sus colegas. Ahora ha
aprendido a aceptar el hecho de que la vida tiene cierto ritmo, y que en nuestro horario
cotidiano todos tenemos interrupciones y demoras. Entenderlo así ha facilitado sus
relaciones personales y su manera de encarar el trabajo.
Juana, como muchas otras personas, abrió la puerta al cambio con sus
meditaciones y plegarias., que representaron la Fase Uno del Principio de la Maxi-
Mente. Y después se sometió a regularmente a influencias que podían cambiar
mentalmente, y sobre todo al estímulo y a la instrucción que recibía en nuestro
consultorio. Como resultado en su vida comenzó a adquirir eficacia la Fase Dos del
Principio, y empezaron a producirse cambios importantes.
Ella había dudado de que este método le diera resultado, porque ya había
intentado sin éxito muchos otros, pero pese a sus reservas la transformación se produjo.
El poder del Principio de la Maxi-Mente empezó a operar antes de que estuviera
convencida de que se podía producir un cambio en su vida.
¿Podría ser este un ejemplo de cómo a veces es necesaria la fe para que el Principio
funcione? De hecho, en la experiencia de Juana la creencia más importante estaba
presente, porque se meditación estaba en el contexto de su sistema personal de
creencias. Su fe religiosa subyacente, expresada en la elección de su plegaria, actuaba
dándole un sentimiento de seguridad y expectación positiva aunque no estuviera del
todo segura de la técnica específica que estaba usando.
Desde el punto de vista científico, todavía hay que investigar mucho para
establecer la efectividad de las técnicas de la Relajación, y del uso del Principio de la
Maxi-Mente para favorecer la actividad intelectual. Con el transcurrir del tiempo se van
acumulando pruebas provenientes de la labor clínica y experimental de diversos
investigadores.
Tras haberles enseñado las técnicas, se les pidió que les practicaran antes de
estudiar y someterse a exámenes. A un grupo de control que también usó los ejercicios
de meditación se les pidió que los practicara en otros momentos que no tuvieran nada
que ver con sus estudios.
En otro estudio, una tesis doctoral del doctor A, I. Abrams, a un grupo de niños
de un nivel equivalente de enseñanza primaria le enseñaron diversas técnicas de
meditación contemplación o concentración. Después se comparó su rendimiento escolar
con el de un grupo de control que no las había aprendido. Finalmente, los niños que
usaron las técnicas se desempeñaron mejor en las pruebas de rendimiento y, de acuerdo
con una serie de escalas de medición psicológica, exhibieron un nivel superior de
crecimiento cognoscitivo o, dicho de otra manera, demostraron que habían aprendido
más.
También en este estudio podemos ver cómo pudo haber actuado el Principio de
la Maxi-Mente. La fase meditativa operó la apertura mental de los niños, cuyas pautas
de pensamiento fueron luego modificadas con la enseñanza recibida en clase después de
la meditación. Los niños del grupo experimental tendían también a estar más tranquilos
después de haber practicado la Relajación, y esa calma, al reducir su nivel de ansiedad y
su agitación, los preparó seguramente para aprender mejor.
El investigador descubrió que las personas que usaron las técnicas de meditación
resolvían los problemas de equipo con más rapidez y con menor cantidad de
transacciones entre ellas, que las del grupo de control. Dijeron también que se habían
sentido menos tensas y que el trabajo de equipo les había parecido más eficaz que a los
del otro grupo.
Veamos ahora qué pudo haber sucedido con las pautas de pensamiento de estos
graduados. Primero, el grupo que usó la Relajación se abrió mentalmente al cambio
(Fase Uno del Principio de la Maxi-Mente), lo que no solo los preparó para la
transformación sino que redujo su nivel de angustia y les facilitó la relación
interpersonal.
No todos los estudios han verificado que el uso de técnicas como la meditación o
la contemplación mejoren las capacidades intelectuales, algunos han llegado a la
conclusión de que con ellas no se observa ninguna diferencia.
Sin embargo, al analizar estos estudios negativos se ve que en ellos sólo se aplicó
la primera fase del Principio. Es decir, que el individuo o grupo practicó la Relajación y
por ende redujo la ansiedad y disfrutó de otros beneficios físicos y psicológicos, pero
los participantes no llegaron a la alteración de las pautas de pensamiento que se produce
en la segunda fase, no se expusieron a las influencias que podrían haberlos orientado
mentalmente hacia los cambios deseados.
Antes de pasar a los ejercicios prácticos para aumentar el poder mental, hay
varias consideraciones que conviene que el lector tenga presentes por su valor práctico
para establecer nuevas disciplinas intelectuales y mejorar su capacidad de resolver
problemas y su creatividad.
El doctor Wilson, que empezó a tocar el piano a los cuarenta años, está convencido
de que todos estamos hechos para ser músicos. Además, al tocar un instrumento, un
individuo puede refinar y cultivar su cerebro y su sistema neuromuscular. He aquí la
declaración que formuló a un reportero. “Es imposible mirar el cerebro humano sin
darse cuenta de que es el cerebro de un organismo diseñado para tener una interacción
musical con su medio”.
Entre otras cosas, dice el doctor Wilson, el cerebro humano permite a los
músculos del brazo y de la mano movimientos refinados que nos capacitan para tocar
instrumentos musicales; además, hay partes del cerebro que han llegado a estar
altamente especializadas en el análisis y el procesamiento de sonidos, y estas
capacidades, sostiene el doctor, son importantes para los músicos.
Entonces, ¿por qué no estamos todos sacando hermosas melodías del arpa o la
flauta o algún otro instrumento musical? Uno de los principales obstáculos con que
tropezamos, dice el doctor Wilson, es que muchos profesores de música no saben
enseñar música. Son capaces de enseñar a personas que ya tienen bastantes
conocimientos musicales, pero que no saben qué hacer con un principiante. En otras
palabras, Wilson dice que nos faltan guías o directores mentales máximos en el campo
musical, e incluso en los cambios benéficos que pueden producirse, si está bien guiada,
en una persona que trabaje con un programa musical eficaz. Dice que de hecho el
cerebro puede cambiar en la medida que la gente incremente su capacidad musical, y
que incluso hay indicios de que las transformaciones pueden contribuir a retardar el
proceso de envejecimiento.
-Nadie le dice nunca que practicar sea divertido –comenta-, Volver del trabajo y
ponerse a jugar con el teclado o con las cuerdas es una actividad muy placentera.
Como recordará el lector, uno de los pasos esenciales para inducir la Relajación es
mantenerse pasivo. Cuando aparecen pensamientos extraños uno se dice: “Ya está
bien”, y vuelve a la idea, plegaria o frase que usa para meditar. Esa misma pasividad se
ha de dar en el proceso de aprendizaje… y se dará, si uno aplica en su debido orden el
Principio de la Maxi-Mente, empezando por la Fase Uno y prosiguiendo por la Fase
Dos.
Al practicar el piano, por ejemplo, podría usted empezar por la Relajación mediante
la técnica de meditación o de oración que haya elegido. Entonces, terminada esta
primera fase, pasa a la segunda: condicionar su mente o influir sobre ella en el sentido
deseado. Si se trata de tocar el piano, puede ser simplemente que después de haber
practicado la Relajación se siente usted a iniciar su práctica. O también podría hacer la
práctica con su profesor de música (su guía mental máximo) o, en alguna ocasión,
dedicarse a la lectura de algo referente a la música.
Si sigue usted este método, lo más probable es que tenga el mismo tipo de
experiencias placenteras que el doctor Wilson en su calidad de pianista aficionado.
3. No subestime el poder negativo del estrés. Con frecuencia hemos mencionado los
efectos negativos de un exceso de estrés o de ansiedad. Estas fuerzas destructivas
pueden cortar de raíz sus intentos de disciplinarse para aprender algo nuevo o de
encontrar una forma eficaz de resolver problemas o de aumentar su creatividad. Las
fuentes del estrés se infiltran en todo.
Una encuesta reciente llevada a cabo por Lewis-Harris indicaba que son los
problemas de salud causados por el estrés, más que por alguna enfermedad física, los
que están causando buena parte del absentismo laboral. En el estudio que citamos, un
cuarto de los entrevistados dijeron tener problemas relacionados con el estrés. Y la
mitad de las personas con problemas de estrés se habían visto obligados a restringir su
actividad laboral diaria.
En los Estados Unidos, los Centers for Disease Control (Centros para el Control de
la Enfermedad, conocidos por las siglas CDC) confirmaron esta tendencia al verificar,
recientemente que el estrés y el aburrimiento en el lugar de trabajo causan importantes
problemas de salud… y es muy posible que la situación empeore. A la gente le preocupa
especialmente cosas como el exceso de trabajo, la falta de control sobre su trabajo, la
falta de apoyo de jefes y colegas, y las restricciones impuestas a las oportunidades
laborales. Los CDC observaron además que esas condiciones de estrés en el trabajo
pueden dar como resultado neurosis, depresión, ansiedad, irritabilidad, abuso de drogas
o fármacos, problemas con el sueño y otras diversas dolencias físicas, como pueden ser
dolores de estómago y de cabeza.
Tal como ya hemos visto en varios ejemplos de este libro, una de las mejores
técnicas para reducir los efectos dañinos del estrés es practicar la Relajación, o la Fase
Uno del Principio de la Maxi-Mente. Entonces, con el flamante apoyo de esta capacidad
de adaptarse a diversas situaciones, puede uno pasar a la Fase Dos.
Una aplicación comercial del “pensar con el cerebro entero” –es decir, con
coherencia entre los hemisferios izquierdo y derecho – fue ideada por Norman W.
Brown, graduado de Harvard y jefe de ejecutivos de la firma de publicidad Foote, Cone
& Belding Communications, Inc. Cuando asumió su puesto en 1982, Brown clasificó
inmediatamente a los ejecutivos contables de la compañía como “cerebros izquierdos”,
y a los creativos como “cerebros derechos”. Pero lo más importante fue que instó a cada
grupo a reconocer los puntos fuertes del otro y a tratar de trabajar más en colaboración
en los programas de publicidad.
Una de las razones por las que Brown decidiera insistir en una mayor cooperación
entre el personal del hemisferio izquierdo y el del hemisferio derecho fue que advirtió
que en la compañía “se estaban desperdiciando muchas buenas ideas”.
Incluso cuando uno tiene finalmente las habilidades necesarias para ser creativo, no
siempre hay una línea directa que conduzca a la idea o la solución creativa. Muchas
veces uno tiene que enfocar las cosas desde distintos ángulos, e incluso casi desde fuera
de la mente para alcanzar un nivel de creatividad aprovechable.
Y esto nos lleva a otra situación en que es útil valerse del Principio de la Maxi-
Mente. Primero entra usted en la Fase Uno con la práctica de la Relajación. Después en
la Fase Dos, empieza a ponerse en contacto con la materia prima o el tema en que quiere
mostrar su capacidad creativa. Y llegado a este punto, es probable que haya que
experimentar. En vez de lanzarse de cabeza a atacar el problema principal, quizá tenga
que esperar o dar marcha atrás por un tiempo.
He aquí como puede funcionar esto: si se enfrenta usted con un problema difícil en
el trabajo, puede empezar practicando la Relajación en Fase Uno. Después, váyase del
despacho y desentiéndase totalmente de los problemas de negocios que intenta resolver.
Al tomar distancia de esta manera, es más probable que su mente dé con el destello de
luz mental creativa que le dará la respuesta. Una probabilidad es que salga a correr un
rato, o que se dé un paseo mirando escaparates, o se llegue hasta su librería favorita a
hojear las novedades. O tómese un café con un colega mientras charlan de cualquier
cosa. Todas éstas son maneras de hacer que el problema que está reclamando su
creatividad desaparezca de su primer plano mental, y quizás eso sea precisamente lo que
le hace falta. Para que su hemisferio cerebral derecho tenga la libertad y el estímulo
necesario para chisporrotear de creatividad, quizá tenga usted que distraer al izquierdo,
no permitiéndole una concentración analítica en el tema que le preocupa.
Es probable que en última instancia, esta manera de abordar las cosas lo vuelva a
usted más creativo. También puede ser que le resulte muy difícil definir o cuantificar
exactamente los factores causantes de los adelantos que nota usted en su trabajo o en
otras ocupaciones. La razón de ello es también que su hemisferio derecho debe estar
íntegramente sumergido en el pensamiento creativo… y no podemos expresar
fácilmente con palabras las operaciones del hemisferio derecho.
FASE UNO
Paso 1: Escoja para concentrarse una palabra o frase corta que esté firmemente
arraigada en su sistema potencial de creencias. Como ya hemos visto, un cristiano
podría elegir las palabras iniciales del Salmo 23, “El Señor es mi Pastor”, un judío la
palabra “Shalom” y una persona no religiosa una palabra neutra como “uno” o “paz”.
Paso 6: Asuma una actitud pasiva y no se preocupe por si lo está haciendo bien.
Si se le ocurren otros pensamientos, dígase simplemente: “Ya está bien” y continúe con
la repetición.
Paso 7: Hágalo durante diez o veinte minutos.
FASE DOS
Pensar es, o debería ser, algo que refresca y calma, y nuestro pobre corazón, y nuestro
pobre cerebro, palpitan demasiado para eso.
CHARLES CHURCHILL
Epístola a William Hogart
Para cada hombre el mundo es tan nuevo como lo fue el primer día, y para quien tiene
ojos para verlas, está igualmente lleno de inéditas novedades.
El intelecto es a la emoción como la ropa es al cuerpo: mal podíamos llevar una vida
civilizada sin ropa, pero bien pobres seríamos si no tuviéramos más que ropa sin cuerpo.
Los libros no son en absoluto cosas muertas, sino que llevan en sí una potencia vital tan
activa como el alma de la cual nacieron; e incluso preservan como en una redoma el más puro y
eficaz extracto del viviente intelecto que los engendró.
No poco beneficio se deriva, cuando está uno a oscuras de la cama, de volver a repasar
en la imaginación los principales rasgos de las formas antes estudiadas, o de otras cosas valiosas
concebidas por ingeniosa especulación.
La prudencia te repudiara si tratas de indagar POR QUE las cosas son como son o de
donde vinieron, tu tarea es empezar por aprender LO QUE ES, y en la persecución del
conocimiento el intelecto puro hallará puro placer, y el único cimiento para una filosofía
conforme con la verdad.
Hay tres clases de intelecto: uno que comprende por sí mismo, otro que aprecia lo que
otros comprenden, y un tercero que no comprende ni por sí mismo ni cuando otros se lo
muestran, el primero es el más excelente, el segundo es bueno, el tercero es inútil.
MAQUIAVELO, El príncipe
Una cita, una palabra oída al azar en un lugar insólito, me pone sobre la pista del libro
destinado a operar en mí un avance intelectual.
Lo más bello que podemos experimentar es lo misterioso, fuente de todo arte y de toda
ciencia auténticos.
ALBERT EINSTEIN, Lo que creo
8
El lado espiritual
Por ejemplo, la palabra que le hemos estado animando a usar como foco de
concentración durante sus meditaciones debe estar arraigado en el Factor Fe, o en el
sistema personal de creencias que le sea a usted más caro. Con frecuencia, esta relación
con las creencias personales a menudo implica sus convicciones religiosas. Sea cual
fuere la fuente de la creencia, será muy útil tener algún tipo de convicción personal
profunda para conseguir el pleno efecto de la Fase Uno del Principio de la Maxi-Mente,
que, por cierto, requiere la inducción de la Relajación.
Sería fácil interpretar mal hacia dónde apunta nuestra tentativa de relacionar el
Principio de la Maxi-Mente con las cosas espirituales. Algo que con demasiada
frecuencia sucede cuando los defensores de la autoayuda y del control mental empiezan
a promover elocuentemente su causa es que, desde un punto de vista espiritual, se tome
el rábano por las hojas. Es decir, que de hecho es más fácil que esos esquemas
amenacen sustituir o desvirtuar las respuestas más tradicionales sobre el sentido de la
vida que a convertirse en un camino eficaz hacia ellas.
Ya desde el comienzo de la historia los seres humanos buscan sin cesar el sentido
de la vida y de la muerte. En la antigua Epopeya de Gilgamesh – que es el relato de la
búsqueda espiritual del rey de una importante ciudad sumeria, hace casi 4,600 años – el
protagonista Gilgamesh busca desesperadamente el significado de la vida. Su amigo
Enkidu ha muerto por una decisión arbitraria de los dioses, y Gilgamesh siente que debe
conocer el sentido de la muerte de su amigo.
Por mucho que lo intente, no puede resolver el enigma de la vida. Una y otra vez
le dicen que su búsqueda es infructuosa. La respuesta final – y devastadora- que recibe
es que no hay permanencia en el universo. Aunque informado ya de lo peor, Gilgamesh
es capaz de aceptar la indeseable noticia y de volver a la vida cotidiana con un
sentimiento de esperanza y de entrega a su diosa, Ishtar.
En los últimos años se han adelantado múltiples teorías sobre la forma en que el
lado espiritual de la vida humana puede estar relacionado con la estructura de nuestro
cerebro.
Otro punto de vista, con más orientación biológica, es el que propone el doctor
Arnold Mandell, especialista en química cerebral y profesor de psiquiatría en la
Universidad de California en San Diego. Según Mandell, es probable que haya un
mecanismo neuroquímico que puede explicar las experiencias espirituales y
trascendentales de la conciencia.
Otros han intentado integrar las operaciones del cerebro en categorías religiosas.
El doctor James B. Ashbrook, profesor de religión y personalidad en el Seminario
Evangélico y Teológico Garrett en Evanston, Illinois, cree que las inexplicables formas
de operación del cerebro –que él define como “mente” – conectan con el ámbito de los
significados trascendentes.
El hecho de que tales fenómenos mentales no puedan reducirse más allá de cierto
nivel a causa de las interacciones tremendamente complejas del cerebro no significa que
sus efectos no existan. De hecho, no sólo existen, sino que pueden dar como resultado
cambios mensurables, reproducibles y predecibles. Dicho de otra manera, satisfacen los
criterios básicos del estudio científico. Ese tipo de hechos que no admiten reducción
tampoco se dejan categorizar fácilmente en términos científicos, ni por ciertas
mentalidades de orientación científica. Como observó en una ocasión William James:
“Si algo hay que la historia humana demuestre, es la lentitud extrema con que las
mentalidades académicas y críticas ordinarias reconocen los hechos… que se presentan
como hechos inexplicables, sin encasillamiento ni calificación previa, o como hechos
que amenazan con desintegrar el sistema establecido”.
Por una parte, si los hechos espirituales, y entre ellos las funciones curativas,
tienen una dimensión cerebral y existen exclusivamente dentro de nuestra cabeza y de
nuestro cuerpo, los investigadores futuros quizá descubran capacidades humanas
insuficientemente utilizadas, y susceptibles de ser aprovechadas mediante diversos
tratamientos médicos y técnicas de autoayuda. Por otra parte, si resulta que nuestro
cerebro es un receptor de potencias, fuerzas y energías que existen fuera de nosotros, es
probable que jamás podamos llegar a hacer de ellas un análisis científico completo, pese
a lo cual aún se podría demostrar que esas fuerzas externas son totalmente reales,
poderosas y potencialmente benéficas para nosotros.
Por ejemplo, no creo que sea por accidente que muchos servicios religiosos de
hoy estén estructurados de tal manera que la primera parte de la sesión incluya música,
meditación, oración y liturgia. Después, la parte final del servicio consta habitualmente
de una proclamación que se concreta en un sermón, homilía o lectura. Y finalmente, en
algunos grupos, especialmente en aquellos con orientación evangélica, es probable que
el servicio religioso concluya con alguna forma de llamado a la acción.
Luego, a medida que los concurrentes se acercan a la última parte del servicio,
están preparados para oír el sermón, destinado a influir sobre su pensamiento y sus
acciones. En la primera parte del servicio se los ha preparado para esta exhortación y
esta experiencia de cambio, de mente y de vida. Finalmente, es probable que el ministro,
sacerdote o rabino concluya con un toque enérgico, que puede ser un llamado a la
decisión o a la acción. En este caso, el servicio religioso todo estará envuelto en la
proclamación de manera tal que constituya una poderosa aplicación del Principio de la
Maxi-Mente.
1. La oración meditativa puede reforzar la fe. Durante casi veinte años, Roberta
ha estado enferma del corazón. Ha sufrido una serie de ataques menores, registrando
incidentes de fallos cardíacos congestivos y ataques graves de angina pectoris. También
ha estado semanas enteras hospitalizada y en más de una ocasión debió faltar dos o tres
meses al trabajo a causa de sus problemas cardíacos.
-El hecho de sentirme activa, seguir viva y poder caminar diez o quince
manzanas sin cansancio ni dolores de pecho me confirman sin lugar a duda que lo que
me ha sostenido durante todos estos años ha sido mi fe en el Todopoderoso.
Otra de mis pacientes, Edna, era hipertensa. Iniciamos con ella un programa
consistente en la práctica de la Relajación mediante una oración significativa para ella:
“Señor, ten misericordia de mí”. Con frecuencia tras haber practicado la Relajación, leía
algún tema de naturaleza espiritual o se sometía de alguna otra manera a influencias
benéficas que reforzaban su fe.
En estos dos casos se produjo naturalmente un paso de la Fase Uno del Principio
de la Maxi-Mente –la práctica de la Relajación- a la Fase Dos. A ambas pacientes, la
Fase Dos las llevó a intensificar sus actividades religiosas normales, que incluían
lecturas de la Biblia, el estudio de temas espirituales y la concurrencia a diversos
servicios religiosos. Todas estas actividades espirituales favorecieron el cambio en su
actitud mental y, como resultado, la salud de estas mujeres mejoró, se profundizó su fe,
y su comprensión espiritual fue en aumento.
En uno de esos cursillos, todos los participantes llegaron el jueves por la noche
para permanecer hasta el domingo por la tarde. Excepción hecha de los miembros del
equipo que dirigían los ejercicios religiosos, nadie sabía exactamente lo que iba a
suceder.
Otro participante, un hombre que se había dejado absorber por los aspectos
administrativos de su condición religiosa, se dio cuenta, como resultado de las charlas y
de las experiencias de meditación, de que debería estar dedicando más tiempo a los
necesitados, y resolvió participar regularmente en un programa de ayuda a las gentes sin
hogar.
-Hubo ante todo una apertura lograda mediante los momentos de oración y
recogimiento. La mayoría de los presentes lograron un estado meditativo que sin duda
en muchos casos conllevaba la inducción de la Relajación. A veces, sentados en la
capilla a oscuras, alternábamos el recitado litúrgico con la contemplación de los cirios
encendidos y la ofrenda de nuestras plegarias y meditaciones.
“Con frecuencia, las experiencias más intensas de este tipo tenían lugar por la
noche, antes de acostarnos. Las instrucciones que tenían los participantes eran que
inmediatamente después del servicio no debían hablar con nadie, sino más bien irse
directamente a sus habitaciones y ponerse a leer y meditar sobre las actividades del día,
o bien acostarse. Muchos de ellos se pasaban algún tiempo leyendo y reflexionando y,
como es natural, esta es una actividad que corresponde exactamente a la Fase Dos del
Principio de la Maxi-Mente. Dicho de otra manera, esa gente ya estaba mentalmente
abierta y, por ende, era más susceptible a recibir nuevas influencias y a cambiar como
resultado de sus reflexiones, lecturas y estudios.
Además, también durante el día era frecuente que las experiencias de meditación
fueran seguidas por conferencias, charlas y otras proclamaciones. Para decirlo en
términos más científicos, la actividad meditativa del hemisferio derecho durante la Fase
Uno iba seguida por la actividad analítica y de orientación verbal del hemisferio
izquierdo, característica de la Fase Dos.
LA ZONA DE PELIGRO
Así como el Principio de la Maxi-Mente puede ser usado de manera positiva para
favorecer la evolución espiritual de una persona, también se puede emplear de una
manera que se puede llamar demoníaca.
Piense el lector en las técnicas usadas en varios cultos que durante las últimas
décadas han sido objeto de amplia publicidad. Se trata de grupos que hacen que sus
adeptos mediten o realicen alguna repetitiva, que puede ser una salmodia incesante o un
movimiento de danza simple y rítmica. En muchos casos, a los nuevos miembros se les
da poco tiempo para reflexionar sobre lo que está sucediéndoles. Por lo común, a las
personas a quienes se está introduciendo en el culto se las hace acompañar por uno de
los guías o instructores, que las bombardean con informaciones y conceptos destinados
a cambiar sus creencias y a crearles nuevos compromisos.
Muchas personas se han asombrado de que hayan sido tantos los que se dejaron
arrastrar a la práctica del culto de Jonestown, la comuna fundada por el reverendo Jim
Jones, en Guyana hace casi diez años. Como se recordará el 18 de noviembre de 1978 el
senador estadounidense Leo Ryan y otros cuatro investigadores fueron muertos a
balazos en la pista de aterrizaje de emergencia de Jonestown, y 911 fieles seguidores del
reverendo Jones murieron en la selva, algunos de ellos bebiendo, a instancias de Jones,
una bebida adicionada con cianuro, y los que se resistieron cayeron también bajo las
balas de sus compañeros.
Creo que es esencial que técnicas tan poderosas estén controladas por el
individuo bajo la dirección del guía mental máximo que él – o ella - haya escogido.
Además, el individuo ha de sentirse a gusto con la ideología del programa ya antes de
iniciarse en su práctica.
Por esta razón debo insistir en lo absolutamente esencial que es, especialmente
cuando empieza uno a enfrentarse con cuestiones tocantes a la realidad fundamental y a
la espiritualidad, encontrar un guía responsable que lo oriente en el transcurso de las
transformaciones interiores que sin duda experimentará. Los cultos son especialmente
peligrosos porque no han pasado por la prueba del tiempo ni han demostrado que son
benéficos para sus seguidores. Por esta razón soy inflexible en lo que se refiere a la
importancia de buscar apoyo en una fe antigua cuya seguridad haya sido demostrada, y
que lleve siglos, e incluso milenios, difundiendo enseñanzas altruistas.
Pero en esto hay también un peligro. Cuando uno ha pasado por una intensa
transformación interior, es natural que dé por sentado que ha encontrado el único
camino verdadero. También esta creencia puede ser no solo algo positivo, sino también
una parte esencial de un impulso y de una motivación que por primera vez emergen
desde nuestro interior. Pero lo que puede empezar a causar problemas es el paso
siguiente. La intensidad de su experiencia puede hacer que uno se ciegue al hecho de
que también otras personas, provenientes de otras tradiciones o sistemas de creencias,
pueden haber pasado por experiencias similares e igualmente conmovedoras, a las
cuales se les ha de otorgar el mismo respeto que espera uno para la suya. Y esas
personas pueden estar tan convencidas como usted del valor único de sus intuiciones y
vivencias.
FASE UNO
Paso 1: Concéntrese en una palabra o una frase que esté firmemente arraigada en
su sistema personal de creencias. Como ya hemos visto, un cristiano podría elegir las
palabras iniciales del Salmo 23, “El Señor es mi pastor”, un judío la palabra “Shalom”,
una persona que no sea religiosa algo neutro, como “uno” o “paz”.
Paso 6: Adopte una actitud pasiva. No se preocupe por lo bien que lo esté
haciendo. Cuando se le ocurran otros pensamientos, limítese a decirse “Ya esta bien” y
vuelva a iniciar la repetición.
Paso 7: Siga así durante diez o veinte minutos,
FASE DOS
Lo mismo que sucede con cualquier consideración de orden espiritual, con éstas
usted está usted abordando los problemas más importantes que puede afrontar un
hombre, como son sus valores morales básicos y su visión del mundo. No olvide que es
un campo por donde ha de moverse con la sensibilidad adecuada.
9
En otros capítulos de este libro hemos visto cómo las células del cerebro se
comunican o conectan entre sí por medio de sustancias químicas a las que se conoce
como neurotransmisores. Allí donde se usan reiteradamente las conexiones cerebrales
terminan por establecerse vías o instalaciones permanentes. Estas conexiones contienen
nuestros recuerdos, de hecho, son nuestros recuerdos.
Las conexiones entre las células cerebrales pueden recordar un dolor de cabeza y
también pueden recordar lo que es sentirse bien. Son capaces, además de recordar el
alivio que se produce naturalmente o por obra de una medicación, y esta capacidad,
especialmente, ofrece un gran potencial curativo para el tratamiento médico.
Por ejemplo, la morfina es una droga que alivia el dolor y produce una sensación
de euforia… y lo mismo hacen las endorfinas, como se llama a los neurotransmisores
que actúan en forma semejante a la morfina. Últimamente hemos aprendido que correr y
otras actividades naturales pueden liberar endorfinas y, sin la intervención de ningún
fármaco, producir un efecto semejante al de la morfina.
¿Cómo podemos alcanzar un resultado así? Creo que mediante el uso del
Principio de la Maxi-Mente podríamos aprender a poner en funcionamiento esos
elementos químicos internos. Es decir que es bien posible que interiormente contemos
con la posibilidad de aliviar el dolor y de aumentar de otras maneras nuestro bienestar
sin recurrir a ninguna droga.
Preveo también una aplicación mucho más amplia del Principio de la Maxi-
Mente en la instrucción atlética, educacional y religiosa, y este es un movimiento que en
los Estados Unidos se está produciendo ya en muchas escuelas y en instituciones
dedicadas a la práctica del atletismo.
Como ejercicio final, le sugiero que termine con una aplicación práctica del
Principio de la Maxi-Mente. Para afirmar bien estos conceptos y técnicas, de modo que
en el futuro pueda recurrir a ellos para cambiar su vida, podría empezar por ponerse en
contacto con un guía mental máximo, y luego entrar en la Fase Uno practicando la
Relajación.
Entre después en la Fase Dos, volviendo a echar una mirada al libro y releyendo
las secciones que más le interesen. Al hacerlo, tenga en cuenta los mensajes que ha
recibido y decida qué cambios necesita introducir en su vida en un futuro inmediato.
Espero fervientemente que este libro no solo haya sido en su vida una pausa agradable
dedicada a la lectura, sino que funcione también como una puerta abierta que le indique
el camino hacia las importantes transformaciones personales que usted desea.
Lo que ahora suceda será cosa suya. Tiene una opción: su Maxi-Mente, para
emplearla con todas sus maravillosas posibilidades.
FIN