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CUENTO MOTOR: LA LIEBRE Y LA TORTUGA

En el campo vivían una liebre y una tortuga. La liebre era muy veloz (correr muy rápido en el
lugar) y se pasaba el día correteando de aquí para allá (correr por todo el lugar), mientras que
la tortuga caminaba siempre con aspecto cansado (caminar con los brazos caidos y la cabeza y
muy despacio), pues no en vano tenía que soportar el peso de su gran caparazón (caminar con
la espalda inclinada como si estuvieran llevando un caparazón).

- ¡Eh!, tortuga, ¡no corras tanto! Decía la liebre riéndose (se ríen a carcajadas) de la
tortuga. Tanto se rio que hasta el estómago le dolió (frotarse la panza en círculos).

Un día muy soleado y caluroso (sacudir las manos dándose aire) a la tortuga se le ocurrió
hacerle una inusual apuesta a la liebre:
- Tú serás veloz como el viento(correr rápidamente por todo el espacio), pero te
aseguro que soy capaz de ganarte una carrera. Le dijo con una gran sonrisa la tortuga
(Sonreír mostrando todos los dientes)
- ¡Ja, ja, ja (reírse) ¡Ay que me parto de risa! (Colocarse en el suelo, panza arriba
riéndose) ¡Pero si hasta una babosa (deslizarse en el suelo como una babosa) es más
rápida que tú! Contestó la liebre burlándose de la pobre tortuga.
- Si tan segura estás- insistió la tortuga- ¿Por qué no probamos? Le respondió la tortuga
con una mirada insistente (Colocar sus manos en la cintura y observar a otros
compañeros con el ceño fruncido)
- ¡Muy bien! Respondió la liebre, quien se preparaba para la carrera (trotar en el lugar)
- ¡Perfecto! Replicó la tortuga guiñándole un ojo a la liebre. (Hacer una guiñada a otro
compañero)
Así que todos los animales se reunieron (juntarse todos en un grupo) para presenciar la
carrera. El búho fue el encargado de decidir quién era el ganador, ya que era el animal que
tenía la mejor vista de todas, ¡y cómo no! si tiene unos ojos muy grandes (abrir los ojos lo
máximo posible).
Y así empezó la carrera. Astuta y muy confiada en sí misma, la liebre salió corriendo (correr
rápidamente), y la tortuga se quedó atrás tosiendo (toser) y envuelta en una nube de polvo.
Sin importarle la ventaja que tenía la liebre sobre ella, la tortuga seguí caminando a su paso,
una pata delante de la otra (colocarse en cuatro patas y caminar muy lentamente). La liebre
por su parte confiando en que la tortuga tardaría mucho en alcanzarla, se detuvo (ponerse de
pie y quedarse inmóvil) ante un árbol muy alto (ponerse en punta de pie, y estirar los brazos
muy alto) y se recostó en el cerrando sus ojos. (acostarse en el suelo, y cerrar los ojos). Allí se
quedó dormida (inspirar por la nariz y echar el aire por la boca, como haciendo el dormido),
mientras la tortuga seguía caminando, paso tras paso, lentamente, pero sin detenerse.
(caminar muy lentamente, colocando un pie delante del otro). No se sabe cuánto tiempo la
liebre quedó dormida, pero cuando se despertó vio con gran temor (abrir grande los ojos y
colocar las manos alrededor del rostro en señal de miedo) que la tortuga se encontraba a tan
solo tres pasos de la meta. En un sobresalto (pegar un salto) salió corriendo con todas sus
fuerzas (correr los más rápido posible hasta otro punto del salón), pero ya era muy tarde. La
tortuga había alcanzado la meta y ganado la carrera (¡saltar y mover los brazos alegremente y
gritar siii!!)

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