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LA CÁMARA DE REFLEXIONES.

Título original: Le cabinet de reflexion. 3-12-2008.


Reproducido con autorización de Propos maconniques(Over blog.com) www.troispoints.info/

La Cámara de reflexión ¿es solo un montaje teatral?, ¿existe una real iniciación masónica?.

Toda la iniciación masónica comienza en la cámara de reflexión, lo que corresponde a


una parte de los ritos iniciáticos practicados en todos los tiempos y en todo lugar. En efecto,
el aislamiento del neófito en una choza o una cueva se ha practicado desde tiempos
inmemoriales.

En  la separación del neófito de su familia se figura, por su aislamiento en un recinto


cerrado, la muerte, un descanso en preparación para un cambio importante, como una
crisálida en su capullo. La cámara de reflexión, en esencia, es lo moderno y adaptado a
nuestras antiguas costumbres de la cabaña antigua.

El no iniciado vive en el miedo: miedo a la muerte, expresando el temor de vivir, miedo


al futuro, al cambio, otros, etc ... Estos temores se derivan de uno principal: el miedo de sí
mismo. Ante la necesidad de la introspección, se echó hacia atrás. Él sabe que tiene que
poner orden en su ego. Luego demanda la admisión en una sociedad iniciática que le
propone una pedagogía basada en la introspección dirigida. 

La cámara de reflexión  se inscribe en el programa de esta pedagogía. El postulante


encuentra la solicitud, la soledad, la oscuridad, el silencio, la inmovilidad y el frío a veces.
Estas condiciones resaltan el enfrentamiento consigo mismo y generalmente esa
confrontación es difícil para el profano. El pasaje por la cámara impone la reflexión de su vida
y hacer frente a su miedo mediante la estimulación de su propio temor. La compañía
silenciosa del cráneo le muestra el pasado y su propio futuro: Fue un hombre, seré como él.

En la cámara de reflexión, el candidato deberá responder por escrito a las preguntas y


redactar su testamento moral y filosófico. El número y la redacción de las preguntas han
variado con el tiempo. En la actualidad, estas cuestiones se refieren a los deberes del
hombre hacia sí mismo, su familia, su país, la humanidad. En la masonería liberal, la
cuestión de los deberes hacia Dios ha sido abolida hace ya mucho tiempo.
  Las preguntas rituales presentadas a Proudhon el 8 de enero de 1847 en la logia de
Besancon fueron:

¿Qué debe el hombre a sus semejantes? Respuesta: Justicia para todos los hombres.

¿Qué debe un hombre a su país? Respuesta: La devoción. 

¿Qué debe el hombre a Dios? Respuesta: La guerra.

Al estar ya mejor informado de la masonería, Proudhon escribió:

 "El Dios de la Masonería no es ni Sustancia ni Causa, ni Alma ni Mónada, ni Creador ni


Padre ni Verbo, ni Amor ni Paráclito, ni Redentor ni Satanás, ni nada que corresponda a un
concepto trascendental: toda la  metafísica está pues, descartada. Es la personificación del
equilibrio universal: Dios es  arquitecto: tiene  el nivel, la escuadra, y  un mazo; todos los
instrumentos de trabajo y de medición. En el orden moral, El es la Justicia. Y esa es toda la
teología masónica.

La redacción del testamento moral y filosófico permite al candidato hacer un balance de


sí mismo y de lo que él considera esencial. Cualquiera que sea la calidad de lo que escribe,
esto es crucial en el proceso de iniciación masónica. Al salir de la cámara, el candidato será
considerado como uno que ha superado la prueba de la tierra. Todos  pretenderán creerlo y
el resto de la ceremonia de iniciación continuará como si el candidato hubiera sido
transformado por este evento.

"Aquí, todo es simbólico". Este "como si" es falso solo si se niega a jugar el juego
correctamente. Se halla atrapado en el juego, es decir, sin saber si juega, o no queriéndolo
admitir; es muy peligroso porque el comportamiento casi deriva hacia la esquizofrenia.

Así que adiós a la iluminación, no todo es una ilusión. Este "como si" es la verdad y la
clave para una pedagogía que ha demostrado ser de larga vida con sencillez y con toda
humildad, por lo que es y nada más. Solamente de allí podrá surgir tal vez la iluminación a
partir de entonces.

¿Cómo se puede afirmar seriamente que las pruebas rituales realmente transforman,
de inmediato o a plazo, a quienes las sufren?

La Cámara de reflexión es un montaje teatral. Sugiere lo que realmente puede ser.


Este pequeño cubículo, en el mejor de los casos este rincón de la cueva, decorado con
figuras simbólicas es bastante absurdo en relación con las pretensiones proclamadas por el
ritual. Y precisamente ahí reside su sentido esencial.

Cerrar los ojos sobre los aspectos de farsa, son el producto de una actitud  "intolerante"
contra el ritual. Abrir nuestros ojos a lo patético "para penetrar en su significado”, es el
camino hacia la revelación.

Normalmente esto no es simple,implica una reconsideración de los reflejos mentales


adquiridos. ¿Cómo tomar en serio lo que no es aparente y cómo no tomar en serio lo que
parece serlo? Así es que mucha gente no puede responder a estas preguntas.

Sin embargo, estas preguntas siguen sin respuesta en el contexto de una semántica
específica. Cambiar el contexto, poner nuevos puntos de referencia las enfrentarán aún más.

Los rituales y la francmasonería repiten que están en la búsqueda de la verdad, mas sin
definirla. Los Mandarines de la intelectualidad masónica,  han decretado que esta verdad es
inalcanzable, lo que niega formalmente las experiencias vividas por los sabios y los santos
de todos los tiempos.

Con esta afirmación de las autoridades oficiales de la Orden, algunos masones estarán
a la búsqueda de una verdad  inaccesible y para ellos sin contenido, lo que indiscutiblemente
les da una seguridad. Y está muy bien así, porque desafortunadamente la verdad es
incurablemente sacrílega: inquieta más bien que hace daño.

Decir que en masonería no hay iniciación real ni proceso iniciático auténtico sino
solamente un incentivo, es subversivo para muchos y por demás inaceptable. Sin embargo,
la historia está ahí, recordando brutalmente la vía de la experiencia humana desde sus
orígenes.

No es un sacrilegio decir qué es la verdad iniciática y a que responde, su propósito, ni


tampoco abordar la  espiritualidad que se deriva de un proceso que conduce a la iniciación. Y
no es una blasfemia señalar que es de este proceso iniciático que nacieron los dioses y las
religiones y que el cristianismo mismo se basa en las mitologías que le precedieron.

Estas religiones de forma explícita, a veces con torpeza,  revelaron la experiencia


psíquica fortuita sufrida por el homo sapiens  y que luego voluntariamente renovadas, se
había convertido en la iniciación.

A través de su conciencia considerablemente ampliada, el hombre ha encontrado la


comprensión de su universo propio y calma un poco la ansiedad que se apoderó de él ante
las fuerzas incontrolables de la naturaleza. Lo hizo rápidamente en una sociedad que tenía
una  elite privilegiada: los iniciados. Así se establece la tradición  iniciática,  vehículo que
condiciona el desarrollo completo de la persona que es, como tal, el destino de la especie

Esta es la vocación de la Orden Masónica, portadora de símbolos fundamentales que


expresan los deseos y esperanzas del hombre, puesto que este se ha demostrado a si
mismo ser una persona. Cada uno de nosotros es el único artesano de su posible evolución y
ninguna ayuda se podrá esperar desde el exterior.

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