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CÓMO REZAR

EL SANTO
ROSARIO
&
ADORACIÓN AL

SANTÍSIMO
TABLA DE CONTENIDO

CÓMO REZAR EL SANTO ROSARIO . . . . . . . . . . . . . . . . 7

CREDO DE LOS APÓSTOLES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9

ACTO DE CONTRICIÓN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

OFRECIMIENTO DEL ROSARIO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO . . . . . . . . . . . . . . . 11

EL PADRENUESTRO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

EL AVE MARÍA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12

EL GLORIA . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

JACULATORIAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13

LA SALVE . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14

ORACIÓN A SAN JOSÉ . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15


ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL . . . . . . . . . . . . 15

ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA . . . . . . . . . . . . . 16

BENDICIÓN FINAL . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16

LOS MISTERIOS GOZOSOS. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17

1er Misterio: La Anunciación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18

2do Misterio: La Visitación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21

3er Misterio: La Natividad del Señor . . . . . . . . . . . . . . . . . 24

4to Misterio: La Presentación de Jesús en el Templo . . . . . 27

5to Misterio: La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo . . . . 30

LOS MISTERIOS LUMINOSOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 33


1er Misterio: El Bautismo de Jesús en el Jordán . . . . . . . . . 34

2do Misterio: Las Bodas de Caná . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37

3er Misterio: La Proclamación del Reino de Dios . . . . . . . . 40

4to Misterio: La Transfiguración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 43

5to Misterio: La Institución de la Eucaristía . . . . . . . . . . . . 46

LOS MISTERIOS DOLOROSOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49

1er Misterio: La Agonía de Jesús en el Huerto . . . . . . . . . . 50

2do Misterio: La Flagelación del Señor . . . . . . . . . . . . . . 53

3er Misterio: La Coronación de Espinas . . . . . . . . . . . . . . 56

4to Misterio: La Cruz a Cuestas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 59

5to Misterio: La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor . . . 62


LOS MISTERIOS GLORIOSOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 65
1er Misterio: La Resurrección del Señor . . . . . . . . . . . . . . 66

2do Misterio: La Ascensión del Señor . . . . . . . . . . . . . . . 69

3er Misterio: La Venida del Espíritu Santo . . . . . . . . . . . . . 71

4to Misterio: La Asunción de María Santísima . . . . . . . . . . 74

5to: Misterio: La Coronación de María Santísima . . . . . . . 77

LETANÍAS A LA VIRGEN . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 80

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 86
Alabanzas de Desagravio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 87

Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88

Acto de Fe y Adoración . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 89

Accion de Gracias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98

Acción de Reparación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104

Letanías al Sagrado Corazón de Jesús . . . . . . . . . . . . . 109

Súplica por las Almas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 114

Súplica por los Sacerdotes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 115

Oración conclusiva . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 118


CÓMO REZAR EL
SANTO ROSARIO

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CÓMO REZAR EL SANTO ROSARIO

Es muy sencillo, lo podemos hacer solos o en grupos


y si dirigimos al grupo, démosle tiempo a meditar lo
que rezamos.

Se proclama el misterio.
Después de cada meditación se reza:
1 Padre Nuestro (Mt 6, 9-13) (Lc 11, 1-4) y
10 Avemaría

La oración del AveMaría tiene dos partes:

La primera está formada por las palabras del ángel


de la anunciación: Ave, llena de gracia, el Señor
está contigo (Lc. 1,28), a los que se han agregado las
que pronunció Santa Isabel al recibir la visita de su
prima María: Bendita tú entre las mujeres y bendito el
fruto de tu vientre (Lc. 1,42).
La Iglesia ha añadido el nombre de María al
principio y el de Jesús al final. Es un himno de sublime
alabanza, absolutamente desinteresado, pues no se
le pide nada a María!

La segunda parte, que comenzó a aparecer en la


Iglesia en el siglo XIV, pero su uso no se hizo universal
hasta que San Pío V, al promulgar el Breviario

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Romano en 1568, mandó que se rezase, está
formada por le petición: Santa María, Madre de Dios,
ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

En suma, es una alabanza y una súplica sentida y


humilde, por tanto, tratamos de rezarla imitando la
humildad de María, con sencillez y sosiego.

MODO DE REZAR ESTE SANTO


ROSARIO MEDITADO:

1. CREDO DE LOS APÓSTOLES

Creo en Dios Padre todo poderoso Creador del


cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo su único
Hijo, Nuestro Señor, que fue concebido por obra
y gracia del Espíritu Santo; nació de Santa María
Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato;
fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a
los infiernos; al tercer día resucito entre los muertos,
subió a los cielos y está sentado a la derecha de
Dios Padre todopoderoso. Desde allí ha de venir a
juzgar a los vivos y a los muertos. Creo en el Espíritu
Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los

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santos, el perdón de los pecados, la resurrección de
la carne y la vida eterna. Amén.

2. ACTO DE CONTRICIÓN

¡Señor mío Jesucristo! Dios y Hombre verdadero,


Creador Padre y Redentor mío; por ser voz quien sois
y por qué os amo sobre todas las cosas, me pesa de
todo corazón haberte ofendido y no haberte amado
propongo firmemente no volver a pecar, confesarme
y cumplir la penitencia que me fuere impuesta Te
ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de
mis pecados. Así como os lo suplico, así espero y
confió que en vuestra bondad y misericordia infinita
me los perdonareis y me daréis la gracia para
enmendarme y para perseverar en vuestro santo
servicio hasta que el fin de mis días. Amén.

3. OFRECIMIENTO DEL ROSARIO

– Ofrécenos este Rosario en honor y gloria a la


Santísima Trinidad.

– En agradecimiento por los beneficios recibidos.

– Por las benditas almas del purgatorio.

– Por el Papa y la santa madre iglesia católica; por


los sacerdotes en especial por el sacerdote que

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hemos adoptado.

– Por la conversión de los pecadores y por nuestro


Celo Apostólico.

– Por los agonizantes, encarcelados y enfermos.

– Para pedir las virtudes de la humildad, pureza,


obediencia, fidelidad, oración y la caridad.

– Por todos los directores y futuros directores de


nuestra comunidad.

– Por la paz del mundo y en especial la de nuestro


país…

– Por la perseverancia de todos los que han sido


evangelizados, para que el Señor infunda Celo
Apostólico y suscite vocaciones santas.

– Por todos los servidores públicos y gobernantes.

– Por las intenciones del Inmaculado corazón de


María y súplicas e intenciones personales.

4. INVOCACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ven por medio de la poderosa


intercesión del Inmaculado Corazón de María, tu
amadísima Esposa. (3 veces).

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SE ANUNCIAN LOS MISTERIOS

Misterios Gozosos (Lunes y Sábados) Pág. 17


Misterios Luminosos (Jueves) Pág. 33
Misterios Dolorosos (Martes y Viernes) Pág. 49
Misterios Gloriosos (Miércoles y Domingos) Pág. 65

El Padrenuestro (1)
El Avemaría (10)
El Gloria (1)

EL PADRENUESTRO

Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea


tu Nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu
voluntad, en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona
nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes
caer en la tentación y líbranos del mal.
Amén.

EL AVE MARÍA

Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor


es contigo. Bendita tu eres entre todas las mujeres y
bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros,
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pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

EL GLORIA

Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Como era


en el principio, ahora y siempre, y por los siglos de los
siglos. Amén.

5. JACULATORIAS

Sea amado y adorado en todo momento


R/. Jesús en el Santísimo Sacramento.

¡Oh Jesús mío! perdona nuestros pecados, líbranos


del fuego del infierno, lleva al cielo a todas las
almas y especialmente a las más necesitadas de tu
misericordia.

El Rosario de María nos libre de todo mal, alabemos


noche y día a la Reina Celestial.

Ven divina voluntad, ven a reinar en nuestro


Corazones de Lazos de Amor Mariano y en los del
mundo entero. Amén.

6. ORACIÓN POR EL PAPA Y LAS BENDITAS


ALMAS DEL PURGATORIO
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Un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria por
las intenciones del Santo Padre, para ganar las
indulgencias de este Santo Rosario.

Padrenuestro, Avemaría, y Gloria.

Ánimas del purgatorio ¿Quién las pudiera aliviar?


R/. Que Dios las saque de penas y las lleve a
descansar.

Padrenuestro, Avemaría

Concédeles Señor, el descanso eterno


R/. y brille para ellas la luz perpetua.

Descansen en Paz,
R/. Amén.

Que las almas de los fieles difuntos por la misericordia


de Dios, descansen en paz.
R/. Amén.

7. LA SALVE

Dios te salve, Reina y Madre, Madre de misericordia,


vida, dulzura y esperanza nuestra. Dios te salve
a ti clamamos los desterrados hijos de Eva; a ti
suspiramos gimiendo y llorando en este valle de

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lágrimas. ¡Ea, pues, Señora abogada nuestra! Vuelve
a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de
este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de
tu vientre. ¡Oh clemente! ¡Oh piadosa! ¡Oh ¡dulce
Virgen María! Ruega por nosotros, Santa Madre
de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las
promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén.

8. ORACIÓN A SAN JOSÉ

San José, que tu poder se extienda sobre todas


nuestras necesidades, tú puedes hacer posible lo
que parece imposible. Protege con paternal amor
todas nuestras familias e intereses. San José, Padre
adoptivo de Nuestro Señor Jesucristo y verdadero
esposo de la Santísima Virgen María, ruega por
nosotros y por los agonizantes de este día. Amén.

San José varón prudente y justo intercede por


nosotros ante el santo de los Santos, la Trinidad
Santísima. Amén.

9. ORACIÓN A SAN MIGUEL ARCÁNGEL

San Miguel Arcángel defiéndenos en la pelea.


Sé nuestro amparo contra la maldad y las
asechanzas del demonio. ¡Reprímele Oh ¡Dios como

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rendidamente te lo suplicamos!

Y tú, Príncipe de las Milicias Celestiales armado del


Poder Divino, Precipita al infierno a Satanás y todos
los espíritus malignos que para la perdición de las
almas, vagan por el mundo. Amén.

San Miguel Arcángel, con tu luz ilumínanos, San


Miguel con tus alas protégenos, San Miguel arcángel
con tu espada defiéndenos. Amén.

10. ORACIÓN AL ÁNGEL DE LA GUARDA

Santo Ángel de mi guarda, mi dulce compañía, no


me desampares ni de noche ni de día, hasta que me
pongas en el cielo en paz y alegría, junto con todos
los santos, con Jesús, José y María a quienes doy el
corazón y el alma mía, Amén.

11. BENDICIÓN FINAL

Contigo voy virgen pura y en tu poder voy confiado


pues yendo en ti amparado mi alma volverá segura.
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros no
apartes; ven con nosotros a todas partes y solos
nunca nos dejes y ya que nos amas tanto como
verdadera madre haz que nos bendiga el Padre, el
Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

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LOS MISTERIOS
GOZOSOS
(LUNES Y SÁBADOS)

1. La Anunciación (Lucas 1, 26-28)


2. La Visitación (Lucas 1, 39-56)
3. La Natividad del Señor (Lucas 2,1-20)
4. La Presentación de Jesús en el Templo
(Lucas 2, 22-35)
5. La Pérdida del Niño Jesús y su hallazgo en el
templo (Lucas 2,41-52)

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1ER MISTERIO GOZOSO
LA ANUNCIACIÓN
(Lucas 1, 26-38)

Tema para la reflexión:


Vocación y Disponibilidad ante Dios.

Meditemos El “sí” de María. Aquella jovencita de


Nazaret no podía imaginarse que Dios la había
elegido como Madre del Salvador. Por eso se
sorprende del anuncio del ángel, que viene a decirle
cuál es su vocación, lo que Dios espera de ella. Y
María dice SI, un sí que va a cambiar la historia,
porque en ese momento el Hijo de Dios sé encarna
en sus entrañas purísimas y empieza la redención.

Oración: Enséñanos Madre Nuestra, a decir siempre


que sí a Dios. Amén.

Relata el Evangelio que: al sexto mes el ángel


Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada
con un hombre llamado José, de la estirpe de David;
el nombre de la virgen era María (Lc 1,26-27). La
anunciación de Maria inaugura la plenitud de “los
tiempos” (Gál 4,4), es decir, el cumplimiento de las
promesas y de los preparativos.

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1. Al sexto mes, el ángel Gabriel fue enviado por
Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a
una virgen prometida en matrimonio a un varón, de
nombre José, de la casa de David; y el nombre de la
virgen era María (Lc. 1,26-27).

2. Alégrate, llena de gracia, el Señor es contigo.


Bendita Tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu
vientre. (Lc. 1, 28, 42).

3. Ella se turbó por estas palabras, y discurría que


significaría aquel saludo. (Lc. 1, 29).

4. El Ángel le dijo: no temas, María, porque has


hallado gracia delante de Dios. (Lc. 1, 30).

5. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás


por nombre Jesús. (Lc. 1, 31).

6. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y su


Reino no tendrá fin. (Lc. 1; 32, 33).

7. María dijo al Ángel: cómo será esto, pues no


conozco varón? (Lc. 1, 34).
8. El Espíritu Santo descenderá sobre Ti y el poder del
Altísimo te cubrirá con su sombra. (Lc. 1, 35).

9. Por eso el Hijo, en Ti engendrado, será Santo, será

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Hijo de Dios. (Lc. 1, 35).

10. He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según


tu palabra. (Lc. 1, 38).

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2DO MISTERIO GOZOSO
LA VISITACIÓN
(Lucas 1,39-56)

Tema para la reflexión: La Fe y humildad.


“Agradecimiento a Dios que se ha fijado en
nosotros”.

Meditemos que María siempre está dispuesta a servir.


Cuando María se entera de que su prima Isabel la
necesita, (porque es ya mayor y está esperando un
hijo), no lo duda un momento, se pone en camino
para prestarle su ayuda. No repara en qué está
lejos, en que tiene que cruzar los montes, porque las
dificultades quedan allanadas por el amor. Y acude
donde sabe que la necesitan.

Oración: Señora y Madre mía, que aprenda de ti


a estar siempre disponible para servir a los demás.
Amén.

Nos relata el Evangelio, que; En aquellos días


María se puso en camino y fue aprisa a la región
montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto
Isabel oyó el saludo de María, saltó de gozo el niño
en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y
exclamando a voz en grito, dijo: “Bendita tú entre las

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mujeres y bendito el fruto de tu seno” (Lc 1, 39-42).
La “visitación” de María a Isabel se convirtió así en
visita de Dios a su pueblo.

1. En aquellos días, se levantó María y se fue con


prontitud a la región montañosa; entró en casa de
Zacarías y saludó a Isabel. (Lc. 1, 39-40).

2. Y en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó


de gozo el Niño en su seno, e Isabel quedó llena del
Espíritu Santo. (Lc. 1, 41).

3. Y en alta voz exclamó: Bendita Tú entre las mujeres


y bendito el fruto de tu vientre!. (Lc. 1, 42).

4. Bienaventurada Tú que has creído, porque


tendrán cumplimiento en Ti las promesas que se han
hecho de parte del Señor. (Lc. 1, 45).

5. Entonces María dijo: mi alma glorifica al Señor y mi


espíritu se regocija en Dios, mi Salvador. Porque ha
puesto sus ojos en la pequeñez de su esclava. (Lc. 1,
46-48).

6. Mirad: ya desde ahora me aclamarán


bienaventurada todas las generaciones. Porque
ha obrado en mi cosas estupendas Aquél que es
poderoso. (Lc. 1, 48, 49).

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7. Santo es su Nombre y su misericordia alcanza en
generaciones a los que le temen. (Lc. 1, 49-50).

8. Después la fuerza de su brazo dispersó a los que


son soberbios en su propio corazón. (Lc. 1, 51).

9. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a


los humildes. (Lc. 1, 52).

10. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a


los ricos sin nada. (Lc. 1, 53).

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3ER MISTERIO GOZOSO
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR
(Lucas 2,1-20)

Tema para la reflexión: Lección de amor y de


entrega.
“Te adoro con devoción, Dios escondido”.

Meditemos cuando “María da a luz al Salvador”. Los


hombres le cierran las puertas al Hijo de Dios, que va
a nacer en un portal, en pobreza extrema. María no
se queja, sabe que lleva en sus entrañas la salvación
del mundo, y acepta con gozo, humildemente,
la voluntad de Dios. Y en una noche fría se deja
calentar por el cariño de José y el calor de unos
animales.

Oración: Madre del Salvador, dile al Señor que deseo


que nazca en mi pobre corazón. Amén.

Sucedió que por aquellos días salió un edicto de


César Augusto ordenando que se empadronase
todo el mundo. Este primer empadronamiento
tuvo lugar siendo Cirino gobernador de Siria. Iban
todos a empadronarse, cada uno a su ciudad.
Subió también José desde Galilea, de la ciudad
de Nazaret, a Judea, a la ciudad de David, que
se llama Belén, por ser él de la casa y familia de

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David, para empadronarse con María, su esposa,
que estaba encinta. Y sucedió que, mientras
ellos estaban allí, se le cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito,
le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre,
porque no tenían sitio en el alojamiento» (Lc 2,1-7).
Jesús nació en la humildad de un establo, de una
familia pobre (cf. Lc 2, 6-7); unos sencillos pastores
son los primeros testigos del acontecimiento. En esta
pobreza se manifiesta la gloria del cielo.

1. Encontrándose allí, le llegó el tiempo de su


alumbramiento. (Lc. 2,6).

2. Y dio a luz a su Hijo primogénito, y lo envolvió en


pañales. (Lc. 2, 7).

3. Y lo acostó en un pesebre porque no había sitio


para ellos en la posada. (Lc. 2, 7).

4. Había en la misma comarca algunos pastores,


que dormían al raso y vigilaban por turno durante la
noche su rebaño. Se les presentó el Ángel del Señor y
la gloria del Señor los envolvió en su luz. (Lc. 2, 8-9).

5. No temáis, pues os anuncio una gran alegría, que


lo será para todo el pueblo. (Lc. 2, 10).

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6. Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un
Salvador, que es el Cristo Señor. (Lc. 2, 11).

7. Gloria a Dios en las alturas y paz en la tierra a los


hombres que El ama. (Lc. 2, 14).

8. Unos magos de Oriente se presentaron, entraron


en la casa, y vieron al niño con María, su Madre. (Mt.
2; 1, 11).

9. Y postrándose, lo adoraron; abrieron sus tesoros y


le ofrecieron dones: oro, incienso y mirra. (Mt. 2, 11).

10. María, por su parte, guardaba todas estas cosas,


y las meditaba en su corazón. (Lc. 2, 19).

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4TO MISTERIO GOZOSO
LA PRESENTACIÓN DE JESÚS EN EL TEMPLO
(Lucas 2,22-35)

Tema para la reflexión: Vivir la pureza en cuerpo y


alma.
”Os ruego que ofrezcáis vuestros cuerpos como
hostia viva y agradable a Dios”.

Meditemos “La pureza de María”. María es


Inmaculada, no hay en ella mancha alguna de
pecado, porque Dios ha querido llenarla de todas
las gracias. Ella, que es Virgen y Madre, se acerca al
templo para su purificación: no le importa someterse
a las leyes de los hombres que no tenían vigencia
para ella. Y en su humildad quiere mostrarnos el valor
de la pureza.

Oración: Madre purísima, enséñanos a vivir


teniéndote a ti como modelo, dejando de lado las
insinuaciones vacías del mundo. Amén.

Cuando se cumplieron los ocho días para


circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, como
lo había llamado el ángel antes de ser concebido
en el seno. Cuando se cumplieron los días de la
purificación de ellos, según la Ley de Moisés, llevaron
a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor,

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como está escrito en la Ley del Señor: Todo varón
primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer
en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones,
conforme a lo que se dice en la Ley del Señor (Lc
2, 21-24). La circuncisión de Jesús, al octavo día
de su nacimiento, es señal de su inserción en la
descendencia de Abraham, en el pueblo de la
Alianza, de su sometimiento a la Ley.

1. Cuando se cumplieron los días de la purificación,


según la Ley de Moisés, lo subieron a Jerusalén para
ofrecerlo al Señor. Lc. 2, 22).

2. Había entonces en Jerusalén un hombre


llamado Simeón, justo piadoso, que esperaba la
consolidación de Israel. (Lc. 2, 25).

3. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría


sin ver al Cristo del Señor (Lc. 2, 26).

4. Movido por el Espíritu vino al Templo; y, cuando


los padres introdujeron al Niño Jesús, para cumplir
lo que la Ley prescribía sobre El, le tomó en brazos y
bendijo a Dios. (Lc. 2, 27-28).

5. Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo ir en paz,


según tu palabra. (Lc. 2, 29).

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6. Porque han contemplado mis ojos tu salvación, la
que has puesto a la vista de todos los pueblos. (Lc. 2,
30-31).

7. Luz para iluminar a los gentiles y gloria de tu


pueblo Israel. (Lc. 2, 32).

8. Y se dirigió a María, la Madre del Niño, para


decirle: Este está predestinado por Dios para ruina
o resurgimiento de muchos en Israel, y será signo de
contradicción. (Lc. 2, 34).

9. Tu misma alma quedará atravesada por una


espada, para que se ponga de manifiesto la actitud
que ante El adopta cada uno. (Lc. 2, 35).

10. Después que hubieron cumplido todo lo prescrito


en la Ley del Señor, regresaron a Galilea, a su
ciudad de Nazaret. El niño crecía y se desarrollaba,
llenándose de sabiduría; y sobre Él se manifestaban
las complacencias de Dios. (Lc. 2, 39-40).

29
5TO MISTERIO GOZOSO
LA PÉRDIDA DEL NIÑO JESÚS Y SU
HALLAZGO EN EL TEMPLO
(Lucas 2,41-52)

Tema para la reflexión: Cumplir la voluntad de Dios.


“Hágase, cúmplase, sea por siempre bendita y
alabada la santa y agradabilísima
voluntad de Dios. Amén”.

Meditemos como María acepta los planes de


Dios. ¡Qué desasosiego el de María y José que no
encuentran al niño Dios! Ellos, como nosotros en
algunas ocasiones, perdemos de vista a Dios: ellos
sin culpa por su parte, y sin embargo nosotros lo
perdemos porque nos buscamos a nosotros mismos y
vamos a lo nuestro.

Oración: Qué aprendamos de ti, María a buscar sin


descanso al Señor, y aceptar sus planes, sabiendo
dejar de lado los nuestros.

Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la


fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años,
subieron ellos como de costumbre a la fiesta y, al
volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó
en Jerusalén, sin saberlo sus padres... Y sucedió que
al cabo de tres días, le encontraron en el Templo

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sentado en medio de los maestros, escuchándoles
y preguntándoles; todos los que le oían, estaban
estupefactos por su inteligencia y sus respuestas
(Lc 2, 41-47). El hallazgo de Jesús en el Templo es el
único suceso que rompe el silencio de los Evangelios
sobre los años ocultos de Jesús. Jesús deja entrever
en ello el misterio de su consagración total a una
misión derivada de su filiación divina: “

1. No sabíais que me debo a los asuntos de mi


Padre?” Cuando (Jesús) tuvo doce años, subieron
ellos (a Jerusalén) como de costumbre a la fiesta.
(Lc. 2, 42).

2. Y pasados los días, al regresar ellos, el Niño Jesús


se quedó en Jerusalén sin que sus padres se dieran
cuenta. (Lc. 2: 43).

3. Y al no dar con Él, se volvieron a Jerusalén, sin


dejar de buscarlo. Al cabo de tres días lo hallaron en
el Templo. (Lc. 2, 45-46).

4. Sentado en medio de los doctores, escuchándoles


y haciendo a la vez sus preguntas. (Lc. 2, 46).
5. Todos los que le escuchaban estaban asombrados
de su talento y de las respuestas que daba. (Lc. 2,
47).

31
6. Hijo mío, por qué te has portado así con nosotros?
Tu padre y yo te buscábamos llenos de angustia. (Lc.
2, 48).

7. Por qué me buscabais? No sabíais que yo debo


ocuparme en los asuntos de mi Padre? (Lc. 2, 49).

8. Pero ellos no comprendieron el alcance de sus


palabras. (Lc. 2, 50).

9. Descendió Jesús con ellos, fue a Nazaret y les


estaba sumiso. (Lc. 2,51).

10. Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia


delante de Dios y de los hombres. (Lc. 2, 52).

32
LOS MISTERIOS
LUMINOSOS
(JUEVES)

1. El Bautismo de Jesús en el Jordán (Mateo 3,13-17)


2. Las Bodas de Caná (Juan 2,1-11)
3. La Proclamación del Reino de Dios (Mateo 5,1-48)
4. La Transfiguración (Mateo 17,1-13)
5. La Institución de la Eucaristía (Mateo 26, 26-29)

33
1ER MISTERIO LUMINOSO
EL BAUTISMO DE JESÚS EN EL JORDÁN
(Mateo 3,13-17)

Tema para la reflexión: La filiación divina.


“Somos hijos de Dios en Cristo por el bautismo”.

Meditemos que El Señor se deja bautizar por Juan en


el Jordán y una voz desde el cielo muestra al mundo
quién es: el Salvador, el Mesías esperado, el Hijo de
Dios Altísimo. Dios Padre y Dios Espíritu Santo están al
lado de quién tanto tiempo ha deseado el Pueblo
de Israel. Estamos llamados a ser hijos en el Hijo, a
recibir también nosotros el bautismo que nos hace
hijos de Dios, herederos del cielo.

Oración: Señor que sepamos, valorar este


sacramento y agradecidos pongamos por obra lo
que de él se deriva.

Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se


abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba
en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que
salía de los cielos decía: “Este es mi Hijo amado, en
quién me complazco”. (Mt 3,16-17). El comienzo de
la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en
el Jordán.

34
1. Juan proclamaba “un bautismo de conversión
para el perdón de los pecados” (Lc 3, 3)

2. Por aquellos días aparece Juan el Bautista,


proclamando en el desierto de Judea: convertíos
porque ha llegado el Reino de los Cielos. (Mt. 3, 1-2)

3. Este es aquél de quien habla el profeta Isaías


cuando dice: “Voz del que clama en el desierto:
preparad el camino del Señor, enderezad sus
sendas”. (Mt. 3, 3).

4. Tenía Juan su vestido hecho de pelos de camello,


con un cinturón de cuero a sus lomos, y su comida
eran langostas y miel silvestre. (Mt. 3, 4).

5. Acudía entonces a el Jerusalén, toda Judea y


toda la región del Jordán, y eran bautizados por él
en el río Jordán, confesando sus pecados. (Mt. 3,
5-6).

6. Y proclamaba: detrás de mí viene el que es


más fuerte que yo; y no soy digno de desatarle,
inclinándome, la correa de sus sandalias. Yo os he
bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu
Santo. Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea
al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él.
(Mt. 3, 13).

35
7. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: soy yo
el que necesita ser bautizado por ti, y tú vienes a mí?
(Mt. 3, 14).

8. Jesús le respondió: déjame ahora, pues conviene


que así cumplamos toda justicia. Entonces le dejó.
(Mt. 3, 15).

9. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se


abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba
en forma de paloma y venía sobre él. (Mt. 3, 16).

10. Y una voz que salía de los cielos decía: este es mi


Hijo amado, en quién me complazco. (Mt. 3, 17).

36
2DO MISTERIO LUMINOSO
LAS BODAS DE CANÁ
(Juan 2,1-11)

Tema para la reflexión: María mediadora de todas


las gracias.
“Haced lo que Él os diga”.

Meditemos: Jesús ha sido invitado, con sus discípulos


a una boda, y allí también está María. Se acaba
el vino y María, atenta a todos los detalles, como
buena madre, se da cuenta y no quiere que los
novios queden mal. Pide, pues a Jesús que anticipe
su manifestación como Mesías, y logra el gran
milagro de la conversión del agua en vino.

Oración: María, que sepamos acudir a ti en todo


momento, porque sabemos que eres siempre el
atajo que nos conduce a Dios. Amén.

Tres días después se celebraba una boda en Caná


de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Fue
invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.
Y, como faltara vino, porque se había acabado el
vino de la boda, le dice a Jesús su madre: “No tienen
vino”. Jesús le responde: “ Qué tengo yo contigo,
mujer? Todavía no ha llegado mi hora”. Dice su
madre a los sirvientes: “Haced lo que él os diga”. (Jn

37
2, 1-5). En el umbral de su vida pública, Jesús realiza
su primer signo -a petición de su Madre- con ocasión
de un banquete de boda. La Iglesia concede una
gran importancia a la presencia de Jesús en las
bodas de Caná. Ve en ella la confirmación de la
bondad del matrimonio y el anuncio de que en
adelante el matrimonio será un signo eficaz de la
presencia de Cristo.
1. Tres días después se celebraba una boda en Caná
de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. (Jn. 2, 1).

2. Fue invitado también a la boda Jesús con sus


discípulos. (Jn. 2, 2).

3. Y, como faltara vino, porque se había acabado el


vino de la boda, le dice a Jesús su madre: no tienen
vino. (Jn. 2, 3).

4. Jesús le responde: que tengo yo contigo, mujer?


Todavía no ha llegado mi hora. (Jn. 2, 4).

5. Dice su madre a los sirvientes: haced lo que él os


diga. (Jn. 2, 5).

6. Había allí seis tinajas de piedra, puestas para las


purificaciones de los judíos, de dos o tres medidas
cada una. Les dice Jesús: llenad las tinajas de agua.
Y las llenaron hasta arriba. (Jn. 2, 6-7).

38
7. Sacadlo ahora, les dice, y llevadlo al maestresala.
Ellos lo llevaron. (Jn. 2, 8).

8. Cuando el maestresala probó el agua convertida


en vino, como ignoraba de dónde era (los sirvientes,
los que habían sacado el agua, sí que lo sabían),
llama el maestresala al novio. (Jn. 2, 9).
9. Y le dice: todos sirven primero el vino bueno y
cuando ya están bebidos, el inferior. Pero tú has
guardado el vino bueno hasta ahora. (Jn. 2, 10).

10. Así, en Caná de Galilea, dio Jesús comienzo a


sus señales. Y manifestó su gloria, y creyeron en él sus
discípulos. (Jn. 2, 11).

39
3ER MISTERIO LUMINOSO
LA PROCLAMACIÓN DEL REINO DE DIOS
(Mateo 5,1-48)

Tema para la reflexión: El apostolado.


“Llamamiento a extender el Reino de Dios con obras
y palabras”.

Meditemos: “He venido a proclamarla buena nueva,


el Evangelio”. Con el comienzo de su vida pública,
el que va a ser Redentor del hombre mostrará, con
hechos y con palabras el mensaje de salvación
para todo el mundo. Jesús, que hace nuevas todas
las cosas ha venido para ofrecernos la Palabra
definitiva de Dios, que es Él mismo. El mensaje que
proclama es algo más que seguir unas normas o
mandamientos determinados, es vivir su vida en
nuestra vida, es adherirnos a una persona, a Él, a
Jesucristo.

Oración: Señor que estemos receptivos, a dejar que


cales en nosotros, y a llevarte a los demás.

“El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está


cerca; convertíos y creed en el Evangelio”. (Mc 1,
15) Todos los hombres están llamados a entrar en el
Reino. Anunciado en primer lugar a los hijos de Israel,
este reino mesiánico está destinado a acoger a los

40
hombres de todas las naciones.

1. Después que Juan fue entregado, marchó Jesús a


Galilea; y proclamaba la Buena Nueva de Dios: (Mc.
1, 14).

2. El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios está


cerca; convertíos y creed en la Buena Nueva. (Mc.
1, 15).

3. En esto le trajeron un paralítico postrado en una


camilla. (Mt. 9, 2).

4. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico:


Animo!, hijo, tus pecados te son perdonados. (Mt. 9,
2).

5. Pero he aquí que algunos escribas dijeron para sí:


este está blasfemando. (Mt. 9,3).

6. Jesús, conociendo sus pensamientos, dijo: Por qué


pensáis mal en vuestros corazones? Qué es más fácil,
decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir:
“Levántate y anda”? (Mt. 9,4-5).

7. Pues para que sepáis que el Hijo del hombre


tiene en la tierra poder de perdonar pecados - dice
entonces al paralítico: “levántate, toma tu camilla y

41
vete a tu casa”. (Mt. 9, 6).

8. Se levantó y, al instante, tomando la camilla, salió


a la vista de todos, de modo que quedaban todos
asombrados y glorificaban a Dios, diciendo: jamás
vimos cosa parecida. (Mc. 2, 12).

9. Salió de nuevo por la orilla del mar, toda la gente


acudía a él, y él les enseñaba. (Mc. 2, 13).

10. Y recorrió toda Galilea, predicando en sus


sinagogas y expulsando los demonios. (Mc. 1, 39).

42
4TO MISTERIO LUMINOSO
LA TRANSFIGURACIÓN
(Mateo 17,1-13)

Tema para la reflexión: Afán contemplativo.


“Quiero ver tu rostro, Señor, no me lo escondas”.

Meditemos Cuando el Señor sube al monte Tabor,


con sus íntimos Pedro, Santiago y Juan, y se
transfigura delante de ellos. La ley y los profetas
(toda la historia del Pueblo de Israel) quieren avalar
la presencia de Cristo en el mundo y se muestra
la gloria de todo un Dios que ha querido hacerse
hombre para llevar al hombre a Dios. Estamos
llamados a la contemplación, a esa unión íntima con
Dios que nos lleve a hacernos una misma cosa con
Él.

Oración: Señor que a través de la oración viva


contigo, esa intimidad de amor a la que me has
invitado. Amén.

Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a


Santiago y a su hermano Juan, y los llevó aparte, a
un monte alto. Y se transfiguró delante de ellos: su
rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se
volvieron blancos como la luz (Mt 17, 1-2). Por un
instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando

43
así la confesión de Pedro. Muestra también que para
“entrar en su gloria” (Lc 24, 26), es necesario pasar
por la Cruz en Jerusalén.

1. Seis días después, toma Jesús consigo a Pedro, a


Santiago y a su hermano Juan, y los lleva aparte, a
un monte alto. (Mt. 17, 1).
2. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su
rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura
fulgurante (Lc. 9, 29).

3. Y he aquí que conversaban con él dos hombres,


que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en
gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir
en Jerusalén. (Lc. 9, 30-31).

4. Pedro y sus compañeros estaban cargados de


sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su
gloria y a los dos hombres que estaban con él. (Lc.
9, 32).

5. Y sucedió que, al separarse ellos de él, dijo Pedro


a Jesús: Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a
hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y
otra para Elías, sin saber lo que decía. (Lc. 9,33).

6. Todavía estaba hablando, cuando una nube


luminosa los cubrió con su sombra (Mt. 17, 5).

44
7. Y de la nube salía una voz que decía: este es mi
Hijo amado, en quién me complazco; escuchadle.
(Mt. 17, 5).

8. Al oír esto los discípulos cayeron rostro en tierra


llenos de miedo. (Mt. 17, 6).
9. Más Jesús, acercándose a ellos, los tocó y dijo:
levantaos, no tengáis miedo. Ellos alzaron sus ojos y
ya no vieron a nadie más que a Jesús solo. (Mt. 17,
7-8).

10. Y cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó:


no contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del
hombre haya resucitado de entre los muertos. (Mt.
17, 9).

45
5TO MISTERIO LUMINOSO
LA INSTITUCIÓN DE LA EUCARISTÍA
(Mateo 26,26-29)

Tema para la reflexión: El Señor alimento del alma.


“Recibirlo con pureza, humildad, y devoción”.

Meditemos “La Última Cena”, el momento de la


despedida: El Señor que ha estado con los suyos
dándole de todo lo suyo, ahora quiere darse
plenamente y se ofrece como holocausto, se
ofrece como alimento. Es el preludio, el prólogo de
su entrega en la cruz. En la Santa Misa se renueva
este sacrificio del Calvario, es el Sagrado Banquete.
Esto es mi Cuerpo, ésta es mi Sangre. Y el Señor
nos vuelve a atraer hacia Sí, para ser para nosotros
alimento de vida.

Oración: Que te recibamos, Señor, como mereces,


con el alma limpia, sin sombra de pecado, y para
ello que seamos asiduos en recibir tu perdón en el
sacramento de la confesión. Amén.

Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo


bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos,
dijo: “Tomad, comed, éste es mi cuerpo”» (Mt 26,
26). Al celebrar la última Cena con sus apóstoles
en el transcurso del banquete pascual, Jesús dio

46
su sentido definitivo a la pascua judía. En efecto,
el paso de Jesús a su Padre por su muerte y su
resurrección, la Pascua nueva, es anticipada
en la Cena y celebrada en la Eucaristía que da
cumplimiento a la pascua judía y anticipa la pascua
final de la Iglesia en la gloria del Reino.

1. Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús


que había llegado su hora de pasar de este mundo
al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban
en el mundo, los amó hasta el extremo. (Jn. 13, 1).

2. Cuando llegó la hora, se puso a la mesa con los


apóstoles. (Lc. 22, 14).

3. Y les dijo: con ansia he deseado comer esta


Pascua con vosotros antes de padecer. (Lc. 22, 15).

4. Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo


bendijo, lo partió. (Mt. 26, 26).

5. Tomó luego pan, y, dadas las gracias, lo partió y se


lo dio diciendo: este es mi cuerpo que es entregado
por vosotros; haced esto en recuerdo mío. (Lc. 22,
19).

6. Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la


dio diciendo: bebed de ella todos, (Mt. 26, 27).

47
7. Porque ésta es mi sangre de la Alianza, que
es derramada por muchos para perdón de los
pecados. (Mt. 26, 28).

8. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo


mío. (1 Cor. 11, 25).

9. Y cantados los himnos, salieron hacia el monte de


los Olivos. (Mt. 26, 30).

10. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene


vida eterna, y yo le resucitaré el último día. (Jn. 6,
54).

48
LOS MISTERIOS
DOLOROSOS
(MARTES Y VIERNES)

Para la Conversión y la Paz

1. La Agonía de Jesús en el Huerto (Lucas 22, 39-48)


2. La Flagelación del Señor (Marcos 15,6-15)
3. La Coronación de Espinas (Mateo 27,27-31)
4. La Cruz a Cuestas (Lucas 23,26-31)
5. La Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor
(Lucas 23,32-46)

49
1ER MISTERIO DOLOROSO
LA AGONÍA DE JESÚS EN EL HUERTO
(Lucas 22, 39-48)

Tema para la reflexión: Para pedir por nuestra


conversión y los que están en los medios de
comunicación.

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor arrodillado


en el Huerto de Getsemaní, y ver sus Santos Poros
abiertos tras derramar su Preciosa Sangre.

Oración: Oh, Santísimo Jesús, te invoco por


mediación de tus Santas Llagas; pongo en cada
uno de tus Poros abiertos, durante tu santo dolor
y agonía, a todos los que están en los medios de
comunicación, especialmente, a aquellos que crean
y deciden lo que nosotros y nuestros hijos vemos,
escuchamos y leemos. Pido especialmente por
quienes activamente promueven la pornografía,
la perversión, la inmoralidad, la falta de pudor y lo
oculto, en películas, internet, revistas, y sobre todo
en televisión.

Oro por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te


pido que con ella queden selladas dentro de tus
Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor
Jesús, ato en tu Santo Nombre, todo mal que pueda

50
corromper a dichas personas, e invoco tu Divina
Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos. Amén.

Entonces Jesús fue con ellos a un huerto, llamado


Getsemaní, y dijo a sus discípulos: “Sentaos aquí
mientras voy a orar”. Y tomando consigo a Pedro y a
los dos hijos de Zebedeo, comenzó a sentir tristeza y
angustia. Entonces les dijo: “Mi alma está triste hasta
el punto de morir; quedaos aquí y velad conmigo”.
Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra, y
suplicaba así: “Padre mío, si es posible, que pase
de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino
como quieras tú” (Mt 26, 36-39). Este combate y esta
victoria sólo son posibles con la oración. Por medio
de su oración, Jesús es vencedor del Tentador, desde
el principio y en el último combate de su agonía.

1. Así llegó Jesús con ellos a una finca llamada


Getsemaní y les dijo: sentaos aquí mientras yo voy
allá a orar; y comenzó a entristecerse y angustiarse.
(Mt. 26; 36, 37).

2. Y exclamó: siento en mi alma angustias de muerte.


Aguardad aquí y velad conmigo. (Mt. 26, 38).

3. Adelantándose unos pasos y cayendo rostro en


tierra, pedía a Dios que, a ser posible, hiciera que no
sonase para El aquella hora. (Mc. 14, 35).

51
4. Padre, si quieres, aparta de Mí este cáliz. Pero no
se haga mi voluntad sino la tuya. (Lc. 22, 42).

5. Se le apareció entonces un Angel del Cielo


infundiéndole valor. (Lc. 22, 43).

6. Y, poseído de angustia mortal, oraba con mayor


intensidad. (Lc. 22, 44).

7. Y sudó como gruesas gotas de sangre, que iban


corriendo hasta la tierra. (Lc. 22, 44).

8. Y volviendo a sus discípulos, los encontró


durmiendo; dijo a Pedro: Con qué no habéis sido
capaces de estar una hora en vela conmigo? (Mt.
26, 40).

9. Velad y orad para no caer en la tentación. (Mt. 26,


41).

10. Cierto que la voluntad está pronta, pero el


cuerpo es débil. (Mt. 26, 41).

52
2DO MISTERIO DOLOROSO
LA FLAGELACIÓN DEL SEÑOR
(Marcos 15,6-15)

Tema para la reflexión: Pidamos por la conversión


todos los lideres del mundo y los gobernantes

Contemplemos a nuestro Santísimo Señor


encadenado a la columna de la flagelación, y ver su
Santa Carne abierta y desgarrada.

Oración: Oh, Santísimo Jesús, te invoco por


mediación de tus Santas Llagas; y pongo dentro de
cada una de las heridas más abiertas y profundas
en tu Santísima Espalda, que en una dejó expuesto
tu Sagrado Hueso, a todos los líderes del mundo
y a aquellos que se encuentran en el gobierno y
la política, especialmente a aquellos que buscan
coartar la libertad.

Oro por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te


pido que con ella queden selladas dentro de tus
Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor
Jesús, ato en tu Santo Nombre, todo mal que pueda
corromper a dichas personas, e invoco tu Divina
Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos. Amén.

Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle.

53
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se
la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de
púrpura; y, acercándose a él, le decían: “Salve, Rey
de los judíos”. Y le daban bofetadas» (Jn 19,1-3).
Los padecimientos de Jesús han tomado un forma
histórica concreta por el hecho de haber sido
“reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes
y los escribas” (Mc 8, 31), que lo “entregaron a los
gentiles, para burlarse de él, azotarle y crucificarle”
(Mt, 20, 19)

1. Después de haber atado a Jesús, le llevaron y le


entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: eres Tú el Rey
de los Judíos? (Mc. 15, 1-2).

2. Respondió Jesús: mi Reino no es de este mundo. Tú


lo dices: Yo soy el Rey. (Jn. 18, 36).

3. Para esto he nacido Yo y para esto he venido al


mundo: para dar testimonio de la Verdad. (Jn. 18,
37).
4. Pilato dijo a los Sumos Sacerdotes y a la gente:
ningún delito encuentro en este hombre. Así que le
castigaré y le soltaré. (Lc. 23; 4, 16).

5. Tomó entonces Pilato a Jesús y lo mandó azotar.


(Jn. 19, 1).

54
6. Tras arresto y juicio fue arrebatado. Y de su causa,
quién se preocupa? Despreciable y desecho de
hombres, varón de dolores y sabedor de dolencias.
(Is. 53; 8, 3).

7. Fue oprimido, y Él se humilló y no abrió la boca.


Como un cordero al degüello era llevado, y como
oveja que ante los que la trasquilan está muda,
tampoco El abrió la boca. (Is. 53, 4).

8. Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por


nuestras culpas. (Is. 53, 5).

9. Y con todo eran nuestras dolencias las que El


llevaba y nuestros dolores los que soportaba! (Is. 53,
4).

10. El soportó el castigo que nos trae la paz y con sus


llagas hemos sido curados. (Is. 53, 5).

55
3ER MISTERIO DOLOROSO
LA CORONACIÓN DE ESPINAS
(Mateo 27,27-31)

Tema para la reflexión: Pidamos por la conversión


todos los que se encuentran en el medio de las
finanzas y el comercio.

Contemplemos a Nuestro Señor empapado en su


Sacratísima Sangre, desgarrado y magullado por
los golpes, sin apenas poder respirar; y ver cómo es
azotado y cómo le encajan la corona de la burla
perforando profundamente su Sagrada Cabeza.

Oración: Oh Santísimo Jesús, te invoco por


mediación de tus Santas Llagas; pongo dentro
de estas inefables y punzantes heridas mortales,
causadas por esas espinas como dagas, a todos
los que se encuentran en el medio de las finanzas
y el comercio; especialmente, a aquellos que han
vendido o venderán sus almas eternas, por avaricia
o por su ambición de poder.

Oro por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te


pido que con ella queden selladas dentro de tus
Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor
Jesús, ato en tu Santo Nombre, todo mal que pueda
corromper a dichas personas, e invoco tu Divina

56
Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos.

Entonces los soldados del procurador llevaron


consigo a Jesús al pretorio y reunieron alrededor de
él a toda la cohorte. Lo desnudaron y le echaron
encima un manto de púrpura y, trenzando una
corona de espinas, se la pusieron sobre la cabeza, y
en su mano derecha una caña, y doblando la rodilla
delante de él, le hacían burla diciendo: “Salve,
Rey de los judío”». (Mt 27, 27-29) El amor hasta el
extremo es el que confiere su valor de redención
y de reparación, de expiación y de satisfacción al
sacrificio de Cristo. Nos ha conocido y amado a
todos en la ofrenda de su vida.

1. Los soldados lo condujeron dentro del atrio, o sea,


al pretorio, y le vistieron de púrpura. (Mc. 15, 16; Mt.
27, 28).

2. Y trenzando una corona de espinas, se la pusieron


sobre su cabeza, y en su mano derecha una caña.
(Mt. 27, 29).

3. Después doblaban la rodilla delante de Él, y le


hacían burla diciendo: Salve, Rey de los judíos! (Mt.
27, 29).

4. Y le escupían y le quitaban la caña para golpearle

57
en la cabeza. (Mt 27, 30).

5. Salió Pilato otra vez fuera, y les dijo: mira, os lo voy


a sacar fuera para que sepáis que no encuentro en
El culpa alguna. (Jn. 19, 4).

6. Salió entonces Jesús fuera, llevando la corona de


espinas y el manto de púrpura. (Jn. 19, 5).

7. Les dice Pilato: aquí tenéis al Hombre. Ellos decían:


Fuera, fuera! Crucifícale! (Jn. 19; 5, 15).

8. Pues, qué mal ha hecho? Y ellos cada vez más


fuerte gritaban: Crucifícalo! (Mc. 15, 14).

9. A vuestro Rey voy a crucificar? Replicaron los


Sumos Sacerdotes: no tenemos más rey que el César.
(Jn. 19, 15).

10. Entonces lo puso en sus manos para que lo


crucificasen. (Jn. 19, 16).

58
4TO MISTERIO DOLOROSO
LA CRUZ A CUESTAS
(Lucas 23,26-31)

Tema para la reflexión: Pidamos por la conversión de


todos los que tienen autoridad sobre otros.

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor caído


por tercera vez, sus Santos Pies terriblemente
deformados, sus Santas Piernas desgarradas,
sus Amadas Rodillas destrozadas, sus Santísimas
Manos, Brazos y Codos tan magullados, golpeados
y atormentados por atroces dolores. Sobre todo
amado Jesús, recordamos la herida de tu Sagrado
Hombro sobre el cual cargaste tu amada Cruz. Esa
herida que causó en tu Santa Carne y Huesos, una
mayor angustia y dolor que cualquier otra Santa
Herida. Tu Carne tan desgarrada dejó tus Huesos al
descubierto.

Oración: Oh, Santísimo Jesús, te invoco por


mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más
hondo de esos tormentos salvíficos, a todos los que
tienen autoridad sobre otros, desde la más simple
autoridad, hasta la de aquellos que tienen en sus
manos la vida y el destino de los demás.

Oro por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te

59
pido que con ella queden selladas dentro de tus
Santas Llagas, cada una de esas personas. Señor
Jesús, ato en tu Santo Nombre, todo mal que pueda
corromper a dichas personas, e invoco tu Divina
Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos.Amén.

Y obligaron a uno que pasaba, a Simón de Cirene,


que volvía del campo, el padre de Alejandro y de
Rufo, a que llevara su cruz. Lo condujeron al lugar
del Gólgota, que quiere decir de la “Calavera”» (Mc
15, 21-22). Al aceptar en su voluntad humana que se
haga la voluntad del Padre, acepta su muerte como
redentora para “llevar nuestras faltas en su cuerpo
sobre el madero” (1P 2, 24).

1. Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí


mismo. (Lc. 9, 23).

2. Tome su cruz cada día, y sígame. (Lc. 9, 23).

3. Y Él llevando su cruz salió en dirección del lugar


llamado Calvario, en arameo, “Gólgota”. (Jn. 19,
17).

4. Y, según lo llevaban, echaron mano de un tal


Simón de Cirene, y le cargaron con la cruz para que
la llevase detrás de Jesús. (Lc. 23, 26).

60
5. Tomad sobre vosotros mi yugo y aprended de Mí.
(Mt. 11, 29).

6. Que yo soy manso y humilde de corazón. (Mt. 11,


29).

7. Y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque


mi yugo es suave y mi carga ligera. (Mt. 11; 29, 30).

8. Le seguía una gran muchedumbre de pueblo y de


mujeres que se golpeaban el pecho y hacían duelo
por El. (Lc. 23, 28).

9. Jesús, volviéndose a ellas dijo: hijas de Jerusalén,


no lloréis por Mí; llorad más bien por vosotras y por
vuestros hijos. (Lc. 23, 28).

10. Porque si en el leño verde hacen esto, en el seco,


qué se hará? (Lc. 23, 31).

61
5TO MISTERIO DOLOROSO
LA CRUCIFIXIÓN Y MUERTE
DE NUESTRO SEÑOR
(Lucas 23,32-46)

Tema para la reflexión: Pidamos por las familias y la


virtud de la pureza el Matrimonio como Dios lo Creo,
por la Defensa de la vida desde la concepción
hasta la muerte natural, y por las nuevas ideologías
que van en contra del orden natural.

Contemplemos a Nuestro Santísimo Señor clavado


en la Cruz, sufriendo una muerte dolorosísima y
atroz; con su pensamiento atormentado centrado
en nosotros, en nuestra redención y salvación,
finalmente entregándonos al cuidado de Su Madre.

Oración: Oh Santísimo Jesús, te invoco por


mediación de tus Santas Llagas; pongo en lo más
profundo de cada una de las Llagas que sufriste
en la Crucifixión, las de tus Amadas Manos, tus
Santos Pies y la venerada Llaga de tu Sagrado
Costado, a todas las familias, especialmente a
aquellas dentro de la Ciudad de (mencionar tu
ciudad), cuyos padres se han divorciado o están
por hacerlo. Así mismo, a todos aquellos que han
cometido el abominable pecado del aborto o que
lo están contemplando y a todos aquellos que han

62
sido víctimas de la perversión y el adulterio. Pongo
también dentro de estas Santas Llagas, sangrientas
y martirizantes, a todos los hijos de esas personas y
familias, para preservarlos de la mancha por tales
pecados y para conservarlos bajo la protección de
la Sagrada Familia, libres de los deseos de la carne y
de todo apego a las cosas de este mundo.
Oro por mediación de tu Preciosísima Sangre, y te
pido que con ella queden selladas dentro de tus
Santas Llagas cada una de esas personas. Señor
Jesús, ato en tu Santo Nombre, todo mal que pueda
corromper a dichas personas, e invoco tu Divina
Justicia y tu Divina Misericordia para con ellos. Amén.

Llegados al lugar llamado “La Calavera”, le


crucificaron allí a él y a los dos malhechores, uno a
la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: “Padre,
perdónales, porque no saben lo que hacen”... Era ya
eso de mediodía cuando, al eclipsarse el sol, hubo
oscuridad sobre toda la tierra hasta la media tarde.
El velo del Santuario se rasgó por medio y Jesús,
dando un fuerte grito dijo: “Padre, en tus manos
pongo mis espíritu” y, dicho esto, expiró» (Lc 23,
33-46). “Cristo murió por nuestros pecados según las
Escrituras” (1Cor 15, 3)

1. Cuando llegaron al lugar llamado Calvario,


crucificaron ahí a Jesús. (Lc. 23, 33).

63
2. Jesús decía: Padre, perdónalos porque no saben
lo que hacen. (Lc. 23, 34).

3. Uno de los ladrones crucificados con Él decía:


Jesús acuérdate de mí cuando vayas a tu Reino. (Mt.
27, 44; Lc. 23; 39, 42).

4. Jesús le dijo: Yo te aseguro, hoy estarás conmigo


en el Paraíso. (Lc. 23, 43).

5. Jesús, viendo a su Madre, y junto a Ella al discípulo


que Él amaba. (Jn. 19, 26).

6. Dijo a su Madre: mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo


al discípulo: he ahí a tu Madre: (Jn. 19, 26-27).

7. Y desde aquel momento el discípulo la recibió


consigo. (Jn. 19, 27).

8. El sol se oscureció y el velo del templo se rasgó por


la mitad. (Lc. 23, 45).

9. Y Jesús, con una voz fuerte, exclamó: Padre, en tus


manos encomiendo mi Espíritu. (Lc. 23, 46).

10. Inclinó la cabeza y entregó el Espíritu. (Jn. 19,


30)..

64
LOS MISTERIOS
GLORIOSOS
(MIÉRCOLES Y DOMINGO)

1. La Resurrección del Señor (Marcos 16,1-18)


2. La Ascensión del Señor (Hechos 1,3-11)
3. La Venida del Espíritu Santo (Hechos 2,1-13)
4. La Asunción de María Santísima (Judit 13,18-20)
5. La Coronación de María Santísima
(Ap 12,1; Cantar 6,10)

65
1ER MISTERIO GLORIOSO
LA RESURRECCIÓN DEL SEÑOR
(Marcos 16,1-18)

Tema para la reflexión: La alegría de Cristo que


vence a la muerte. La Lealtad.
“Los apóstoles son leales; enemigo de la
perseverancia es el desaliento el abandonar.”

Meditemos el triunfo de Jesús: Es el primer día de la


semana y las mujeres quieren hacer el último servicio
al Señor: ungir su cuerpo. Y se encuentran con algo
inesperado: el sepulcro vacío. Cristo ha vencido a la
muerte y queda así culminada la redención.

Oración: Nos alegramos contigo, Madre nuestra, y te


pedimos a ti, que supiste estar al pie de la cruz, que
sepamos mantener firme la esperanza en la victoria
de Cristo. Amén.

El primer día de la semana, muy de mañana,


fueron al sepulcro llevando los aromas que habían
preparado. Pero encontraron que la piedra había
sido retirada del sepulcro, y entraron, pero no
hallaron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían que
pensar de esto, cuando se presentaron ante ellas
dos hombres con vestidos resplandecientes. Ellas,
despavoridas, miraban al suelo, y ellos les dijeron: “

66
Por qué buscáis ente los muertos al que está vivo?
No está aquí, ha resucitado”» (Lc 24, 1-6). “Si no
resucitó Cristo, vana es nuestra predicación, vana
también vuestra fe” (1Cor 15, 14).

1. La Resurrección constituye ante todo la


confirmación de todo lo que Cristo hizo y enseñó» Yo
os aseguro que lloraréis y os lamentaréis, y el mundo
se alegrará. Estaréis tristes, pero vuestra tristeza se
convertirá en gozo. (Jn. 16, 20).

2. También vosotros estáis tristes ahora, pero volveré


a veros y se alegrará vuestro corazón y nadie os
podrá quitar vuestra alegría. (Jn. 16, 22).

3. El primer día de la semana, muy de mañana,


llegaron al sepulcro llevando los aromas que habían
preparado. (Lc. 24, 1).

4. De pronto hubo un gran terremoto, pues un Angel


del Señor bajó del cielo, se acercó, hizo rodar la
piedra del sepulcro y se sentó en ella. (Mt. 28, 2).

5. No temáis, pues sé que buscáis a Jesús, el


crucificado. (Mt. 28, 5).

6. No está aquí: resucitó como dijo. Venid y ved el


sitio donde estaba. (Mt. 28, 6).

67
7. Y va delante de vosotros a Galilea. Allí le veréis.
(Mt. 28, 7).

8. Ellas se alejaron a toda prisa del sepulcro, y con


temor y gran alegría corrieron a llevar la noticia a los
discípulos. (Mt. 28, 8).

9. Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí,


aunque muera, vivirá. (Jn. 11, 25).

10. Y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás.


(Jn. 11,26).

68
2DO MISTERIO GLORIOSO
LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(Hechos 1,3-11)

Tema para la reflexión: Cristo que nos abre a la


esperanza del cielo, y anima a sus apóstoles a
extender el Reino de Dios.

Meditemos la llamada al apostolado.


Jesús ha estado con sus discípulos cuarenta
días para darles la alegría de su compañía, y las
últimas instrucciones. Pero llega el momento de la
despedida, es el momento de actuar, de llevar el
mensaje de Cristo por todos los rincones del mundo.

Oración: Virgen María, que sepamos estar muy llenos


de Dios, y que sintamos la urgente responsabilidad
de prender con el fuego de su amor a todos los que
encontremos en nuestro camino. Amén.

El Señor Jesús, después de hablarles, ascendió al


cielo y se sentó a la derecha de Dios (Mc 16, 19).
Esta última etapa permanece estrechamente unida
a la primera, es decir, a la bajada desde el cielo
realizada en la Encarnación. Sólo el que “salió del
Padre” puede volver al Padre: Cristo.

1. Los llevó después afuera hasta cerca de Betania;

69
y, levantando la mano, les dio su bendición. (Lc. 24,
50).

2. Me ha sido dado todo poder en el Cielo y en la


tierra. (Mt. 28, 18).

3. Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes.


(Mt. 28, 18).

4. Bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y


del Espíritu Santo. (Mt. 28, 19).

5. Y enseñadles a observar todo cuanto yo os he


mandado. (Mt. 28, 20).

6. El que crea y se bauticé, se salvará. (Mc. 16, 16).

7. Pero el que no crea, se condenará. (Mc. 16, 16).

8. Y mirad, Yo estaré siempre con vosotros hasta el fin


del mundo. (Mt. 82, 20).

9. Y, en tanto que los bendecía, se apartó de ellos y


fue elevándose al Cielo. (Lc. 24, 51).

10. Y allí está sentado a la diestra de Dios. (Mc. 16,


19).

70
3ER MISTERIO GLORIOSO
LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO
(Hechos 2,1-13)

Tema para la reflexión: Alegría de estar en el camino


seguro dentro de la Iglesia porque está iluminada
por el Espíritu Santo.

Meditemos el nacimiento de la Iglesia: Los apóstoles


se quedan en Jerusalén esperando la venida del
Espíritu Santo, y María, en medio de ellos, les enseña
a perseverar en la oración. Es así como nace la
Iglesia, para hacer presente a Dios en medio de los
hombres a lo largo de toda la historia.

Oración: Virgen María, tú que eres Madre de la


Iglesia, enséñanos a ver en ella no una institución
lejana, sino la casa común de los creyentes, que ha
querido Dios para llevar al mundo su mensaje de
salvación. Amén.

Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos


reunidos en un mismo lugar. De repente vino del
cielo un ruido como el de una ráfaga de viento
impetuoso, que llenó toda la casa en la que se
encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como
de fuego que se repartieron y se posaron sobre

71
cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu
Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les concedía expresarse (Hech 2, 1-4).
“Espíritu Santo”, tal es el nombre propio de Aquél
que adoramos y glorificamos con el Padre y el Hijo.
La Iglesia ha recibido este nombre del Señor y lo
profesa en el Bautismo de sus nuevos hijos.

1. Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban


todos juntos en un mismo local. (Hech. 2, 1).

2. Y se oyó de repente un estruendo, que venía del


cielo, como de una ráfaga de viento que sopla con
furia. (Hech. 2, 2).

3. Y aparecieron unas como lenguas de fuego, que


se repartieron y posaron sobre cada uno de ellos.
(Hech. 2, 3).

4. Todos quedaron llenos del Espíritu Santo, y


comenzaron a hablar en lenguas extrañas, según el
Espíritu Santo les movía a expresarse. (Hech. 2, 4).

5. Había en Jerusalén judíos que allí residían,


hombres piadosos, venidos de todas las naciones
que hay bajo el cielo. (Hech. 2, 5).

6. Entonces Pedro, en pie con los once, alzó su voz y

72
les dirigió estas palabras. (Hech. 2, 14).

7. Arrepentíos y que cada uno de vosotros se bautice


en el nombre de Jesucristo para remisión de vuestros
pecados; y recibiréis entonces el don del Espíritu
Santo. (Hech. 2, 38).

8. Y los que acogieron su palabra se bautizaron, y


se agregaron aquel día unas tres mil almas. (Hech.
2,41).

9. Envías tu soplo y son creados, y renuevas la faz de


la tierra. (Sal. 104, 30).

10. Ven, oh Espíritu Santo!, llena los corazones de


tus fieles; y enciende en ellos el fuego de tu Amor.
Aleluya. (Secuencia de Pentecostés).

73
4TO MISTERIO GLORIOSO
LA ASUNCIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
(Judit 13,18-20)

Tema para la reflexión: María, que es nuestra


esperanza, nos muestra un anticipo de la
resurrección gloriosa.

Meditemos la esperanza del cielo: Tú, María has


sido creada por Dios como la más excelsa de las
criaturas, y ahora el Señor no ha querido que tú,
su Madre Santísima, conocieras la corrupción del
sepulcro, por eso te abre las puertas del cielo.
Eres así nuestra esperanza más firme, porque
nos muestras un anticipo de lo que será nuestra
resurrección gloriosa.

Oración: Virgen María que tengamos en nuestro


corazón esos anhelos de cielo para estar, junto a ti,
contemplando el rostro de Dios. Amén.

Todas las generaciones me llamarán bienaventurada


porque el Señor ha hecho obras grandes en mí (Lc 1,
48-49). La Santísima Virgen María, cumplido el curso
de su vida terrena, fue llevada en cuerpo y alma a
la gloria del cielo, en donde ella participa ya en la
gloria de la resurrección de su Hijo, anticipando la
resurrección de todos los miembros de su Cuerpo.

74
1. Bendita seas Tú, hija del Dios Altísimo, entre todas
las mujeres de la tierra. (Jdt. 13, 18).

2. La confianza que has demostrado no se borrará


del corazón de los hombres. (Jdt. 13, 19).

3. Que Dios te conceda para exaltación perpetua


el ser favorecida con todos los bienes, porque
no vacilaste en exponer tu vida a causa de la
humillación de nuestra raza. (Jdt. 13, 20).

4. Tú eres la exaltación de Jerusalén, Tú el gran


orgullo de Israel, Tú la suprema gloria de nuestra
raza. (Jdt. 15, 9).

5. Escucha, hija, mira y pon atento oído: el Rey está


prendado de tu belleza. (Sal. 35; 11, 12).

6. Entonces se abrió el templo de Dios que está en el


cielo, y hubo relámpagos, y estrépito, y truenos. (Ap.
11, 19).

7. Apareció una grandiosa señal en el cielo: una


Mujer vestida del sol. (Ap. 12, 1).

8. Con la luna bajo sus pies, y con una corona de


doce estrellas en la cabeza. (Ap. 12, 1).

75
9. Toda espléndida, la Hija del Rey, va adentro con
vestido en oro recamado. (Sal. 45, 14).

10. Cantad al Señor un canto nuevo, porque ha


hecho maravillas. (Sal. 98, 1).

76
5TO MISTERIO GLORIOSO
LA CORONACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA
(Ap 12,1; Cantar 6,10)

Tema para la reflexión: Los Consagrados a Jesús por


María formamos una corona viva en la Virgen.
“Dios nos ha marcado con el sello de la vocación”.

Meditemos la intercesión de María: Padre, Hijo y


Espíritu Santo han salido a al encuentro de María
para coronarla, porque es Reina del cielo y la tierra.
Ante ti, María los ángeles y los santos te colman de
su alabanza, porque eres Hija de Dios Padre, Madre
de Dios Hijo, Esposa de Dios Espíritu Santo, Templo y
Sagrario de la Santísima Trinidad.

Oración: Porque eres la omnipotencia suplicante,


acudimos a ti María, sabiendo que no vas a
desechar nuestras súplicas, Virgen gloriosa y bendita.
Amén.

Una gran señal apareció en el cielo: una mujer,


vestida de sol, con la luna bajo sus pies, y una
corona de doce estrellas sobre su cabeza. (Ap 12,
1). «
Finalmente, la Virgen inmaculada, preservada libre
de toda mancha de pecado original, terminado el
curso de su vida en la tierra, fue llevada a la gloria

77
del cielo y elevada al trono por el Señor como Reina
del universo, para ser conformada más plenamente
a su Hijo, Señor de los Señores y vencedor del
pecado y de la muerte.

1. Quién es ésta que surge cual aurora, bella como


la luna, refulgente como el sol? (Cant. 6, 10).

2. Como flor del rosal en primavera, como lirio junto


al manantial; como brote del Líbano en verano,
como fuego e incienso en el incensario; como vaso
de oro macizo adornado de toda clase de piedras
preciosas. (Eclo. 50, 8-9).

3. Yo soy la Madre del Amor hermoso, del temor, del


conocimiento, y de la santa esperanza. (Eclo. 24, 24).

4. En mí está toda gracia de camino y de verdad; en


mí toda esperanza de vida y de virtud. (Eclo. 24, 25).

5. Venid a mí los que me deseáis y hartaos de mis


frutos. (Eclo. 24, 26).

6. Que mi recuerdo es más dulce que la miel; mi


heredad más dulce que panal de miel. (Eclo. 24, 27).

7. Ahora, pues, hijos, escuchadme, escuchad la


instrucción y haceos sabios, no la despreciéis. (Prov.

78
8, 32-33).

8. Dichosos los que guardan mis caminos. Dichoso


el hombre que me escucha velando ante mi puerta
cada día. (Prov. 8, 33-34).

9. Porque el que me halla, ha hallado la Vida, ha


logrado el Favor del Señor. (Prov. 8, 35).

10. Salve, oh Reina de la Misericordia, líbranos del


enemigo, y recíbenos en la hora de la muerte.

79
LETANIAS
A LA VIRGEN

80
LETANIAS A LA VIRGEN

Señor, ten piedad


R/: Señor, ten piedad
Cristo, ten piedad
R/: Cristo, ten piedad
Señor, ten piedad.
R/: Señor, ten piedad
Cristo, óyenos.
R/: Cristo, óyenos.
Cristo, escúchanos.
R/: Cristo, escúchanos.
Dios, Padre celestial,
R/: ten piedad de nosotros.
Dios, Hijo, Redentor del mundo,
R/: ten piedad de nosotros.
Dios, Espíritu Santo,
R/: ten piedad de nosotros.
Santísima Trinidad, un solo Dios,
R/: ten piedad de nosotros.
Santa María,
R/: Ruega por nosotros
Santa Madre de Dios,
R/: Ruega por nosotros
Santa Virgen de las Vírgenes,
R/: Ruega por nosotros
Madre de Cristo,
R/: Ruega por nosotros
81
Madre de la Iglesia,
R/: Ruega por nosotros
Madre de la divina gracia,
R/: Ruega por nosotros
Madre purísima,
R/: Ruega por nosotros
Madre castísima,
R/: Ruega por nosotros
Madre siempre virgen,
R/: Ruega por nosotros
Madre inmaculada,
R/: Ruega por nosotros
Madre amable,
R/: Ruega por nosotros
Madre admirable,
R/: Ruega por nosotros
Madre del buen consejo,
R/: Ruega por nosotros
Madre del Creador,
R/: Ruega por nosotros
Madre del Salvador,
R/: Ruega por nosotros
Madre de misericordia,
R/: Ruega por nosotros
Virgen prudentísima,
R/: Ruega por nosotros
Virgen digna de veneración,
R/: Ruega por nosotros

82
Virgen digna de alabanza,
R/: Ruega por nosotros
Virgen poderosa,
R/: Ruega por nosotros
Virgen clemente,
R/: Ruega por nosotros
Virgen fiel,
R/: Ruega por nosotros
Espejo de justicia,
R/: Ruega por nosotros
Trono de la sabiduría,
R/: Ruega por nosotros
Causa de nuestra alegría,
R/: Ruega por nosotros
Vaso espiritual,
R/: Ruega por nosotros
Vaso digno de honor,
R/: Ruega por nosotros
Vaso de insigne devoción,
R/: Ruega por nosotros
Rosa mística,
R/: Ruega por nosotros
Torre de David,
R/: Ruega por nosotros
Torre de marfil,
R/: Ruega por nosotros
Casa de oro,
R/: Ruega por nosotros

83
Arca de la Alianza,
R/: Ruega por nosotros
Puerta del cielo,
R/: Ruega por nosotros
Estrella de la mañana,
R/: Ruega por nosotros
Salud de los enfermos,
R/: Ruega por nosotros
Refugio de los pecadores,
R/: Ruega por nosotros
Consoladora de los afligidos,
R/: Ruega por nosotros
Auxilio de los cristianos,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Ángeles,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Patriarcas,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Profetas,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Apóstoles,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Mártires,
R/: Ruega por nosotros
Reina de los Confesores,
R/: Ruega por nosotros
Reina de las Vírgenes,
R/: Ruega por nosotros

84
Reina de todos los Santos,
R/: Ruega por nosotros
Reina concebida sin pecado original,
R/: Ruega por nosotros
Reina asunta a los Cielos,
R/: Ruega por nosotros
Reina del Santísimo Rosario,
R/: Ruega por nosotros
Reina de la familia,
R/: Ruega por nosotros
Reina de la paz.
R/: Ruega por nosotros
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/: perdónanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/: escúchanos, Señor.
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo,
R/: ten misericordia de nosotros.
Ruega por nosotros, Santa Madre de Dios.
Para que seamos dignos de las promesas de Cristo.

ORACIÓN: Te rogamos nos concedas, Señor Dios


nuestro, gozar de continua salud de alma y cuerpo,
y por la gloriosa intercesión de la bienaventurada
siempre Virgen María, vernos libres de las tristezas de
la vida presente y disfrutar de las alegrías eternas.
Por Cristo nuestro Señor. Amén.

85
ADORACIÓN
AL SANTÍSIMO
SACRAMENTO
DEL ALTAR

86
ALABANZAS DE DESAGRAVIO

Bendito sea Dios.

Bendito sea su santo Nombre.

Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre verdadero.

Bendito sea el Nombre de Jesús.

Bendito sea su Sacratísimo Corazón.

Bendita sea su Preciosísima Sangre.

Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.

Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.

Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.

Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.

Bendita sea su gloriosa Asunción.

Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.

Bendito sea San José, su castísimo esposo.

Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.

Amén.

87
INTRODUCCIÓN

Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito


Amor me ha salvado, aún contra mi propia voluntad.
Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia
que me ha esperado. Gracias, Dios mío, por Tu
inconmensurable compasión que tuvo piedad
de mí. La única recompensa que puedo darte
en retribución de todo lo que me has dado es mi
debilidad, mi dolor y mi miseria.

Estoy delante de ti, Espíritu de Amor, que eres fuego


inextinguible y quiero permanecer en tu adorable
presencia, quiero reparar mis culpas, renovarme
en el fervor de mi consagración y entregarte mi
homenaje de alabanza y adoración.

Jesús bendito, estoy frente a Ti y quiero arrancar a Tu


Divino Corazón innumerables gracias para mí y para
todas las almas, para la Santa Iglesia, tus sacerdotes
y religiosos. Permite, oh Jesús, que estas horas sean
verdaderamente horas de intimidad, horas de amor
en las cuales me sea dado recibir todas las gracias
que Tu Corazón divino me tiene reservadas.

Virgen María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a


Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos
de Tu Corazón Inmaculado.
88
¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido
perdón por los que no creen, no adoran, no esperan
y no te aman.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, te


adoro profundamente y te ofrezco el preciosísimo
Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro
Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios
del mundo, en reparación de todos los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que El mismo es
ofendido. Y por los méritos infinitos de su Sacratísimo
Corazón y del Inmaculado Corazón de María, te
pido la conversión de los pobres pecadores.

ACTO DE FE Y ADORACIÓN

Creo, oh Jesús, con mi más viva fe, que estás


realmente presente, aquí, delante mío, bajo las
especies Eucarísticas; Tú, el Verbo eterno del Padre,
engendrado desde todos los siglos y encarnado
luego en las entrañas de la Virgen Madre, Jesucristo
Redentor y Rey. Creo, realmente, que estás presente
en la verdad inefable de Tu Divinidad y de Tu
Humanidad.

Jesús, eres el mismo de Belén, el divino Niño que

89
aceptara por mí, el aniquilamiento, la pobreza y
la persecución. Eres el Jesús de Nazaret, que por
mi amor abrazó el ocultamiento, las fatigas y la
obediencia. Eres el Divino Maestro, aquel que vino
para enseñarme las dulces verdades de la fe, a traer
el gran mandamiento del amor: Tu mandamiento.
Eres el Salvador Misericordioso, el que te inclinas
sobre todas mis miserias con infinita comprensión y
conmovedora bondad, pronto siempre a perdonar,
a curar, a renovar. Eres la Víctima Santa, inmolada
para gloria del Padre y bien de todas las almas.
Eres el Jesús que por mí sudó sangre en el Huerto de
Getsemaní; quien por mí sufrió la condenación de
tribunales humanos, la dolorosísima flagelación, la
cruel y humillante coronación de espinas, el martirio
cruel de la crucifixión. Eres quien quiso agonizar y
morir por mí. Tú eres Jesús Resucitado, el vencedor
de la muerte, del pecado y del infierno. Quien está
deseoso de comunicarme los tesoros de la vida
divina que posees en toda su plenitud.

Jesús mío, Te encuentras aquí, presente en la Hostia


Consagrada, Santa, con un Corazón desbordante
de ternura, un Corazón que ama infinitamente. En
Tu Corazón, Jesús, encuentro el Amor Infinito, la
Caridad divina: Dios, principio de vida, existente
y vivificante. ¡Qué dulce me es, Dios mío, Trinidad
Santísima, adorarte en este Sagrario en el que ahora

90
estás!

Por ello me uno a los Ángeles y Santos quienes,


invisibles pero presentes y vigilantes junto a Tu
Sagrario, Te adoran incesantemente. Me uno, sobre
todo, a Tu Santísima Madre y a los sentimientos
de profunda adoración y de intenso amor que
brotaron de Su alma desde el primer instante de
Tu Encarnación y cuando te llevaba en Su seno
inmaculado.

Y mientras Te adoro en este Sagrario, lo hago en


todos los del mundo y, especialmente, en aquellos
en los cuales estás más abandonado y olvidado. Te
adoro en cada Hostia Consagrada que existe entre
el Cielo y la tierra.

Te adoro, Dios Padre, porque por medio de Cristo has


descendido hasta mi humanidad y porque, por Su
Corazón adorable, Te has unido tan estrechamente
al hombre, a mí, pobre criatura ingrata. Te adoro en
este templo, santificado por la presencia siempre
actual de Tu Ser divino; me postro hasta la nada, en
adoración delante de Tu Majestad Soberana pero, al
mismo tiempo, el amor me eleva hasta Ti.

Te adoro, Dios Padre, y te amo; el amor y la


adoración están totalmente confundidos y

91
mezclados en mi alma, tanto que no sabría decir si
más adoro que amo o si más amo que adoro... Te
adoro porque encuentro en Ti todo poder y toda
santidad, justicia y sabiduría; porque Tú eres mi
Creador y mi Dios. Te amo porque encuentro en Ti
toda belleza, toda bondad, toda ternura y toda
misericordia. Te amo porque me has hecho el regalo
de un tesoro invalorable.

Jesús es mi tesoro, es mío y a cada instante


puedo sacar de El gracias a manos llenas, pues lo
encuentro siempre abundante. De El tomo cuanto
necesito para pagar mis deudas, para remediar
mis necesidades, encontrar delicia, ganarme una
corona. ¡Qué don inefable es este Jesús con Su
Corazón desbordante de ternuras! Un tesoro que
jamás se agota: mientras más saco, él más aumenta.

Oh, Dios Padre, tanto has amado a tus criaturas que


les diste a Tu único Hijo y, para que la Majestad de
Tu Verbo no nos infundiese temor y nuestras almas
se pudieran dirigir a Él con confianza, lo revestiste
de una carne semejante a la nuestra. Lo has
embellecido con las gracias más atrayentes y, sobre
todo, le has dado un Corazón infinitamente perfecto;
tanto que debía ser la morada de Tus delicias,
porque Tú divina plenitud vive en El y la más humilde
de las criaturas tiene allí su lugar de privilegio.

92
Ese adorado Corazón, inmenso como Tú, Dios mío,
porque te contiene, es también mi morada, pues
me ama. En El me encuentro con Tu divinidad y, al
verme en este Sagrado asilo, Tu justa ira se aplaca y
Tu justicia se desarma.
Te adoro, Dios Padre, por Jesús y en Jesús. Adoro
a Jesús, Tu Hijo, quien por Su Humanidad es mi
hermano y por Su Divinidad es mi Dios.

Te amo por Jesús y con Jesús.


Te amo por el Corazón de Jesús, que el amor hizo
mío.
Te amo en Jesús. Por Él Te llega mi amor, por El puedo
alcanzarte y abrazarte.

Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y


creo en Tu amor por mí.

En el misterio sublime de la Unidad de Tu Naturaleza


y de la Trinidad de Tus Personas, Dios mío, reconozco
que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por
mí.

En la armonía de Tus perfecciones innumerables,


Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y
creo en Tu amor por mí.

93
En la riqueza inagotable con que haces los seres de
la nada, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la pacífica posesión de Tu eterna


Bienaventuranza, Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la sabiduría infinita con que gobiernas todas las


cosas, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la bondad inefable con que elevas al hombre a


la dignidad de hijo Tuyo, Dios mío, reconozco que Tú
eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la Misericordia infinita con que toleras y conservas


al pecador, Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el misterioso decreto que estableció la


Redención, Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el infinito abajamiento de Tu Encarnación, Dios


mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo
en Tu amor por mí.

94
En las humillaciones, en los ocultamientos, en los
trabajos de Tu vida terrena, Dios mío, reconozco que
Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En los oprobios de Tu Pasión y muerte, Dios mío,


reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu
amor por mí.

En la gloria de Tu Resurrección, de Tu Ascensión y de


Tu triunfo en los Cielos, Dios mío, reconozco que Tú
eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En Tu divino Corazón, abierto por la lanza en el


Calvario, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En Tu divino Corazón revelado a Tus Santos en el


transcurso de los siglos, Dios mío, reconozco que Tú
eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En Tu divino Corazón que late de amor por nosotros


en Tu pecho adorable y presente en nuestros
Sagrarios, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En Tu divino Corazón, desbordante de misericordia


para los pobres pecadores, especialmente en el
Sacramento de la Penitencia, Dios mío, reconozco

95
que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por
mí.

En Tu Sacerdocio, que a través de los siglos continúa


Tu obra de Misericordia y de salvación, Dios mío,
reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu
amor por mí.

En Tu Vicario, que te representa visiblemente en la


tierra, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la Iglesia, que conserva y dispensa a las almas los


tesoros de Tu divina gracia, Dios mío, reconozco que
Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En su magisterio infalible, en su sabio gobierno, en su


inefable poder de santificación, Dios mío, reconozco
que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por
mí.

En María Santísima, Tu Madre, enriquecida con


tantos privilegios y constituida también Madre,
Corredentora y Abogada nuestra, Dios mío,
reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu
amor por mí.

En la exuberante fecundidad con que produces

96
Santos, Dios mío, reconozco que Tú eres la Bondad
Infinita y creo en Tu amor por mí.

En la conmovedora generosidad con que dispensas


tus dones, Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el misterioso trabajo de la gracia en la intimidad


de las almas, Dios mío, reconozco que Tú eres la
Bondad Infinita y creo en Tu amor por mí.

En el don purificador de tu Cruz, Dios mío, reconozco


que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por
mí.

En la maravillosa providencia con que sigues a cada


criatura en el curso de su vida, Dios mío, reconozco
que Tú eres la Bondad Infinita y creo en Tu amor por
mí.

En Tu gloria infinita, que comunicas a Tus elegidos


haciéndolos eternamente felices en el Cielo, Dios
mío, reconozco que Tú eres la Bondad Infinita y creo
en Tu amor por mí.

97
ACCIÓN DE GRACIAS

Señor: La Iglesia, en la recitación del Gloria de


la Santa Misa, me invita a darte gracias por Tu
gran gloria, me invita a agradecerte, glorificarte
y alabarte por lo que Tú eres, Dios mío. Por este
motivo, me es grato repetirte: Te doy gracias, porque
eres el Amor Infinito.

Después de haberme postrado para adorarte


en el Corazón de Jesús, quiero agradecerte. Te
agradezco, mi Dios, porque Tú eres el Amor y te
agradezco por los dones de Tu amor. Y ya que los
dones más preciados, los de la vida sobrenatural,
nos los diste por Jesús, es también por El, con El
y en El que quiero elevar hasta Ti el himno de
reconocimiento.

En unión con Jesús te agradezco, Dios Padre, por


todas las gracias personales que me has concedido.
Tú me diste la vida, sacándome de la nada y me
la conservaste día a día hasta este momento. Pero
Tú Me has dado otra vida más valiosa, la de la
gracia, que me hace partícipe de Tu misma vida
divina y, después de la primera gracia con la que
me santificaste en el día del bautismo, ¡cuántas
gracias me han sido concedidas, que conservaron,
aumentaron y, tal vez, reconquistaron la vida
98
sobrenatural!

Pienso en los dones de tu amor de los que tanto he


gozado:

En la Iglesia, que me has dado para que sea mi


maestra y guía hacia la eternidad.

En los Sacerdotes, que me han otorgado los dones


de Tu amor.

En los perdones continuadamente renovados.

En la Eucaristía, que ha sido para mí, alimento, sostén


y consuelo.

En la Virgen, que es mi buena Madre, mi


consoladora, mi ayuda, mi especial protectora en
cada instante de mi vida.

En el Paraíso, que me has preparado y que con


Tu gracia espero alcanzar. Contemplo mi vida
sembrada de alegrías y dolores y comprendo que
todo en ella ha sido amor. Todo, oh mi Dios, porque
de Tu Corazón amante no puede salir nada que no
sea gracia y amor.

Por todo esto, R/: Te doy gracias, Dios mío.

99
Por las alegrías que me has permitido gozar, así
como por los dolores y las pruebas con que has
sembrado mi camino, R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por las gracias conocidas y por las desconocidas,


R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por los favores del pasado y los del futuro,


R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por todo lo que has hecho en mí y por mí, y por todo


lo que todavía querrás hacer en el futuro,
R/: Te doy gracias, Dios mío.

Sobre todo, por haberme llamado al conocimiento


de Tu Amor y a consagrarme a él,
R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por la luz y la alegría Tuyas, que estoy tan lejos de


merecer, R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por la luz y la alegría que el conocimiento de Tu


Amor trajo a mi vida, R/: Te doy gracias, Dios mío.

Por la posesión de Tu amor que Te hace mío y a mí


me hace Tuyo, R/: Te doy gracias, Dios mío.

Pero no quiero y no puedo darte gracias sólo por

100
mí. Te doy gracias también por todos los dones
que Tu Amor ha derramado en la Iglesia. Por los
beneficios otorgados a los Ángeles y a los Santos,
alabanzas perennes de Tu Amor. Y sobre todo, por
los beneficios innumerables que has hecho a María
Santísima, nuestra dulce Madre. Te doy gracias por
haberla hecho tan grande, tan santa, tan hermosa.
Te doy gracias por los privilegios que le concediste,
por el trono de gloria sobre el cual la colocaste, por
la misión que le confiaste. Te doy gracias por haber
hecho de esta criatura predilecta, una madre en la
que puedo y debo colocar todas mis esperanzas.

Para que mi reconocimiento sea más eficaz me


permito, oh Señor, vivificarlo con el amor. Por eso Te
digo y Te repito: que Te amo con todo mi corazón,
con toda mi alma, con toda mi mente y con todas
mis fuerzas.

A Ti, que eres el amor infinito,


R/: Te amo, Dios mío.

A Ti, que me has salvado por Tu amor,


R/. Te amo, Dios mío.

A Tí, que me ordenas amarte,


R/. Te amo, Dios mío.

101
Con todo mi corazón,
R/. Te amo, Dios mío.

Con toda mi alma,


R/. Te amo, Dios mío.

Con todo mi espíritu,


R/. Te amo, Dios mío.

Con todas mis fuerzas,


R/. Te amo, Dios mío.

Por encima de todos los bienes y honores,


R/. Te amo, Dios mío.

Por encima de todos los placeres y las alegrías,


R/. Te amo, Dios mío.

Más que a mí mismo y que a todo cuanto me


pertenece, R/. Te amo, Dios mío.

Más que a mis padres y que a mis amigos,


R/. Te amo, Dios mío.

Más que a todos los hombres y ángeles,


R/. Te amo, Dios mío.

Por encima de todas las cosas creadas en el cielo y

102
en la tierra, R/. Te amo, Dios mío.

Solamente por Ti mismo,


R/. Te amo, Dios mío.

Porque Tú eres el Sumo Bien,


R/. Te amo, Dios mío.

Porque Tú eres infinitamente digno de ser amado,


R/. Te amo, Dios mío.

Porque Tú eres infinitamente perfecto,


R/. Te amo, Dios mío.

Aunque no me hubieras prometido el Paraíso,


R/. Te amo, Dios mío.

Aunque no me amenazaras con el infierno,


R/. Te amo, Dios mío.

Aunque me probases con la miseria y la desventura,


R/. Te amo, Dios mío.

En la abundancia y en la pobreza,
R/. Te amo, Dios mío.

En la prosperidad y en el infortunio,
R/. Te amo, Dios mío.

103
En los honores y en los desprecios,
R/. Te amo, Dios mío.

En las alegrías y en los dolores,


R/. Te amo, Dios mío.

En la salud y en la enfermedad,
R/. Te amo, Dios mío.

En la vida y en la muerte,
R/. Te amo, Dios mío.

En el tiempo y en la eternidad,
R/. Te amo, Dios mío.

En unión al amor con que todos los Santos y Ángeles


Te aman en el Cielo, R/. Te amo, Dios mío.

En unión al amor con que Te ama la Bienaventurada


Virgen María, R/. Te amo, Dios mío.

En unión al amor infinito con que nos amas


eternamente, R/. Te amo, Dios mío.

ACCIÓN DE REPARACIÓN

Oh, Dios mío, que posees en una abundancia


incomprensible todo cuanto puede haber de

104
perfecto y digno de amor, extingue en mí todo amor
culpable, sensual y desordenado hacia las criaturas,
y enciende en mi corazón el fuego purísimo de Tu
amor, a fin de que ame sólo a Ti, por Ti, hasta el
punto que, consumido en Tu santísimo amor, pueda
yo ir a amarte eternamente en el Cielo, con los
elegidos. Amén.

Señor, ahora quiero hacer ante Ti reparación. Oh,


Jesús, Víctima divina de nuestros altares, grande
y único Reparador, yo también me uno a Ti para
cumplir, contigo y por medio Tuyo, el oficio de
pequeña alma reparadora.

Y me dirijo también a ti, oh Madre mía, para que así


como en el Calvario ofreciste al Padre a Tu Jesús,
que se inmolaba por su gloria y por la salvación de
las almas, así renueves en este momento el místico
ofrecimiento en mi lugar.

En el cáliz de Tu Corazón Inmaculado ofrece, oh


Virgen dulce, los dolores de Jesús junto a los Tuyos,
para invocar la Divina Misericordia sobre mí y sobre
el mundo entero. Después de haberte dado gracias
por Tus dones sin fin, ¿cómo puedo no confundirme
a la vista de mis culpas y de mis infidelidades? ¡Con
cuánta ingratitud y frialdad he respondido a tus
beneficios!

105
Postrado ante Ti, que tanto me has amado, lleno de
confusión y de arrepentimiento, invoco Tu perdón y
Tu Misericordia.

Por el mal uso que hice de los dones naturales


recibidos: mi vida, mis energías, mi tiempo, mis
sentidos, mi inteligencia, mi lengua.
R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por las desobediencias, pequeñas y grandes a Tu ley,


R/: Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por los deberes descuidados o mal cumplidos,


R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por el bien que pude hacer y no hice,


R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Porque dejé triunfar muchas veces en mí las malas


inclinaciones del orgullo, de la vanidad y del
egoísmo, R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Porque no practiqué el mandamiento de caridad,


como Tú lo ordenaste,
R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Porque dejé estériles en mí tantas gracias,


R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

106
Por la tibieza con que practiqué mi vida de piedad,
R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por la indiferencia y frialdad con que respondí a los


dones de Tu amor,
R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por haber preferido muchas veces a las criaturas y


las satisfacciones humanas, en lugar de Ti y de tus
consolaciones,
R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por la poca fidelidad y generosidad con que he


vivido mi consagración,
R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por la falta de fe y abandono en tu amor,


R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por la falta de dedicación a las almas y a la Iglesia,


R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Por mis rebeliones y mi poco amor a Tu Voluntad y a


Tu cruz, R/. Oh, Jesús, ¡ten piedad de mí!

Me confundo en Tu presencia, oh mi Dios.


Me arrodillo a Tus pies.
Me postro junto a Ti, oh Jesús, Hostia Divina, Redentor

107
y Salvador mío, como un día la Magdalena. Y si bien
es cierto que soy indigno de Tu amor, estoy seguro
que tendrás para mí, la misma ternura misericordiosa.

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Como


era en el principio, ahora y siempre, y por los siglos
de los siglos. Amén.

Con la confianza de haber obtenido de Tu infinita


Misericordia el perdón por mis innumerables culpas,
ofensas y negligencias me permito, oh Jesús, pedirte
perdón también por mis hermanos.

Pienso en los innumerables pecados que se cometen


en el mundo día a día: pecados de los individuos
y de las naciones, pecados de los súbditos y de los
gobernantes; pecados de orgullo, de sensualidad y
de codicia; pecados de pensamiento, de palabra,
de obras y de omisión.

Por todos estos pecados y por los pobres infelices


que los cometen, me atrevo a pedir, oh Jesús, la
efusión de Tu infinita misericordia. Son los pecados los
que Te hicieron agonizar en el Huerto de los Olivos y
sumergieron Tu alma santísima en un mar de tristeza.

No olvides, oh Jesús, que libremente quisiste cargar


con ellos; que has querido “hacerte pecado”,

108
para borrar los nuestros; no olvides, oh Jesús, que
Te ofreciste a la ira del Padre, para rescatar a Tus
hermanos culpables.

Oh Jesús, Te ruego renueves Tu ofrecimiento al


Padre, presentándole nuevamente Tus llagas;
muéstrale las espinas, los flagelos y los clavos que
traspasaron tus carnes; pero, especialmente, hazle
ver Tu Corazón herido y rebosante de amor por El y
por nosotros, y pide Su perdón.

Recuerda, oh Jesús, que mayor que todas nuestras


culpas es Tu misericordia. Viértela, oh Jesús, sobre el
mundo culpable. Busca las ovejas que se alejaron de
Tu redil y muéstrales cuán grande es la potencia de
Tu amor de Salvador.
Y ya que Tu Corazón está herido por las culpas de
los más íntimos, para los que renuevan el beso de
Judas o la negación de Pedro, también para ellos,
oh Jesús, invoco Tu perdón. Que ninguno de ellos
cumpla el gesto desesperado de Judas, sino que Tu
gracia los induzca, como a Pedro, a una reparación
de amor.

LETANÍAS AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

V: Señor, ten piedad de nosotros.


R: Señor, ten piedad de nosotros.

109
V: Cristo, ten piedad de nosotros.
R: Cristo, ten piedad de nosotros.

V: Señor, ten piedad de nosotros.


R: Señor, ten piedad de nosotros.

V: Cristo, óyenos.
R: Cristo, óyenos.

V: Cristo, escúchanos.
R: Cristo, escúchanos.

V: Dios, Padre celestial,


R: ten piedad de nosotros.

V: Dios Hijo, Redentor del mundo,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Dios Espíritu Santo,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Trinidad Santa, un solo Dios,


R./ ten piedad de nosotros.
V: Corazón de Jesús, Hijo del Eterno Padre.
R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, formado por el Espíritu Santo en


el seno de la Virgen María,

110
R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, unido substancialmente al


Verbo de Dios, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, de majestad infinita,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, templo santo de Dios,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, tabernáculo del Altísimo,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, casa de Dios y puerta del cielo,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, lleno de bondad y amor,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, hoguera ardiente de caridad,


R./ ten piedad de nosotros

V: Corazón de Jesús, asilo de justicia y de amor,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, lleno de bondad y de amor,


R./ ten piedad de nosotros.

111
V: Corazón de Jesús, abismo de todas las virtudes,
R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, digno de toda alabanza,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, Rey y centro de todos los


corazones, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, en quien están todos los tesoros


de la sabiduría y la ciencia,
R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, en quien habita toda la


plenitud de la divinidad, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, en quién el Padre halló sus


complacencias, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, en cuya plenitud todos hemos


recibido, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, paciente y de mucha


misericordia, R./ ten piedad de nosotros.

112
V: Corazón de Jesús, rico para todos los que te
invocan, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, fuente de vida y de santidad,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, propiciación por nuestros


pecados, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, despedazado por nuestros


delitos, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, hecho obediente hasta la


muerte, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, traspasado por una lanza,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, vida y resurrección nuestra,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, paz y reconciliación nuestra,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, víctima de los pecadores,


R./ ten piedad de nosotros.

113
V: Corazón de Jesús, salvación de los que en Ti
esperan, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, esperanza de los que en Ti


mueren y esperan, R./ ten piedad de nosotros.

V: Corazón de Jesús, delicia de todos los santos,


R./ ten piedad de nosotros.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del


mundo, R/. perdónanos, Señor.

V: Cordero de Dios, que quitas los pecados del


mundo, R/. óyenos, Señor.

V: Jesús, manso y humilde de corazón,


R/. Haz nuestro corazón semejante al Tuyo.

V: Sagrado Corazón de Jesús,


R/. en Vos confío.

V: Sagrado Corazón de María,


R/. salvad el alma mía.

V: Jesús y María os quiero con toda mi alma,


R/. salvad almas y salvad el alma mía.

SÚPLICA POR LAS ALMAS


114
Antes de alejarme de este Santo Sagrario quiero,
oh Jesús mío, recurrir a las riquezas infinitas de Tu
Corazón divino. Consagrado a Tu amor, creo que
no puedo pedir nada mejor que la satisfacción de
Tus mismos deseos. Son estos, Tus deseos divinos, los
que quiero presentar al Padre antes de terminar este
tiempo de gracias y en Tu nombre suplicar que los
escuche.

El primer deseo de Jesús es la salvación de las almas;


redimir al mundo mediante el amor, establecer el
Reino del Amor Infinito en toda la tierra.

Permite pues, oh Jesús, que exprese mi ardiente voto


de que se establezca en todo el mundo el Reino
de Tu Amor. Oh Amor Infinito, viviente en el Divino
Corazón de Jesús, hazte conocer de los hombres a
fin de que ellos Te amen como Tú quieres ser amado.

SÚPLICA POR LOS SACERDOTES

El segundo deseo de Jesús es el de servirse, para


este gran trabajo, de los Sacerdotes; hacer de ellos
obreros activos y, por su intermedio, obrar en las
almas y en el mundo.

Oh Jesús, Sacerdote eterno y Salvador del mundo,


para realizar este ardiente deseo de Tu Corazón,

115
multiplica las vocaciones. Envía muchos y santos
operarios a Tu mies. Oh Jesús, haz de cada
Sacerdote un verdadero sembrador de Tu amor.

Te ruego por el Santo Padre, por los Obispos, por


todos los Sacerdotes que me han hecho bien...
por todos los Sacerdotes. Te pido, oh Jesús que los
sostengas en las batallas, los confortes en la soledad,
los alientes en los fracasos, fecundes sus fatigas y
derrames en sus corazones el amor de Tu Corazón
divino.

Señor, para celar Tu honra y Tu gloria,


R/: Danos Sacerdotes santos

Señor, para aumentar nuestra fe,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para sostener Tu Iglesia,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para predicar Tu doctrina,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para defender Tu causa,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para contrarrestar el error,

116
R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para aniquilar las sectas,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para sostener la verdad,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para dirigir nuestras almas,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para mejorar las costumbres,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para desterrar los vicios,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para iluminar al mundo,


R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para enseñar las riquezas de Tu Corazón,


R/. Danos Sacerdotes santos
Señor, para hacernos amar al Espíritu Santo,
R/. Danos Sacerdotes santos

Señor, para que todos Tus ministros sean luz del


mundo y sal de la tierra,
R/. Danos Sacerdotes santos

117
Oh Jesús, Sacerdote Santo, Te pedimos con la mayor
humildad del alma, que aumentes las vocaciones
sacerdotales y que los formes según los designios
de Tu amante Corazón. Sólo así conseguiremos
Sacerdotes santos y pronto en el mundo no habrá
más que un sólo rebaño y un sólo Pastor. Amén.

ORACIÓN CONCLUSIVA

Oh, Jesús, Sacerdote Eterno, Divino Sacrificado,


Tú que en un impulso de incomparable amor a los
hombres, Tus hermanos, hiciste brotar de Tu Sagrado
Corazón el Sacerdocio cristiano, dígnate continuar
derramando sobre Tus ministros, los torrentes
vivificantes del Amor Infinito.

Vive en Tus Sacerdotes, transfórmalos en Ti; hazlos,


por Tu gracia, instrumentos de Tu misericordia; obra
en ellos y por ellos, y haz que, después de haberse
revestido totalmente de Ti, por la fiel imitación de Tus
adorables virtudes cumplan, en Tu Nombre y por el
poder de Tu Espíritu, las obras que Tú mismo realizaste
para la salvación del mundo.

Divino Redentor de las almas, mira cuán grande es la


multitud de los que aún duermen en las tinieblas del
error; cuenta el número de las ovejas descarriadas

118
que caminan entre precipicios; considera la turba de
pobres, hambrientos, ignorantes y débiles que gimen
en el abandono.

Vuelve, Señor, a nosotros por Tus Sacerdotes, revive


verdaderamente en ellos, obra por medio de
ellos y pasa de nuevo por el mundo, enseñando,
perdonando, consolando, sacrificando y renovando
los lazos sagrados del amor, entre el Corazón de Dios
y el corazón del hombre. Amén.

Haz, oh Jesús, que la Obra de Tu Amor responda


siempre plenamente a los fines para los cuales
la quisiste; haz que se extienda y se consolide y
conquiste todas las almas al Reino dulcísimo de Tu
Amor.

Oh, Jesús, he pedido Tu Reino. No es necesario


que pida nada para mí, tendré todo el resto por
añadidura. Tú conoces lo que necesito; mira y haz
lo que Tu Corazón Te sugiera. Yo me confío a Tu
Corazón, me abandono en Tu dulce Providencia y,
mientras, Te doy gracias por el don de estas horas
de intimidad Contigo. Te agradezco desde ya, unido
a María, por todos los beneficios que Tu Amor me
reserva aún en el tiempo y en la eternidad.

119

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