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ACTAS PROVISIONALES
Recordó que cada uno de los avances logrados en el marco del acuerdo debe
entenderse como un triunfo de la concertación. También es bueno recordar que
cada avance es una derrota para aquellos que lo único que quieren es radicalizar
el problema. Declaró que su Gobierno y la OIT creen en el diálogo, entienden el
acuerdo y el espacio que éste representa, como un mecanismo que permite
identificar diferencias y construir soluciones, construir democracia y construir
desarrollo. Consideró que el tripartismo es una alternativa real y concreta por la
que hay que apostar.
En relación con la seguridad, indicó que en Colombia no se puede decir que haya
existido o que exista una política focalizada y dirigida a exterminar el movimiento
sindical colombiano. Lo que había era un problema generalizado de violencia al
que se ha hecho frente en el marco del programa de seguridad democrática. El
año pasado, cinco años después de implementar el programa, las 32.000 muertes
violentas del año 2002 bajaron a 17.198, y los 196 asesinatos de personas
vinculadas al movimiento sindical, se redujeron a 26, lo que representa una
disminución del 86 por ciento. Este número, reiteró, sigue siendo muy alto, con la
inmensa preocupación de que en los primeros meses de este año, se ha elevado
el número de muertes en comparación con los mismos meses del año pasado.
El segundo tema que abordó, objetivo prioritario del Acuerdo Tripartito, es la lucha
contra la impunidad y los avances que en este tema se han dado. Recordó que la
Fiscalía General de la Nación creó una unidad especial dedicada, única y
exclusivamente, a investigar los crímenes perpetrados contra alguna de las
personas vinculadas con el movimiento sindical. Esta unidad, que inicialmente fue
transitoria, se convirtió el año pasado en una unidad permanente dentro de la
Fiscalía. Esta unidad especial, se vio reforzada el año pasado, cuando en esta
misma asamblea de la OIT, se identificó como una necesidad importante la
promoción de la creación de algunos juzgados especiales de descongestión,
dedicados única y exclusivamente a juzgar los delitos mencionados. Como
resultado de lo anterior, los magistrados crearon tres juzgados especiales de
descongestión, que han permitido acelerar los resultados frente a la impunidad,
como son: 44 sentencias condenatorias en 2007 y 11, en 2008, para un total de
103 sentencias durante este gobierno. Esta cifra, que para muchos será pequeña,
debe ser contrastada con las 2 sentencias pronunciadas en los cinco años
comprendidos entre 1996 y 2001, mientras que el último año y medio, se han
pronunciado 55 sentencias; 177 personas han sido condenadas, de las cuales 117
están en la cárcel; y, de acuerdo con los jueces, rama independiente del poder
público colombiano, 20 de las 105 sentencias acumuladas están relacionadas con
la actividad sindical.
El otro proyecto, que debe estar próximo a su aprobación por el Congreso, tiene
que ver con las cooperativas de trabajo asociado. Sólo algunas de estas
cooperativas vienen abusando, ante la falta de claridad en alguna de las normas
legales, del sistema cooperativo. Este proyecto de ley, desarrollado conjuntamente
con las asociaciones de cooperativas, fue presentado por iniciativa del Gobierno.
Consideró que bajo ningún punto de vista se debe condenar el cooperativismo
como alternativa de desarrollo.
La Misión de Alto Nivel, que visitó Colombia en nombre del Director de la OIT, Sr.
Juan Somavia, y bajo la orientación del Sr. Kari Tapiola y su equipo, permitió
sentar las líneas de base para promover la identificación de una agenda tripartita,
que ha comenzado a trabajarse en el seno de la Comisión de Concertación de
Política Salarial y Laboral. Temas como el trabajo decente, la justicia laboral y el
ejercicio de la libertad sindical, forman parte de la agenda tripartita. El
representante gubernamental reiteró la voluntad de su Gobierno de avanzar.
Aunque deben reconocerse los esfuerzos que realiza el Gobierno para mejorar la
situación, el nivel de violencia todavía es demasiado elevado y el asesinato de
sindicalistas resulta muy preocupante. Sin embargo, la voluntad de los
interlocutores sociales de cooperar para establecer mecanismos para una
implementación eficaz del Acuerdo Tripartito por el Derecho de Asociación y la
Democracia en Colombia resulta esperanzadora. También deberían acogerse con
beneplácito las medidas adoptadas hasta ahora por el Gobierno de Colombia para
luchar contra la impunidad. Sin embargo, debe hacerse hincapié una vez más en
la recomendación de la Misión de Alto Nivel, ya que deben examinarse todos los
casos de violencia contra sindicalistas y evitar nuevos retrasos. Por consiguiente,
instó encarecidamente al Gobierno a acelerar la lucha contra la elevada tasa de
impunidad.
No se puede desconocer que, como fruto del Acuerdo Tripartito, se constituyó una
unidad especial de la Fiscalía para luchar contra la impunidad (que es la mejor
aliada de quienes asesinan a sindicalistas), que permitió que se fueran obteniendo
algunos resultados, a pesar del largo camino que queda por recorrer. Al mismo
tiempo, cabe expresar con suma preocupación que, en lo que va de este año
2008, la cifra de 26 sindicalistas fallecidos en cinco meses, es demasiado alta para
tan escaso lapso de tiempo. Es por ello que solicitan al Gobierno la adopción de
medidas que pongan freno a tal genocidio.
Hay que tener en cuenta, con carácter de urgencia, que una contribución
determinante para desalentar las agresiones al sindicalismo está dada por la
eliminación de las conductas antisindicales por parte del Gobierno y de los
empleadores, creándose unas condiciones que conduzcan a que la clase
trabajadora se pueda organizar libremente sin temor a la pérdida de vidas o de
empleo. Tampoco hay que olvidar que en muchos países el sindicalismo ha venido
desempeñando un papel determinante en la lucha contra regímenes dictatoriales y
que el retorno a la democracia se debió al sacrificio, a la entrega y al altruismo de
miles de compañeros que, desde las filas de los sindicatos, no dudaron en
ofrendar hasta su propia vida para que la democracia tuviera su espacio. Si bien el
orador hizo un llamamiento al Gobierno y a los empleadores de Colombia hacia
una apuesta por la libertad, la paz y la democracia, con una reafirmación de lo que
representa la OIT como escenario fundamental y punto de encuentro, señaló que
también ha de tenerse en cuenta que los conflictos se solucionan en la medida en
que haya en el país una voluntad política de los distintos actores. La mejor manera
de desalentar a los enemigos del sindicalismo es propiciando un verdadero clima
de libertad sindical y un acceso a la negociación colectiva e impidiendo que los
contratos basura sean el común denominador en la contratación de trabajadores.
Por último, al resaltar que una democracia sin sindicatos es una caricatura de
democracia, el orador manifestó que las bajas tasas de sindicalización, la
disminución del número de trabajadores cubiertos por la negociación colectiva, la
muerte de sindicalistas, la negativa del Ministerio de reconocer a las nuevas
organizaciones, el aumento de la informalidad, el empobrecimiento de los
campesinos, el trabajo de más de dos millones de niños, el desplazamiento
forzado, el desempleo y la exclusión social, constituyen el detonante de una
bomba social que aún se está a tiempo de contener.
La Misión de Alto Nivel de noviembre de 2007, reiteró que para que «cualquier
acuerdo tripartito funcione de manera eficaz, es necesario que todas las partes en
el mismo mantengan su compromiso con respecto a su aplicación, por muy
diferentes que sean sus puntos de vista sobre temas específicos». Esto implica
que las partes reconozcan que la base de las discusiones debe ser las normas
internacionales del trabajo y las recomendaciones de los órganos de control. Es de
destacar el informe de la Misión, que insiste en «la importancia de un diálogo
constante y una supervisión permanente de la aplicación del Acuerdo Tripartito»,
para organizar e impulsar un diálogo social útil y efectivo.
Su Gobierno acogió con beneplácito que, en 2006, Colombia crease una unidad
especial de la Fiscalía General encargada de investigar los actos violentos contra
sindicalistas e iniciar procedimientos al respecto. Instó al Gobierno a incrementar
sus esfuerzos para acabar con estos actos de violencia. Concluyó diciendo que su
Gobierno se compromete a apoyar a Colombia en el fortalecimiento de su
legislación del trabajo, para ayudar a los trabajadores y promover un diálogo
abierto entre los interlocutores sociales.
Por último, el orador señaló que el Acuerdo Tripartito debe ir más allá, dada la
crisis social que se vive en Colombia y con tal objetivo, debe reforzarse la
representación permanente de la OIT en Bogotá, para así construir la conclusión
de un pacto social que regule empleos decentes con contratación directa entre
trabajadores y empleadores, y que elimine la intermediación y todas las formas
que disfrazan la relación de trabajo, todo lo cual deberá generar el libre ejercicio
de la sindicalización.
Durante los últimos diez años, Australia ha sido testigo del intento de su anterior
Gobierno de socavar la función de los sindicatos y de vaciar de contenido las
disposiciones relativas a la negociación colectiva, tanto en la legislación como en
el discurso público. El anterior Gobierno también había utilizado un lenguaje
peyorativo para dar a entender que los líderes sindicales no eran representativos,
actuaban en interés propio o incluso eran «antiaustralianos ». Los sindicatos y los
trabajadores habían sufrido un duro revés en este ambiente en el que cada vez se
hacía más difícil hacer valer los derechos en el lugar de trabajo y emprender
acciones colectivas, incluidas las negociaciones con los empleadores y la gestión
de los conflictos laborales. Esta situación, sin embargo, no era nada en
comparación con lo que viene sucediendo en Colombia en los últimos años, en los
que la atribución de la etiqueta de «terroristas» a los sindicalistas contribuyó
directamente a crear un ambiente de amenazas y violencia.
Otro problema, añadió, era la ausencia de un sistema fiable para recopilar las
estadísticas laborales. En lo que respecta a la negociación colectiva, faltan datos
fidedignos sobre el número de convenios colectivos, el tipo de convenio, el tipo de
empresa, la índole del sindicato y la duración del convenio. A consecuencia de la
poca prioridad que se concede a la administración del trabajo, los sistemas
administrativos y de recopilación de datos son muy precarios. Es preciso
fortalecerlos, dado que es difícil construir un sistema sólido de relaciones laborales
si no se presta atención a las realidades existentes y no se dispone de medios
para medir los cambios o los avances, aun cuando exista la voluntad de facilitar
mejoras. Es necesario garantizar el derecho a la negociación colectiva en toda la
administración pública y acabar con las «cooperativas de trabajo asociado», que
esencialmente proveen fuerza laboral desprotegida bajo contratos de servicios.
Estas cooperativas niegan a los trabajadores sus derechos laborales y su derecho
de sindicación. La libertad de sindicación de todos los trabajadores, tanto del
sector público como del sector privado, constituye la base de cualquier sistema
maduro y eficaz de relaciones laborales; el Gobierno tiene la responsabilidad de
dar aplicación al Convenio núm. 87 y de crear el marco legislativo y político para
desarrollar verdaderas relaciones laborales.
Afirmó que el Gobierno sigue sin cumplir de manera clara y crónica con los
convenios que ha ratificado. Además, ha tratado las preocupaciones de los
interlocutores sociales con intolerancia y total indiferencia. Recordó que, de
acuerdo con la jurisprudencia del Comité de Libertad Sindical, la libertad sindical
sólo puede llevarse a cabo si los derechos humanos fundamentales, y en
particular aquellos relacionados con la vida del ser humano y con la seguridad de
la persona, son plenamente respetados y garantizados. Concluyó instando a que
las conclusiones del presente caso sean incluidas en un párrafo especial.
El Comité de Libertad Sindical sostiene que los casos conocidos en relación con
Colombia se refieren no sólo a amenazas, secuestros o asesinatos, sino también a
despidos masivos antisindicales, injerencias indebidas en la autonomía de los
sindicatos, declaración de ilegalidad de huelgas e incumplimiento de convenios
colectivos, incluida la negativa a negociar colectivamente. La responsabilidad
exclusiva de esta crítica situación recae sobre el Gobierno y los empresarios
colombianos, que no acatan ni ponen en práctica las recomendaciones del Comité
de Libertad Sindical para velar por la efectiva aplicación de los Convenios. Hay
que actuar con premura para evitar que la situación se extienda a otros países de
América Latina, donde soplan nuevos vientos, y hay gobiernos comprometidos con
la erradicación del hambre, la pobreza y la desocupación.
El miembro trabajador del Reino Unido señaló que, a pesar de lamentar los
2.669 asesinatos de colegas sindicalistas, el contexto de esta discusión no puede
limitarse a la cuestión de la violencia. Los órganos de control de la OIT han
demostrado que, aunque no existiese violencia en Colombia, el Gobierno de este
país seguiría siendo el más antisindical y proempleador de América Latina. La
violencia debatida no repercute en el hecho de que el Gobierno no ponga de
conformidad con el Convenio la legislación que limita el registro sindical y la
negociación colectiva, o su promoción de los pactos colectivos. La violencia se ha
convertido en una cortina de humo para el programa neoliberal del Gobierno y su
desprecio por el diálogo social. Pero el Estado es también directa e indirectamente
cómplice de violencia antisindical.
Estuvo totalmente de acuerdo con el Gobierno del Reino Unido respecto a que el
hecho de que ciertas personas pertenecientes al Gobierno Colombiano
desprestigien a sindicalistas realizando anuncios públicos en los que se les acusa
de ser terroristas, constituye un incumplimiento flagrante del Convenio. Señaló que
estas declaraciones son una invitación a que los paramilitares pongan en su punto
de mira a los acusados. Algunos de los 26 sindicalistas asesinados este año —
entre los que se cuentan siete maestros sindicalistas —, lo fueron como
consecuencia de la manifestación por la paz que tuvo lugar el 6 de febrero,
después de la cual José Obdulio Gaviria, asistente del Presidente Uribe, señaló
que las protestas previstas para marzo habían sido convocadas por las FARC. La
falsedad de esta aseveración se puso de manifiesto por el hecho de que en las
manifestaciones, que fueron apoyadas por los sindicatos, el Partido Liberal y el
Polo Democrático, se condenó toda la violencia y se pidió la liberación de los
rehenes en poder de las FARC.
El orador indicó que los modestos progresos realizados para acabar con la aún
enorme impunidad son especialmente el resultado de la presión internacional y
también de la labor de la Comisión. Aunque los progresos son escasos y consisten
en muchos casos en la condena de ciertos acusados en ausencia, pero nunca de
los verdaderos autores intelectuales de los delitos, ponen de relieve la necesidad
de un fortalecimiento y de una mayor independencia del poder judicial. Señaló que
se debe continuar ejerciendo presión y seguir examinando regularmente este
caso. Declaró que unas relaciones laborales maduras basadas en leyes que estén
de conformidad con las normas de la OIT, no sólo son positivas en sí mismas, sino
que también demuestran que las diferencias de intereses pueden resolverse a
través de negociaciones pacíficas. Solicitó que en las conclusiones de este caso,
se incluyera la reiteración de la solicitud de que el Gobierno deje de desprestigiar
públicamente a los sindicalistas, así como de un compromiso para reforzar el
apoyo de la Oficina de la OIT en Bogotá al diálogo social, las relaciones laborales
maduras y la lucha contra la impunidad.
Otros avances considerables son la reunión periódica llevada a cabo entre los
trabajadores, los empleadores y el Gobierno en el marco de la Comisión Nacional
de Concertación de Políticas laborales y salariales y el programa desarrollado con
los jueces y fiscales.
Todo esto demuestra que el Acuerdo Tripartito es dinámico, y que tiene aún
mayores posibilidades de desarrollo y acción. Subrayó la participación activa de la
Oficina del Representante especial de la OIT en las actividades mencionadas.
Señaló en particular que de las 105 sentencias pronunciadas por las autoridades
judiciales, en virtud de las cuales hay actualmente 177 condenados, según las
estadísticas mencionadas, se ha comprobado que en 20 casos, el motivo detrás
de los actos violentos era la violencia antisindical; un caso se debió a un
accidente; un a las actividades políticas de la víctima, uno al narcotráfico, cinco a
factores diversos, 14 por hurto; en uno se responsabilizó a los escuadrones
urbanos, en dos, los motivos fueron la colaboración de las víctimas con los
paramilitares, en 27 por la colaboración con la guerrilla, en uno por sus nexos
militares, en nueve por motivos personales, en 14 por motivos que no pudieron ser
dilucidados y en dos por violencia de las FARC.
Por otra parte, si bien admitió un aumento reciente de la violencia, estimó que la
justicia responde y que las instituciones del Estado funcionan. En este sentido,
afirmó que en virtud de la política de seguridad democrática se han iniciado
acciones contra la guerrilla y contra los paramilitares. Catorce jefes paramilitares
que se acogieron a la Ley de Justicia y Paz, fueron extraditados a los Estados
Unidos por no cumplir con las disposiciones previstas en la mencionada ley.
Además, recientemente se han efectuado golpes certeros a la guerrilla, lo que les
permite aumentar el desarrollo de sus actividades como empleadores.
El orador puso de relieve la amplia participación de la oposición en la actividad
política colombiana. En este sentido, varias gobernaciones y departamentos están
a cargo de representantes de la oposición y de miembros del movimiento sindical.
Estos también cuentan con bancas en el Congreso.
Indicó que una noción convencional que promueven el Gobierno y los defensores
del Tratado de Libre Comercio entre Colombia y Estados Unidos es que los
recursos financieros empleados para combatir la violencia antisindical y la
impunidad han producido resultados y han conducido a un descenso de los
asesinatos entre 2006 y 2007.
El orador indicó que el Gobierno había hecho hincapié en las 80 condenas que se
habían pronunciado desde 2001, pero cabe señalar que existe un retraso en el
examen de los más de 2.200 casos de asesinatos de sindicalistas producidos
desde 1991. Asimismo, las condenas pronunciadas hasta ahora, sólo conciernen a
59 casos, y sólo 22, a los más de 400 asesinatos de activistas sindicales que se
han producido desde que la actual administración entró en funciones. De estas 22,
18 se encuentran aún en los juzgados pendientes de apelación o anulación. De los
187 casos prioritarios acordados por el Gobierno y el movimiento sindical en 2006,
menos de 10 han desembocado en condenas completas y definitivas. A este paso,
serían necesarios 36 años para superar la impunidad en lo que respecta a estos
casos. Según la Fiscalía General, el 45 por ciento de las personas condenadas no
estaban ni siquiera detenidas. Por último, señaló que, aunque se invierta mucho
dinero para el personal de la Fiscalía y los guardaespaldas, los asesinatos
continuarán si no existe la voluntad política y la capacidad judicial de erradicar la
impunidad.
El orador señaló que su Gobierno cuenta con el apoyo del 86 por ciento de la
población y se refirió al hecho de que cada mes y medio el Presidente de la
República se reúne con los trabajadores y empleadores y con los representantes
de la OIT en el país para analizar los planteamientos de la OIT. El representante
gubernamental preguntó cuántos de los representantes de los trabajadores aquí
presentes tienen la oportunidad de reunirse con el Presidente de su país cada mes
y medio. Insistió en que el sistema judicial funciona, prueba de ello la autonomía
de la justicia en el caso de los congresistas que han sido detenidos.
Por último, la Comisión de Expertos deberá solicitar al Gobierno que cumpla con
los plazos establecidos de envío de memorias y presentarlas tal y como exige el
Consejo de Administración. Durante el examen de la aplicación del Convenio, la
Comisión de Expertos deberá tener en cuenta las observaciones que las
organizaciones sindicales colombianas envían sistemáticamente.
CONCLUSIONES
La Comisión subrayó una vez más la importancia del diálogo social amplio y
significativo para alcanzar una solución sostenible para estas graves
cuestiones. La Comisión consideró que el fortalecimiento de la
representación de la OIT en Colombia es necesario para facilitar una efectiva
implementación del Acuerdo Tripartito. La Comisión pidió al Gobierno que
envíe una memoria detallada, en consulta con los interlocutores sociales,
sobre todas las cuestiones mencionadas para que sea examinada en la
próxima reunión de la Comisión de Expertos.