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El Santo Rosario

Vida y obra de Nuestro Señor Jesucristo.

1. Hacer el signo de la cruz y rezar el símbolo de los


apóstoles o el acto de contrición

2. Rezar el Padre Nuestro

3. Rezar 3 Avemarías y Gloria al Padre.

4. Anunciar el primer misterio. Rezar el Padrenuestro.


5. Rezar 10 Avemarías y un Gloria al Padre y jaculatoria.

6. Anunciar el segundo misterio. Rezar el Padrenuestro.


7. Rezar 10 Avemarías y un Gloria a Padre y jaculatoria.

8. Anunciar el tercer misterio. Rezar el Padrenuestro.


9. Rezar 10 Avemarías y un Gloria al Padre y jaculatoria.

10. Anunciar el cuarto misterio. Rezar el Padrenuestro.


11. Rezar 10 Avemarías y un Gloria al Padre y jaculatoria.

12. Anunciar el quinto misterio. Rezar el Padrenuestro.


13. Rezar 10 Avemarías y un Gloria al Padre y jaculatoria.

14. Rezar el Salve.

SEÑAL DE LA CRUZ

+ Por la señal de la Santa Cruz, de nuestros enemigos, líbranos Señor Dios nuestro. En el nombre del
Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

Todos.- Abre Señor mis labios, para alabar tu nombre y el de Tu Santa Madre.

SIMBOLO DE LOS APOSTOLES

Todos.- Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único
Hijo, Nuestro Señor, Que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen,
padeció bajo el poder de Poncio Pilato, Fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer
día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre todopoderoso.
Desde allí ha de venir A juzgar a vivos y muertos. Creo en el Espíritu Santo, La santa Iglesia católica, La comunión
de los santos, El perdón de los pecados, La resurrección de la carne Y la vida eterna. Amén.

ACTO DE CONTRICION

Todos.- Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador y redentor mío, por ser tú quién eres
y porque te amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberte ofendido. Quiero y propongo
firmemente confesarme a su tiempo. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Y confío
en que en tu bondad y misericordia infinita, me los perdonarás y me darás la gracia para no volverte a ofender.
Amén.
Guía.- Ven Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles
Respuesta.- Y enciende en ellos el fuego de tu amor.
Guía.- Envía tu Espíritu Creador
Respuesta.- Y renueva la faz de la tierra.
Guía.- Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus hijos con la luz del Espíritu Santo; haznos dóciles
a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de su consuelo. Por Cristo nuestro Señor. Amén

PETICIONES

Guía.- Ofrecemos este rosario por...

PADRE NUESTRO

Guía.- Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase
tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
Respuesta.- Danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, así como nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en tentación y líbranos del mal. Amén.

AVEMARIA

Guía.- Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres tú entre todas las
mujeres, y bendito es el fruto de tu vientre: Jesús
Respuesta.- Santa María Madre de Dios, ruega por nosotros los pecadores; ahora y en la hora de
nuestra muerte. Amén.

GLORIA

Guía.- Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo,


Respuesta.- Como era en un principio, ahora y siempre por los siglos de los siglos. Amén.

JACULATORIA

Guía.- María, Madre de Gracia, Madre de Misericordia,


Respuesta.- Defiéndenos de nuestros enemigos y ampáranos ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén.

MISTERIOS GOZOSOS (LUNES)

1º La Anunciación del Ángel a la Virgen María y la Encarnación del Hijo de Dios. (Lucas. 1, 26-38)
2º La visita de María Santísima a su prima Isabel. (Lucas. 1, 39-48)
3º El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en el portal de Belén. (Lucas. 2, 4-7)
4º La purificación de María Santísima y la presentación de Su Hijo en el Templo de Jerusalén. (Lucas. 2, 21-30)
5º María y José encuentran a Jesús en el Templo, después de tres días. (Lucas. 2, 41-50)
MISTERIOS MARAVILLOSOS (MARTES)

1º Jesús calma la tempestad. (Mateo. 8, 23-27)


2º Jesús resucita a la hija de Jairo. (Lucas. 8, 41-42; 49-55)
3º Jesús multiplica los panes. (Mateo. 14, 13-20)
4º Jesús camina sobre las aguas. (Mateo. 14, 22-32)
5º Jesús resucita a Lázaro. (Juan. 11, 17-45)

MISTERIOS DE SANACIÓN (MIERCOLES)

1º Jesús sana al leproso. (Lucas. 5, 12-16)


2º Jesús perdona y sana al paralitico. (Lucas. 5, 17-26)
3º Jesús sana al sirviente del capitán. (Mateo. 8, 5-13)
4º Jesús y la mujer que sufría hemorragias. (Lucas. 8, 43-48)
5º Jesús sana al ciego de nacimiento. (Juan. 9, 1-12; 13-41)

MISTERIOS DE ENSEÑANZA (JUEVES)

1º Las Bienaventuranzas. (Mateo. 5, 3-12)


2º La Buena Tierra. El sembrador que salió a sembrar. (Mateo. 13, 1-9)
3º El Buen Samaritano. (Lucas. 10, 25-37)
4º Jesús nos enseña como orar. (Lucas. 11, 1-13)
5º El amor del Padre al hijo prodigo. (Lucas. 15, 1-3; 11-32)

MISTERIOS LUMINOSOS (VIERNES)

1° El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Lucas. 3, 21-23)


2° Las bodas de Caná. (Juan. 2, 1-11)
3° El anuncio del Reino de Dios. (Mateo. 4, 17)
4° La Transfiguración del Señor. (Lucas. 9, 28-36)
5° La Institución de la Eucaristía. (Lucas. 22, 14-20)

MISTERIOS DOLOROSOS (SABADO)

1º La oración y agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní. (Marcos. 14, 32-42)


2º La flagelación de Jesús. (Mateo. 27, 24-26)
3º La coronación de espinas de Nuestro Señor. (Marcos. 15, 16-20)
4º El camino hacia el Calvario, llevando Jesús la Cruz a cuestas, por nuestros pecados. (Lucas. 23, 26-32)
5º La crucifixión y muerte de nuestro Señor. (Lucas. 23, 39-46)

MISTERIOS GLORIOSOS (DOMINGO)

1º La triunfante Resurrección de Jesús. (Lucas. 24, 1-6)


2º La admirable Ascensión de Jesús al cielo. (Hechos. 1, 3-11)
3º La venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles. (Hechos. 2, 1-8)
4º La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma. (Lucas. 1, 45 Salmos 45, 10)
5º La Coronación de María Santísima como Reina y Señora del universo. (Apocalipsis. 12, 1-2)

Guía. Dios te salve María, Hija de Dios Padre, en tus manos encomendamos nuestra fe para que la
ilumines, llena eres de gracia...
Guía. Dios te salve María, Madre de Dios Hijo, en tus manos encomendamos nuestra esperanza para
que la alientes, llena eres de gracia...
Guía. Dios te salve María, Esposa de Dios Espíritu Santo, en tus manos encomendamos nuestra caridad
para que la inflames, llena eres de gracia...
Guía. Dios te salve María, Templo y Sagrario de la Santísima Trinidad, Virgen concebida sin culpa
original, llena eres de gracia...

SALVE

Todos. Dios te salve Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A
ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspiramos, gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. ¡Ea
pues!, Señora y abogada nuestra: vuelve a nosotros tus ojos misericordiosos, y después de este destierro,
muéstranos a Jesús: fruto bendito de tu vientre. ¡Oh clementisima, oh piadosa, oh dulce siempre Virgen María!
Ruega por nosotros Santa Madre de Dios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor
Jesucristo. Amén.
Guía. Oración. Omnipotente y sempiterno Dios, que con la cooperación del espíritu Santo, preparaste
el cuerpo y el alma de la gloriosa Virgen y Madre María para que fuese merecedora de ser digna morada de tu
Hijo, concédenos que, pues celebramos con alegría su conmemoración, por su piadosa intercesión seamos
liberados de los males presentes y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo nuestro Señor. Amén.

LETANIAS

Señor, ten piedad de nosotros Madre del buen consejo, Auxilio de los cristianos,
Cristo, ten piedad de nosotros Madre del Creador,
Señor, ten piedad de nosotros Madre del Salvador, Reina de los ángeles,
Cristo óyenos, Cristo óyenos Virgen prudentísima, Reina de los patriarcas,
Cristo escúchanos, Cristo Virgen digna de veneración, Reina de los profetas,
escúchanos Virgen digna de alabanza, Reina de los apóstoles,
Dios Padre celestial, ten Virgen poderosa, Reina de los mártires,
piedad de nosotros Virgen clemente, Reina de los confesores,
Dios Hijo redentor del mundo, Virgen fiel, Reina de las vírgenes,
Dios Espíritu Santo, Espejo de justicia, Reina de todos los santos,
Santísima Trinidad, que eres Trono de la sabiduría, Reina concebida sin pecado
un solo Dios Causa de nuestra alegría, original,
Santa María, Ruega por Vaso espiritual, Reina elevada al cielo,
nosotros Vaso digno de honor, Reina del santísimo rosario,
Santa Madre de Dios, Vaso insigne de devoción, Reina de las familias,
Santa Virgen de las vírgenes, Rosa mística, Reina de la paz,
Madre de Cristo, Torre de David, Cordero de Dios que quitas el
Madre de la Iglesia, Torre de marfil, pecado del mundo,
Madre de la divina gracia, Casa de oro, Perdónanos, Señor.
Madre purísima, Arca de la alianza, Cordero de Dios que quitas el
Madre castísima, Puerta del cielo, pecado del mundo,
Madre virginal, Estrella de la mañana, Escúchanos, Señor.
Madre inmaculada, Salud de los enfermos, Cordero de Dios que quitas el
Madre amable, Refugio de los pecadores, pecado del mundo,
Madre admirable, Consuelo de los afligidos, Ten piedad de nosotros.

Oremos: Te rogamos, Señor, que nos concedas a nosotros tus siervos, gozar de perpetua salud de alma
y cuerpo y, por la gloriosa intercesión de la bienaventurada Virgen María, seamos librados de la tristeza
presente y disfrutemos de la eterna alegría. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
CITAS BIBLICAS DE CADA MISTERIO
MISTERIOS GOZOSOS (LUNES)

1º La Anunciación del Ángel a la Virgen María y la Encarnación del Hijo de Dios. (Lucas. 1, 26-38)

“El Ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen que
estaba comprometida con un hombre perteneciente a la familia de David, llamado José. El nombre de la virgen
era María. El Ángel entró en su casa y la saludó, diciendo: « ¡Alégrate!, llena de gracia, el Señor está contigo».
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué podía significar ese saludo. Pero el Ángel
le dijo: «No temas, María, porque Dios te ha favorecido. Concebirás y darás a luz un hijo, y le pondrás por
nombre Jesús; él será grande y será llamado Hijo del Altísimo. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre,
reinará sobre la casa de Jacob para siempre y su reino no tendrá fin». María dijo al Ángel: « ¿Cómo puede ser
eso, si yo no tengo relaciones con ningún hombre?». El Ángel le respondió: «El Espíritu Santo descenderá sobre
ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso el niño será Santo y será llamado Hijo de Dios.
También tu parienta Isabel concibió un hijo a pesar de su vejez, y la que era considerada estéril, ya se encuentra
en su sexto mes, porque no hay nada imposible para Dios». María dijo entonces: «Yo soy la servidora del Señor,
que se cumpla en mí lo que has dicho». Y el Ángel se alejó.”

2º La visita de María Santísima a su prima Isabel. (Lucas. 1, 39-48)

“En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá;
entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de
gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena de Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú
entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque,
apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se
cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!» .Y dijo María: «Engrandece mi alma al Señor y mi
espíritu se alegra en Dios mi salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde
ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada."

3º El nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo en el portal de Belén. (Lucas. 2, 1-7)

“Sucedió que por aquellos días salió un edicto de César Augusto ordenando que se empadronase todo
el mundo. Este primer empadronamiento tuvo lugar siendo gobernador de Siria Cirino. Iban todos a
empadronarse, cada uno a su ciudad. Subió también José desde Galilea, de la ciudad de Nazaret, a Judea, a la
ciudad de David, que se llama Belén, por ser él de la casa y familia de David, para empadronarse con María, su
esposa, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras ellos estaban allí, se le cumplieron los días del
alumbramiento, y dio a luz a su hijo primogénito, le envolvió en pañales y le acostó en un pesebre, porque no
tenían sitio en el alojamiento."

4º La purificación de María Santísima y la presentación de Su Hijo en el Templo de Jerusalén. (Lucas. 2,21-30)

"Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidarle, se le dio el nombre de Jesús, el que le dio el
ángel antes de ser concebido en el seno. Cuando se cumplieron los días de la purificación de ellos, según la Ley
de Moisés, llevaron a Jesús a Jerusalén para presentarle al Señor, como está escrito en la Ley del Señor: Todo
varón primogénito será consagrado al Señor y para ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o dos pichones,
conforme a lo que se dice en la Ley del Señor. Y he aquí que había en Jerusalén un hombre llamado Simeón;
este hombre era justo y piadoso, y esperaba la consolación de Israel; y estaba en él el Espíritu Santo. Le había
sido revelado por el Espíritu Santo que no vería la muerte antes de haber visto al Cristo del Señor. Movido por
el Espíritu, vino al Templo; y cuando los padres introdujeron al niño Jesús, para cumplir lo que la Ley prescribía
sobre él, le tomó en brazos y bendijo a Dios diciendo: «Ahora, Señor, puedes, según tu palabra, dejar que tu
siervo se vaya en paz; porque han visto mis ojos tu salvación."
5º María y José encuentran a Jesús en el Templo, después de tres días. (Lucas. 2, 41-50)

"Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron
ellos como de costumbre a la fiesta y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin
saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día de camino, y le buscaban entre
los parientes y conocidos; pero al no encontrarle, se volvieron a Jerusalén en su busca. Y sucedió que, al cabo
de tres días, le encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándoles y preguntándoles;
todos los que le oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando le vieron, quedaron
sorprendidos, y su madre le dijo: «Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te
andábamos buscando.» Él les dijo: «Y ¿por qué me buscabais? ¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi
Padre?» Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio."
MISTERIOS MARAVILLOSOS (MARTES)

1º Jesús calma la tempestad. (Mateo. 8, 23-27)

Y entrando él en la barca, sus discípulos le siguieron. Y he aquí que se levantó en el mar una tempestad
tan grande que las olas cubrían la barca; pero él dormía. Y vinieron sus discípulos y le despertaron, diciendo:
¡Señor, sálvanos, que perecemos! Él les dijo: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Entonces, levantándose,
reprendió a los vientos y al mar; y se hizo grande bonanza. Y los hombres se maravillaron, diciendo: ¿Qué
hombre es este, que aun los vientos y el mar le obedecen?

2º Jesús resucita a la hija de Jairo. (Lucas. 8, 41-42; 49- 55)

Y he aquí, llegó un hombre llamado Jairo, que era un oficial de la sinagoga; y cayendo a los pies de
Jesús le rogaba que entrara a su casa; porque tenía una hija única, como de doce años, que estaba al borde de
la muerte. Pero mientras Él iba, la muchedumbre le apretaba.
Mientras estaba todavía hablando, vino alguien de la casa del oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto;
no molestes más al Maestro. Pero cuando Jesús lo oyó, le respondió: No temas; cree solamente, y ella será
sanada. Y cuando Él llegó a la casa, no permitió que nadie entrara con Él sino solo Pedro, Juan y Santiago, y el
padre y la madre de la muchacha. Todos la lloraban y se lamentaban; pero Él dijo: No lloréis, porque no ha
muerto, sino que duerme. Y se burlaban de Él, sabiendo que ella había muerto. Pero Él, tomándola de la mano,
clamó, diciendo: ¡Niña, levántate! Entonces le volvió su espíritu, y se levantó al instante, y Él mandó que le
dieran de comer.

3º Jesús multiplica los panes. (Mateo. 14, 13-20)

Cuando Jesús oyó lo que le habían hecho a Juan el Bautista, subió a una barca y se fue a donde pudiera
estar solo. Cuando la gente de los pueblos cercanos supo que Jesús se iba, lo siguió por tierra. Jesús bajó de la
barca y vio que allí había una gran cantidad de gente. Entonces tuvo compasión de ellos y sanó a todos los que
estaban enfermos. Cuando ya empezaba a atardecer, los discípulos se acercaron a Jesús y le dijeron: —Éste es
un lugar solitario, y se está haciendo tarde. Dile a la gente que se vaya a los pueblos y compre su comida. Jesús
les contestó: —No tienen que irse. Denles ustedes de comer. Los discípulos respondieron: —Pero no tenemos
más que cinco panes y dos pescados. Jesús les dijo: -Tráiganlos aquí.
Luego de ordenar que la gente se sentara sobre la hierba, Jesús tomó los cinco panes y los dos pescados, miró
al cielo y dio gracias a Dios. Después partió los panes y se los dio a los discípulos, para que ellos los repartieran
a la gente. Todos comieron hasta quedar satisfechos. Y cuando los discípulos recogieron los pedazos que
sobraron, llenaron doce canastas. Los que comieron fueron como cinco mil hombres, además de las mujeres y
los niños.

4º Jesús camina sobre las aguas. (Mateo. 14, 22-32)

Después de esto, Jesús ordenó a los discípulos: «Suban a la barca y vayan a la otra orilla del lago. Yo
me quedaré aquí para despedir a la gente, y los alcanzaré más tarde.» Cuando toda la gente se había ido, Jesús
subió solo a un cerro para orar. Allí estuvo orando hasta que anocheció. Mientras tanto, la barca ya se había
alejado bastante de la orilla; navegaba contra el viento y las olas la golpeaban con mucha fuerza. Todavía estaba
oscuro cuando Jesús se acercó a la barca. Iba caminando sobre el agua. Los discípulos lo vieron, pero no lo
reconocieron. Llenos de miedo, gritaron: — ¡Un fantasma! ¡Un fantasma!
Enseguida Jesús les dijo: — ¡Cálmense! ¡Soy yo! ¡No tengan miedo! Entonces Pedro le respondió:
—Señor, si realmente eres tú, ordena que yo camine también sobre el agua y vaya hasta donde tú estás.
Y Jesús le dijo: — ¡Ven! De inmediato Pedro bajó de la barca. Caminó sobre el agua y fue hacia Jesús. Pero
cuando sintió la fuerza del viento, tuvo miedo. Allí mismo empezó a hundirse, y gritó: — ¡Señor, sálvame!
Entonces Jesús extendió su brazo, agarró a Pedro y le dijo: —Pedro, tú confías muy poco en mí. ¿Por qué
dudaste? En cuanto los dos subieron a la barca, el viento dejó de soplar. Todos los que estaban en la barca se
arrodillaron ante Jesús y le dijeron: — ¡Es verdad, tú eres el Hijo de Dios!
5º Jesús resucita a Lázaro. (Juan. 11, 17-45)

"Cuando llegó Jesús, Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro. Betania está a unos tres kilómetros
de Jerusalén, y muchos judíos habían ido a la casa de Marta y de María para consolarlas por la muerte de su
hermano. Apenas Marta supo que Jesús llegaba, salió a su encuentro, mientras María permanecía en casa.
Marta dijo a Jesús: «Si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero aun así, yo sé que puedes
pedir a Dios cualquier cosa, y Dios te lo concederá.» Jesús le dijo: «Tu hermano resucitará.» Marta respondió:
«Ya sé que será resucitado en la resurrección de los muertos, en el último día.» Le dijo Jesús: «Yo soy la
resurrección (y la vida). El que cree en mí, aunque muera, vivirá. El que vive, el que cree en mí, no morirá para
siempre. ¿Crees esto?» Ella contestó: «Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que tenía que
venir al mundo.» Después Marta fue a llamar a su hermana María y le dijo al oído: «El Maestro está aquí y te
llama.» Apenas lo oyó, María se levantó rápidamente y fue a donde él. .Jesús no había entrado aún en el pueblo,
sino que seguía en el mismo lugar donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban con María en la
casa consolándola, al ver que se levantaba a prisa y salía, pensaron que iba a llorar al sepulcro y la siguieron. Al
llegar María a donde estaba Jesús, en cuanto lo vio, cayó a sus pies y le dijo: «Señor, si hubieras estado aquí, mi
hermano no habría muerto.» Al ver Jesús el llanto de María y de todos los judíos que estaban con ella, su espíritu
se conmovió profundamente y se turbó. Y preguntó: « ¿Dónde lo han puesto?» Le contestaron: «Señor, ven a
ver.» Y Jesús lloró. Los judíos decían: « ¡Miren cómo lo amaba!» Pero algunos dijeron: «Si pudo abrir los ojos al
ciego, ¿no podía haber hecho algo para que éste no muriera?» Jesús, conmovido de nuevo en su interior, se
acercó al sepulcro. Era una cueva cerrada con una piedra. Jesús ordenó: «Quiten la piedra.» Marta, hermana
del muerto, le dijo: «Señor, ya tiene mal olor, pues lleva cuatro días.» Jesús le respondió: « ¿No te he dicho que
si crees verás la gloria de Dios?» Y quitaron la piedra. Jesús levantó los ojos al cielo y exclamó: «Te doy gracias,
Padre, porque me has escuchado. Yo sabía que siempre me escuchas; pero lo he dicho por esta gente, para
que crean que tú me has enviado.» Al decir esto, gritó con fuerte voz: « ¡Lázaro, sal fuera!» Y salió el muerto.
Tenía las manos y los pies atados con vendas y la cabeza cubierta con un velo. Jesús les dijo: «Desátenlo y
déjenlo caminar.» Muchos judíos que habían ido a casa de María creyeron en Jesús al ver lo que había hecho."
MISTERIOS DE SANACIÓN (MIERCOLES)

1º Jesús sana al leproso. (Lucas. 5, 12-16)

Sucedió que estando él en una de las ciudades, se presentó un hombre lleno de lepra, el cual, viendo
a Jesús, se postró con el rostro en tierra y le rogó, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Entonces,
extendiendo él la mano, le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante la lepra se fue de él. Y él le mandó
que no lo dijese a nadie; sino ve, le dijo, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación, según mandó
Moisés, para testimonio a ellos. Pero su fama se extendía más y más; y se reunía mucha gente para oírle, y para
que les sanase de sus enfermedades. Más él se apartaba a lugares desiertos, y oraba.

2º Jesús perdona y sana al paralitico. (Lucas. 5, 17-26)

Aconteció un día, que él estaba enseñando, y estaban sentados los fariseos y doctores de la ley, los
cuales habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y Jerusalén; y el poder del Señor estaba con él
para sanar. Y sucedió que unos hombres que traían en un lecho a un hombre que estaba paralítico, procuraban
llevarle adentro y ponerle delante de él. Pero no hallando cómo hacerlo a causa de la multitud, subieron encima
de la casa, y por el tejado le bajaron con el lecho, poniéndole en medio, delante de Jesús. Al ver él la fe de ellos,
le dijo: Hombre, tus pecados te son perdonados. Entonces los escribas y los fariseos comenzaron a cavilar,
diciendo: ¿Quién es este que habla blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino solo Dios? Jesús
entonces, conociendo los pensamientos de ellos, respondiendo les dijo: ¿Qué caviláis en vuestros corazones?
¿Qué es más fácil, decir: Tus pecados te son perdonados, o decir: Levántate y anda? Pues para que sepáis que
el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados (dijo al paralítico): A ti te digo: Levántate,
toma tu lecho, y vete a tu casa. Al instante, levantándose en presencia de ellos, y tomando el lecho en que
estaba acostado, se fue a su casa, glorificando a Dios. Y todos, sobrecogidos de asombro, glorificaban a Dios; y
llenos de temor, decían: Hoy hemos visto maravillas.

3º Jesús sana al sirviente del capitán. (Mateo. 8, 5-13)

"Al entrar Jesús en Cafarnaúm, se le acercó un capitán de la guardia, suplicándole: «Señor, mi


muchacho está en cama, totalmente paralizado, y sufre terriblemente.» Jesús le dijo: «Yo iré a sanarlo.» El
capitán contestó: «Señor, ¿quién soy yo para que entres en mi casa? Di no más una palabra y mi sirviente
sanará. Pues yo, que no soy más que un capitán, tengo soldados a mis órdenes, y cuando le digo a uno: Vete,
él se va; y si le digo a otro: Ven, él viene; y si ordeno a mi sirviente: Haz tal cosa, él la hace.» Jesús se quedó
admirado al oír esto, y dijo a los que le seguían: «Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel con tanta
fe. Yo se lo digo: vendrán muchos del oriente y del occidente para sentarse a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob
en el Reino de los Cielos, mientras que los que debían entrar al reino serán echados a las tinieblas de afuera:
allí será el llorar y rechinar de dientes.» Luego Jesús dijo al capitán: «Vete a casa, hágase todo como has creído.»
Y en ese mismo momento el muchacho quedó sanó."

4º Jesús y la mujer que sufría hemorragias. (Lucas. 8, 43-48)

"Entonces una mujer, que padecía hemorragias desde hacía doce años y a la que nadie había podido
curar, se acercó por detrás y tocó el fleco de su manto. Al instante se le detuvo el derrame. Jesús preguntó: «
¿Quién me ha tocado?» Como todos decían: «Yo, no», Pedro le replicó: «Maestro, es toda esta multitud que te
rodea y te oprime.» Pero Jesús le dijo: «Alguien me ha tocado, pues he sentido que una fuerza ha salido de mí.»
La mujer, al verse descubierta, se presentó temblando y se echó a los pies de Jesús. Después contó delante de
todos por qué lo había tocado y cómo había quedado instantáneamente sana. Jesús le dijo: «Hija, tu fe te ha
salvado; vete en paz.»"
5º Jesús sana al ciego de nacimiento. (Juan. 9, 1-41)

"Al pasar, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: «Maestro,
¿quién ha pecado para que esté ciego: él o sus padres?» Jesús respondió: «Esta cosa no es por haber pecado
él o sus padres, sino para que unas obras de Dios se hagan en él, y en forma clarísima. Mientras es de día
tenemos que hacer la obra del que me ha enviado; porque vendrá la noche, cuando nadie puede trabajar.
Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo.» Dicho esto, hizo un poco de lodo con tierra y saliva, untó
con él los ojos del ciego y le dijo: «Vete y lávate en la piscina de Siloé (que quiere decir el Enviado).» El ciego
fue, se lavó y, cuando volvió, veía claramente. Sus vecinos y los que lo habían visto pidiendo limosna, decían: «
¿No es éste el que se sentaba aquí y pedía limosna?» Unos decían: «Es él. » Otros, en cambio: «No, es uno que
se le parece». Pero él afirmaba: «Sí, soy yo.» Le preguntaron: « ¿Cómo es que ahora puedes ver?» Contestó:
«Ese hombre al que llaman Jesús hizo barro, me lo aplicó a los ojos y me dijo que fuera a lavarme a la piscina
de Siloé. Fui, me lavé y veo.» Le preguntaron: « ¿Dónde está él?» Contestó: «No lo sé.» La gente llevó ante los
fariseos al que había sido ciego. Pero coincidió que ese día en que Jesús hizo lodo y abrió los ojos al ciego, era
día de descanso. Y como nuevamente los fariseos preguntaban al hombre cómo había recobrado la vista, él
contestó: «Me puso barro en los ojos, me lavé y veo.» Algunos fariseos, pues, dijeron: «Ese hombre, que trabaja
en día sábado, no puede venir de Dios.» Pero otros decían: « ¿Puede ser un pecador el que realiza tales
milagros?» Y estaban divididos. Entonces hablaron de nuevo al ciego: «Ese te ha abierto los ojos, ¿qué piensas
tú de él?» Él contestó: «Que es un profeta.» Los judíos no quisieron creer que siendo ciego había recobrado la
vista, hasta que no llamaran a sus padres. Y les preguntaron: « ¿Es éste su hijo? ¿Y ustedes dicen que nació
ciego? ¿Y cómo es que ahora ve?» Los padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego.
Pero cómo es que ahora ve, no lo sabemos, y quién le abrió los ojos, tampoco. Pregúntenle a él, que es adulto
y puede responder de sí mismo.» Los padres contestaron así por miedo a los judíos, pues éstos habían decidido
expulsar de sus comunidades a los que reconocieran a Jesús como el Mesías. Por eso dijeron: «Es mayor de
edad, pregúntenle a él.» De nuevo los fariseos volvieron a llamar al hombre que había sido ciego y le dijeron:
«Confiesa la verdad; nosotros sabemos que ese hombre que te sanó es un pecador.» El respondió: «Yo no sé si
es un pecador, lo que sé es que yo era ciego y ahora veo.» Le preguntaron: « ¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los
ojos?» Él les dijo: «Ya se lo he dicho y no me han escuchado. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿También ustedes
quieren hacerse discípulos suyos?» Entonces comenzaron a insultarlo. «Tú serás discípulo suyo. Nosotros
somos discípulos de Moisés. Sabemos que a Moisés le habló Dios, pero ése no sabemos ni siquiera de dónde
es.» El hombre contestó: «Esto es lo extraño: él me ha abierto los ojos y ustedes no entienden de dónde viene.
Es sabido que Dios no escucha a los pecadores, pero al que honra a Dios y cumple su voluntad, Dios lo escucha.
Jamás se ha oído decir que alguien haya abierto los ojos de un ciego de nacimiento. Si éste no viniera de Dios,
no podría hacer nada.» Le contestaron ellos: «No eres más que pecado desde tu nacimiento, ¿y pretendes
darnos lecciones a nosotros?» Y lo expulsaron. Jesús se enteró de que lo habían expulsado. Cuando lo encontró
le dijo: « ¿Tú crees en el Hijo del Hombre?» Le contestó: « ¿Y quién es, Señor, para que crea en él?» .Jesús le
dijo: «Tú lo has visto, y es el que está hablando contigo.» El entonces dijo: «Creo, Señor». Y se arrodilló ante él.
Jesús añadió: «He venido a este mundo para llevar a cabo un juicio: los que no ven, verán, y los que ven, se
volverán ciegos.» Al oír esto, algunos fariseos que estaban allí con él le dijeron: « ¿Así que también nosotros
somos ciegos?» Jesús les contestó: «Si fueran ciegos, no tendrían pecado. Pero ustedes dicen: "Vemos", y esa
es la prueba de su pecado.»"
MISTERIOS DE ENSEÑANZA (JUEVES)

1º Las Bienaventuranzas. (Mateo. 5, 3-12)

Bienaventurados los pobres en espíritu, pues de ellos es el reino de los cielos.


Bienaventurados los que lloran, pues ellos serán consolados.
Bienaventurados los humildes, pues ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, pues ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, pues ellos recibirán misericordia.
Bienaventurados los de limpio corazón, pues ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que procuran la paz, pues ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados aquellos que han sido perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino
de los cielos.
Bienaventurados serán cuando los insulten y persigan, y digan todo género de mal contra ustedes
falsamente, por causa de Mí. Regocíjense y alégrense, porque la recompensa de ustedes en los cielos es grande,
porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que ustedes.

2º La Buena Tierra. El sembrador que salió a sembrar. (Mateo. 13, 1-9)

Aquel día salió Jesús de la casa y se sentó junto al mar. Y se le juntó mucha gente; y entrando él en la
barca, se sentó, y toda la gente estaba en la playa. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí,
el sembrador salió a sembrar. Y mientras sembraba, parte de la semilla cayó junto al camino; y vinieron las aves
y la comieron. Parte cayó en pedregales, donde no había mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía
profundidad de tierra; pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó. Y parte cayó entre espinos;
y los espinos crecieron, y la ahogaron. Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta,
y cuál a treinta por uno. El que tiene oídos para oír, oiga.

3º El Buen Samaritano. (Lucas. 10, 25-37)

En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta:
—Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna? Jesús replicó:
— ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? Como respuesta el hombre citó:
—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”, y:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”. —Bien contestado —le dijo Jesús—. Haz eso y vivirás. Pero él quería
justificarse, así que le preguntó a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo? Jesús respondió:
—Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos ladrones. Le quitaron la ropa, lo golpearon
y se fueron, dejándolo medio muerto. Resulta que viajaba por el mismo camino un sacerdote quien, al verlo,
se desvió y siguió de largo. Así también llegó a aquel lugar un levita y, al verlo, se desvió y siguió de largo. Pero
un samaritano que iba de viaje llegó a donde estaba el hombre y, viéndolo, se compadeció de él. Se acercó, le
curó las heridas con vino y aceite, y se las vendó. Luego lo montó sobre su propia cabalgadura, lo llevó a un
alojamiento y lo cuidó. Al día siguiente, sacó dos monedas de plata y se las dio al dueño del alojamiento.
“Cuídemelo —le dijo—, y lo que gaste usted de más, se lo pagaré cuando yo vuelva”. ¿Cuál de estos tres piensas
que demostró ser el prójimo del que cayó en manos de los ladrones? —El que se compadeció de él —contestó
el experto en la ley. —Anda entonces y haz tú lo mismo —concluyó Jesús.

4º Jesús nos enseña como orar. El Padre Nuestro. (Lucas. 11, 1-13)

Un día estaba Jesús orando en cierto lugar. Al terminar su oración, uno de sus discípulos le dijo: «Señor,
enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos.» .Les dijo: «Cuando recen, digan: Padre, santificado sea
tu Nombre, venga tu Reino. Danos cada día el pan que nos corresponde. Perdónanos nuestros pecados, porque
también nosotros perdonamos a todo el que nos debe. Y no nos dejes caer en la tentación.» .Les dijo también:
«Supongan que uno de ustedes tiene un amigo y va a medianoche a su casa a decirle: «Amigo, préstame tres
panes .porque un amigo mío ha llegado de viaje y no tengo nada que ofrecerle». Y el otro le responde a usted
desde adentro: «No me molestes; la puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos ya acostados; no puedo
levantarme a dártelos». Yo les digo: aunque el hombre no se levante para dárselo porque usted es amigo suyo,
si usted se pone pesado, al final le dará todo lo que necesita. Pues bien, yo les digo: Pidan y se les dará, busquen
y hallarán, llamen a la puerta y les abrirán. Porque todo el que pide recibe, el que busca halla y al que llame a
la puerta, se le abrirá. ¿Habrá un padre entre todos ustedes, que dé a su hijo una serpiente cuando le pide pan?
Y si le pide un huevo, ¿le dará un escorpión? Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos,
¡cuánto más el Padre del Cielo dará espíritu santo a los que se lo pidan!»"

5º El amor del Padre al hijo prodigo. (Lucas. 15, 1-3. 11-32)

En aquel tiempo, se acercaban a Jesús todos los publicanos y los pecadores para oírle. Y los fariseos y
los escribas murmuraban, diciendo: Este acoge a los pecadores y come con ellos. Jesús les dijo esta parábola:
Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: Padre, dame la parte de la hacienda que me
corresponde. Y él les repartió la hacienda. Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un
país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino. «Cuando hubo gastado todo, sobrevino un
hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los
ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las
algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ¡Cuántos jornaleros
de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi
padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno
de tus jornaleros. Y, levantándose, partió hacia su padre. «Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido,
corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no
merezco ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus siervos: Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle
un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traed el novillo cebado, matadlo, y comamos y celebremos
una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado. Y
comenzaron la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música
y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: Ha vuelto tu hermano y tu
padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano. Él se irritó y no quería entrar. Salió su padre,
y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya,
pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo,
que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado! Pero él le dijo: Hijo, tú
siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este
hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado.
MISTERIOS LUMINOSOS (VIERNES)

1° El Bautismo de Jesús en el Jordán. (Lucas. 3, 21-23; Mt. 3,13)

“Tenía Jesús al comenzar su vida pública, unos treinta años. Por aquellos días, como todo el pueblo se
bautizaba, vino Jesús desde Nazaret de Galilea al Jordán para ser bautizado por Juan. Y he aquí, que estando Él
en oración, se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo en forma de paloma se posó sobre Él, y se oyó una voz del
cielo que decía: Este es mi hijo muy amado escúchenlo”

2° Las bodas de Caná (Juan. 2, 1-11)

“Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús estaba allí. También
fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió que se terminó el vino preparado para la boda, y se
quedaron sin vino. Entonces la madre de Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, ¿por qué
te metes en mis asuntos? Aún no ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que él les
diga.» Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus purificaciones, de unos cien litros
de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua esos recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen
ahora, les dijo, y llévenle al mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. Después de probar el agua convertida en vino,
el mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo sabían los sirvientes que
habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el mundo sirve al principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido
bastante, les dan el de menos calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el final.» Esta señal milagrosa fue
la primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos creyeron en él."

3° El anuncio del Reino de Dios (Mateo. 4, 17)

Desde entonces Jesús empezó a proclamar este mensaje: Renuncien a su mal camino, porque el Reino
de los Cielos está ahora cerca.

4° La Transfiguración (Lucas. 9, 28-36)

Tomando Jesús a Pedro, Santiago y Juan, subió a un monte a orar. Mientras oraba su rostro se
transformó, su vestido se volvió blanco y resplandeciente, y Moisés y Elías hablaban con Él. Pedro le dijo a Jesús:
Maestro ¡qué bien se está aquí! Hagamos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Mientras
decía esto, apareció una nube que los cubrió y salió una luz que decía: “Este es mi hijo elegido, escuchadle”.

5° La Institución de la Eucaristía (Lucas. 22, 14-20)

Llegada la hora, Jesús se sentó a la mesa con los apóstoles y les dijo: «Yo tenía gran deseo de comer
esta Pascua con ustedes antes de padecer. Porque, se los digo, ya no la volveré a comer hasta que sea la nueva
y perfecta Pascua en el Reino de Dios.» Jesús recibió una copa, dio gracias y les dijo: «Tomen esto y repártanlo
entre ustedes, porque les aseguro que ya no volveré a beber del jugo de la uva hasta que llegue el Reino de
Dios.» Después tomó pan y, dando gracias, lo partió y se lo dio diciendo: «Esto es mi cuerpo, que es entregado
por ustedes. Hagan esto en memoria mía.» Hizo lo mismo con la copa después de cenar, diciendo: «Esta copa
es la alianza nueva sellada con mi sangre, que es derramada por ustedes».
MISTERIOS DOLOROSOS (SABADO)

1º La oración y agonía de Jesús en el huerto de Getsemaní. (Marcos. 14, 32-42)

Llegaron a un lugar llamado Getsemaní, y Jesús dijo a sus discípulos: «Siéntense aquí mientras voy a
orar.» Y llevó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan. Comenzó a llenarse de temor y angustia, y les dijo: «Siento
en mi alma una tristeza de muerte. Quédense aquí y permanezcan despiertos.» Jesús se adelantó un poco, y
cayó en tierra suplicando que, si era posible, no tuviera que pasar por aquella hora. Decía: «Abbá, o sea, Padre,
si para ti todo es posible, aparta de mí esta copa. Pero no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú.»
Volvió y los encontró dormidos. Y dijo a Pedro: «Simón, ¿duermes? ¿De modo que no pudiste permanecer
despierto una hora? Estén despiertos y oren para no caer en la tentación; pues el espíritu es animoso, pero la
carne, débil.» Y se alejó de nuevo a orar, repitiendo las mismas palabras. Al volver otra vez, los encontró de
nuevo dormidos, pues no podían resistir el sueño y no sabían qué decirle. Vino por tercera vez, y les dijo: «Ahora
ya pueden dormir y descansar. Está hecho, llegó la hora. El Hijo del Hombre va a ser entregado en manos de
los pecadores. ¡Levántense, vámonos!, ya viene el que me va a entregar.»"

2º La flagelación de Jesús. (Mateo. 27, 22-26)

Pilato les dijo: « ¿Y qué hago con Jesús, llamado el Cristo?» Todos contestaron: « ¡Crucifícalo!» Pilato
insistió: « ¿Qué ha hecho de malo?» Pero ellos gritaban cada vez con más fuerza: « ¡Que sea crucificado!» Al
darse cuenta Pilato de que no conseguía nada, sino que más bien aumentaba el alboroto, pidió agua y se lavó
las manos delante del pueblo. Y les dijo: «Ustedes responderán por su sangre, yo no tengo la culpa.» Y todo el
pueblo contestó: « ¡Que su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos!» Entonces Pilato les soltó a
Barrabás. Mandó azotar a Jesús y lo entregó a los que debían crucificarlo."

3º La coronación de espinas de Nuestro Señor. (Marcos. 15, 16-20)

“Los soldados lo llevaron al pretorio, que es el patio interior, y llamaron a todos sus compañeros. Lo
vistieron con una capa roja y le colocaron en la cabeza una corona que trenzaron con espinas. Después
comenzaron a saludarlo: « ¡Viva el rey de los judíos!» Y le golpeaban en la cabeza con una caña, le escupían y
se arrodillaban ante él para rendirle homenaje. Después de haberse burlado de él, le sacaron la capa roja y le
pusieron de nuevo sus ropas. Los soldados sacaron a Jesús fuera para crucificarlo."

4º El camino hacia el Calvario, llevando Jesús la Cruz a cuestas, por nuestros pecados. (Lucas. 23, 26-32)

“Cuando lo llevaban, encontraron a un tal Simón de Cirene que volvía del campo, y le cargaron con la
cruz para que la llevara detrás de Jesús. Lo seguía muchísima gente, especialmente mujeres que se golpeaban
el pecho y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose hacia ellas, les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí.
Lloren más bien por ustedes mismas y por sus hijos. Porque llegarán días en que se dirá: «Felices las mujeres
que no tienen hijos. Felices las que no dieron a luz ni amamantaron.» Entonces dirán: « ¡Que caigan sobre
nosotros los montes, y nos sepulten los cerros!» Porque si así tratan al árbol verde, ¿qué harán con el seco? »
Junto con Jesús llevaban también a dos malhechores para ejecutarlos."

5º La crucifixión y muerte de nuestro Señor. (Lucas. 23, 39-46)

“Uno de los malhechores que estaban crucificados con Jesús lo insultaba: « ¿No eres tú el Mesías?
¡Sálvate a ti mismo y también a nosotros!» Pero el otro lo reprendió diciendo: « ¿No temes a Dios tú, que estás
en el mismo suplicio? Nosotros lo hemos merecido y pagamos por lo que hemos hecho, pero éste no ha hecho
nada malo.» Y añadió: «Jesús, acuérdate de mí cuando entres en tu Reino.» Jesús le respondió: «En verdad te
digo que hoy mismo estarás conmigo en el paraíso.» Hacia el mediodía se ocultó el sol y todo el país quedó en
tinieblas hasta las tres de la tarde. En ese momento la cortina del Templo se rasgó por la mitad, y Jesús gritó
muy fuerte: «Abba, Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu». Y dichas estas palabras, expiró.
MISTERIOS GLORIOSOS (DOMINGO)

1º La triunfante Resurrección de Jesús. (Lucas. 24, 1-6)

“El primer día de la semana, muy temprano, fueron las mujeres al sepulcro, llevando los perfumes que
habían preparado. Pero se encontraron con una novedad: la piedra que cerraba el sepulcro había sido
removida, y al entrar no encontraron el cuerpo del Señor Jesús. No sabían qué pensar, pero en ese momento
vieron a su lado a dos hombres con ropas fulgurantes. Estaban tan asustadas que no se atrevían a levantar los
ojos del suelo. Pero ellos les dijeron: ¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí. Resucitó.
Acuérdense de lo que les dijo cuando todavía estaba en Galilea:"

2º La admirable Ascensión de Jesús al cielo. (Hechos. 1, 3-11)

“Después de su Pasión, Jesús se manifestó a ellos dándoles numerosas pruebas de que vivía, y durante
cuarenta días se les apareció y les habló del Reino de Dios. En una ocasión, mientras estaba comiendo con ellos,
les recomendó que no se alejaran de Jerusalén y esperaran la promesa del Padre: «La promesa, les dijo, que yo
les he anunciado. Porque Juan bautizó con agua, pero ustedes serán bautizados en el Espíritu Santo, dentro de
pocos días». Los que estaban reunidos le preguntaron: «Señor, ¿es ahora cuando vas a restaurar el reino de
Israel?». Él les respondió: «No les corresponde a ustedes conocer el tiempo y el momento que el Padre ha
establecido con su propia autoridad. Pero recibirán la fuerza del Espíritu Santo que descenderá sobre ustedes,
y serán mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría, y hasta los confines de la tierra». Dicho esto, los
Apóstoles lo vieron elevarse, y una nube lo ocultó de la vista de ellos. Como permanecían con la mirada puesta
en el cielo mientras Jesús subía, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: «Hombres
de Galilea, ¿por qué siguen mirando al cielo? Este Jesús que les ha sido quitado y fue elevado al cielo, vendrá
de la misma manera que lo han visto partir»."

3º La venida del Espíritu Santo sobre María Santísima y los Apóstoles. (Hechos. 2, 1-8)

"Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo
un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban. Entonces
vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos
quedaron llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les permitía
expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las naciones del mundo. Al oírse este ruido,
se congregó la multitud y se llenó de asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran
admiración y estupor decían: « ¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es que cada
uno de nosotros los oye en su propia lengua?"

4º La Asunción de María al cielo en cuerpo y alma. (Lucas. 1, 45) (Salmos 45, 10)

“¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!”
"Hijas de reyes son tus damas de honor. A tu diestra, Señor, está la reina con vestido bordado de oro
de Ofir y enriquecidos de adornos."

5º La Coronación de María Santísima como Reina y Señora del universo. (Apocalipsis. 12, 1-2)

“Apareció en el cielo una señal grandiosa: una mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies y una
corona de doce estrellas sobre su cabeza. Está embarazada y grita de dolor, porque le ha llegado la hora de dar
a luz."

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