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La radiactividad se define como la emisión de partículas alfa (α), beta (β) y gamma
(γ) por parte de un núcleo atómico y, como consecuencia, de ajustes y cambios
internos en los que generalmente el núcleo cambia su número de neutrones y
protones, como indica Martín-Bragado, I. (2003). Cuando hablamos sobre bombas
nucleares, nos referimos a los rayos gamma, los cuales son los más peligrosos, esto
debido a que sus ondas son más cortas, por lo que los fotones emitidos o partículas
gamma tienen un alto poder de penetración y, a su vez, un elevado nivel energético.
En cuanto a la ionización, esta se refiere al proceso químico o físico mediante el
cual se producen iones; estos son átomos o moléculas cargadas eléctricamente
debido al exceso o falta de electrones respecto a un átomo o molécula neutra. En
pocas palabras, la radiación ionizante es aquella de máxima energía, a tal punto de
penetrar en la materia y modificar su estructura, así como dañar tejidos y genes.
Los efectos que abarca la alta radiación son variados, ya que se ha demostrado que
en humanos se ha diagnosticado el cáncer de tiroides principalmente, donde se hizo
en un estudio sobre la leche contaminada y surgieron más de 11,000 casos de niños
y adolescentes. Otros tipos de efectos diagnosticados han sido la leucemia, la
aparición de cataratas e impactos psicológicos, sociales y mentales, como indica
Alcalde, S. (2022). Con este conocimiento de las reacciones biológicas que
ocasiona la radiación ionizante específicamente en los humanos, ha sido posible
desarrollar tanto normas como leyes que regulan y establecen medidas de
seguridad ante accidentes como el ocurrido en Chernobyl. Tal es el caso de las
normas básicas internacionales de seguridad para la protección contra la radiación
ionizante y para la seguridad de las fuentes de radiación, establecidas por el
Organismo Internacional de Energía Atómica en 1997. Estando entre las
regulaciones el uso de vestimenta aislante e instrumentos indicadores como el
dosímetro, donde la carga eléctrica y el voltaje de su condensador se reducen con
la radiación ionizante para expresar la dosis de radiación que está siendo absorbida
para evitar sufrir afectaciones a nivel celular o molecular.
De ahí se tiene que el objetivo de este proyecto será analizar los efectos de la
radiación ionizante generada en el accidente de Chernobyl sobre los seres humanos
expuestos a ella, para rastrear las posibles enfermedades que se puedan
desencadenar a corto o largo plazo, incluyendo generaciones descendientes.
ANTECEDENTES
Por otro lado, los países que trabajaban con reactores parecidos al de Chernobyl o,
por lo menos, que operaban con el mismo principio, se les sometió a pruebas de
funcionamiento, pruebas de capacidad máxima de operación, prueba de
desabastecimiento de energía, entre otras, esto con el propósito de que los
gobiernos y las poblaciones circundantes estuvieran más tranquilas y no propiciar
el cierre de esas plantas. Aun y cuando se aplicaron restricciones a este tipo de
reactores y otras plantas nucleares con funcionamientos diferentes, el del desarrollo
de la energía nuclear se detuvo, cerrando plantas por tiempo indefinido y deteniendo
la construcción de nuevos reactores.
Radiación Gamma
La United States Department of Health and Human Services (2021), explica que la
exposición a más de 100 roentgens/rad o 1 unidad de Gray (Gy) causa enfermedad
por radiación, mientras que a 100,000 roentgens/rad se pierde el conocimiento casi
inmediatamente y las probabilidades de morir en el lapso de una hora son altas.
El daño en células puede ser directo o indirecto, según lo registrado por Carlton
Cody (2018). En el daño directo, el efecto de la radiación golpea directamente al
ADN. Ante la exposición a la radiación dicha molécula absorbe la energía
haciéndose más radioactiva, esta energía puede causar que los anillos de dos pares
de bases se fusionen en una reacción pericíclica, generando mutaciones o
provocando una interferencia con las proteínas al momento de leer las moléculas
de ADN. En el daño indirecto, la radiación afecta los radicales libres o moléculas de
agua, liberando una reacción y dañando las estructuras de la molécula. Las células
tienen la capacidad de detectar los sitios dañados y repararlos, no obstante, hay
zonas a las cuales, al no poder llegar, detectar o reparar, provocarán una mutación.
Zablotska (2016), señala que la exposición a los rayos gamma durante la niñez o
adolescencia generó una mayor predisposición a tener cáncer de tiroides y
enfermedades cardiovasculares. Schneider & Tuttle (2021), comentan que esta
enfermedad se debe a que la glándula tiroidea absorbe de manera natural el yodo
del torrente sanguíneo, pero la tiroides no identifica entre el yodo natural y el yodo
radioactivo, siendo aquí donde la radiación entra al sistema y produce tumores.
Por otro lado, Cwikel, J. et al. (2020), en su estudio, dan a conocer que las mujeres
que estuvieron expuestas a los rayos gamma tiene mayores dificultades para
concebir, pues son altas las probabilidades de que se vean obligadas a recibir
tratamientos de fertilidad. Aunado a esto, son más propensas a padecer anemia
después del parto. Desde el accidente nuclear, los sobrevivientes se vieron
afectados por la alta radiación a la que estuvieron expuestos y tuvieron que lidiar
con enfermedades. Ahora bien, una de las preguntas que más ha inquietado a la
gente afectada ha sido si los descendientes tendrán alguna consecuencia sobre la
radiación que han recibido sus progenitores. Dado esto, se llevó a cabo un estudio
genético en el Instituto Nacional del Cáncer (NCI) de Estados Unidos para analizar
si también existen efectos de herencia; este se centró en los hijos de los
trabajadores que ayudaron a limpiar la zona contaminada alrededor de la planta de
energía nuclear (llamados liquidadores), al igual que en los descendientes que
fueron evacuados de la ciudad abandonada de Priyat y otros asentamientos en un
radio de 70 km alrededor del reactor. A todos los participantes se les examinó el
genoma completo y el resultado fue bastante sorprendente ya que no se halló
ningún daño adicional al ADN en los niños nacidos de los padres que fueron
expuestos a la alta radiación, pero todavía no se descarta que pueda existir alguna
probabilidad de que se llegue a presentar, a un largo plazo, algún efecto de esta
radiación menciona BBC News Mundo (2021).
LITERATURA CITADA
4. BBC News Mundo. (2021, 23 abril). Los «hijos de Chernóbil»: qué revela el
primer estudio genético de los descendientes de los afectados por el accidente
nuclear. https://www.bbc.com/mundo/noticias-56855311
5. Carlton, C. (2018). Radiation Effects on Cells. ubmitted as coursework for
PH241, Introduction to Nuclear Energy. Stanford University, Winter. R. B.
Laughlin.
7. Cwikel, J., Sergienko, R., Gutvirtz, G., Abramovitz, R., Slusky, D., Quastel, M. &
Sheiner, E. (2020). Reproductive Effects of Exposure to Low-Dose Ionizing
Radiation: A Long-Term Follow-Up of Immigrant Women Exposed to the
Chernobyl Accident. Journal of Clinical Medicine, 9(6), 1786.
https://doi.org/10.3390/jcm9061786
8. Durand, J. L. (2000). Efectos Biológicos de la Radiación Ionizante. Instituto
Balseiro. Ingenieria Nucelar
https://inis.iaea.org/collection/NCLCollectionStore/_Public/31/032/31032960.pdf
21. U.S. Department of Health and Human Services. (2021). Radiation sickness.
MedlinePlus. Recuperado 31 de agosto de 2022, de
https://medlineplus.gov/ency/article/000026.htm
23. Wai, K. M., Krstic, D., Nikezic, D., Lin, T. H. & Yu, P. K. N. (2020). External
Cesium-137 doses to humans from soil influenced by the Fukushima and
Chernobyl nuclear power plants accidents: a comparative study. Scientific
Reports, 10(1). https://doi.org/10.1038/s41598-020-64812-9
24. Zablotska, L. B. (2016). 30 years After the Chernobyl Nuclear Accident: Time for
Reflection and Re-evaluation of Current Disaster Preparedness Plans. Journal
of Urban Health, 93(3), 407–413. https://doi.org/10.1007/s11524-016-0053-x