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1.

Evolución histórica de la familia

En la historia, la familia aparece como una comunidad que, teniendo su origen en


la unión de la pareja de un hombre y de una mujer, está compuesta, al menos, por
progenitores y procreados y en la que pueden participar otras personas,
convivientes o no, unidas por vínculos de sangre o de sumisión a una misma
autoridad. La palabra castellana, según la opinión generalmente aceptada,
proviene del latín familia, que a la vez procede de famulus. El latín la tomó del
vocablo osco famel (siervo, esclavo), y su origen más remoto sería el término
sánscrito vama (hogar, habitación). De acuerdo a esta etimología, en la
antigüedad se consideraba familia al conjunto de personas y esclavos que
habitaban con el señor de la casa.

2. Clasificación de la familia

1era. Etapa: Derecho Romano La primera, constituida por el Derecho Romano,


dentro del cual se distingue la época del derecho arcaico; en la cual la familia está
caracterizada por el absoluto sometimiento del grupo familiar al pater familiae, es
un régimen patriarcal, el cual ejerce un poder absoluto sobre las personas y los
bienes que conforman su grupo familiar. La familia viene a ser como un pequeño
estado con funciones religiosas, políticas y públicas, cuyos miembros se hallan
unidos por el vínculo de la agnación y permanecen sometidos a la autoridad del
pater. En cambio, la familia en el Derecho Justinianeo, se basa en el vínculo de la
cognación que une a sus miembros, no ofrece el carácter de unidad compacta,
pierde la injerencia política; es más humana aunque menos sólida.

2da. Etapa: Época Medieval La segunda etapa estaría dada por la Época
Medieval. Con el surgimiento del cristianismo y su absoluto dominio de los grupos
sociales, la Iglesia imprime normas, especialmente en cuanto a matrimonio, y la
familia se vuelve hacia una nueva concepción de la vida: la búsqueda de valores
éticos y religiosos; a tal efecto, podríamos afirmar que la institución queda
estructurada sobre una base de normas ético-religiosas, dominando los valores
espirituales sobre los materiales.

3ra. Etapa: Conjugación etapas anteriores La tercera etapa surge como una
conjugación de las etapas anteriores, con caracteres que le son propios, si bien se
encuentran vestigios del antiguo poder del pater familiae, éste está tan debi
3. Concepto de familia

Sánchez Román (1985) Según este autor, la familia “es la institución ética natural,
fundada en la relación conyugal de los sexos, cuyos individuos se hallan ligados
por lazos de amor, respeto y obediencia”; institución necesaria para la
conservación, propagación y desarrollo en todas las esferas de la vida de la
especie humana. Caldera (2007) Para Rafael Caldera, citado por Sojo Bianco, la
familia “es la comunidad formada por un hombre y una mujer, unidos en forma
estable y conforme a la ley y por la descendencia que de ellos procede”. López
Herrera (2008) De acuerdo a López Herrera, por familia podría entenderse “el
conjunto de personas unidas por parentesco o por matrimonio, que conviven bajo
el mismo techo, sometidos a la autoridad y dirección de un jefe, así como aquéllas
que se encuentran ligadas a éstas por un vínculo parental”. Grisanti (2002) Desde
el punto de vista jurídico, define a la familia en sentido amplio, como “el conjunto
de personas unidas por vínculos de matrimonio, parentesco o adopción”; pero es
importante señalar que, desde el punto de vista legal, tales vínculos tienen
relevancia en la medida en que produzcan efectos jurídicos, razón por la cual
existe un concepto técnico-jurídico de familia que la define como “el grupo de
personas unidas por vínculos de matrimonio, de parentesco o de adopción a los
que la ley atribuye algún efecto jurídico”. En sentido estricto, se define la familia
como el grupo restringido formado por el padre, madre y los hijos, con exclusión
de los demás parientes. La familia, en sentido estricto, comprende sólo las
relaciones congrupales y las paterno-filiales, distinción que había sido hecha por el
Derecho Romano, el cual asignaba al término familia dos acepciones diferentes
(familia iure proprio)

4. Naturaleza jurídica de la familia

De acuerdo a la opinión de Isabel Grisanti (p.21) acerca de la naturaleza jurídica


de la familia, existen dos aspectos importantes que debemos analizar, tales como
la personalidad jurídica de la familia y el carácter institucional de la misma. El
primero se refiere a la cuestión de su personalidad jurídica; al respecto, en la
actualidad existen opiniones opuestas en relación a si la familia es o no persona
jurídica. Para algunos civilistas, es ciertamente una persona jurídica, porque
existen categorías de derechos subjetivos que no pertenecen a ninguna de las
personas físicas que componen la familia, sino a ésta considerada como grupo.
Dichas categorías serían el nombre patronímico, los títulos nobiliarios, los escudos
de la familia, entre otros. Sin embargo, para nuestro Derecho Positivo actual, no
suele reconocérsele a la familia personalidad jurídica, pues le falta la capacidad
para adquirir derechos y contraer obligaciones. En ningún caso, la familia es titular
de derechos: el propietario del bien de familia o del subsidio familiar no es la
familia, son derechos individuales atribuidos a una persona en razón a su
condición familiar.

5. Características de la familia

Universalidad Podemos considerar que la historia de la familia es la historia de la


humanidad, porque en todos los grupos sociales siempre se ha encontrado alguna
forma de organización familiar; sin embargo, la familia no ha permanecido
inmutable, y aún cuando ha variado, siempre ha existido como grupo social
universal. Base afectiva La familia es un grupo social cuyo fundamento está
constituido por el amor, la comprensión, la ternura y la dedicación; ningún otro
grupo social contiene esta base afectiva. Influencia formativa Siendo la familia el
primer ambiente social del hombre, en ella aprende los primeros principios, las
nociones de lo bueno, de lo malo, de lo justo, de lo injusto, del deber y del
derecho. En efecto, la familia es el medio a través del cual se transmiten
tradiciones, creencias, hábitos, ritos. Por eso, la familia juega un papel muy
importante en el modo de actuar, de pensar y de vivir de una persona, ya que se
considera el reflejo de la forma de actuar, pensar y vivir que tengan sus padres y
su familia. Importancia social Se considera a la familia como la célula social
fundamental, porque es en ella donde el individuo se prepara para su vida en
sociedad. Regulación jurídica La familia es un grupo social de relevancia jurídica,
que se encuentra regulada por el Derecho en sus distintos aspectos. Comunidad
natural Porque responde a una serie de instintos y sentimientos de la naturaleza
humana, tales como la tendencia gregaria, la satisfacción del instinto sexual, de
asistencia a los hijos, de ayuda entre los miembros que la conforman, entre otros.

6. importancia para la familia:

Importancia de la familia en el aspecto social

La familia es el primero de los grupos sociales, ya que esta comienza con la unión
del hombre y la mujer exigiendo una comunidad de vida entre ellos, que es la base
más elemental de la familia, y que con esta unión se engendran los hijos y así el
grupo conyugal se transforma en familia, con objetivos ulteriores y de mayor
significación, como son la educación y cuidado de los hijos, la conservación de los
acervos culturales, entre otros. Conforme a lo expuesto, podemos afirmar que,
como institución primaria que es, la familia ejerce poderosa influencia en la
personalidad de sus miembros, y consecuentemente, de los grupos sociales de los
cuales forma parte como célula fundamental.

La familia es el primer instrumento de socialización del hombre y el más


significativo elemento de conservación de las riquezas culturales, morales y
jurídicas que son transmitidas de unas a otras generaciones, constituyendo así la
tradición de los pueblos. 1.5.2. Importancia de la familia en el aspecto político Otro
aspecto de gran importancia que tiene la familia es desde el punto de vista
político. A este respecto, es en el hogar donde se le enseñan y se les inculcan los
principios de acatamiento y respeto a las instituciones, de obediencia a la
autoridad legítima, de aceptación de un orden jerárquico que debe respetarse. En
un núcleo familiar donde comienza el futuro ciudadano a conocer y respetar los
derechos ajenos y hacer respetar los propios, ejercitándose con los demás
miembros del grupo en la práctica de sus deberes y obligaciones que serán la
base de su futura conducta ciudadana. Como la vida familiar prepara al individuo
para la vida en la comunidad, el Estado debe intervenir en la regulación de los
grupos familiares, porque a través de la protección del interés familiar, el Estado
exige y recibe él mismo protección, puesto que si el organismo familiar sobre el
cual reposa se halla regulado de conformidad con los fines que él persigue, se
habrá realizado el propio interés del Estado, y por ende, su estabilidad y
permanencia.

Importancia de la familia en el aspecto económico

En relación a lo económico, la familia tiene una especial significación. En efecto,


es de todos conocidos que los países con una organización familiar estable son
los que han llegado a mayor grado de desarrollo económico, porque la familia
contribuye en gran medida a las actividades económicas individuales, y en
consecuencia, de las del grupo. Ante la necesidad de los padres de educación y
manutención de los hijos, éstos se ven obligados a superarse y producir cada vez
más. De esta forma, generalizando el fenómeno económico al grupo social, se
traduce en una nación económicamente fuerte, con lo que el Estado se ve aliviado
de las cargas de asistencia social como consecuencia de la disminución de las
clases necesitadas que, de otra manera, estaría obligado a mantener y cuidar.

7. Concepto de Derecho de Familia

López Herrera (2009, p.25) El Derecho de Familia es el conjunto de principios


jurídicos y de normas legales, cuyo objeto exclusivo o principal o indirecto o
simplemente accesorio, es determinar la condición de las personas y presidir,
dirigir y reglamentar la organización, la vida y la disolución de familia. El mismo
autor establece un concepto restringido en cuanto a su contenido y sólo se refiere
al “conjunto de principios jurídicos y de normas legales concernientes a los
estados familiares y a las relaciones personales y patrimoniales que derivan de
ellos”. También expresa el referido autor al respecto: “conjunto de reglas jurídicas,
tanto de índole personal como de orden patrimonial, relativas al matrimonio y al
parentesco” (particularmente la filiación). Sojo Bianco (2007, p.19) El Derecho de
Familia es el conjunto de normas jurídicas de carácter personal y patrimonial que
tienen por objeto regular la organización, existencia y disolución de la familia y
establecer reglas acerca de los bienes de la sociedad conyugal y de la transmisión
de éstos a los descendientes, ascendientes y colaterales. Bonnecase (2007)
Bonnecase, citado por Sojo Bianco, expone: “conjunto de normas jurídicas, tanto
de carácter personal como patrimonial, que de manera exclusiva, principal,
accesoria o indirecta, se refiere a la organización, a la vida y a la disolución de la
familia”. Grisanti (2002) Por su parte, Isabel Grisanti en sentido estricto refiere: “el
Derecho de Familia es el conjunto de principios jurídicos y de disposiciones
legales que tiene por objeto regular los estados familiares y las relaciones jurídicas
personales o patrimoniales que derivan de ellos”.

8. Características del derecho de familia

Contenido ético

La familia es una comunidad natural, porque responde a una serie de instintos y


sentimientos de la naturaleza humana. Además de ser una comunidad natural,
también es un organismo social, por lo cual no se encuentra regulada
exclusivamente por el Derecho, influye en ésta u otros sistemas reguladores de la
conducta humana como la moral, la religión y la costumbre. Por esa razón, en el
Derecho de Familia existen normas cuya violación no acarrea sanción alguna,
como es el caso de la violación del impedimento no dispensable de turbatio
sanguinis (art. 57, C.C.), que no acarrea sanción alguna. Existen también en el
Derecho de Familia normas que son incoercibles por su alto contenido ético,
además de resultar imposible lograr, mediante la coacción, el cumplimiento
forzoso de ellas, por ejemplo, la obligación de los cónyuges de guardarse fidelidad
(art. 137, C.C.).

Transpersonalismo

En otras ramas del Derecho Privado, el ordenamiento protege el interés


individual, de manera que su titular tiene la opción entre ejercerlos o no ejercerlos,
mientras que en el campo del Derecho de Familia, el ordenamiento protege el
interés superior de la familia, son derechos que deben ejercerse conforme al deber
que le es correlativo, su ejercicio está en función de los intereses superiores de la
familia. No tiene el titular la posibilidad de escoger entre ejercerlos o no. Está
obligado a ejercerlos, tiene que cumplirlos porque son poderes deberes.

Primacía de las relaciones personales sobre las patrimoniales

Para el Derecho de Familia lo primordial son las relaciones personales, las


patrimoniales sólo se conciben como accesorias de las relaciones personales e
inseparables de ellas, porque las relaciones familiares de carácter patrimonial se
establecen entre los miembros de la familia y sólo pueden producirse como efecto
de la relación personal existente entre ellos.

Limitación de la autonomía de la voluntad

Por lo general, las normas del Derecho de Familia son de orden público, son
imperativas e inderogables por convenio de particulares. Es la ley y no la voluntad
individual la que regula la relación familiar, su alcance, contenido, eficacia y los
efectos patrimoniales de un estado. La excepción, en cambio, es la existencia de
normas supletorias, en las cuales tiene cabida la autonomía de la voluntad. De la
limitación de la autonomía de la voluntad, resulta que no son aplicables muchas de
las reglas comunes en otras ramas del Derecho Privado. • En el Derecho de
Familia no es aplicable el principio de representación. La representación propia,
que implica la sustitución de la voluntad del interesado por la del tercero
(representante) no es posible, en ningún caso en el Derecho de Familia.

9. Definición de MATRIMONIO

El matrimonio es una institución fundamental del Derecho de Familia, constituye la


base y el fundamento de la familia legítima, y por ende, el pilar fundamental de la
sociedad organizada. A tal efecto, podemos afirmar que de todas las instituciones
reconocidas por el Derecho, es el matrimonio, sin lugar a dudas la de mayor
significación, ya que se considera la base sobre la cual descansa la estructura
familiar; por eso se considera como el supuesto esencial de la existencia del
Derecho de Familia y la unión entre un hombre y una mujer

Escriche (citado por Sojo Bianco, 2007, p.82) Este autor define al matrimonio
como “la sociedad legítimamente constituida por el hombre y la mujer que se
unen, con vínculo indisoluble, para perpetuar la especie, ayudarse a llevar el peso
de la vida y participar de una misma suerte”. Portalis (citado por López Herrera,
2009, p.200) En la exposición de motivos del Código Napoleón, da una definición
de matrimonio que ha llegado a considerarse clásica: “es la sociedad del hombre y
de la mujer que se unen para perpetuar su especie, para ayudarse mediante el
socorro mutuo a soportar el peso de la vida y para compartir su común destino”.
10. Evolución histórica del matrimonio

. Matrimonio de hecho Se caracteriza esta etapa de la evolución histórica del


matrimonio por la circunstancia que, durante el mismo, la unión de los esposos es
un simple hecho jurídico no regulado por el Derecho, pero al cual se le atribuyen
efectos jurídicos. En este período el Estado no interviene en forma alguna en
relación a la formación del vínculo entre los cónyuges, era una materia extraña al
Derecho. Este tipo de matrimonio existió en la India, Grecia y Roma y subsistió en
occidente hasta el afianzamiento del cristianismo y el advenimiento del Derecho
Canónico. Sin embargo, ha reaparecido el matrimonio considerado en esta forma
en ciertas oportunidades recientes: en la Unión Soviética (1917-1944), el régimen
comunista estableció el matrimonio y el divorcio de hecho, es decir el amor libre.
Sin embargo, los resultados obtenidos debieron haber sido terribles porque el
propio régimen dio marcha atrás, existiendo posteriormente las nupcias formales y
el divorcio declarado judicialmente. 2.2.2. Matrimonio en el Derecho Canónico
Esta etapa la ocupa el Derecho Matrimonial Canónico, durante esta época se
reconoció a la Iglesia la competencia exclusiva en materia matrimonial. El Derecho
Canónico reguló los requisitos para contraer matrimonio, su celebración, sus
efectos y, en general, toda esta materia. El cristianismo le otorgó el carácter de
sacramento, lo que determinó su indisolubilidad, dignificó a la mujer elevándola a
la condición de compañera y ordenándole a los maridos guardar fidelidad y
amarlas “como Cristo amó a su iglesia” (siglos X al XVI).

. Formación de los grandes estados modernos En ese período comienza la Iglesia


a perder su poder temporal, aún no se discute que el matrimonio es
fundamentalmente de la iglesia, puesto que se trata de un sacramento. Pero se
argumenta que, por cuanto la unión es además un contrato, es decir, un acto de
naturaleza civil, el Estado tiene el derecho a intervenir en los aspectos relativos al
contrato y no al sacramento; se crean ciertos impedimentos matrimoniales, se
reglamentan algunos aspectos referentes a la celebración y a la prueba del
matrimonio (siglos XVI a comienzos del XVIII). 2.2.4. Matrimonio civil obligatorio
En esta etapa la celebración del matrimonio y la reglamentación de los efectos
jurídicos del vínculo, en todos sus aspectos, se convierten en materias de la
competencia exclusiva del Estado, que no reconoce otro matrimonio distinto del
civil. Comienza con la Revolución Francesa, se extendió luego por Europa y
América, a pesar que la situación no es uniforme en todas las legislaciones
occidentales, porque en ellas encontramos diferentes sistemas: • La mayor parte
de ellas ha adoptado el sistema del matrimonio civil obligatorio, entre las que se
encuentra Venezuela. • Otras permiten la celebración del matrimonio según la
forma religiosa o civil (Estados Unidos, Haití). • Otras dan preeminencia al
matrimonio religioso y autorizan el civil para los que no profesan la religión oficial
(Costa Rica, Colombia, España, Perú).

11. Naturaleza jurídica del matrimonio

En lo que a este punto concierne, hay diversas tendencias que es necesario tomar
en consideración, porque ello permite ubicar qué calificación jurídica le ponemos a
esta institución. A tal efecto, analizaremos algunas de estas posiciones. 2.3.1.

Teoría contractualista

La doctrina clásica ha sostenido la tesis del matrimonio-contrato, basándose en


que su nacimiento depende de la voluntad de los contrayentes, y además agregan
que su perfeccionamiento requiere el cumplimiento de ciertas formalidades. En
este sentido, los canonistas tradicionalmente han sostenido que su tesis del
matrimonio-contrato tiene sus bases en el Derecho Romano, donde originalmente
el vínculo nacía del sólo acuerdo de las partes, sin ninguna formalidad exterior.
Éstos sostuvieron esta posición para dignificar la unión del hombre y la mujer y
para combatir los matrimonios de conveniencia; el matrimonio debía fundarse en
el amor y en la libre decisión de los interesados.

Teoría que sostiene que el matrimonio es un negocio jurídico complejo Sostenida,


entre otros, por Roberto Ruggiero, esta posición afirma que es el matrimonio un
negocio jurídico complejo con características muy especiales, que se forma
mediante el acuerdo de voluntades de los particulares, pero con la intervención
directa del Estado. Ahora bien, no es un acto jurídico de carácter privado, puesto
que no se forma con el sólo consenso de las partes; pero tampoco es un acto
administrativo o público, pues, además de la declaración del funcionario del
Estado, necesita la manifestación voluntaria de los particulares; de la misma
manera, tampoco podrá ser disuelto por la sola voluntad de los cónyuges, sino que
esta disolución está sometida al requisito esencial del pronunciamiento judicial,
previo el procedimiento señalado por la ley.

Teoría que sostiene que el matrimonio es un contrato institucionalizado Esta teoría


es apoyada por los canonistas modernos y civilistas de nuestros días. Tanto unos
como otros afirman que, jurídicamente, el acto creador del matrimonio es un
acuerdo solemne de voluntades: la de los contrayentes. Por esta razón lo califican
como contrato, si se entiende la palabra “contrato” como acuerdo de voluntades:
los contrayentes, al dar su consentimiento, crean entre y por su voluntad el vínculo
conyugal. Sin embargo, una vez creado el vínculo, la regulación del matrimonio la
da la ley de manera imperativa; en este sentido, el matrimonio es un acuerdo
cuyas consecuencias están señaladas rígidamente por el ordenamiento jurídico.
En síntesis, podemos decir que, a excepción hecha del necesario consentimiento
de las partes, las normas y los principios característicos del contrato no tienen
vigencia en cuanto al matrimonio y a la inversa, las reglas propias y específicas
del matrimonio no se aplican a los contratos.

12. Características del matrimonio

Características del matrimonio en el Derecho Romano

El matrimonio en el Derecho Romano sufrió una constante evolución, sólo era


posible entre ciudadanos romanos; era un hecho al que se le reconocían efectos
jurídicos. A continuación se presentan las características del matrimonio en el
Derecho Romano: Se perfeccionaba el matrimonio mediante la concurrencia de
elementos: uno material o físico, la coniuctio, que consistía en la cohabitación del
hombre y de la mujer; y un elemento psíquico o espiritual, la affectio maritalis, que
consistía en la voluntad de tenerse y quererse como cónyuges; estos dos
elementos del matrimonio romano eran necesarios y suficientes. Necesarios,
porque para que se perfeccionara el matrimonio, debían concurrir ambos
elementos. Suficientes, porque desde que se daban los dos elementos, se
perfeccionaba el matrimonio sin ningún otro requisito.

Características del matrimonio en el Derecho Canónico

En el Derecho Canónico, el matrimonio tiene las características de unidad e


indisolubilidad. Cuadro I.6. Matrimonio canónico. Unidad Indisolubilidad Porque
sólo es posible el matrimonio entre un hombre y una mujer. Porque no puede
disolverse durante la vida de los cónyuges, la cual supone la imposibilidad de
destruir el vínculo matrimonial por causa diferente a la muerte de los cónyuges. El
matrimonio en el Derecho Canónico es un acto al mismo tiempo religioso y
jurídico; es un contrato elevado por Jesucristo a la dignidad de sacramento y por
ello, indisoluble.

Características del matrimonio en el Derecho Civil moderno

El matrimonio en el Derecho Civil moderno viene a ser la síntesis de las


tendencias matrimoniales del Derecho Romano y del Derecho Canónico, de los
cuales ha tomado los elementos esenciales y, adicionalmente, ostenta también
ciertos caracteres que le son propios, que vamos a analizar brevemente y que
podemos resumir así: su unidad y perpetuidad, el laicismo, el necesario
consentimiento de las partes, la solemnidad de su celebración y la intervención del
Estado en la formación del vínculo conyugal. En el cuadro siguiente se explican
estas características. Cuadro I.7. Características del matrimonio en el Derecho
Civil moderno. Característica Explicación Unidad Porque sólo es posible el
matrimonio entre un hombre y una mujer, como está contemplado en el artículo 44
del C.C.: “el matrimonio no puede contraerse sino entre un solo hombre y una sola
mujer…”. Esta es una característica del matrimonio en todos los pueblos
modernos de la civilización occidental, y además constituye un principio de orden
público, tanto interno como internacional. Perpetuidad El matrimonio civil es
perpetuo pero no indisoluble, porque cuando dos personas se casan lo hacen con
el propósito de que la unión sea para toda la vida, ya que el consentimiento
matrimonial es puro y simple y no puede estar sometido a condición ni a término.
Pero a pesar de esa intención inicial, el vínculo puede quedar disuelto mediante el
divorcio, que extingue el matrimonio válidamente constituido, en vida de ambos
cónyuges (art. 184, C.C.); es importante señalar que para que pueda darse el
divorcio, debe existir alguna causal de las tipificadas en la ley (art. 185, C.C.) y
que la disolución se pronuncie judicialmente.

13. REQUISITOS PARA CONTRAER MATRIMONIO}

Consideramos al matrimonio como la institución básica del Derecho de Familia,


por lo cual su importancia transciende al campo social y moral. De allí que el
legislador haya subordinado su existencia y validez a un considerable número de
requisitos: no existe otro negocio jurídico afectado por tantas condiciones. Con la
finalidad de estudiar los requisitos para contraer matrimonio seguiremos la
clasificación más comúnmente aceptada. Por lo tanto, hablaremos de requisitos de
fondo o de existencia y requisitos de forma o de validez.

Requisitos de fondo Para que pueda celebrarse válidamente un matrimonio, se


hace necesario e indispensable la existencia de requisitos atinentes a la base
misma del acto: ésos son los requisitos de fondo del matrimonio, los cuales son
todos aquellos exigidos por el legislador. Los requisitos de fondo para contraer
matrimonio pueden agruparse en tres categorías: supuestos de hecho o
elementos esenciales del matrimonio, capacidad de las partes y ausencia de
impedimentos.

14. Elementos esenciales

Son elementos que pertenecen a la esencia misma del matrimonio, sin ellos no
puede concebirse lógicamente su perfeccionamiento; en este sentido, sin la
concurrencia de los siguientes elementos o supuestos: diversidad de sexos entre
los contrayentes, consentimiento de ellos y presencia de un funcionario público
competente en celebración, no existe el matrimonio. A continuación se explican
estos elementos:

15. Diversidad de sexo entre los contrayentes Sólo pueden unirse en


matrimonio un hombre y una mujer, dos personas de sexos diferentes; es
una condición natural inevitable. Aunque la ley no trata sobre los fines del
matrimonio, éste se dirige a la perpetuación y al aumento de la especie por
medio de la reproducción.

16. Consentimiento de los contrayentes

Es el segundo de los supuestos o elementos esenciales para que el matrimonio


pueda celebrarse válidamente, es el acuerdo de las partes de tomarse
recíprocamente como marido y mujer, independientemente del motivo o de la
finalidad que las mueva a ello. Para que exista consentimiento en el matrimonio,
es preciso que la voluntad de ambas partes sea expresa, pura, simple y seria. •
Expreso: en este sentido, para que se repute existente el consentimiento de los
contrayentes, la voluntad de cada uno de ellos deber ser expresa, en este caso el
silencio equivale a disentimiento. • Puro y simple: cuando alguno de los
contrayentes es mudo o sordomudo, la manifestación de voluntad la hará por
escrito (art. 104, últ. ap. L.O.R.C.), el consentimiento matrimonial ha de ser puro y
simple, no puede estar sometido a condición ni a término. Si se somete el
consentimiento en el matrimonio a una condición resolutoria, el matrimonio no
sería perpetuo, puesto que podría disolverse no sólo con la muerte de uno de los
esposos y con el divorcio, sino también con el cumplimiento de dicha condición, lo
cual constituiría una derogación, por voluntad de las partes, de la norma de orden
público contenida en el artículo 184 del C.C. En cambio, si la condición fuera
suspensiva, equivaldría a la promesa verbal de futuro matrimonio del antiguo
Derecho Canónico, no admitida por las legislaciones modernas, de acuerdo con
las cuales el vínculo existe y produce todos sus efectos desde la fecha de la
celebración del matrimonio, independientemente de la voluntad de las partes.

17.Serio:
por último, es además indispensable que la voluntad sea seria; quien
consiente en el matrimonio debe hacerlo en forma y bajo circunstancias
tales que la persona sepa, al consentir, que queda unida en matrimonio a la
otra parte. Conforme a lo antes expuesto, no hay consentimiento
matrimonial cuando las partes se niegan expresamente a aceptarse por
esposos (ausencia de consentimiento); cuando no lo manifiestan de manera
expresa (consentimiento tácito o silencio); cuando lo someten a condición o
a término (el consentimiento no es puro y simple) o cuando resulta evidente
que no se le prestó en serio. En todos esos casos, el matrimonio es
absolutamente nulo. Un factor esencial en la expresión del consentimiento
es la libertad

18.Vicios del consentimiento como factores de nulidad del matrimonio

De acuerdo a esta disposición, cuando el consentimiento se hallare viciado por


alguna causa, no será válido. De allí que la doctrina se plantee la presencia de los
vicios del consentimiento como factores de nulidad del matrimonio, en especial la
violencia y el error.

19.Presencia de funcionario público competente

En el acto de la celebración, es el tercero de los supuestos o elementos


esenciales del matrimonio. A este respecto, el Estado debe intervenir en la
celebración del matrimonio civil, a fin de que surja el vínculo legal entre los
contrayentes: esa intervención se lleva a cabo con la presencia en el acto de
alguno de los funcionarios públicos específicamente autorizados para ello, quien
pronuncia o declara la formación de vínculo, una vez que las partes han
expresado sus consentimientos (art. 108, L.O.R.C.). De acuerdo con el artículo 99
de la L.O.R.C., el matrimonio civil puede celebrarse ante una cualquiera de las
siguientes autoridades: el alcalde o la alcaldesa, o el funcionario o funcionaria que
éstos autoricen; el registrador o la registradora civil; los capitanes o las capitanas
de buque de bandera venezolana, dentro o fuera del territorio de la República
Bolivariana de Venezuela. Cuando el matrimonio se celebre ante una autoridad
distinta al registrador o registradora civil, ésta deberá remitir el acta
correspondiente en forma inmediata al Registro Civil. Ahora bien, únicamente en
casos de matrimonio in articulus mortis, el art. 101 del C.C. autoriza la intervención
en ellos, además de los funcionarios indicados en el artículo 99 de la L.O.R.C., a
las siguientes personas: a) jefes de cuerpos de militares en campaña, si se trata
de individuos sometidos a su mando; y b) capitanes de buques mercantiles y
comandantes de buques de guerra, si el matrimonio se celebra a bordo de sus
respectivas embarcaciones.

20.Capacidad de las partes

En este sentido, la capacidad matrimonial es la aptitud legal para ser sujeto de la


relación jurídica matrimonial. Para que una persona sea capaz para contraer
matrimonio, necesita discernimiento para poder entender lo que es el matrimonio;
pubertad para tener aptitud para la reproducción; cordura para poder querer el
matrimonio en concreto y potencia sexual. Por consiguiente, los elementos de la
capacidad matrimonial son cuatro: el discernimiento, la pubertad, la cordura y la
potencia sexual. La legislación venezolana envuelve el discernimiento y la
pubertad como elementos de la capacidad matrimonial en un solo concepto, el de
la edad mínima para contraer matrimonio y que presupone que ya la persona tiene
discernimiento y, al propio tiempo, es púber.

21. Edad El artículo 46 del C.C. dispone: mínima para contraer matrimonio

“No pueden contraer válidamente matrimonio la mujer que no haya cumplido


catorce (14) años de edad y el varón que no haya cumplido dieciséis (16) años”.

Pero el artículo 62 del C.C. vigente establece dos excepciones a dicha regla
general del artículo 46 del C.C.: “a) Cuando se trata de una mujer que ya ha dado
a luz un hijo o que se encuentra en estado de gravidez. b) Si fuere el caso de un
varón que desea contraer matrimonio con la mujer que ha concebido un hijo
legalmente reconocido; en estos casos citados anteriormente, no se requiere que
la mujer haya cumplido catorce años, ni que el varón tenga al menos dieciséis”.

23.La cordura

Es uno de los elementos constitutivos de la capacidad para contraer matrimonio,


es un requisito indispensable para que el acto sea válido que quien lo celebre se
encuentre en pleno uso de sus facultades mentales. Esto se explica porque no
basta con haber llegado a la edad que el legislador presupone suficiente para
tener, por ello, la capacidad intelectual y volitiva necesaria para prestar el
consentimiento matrimonial, ya que quien está afectado de alguna enfermedad
mental que, en alguna forma, inhiba sus facultades de raciocinio, carecerá de
aptitud para conocer el alcance y la importancia del acto a celebrar y, por tanto, de
expresar válidamente su aceptación o no.

▪ Entredicho por causa de demencia y persona que no se halle en su sano juicio El


citado artículo 48 del C.C. considera incursos en incapacidad matrimonial por falta
de cordura, al entredicho por causa de demencia (art. 393, C.C.) y a toda persona
que no se halle en su sano juicio. Dentro de esta situación se encuentran: el loco
no entredicho; el que por causa de enfermedad no mental se encuentra privado de
su razón; la persona que sufre de embriaguez total o está bajo la acción de
estupefacientes; el hipnotizado y el sonámbulo. Agrega el referido artículo que
también está incapacitado el individuo que estuviere en proceso de interdicción; en
este caso el matrimonio no podrá celebrarse hasta que la autoridad judicial
respectiva haya decidido, de manera firme, que la interdicción promovida fue
declarada sin lugar.

24.Ausencia de impedimentos

La ausencia de impedimentos es otro requisito de fondo necesario para contraer


matrimonio; además de los supuestos o elementos esenciales y de la capacidad
matrimonial en los contrayentes, sólo puede celebrarse el matrimonio si no existe
ningún otro obstáculo o prohibición legal para la formación del vínculo, por
consiguiente, se entiende por impedimentos a los obstáculos legales para el
ejercicio de la capacidad matrimonial. Los impedimentos, pues, son requisitos
matrimoniales consagrados por el legislador desde un punto de vista negativo; es
decir, como trabas para la celebración del matrimonio entre personas capaces. En
efecto, los impedimentos matrimoniales cuando existen, obstaculizan o entraban el
matrimonio a una persona apta legalmente para casarse, porque ha cumplido la
edad mínima exigida por la ley, está en su sano juicio y no sufre de impotencia
manifiesta y permanente. Al respecto, se puede afirmar que la ausencia de
impedimentos matrimoniales significa que se posee tanto la capacidad nupcial en
abstracto, como en el caso concreto del matrimonio que se quiere contraer.

25.Clasificación de impedimentos

A pesar de que existen en el Derecho Canónico muchas clasificaciones de los


llamados impedimentos, sólo tres de ellas tienen importancia en nuestro Derecho:

26. Impedimentos dirimentes

Los impedimentos dirimentes son obstáculos establecidos en la ley para la


celebración del matrimonio, cuya violación genera la nulidad absoluta de aquél; el
impedimento dirimente (dirimene: disolver) no sólo impide la celebración del
matrimonio, sino que además determina la nulidad del vínculo contraído en
violación del mismo. Estos impedimentos son absolutos y relativos.

▪ Impedimentos dirimentes absolutos Los impedimentos dirimentes absolutos son


aquellos que obstaculizan el matrimonio de la persona afectada con cualquier otra
persona.

El impedimento de vínculo anterior: una persona casada no puede contraer


matrimonio con ninguna persona. En el siguiente cuadro se explican los
impedimentos dirimentes absolutos: de vínculo anterior, de orden y de rapto.
27. Impedimentos de consanguinidad El vínculo de consanguinidad entre dos
personas constituye un impedimento dirimente relativo en dos casos: (a) no
pueden contraer matrimonio entre sí los consanguíneos en línea recta (art. 51,
C.C.); y (b) tampoco pueden contraer matrimonio entre sí los consanguíneos en
línea colateral de segundo grado (hermanos) (art. 52, C.C.).

28. Impedimentos de afinidad El legislador prohíbe que los afines en línea recta
contraigan matrimonio entre sí (art. 51, C.C.). Es importante señalar que, como la
afinidad no desaparece con la disolución del matrimonio que la determinó (último
aparte del art. 40, C.C.), el impedimento indicado tampoco termina con la
disolución de dicho vínculo. Como impedimento dirimente que es, su violación
determina la nulidad absoluta del matrimonio, la cual está prevista en el artículo
117 del C.C.

29. Impedimento de adopción El artículo 54 del C.C. dispone: “no es permitido ni


válido el matrimonio del adoptante con el adoptado y sus descendientes, entre el
adoptante y el cónyuge del adoptado y el cónyuge del adoptante, mientras dura la
adopción”. Debe aclararse que este impedimento dirimente se refiere al caso de
adopción simple. La adopción simple creaba solamente un vínculo jurídico familiar
entre el adoptado y adoptante, pero no produce parentesco entre el adoptado y los
familiares del adoptante, ni entre éste y los familiares de aquél. Mientras, la
adopción plena, por el contrario, confiere al adoptado la condición jurídica de hijo
del o de los adoptantes y crea parentesco entre el adoptado y los familiares del o
de los adoptantes y entre éste y éstos y el cónyuge y descendientes del adoptado,
así como también entre los familiares del o de los adoptantes y el cónyuge y
descendientes del adoptado.

30.Impedimento de crimen Este impedimento dirimente relativo está consagrado


en el art. 55 del C.C., y prohíbe el matrimonio entre la persona condenada como
reo o como cómplice de homicidio ejecutado, frustrado o intentado contra uno de
los cónyuges y el otro esposo; además, agrega dicha norma que, mientras
estuviere pendiente el juicio criminal, tampoco podrá celebrarse el matrimonio.
Lógicamente, este impedimento se funda en razones éticas de absoluta evidencia;
este impedimento nace con la iniciación del proceso penal respectivo.

31.Impedimentos impedientes Los impedimentos impedientes son obstáculos


legales, prohibiciones legales para la celebración del matrimonio, cuya trasgresión
no determina la nulidad, ni absoluta ni relativa del matrimonio celebrado; este tipo
de impedimento imposibilita legalmente la celebración del matrimonio, no
obstante, si éste se celebra, se lo considera válido. En consecuencia, la diferencia
fundamental que existe entre estas dos clases de impedimentos matrimoniales
está en el efecto que produce su violación.

32. Impedimentos impedientes dispensables Son aquellos en los que la ley prevé
la posibilidad de levantar la prohibición legal para la celebración del matrimonio.

33. Impedimentos impedientes dispensables de consanguinidad El art. 53 del


C.C., en su primera parte, prohíbe el matrimonio entre tíos y sobrinos, ni entre tíos
y los descendientes de los sobrinos. Si se realiza el matrimonio en violación de
este impedimento, por ser impediente no determina la nulidad de dicho
matrimonio. Es dispensable porque la ley prevé la posibilidad de que sea
levantada la prohibición y pueda celebrarse libremente el matrimonio. En efecto, el
impedimento impediente de consanguinidad puede ser dispensado por el Juez de
Primera Instancia en lo Civil (art. 65, C.C.).

34. Impedimentos impedientes dispensables de afinidad El art. 53 del C.C. prohíbe


igualmente el matrimonio entre cuñados, cuando el vínculo matrimonial que
produjo la afinidad entre ellos se disolvió por divorcio. Si el matrimonio causante
de dicha afinidad se disuelve por la muerte de uno de los cónyuges, el
sobreviviente goza de libertad para contraer nuevas nupcias con cualquiera de los
hermanos del fallecido. Únicamente surge el impedimento por afinidad cuando el
matrimonio que dio origen al parentesco, se disuelve por divorcio; en tal caso, el
legislador desea evitar que la causa u ocasión directa de este divorcio pueda
haber sido el deseo de uno de los cónyuges de contraer matrimonio con algún
hermano o hermana del otro, lo cual sería inmoral. Por ser este impedimento
dispensable, se aplican las mismas reglas en relación con la dispensa del
impedimento impediente de consanguinidad.

35. Impedimentos impedientes dispensables de tutela Según el artículo 58 del


Código Civil, no se permite el matrimonio del tutor o curador o alguno de sus
descendientes con la persona que uno de aquellos tiene o ha tenido bajo su
protección, mientras que, fenecida la tutela o curatela, no haya recaído la
aprobación de las cuentas a su cargo, salvo que el Juez ante quien se constituyó
la tutela o el del domicilio del tutor, por causas graves, expida la autorización. Se
trata de un impedimento temporal: cesa con la aprobación de las cuentas
definitivas de la tutela o curatela. Es dispensable, puesto que la ley prevé la
posibilidad de que el Juez ante quien se constituyó la tutela o el del domicilio del
tutor, autorice el matrimonio cuando considere que existan causas graves para
ello. Por ejemplo, si el tutor o el curador o algún descendiente de uno u otro, ha
mantenido relaciones extramatrimoniales con el pupilo o la persona sometida a
curatela y se trata de regularizar esa situación.

36. Impedimentos impedientes no dispensables Los impedimentos impedientes no


dispensables son aquellos en los que la ley no tiene prevista la posibilidad de
levantar la prohibición legal

37. Impedimentos impedientes no dispensables de turbatio sanguinis Es un


impedimento que se encuentra establecido en el artículo 57 del C.C. y que sólo
afecta a la mujer, pues le prohíbe contraer matrimonio antes de que hayan
transcurrido diez (10) meses desde la fecha de la anulación o de la disolución de
su matrimonio anterior. Se explica por la conveniencia de evitar conflictos de
paternidad. Si la mujer contrae matrimonio inmediatamente o poco después de
anulado o de disuelto su vínculo anterior y luego da a luz un hijo, en muchos casos
resultará imposible determinar a cuál de los maridos debe atribuirse la paternidad.
En efecto, de acuerdo con el artículo 201 del C.C., debe considerarse al anterior
esposo como padre del hijo que nazca de los trescientos (300) días siguientes a la
anulación o a la disolución del matrimonio; así mismo el art. 203 del C.C. imputa al
nuevo marido la paternidad del hijo que nazca de su esposo después de 180 días
siguientes a la celebración del matrimonio.

38 Impedimentos impedientes no dispensables de autorización Como señalamos


anteriormente, el art. 46 del C.C. permite el matrimonio del varón a partir de los
dieciséis (16) años cumplidos y el de la mujer, desde los catorce (14), también
cumplidos, pero como son todavía menores de edad, para poder contraer
matrimonio están sometidos a un régimen de autorizaciones. Los artículos 59 al 61
y 63 al 64 del Código Civil consagran el impedimento impediente de autorización,
por cuanto prohíbe el matrimonio del hombre o de la mujer capaz, pero menores
de edad, a menos que uno u otro haya sido autorizado para celebrarlo por sus
padres, si los tienen; o en su defecto, por sus abuelos; a falta de éstos, por el
tutor; y si tampoco existe tutor, por la autoridad judicial del Tribunal de Protección
del Niño y del Adolescente, de la residencia del contrayente de menor edad (art.
453, referido al art. 177, parágrafo segundo “d”, LOPNA), si está ya instalado, caso
contrario, Juez de Primera Instancia de la misma Jurisdicción Territorial.

Formalidades previas a la celebración del matrimonio


39 Manifestación esponsalicia

La palabra esponsales tiene distintos significados. Así, se entiende por esponsales


la promesa recíproca que se hacen un hombre y una mujer, de contraer entre sí
matrimonio en el futuro, independientemente de las formalidades que utilicen. En
este sentido, los esponsales equivalen a compromiso matrimonial. A esta acepción
de esponsales se refiere el artículo 41 del Código Civil.

La manifestación esponsalicia es la declaración anticipada que las personas que


proyectan contraer matrimonio deben hacer a determinado funcionario, del
matrimonio que pretenden contraer en el futuro próximo. Tal participación debe ser
hecha ante cualquiera de los funcionarios autorizados por la ley para celebrar el
matrimonio que tenga jurisdicción en la residencia de alguno de los futuros
contrayentes (art. 66, C.C.).

40. Publicación de carteles El funcionario que recibe la manifestación esponsalicia,


basándose en el acta contentiva de ella, debe preparar un cartel donde se haga
público el matrimonio que se proyecta contraer. En este sentido, se llama “cartel
esponsalicio” al contentivo de dicha manifestación. La publicación de los referidos
carteles se cumple mediante su fijación en uno de los sitios más públicos del lugar
donde cada uno de los contrayentes tenga su domicilio o residencia (art. 68, C.C.).
Si el matrimonio se va a celebrar ante un funcionario diferente al que recibió la
manifestación esponsalicia, éste debe enviar notificación a aquél para que
proceda a fijar el cartel esponsalicio en su jurisdicción donde haya de realizarse el
matrimonio (art. 67, C.C.). Si alguno de los futuros contrayentes ha cambiado de
residencia en el curso de los seis (6) meses precedentes a la manifestación
esponsalicia, el funcionario que la recibe debe informar, por la vía más rápida, al
otro funcionario competente para la celebración del matrimonio en la parroquia o
municipio donde el contrayente tenía su anterior residencia, para que proceda a la
fijación del referido cartel (segundo aparte, art. 68 del C.C.).

41.Expediente esponsalicio El expediente esponsalicio es el conjunto de recaudos


que deben reunirse con anterioridad a la celebración del matrimonio. Su formación
corresponde al funcionario que recibe la manifestación esponsalicia (art. 69, C.C.).
El contenido del expediente esponsalicio, según López Herrera (2009, p. 301 y
302), es: • Los documentos que deben presentar los futuros contrayentes al
efectuar su manifestación esponsalicia. • El acta de esponsales y todo lo relativo a
la fijación de los carteles esponsalicios, con indicación de la fecha o fechas de esa
fijación. • En caso de que hubiere habido oposición a la celebración del
matrimonio, la copia certificada de la decisión firme que la haya declarado sin
lugar.

42 Artículo de muerte Cuando se celebra un matrimonio estando uno o ambos


contrayentes en peligro inminente de morir (art. 111 de la L.O.R.C.), autoriza a
prescindir de la manifestación esponsalicia, de la publicación de carteles y de la
formación previa del expediente esponsalicio. Y si la urgencia lo impusiere, podrá
hasta prescindirse de la lectura de las normas que regulan los deberes y derechos
de los cónyuges establecidos en las leyes.

43 Celebración del matrimonio El acto formal jurídico de la celebración del


matrimonio no existía en el matrimonio romano, y tampoco en el Derecho Antiguo
eclesiástico, pero el Concilio de Trento estableció formalidades para su
celebración y de allí pasó al Derecho Civil moderno. El segundo de los requisitos
de forma del matrimonio lo constituye el acto de su celebración. El matrimonio es
un acto formal. La solemnidad es una de las características del matrimonio
moderno, y para su perfeccionamiento, se hace necesario el cumplimiento de las
formalidades establecidas en la ley. Vamos a analizar ahora las que deben
cumplirse durante el acto mismo de la celebración, que es como ya dijimos
anteriormente, el otro requisito de forma. Desde el punto de vista de su
celebración, el Código Civil distingue dos (2) tipos de matrimonio: el matrimonio
ordinario y el matrimonio en artículo de muerte, aunque cada uno de esos tipos de
matrimonio tiene algunos caracteres propios. Existen características comunes a
ambos, que son: su celebración es siempre un acto público, personal y gratuito.

44. Formalidades del matrimonio ordinario

las formalidades de la celebración del matrimonio ordinario son: • El matrimonio


ordinario sólo puede celebrarse después de vencidos ocho (8) días desde la fecha
de la fijación de los carteles esponsalicios, a menos que se trate de regularizar
una unión concubinaria y antes de que expiren seis (6) meses desde la fecha del
acta esponsalicia (art. 81, C.C.). • El día y la hora de la celebración, dentro del
lapso expresado son fijados por los contrayentes de acuerdo con el funcionario
que debe presenciar el acto. • El lugar de la celebración es normalmente el
despacho oficial del funcionario competente, pero los contrayentes pueden
solicitar que el acto se celebre en el lugar que éstos acuerden (último aparte, art.
99, L.O.R.C.). • En el lugar y momento de la celebración, han de encontrarse
reunidos: los contrayentes (en persona o representados), el funcionario que
preside el acto, su secretario y los testigos exigidos por la ley (art. 108, L.O.R.C.). •
La ceremonia se inicia con la lectura que el secretario debe hacer en alta voz, de
la Sección I, Capítulo XI, Título IV del libro primero del C.C. (arts. 137 al 140-A). •
Luego, el funcionario recibe de los contrayentes, uno después del otro, la
declaración de que se toman respectivamente por marido y mujer. • Concluido el
acto, se le dará lectura al acta y, si estuvieren de acuerdo, se procederá a firmarla
por los contrayentes, testigos y autoridades competentes y personas autorizadas,
si fuere el caso.

Se hará entrega de un ejemplar del acta de matrimonio a los contrayentes (art.


108, L.O.R.C), que ellos tienen que presentar luego al ministro del culto
respectivo, si desean contraer matrimonio religioso (art. 45, C.C.).

45.Contenido del acta matrimonial De conformidad con el artículo 104 de la


L.O.R.C., el acta matrimonial debe contener, además de lo exigido en el art. 81 de
la L.O.R.C., para toda acta del estado civil:

“Todas las Actas de Matrimonio, además de las características generales, deben


contener: 1. Identificación completa de los contrayentes. 2. Identificación completa
de las personas cuyo consentimiento fue necesario. 3. Identificación completa de
los hijos e hijas que se hayan reconocido en el acto y el número único de
identidad, así como número, año y oficina de las respectivas inscripciones de
nacimiento. 4. Identificación del poder especial si el matrimonio se celebra por
medio de apoderado o apoderada. 5. Datos registrados del documento de
capitulaciones matrimoniales, si los hubiere. 6. Datos de la autorización judicial
para contraer matrimonio, en los casos de los adolescentes. 7. Aceptación
expresa de cada uno de los contrayentes. 8. Circunstancias especiales del acto. 9.
Firma del funcionario o funcionaria que celebre el acto, los contrayentes, los
testigos y las personas cuyo consentimiento haya sido necesario, si se prestare
verbalmente. En caso de personas con discapacidad auditiva o visual, su
aceptación se hará constar por escrito. Si éstos no pudieren hacerlo, se formulará
la aceptación a través de la lengua de señas venezolanas”.

46.Formalidades del matrimonio en artículo de muerte Se designa así el


matrimonio que se celebra cuando uno o ambos contrayentes se encuentran en
peligro inminente de morir. Como consecuencia de esta situación especial, el
legislador en este tipo de matrimonio exime a los contrayentes del cumplimiento
de las formalidades previas, a fin de permitir su celebración con la celeridad que el
caso exige y también en relación con la celebración del matrimonio, la ley autoriza
su simplificación en las formas o solemnidades requeridas para el acto.
Con la finalidad de evitar engaño a la ley, para que pueda realizarse en la forma
pautada por ella para el matrimonio en artículo de muerte, es necesario que el
peligro próximo a la muerte de uno o ambos contrayentes sea certificado por un
médico y por escrito. Cuando esto no pudiere lograrse oportunamente, dos (2)
personas mayores de edad podrán certificar la circunstancia de artículo de muerte
que a su juicio exista (art. 102, C.C.). En relación a los funcionarios autorizados
para celebrar este tipo de matrimonio, son competentes para presenciar el
matrimonio en artículo de muerte los mismos que pueden intervenir en la
celebración del matrimonio ordinario, además pueden también celebrarlo los jefes
de cuerpos militares en campaña, cuando se trate de personas sometidas a su
mando y los comandantes de buques de guerra y capitanes de buques mercantes
cuando el acto se celebre a bordo de sus embarcaciones (art. 101, C.C.).

47. Matrimonio de venezolanos en el exterior

Si un venezolano desea contraer matrimonio en el exterior, debe atenerse a las


formalidades que, al efecto, establezca la ley del lugar donde se lleve a cabo el
acto, por lo que debe hacerlo ante un funcionario competente para celebrar el
matrimonio, conforme al ordenamiento jurídico de tal país y con las formalidades
previstas en el mismo. El matrimonio así constituido es válido y produce en
Venezuela idénticos efectos legales a los del vínculo formado en la República, y
de acuerdo con las leyes. Con relación a lo expuesto anteriormente, el art. 11 del
C.C. disponía:

48.Matrimonio de extranjeros en Venezuela

De acuerdo a la opinión de la Dra. Grisanti (p. 154-155) respecto del matrimonio


de extranjeros en nuestro país, es importante señalar: Los requisitos de forma
para la celebración, tanto de las formalidades previas como la celebración misma,
se rigen por la ley venezolana. Se aplica la regla “locus regit actum”, por
consiguiente, de acuerdo al artículo 108 del C.C., el extranjero no puede contraer
válidamente matrimonio en Venezuela, sino ante el funcionario competente
venezolano o ante las personas a que se refiere el artículo 98 del C.C., y llenando
las formalidades pautadas por la ley venezolana, sin que puedan exigírsele otras
especiales, salvo la de presentar pruebas fehacientes de que es soltero, viudo o
divorciado y hábil para contraer matrimonio, según su ley nacional, o por lo menos
un justificativo, evacuado judicialmente, en el cual tres (3) testigos, cuando menos,
mayores de edad y que den razón fundada y circunstanciada de sus dichos,
declaren bajo juramento y firmando la expresada capacidad. En el caso de que el
extranjero vaya a contraer segundo o ulterior matrimonio en Venezuela, la prueba
del divorcio o de la anulación del matrimonio anterior tiene que hacerse mediante
la copia certificada de la sentencia definitiva y firme que declaró el divorcio o la
nulidad del matrimonio; si dicha sentencia fue dictada por autoridad judicial
competente en país extranjero, tiene que haber recibido el pase o exequatur para
producir efectos en Venezuela. Con relación a la capacidad y a los efectos
matrimoniales, el extranjero que va a contraer matrimonio en Venezuela se rige
por su ley nacional, con las siguientes excepciones: • El extranjero no puede
contraer matrimonio en Venezuela, si su proyectada unión viola cualquier
impedimento dirimente consagrado en el Código Civil venezolano (art. 104, C.C.).
Venezuela no reconoce los impedimentos de matrimonio establecido por la ley
nacional del extranjero que pretenda casarse en Venezuela, cuando se fundaren
en diferencias de raza, rango o religión (art. 105, C.C.). • No impide el matrimonio
del extranjero en Venezuela la falta de permiso y del acto respetuoso que, como
previos, exija su ley nacional, salvo que se trate de consentimiento que, según
ésta, debe obtenerse de los ascendientes, tutores u otros representantes legales
en el caso de menores (art. 106, C.C.).

49.Nulidad y Anulabilidad del Matrimonio

La nulidad del matrimonio es una sanción civil represiva y excepcional,


determinada por la contravención en su celebración de ciertas disposiciones
legales (requisitos de fondo o de forma del matrimonio), cuyo efecto es hacer
desaparecer el matrimonio de la vida jurídica, como si nunca se hubiese celebrado
y es considerada un castigo para los cónyuges que celebraron el matrimonio. Así
mismo, es una sanción represiva y excepcional, porque no toda irregularidad del
matrimonio ocasiona su nulidad, sólo se aplica en los casos en que la violación de
los requisitos establecidos por la ley para su celebración es muy grave.

50.Clases de nulidad

Se distinguen dos clases de nulidad del matrimonio: nulidad absoluta o nulidad


propiamente dicha y nulidad relativa o anulabilidad. De acuerdo a López Herrera
(2009, p.390), este autor sigue un criterio propio para distinguir entre nulidades
absolutas y relativas del matrimonio, que se adapta a nuestra legislación:

51.Nulidad absoluta Nulidad relativa

Calificaremos como absoluta toda nulidad del matrimonio cuando la acción


respectiva tenga el doble carácter de poder ser ejercida por todo interesado y de
no estar sometida a plazo de caducidad. Calificaremos por el contrario, como
relativa, la nulidad del matrimonio cuando la acción correspondiente no posea las
dos características anotadas (ya se trate de que la acción únicamente
corresponda a determinadas personas o de que, pudiendo ser ejercida por
cualquier interesado, esté no obstante, sujeto a término de caducidad).
52 Nulidad absoluta del matrimonio

Podemos afirmar que el matrimonio está viciado de nulidad absoluta cuando la


norma violada en su celebración, y que determina la ineficiencia del vínculo, ha
sido consagrada por la ley con la finalidad exclusiva de resguardar el orden
público y su efecto es eliminar el matrimonio de la vida jurídica y considerarlo
como no celebrado.

53.Caracteres de nulidad relativa del matrimonio

La nulidad relativa del matrimonio presenta los siguientes caracteres: • Los


matrimonios viciados de nulidad relativa se pueden convalidar, aún cuando dichos
caracteres, en la legislación venezolana, varían según los casos. Por consiguiente,
la regla general es que un matrimonio puede convalidarse de forma tácita
mediante la omisión en el ejercicio de la acción de nulidad en el lapso previsto al
efecto por el legislador; sin embargo, existe un caso en el cual es posible su
convalidación expresa y otro, en el cual dicho matrimonio no es convalidable ni
siquiera tácitamente. • La acción de nulidad relativa está en principio sometida a
plazo de caducidad, pero existe un caso en el cual la acción es perpetua porque
puede interponerse en cualquier época, lo cual constituye una excepción. • La
acción de nulidad relativa puede ser ejercida unas veces por cualquiera que tenga
interés legítimo y actual, pero en otras su ejercicio ha sido reservado o ciertas y
determinadas personas indicadas taxativamente por la ley.

54.Casos de nulidad relativa Los casos de nulidad relativa del vínculo se


presentan en el siguiente gráfico:

Nulidades relativas alegables por todo interesado Las nulidades relativas


alegables por todo interesado son: matrimonio del incapaz por razón de la edad,
matrimonio celebrado por funcionario incompetente por razón del territorio y
matrimonio sin la presencia de los testigos esperados. A continuación se explican
estas nulidades.

Matrimonio celebrado por el incapaz por razón de la edad La nulidad relativa del
matrimonio está señalada en el art. 117 del C.C. y sus características son las
siguientes: a) Titularidad de la acción: en este caso la declaración judicial de
nulidad puede ser solicitada por todo interesado, sin embargo, la parte final del
artículo 120 del C.C., establece que este matrimonio no puede impugnarse por los
ascendientes, ni por el tutor que hayan prestado su consentimiento. b) Caducidad
de la acción: la acción de nulidad relativa caduca al ocurrir cualquiera de los
siguientes hechos: i. Cuando los contrayentes llegan a la edad requerida para
contraer matrimonio sin que se haya iniciado el juicio correspondiente. ii. Cuando
la mujer que no tiene la edad exigida por la ley, ha concebido (art. 120 del C.C.). c)
Convalidación tácita del matrimonio: se convalida tácitamente cuando no se ejerce
la acción de anulación oportunamente. • Matrimonio celebrado por funcionario
incompetente por razón del territorio En el caso referido, la anulación del
matrimonio se plantea únicamente si el funcionario que presencia el acto está
autorizado por la ley para ello, pero actúa fuera de su jurisdicción territorial y sus
características son: a) Titularidad de la acción: corresponde a toda persona
interesada.

55. Caducidad de la acción: la acción caduca si no se ejerce en un (1) año,


contado a partir de la celebración del matrimonio. c) Convalidación tácita del
matrimonio: se produce cuando la acción no se ejerce dentro del año inmediato
siguiente a la fecha de la celebración del acto. • Matrimonio sin la presencia de los
testigos esperados Si un matrimonio ordinario o regular en artículo de muerte es
celebrado sin la asistencia de los testigos que la ley exige, queda viciado de
nulidad relativa. Son sus características: a) Titularidad de la acción: puede intentar
la acción correspondiente toda persona interesada. b) Caducidad de la acción:
transcurrido un (1) año contado a partir de la celebración del matrimonio, éste no
podrá impugnarse. c) Convalidación tácita del matrimonio: se convalida
tácitamente por la omisión en el ejercicio de la acción en el lapso previsto por la
ley.

56.Matrimonio putativo

Etimológicamente, la palabra putativo deriva del verbo latino putare, que significa
pensar o creer. Aplicada al matrimonio, alude a la unión que se contrajo en la
creencia de que era válida y legal, a pesar de lo cual es luego declarada nula o
anulada; por esta razón se consideró que cuando el matrimonio era contraído en
tales condiciones, el cónyuge de buena fe, el que creyó que era un acto válido y
legal, no sufriera las consecuencias de su equivocación con la finalidad de
remediar esta situación.

Este tipo de matrimonio debía considerarse por excepción válido hasta la fecha de
su anulación, en cuanto concierne al esposo que actuó de buena fe o a ambos, si
los dos eran de buena fe.

57.Concepto de matrimonio putativo

El matrimonio putativo es una ficción legal, en virtud de la cual se considera que,


en ciertos casos, el matrimonio declarado nulo o anulado tiene plena validez legal
durante el período comprendido entre la fecha de su celebración y la de la
sentencia definitiva y firme que declara la nulidad. En consecuencia, la sentencia
de nulidad sólo produce efectos de la fecha de su promulgación hacia el futuro (ex
nunc, desde ahora) y no desde el pasado (ex tunc), como es el caso de la
sentencia que declara la nulidad de un matrimonio que no tiene el carácter de
putativo.

58 Requisitos del matrimonio putativo

En efecto, el matrimonio putativo constituye una excepción muy importante al


efecto regular de la sentencia de nulidad absoluta o relativa del matrimonio. El
matrimonio putativo no es más que un efecto sui generis de la sentencia de
nulidad que favorece a determinadas personas. Ahora bien, como lo señala el
artículo 127 del C.C., un mismo matrimonio anulado pueda tener valor de putativo
respecto de uno de los esposos y no en relación con el otro; o que pueda tener
valor de tal frente a los hijos y no en cuanto a los que fueron aparentemente
cónyuges y que son sus padres. Es importante señalar que el efecto del
matrimonio putativo, en cuanto se refiere a los cónyuges, únicamente se produce
en función de la buena fe de ellos.

29. Los requisitos o presupuestos del matrimonio putativo son los siguientes: a)
Debe existir un matrimonio formalmente existente.

b) Que el matrimonio haya sido declarado nulo por sentencia definitiva y firme.
Cuando el matrimonio es declarado nulo, si vale como putativo, vale para el
pasado en el lapso comprendido entre su celebración y la declaración judicial de
su nulidad. c) Buena fe. En materia de matrimonio putativo, se entiende por
“buena fe” la creencia equivocada por parte de alguno de los esposos o por parte
de ambos, de que celebraban un matrimonio válido y legal. Por consiguiente, la
buena fe radica en el error en el cual incurrieron uno o los dos contrayentes. 3.5.3.
Condiciones de la buena fe Las condiciones de la buena fe son: es individual, es
subjetiva, es independiente, tiene que existir en el momento de la celebración.

60.siguiente se explican estas condiciones.

Condición Explicación Es individual Para que un cónyuge se beneficie de los


efectos del matrimonio putativo, basta con que él haya sido de buena fe, aunque el
otro no lo fuere. Si los dos cónyuges actuaron de buena fe, el matrimonio vale
como putativo para ambos. Por esto puede ocurrir que un matrimonio declarado
nulo, se repute como putativo para uno de los cónyuges y para el otro no, o valga
como putativo para los dos. Es subjetiva Porque ella depende de lo que haya
pensado o creído la persona, es una situación absolutamente personal. En todo
caso, la buena fe debe ser decidida por el juez, quien tiene que tomar en cuenta
todas sus circunstancias personales como son: la edad, inteligencia, cultura de la
persona que pretende ser beneficiada por los efectos del matrimonio putativo. Es
independiente de la gravedad de la norma infringida Para determinar si alguno de
los esposos procedió de buena fe cuando contrajo matrimonio, no se toma en
cuenta la gravedad de la norma violada en la celebración.

Tiene que existir en el momento de la celebración Porque lo que se protege es la


conducta o actitud en ese momento. Quien al momento de contraer matrimonio
cree estarlo haciendo de acuerdo con la ley, se considera que actuó de buena fe,
en cambio, la persona que celebra el matrimonio a sabiendas de que el acto es
irregular, no puede pretender ser favorecido por la institución del matrimonio
putativo.

. Prueba de la buena fe Con relación a la prueba de la buena fe matrimonial,


existen en la doctrina y en las jurisprudencias nacionales y extranjeras, dos
posiciones diferentes: • La que sostiene que la buena fe matrimonial no tiene que
comprobarse. • La que afirma que sí es necesaria su prueba. Cuadro I.21.
Posiciones de la buena fe. Posición Explicación La buena fe matrimonial no tiene
que comprobarse Dentro de los autores que sustentan la primera opción, no existe
unificación en cuanto a su fundamentación: Mientras que algunos piensan que la
buena fe se presume y, por lo tanto, no debe probarse, en la doctrina nacional,
Granadillo (citado por Grisanti, p.182) afirma que como la buena fe se presupone,
queda a quien demanda la nulidad del matrimonio la carga de la prueba. Otros
autores sostienen que la buena fe conyugal no es necesario probarla, porque la
buena fe matrimonial implica un error de hecho o de derecho, su prueba requeriría
la demostración de un hecho negativo, lo que es imposible. Esta es la posición de
López Herrera (p. 428). La buena fe matrimonial tiene que comprobarse Dentro de
los tratadistas venezolanos que se pronuncian por la necesidad de la prueba de la
buena fe matrimonial, Ramírez afirma que al requerir la ley, como condición
expresa del matrimonio putativo, “que el acto se haya realizado de buena fe, está
diciendo claramente que quien alega la buena fe como fundamento de su
demanda, está obligado a probarla” (Ramírez, citado por Grisanti, p.182). Al
respecto de esta posición, es importante destacar que en los códigos civiles
anteriores a 1916 se consagraba la presunción de la buena fe matrimonial: “la
buena fe se presume si no consta lo contrario”. A partir del Código Civil de 1916,
desaparece la norma que consagraba la presunción iuris tantum de la buena fe
conyugal, por esa razón surge el problema de la prueba de la fe en él o los
cónyuges que pretendan beneficiarse de los efectos del matrimonio putativo, al
desparecer la presunción desvirtuable que hacía innecesaria su demostración.

61 EFECTOS DEL MATRIMONIO

El efecto principal que causa la celebración del matrimonio entre los cónyuges, es
crear el estado conyugal. A tal efecto, surge entre los esposos un nexo que no es
de parentesco, ni de consanguinidad, ni de afinidad, porque el vínculo que se crea
entre los esposos es algo más fuerte que un parentesco, porque es una unión de
cuerpos y de almas, que conforma una comunión espiritual y física.

Hasta aca el examen

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