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Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS)

Comenzamos a transitar el último módulo de la materia. En esta primera lectura vamos a recorrer una de las experiencias más
relevantes de consenso para la acción colectiva a escala global que se haya logrado en la historia: el Acuerdo de Objetivos para el
Desarrollo Sostenible (ODS) aprobado por la Asamblea de Naciones Unidas en el año 2015.
En esta línea, comenzaremos por algunos antecedentes del camino que llevaron a ese gran logro de los ODS para luego concentrarnos
en la descripción y análisis de estos como el marco global de acción del que disponemos actualmente para el progreso sostenible de la
humanidad. Y, finalmente, nos enfocaremos en la cuestión del seguimiento del cumplimiento de los objetivos en los países miembros
del Acuerdo, así como las proyecciones de estos para los próximos años.

La génesis de los ODS

ODS: la Agenda Mundial del Desarrollo Sostenible

El Informe de los ODS 2019: entre los pendientes y la esperanza de llegar

Referencias
LECCIÓN 1 de 4

La génesis de los ODS

Para llegar a la presentación, evaluación y aprobación de la Asamblea General de Naciones Unidas integrada por
190 países en el año 2015, los ODS tuvieron un largo y consistente recorrido previo, que es válido repasar a efectos
de revalorizar la capacidad de la humanidad para encarar acciones globales concertadas, aun con la existencia de
criterios e intereses contrapuestos entre distintos países.

Con el cambio de siglo, en el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó los Objetivos del Milenio
(ODM), un compendio de 8 objetivos con pretensión de reflejar globalmente una hoja de ruta para el progreso en
todos los países. Si bien se considera un gran avance de la concertación multilateral entre países tan distintos y con
variaciones en sus niveles de desarrollo, los ODM nacieron con una limitación de raíz. La gran debilidad del
programa fue la escasa deliberación, concertación y movilización de países para generar una fuerte legitimidad de
dichos objetivos y, consecuentemente, garantizar la adopción por parte de cada país, lo que siempre es una
potestad de cada uno de ellos.

Los 8 objetivos que compusieron este Acuerdo del Milenio (2000 - 2015) fueron:

1. erradicar la pobreza extrema y el hambre;

2. lograr enseñanza primaria universal;

3. promover la igualdad de género y la autonomía de la mujer;

4. reducir la mortalidad infantil;

5. mejorar la salud materna;

6. reducir el VIH/SIDA, paludismo y otras enfermedades;

7. garantizar la sostenibilidad del medio ambiente;

8. fomentar una asociación mundial para el desarrollo. ("Objetivos de Desarrollo del Milenio", s. f. b,
https://bit.ly/2uL3fV4).

Se estableció un mecanismo de informes nacionales para que cada país pudiera reportar sus avances en cada
objetivo y se encomendó al Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), como organismo de la ONU
especializado en desarrollo, la tarea de acompañamiento, apoyo y asistencia a los países.
Al cabo de los 15 años definidos como horizonte para alcanzar estos objetivos, el informe de Naciones Unidas en el
año 2015 resaltaba que:

a nivel mundial, la cantidad de personas que viven en pobreza extrema se ha reducido en más de la
mitad;

la cantidad de personas de la clase media trabajadora que vive con más de 4 dólares por día se ha
triplicado entre 1991 y 2015;

el porcentaje de personas con nutrición insuficiente en las regiones en desarrollo cayó a casi la mitad
desde 1990;

la cantidad de niños en edad de recibir enseñanza primaria que no asistió a la escuela cayó a casi la
mitad a nivel mundial;

la tasa mundial de mortalidad de niños menores de 5 años ha disminuido en más de la mitad;

desde 1990, la tasa de mortalidad materna ha disminuido en un 45 % a nivel mundial;

se han evitado más de 6,2 millones de muertes causadas por paludismo entre los años 2000 y 2015,
principalmente de niños menores de 5 años de edad en África subsahariana;

las nuevas infecciones del VIH disminuyeron en aproximadamente 40 % entre 2000 y 2013. ("Objetivos
de Desarrollo del Milenio", s. f. a, https://bit.ly/38S5ftr).

Con el cambio de siglo, en el año 2000, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) lanzó los Objetivos
del Milenio (ODM), un compendio de 8 objetivos con pretensión de reflejar globalmente una hoja de ruta
para el progreso en todos los países.

Estos indicadores demuestran, como desarrollamos en el módulo anterior, un fuerte avance de la humanidad en
materia de desarrollo socioeconómico. Y eleva la vara de las expectativas, en virtud de hacer tangible mucho de lo
que podemos lograr si convergen de forma armónica los siguientes elementos: acuerdos globales, voluntad política
de los Gobiernos de cada país y eficacia en los instrumentos y políticas que se ponen en marcha para construir
sociedades más justas y desarrolladas. No obstante, el cumplimiento parcial de los objetivos conlleva sabor a poco,
teniendo en cuenta la actualización del cuadro de problemáticas globales que la ONU reconocía en el mismo año
2015:

Una de cada cinco personas en las regiones en desarrollo sigue viviendo con menos de U$$ 1,25 al día
(pobreza extrema).
El empleo vulnerable en el Sur representa el 56% de todo el empleo (10% en el Norte).

842 millones de personas sufren hambre crónica, y la mejora en la última década ha sido más lenta que
en los 90.

Uno de cada cuatro niños sufre retraso en el crecimiento.

En 2013, 300.000 mujeres murieron por causas relacionadas con el embarazo o el parto, a pesar de que
contamos con los medios para evitar que mueran

748 millones de personas todavía utilizan fuentes de agua no apta para el consumo

En 2012, 863 millones de residentes urbanos vivían en tugurios (650 millones en 1990). (Gimeno, 2014,
https://bit.ly/2GC00C1).

Una lectura amplia y ecuánime de la experiencia de los ODM debiera permitirnos advertir que, a pesar del no
cumplimiento total de los objetivos establecidos, representó un gran avance en materia de acción articulada de los
países del mundo, resultados más que valiosos en varios de los objetivos (consideremos, si no, lo relevante que fue
bajar a la mitad los índices de mortalidad infantil) y generó el aprendizaje necesario para afrontar luego el proceso
de los ODS.

La agenda de problemáticas globales se fue incrementando y complejizando. En el año 2012 se produce la


Conferencia de Naciones Unidades para el Desarrollo Sostenible en Río de janeiro y allí se puso en marcha el
proceso para construir un nuevo marco de objetivos globales post ODM en 2015, con mucha más impronta en
materia de defensa medioambiental.

Comenzó un proceso de consultas globales a personas y entidades, basados en encuestas virtuales y presenciales,
paneles de expertos y consultas varias.

En julio de 2014, el Grupo de Trabajo Abierto de la Asamblea General (GTA) propuso un documento con
17 objetivos para su aprobación por la Asamblea General de septiembre de 2015. Dicho documento fijó
las pautas para la futura negociación y aprobación de los nuevos ODS y la agenda global de desarrollo
para el periodo 2015-2030. Finalmente, el 25 de septiembre de 2015, en el marco de la 70 edición de la
Asamblea General de Naciones Unidas, en Nueva York, todos los países del mundo adoptaron la
Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, el documento marco que regirá las actividades para el
bienestar de las personas y el cuidado del planeta por los próximos 15 años. ("Objetivos de Desarrollo
del Milenio", s. f. b, https://bit.ly/2uL3fV4).
 El cumplimiento parcial de los objetivos conlleva sabor a poco, teniendo en cuenta la actualización del
cuadro de problemáticas globales de la ONU.
LECCIÓN 2 de 4

ODS: la Agenda Mundial del Desarrollo Sostenible

Los 17 objetivos acordados en Naciones Unidades constituyen la apuesta más audaz de la historia en materia de
desarrollo económico, social y ambiental, respetuoso de los derechos de las generaciones futuras además de las
actuales. Y, como parte del signo de los tiempos, coincidieron con la aprobación también en 2015 del Acuerdo de
París en el marco de la Conferencia de Cambio Climático (COP21), como un conjunto de pautas y objetivos para que
cada país pueda encarar la reducción de gases de carbono y gestionar los riesgos del cambio climático.

Por primera vez en la historia, un mismo acuerdo de metas incluye tanto a países desarrollados como a los que
están en vías de desarrollo, lo que genera una enorme potencia y legitimidad para la acción colectiva a escala
global. Tres dimensiones fueron adoptadas de forma prioritaria para establecer y acordar los objetivos globales:
crecimiento económico, inclusión social y protección del medio ambiente. Muy en línea con el concepto de Triple
Impacto, que estudiamos en el módulo anterior, se ha erigido en el corazón de las llamadas nuevas economías en
auge en el mundo actual. A continuación, presentamos los 17 ODS vigentes:

Objetivo 1. Poner fin a la pobreza en todas sus formas en todo el mundo.

Objetivo 2. Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la


agricultura sostenible. 

Objetivo 3. Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades.

Objetivo 4. Garantizar una educación inclusiva, equitativa y de calidad y promover oportunidades de


aprendizaje durante toda la vida para todos.

Objetivo 5. Lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas.

Objetivo 6. Garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y el saneamiento para todos.

Objetivo 7. Garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos.

Objetivo 8. Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y


productivo y el trabajo decente para todos.

Objetivo 9. Construir infraestructuras resilientes, promover la industrialización inclusiva y sostenible y


fomentar la innovación.

Objetivo 10. Reducir la desigualdad en y entre los países.

Objetivo 11. Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes
y sostenibles.

Objetivo 12. Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.


Objetivo 13. Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos.

Objetivo 14. Conservar y utilizar en forma sostenible los océanos, los mares y los recursos marinos
para el desarrollo sostenible.

Objetivo 15. Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar
los bosques de forma sostenible, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de
las tierras y poner freno a la pérdida de la diversidad biológica.

Objetivo 16. Promover sociedades pacíficas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso
a la justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles.

Objetivo 17. Fortalecer los medios de ejecución y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible. ("Objetivos de Desarrollo del Milenio", s. f. b, https://bit.ly/2uL3fV4).

Video 1: Los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Qué son y cómo alcanzarlos

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible - qué son y cómo alcanzarlos

 UNESCO en español. (26 de enero de 2017). Los objetivos de Desarrollo Sostenible - qué soy y cómo alcanzarlos. [YouTube] Recuperado de https://bit.ly/2GTe3Dus

Al ser objetivos emanados de un acuerdo internacional de países que conservan su soberanía nacional, no se
traducen en una obligación jurídica para estos. Se trata sí de un compromiso formal, tomado voluntariamente por
cada país, con el fin de construir un mundo mejor para los próximos 15 años. En este marco, cada país define su
modelo de organización y su conjunto de programas y políticas para avanzar en la Agenda de Desarrollo Sostenible
dentro de su propio territorio, con la responsabilidad de informar a la ONU acerca de la ejecución y cumplimiento de
los distintos objetivos. Y, en cascada hacia abajo, cada organización, empresa o entidad puede hacer lo propio para
protagonizar los esfuerzos de la construcción de un mundo mejor.
A partir de los 17 ODS se definieron 169 metas intermedias y más de 300 indicadores para medir el avance de los
objetivos en los distintos países. Un comité técnico ha trabajado en ello, en relación directa a las oficinas de
estadísticas y responsables gubernamentales de cada país, bajo la premisa de desarrollar capacidades propias de
cada país para gestionar el proceso y garantizar la calidad de los datos de avance. Se han previsto mecanismos de
financiamiento internacional para que los países puedan recurrir en apoyo a sus implementaciones e informes
anuales que emite el secretario general de la ONU con el panorama global de avance.

¿Como se definen los ODS establecidos en el marco de las Nacionales Unidas?

A- Un compromiso obligatorio para todos los países y organizaciones del mundo que firmaron el
Acuerdo.

B- Una política global acordada por las grandes potencias y trasladada a todos los países para organizar
la salvación de la humanidad.

C- Un acuerdo de metas globales entre países desarrollados y en desarrollo, con horizonte 2030 y
aplicación soberana de cada país.

D- Un marco de sugerencias para el desarrollo económico y social de los países con objetivos opcionales
y específicos.

SUBMIT

Cerrando la década actual y a punto de comenzar el año 2020, el secretario general de la ONU, el portugués Antonio
Guterres, hizo un enfático llamado a redoblar los esfuerzos de todos los países para hacer realidad una década de
grandes logros que nos permita llegar al cumplimiento de tan ambiciosos objetivos en el año 2030. Esta acción
fortalecida para la década que viene tiene tres niveles:

Acción a nivel mundial



Desde la cual deben emanar más recursos, liderazgos más eficaces y nuevos modelos de solución global para nutrir a los países
en sus capacidades para alcanzar logros concretos en los ODS.
Acción a nivel local

Orientada a fortalecer el diseño y organización de políticas, presupuestos, mecanismos institucionales y marcos regulatorios que
faciliten el avance en países, regiones y ciudades. Especialmente se requiere aquí un inteligente manejo de las transiciones entre
todo lo que debe dejar de hacerse y lo nuevo que se pone en marcha para el cumplimiento de los ODS.

Acción por parte de las personas



Aquí están las bases más sólidas de este movimiento para mejorar la humanidad: las personas cada vez más conscientes de la
necesidad de avanzar en los ODS y el convencimiento de que pequeñas aportaciones son importantes para el conjunto,
especialmente si logran irradiar e impulsar a organizaciones privadas, sindicatos, ONG, medios de comunicación, entidades
académicas, etc., que las mismas personas integran y lideran. ("La Agenda para el Desarrollo Sostenible", s. f.,
https://bit.ly/2u2WsWQ).

Se han previsto mecanismos de financiamiento internacional para que los países puedan recurrir en
apoyo a sus implementaciones e informes anuales que emite el secretario general de la ONU con el
panorama global de avance.

En síntesis, el mundo es un lugar mejor para la gran mayoría de las personas ahora que hace 10, 20 o 30 años atrás,
pero la magnitud e impacto de los problemas que aún tenemos como civilización requieren una acción más intensa
y eficaz de escala global si queremos sostener el progreso y preservar el planeta. 

Para ser claros: el cambio climático es la mayor amenaza de la historia para la salud de las personas. Se prevé que
las inundaciones se dupliquen en las grandes ciudades para el año 2050 y que 4000 millones de personas sufran
problemas de acceso al agua. Se duplicarán las muertes por aire contaminado en ciudades de países en desarrollo.
680 millones de personas integrarán poblaciones expuestas a huracanes frecuentes y más de 1000 millones
sufrirán olas de calor (mientras que en 2015 solo fueron 175 millones). Habrá, en 2050, más kilos de plástico que
peces en el mar, con el enorme impacto que ello tiene para la fuente marítima de alimentación de las personas, todo
lo cual se agrava aún más si consideramos el impacto negativo del calentamiento global en los rendimientos
agrícolas y la necesidad de aumentar alrededor de un 70 % la producción de alimentos para sostener a 9000
millones de personas que seremos en 2050. ("The 2019 report of The Lancet Countdown on health and climate
change", 2019, https://bit.ly/2u4Ork3).

Todo esto y mucho más otorgan sentido de urgencia a la Agenda de Desarrollo Sostenible que se ha logrado edificar
y la capacidad de ejecución de políticas y logro de metas que los países pueden y deben conseguir en la década que
se inicia. En palabras del secretario general de la ONU: 
 

En los cuatro años que han transcurrido desde que se adoptaron se han realizado avances. La pobreza
extrema y la mortalidad infantil están disminuyendo, a la vez que mejora el acceso a la energía y a
trabajos decentes. No obstante, en términos generales, estamos lejos de alcanzar lo que acordamos. El
hambre está aumentando, la mitad de la población mundial carece de educación básica y servicios
esenciales de salud, y las mujeres se encuentran en situación de discriminación y desventaja en todas
partes. (Guterres, s. f., https://bit.ly/2OcjotM).

Hemos comentado que una de las principales riquezas de los ODS ha sido la arquitectura de acuerdo global junto
con el diseño de mecanismos para que todos los países puedan desarrollar sus propios planes de acción y reportar
avances en el cumplimiento de objetivos. Y, por supuesto, el movimiento que se ha generado en cascada hacia
abajo con instituciones y personas que hacen lo propio. El Estado argentino, a través de su Gobierno nacional, ha
dispuesto el abordaje de los ODS mediante un mecanismo institucional liderado por el Consejo Nacional de
Coordinación de Políticas Sociales, que reúne la información, concreta los planes y ejecuta los procesos de
recolección de los datos de avance en el cumplimiento de los proyectos. Todo ello puede verse en
www.odsargentina.gob.ar

En este marco, es sumamente interesante considerar el caso de una de las empresas argentinas de mayor impacto,
como es Arcor, cuyos directivos han decidido, hace varios años ya, construir y ejecutar una ambiciosa estrategia
para apoyar los ODS desde el radio de acción de la compañía. Concretamente, en el año 2016 Arcor decide vincular
y adaptar su estrategia corporativa de sustentabilidad a los ODS, entendiendo que estos conforman el mejor marco
de acción para aportar a la construcción de un mundo sostenible y justo.

Luego de participar activamente de instancias de deliberación y análisis promovidas por el Gobierno argentino y
organismos internacionales, la compañía decidió construir una estrategia de acción que pudiera impactar sobre los
17 ODS a través de toda la cadena de valor de esta, es decir, sin limitarse a su radio inmediato de acción, puertas
adentro de la empresa. La estrategia definida dispone de planes y criterios de acción concretos sobre 46 de las 169
metas que emanan de los 17 ODS. Y especialmente una acción preferencial sobre 2 de los ODS en los que la
compañía entiende que puede realizar una especial contribución:

1 "Objetivo 8: promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y


productivo y el trabajo decente para todos". ("Objetivos del Desarrollo del Milenio", s. f. b,
https://bit.ly/2uL3fV4). La empresa asume un compromiso explícito con el respeto y la protección de
los derechos humanos y laborales, y cuenta con un proceso de debida diligencia que abarca una
matriz de riesgos y oportunidades, mecanismos de reclamación, y la incorporación de este
compromiso en la planificación de sus negocios, la evaluación del desempeño de los colaboradores, y
en el sistema de monitoreo y control. 

De las 820 iniciativas que, por ejemplo, la empresa puso en marcha en 2017 en su estrategia de
sustentabilidad, el 37 % de ellas han estado orientadas al objetivo de promover el crecimiento
económico y el trabajo decente en toda la cadena de valor de la compañía.

2 "Objetivo 12: garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles" ("Objetivos de Desarrollo


del Milenio", s. f. b, https://bit.ly/2uL3fV4). 

El compromiso con la producción y el consumo responsable se encuentra plasmado en la


Visión, los Valores, el Código de Ética y Conducta y la Política de Sustentabilidad que
guían el accionar de Grupo Arcor en todo el mundo. A partir de las diversas iniciativas
llevadas a cabo en este marco estratégico, el grupo contribuye con las metas
establecidas por este ODS para lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los
recursos naturales; disminuir la generación de desechos; adoptar prácticas sostenibles y
contribuir a que las personas tengan información para el desarrollo sostenible y los
estilos de vida en armonía con la naturaleza. ("Compromiso con los objetivos de
desarrollo sostenible", 2017, p. 28).
LECCIÓN 3 de 4

El Informe de los ODS 2019: entre los pendientes y la esperanza de llegar

El informe presentado a fines de 2019 sobre el estado de cumplimiento de los ODS en el mundo, realizado por la
ONU, ha dejado una conclusión clara y rotunda: no alcanza lo que estamos haciendo y logrando para llegar al año
2030 con posibilidades de alcanzar los objetivos acordados. Es mucho lo que se ha logrado, pero, si los líderes
mundiales no consiguen motorizar políticas y proyectos más agresivos e innovadores, será imposible lograr éxito en
una agenda global tan ambiciosa.

Dos son los frentes donde aparecen mayores alertas en cuanto a los pendientes para el logro de objetivos 2030:

Cambio climático: materia en la que el mundo ha tenido retrocesos en los últimos años respecto al
enorme avance que significó el Acuerdo de París en 2015 (recordemos que el presidente Trump decidió
retirar a USA del este pocos años después de semejante hito). El calentamiento global puede aumentar
1,5 centígrados en las próximas décadas si no se multiplican ya mismo las reducciones de emisiones
de gases de efecto invernadero.

Aumento de desigualdades dentro y entre países (tema que hemos tratado en profundidad en el
módulo anterior). Pobreza, hambre y enfermedades se concentran en grupos de personas de países
más vulnerables. (Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, https://bit.ly/2vvrg2M).

A partir de dichas alertas generales, repasemos a continuación algunas notas destacadas del avance en el
cumplimiento de cada ODS:

1 Poner fin a la pobreza en todas sus formas: 

El mundo sigue avanzando en bajar la pobreza, pero no a la velocidad que se requiere para eliminarla
en el año 2030. Cerca de 1000 millones de personas han salido de la pobreza en los últimos 25 años,
pero, si la tendencia actual se mantiene, el año 2030 nos encontrara con un 6 % aún de pobres en el
mundo. El informe en cuestión muestra un 8.6 % de pobreza en 2018, pero el ritmo de reducción es
decreciente, como se observa en el grafico a continuación. Este dato tiene un pico en África
subsahariana, donde el 38 % sigue siendo pobre y donde un tercio de los trabajadores siguen viviendo
con menos de U$$ 1.90 al día. Haciendo zoom por edades, es tremendo aun registrar que 1 de cada 5
niños del mundo vive en situación de pobreza, con el enorme impacto que tiene dicha situación para
el desarrollo futuro de las personas. 
Figura 1: Porcentaje de pobreza

Fuente: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, p. 4.

Por otra parte, el 45 % de las personas tienen al menos una prestación social en efectivo por parte del Estado,
mientras que el 55 % carece de cualquiera de ellas. Solo 68 % de adultos mayores perciben una jubilación, 22 % de
desempleados un seguro de desempleo y 28 % de discapacitados una prestación por tal situación.

2 Poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la


agricultura sostenible

A pesar de los progresos en los últimos años, a partir del 2014 se registra un cambio de tendencia con
un aumento del hambre en el mundo, al mismo tiempo que también crece su contracara, la obesidad,
que es producto de la mala nutrición. Se estima que 821 millones de personas tienen una nutrición
insuficiente, la misma cantidad que en el año 2010. Es decir, un 11 % de la población mundial sigue en
zona de hambre, ratio que se multiplica al 23 % en África subsahariana.

En el segmento de la niñez, la desnutrición crónica o retraso en el crecimiento ha venido cayendo,


pero aún 149 millones de niños menores de 5 años (22 % de la población mundial) sigue padeciendo
nutrición insuficiente crónica. De los cuales, 49 millones tienen condición grave o emaciación (bajo
peso en relación a la altura).
3 Garantizar una vida sana y promover el bienestar de todos a todas las edades 

En este campo ha habido progresos muy relevantes: han bajado las tasas de mortalidad materna e
infantil; ha aumentado la esperanza de vida de las personas y ha avanzado la lucha contra
enfermedades infecciosas. Pero en otras, como el paludismo y la tuberculosis, el progreso se ha
estancado. Quizás lo más grave y desafiante para revertir es que la mitad de la población mundial
carece de servicios esenciales de salud y muchas personas, tanto en países ricos como en pobres,
pueden caer fácilmente en bancarrota o en pobreza si sufren emergencias sanitarias. La cobertura
sanitaria universal y la financiación sostenible de los servicios de salud siguen siendo un ideal aún
difícil de alcanzar.

4 Garantizar una enseñanza inclusiva y equitativa de calidad y promover oportunidades de


aprendizaje permanente para todos.

Los niveles de competencias mínimos en Lengua y Matemáticas siguen siendo algo inalcanzable
para más de la mitad de los niños del mundo. La enseñanza en primera infancia es fundamental,
según la evidencia científica, para la capacidad de aprendizaje posterior de los niños, sin embargo, el
progreso logrado en ese campo muestra que solo un 69 % de los niños del mundo menores a 5 años
acceden a esta formación inicial, bajando hasta el 43 % en los países más atrasados. En los niños de
entre 6 y 17 años, todavía existen 262 millones que no asisten a la escuela (un quinto de la población
mundial de ese grupo etario). Y 750 millones de adultos (2 tercios mujeres) siguen siendo analfabetos
aún (la gran mayoría en los continentes de África y Asia).

Figura 2: Participación por región en la enseñanza oficial

Fuente: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, p. 30.

5 Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas

No hay dudas de que el mundo es un lugar mucho mejor para las mujeres que en el pasado. No
obstante, hay mucho por lograr en este campo. Por ejemplo, en 2018 el 18 % de niñas y mujeres de
entre 15 y 49 años ha sufrido alguna vez violencia física o sexual de parte de su pareja. Es
esperanzador reconocer que el matrimonio con niñas ha disminuido un 40 % desde el año 2000.

Las mujeres siguen dedicando un triple del tiempo que los hombres en cuidado y trabajo doméstico
no remunerado, lo cual afecta fuertemente su tiempo para el trabajo remunerado, el aprendizaje y el
ocio. Todo esto refuerza su condición de desventaja socioeconómica. En materia de participación y
liderazgo, la presencia de las mujeres viene creciendo hace varios años, aunque aún siguen siendo
porciones muy minoritarias respecto a los hombres, por ejemplo, 24 % promedio en instituciones
legislativas del mundo o un 27 % en cargos directivos de empresas. Finalmente, si bien crecen los
países con normativas y presupuestos asignados para fortalecer la igualdad de género, la ejecución
de programas y políticas a tal fin sigue siendo un tema muy deficitario en la mayoría de los países.

6 Garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento para todos

El 71 % de la población mundial dispone ya de agua potable gestionada, frente al 61 % que lo tenía en
2010. La contracara es que aún 785 millones de personas en el mundo carecen de niveles mínimos
de potabilidad en el agua disponible para sus vidas. En general, el agua configura un enorme
problema de escala global; en el último siglo, su consumo aumentó el doble que el crecimiento
demográfico. 2000 millones de personas viven en países con estrés por escasez de agua y 4000
millones sufren escasez de ella al menos una vez al año.

Si no se mejora fuertemente en la gestión integrada de recursos hídricos, 700 millones de personas


podrían estar obligadas a emigrar por escasez de agua. Al momento, el 60 % de los países no ha
tomado medidas explicitas para lograr la meta en este tema para el 2030.

7 Garantizar el acceso a una energía asequible, fiable, sostenible y moderna para todos

En este objetivo, el mundo puede mostrar avances significativos. 89 % de la población ya dispone de


energía eléctrica (83 % en 2010), lo que se explica especialmente por la expansión de electrificación
en zonas rurales (78 % ya) frente a las zonas urbanas que ya están cerca de la cobertura total (97 %).
Obviamente, que África muestra el mayor rezago, a pesar de haber duplicado su cobertura eléctrica
(44 % frente a 25 % del 2010).

El avance ha sido menor en materia de combustibles y tecnologías no contaminantes y seguras para


cocinar. 3000 millones de personas están al margen de ellas aún, generando más de 4 millones de
muertes prematuras por año y una fuerte degradación del medio ambiente. Las energías de fuente
renovable vienen creciendo sostenidamente, llegando ya a casi el 11 % del total de energía producida
en el mundo, pero los sectores que más energías consumen (calefacción y transporte) siguen
dependientes en niveles superiores al 80 % de fuentes de energías no renovables y altamente
contaminantes. Es mucho lo que resta hacer para lograr las metas para el año 2030.

Figura 3: Proporción de la población con acceso a energía eléctrica


Fuente: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, p. 37.

8 Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo,


y el trabajo decente para todos

El crecimiento de las economías de países menos desarrollados se ha desacelerado, estando lejos de


la meta definida del 7 % anual (4.8 % anual promedio de 2010 a 2017). La productividad del trabajo
viene creciendo y en 2018 lo hizo al 2.1 % a nivel mundial, pero con fuertes disparidades en las
regiones (picos de 4.8 % en Asia y pisos de 0.3 % o 0.5 % en África o Latam). El empleo informal sigue
siendo muy grande, más de la mitad de los trabajadores de los países con menores niveles de
desarrollo trabajan en condiciones precarias. Pero los niveles de desempleo siguen cayendo en el
mundo (5 % promedio en 2018) aunque con desigualdades de condiciones y remuneración cada vez
más amplias. Quizás lo más grave y urgente para revertir sea que un quinto de los jóvenes no
estudian ni trabajan, lo que afecta fuertemente sus posibilidades de progreso futuro.

9 Construir infraestructura resiliente, promover la industrialización inclusiva y sostenible y fomentar


la innovación

El valor agregado que los países logran incorporar en la producción de manufacturas ha aumentado
(15.9 % en 2008 a 16.5 % en 2018), pero está muy lejos del objetivo de duplicar ese ratio para el año
2030. Es muy positivo registrar que crece la proporción de actividades intensivas en tecnologías de
vanguardia en este indicador de valor agregado industrial (40.5 % del total en el año 2000 a 44.6 % en
año 2016), dado que significa que crece la economía del conocimiento basada en nuevas tecnologías,
pero en África dicho indicador solo representa un 14.5 % del total.

Por otra parte, solo un 31 % de las pymes industriales o de servicios accede al crédito indispensable
para crecer y crear empleo, con fuertes disparidades regionales en el mundo. Algo similar sucede con
la inversión y desarrollo como porcentaje del PBI, dado que, si bien ha crecido (1.52 % en el 2000
frente a 1.68 % en el 2016), existen enormes disparidades en el mundo que solo perpetúan la
distancia entre los países más avanzados y los menos.

10 Reducir la desigualdad en los países y entre ellos 


Los ingresos de los sectores más bajos de las sociedades no logran aumentar a un ritmo que permita
la disminución de las desigualdades. Mas aun, en muchos casos las están ampliando. De 92 países
que aportaron datos en este aspecto, solo 69 muestran un incremento de ingresos en el 40 % más
pobre de la población, aunque con enormes disparidades. Y, en muchos países, el 1 % más rico
acumula cada vez más ingresos.

Fiel a las dinámicas del mercado de trabajo que hemos visto en el módulo anterior, los datos
reportados en este Informe muestran que la proporción del ingreso nacional de los países que se
destina a remunerar el trabajo de las personas viene cayendo desde año 2004, cuando registró un 54
% al 51.7 %, promedio mundial en 2017.

Figura 4: Proporción del PBI destinado al trabajo comparado por región

Fuente: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, p. 43.

11 Lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y
sostenibles

La urbanización no para de crecer en el mundo y la construcción de viviendas dignas y asequibles no


lo hace al mismo ritmo. 23.5 % de la población urbana en el mundo vive en barrios marginales, la gran
mayoría de ellos en Asia y África. De seguir esta tendencia, se estima que serán necesarias viviendas
adecuadas para 3000 millones de personas en el año 2030.

El número de personas con acceso al transporte público (clave para la inclusión social, la actividad
económica y la mejora del ambiente) ha crecido un 20 % en el mundo entre 2011 y 2014, pero aún en
2018 solo el 53 % de la población mundial tiene acceso conveniente a él. Es enorme lo que resta
avanzar en la materia. La calidad del aire empeoro para el 50 % de la población mundial en las
ciudades entre 2010 y 2016. Y solo un 31 % de ella vive cerca de espacios verdes abiertos. Nueve de
cada diez personas de población urbana respiran aire más contaminado y más del 90 % de las
muertes que esto ocasiona se producen en países de ingresos bajos y medios.

12 Garantizar modalidades de consumo y producción sostenibles.


La huella material es la cantidad de recursos naturales que utilizamos para producir todo lo que
consumimos y muestra un aumento alarmante del 70 % entre el año 2000 y el 2017 (54 000 millones
de toneladas contra 92 000 millones). Sin normativas concertadas en el mundo, esto podría aumentar
hasta niveles insoportables. Tan preocupante es la expansión de la huella material por persona que
pasó de 8.1 toneladas métricas a 12.2 en 2017. Pero lo más grave aquí es que este ratio aumenta a
27 toneladas en los países de ingresos altos, los que dependen de las materias primas obtenidas en
otros países para sostener sus niveles de consumo.

13 Adoptar medidas urgentes para combatir el cambio climático y sus efectos

Es el objetivo más impactante para la supervivencia humana sin dudas. La temperatura media de
2018 superó en 1 grado la de la época preindustrial y será muy difícil cumplir el objetivo de limitarlo a
1.5 grados, dado que los últimos 4 años fueron de los de registros más cálidos en la historia.

Si bien el financiamiento para aplicar a proyectos verdes, y muchos países han comenzado a formular
sus planes nacionales de adaptación (PNAD, organizados en el Acuerdo de París del 2015) para
reducir la vulnerabilidad frente al cambio climático, todas las evidencias indican que vamos
demasiado lento para llegar al año 2030 con los objetivos establecidos y que se hace cada vez más
difícil lograr acuerdos concretos y ejecutables entre los países para revertir esta situación.

14 Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos para el
desarrollo sostenible

Los océanos constituyen el ecosistema más grande del planeta, proporcionan alimentos y medios de
vida para millones de personas y generan la mitad del oxígeno que respiramos. Décadas de aumento
de emisiones de carbono han generado acumulación de calor en ellos, haciéndolos más ácidos y
menos capaces de absorber el dióxido de carbono de la atmósfera.

Los países están trabajando fuerte en la reducción de los contaminantes terrestres sobre las costas:
104 de 220 zonas costeras han mejorado la calidad de sus aguas entre 2010 y 2018. También se ha
avanzado en las zonas marítimas protegidas de cada país: 17 % de las aguas de los países están bajo
dicha condición, el doble que en el año 2010. También se ha logrado detener la caída de la población
de peces sostenible, que había pasado del 90 % en 1974 al 67 % en 2015, donde se ha estabilizado.
Ahora es necesario afrontar con éxito la recreación de peces en el mundo. Siempre, números con
muchas disparidades por regiones, según se muestra en grafico a continuación.

Figura 5: población de peces por región 


Fuente: Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019, 2019, p. 51.

15 Proteger, restablecer y promover el uso sostenible de los ecosistemas terrestres, gestionar


sosteniblemente los bosques, luchar contra la desertificación, detener e invertir la degradación de
las tierras y detener la pérdida de biodiversidad

La diversidad biológica en la Tierra está decreciendo a un ritmo superior a cualquier otro momento en
la historia. Agricultura insostenible, desforestación y cambio climático explican este fenómeno. La
extinción de especies ha empeorado un 10 % en los últimos 25 años. Entre 2000 y 2015 el 20 % de la
superficie mundial de tierra se ha visto degradada. Los países han reaccionado fortaleciendo las
Áreas Claves de Biodiversidad (ACB), que aumentaron 10 puntos entre 2000 y 2010, pero este ritmo
se ha desacelerado en los últimos años, y ha arrojado una ampliación de 3 puntos solamente en
2018. A este ritmo, solo el 50 % de las Áreas Claves de Biodiversidad estarán debidamente protegidas
en 2030.

En materia de bosques, la tasa neta anual de pérdida entre 2010 y 2015 ha sido un 25 % menor que la
registrada entre 2000 y 2005. Los planes forestales de los países han logrado ralentizar la pérdida de
bosques (30.7 % de la superficie total de la Tierra frente al 31.1 % que representaban en el año 2000),
pero nuevamente esto no alcanza para las metas del 2030.

16 Promover sociedades pacificas e inclusivas para el desarrollo sostenible, facilitar el acceso a la


justicia para todos y crear instituciones eficaces, responsables e inclusivas a todos los niveles

El conflicto y todas las formas de violencia son afrentas al desarrollo sostenible. La tasa de
homicidios se mantiene estable en el mundo (6 de cada 100 000 personas en 2017). Solo 97 países
del mundo informan datos sobre la trata de personas y así y todo se registra un aumento de 256
casos en 2016 frente a 150 en 2010. Solo 73 % de los niños que nacen en el mundo son debidamente
registrados, por ende, más de un cuarto son privados del derecho humano de identidad. 123 países
reportan datos acerca de sus marcos legales de protección de derechos humanos, pero solo el 39 %
de ellos ha logrado un cumplimiento del estándar internacional de Instituciones nacionales de
Derechos Humanos (INDH) en 2018, un 3 % más que en 2015.
17 Fortalecer los medios de implementación y revitalizar la Alianza Mundial para el Desarrollo
Sostenible

El financiamiento de ayudas para el Desarrollo Sostenible (AOD) ha crecido hasta llegar a los U$$ 149
mil millones en 2018, pero no llegan a cubrir todas las necesidades de los países menos
desarrollados. Es fundamental avanzar en la movilización de recursos internos de cada país para el
cumplimiento de los ODS, pero el porcentaje promedio del gasto público de los países que se logra
financiar con impuestos internos ha disminuido del 64.5 % en 2005 al 62.3 % en 2017. Y, finalmente,
129 países han logrado organizar un sistema estadístico nacional (clave para el seguimiento de los
ODS) en 2018, frente a 102 en 2017, aunque muchos de ellos lo hacen con fuertes dificultades de
financiamiento y calidad (en África especialmente). (Informe de los Objetivos de Desarrollo
Sostenible 2019, 2019, https://bit.ly/2vvrg2M)

Esta es la Agenda de Desarrollo Sostenible que los países del mundo se han dado de cara a 2030 y el estado general
de avance en los distintos objetivos acordados. En líneas generales, es evidente que la inteligencia y voluntad
colectiva han generado importantes avances en esos temas comunes que la humanidad debe afrontar, pero no es
menos cierto que el tiempo corre y los resultados logrados hasta el momento no son suficientes. Mas aun, en
muchos de los objetivos se advierte cierta desaceleración de los logros que se tuvieron en los primeros años del
siglo, especialmente en todo el capítulo referido al cambio climático, lo cual llena de alarmas sobre las posibilidades
reales de que logremos construir un futuro sostenible para todos en el planeta Tierra, antes de que sea tarde. Como
veremos en las próximas lecturas del módulo, toda la energía, innovación, recursos y capacidad de liderazgo
mundial deben estar puestos a disposición de un nuevo salto cualitativo que nos permita llegar al año 2030 con
objetivos cumplidos.

El avance de resultados actual en materia de ODS, bajo una mirada global en el mundo y de acuerdo con el Informe de Naciones

Unidades al respecto, muestra que:

A- Se han logrado avances significativos en muchos objetivos, pero estos se están desacelerando en los
últimos años y algunos de ellos exhiben una alerta muy importante que nos pone muy lejos de los logros
esperados para el 2030;

B- Se han logrado avances extraordinarios gracias a la cooperación internacional y la firme decisión de


avanzar de cada país. Las proyecciones muestran que la humanidad no corre riesgos para lograr en
2030 los objetivos trazados.

SUBMIT
El último Reporte de sustentabilidad, en el marco de su estrategia de acción alineada con los ODS, que la empresa
Arcor tiene publicado en su sitio web es el correspondiente al año 2018. Es muy ambiciosa la estrategia de la
empresa en la materia, con impacto en toda la cadena de valor y múltiples metas e indicadores que se deben seguir,
lo cual requiere un esfuerzo operacional de recursos y tiempo realmente significativos.

Los principales hitos que emanan de dicho Informe, que se adjunta como documento, son:

- Respeto y protección a los derechos humanos y laborales:


9.8 % de aumento de mujeres en puestos de liderazgo industrial en los últimos 10 años.

292 personas con discapacidad trabajan en la empresa.

138 empleados incorporados a través del Programa de Jóvenes Emprendedores y 770 jóvenes en el Programa de Vinculación
con Escuelas Técnicas.

92 % de las promociones a niveles gerenciales cubiertas con talentos de Arcor.

10 años de la Universidad Arcor: 5883 usuarios registrados y 7600 horas impartidas de formación.

- Vida activa y alimentación saludable:


100 % de productos en reducción de ácidos grasos trans.

47 % de reducción de sodio en conservas de vegetales, legumbres y salsas.

Mermeladas innovadoras con 0 % de azúcar agregado.

Creación de Simple, línea de productos dietarios en alianza con laboratorios Bagó.

Más de 380 productos libres de gluten.

- Uso racional del agua:


98 % del agua utilizada para producción es de captación propia (57 % subterránea y 41 % superficial).

Reducción de 5.6 % de agua para producir 1 tonelada de productos, desde 2016.

40 % de reducción total de consumo de agua en las plantas Brasil y 8.7 % de reducción en consumo de agua por tonelada
producida en plantas de agronegocios.
- Eficiencia energética y cambio climático:

Más de 40 % de energía usada es de fuente renovable y el 100 % en Brasil, hidroeléctrica.

Logística eficiente: ahorro de 2691 viajes, 1 031 000 kilómetros y 393 000 litros de combustible.

94 % de los residuos en las plantas de materias primas son reciclados.

41 % de las emisiones corresponden a CO2 biogénico (neutras en carbono).

Estos y otros temas del Reporte de sustentabilidad de la compañía demuestran la efectividad del compromiso
corporativo para contribuir a un mundo mejor y más sostenible para futuras generaciones, en el marco de los ODS.
Por primera vez en la historia de la humanidad, la acción concertada en el marco de las Naciones Unidas lograr
permear hacia abajo y llega a todo tipo de organizaciones, entidades y personas. Si bien los resultados parciales
actuales muestran que no estamos llegando a los objetivos del año 2030, ejemplos como el de Arcor son para
celebrar y multiplicar. Solo un camino de mayor alcance y proyectos concretos de múltiples actores harán que
podamos celebrar el logro de un presente más justo y progresista y la consolidación de las bases para un largo
futuro de la humanidad sobre la Tierra.
LECCIÓN 4 de 4

Referencias

Compromiso con los objetivos de desarrollo sostenible.  (2017). Reporte de sustentabilidad.  Recuperado de
https://www.arcor.com/ar/downloads/Reporte-de-Sustentabilidad-2017-Grupo-Arcor.pdf

Gimeno, J. A. (15 de julio de 2014). ¿Hemos aprendido de los Objetivos de Desarrollo del Milenio? El País [versión
digital]. https://elpais.com/elpais/2014/07/14/planeta_futuro/1405336071_497042.html

Guterres, A.  (s. f.). El desarrollo sostenible necesita inversión del sector privado. Recuperado de
https://news.un.org/es/story/2019/11/1465081

Informe de los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2019.  (2019). Recuperado de


https://unstats.un.org/sdgs/report/2019/The-Sustainable-Development-Goals-Report-2019_Spanish.pdf

La Agenda para el Desarrollo Sostenible.  (s. f.). Objetivos del Desarrollo Sostenible. Recuperado de
https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/development-agenda/

Objetivos de Desarrollo del Milenio. (s. f. a). Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo. Recuperado de
https://www.undp.org/content/undp/es/home/sdgoverview/mdg_goals.html

Objetivos de Desarrollo del Milenio.  (s. f. b). Sustentable Development Goals Fund. Recuperado de
https://www.sdgfund.org/es/de-los-odm-los-ods

The 2019 report of The Lancet Countdown on health and climate change. The Lancet. [Traducción propia]. (2019).
https://www.thelancet.com/journals/lancet/article/PIIS0140-6736(19)32596-6/fulltext

UNESCO en español. (26 de enero de 2017). Los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Qué son y cómo
alcanzarlos  [Video de YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?
time_continue=121&v=MCKH5xk8X-g&feature=emb_logo
Liderazgo y transformación de realidades

Hemos transitado con amplitud la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030. La humanidad tiene
17 objetivos que conseguir en dicho año y ese es el norte de la acción colectiva. Pero hemos
mostrado las alarmas que existen ante el cumplimiento parcial y decreciente de muchos de
ellos. Es la hora de multiplicar el liderazgo y su capacidad transformadora en distintas
manifestaciones y niveles.
Hay algo maravilloso en el fenómeno del liderazgo y tiene que ver con su imprevisible
capacidad de trascender los límites establecidos. Siempre se puede esperar algo más y mejor
cuando los líderes de cualquier tipo y condición reúnen esfuerzos y capacidades para actuar. Y
más aún, como veremos en la presente lectura, si ello es acompañado por las virtudes del
management para llevar adelante proyectos y organizaciones. La ciencia y el arte de la buena
gestión emergen como el complemento ideal del liderazgo, haciendo realidad la dinámica de
equipos en la diversidad para el logro de resultados.
Tenemos responsabilidades históricas por los resultados que somos capaces de conseguir en
nuestras actividades, cualesquiera sean. Nunca estuvimos tan juntos los seres humanos, en un
mismo planeta interconectado y al mismo tiempo amenazado por problemáticas tan concretas
y globales.

Anatomía y poder del liderazgo

La autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión en las relaciones.

El management como expresión de creación y acción colectiva

Nueva era de resultados para bene cio de la humanidad


Referencias
LECCIÓN 1 de 5

Anatomía y poder del liderazgo

La historia de la humanidad más que de continuidades está escrita de a saltos. Siempre detrás de todo salto
y evolución hay líderes y emprendedores que se propusieron logros sobresalientes y tuvieron la capacidad
de reunir a las personas, el consenso y los recursos para hacerlos realidad. No hay sustituto para este factor
tan humano y al mismo tiempo tan especial que es el liderazgo. Estudiado en el mundo, especialmente por
sus componentes emocionales, a veces casi místicos, es el liderazgo una fuerza arrolladora que puede
convertir a sus portadores en gigantes, considerando el impacto colectivo que sus decisiones y acciones
pueden tener.

En los últimos años se ha logrado entender mucho mejor el fenómeno del liderazgo, especialmente, la
posibilidad de que todas las personas puedan desarrollarlo, a partir de sus talentos naturales y la
incorporación de habilidades para ello. Se habla de la democratización del liderazgo y no ya de una condición
limitada a pocas personas con dones sobrenaturales. Pueden existir niveles o escalas, por supuesto, pero el
liderazgo no es un privilegio de algunas pocas personas muy iluminadas. Y este es el tiempo en el que esto
debe ponerse a prueba a fondo. El año 2020 puede ser el año de la justicia climática a partir de entender este
problema como una cuestión ética y política, además de ecológica y económica. Para ello es necesario que
Gobiernos, empresas e instituciones en general asuman las responsabilidades para proteger a la gente. Y
ello se hace tangible en liderazgos conscientes e inteligentes, capaces de producir resultados.

Bien vale un ejemplo: en un país fuertemente progresista como Holanda, una organización de la sociedad
civil llamada Urgenda fue capaz de demandar al Gobierno para reducir las emisiones de gases de efecto
invernadero como forma central para garantizar la propia existencia. El Tribunal Superior de Justicia de
Holanda le ha dado la razón: el Estado holandés deberá emitir un 25 % menos de dióxido de carbono que en
el año 1990. Solo para tener dimensión de lo que hablamos: en España se emite actualmente un 15 % más
de CO2 que en 1990 y, según estudios científicos, 10 grandes corporaciones son responsables del 25 % de
las emisiones. Decisiones como las de Holanda son consecuencia de apuestas fuertes que líderes de
distintos espacios y niveles son capaces de tener para transformar realidades. Y la expectativa es que
puedan replicarse en el mundo para salvar nuestro planeta y construir un mundo más justo y sostenible.
Se ha logrado entender mejor el fenómeno del liderazgo,
especialmente, la posibilidad de que todas las personas puedan
desarrollarlo, a partir de sus talentos naturales y la incorporación de
habilidades para ello.

Daniel Goleman ha puesto mucha luz en el estudio del liderazgo, siempre un debate enmarcado entre el arte
y la ciencia. Muchos estudios han ido demostrando que existen lideres con diferentes estilos y
personalidades. Y también que en distintas situaciones y desafíos parecen necesitarse distintos tipos de
liderazgos. Pero expresa Goleman que “la experiencia me ha enseñado que los líderes más eficientes
coinciden en un aspecto fundamental: todos poseen un gran nivel de lo que se ha dado en
llamarse  inteligencia emocional” (Goleman, 2013, pág. 74). Coeficiente intelectual, formación técnica y
habilidades cognitivas son importantes, pero parecen ser más capacidades que operan como un umbral,
requisitos para acceder a posiciones y desafíos, sin embargo, las habilidades emocionales agrupadas en el
concepto de inteligencia emocional son cada vez más indispensables para el ejercicio del liderazgo.

Según Goleman, los distintos modelos de inteligencia emocional que se han propuesto encajan en cuatro
dominios genéricos: "la autoconciencia, la autogestión, la conciencia social y la gestión de las relaciones"
(2013, p. 18). Vamos a desarrollarlas a continuación, siguiendo las definiciones del famoso psicólogo
norteamericano.
LECCIÓN 2 de 5

La autoconciencia, la autogestión, la conciencia


social y la gestión en las relaciones.

La autoconciencia

Autoconciencia emocional: permite a los líderes conectar con sus señales internas y
reconocer el efecto que tienen sus sentimientos en ellos mismos y su rendimiento laboral.
Pueden mostrarse francos y auténticos, lo que los habilita a hablar sin prejuicios sobre sus
emociones y estar convencidos de sus principios.

Autoevaluación certera: conocen sus límites y puntos fuertes. Y son capaces de reírse de
sí mismos. Logran asertividad para recibir críticas, pedir ayuda y aceptan con dignidad en
que deben mejorar.

Confianza en uno mismo: están preparados para sacar el máximo partido de sus puntos
fuertes. Reciben con ilusión y optimismo nuevos desafíos y trabajos. Hacen notar su
presencia de forma positiva en cualquier grupo. (Goleman, 2013, pp. 424-426).

La autogestión

El autocontrol: encuentran maneras de gestionar las emociones e impulsos que los


asaltan e incluso convertirlos en energía aprovechable. Periodos de stress, crisis o
situaciones problemáticas no logran doblegar la lucidez y tranquilidad de los líderes que
disponen esta habilidad.

La transparencia: se traduce en franqueza autentica hacia los demás en lo que se siente,


se cree y se hace. Esto habilita la integridad que eleva la vara moral y reprime conductas
impropias de otros en lugar de mirar para otro lado.

La adaptabilidad: Posibilidad de compaginar varias tareas sin perder concentración ni


energías. Llega hasta la posibilidad de sentirse cómodo con la ambigüedad en el marco de
las que usualmente hay que actuar. Agilidad para amoldarse a los cambios y soltura para
reaccionar a imprevistos, completan esta condición.

La capacidad de consecución: la búsqueda de resultados, propios y de los subordinados,


es lo que prima. Son pragmáticos y apuntan siempre a objetivos estimulantes pero
alcanzables. Aprenden todo el tiempo de la práctica y ayudan a otros a aprender.

La iniciativa: creen tener lo que hace falta para llevar adelante las riendas de su destino.
Aprovechan y crean oportunidades, nunca las esperan. No vacilan en simplificar
burocracias y adaptar normas y obstáculos si es necesario para crear futuro.

El optimismo: capacidad de aceptar las cosas como vienen y al toparse con un revés
siempre percibirlos en términos de oportunidad. Esperan lo mejor de los demás, tienen una
concepción positiva de la condición humana y se inclinan por el vaso medio lleno en todas
las situaciones. (Goleman, 2013, pp. 426-431).

Ahora nos queda profundizar sobre la conciencia social y la gestión de


las relaciones.

La conciencia social

La empatía: captan con perspicacia las señales emocionales de las personas sin
necesidad de que se expresen explícitamente al respecto. Escuchan con atención y
comprenden siempre las otras perspectivas y miradas de las personas. Todo esto hace
aptos a los líderes para trabajar con personas de distintos orígenes y culturas.
La conciencia organizativa: son capaces de comprender las fuerzas políticas que operan
en una organización, los valores que imperan y las reglas tacitas que se aplican. Con todo
ello son capaces de operar y organizar procesos y situaciones.

El servicio: promueven un clima emocional para que se pueda desarrollar la excelencia en


el contacto con clientes y personas en general, siendo la satisfacción de estos el
indicador permanente a gestionar y revisar. (Goleman, 2013, pp. 431-433).

La gestión de las relaciones

La inspiración: crean resonancias positivas para las personas. Encarnan en sí mismos lo


que les piden a los demás y articular visiones y objetivos comunes con las que todos
logran sentirse estimulados.

La influencia: son convincentes y seductores al dirigirse a grupos y equipos. Logran


encontrar los puntos de interés de otras personas, consiguen el respaldo de individuos
claves y construyen redes de apoyo con facilidad.

El desarrollo de los demás: muestran un interés sincero por las personas y pueden ayudar
a cultivar sus capacidades, haciendo aportaciones oportunas y constructivas con estilo de
coaches.

La capacidad de impulsar el cambio: tienen inclinaciones a cuestionar el statu quo y


defienden la construcción de nuevos ordenes con mucha convicción, argumentando sus
opiniones y superando impedimentos.

La gestión de los conflictos: saben escuchar a todas las partes, comprender sus puntos
de vista y ayudan a encontrar buenas síntesis que todos pueden defender.

Trabajo en equipo y colaboración: generan una atmosfera de armonía y son personalmente


modelos de respeto, moderación y cooperación. Logran compromiso activo y entusiasta
con la dirección y gestión de los asuntos colectivos, construyendo concordia e identidad
de equipo. (Goleman, 2013, pp. 433-438).
Este compendio de habilidades propias del concepto de inteligencia emocional es considerado actualmente
como un mapa de alto impacto para la formación y medición de las personas que asuman posiciones o
desafíos de liderazgo en cualquier ámbito y nivel. Muchos años de estudio y hallazgos en disciplinas como
el management, las neurociencias y la psicología social han permitido arribar a este relativo consenso
acerca de lo que significa el liderazgo y las amplias posibilidades de potenciarlo y reproducirlo a partir de la
capacidad de ayudar a las personas en el cultivo de estas habilidades.

Una autoridad del management, como Warren Bennis, cree que la ventaja competitiva del futuro depende de
crear una arquitectura social que sea capaz de generar capital intelectual a partir de las personas que
integran un equipo u organización. Capital intelectual es conocimiento, relaciones efectivas y valores
compartidos entre las personas. Y es justamente el liderazgo multiplicado en las personas el instrumento
para desarrollar al máximo todo el capital intelectual de un equipo. Y, como bien expresó el gran Peter
Drucker, en la economía del conocimiento "la unidad del trabajo ya no es el individuo, sino el equipo". Por todo
ello, construir capital intelectual es generar inteligencia colectiva o coeficiente intelectual de un equipo, que
siempre se traduce en crecientes niveles de desempeño y resultados colectivos a partir de un estado
generalizado de armonía que optimiza el involucramiento y las aportaciones de cada integrante del equipo.

El concepto de inteligencia emocional es considerado actualmente


como un mapa de alto impacto para la formación y medición de las
personas que asuman posiciones o desafíos de liderazgo en cualquier
ámbito y nivel.

Dentro de las principales habilidades que conforman la Inteligencia emocional,


esencial para el liderazgo según Goleman, se encuentran:

A) la autoevaluación certera para conocer puntos fuertes y débiles propios;

B) la capacidad de poner límites a la autoridad formal para que la acción esté siempre
basada en la propia autonomía;

C) la rebeldía para hacer siempre aquello que esta fuera de los límites de lo permitido;

D) la adaptabilidad para compaginar varias tareas sin perder concentración ni energía;

E) la empatía, que les permite captar con precisión las señales emocionales de otras
personas.

SUBMIT

De esta manera, el liderazgo se transforma en una expresión mucho más fluida y auténtica, no
necesariamente basada en la autoridad formal, que puede vivir y desarrollarse en múltiples personas que
trabajan e interactúan para lograr objetivos comunes. Y allí emerge el tipo de líder coach como el más
apropiado o necesario en las organizaciones, equipos y proyectos de nuestro tiempo, a pesar de que no
parece ser el que más se practica aún, dado que requiere invertir mucho tiempo en conversaciones,
intercambios e impulsos a las personas que estén abiertas y receptivas.

Los líderes coach ayudan a sus subordinados a encontrar sus puntos fuertes y débiles
particulares y los vinculan a sus aspiraciones personales y profesionales. Animan a los
trabajadores a marcarse objetivos de desarrollo a largo plazo y conceptualizar un plan para
alcanzarlos. Llegan a acuerdos con ellos acerca de su función y sus responsabilidades y
ofrecen una gran cantidad de instrucciones y comentarios. 

… Se les da muy bien delegar y asignan a sus subordinados tareas complicadas… Son
líderes dispuestos a tolerar fracasos momentáneos si fomentan el aprendizaje a largo
plazo. (Goleman, 2013, pp. 163-164).
 

Una buena síntesis de lo que los tiempos y las personas demandan, y la expansión del liderazgo que invita a
concebir a las personas como líder de otros líderes, la ofrece Warren Bennis (1994) en el siguiente cuadro:

Tabla 1: Liderazgo

La gente quiere Los líderes ofrecen Para ayudar a crear

Propósito y dirección Motivación Metas y objetivos

Confianza Relaciones auténticas Fiabilidad y cohesión

Resistencia (confianza en
Esperanza y optimismo Energía y compromiso
que las cosas funcionen)

Predisposición a la acción,
Resultados el riesgo, la curiosidad y el Confianza y creatividad
coraje

Fuente: elaboración propia basada en Bennis, 1994.

El trabajo principal del líder de líderes es potenciar a otros líderes, lo que significa, en primer lugar, crear las
condiciones que expandan la habilidad de todos los empleados de tomar decisiones y crear el cambio. Pero,
más que eso, significa que el líder debe ayudar de manera activa a sus seguidores a alcanzar su máximo
potencial de liderazgo. (Echeverría, 2000, p. 94).

 
Todos los procesos y fenómenos que hemos ido desarrollando en esta materia, y no solo
aquellos más propios de la vida y el trayecto de una organización o empresa, requieren del
liderazgo para resolver problemas, encarar desafíos y lograr resultados. Y por ello es muy
bueno que el liderazgo se esté democratizando y multiplicando bajo estos nuevos
paradigmas. Dice Ernesto Gore:

Debemos acostumbrarnos a dejar de pensar el liderazgo como una confluencia permanente de los vértices
de un organigrama para verlo como una constelación de respuestas improvisadas e imprevistas a los
problemas que surgen. Si prestamos atención, veremos en la organización que el liderazgo suele estar
distribuido: una cantidad inesperada de líderes momentáneos, que aparecen y desaparecen, como
luciérnagas en la noche, solucionando cosas que nadie hubiera pensado que iban a ocurrir ni que ellos iban
a enmendar. (Gore, 2012, p. 17).

Video 1: Daniel Goleman: "El líder necesita una empatía de 360 grados" 

YOUTUBE

Daniel Goleman: "El líder necesita una empatía de 360 gra…


Daniel Goleman: "El líder necesita una empatía de 360
grados"
El periodista, psicólogo y escritor Daniel Goleman es ampliamente conocido en el mundo,
gracias a sus valiosísimos aportes a los campos social y organizacional. El famoso
concepto de inteligencia emocional, tan de moda actualmente, es una forma de
racionalizar las situaciones y tomarlas de forma asertiva y proactiva, dominando uno
mismo las emociones y no dejando que sean estas las que lo dominen a uno.
VER EN YOUTUBE 

Emprendiendo  TV. (10 de octubre de 2019). Daniel Golema: "El líder necesita una empatía de 360 grados".

 [TouTube]. Recuperado de https://bit.ly/2OBdh2n

Quizás haya pocos casos tan apasionantes y aleccionadores sobre las virtudes de la construcción de
liderazgo como la legendaria Microsoft bajo la gestión actual de Satya Nadella, luego del errático paso de
Steve Ballmer como sucesor del fundador y visionario Bill Gates.

Nadella, ejecutivo de origen indio con muchos años en la compañía, llega inesperadamente a ser designado
CEO en el año 2014 y despliega una acción amplia y contundente para recrear la mística y la efectividad de
Microsoft en una industria tecnológica en agresiva transformación. Y relata su rica experiencia en el libro
titulado Oprime refrescar, de su autoría.

En las primeras páginas del libro, Nadella se ocupa de poner en el centro las habilidades que fue
desarrollando desde muy joven y que le permitieron llegar a la máxima posición en semejante compañía. Y
no duda en hacer de la empatía la principal competencia a la que le debe su expansión profesional y
personal, la base de su capacidad de liderazgo. 

 
Mi filosofía personal y mi pasión, desarrollada con el tiempo y a través de muchas y
distintas experiencias, es conectar nuevas ideas con un creciente sentido de empatía por
otras personas. Las ideas me apasionan. La empatía me hace realista y me centra.
(Nadella, 2017, p. 7).

Y continúa unas páginas después más enfáticamente aún: “Mi pasión es poner empatía en el centro de todo
aquello por lo que me esfuerzo: desde los productos que lanzamos o los nuevos mercados que abrimos a
los empleados, clientes y socios con que trabajamos” (Nadella, 2017, p. 10).

También resalta especialmente la práctica de la escucha y las conversaciones como elementos centrales
de su liderazgo para gestionar inicialmente la compañía e irradiar en otros líderes de esta. Nadella se
encargó de crear espacios de atención para que todos los empleados pudieran compartir opiniones y
miradas: 

Escuchar era lo más importante que hacía cada día porque constituía el fundamento de mi
liderazgo para los próximos años. Para mi primera pregunta: ¿Por qué existe Microsoft?, el
mensaje era alto y claro. Existimos para empoderar a otras personas con nuestros
productos. (Nadella, 2017, p. 80).

Nadella relata su grata sorpresa al ver la reacción de miles de líderes en una compañía de 100 000
colaboradores cuando se abrieron espacios de conversación y construcción colectiva. Las opiniones fluían y
los horarios se perdían en el marco de ricos intercambios que mostraban el sentimiento de todos hacia la
compañía. 

Finalmente, es muy gráfico Nadella al relatar cómo se hizo realidad la posibilidad de empoderar a las
personas de Microsoft multiplicando el poder del liderazgo. Fruto de una serie de acciones y estrategias,
como retiros, dinámicas de escucha, espacios sinceros de conversación y recreación de la misión de la
empresa en los nuevos tiempos, Nadella relata: 

Los directivos no eran ya únicamente empleados de Microsoft, habían conectado con una
vocación más elevada: hacer de Microsoft una herramienta de sus pasiones personales
para capacitar a otras personas. Todos habíamos comprendido algo muy claramente: el
héroe de la renovación de Microsoft no sería ningún líder, grupo o CEO. Para que hubiera
una renovación, sería necesaria la implicación de todos nosotros y de todas las partes de
cada uno de nosotros. Antes de ser gratificante, la transformación cultural seria lenta y
difícil. (Nadella, 2017, p. 12).
LECCIÓN 3 de 5

El management como expresión de creación y acción


colectiva

Las revoluciones tecnológicas e industriales permitieron, como ya hemos visto, amplificar la producción de
bienes y servicios para resolver muchas necesidades humanas. Para hacerlo, fueron cobrando vida distintos
modelos de organización del trabajo y conformación de equipos hasta llegar al modelo de empresa industrial
propia de la Segunda Revolución Industrial en el siglo XIX y principios del XX. El management o disciplina de
gestión surge y se estructura bajo la dinámica de dicho proceso. La necesidad de afrontar procesos de
trabajo colectivo, reuniendo capital y recursos, definiendo planes y estrategias y estableciendo objetivos a
los que se propone llegar, constituyen el fundamento del surgimiento y creciente relevancia del
management.

Es un debate siempre presente cuánto de ciencia y cuánto de arte tiene el management, al igual que el
liderazgo. Seguramente, es una mezcla siempre cambiante de ambos. Mucho de lo que sucede en el ámbito
de personas, roles, organizaciones y objetivos puede estudiarse, medirse y proponerse como modelos con
cierta capacidad explicativa y hasta predictiva. Pero siempre existe una dimensión difícil de estimar y
clasificar en la que las prácticas suceden fuera de todo modelo y previsión, fruto de los talentos, las
intenciones, las capacidades y las emociones de las personas nucleadas en equipos y procesos de trabajo.

La necesidad de afrontar procesos de trabajo colectivo, reuniendo


capital y recursos, definiendo planes y estrategias y estableciendo
objetivos, constituyen el fundamento del surgimiento y creciente
relevancia del management.
Gary Saul Morson y Morton Schapiro, profesores de Humanidades y Economía, respectivamente, en la
Northwestern University, explican muy bien este fenómeno al argumentar que, cuando los modelos
económicos y de gestión se quedan cortos, lo hacen por falta de comprensión humana. La economía y el
management tienden a ignorar tres cosas: el efecto de la cultura en la toma de decisiones, la utilidad de las
historias para explicar las acciones de las personas y las consideraciones éticas. Las personas no existen
en el vacío, y tratarlas como si existieran es a la vez reductivo y potencialmente dañino.

En sus primeras etapas, el management era una forma de establecer y proyectar manuales de trabajo,
indicando claramente a las personas lo que debían hacer, definiendo las autoridades que mandan, los
procedimientos de control, los tiempos y movimientos de cada tarea y los resultados claramente
ponderados que se debían alcanzar en cada unidad de tiempo. Eran tiempos del management científico,
conocido como taylorismo y fordismo. Fueron muy importantes para hacer viables la organización de las
fábricas en gran escala, afrontar los desafíos de la producción seriada y sumar millones de personas a
situaciones de empleo formal.

Pero poco a poco el mundo fue cambiando, como hemos visto especialmente a lo largo del siglo XX, hasta
llegar a las primeras décadas del siglo XXI con lo que se conoce como Cuarta Revolución Industrial. Los
mercados, industrias y actividades se fueron complejizando, diversificando y personalizando, haciendo cada
vez más difícil que las tareas puedan definirse y planificarse desde arriba hacia abajo (el conocimiento de lo
que hay que hacer se concentra cada vez más en los ejecutores y no en los que mandan). Por otro lado, la
velocidad y amplitud de los procesos de cambio en todos los órdenes tornan obsoletos los procesos de
planificación y mensualización, y se hacen cada vez más necesarios los equipos de trabajo que abordan y
resuelven tareas y proyectos, en el marco de procesos flexibles, estructuras con pautas de funcionamiento
en red y estrategias de corta duración.

La economía y el management tienden a ignorar tres cosas: el efecto


de la cultura en la toma de decisiones, la utilidad de las historias para
explicar las acciones de las personas y las consideraciones éticas.

En este contexto, el management no solo que no se desvaloriza, sino que, al igual que el liderazgo, crece en
importancia para cualquier desafío colectivo. Podemos conceptualizar actualmente al management como la
actividad que permite relacionar un conjunto de personas para alcanzar un fin determinado, dotando a la
tarea de significado que comprometa a todos y definiendo pautas de funcionamiento que permitan aflorar
los talentos y capacidades de las personas en el marco de modelos flexibles, humanos y eficientes. No hay
posibilidad de alcanzar resultados colectivos y resolver problemas humanos, por más recursos, tiempo y
tecnologías que se dispongan, si no se logran diseñar y ejecutar buenas prácticas de management, ya sea
en el Estado, en la empresa o en organizaciones y proyectos mixtos o del tercer sector.

El managament le da sentido y dirección al esfuerzo colectivo. Ayuda a cada persona a comprender los
desafíos conjuntos y la organización en la que debe manejarse, amplificando sus posibilidades de
interpretación de lo que debe hacerse para sustentar sus contribuciones personales al conjunto. En todo ese
camino, al dotar a las personas de sentido, autonomía y capacidad heurística, el management así entendido
es un fenomenal vehículo para expandir las capacidades de las personas a través de un aprendizaje
continuo a la luz de los aciertos y errores que cimentan los resultados.

Siempre seguirá siendo necesario afrontar la coordinación de acciones entre las personas, alinear
esfuerzos individuales, decidir objetivos a conseguir y asignar recursos, pero todo ello será protagonizado
por más cantidad y diversidad de mánager, funcionando en la periferia de las organizaciones o en proyectos
independientes, con los niveles de autonomía y flexibilidad que se requieren. Es la contracara coherente del
fenómeno de la expansión del liderazgo: un management más descentralizado y variable requiere procesos
más autónomos y muchos líderes que asuman responsabilidades por el diseño de lo que hay que hacer y los
resultados que hay que conseguir. Viviremos cada vez más en una tensión entre la organización que define
pautas para trabajar juntos y la flexibilidad, que es amiga de la creatividad y la innovación, combustibles
indispensables para funcionar cuando ya no todo está reglado y planificado.

En definitiva, la sustancia del tema siempre es la coordinación del trabajo para el logro de objetivos. En este
nuevo management, más humano y orientativo, conviene repasar las tres dimensiones del trabajo humano
que convergen en una organización o proyecto, según Rafael Echeverría:

1 La tarea individual: el trabajo asignado a cada persona y sobre el cual adquiere responsabilidad
directa y exclusiva.

2 Las actividades de coordinación: las tareas individuales siempre estar articuladas en procesos
con múltiples componentes y responsables. Las actividades de coordinación son
fundamentales para el funcionamiento de los procesos. Incompetencias en materia de
coordinación afectan la productividad del trabajo por más virtuosas que resulten las
ejecuciones individuales de tareas.

3 El trabajo reflexivo de aprendizaje: cuando la única constante es el cambio, los éxitos


presentes no son garantías de éxitos futuros. Por ello, la reflexión y el aprendizaje sobre las
buenas prácticas propias y ajenas, los resultados y las nuevas tecnologías que van surgiendo,
es fundamental y es un trabajo en sí mismo: el trabajo que hacemos sobre el trabajo presente
con miras a mejorarlo en el futuro. (2000).

El management aborda entonces estas tres dimensiones del trabajo en el marco de una organización o
proyecto. Y para tener posibilidades de protagonizar historias de éxito, la confianza es el patrón más
determinante, dado que viene a reemplazar al miedo (paradigma, mando y control) y es el fundamento de
toda relación social que no esté basada en la fuerza. No se puede poner en práctica el management, bajo la
perspectiva que venimos relatando si no está basado en la confianza, dado que esta es la que permite
reducir el impacto de la incertidumbre y la complejidad, habilitando la acción humana bajo un formato de
equipos múltiples con objetivos en común. De esta forma, el potencial transformador del ser humano está
basado en la confianza y encuentra en el management una plataforma para hacerlo realidad a gran escala.

Que florezcan las iniciativas, los proyectos y los desafíos. Disponemos del enorme conocimiento acumulado
por muchas décadas de trabajo conjunto entre las personas, el management, que puede ayudarnos a
sostener el camino del progreso afrontando con éxito los nuevos desafíos de la humanidad. Son las
misiones y los objetivos colectivos los que convocan al management a entregar todo su repertorio para
maximizar la aportación de las personas y la efectividad de los procesos. 

La primera función del management es ayudar a construir sentido, que se construye


acercando las distintas prácticas que pueblan una organización, lo cual lleva a un jefe
inteligente más bien les pregunte a sus subordinados qué habría que hacer y centre su rol
en usar el poder para ayudarlos. (Gore, 2012, p. 68).

 
Y como bien completa Echeverria (2000): en el contexto actual los mánager (lideres) están para dos cosas
fundamentales: asegurar que lo que el trabajador haga sea coherente con lo que quiere la empresa u
organización y asegurar que el trabajador pueda hacer su trabajo en las mejores condiciones posibles, para
alcanzar su máximo rendimiento. En síntesis, jefes, mánager y líderes están allí para garantizar el
cumplimiento de la nueva propuesta de valor del management apta a los tiempos: facilitar y armonizar el
desempeño de las personas para el logro de los objetivos a los que decidan adherirse a partir del
magnetismo de los propósitos compartidos.

Una buena síntesis de todo ello es el cuadro comparativo entre empresa tradicional (que puede aplicarse
claramente a otro tipo de organizaciones) y empresa emergente (que propone el citado autor):

Tabla 2: Empresa tradicional y empresa emergente

Criterios Empresa tradicional Empresa emergente

Trabajo preponderante Trabajo Manual Trabajo no manual.

Fundamento del trabajo Destreza física La palabra

Competencias
Clave de la productividad Movimientos y tiempos
conversacionales.

Rediseño de procesos
Mecanismo de coordinación Línea de ensamblaje
(workflow).

Difuso: practicante
Locus reflexivo Localizado: el ingeniero
reflexivo.

Mecanismo de regulación Mando y control Autonomía responsable.


Criterios Empresa tradicional Empresa emergente

Carácter de la regulación Techo Piso

Emocionalidad de base Miedo Confianza

Perfil de autoridad Capataz Coach

Tipo de organización Pirámide y jerárquica Horizontal y flexible.

Criterio guía Estandarización Aprendizaje organizacional.

Fuente: Echeverria, 2000, p. 101.

Liberado de viejas ataduras y de los moldes que fueron necesarios para un mundo distinto, el management y
el liderazgo multiplicado constituyen herramientas de enorme valor para construir soluciones y hacer del
mundo un lugar mejor. Como magistralmente lo refleja Gary Hamel: 

Aunque las herramientas y métodos conocidos de la administración moderna se


inventaron para resolver los problemas del control y eficiencia de las organizaciones
grandes, podemos imaginar la administración (o el management) como un medio para
cumplir un objetivo más general: multiplicar los logros humanos. De cierta manera, el
objetivo de la administración es amplificar el esfuerzo humano y después agregarlo:
obtener más de los individuos de lo que podría esperarse de ellos, al proporcionarle las
herramientas, las condiciones laborales y los incentivos apropiados, y después aglutinar
esos esfuerzos de manera tal que los seres humanos puedan lograr juntos lo que no
pueden lograr solos. (2008, p. 337).
Así, la capacidad de inventar mejores formas de amplificar y aglutinar el esfuerzo, al sobrepasar las
fronteras del logro individual y colectivo, es la gran aportación del management y una fuente constante de
innovación para el futuro, como se refleja en el siguiente gráfico.

Los lideres están para dos cosas fundamentales: asegurar que lo que
el trabajador haga sea coherente con lo que quiere la empresa u
organización y asegurar que el trabajador pueda hacer su trabajo en
las mejores condiciones posibles.

Es la Microsoft de Nadella una plataforma de ejercitación muy especial de management efectivo e


innovador bajo la perspectiva que aquí hemos desarrollado. Gran parte de su relato se orienta a compartir la
experiencia de haber amplificado la capacidad de escucha hacia los miles de colaboradores de Microsoft,
invitándolos a participar del desafío de recrear la cultura y la misión de la compañía en un mundo en cambio
acelerado. Resalta en varios apartados que en cada reunión interna de la compañía advertía que los
colaboradores morían de ganas por hacer más, que muchas veces los obstáculos los terminaban frustrando
y que solo sería posible reconstruir el impulso proactivo sobre una base de esperanza y confianza que era
indispensable construir.

Fiel al concepto de que la primera función del management es dotar de sentido al esfuerzo colectivo,
Nadella relata su periplo para reconstruir de forma participativa “el alma de Microsoft”, aquello que fluye de
forma más natural, su voz interior. Ponerlo en claro y bien arriba haría que las energías y los talentos de las
personas y los equipos encontraran nuevo impulso bajo dicho significado. 

¿Cuál es la singular sensibilidad que tenemos como empresa? Para Microsoft esa alma
consiste en empoderar a las personas y no solo como individuos aislados, sino también a
las instituciones que estas construyen: proyectos como escuelas, hospitales, empresas,
entidades gubernamentales y organizaciones sin ánico de lucro. (Nadella, 2017, p. 73).

La gente de Microsoft pedía a gritos una hoja de ruta que los sacara de la parálisis luego de la gloriosa
época de Bill Gates y Windows y frente a las luces imparables de Google, Amazon, Apple y Facebook.
A partir de ello, todo un repertorio de acciones se alineó para construir un nuevo management basado en los
principios que hemos visto de la empresa emergente (Echeverria, 2000) y en un concepto que trabajamos en
el módulo anterior: la mentalidad de crecimiento de Carol Dweck. En adelante, personas y equipos
empoderados bajo una misión renovada y una cultura en transformación harían del management un puntal
para la generación de nuevos resultados. Cuenta Nadella en forma descarnada todo lo que había que
cambiar de un management anacrónico en semejante empresa tecnológica:

Nuestra cultura había sido rígida. Cada empleado tenía que demostrar a todo el mundo que
lo sabía todo y era el más listo de la sala. La responsabilidad de rendir cuentas (entregar
las tareas a tiempo y alcanzar los objetivos) lo condicionaba todo. Las reuniones eran
formales. Todo tenía que planearse hasta el más mínimo detalle al inicio de la reunión. Y
era muy difícil hacer reuniones saltándose un nivel. Si un líder veterano quería utilizar la
energía y creatividad de alguien que estuviera por debajo en el organigrama empresarial,
tenía que invitar al jefe de una persona, etc. Reinaba una actitud jerárquica y la
espontaneidad y creatividad se resentían. (2017, p. 107).
LECCIÓN 4 de 5

Nueva era de resultados para beneficio de la


humanidad

Históricamente, el mando, la centralización de decisiones y el poder de los recursos eran concebidos como
elementos indispensables para la generación de resultados, evitaban dilaciones de tiempos y dificultades
propias de las voces múltiples y los consensos. Mientras la dirección estuviera más concentrada y las
instrucciones para actuar fueran más claras e incuestionables, la eficiencia de una organización o proyecto
se producía y ello conducía a los buenos resultados.

Ese tiempo ha terminado. Necesitamos más resultados que nunca, dado que haber llegado hasta aquí como
civilización nos ha permitido gozar de un estándar de vida mucho más alto que en épocas anteriores, pero
también nos ha traído nuevos problemas, algunos de ellos urgentes y de escala global. Pero los resultados
que necesitamos ya no vendrán por el don de mando, las organizaciones verticalistas o el poder concentrado
en pocas personas. Vendrán especialmente si logramos expandir por todo el mundo el fenómeno del
liderazgo distribuido y el management basado en la comprensión e impulso de personas y equipos, como
hemos visto anteriormente.

La aparente contradicción que existía entre el liderazgo coach y el managament humanista, por un lado, y el
foco en los resultados de una organización o proyecto, por otro, está siendo superada ampliamente. No hay
bloqueo del camino hacia a los resultados por fomentar las conversaciones de calidad, desarrollar
habilidades sociales para entender a las personas y descentralizar la toma de decisiones hacia los
miembros del equipo que están en la base. Todo lo contrario, esas y otras prácticas del liderazgo y el
management emergen como los conductos necesarios y aptos para generar las condiciones que habiliten
buenos resultados.
 No hay bloqueo del camino hacia a los resultados por fomentar las
conversaciones de calidad, desarrollar habilidades sociales para
entender a las personas y descentralizar la toma de decisiones hacia
los miembros del equipo que están en la base.

Como bien lo expresa Rafael Echeverría (2000), el fundamento principal para fomentar la expansión del
coaching (y otras disciplinas de la misma base conversacional) en las organizaciones y los proyectos tiene
que ver con su aptitud para sacarnos del estancamiento y llevarnos hacia escenarios de resultados
concretos para viejas y nuevas problemáticas. Es en este marco donde logramos que las personas puedan
fluir, dando lo mejor de sí, y los equipos cobren vida como unidades muy superiores a la suma de sus partes.
Y ello es lo que promete resultados, en todos los ámbitos.

Por ello, el modelo principal de la construcción filosófica y de management de Echeverria, que da sustento a
su escuela de ontología del lenguaje, es el llamado modelo OSAR, que, básicamente, radica en la evidencia
de que las personas actuamos solas o en al ámbito de las organizaciones con base en la particular manera
de observar la realidad que hemos ido formando con los años y que el verdadero aprendizaje
transformacional de una persona (y por qué no de una organización o equipo) se produce cuando se logran
cambiar, alterar, evolucionar al observador que somos de la realidad (que nunca es objetiva, sino que es
construida sobre la base de interpretaciones), y no de cambiar las acciones que podamos hacer en
cualquier momento (aprendizaje de primer orden). Todo este modelo no tiene otro fin que potenciar la
capacidad de las personas para conseguir resultados en nuestras vidas.

Figura 2: Gráfico del modelo OSAR


Fuente: [Imagen sin título sobre modelo de OSAR]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/37QICpl

Pero superar el paradigma del mando y el control, otrora reaseguro de buenos resultados, en aras de mayor
autonomía y aprendizaje de las personas y equipos, no supone adherir a un automatismo de las cosas que
sucederán. Es decir, no implica sentarse a esperar que la libertad expandida produzca por si misma
resultados en las organizaciones y proyectos en general. La revalorización del management, a la que
hacíamos referencia más arriba, supone justamente la concepción de una gestión de procesos, es decir, del
conjunto de tareas, personas, formatos y ambientes que se deben armonizar para florezcan los resultados.
Ya no se trata de definir y controlar, sino de organizar, armonizar, estimular y acompañar bajo una lógica de
gestión de procesos flexibles y con sentido para las personas. Desde este punto de vista, una adecuada
gestión de resultados requiere necesariamente una hábil gestión de procesos.

Como expresa Michael Hammer: 

Necesitamos volver a la idea según la cual las personas no están enfocadas en una tarea
determinada o una actividad aislada, sino hacia un resultado. Y, ¿qué produce ese
resultado? Un proceso. No una tarea individual sino un conjunto de tareas. (Echeverria,
2000, p. 92).
 

Es en el mundo de los resultados recreados bajo esta mirada en donde convergen muchos de los elementos
que hemos trabajado en la materia: la creación de valor, la destrucción creativa, la innovación social, el
liderazgo democratizado, el management  humanista, etc. Múltiples expresiones hay en marcha que
responden a estos criterios y nosotros mismos podemos protagonizar procesos y proyectos que resuelvan
problemas para construir un mundo menor en lugar de ser espectadores preocupados por lo que sucede o
bien plateistas embelesados por las disrupciones tecnológicas que todo lo transforman.

Drew Hemment lidera el proyecto Grow Observatory, una plataforma que conecta a los
agricultores locales para mejorar el uso de la tierra y concienciar a la gente sobre las
condiciones de un suelo que está bajo una presión que no cesa de incrementar. Gracias a
6.400 sensores en 24 comunidades europeas —de España, Portugal, Irlanda, Escocia,
Austria, Grecia y Hungría—, el equipo ha creado un mapa del estado de humedad del suelo
y completa los datos del satélite Copernicus… [Expresa lo siguiente, con mucha razón]:
"Tenemos que cambiar las cosas nosotros, no podemos esperar a los políticos. La
inteligencia colectiva y las acciones de la gente tienen más efecto en la sociedad que la
observación científica. Las personas pueden verificar y constatar directamente los
cambios y los impactos. Es esencial desarrollar el conocimiento". ("Una aplicación conecta
agricultores locales de toda Europa para fomentar un cultivo sostenible", 2019,
https://bit.ly/2vMa4q9).

"Necesitamos volver a la idea según la cual las personas no están


enfocadas en una tarea determinada o una actividad aislada, sino
hacia un resultado." (Michael Hammer en Echeverría, 2000).

Jacqueline Novogratz, creadora del fondo de capital de inversión paciente en proyectos de impacto social
llamado Acumen, lo expresa en estos términos: 
 

Este es un momento de un riesgo enorme en nuestra historia y también un momento de


grandes posibilidades y es elección de cada uno de nosotros qué acciones realizamos día
a día. Tenemos la tecnología y el capital está ahí. Si pensamos en estructurar el capital
para resolver los problemas en lugar de hacerlo alrededor de la rentabilidad que podemos
obtener, lo lograremos. Hago un llamamiento a que todos y cada uno de nosotros
formemos parte de la revolución moral, porque la única forma de resolver nuestros
mayores desafíos es decidir hacerlo todos juntos. No es un momento para héroes, es un
momento para muchas acciones heroicas. ("Una revolución moral para cambiar el mundo",
2020, https://bit.ly/2u3gbWz).

Nuevamente la Microsoft de Nadella puede ser ejemplo de un esfuerzo de liderazgo y management  con
claro foco en la generación de resultados. No hay en las habilidades de empatía, escucha y conversaciones,
en las que tanto empeño ha puesto el CEO y todo su equipo; ni en el management más abierto y participativo
enfocado en recrear el alma de la compañía, otro motor que no sea el de reposicionar a Microsoft para una
nueva era de resultados positivos. Los propósitos son vitales para aspirar a resultados y los resultados
cobran sentido cuando están alineados con propósitos explícitos.

Relata Nadella cómo fue el momento especial de su asunción como CEO y el sentido de su mensaje inicial a
la familia de Microsoft: 

Pedí a mis colegas y miembros del equipo que pasaran a la acción. Nuestra industria no
respeta la tradición, sino la innovación. Nuestro desafío colectivo es hacer que Microsoft
prospere en un mundo que prioriza las tecnologías móviles y la nube. Si había un tema que
quería subrayar aquel día, era nuestra necesidad de descubrir lo que se perdería el mundo
si Microsoft desapareciera. (Nadella, 2017, p. 72).

 
Luego de anunciar lo dolorosa que sería la transición, la complejidad que significaba transformar la cultura
de una compañía con más de 100 000 colaboradores, la enorme apuesta de que el management lograra una
hoja de ruta exitosa para desarrollar nuevos negocios basados en la nube y nuevas tecnologías en una
industria en vertiginosa evolución, Microsoft se lanzó a la acción con una energía enorme. En pocos años,
los resultados que amenazaban con evaporarse debido a la obsolescencia de los viejos negocios
(Windows) se recrearon con enorme vitalidad.

Microsoft tiene ya el ecosistema de socios colaboradores más grande del mundo. Cientos
de miles de compañías de todo el mundo elaboran y venden soluciones que funcionan con
nuestros productos y servicios. Además, millones de clientes de todos los sectores han
levantado sus negocios y organizaciones usando las tecnologías de Microsoft. Mi objetivo
último es el principal proveedor de plataformas que están detrás de toda esta energía
emprendedora, con la mirada siempre puesta en crear oportunidades económicas para
otros. (Nadella, 2017, p. 144).

Microsoft tiene hoy un presente floreciente y un futuro muy prometedor. Quizás haya incursionado en
prácticas comerciales abusivas en algún momento, quizás haya cometido grandes errores en sus
estrategias de negocios y adquisiciones de otras empresas, quizás tenga aspectos criticables en su afán
corporativo, pero hoy Microsoft es una compañía con la valentía de mirar de frente a sus problemas, asumir
con audacia una refundación, aplicar las mejores prácticas de liderazgo y management y demostrar que los
resultados llegan de forma legítima y sostenible.

Video 2: EN EXCLUSIVA: Satya Nadella explica qué necesita Microsoft para


sobrevivir

YOUTUBE
EN EXCLUSIVA: Satya Nadella explica qué necesita Micro…

EN EXCLUSIVA: Satya Nadella explica qué necesita


Microsoft para sobrevivir
Con más de 27 años dentro de la compañía, Satya Nadella no sólo ha logrado crear
algunos de los negocios más rentables de Microsoft, ahora como actual CEO de la misma
la ha convertido en la empresa más valiosa del planeta.
VER EN YOUTUBE 

Fuente: Expansión. (2 de abril de 2019). Recuperado de: https://bit.ly/2ScRoqN


LECCIÓN 5 de 5

Referencias

Bennis W. (1994). Convertirse en líder. Reading, MA: Perseus.

Echeverría, R. (2000). La empresa emergente, Buenos Aires, Argentina: Granica.

Emprendiendo TV. (10 de octubre de 2019). Daniel Goleman: "El líder necesita una empatía de 360 grados".
[Video de YouTube]. Recuperado de https://www.youtube.com/watch?v=YozUX5dbCZI 

Expansión. (2 de abril de 2019). EN EXCLUSIVA: Satya Nadella explica qué necesita Microsoft para sobrevivir.
[Video de YouTube]. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=x7jLZKP-
7cg&list=PLqWNtEKKZzOXy5jTT5QbSEvZvHawfWRgs&index=2

Goleman, D. (2013). Liderazgo. El poder de la inteligencia emocional. Barcelona, España: Ediciones B. Grupo
Zeta.

Gore, E. (2012). El próximo management. Buenos Aires, Granica.

Hamel, G. (2008). El futuro de la administración. Bogotá: Grupo Editorial Norma.

Imagen sin título sobre modelo de OSAR. (s. f.). Recuperada de http://www.coachingconciencia.com/wp-
content/uploads/2016/11/modelo_osar.jpeg

Nadella, S. (2017). Oprime refrescar. Estados Unidos de América: Harper Collins.


Una aplicación conecta agricultores locales de toda Europa para fomentar un cultivo sostenible. (20 de
diciembre de 2019).  El país [versión digital]. Recuperado de
https://noticiasaldespertar.com.ar/2019/12/20/una-aplicacion-conecta-agricultores-locales-de-toda-europa-
para-fomentar-un-cultivo-sostenible/

Una revolución moral para cambiar el mundo. (6 de enero de 2020). El país [versión digital]. Recuperado de
https://elpais.com/elpais/2020/01/02/planeta_futuro/1577959796_427638.html
Nuevo Humanismo en danza con las tecnologías

Ha llegado el momento de concentrarnos, en la presente materia, en los asuntos


más puramente humanos. El centro de todo lo que hemos venido estudiando como
fenómenos y procesos que impactan y moldean nuestras vidas es la persona
humana. ¿Tenemos una naturaleza determinada a partir de la cual construimos
nuestras vidas en culturas y sociedades? ¿Por qué actualmente se renuevan y
profundizan los planteos sobre el sentido de la vida y los secretos de la felicidad en
nuestro paso por la Tierra? ¿Cuáles son los fundamentos de las nuevas corrientes
que expresan la necesidad de recrear el humanismo en empresas y organizaciones
en general?
Intentaremos trabajar estas y otras preguntas que hacen a la cuestión medular del
nuevo humanismo en el marco de un mundo hipertecnologizado y de cara a un
futuro donde emerge con fuerza la manipulación biológica y el llamado
transhumanismo. Paradójicamente, desbordados y sorprendidos por las nuevas y
poderosas tecnologías, quizás tengamos la gran oportunidad, como civilización, de
elevar nuestra humanidad a su máxima expresión.

Naturaleza humana y el planteo sobre el sentido de la vida

Humanizar paga dividendos

Biología, tecnología y transhumanismo


Referencias
LECCIÓN 1 de 4

Naturaleza humana y el planteo sobre el sentido de la


vida

Hemos llegado muy lejos como civilización. El progreso ha sido una constante, desde los tiempos más
remotos, no exento de crisis, guerras y problemas. Pero nunca hemos gozado de un extendido bienestar y
plafón de necesidades satisfechas como en el presente siglo. Suele relativizarse esta realidad, quizás
porque por primera vez somos conscientes, hasta el punto de disponer mediciones superdetalladas, de todo
lo que nos falta en materia de desarrollo, como bien hemos relatado en la lectura referida a los Objetivos de
Desarrollo Sustentable (ODS), y porque tras siglos de crecimiento y expansión (en muchos aspectos
desmesurada) hemos comprometido el futuro del planeta Tierra. Pero el futuro se encuentra más abierto
que nunca.

Es natural que, a la luz de un mundo que tanto ha conseguido y tanta abundancia dispone, en medio de una
impresionante aceleración del cambio tecnológico, los planteos propios del campo de la filosofía y la
espiritualidad se actualicen y activen fuertemente. Nos preguntamos de nuevas y renovadas maneras
acerca de la naturaleza humana, la misión personal en la Tierra y el sentido de la vida. Ensayamos
respuestas, creemos en relatos, adherimos a corrientes de pensamiento e incorporamos prácticas diversas
que buscan el bienestar físico y mental. La felicidad no es patrimonio de aquellos que tienen sus
necesidades materiales resueltas, no hay evidencia en tal sentido. Y quizás, a mayor progreso material,
mayor necesidad y tiempo para redescubrir preguntas y planteos sobre el sentido más profundo de la vida.

En este marco, siempre está presente el debate sobre la naturaleza humana. ¿De qué estamos hechos?
¿Somos en esencia seres creados desde la bondad o seres que debemos ser controlados y guiados para
que no afloren nuestros peores instintos? Muhammad Yunus ha escrito, predicado e impulsado iniciativas
sobre la base de la bondad de las personas. Según el citado emprendedor, nacemos con un sentido moral
que nos conecta esencialmente con el altruismo, la caridad, el bien común y la preservación de la especie.
Solo necesitamos ámbitos propicios en los sistemas familiares y culturales, diseñar buenos marcos
institucionales y modelos de funcionamiento para que esa “buena madera” que traemos de base pueda fluir
y no frustrarse o desnaturalizarse a raíz de malos incentivos. Claro que todo eso no es poca cosa y que el
riesgo de erosionar lo mejor de la condición humana en vidas errantes e inmorales siempre está latente.
Para fundar su visión positiva de la naturaleza humana, cita Yunus a uno de los padres de la libertad y el
supuesto interés egoísta de las personas para procurarse bienestar, Adam Smith, quien en su obra Teoría de
los sentimientos morales, escribió:

Por más egoísta que se pueda suponer el hombre, existen evidentemente en su naturaleza
algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros y hacen que la felicidad
de estos les resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de
contemplarla. Tal es el caso de la lástima o compasión, la emoción que sentimos ante la
desgracia ajena cuando la vemos. El que sintamos pena por las penas de otros es una
cuestión tan obvia que no requiere demostración alguna, porque ese sentimiento, como
todas las demás pasiones propias de la naturaleza humana, no está en absoluto
circunscripta a las personas más virtuosas y humanitarias, aunque ellas quizás puedan
experimentarlo con una sensibilidad más profunda. Pero no se encuentra desprovisto de él
totalmente ni el mayor malhechor ni el más brutal violador de las leyes de la sociedad.
(Yunus, 2019, p. 257).

En general, los planteos de las distintas religiones coinciden en defender la naturaleza bondadosa y moral
del ser humano, pero, como esta materia transcurre en terreno laico, creemos apropiado sostenerla con
argumentos filosóficos o sistémicos, como Yunus arriba. 

¿De qué estamos hechos? ¿Somos en esencia seres creados desde la


bondad o seres que debemos ser controlados y guiados para que no
afloren nuestros peores instintos?
Quizás uno de los abordajes más lúcidos sobre el tema se lo debamos a Hannah Arendt (1963) y su teoría de
la banalidad del mal. En sus estudios posteriores al Holocausto alemán, la pensadora judía expresó que los
jerarcas nazis, como cualquier otra persona sumergida en las tinieblas del mal, no demostraban ser
monstruos inmanentes e incurables, sino víctimas de las más profunda irreflexión, de una incapacidad para
pensar que los terminaba zambullendo en las más aberrantes malas prácticas. Se trataba de hombres
“terroríficamente normales”, imbuidos de un sentido de responsabilidad con sus roles en una maquinaria de
funcionamiento en la que no estaba permitido ni avalado pensar por sí mismos. Lo cual, por supuesto, no
exime de responsabilidades a ninguno de ellos por los crímenes y maldades cometidas.

Es la suspensión del juicio crítico, según Arendt (1963), lo que acerca a las personas al abismo del mal. La
imposibilidad de pensar por uno mismo, de forma autónoma y con prejuicios controlados y, al mismo tiempo,
la limitación absoluta de ponerse en el lugar de los demás (empatía), lo que fundamenta la llamada
banalidad del mal, con su consecuente diseminación o tolerancia frente a este. 

En síntesis, más que una decisión consciente y un plan orquestado para producir maldad, son pequeños
pasos, propios del renunciamiento a pensar y criticar, lo que nos acerca al mal. La sana naturaleza de las
personas suele poner diques ante estos fenómenos (y vaya si los pone, considerando las enormes
manifestaciones de solidaridad y bondad que a diario suceden en el mundo), pero no es infalible y podemos
caer en lo que el investigador de Stanford, Phillip Zimbardo (2007), denominó como el efecto Lucifer. Se trata
de un proceso deshumanizador en el que cualquiera puede caer a raíz de factores situacionales adversos,
dinámicas organizacionales violentas o presiones psicológicas desmedidas. Podemos ser héroes o villanos
sin una decisión deliberada y fruto de una diversidad de circunstancias que impactan en nuestra mente. Por
supuesto que nada de ello nos salva de nuestras responsabilidades. Y por supuesto, más aun, que
disponemos de la capacidad y la voluntad de evitarlo y superarnos siempre, incluso en las peores
circunstancias.

La imposibilidad de pensar por uno mismo, de forma autónoma y con


prejuicios controlados y, al mismo tiempo, la limitación absoluta de
ponerse en el lugar de los demás, lo que fundamenta la llamada
banalidad del mal.
Harari refuerza este planteo al analizar la experiencia de las autoridades que protagonizaron el régimen nazi
y el pueblo alemán que lo avaló en su amplia mayoría. 

Es cierto que alrededor del 20 % de los jerarcas nazis se suicidaron, como lo hizo el 10 %
de los generales. Pero eso significa que el 80 % de unos y el 90 % de otros estuvieron muy
contentos de seguir viviendo. La inmensa mayoría de los nazis con carnet e incluso de las
bases de la SS nunca se volvieron locos ni se mataron. Acabaron siendo productivos
agricultores, profesores, médicos y agentes de seguros. (Harari, 2018, p. 321).

Pero la naturaleza positiva y altruista de la persona humana, a la que adherimos, no solo se enfrenta a los
riesgos de las acechanzas del mal que hemos comentado, sino que se encuentra de frente con el desafío
existencial del sentido de la vida. Entre lo individual y lo colectivo, entre los relatos en los que creemos y la
libertad del juicio crítico, entre lo que heredamos y lo que construimos, entre lo que llamamos destino y lo
que sucede sin guion alguno en el día a día, entre la fe y las dudas, entre los planes hacia adelante y las
aguas tormentosas de la incertidumbre. Entre todo eso que colorea nuestras vidas, se inserta la pregunta por
el sentido, nunca tan vigente como en tiempos de la Cuarta Revolución Industrial y Tecnológica.

Hemos citado a Sartre, filósofo existencialista francés, al inicio de esta materia. Y ahora lo traemos de
regreso. Junto al alemán Heidegger, fueron contundentes al expresar que somos, al nacer, arrojados al
mundo sin siquiera haberlo elegido. No tenemos garantizado el ser, sino que debemos hacernos cargo de él.
Y no hacerlo compromete nuestra existencia. Ser en el mundo es el desafío fundamental de la existencia
humana, en medio de la incertidumbre hacia el futuro que nos hace vulnerables. Nuestra gran obra de arte,
en tanto seres humanos, es darle contenido a la propia vida en devenir. Y la gran herramienta que tenemos
para hacerlo es el lenguaje. Es la capacidad lingüística de las personas las que nos habilita a pensar,
expresar ideas y conversar con otros y con uno mismo. Somos seres conversacionales y en estas
conversaciones se construye nuestra identidad.

No es el espíritu de esta materia y esta lectura en particular dar fórmulas adecuadas del buen vivir y la
construcción de sentido. Solo pretendemos poner en el centro de la reflexión las preguntas que
probablemente nos acompañaran durante mucho tiempo de nuestras vidas y que tiene que ver con el para
qué estamos aquí, qué nos da sentido en lo profundo de nuestro ser y qué contenido deseamos darle a
nuestra mente y cuerpo. Todo ello tiene que ver con el sentido de la vida. 

El sentido de la vida no puede ser un producto prefabricado. 

Como bien expresa Harari (2018), trasladar las respuestas sobre el sentido a un relato tomado de fuera de
nosotros es un mal camino. Todos los relatos, religiosos o laicos, son incompletos y externos a nosotros
mismos. El sentido de la vida no puede ser un producto prefabricado. Cada uno de nosotros, en una
maravillosa y única mezcla de sentimientos, experiencias, talentos e inclinaciones, vamos escribiendo
nuestra propia obra, siempre sobre la base de nuestra biología (millones de neuronas interactuando en
nuestra mente y cuerpo) y en el marco de situaciones culturales, psicológicas y socioeconómicas más o
menos favorables. No tenemos nunca un destino fijado, por más relatos que creamos o cargas que
debamos sobrellevar. En ese escribir paso a paso un guion que no está predefinido radica quizás la mejor
respuesta que podamos dar al sentido de nuestras vidas.

De ahí que si de verdad queremos comprendernos, no hemos de identificarnos con nuestra


cuenta de Facebook o con el relato interno del yo. En cambio, hemos de observar el flujo
real de cuerpo y mente. Veremos aparecer y desaparecer pensamientos, emociones y
deseos sin mucha razón y sin ninguna orden por nuestra parte, de la misma manera que
vientos diferentes soplan desde esta o aquella dirección y nos despeinan. Y de la misma
manera que no somos los vientos, tampoco somos el batiburrillo de pensamientos,
emociones y deseos que experimentamos, y sin duda no somos el relato expurgado que
contamos de ellos en retrospectiva. Los experimentamos todos, pero no los controlamos,
no los poseemos y no somos ellos. La gente pregunta: ¿quién soy? Y espera que se le
cuente un relato. Lo primero que hemos de saber de nosotros es que no somos un relato.
(Harari, 2018, p. 328).

 
Pues bien, entonces, poner la cuestión del sentido en el centro, sin relatos que todo lo expliquen, sin el
mantra del placer o el dinero, aceptando la diversidad de los seres humanos y la inagotable fuente de
posibilidades para construir bienestar, aun en la adversidad, parece ser el mejor camino para aprovechar un
mundo de abundancia e hiperdotación tecnológica, sin entregarnos mansamente a él. Fred Kofman (2018),
experto en coaching empresarial y autor de Metamanagement, explica claramente en su nuevo libro  La
Revolución del Sentido que las nuevas generaciones de personas están poniendo en jaque los sistemas,
organizaciones y empresas al presionar para invertir la ecuación, poniendo primero el sentido y el propósito y
luego el dinero y el bienestar material. El sentido ya no es la sal para condimentar la carne, sino que es lo
central para transitar la vida con entusiasmo y conexión.

Por su parte, el alemán Richard David Precht, autor del best seller “¿Quién soy yo… y cuántos?”, verdadero
viaje filosófico para el lector, lo resume: 

Actualmente la pregunta por el sentido de la vida solo se puede responder de forma


subjetiva: ¿qué sentido veo yo en mi vida? El motivo de ello es sencillo. El sentido no es una
propiedad del mundo o de la naturaleza, sino una construcción típicamente humana. El
sentido es una necesidad y una idea de nuestro cerebro de vertebrados. Visto así, no
podemos aspirar a encontrar un sentido en el mundo, sino que debemos dárnoslo a
nosotros mismos. La pregunta por el sentido, por tanto, es una pregunta humana. Aunque
se pregunte por el sentido objetivo de la naturaleza, siempre se pregunta mediante
concepciones humanas y estas dependen de nuestra conciencia, esto es de la lógica
humana y del lenguaje humano. (2009, p. 341).

Según la perspectiva de Harari que hemos presentado, la cuestión por el


sentido de la vida que se renueva en las personas de nuestro tiempo, requiere
de:
a) Adherir a un relato que explique el origen, evolución y cierre de la vida, con el que
podamos sentirnos identificados;

b) Experimentar un camino propio, sin guiones predefinidos, de acuerdo con nuestros


intereses, biología, emociones y vinculaciones.

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LECCIÓN 2 de 4

Humanizar paga dividendos

Gran parte de la historia del siglo XX y lo que va del XXI puede leerse como el camino de expansión del
humanismo, es decir, las libertades, los derechos y las responsabilidades de los hombres y mujeres sobre
sus propias vidas y la construcción de lo colectivo. Entender y respetar a la persona humana en toda su
dimensión y diversidad es quizás el triunfo más grande de la civilización, a pesar de que, como ya hemos
expresado, es mucho lo que falta aún para expandir dicha dignidad a todas las personas en la Tierra.

Aun en países y culturas más afines a las jerarquías y a las jefaturas, es el libre albedrio de las personas el
que se ha ido imponiendo en el mundo como la mayor autoridad para decidir sobre nuestras vidas en la
compleja mezcla de razones y emociones, en base a la que funcionamos. Tomemos un ejemplo: el
matrimonio. Antiguamente ordenado y acordado por los padres para sus hijos, prescriptos por afinidades
culturales o religiosas o bien concebido como una unión de por vida en el sacramento católico. Actualmente,
en muy pocos países del mundo el matrimonio no se ha liberado de estos u otros mandatos y pasó a ser una
unión de personas, validado en el amor mutuo y por el tiempo que el sentimiento y la voluntad de ambas
personas determinen.

Ya sea en la política, a través de la creciente universalización del voto popular; en el arte, a través de la
valoración personalísima de la estética y el significado artístico; en la economía, a través de la dinámica de
los mercados y el poder de decisión del consumidor; o en la educación, a través del auge de las pedagogías
destinadas a enseñar a los estudiantes a pensar y construir por sí mismos, la filosofía del humanismo es la
que se manifiesta. Según Harari, ha sido un duro trabajo llegar a este predominio del humanismo. 

Los pensadores escribieron panfletos, los artistas compusieron poemas y sinfonías, los
políticos acordaron pactos, y todos juntos convencieron a la Humanidad de que el
humanismo podía imbuir de sentido al Universo. Para comprender la profundidad y las
implicaciones de la revolución humanista, considérese de qué manera la cultura europea
moderna difiere de la medieval. Las gentes de Londres, París o Toledo del año 1300 no
creían que los humanos pudieran determinar por sí mismos lo que es bueno y lo que es
malo, que está bien y lo que está mal, lo que es hermoso y lo que es feo. Solo Dios podía
crear y definir la bondad, la virtud y la belleza. (Harari, 2016, p. 249).

Siguiendo al citado autor, podemos recorrer tres formulas del saber que han predominado en la historia
reciente y que reflejan la expansión humanista:

Conocimiento = escrituras * lógica. En la época medieval, si queríamos conocer la respuesta a


alguna pregunta importante, debíamos leer las escrituras y emplear nuestra lógica para
comprender el sentido exacto del texto.

Conocimiento = datos empíricos * matemáticas. En el marco de la revolución científica


comenzó a utilizarse la reunión de datos empíricos relevantes y herramientas matemáticas de
análisis para obtener respuestas a preguntas relevantes. Esto condujo a enormes avances en
astronomía, física, medicina y otras disciplinas, pero no podía abordar cuestiones de valor y
sentido.

Conocimiento = experiencias * sensibilidad. Con el creciente capital de confianza de los


humanos en sí mismos a raíz de la expansión de las libertades y descubrimientos psicológicos
y científicos en general, comenzaron a expandirse las respuestas a nuestras cuestiones más
relevantes por la vía de la conexión de nuestras experiencias más íntimas observadas con
nuestra mayor sensibilidad. Experiencia y sensibilidad conforman un círculo virtuoso que nos
entrega amplio poder de acción y se retroalimenta todo el tiempo. Las experiencias nos
permiten desarrollar nuestra sensibilidad y es esta en cuotas crecientes la que nos impulsa a
nuevas experiencias de forma continua.

En este marco de creciente humanismo, ¿qué hay de nuevo en tiempos de la Cuarta Revolución Industrial
que vivimos actualmente? A nuestro criterio, el elemento emergente fundamental radica en la creciente
revalorización de las habilidades humanistas para actuar en la sociedad y el mercado, ya sea en distintas
modalidades de trabajo dependiente o en las múltiples manifestaciones de la actividad independiente. Por
ello, decimos que el humanismo ya no solo es un estandarte del largo camino de la libertad humana, sino
que, además paga dividendos a las personas. Por supuesto que, como expresamos en el módulo anterior,
son muy relevantes las habilidades técnicas simbolizadas por las siglas STEM (dado que todos los trabajos
serán, cada día más, en esencia tecnológicos), pero serán las competencias humanistas, personales e
interpersonales las que permitirán expandir las oportunidades y desarrollar nuevos empleos y desafíos en un
mundo de servicios, experiencias y nuevos espacios de necesidades y consumo.

Hay varios enfoques y expertos que sustentan esta mirada que estamos presentando. Pero podemos
sintetizar que los grandes elementos que siempre distinguirán a las personas de los artefactos tecnológicos
y los sistemas serán:

- La sociabilidad

La capacidad de empatizar, interpretar, discernir, acordar, etc.;

- La variabilidad

La capacidad de salirse de los libretos, gestionar la incertidumbre, enfrentar lo inesperado, innovar nuestras
prácticas, intuir, etc.

Son múltiples y diversas las iniciativas y proyectos que promueven la formación de personas en este tipo de
habilidades y las oportunidades de nuevos y mejores empleos y emprendimientos con fuerte base en ellas.
Por ejemplo, la cadena de farmacias minoristas de USA, llamada Walgreens, lanzó una iniciativa para que
sus farmacéuticos y consultores de belleza reciban capacitación en empatía para ayudar a los pacientes
con cáncer a encontrar productos para controlar los efectos secundarios del tratamiento, como la pérdida
del cabello, la piel seca y la fatiga.
En la misma línea, muchos estudios y expertos indican que el cambio de la naturaleza del trabajo humano
que está en marcha tiene fundamentalmente que ver con la incorporación de tecnologías de forma masiva a
todos los procesos. El trabajo operativo es realizado cada vez más por tecnologías. Y el mundo que se abre
como campo de desarrollo para los seres humanos tiene que ver con diseñar estos procesos, entrenar esas
tecnologías, auditar sus resultados, entender e interpretar la información que estas generan e intervenir en
tareas que hagan al deleite y las experiencias significativas para las personas. Ya sea en salud, en
educación, en energías, en turismo o en la fabricación de automóviles. Este proceso de cambio no tiene
excepción, con sus matices en cada ámbito. Y, para esas nuevas tareas que se abren o potencian, las
habilidades humanísticas, montadas sobre un buen entendimiento y destreza en tecnologías, serán las
determinantes.

De hecho, crece la aceptación de lo que se conoce como la “paradoja de la automatización”, que significa
que, siempre que se logran nuevas y mejores tecnologías para acelerar y eficientizar trabajo humano, se
terminan incubando nuevas necesidades de tareas humanas que acompañan a esas tecnologías. Así ha ido
sucediendo a lo largo de la historia. Claro que ya hemos explicado por qué hay voces que postulan que con la
inteligencia artificial podría ser distinto. Está por verse en los próximos años. Pero mucho depende de la
capacidad humana organizada para concebir, usar y regular esas nuevas tecnologías. En general, adherimos
a lo que también se conoce como la “última milla de los trabajos y los procesos”, que explica esa brecha
siempre existente entre lo que una tecnología puede hacer y lo que se requiere de las personas a partir de
ellas, dadas sus capacidades únicas e irrepetibles.

El capitalista de riesgo Scott Hartley (2017) se ha convertido en un evangelizador del tema que estamos
expresando, a través de su libro The fuzzie and the techie. Combate la falsa dicotomía entre tecnología y
humanidades. Muestra la evidencia de que cada vez más directivos de empresas tienen formación
humanista en negocios y procesos tecnológicos, como Stewart Butterfield de Slack, que estudió Filosofía;
Jack Ma de Alibaba, estudió Inglés; Susan Wojcicki de YouTube, Historia y Literatura; Brian Chesky de
Airbnb, Bellas Artes; etc. Claro que en un mundo donde todos los desafíos tienen base tecnológica,
necesitamos expertos técnicos, piensa Hartley, pero es fundamental contar con personas y mánager que
comprendan por qué sucede y cómo es el comportamiento humano. Una experiencia de aprendizaje integral
abre a las personas a nuevas oportunidades y las ayuda a desarrollar productos que responden a las
necesidades humanas reales.
El cambio de la naturaleza del trabajo humano que está en marcha
tiene fundamentalmente que ver con la incorporación de tecnologías
de forma masiva a todos los procesos.

El mercado de trabajo muestra cada vez más indicadores que validan esta perspectiva. Crece de forma
sostenida la insatisfacción de las personas en el trabajo que disponen y crece también la huida de talentos
de aquellas empresas que no tienen claros sus propósitos, no cuidan el ambiente y no preservan los
vínculos humanos en el proceso de automatización tecnológica. Como ya desarrollamos, la gran mayoría de
las empresas están embarcadas en el proceso de transformación digital. Si en ellos no son capaces de
entender que, al robotizar las tareas rutinarias, deben construir un nuevo espacio para el florecimiento
humano de sus trabajadores, a partir del fomento de la innovación, el trabajo en equipo, la divagación
creativa, los márgenes de autonomía, la construcción de significado, etc., perderán a sus mejores talentos y
verán muy lesionada sus capacidades competitivas en el mercado.

Como cabalmente lo expresa el CEO de la mítica Microsoft, Satya Nadella, en su biografía: 

Es importante dedicarse a crear productos excelentes, a servir a los clientes y a obtener


beneficios para nuestros inversores, pero no es suficiente. Debemos también pensar en el
impacto de nuestras acciones en el mundo y sus ciudadanos a largo plazo. (Nadella, 2017,
p. 252).

Por todo ello, fiel al concepto de aprendizaje a lo largo de la vida que hemos trabajado en el módulo anterior,
urge que se multipliquen las experiencias de aprendizaje transformador, y no solo de aprendizaje incremental
para aprovechar masivamente las nuevas oportunidades que el contexto supone para la expansión del
humanismo. Siguiendo un planeo del profesor de Insead, Gianpero Petriglieri, el aprendizaje incremental nos
ayuda a cumplir con las responsabilidades actuales, pero el transformador nos ayuda a desarrollarnos para
lo que viene. El primero no altera la forma que vemos a los demás, al mundo y a nosotros mismos. El
segundo, en cambio, puede cambiar nuestras perspectivas y relaciones, sentando bases para la expansión
personal y los saltos innovadores. En el siguiente cuadro pueden percibirse claramente las diferencias de
ambos y la necesidad de potenciar el aprendizaje transformador en las personas en el marco de las
empresas y organizaciones.

Tabla 1: Aprendizajes

Aspecto Aprendizaje incremental Aprendizaje transformador

Valor personal Conocimiento y habilidades Propósito y presencia

Innovación y
Valor organizacional Alineamiento y preparación
empoderamiento

Espacio de recreación
Espacio para el aprendizaje Aula de entrenamiento
abierto

Fuente del aprendizaje Expertos (modelos) Experiencia (momentos)

Trabajo requerido Práctica deliberada Compromiso reflexivo

Acercarse a ideales (cerrar Redefiniendo ideales


Marcador del progreso
la brecha) (haciendo espacio)

Nueva acción (una menor Nuevo significado (un mejor


Objetivo del proceso
manera) porque)

Rol de los colaboradores Práctica de enfoque Interpretación atractiva


Aspecto Aprendizaje incremental Aprendizaje transformador

Efecto sobre la estructura


Afirmación Subversión
de poder y la cultura

Fuente: elaboración propia basada en Petriglieri, 2019, https://bit.ly/38YbaNJ

Además de la dimensión de las habilidades y el aprendizaje transformador, este nuevo humanismo en


marcha se puede visualizar en otros campos y realidades. La creciente revalorización de los vínculos, las
comunidades y las ciudades son uno de ellos. A medida que crece la tecnología y especialmente la
tecnología aplicada a la interacción entre las personas y las ciudades inteligentes (smart cities), crece
también la necesidad de recrear los vínculos y los espacios físicos entre las personas sobre la base de la
confianza, las experiencias compartidas y los fines colectivos o comunitarios. La centralidad de lo humano
resurge como un antídoto vital frente a una de las causas de enfermedades más grandes de estos tiempos:
la soledad y el aislamiento, a pesar de vivir en la época con mayores capacidades de conexión y
comunicación tecnológica de la historia.

Comunidades y ciudades, organizadas mejor con base en los beneficios que las nuevas tecnologías
permiten, pueden y deben ser el laboratorio de este nuevo humanismo que permita construir significado,
facilitar iniciativas y llenar los corazones de las personas. 

Solo obtendremos lo mejor de estas tecnologías si no dejamos que nos distraigan de la


labor de establecer estas conexiones humanas profundas, abordando estos anhelos
profundamente humanos e inspirando estas energías profundamente humanas. Y hacerlo
dependerá de todo eso que no se puede descargar: chocar los cinco con el entrenador, un
elogio de un mentor, un apretón de manos con un rival, el gesto amable totalmente
espontaneo de un desconocido, el olor de un jardín y no la mirada fría de un muro.
(Friedman, 2018, p. 566).

 
Una de las redes sociales más importantes del mundo, LinkedIn, todos los años analiza los contenidos que
su comunidad de miembros comparte y, en consulta con expertos, publica las principales tendencias para el
año próximo. En su última edición titulada 20 Grandes Ideas para 2020, cuyo documento se adjunta,
sostiene: 

¿Cuáles serán las conversaciones más importantes para la comunidad profesional? En


2020, hay un tema que está emergiendo por sobre otros: después de una década de
cambios profundos, los profesionales están evaluando y cuestionando el mundo que
construimos y los valores que nos impulsan. ¿El capitalismo funciona como debería? ¿Por
qué transformamos en héroes a los fundadores de empresas tecnológicas? ¿Le damos
una excesiva importancia al trabajo? Resulta que "existencial" es la palabra del año.
(Roughol, 2019, https://bit.ly/3b62Qxe).

Hemos expresado y fundamentado que el renovado humanismo que se


expande en tiempos de aceleración tecnológica paga dividendos, es decir,
genera beneficios, debido fundamentalmente a:

a) Que las restricciones que muchos países están poniendo a la incorporación de robots
en los procesos productivos generan nuevas oportunidades para las personas;

b) Que las habilidades humanistas se revalorizan en el mercado, como un complemento


decisivo y diferencial a las habilidades técnicas que están en el umbral de acceso al
mercado de trabajo;

c) La necesidad de recrear y potenciar los vínculos entre las personas no solo


digitalmente, sino en el marco de comunidades, ciudades y organizaciones, porque es en
las dinámicas de interacción real donde se cocina el nuevo humanismo; 
d) El crecimiento de la productividad del trabajo que eleva los sueldos e ingresos de las
personas;

e) Las nuevas corrientes espirituales que favorecen los valores de responsabilidad y


contracción al trabajo, lo cual impacta en ingresos y beneficios para las personas.

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Quizás pocas cuestiones hayan logrado penetrar tan fuerte en las consideraciones existenciales de las
personas como el cambio climático y el futuro del planeta Tierra. Miles y millones de personas están
encontrando contenido relevante en estos temas para trabajar sus propios caminos de construcción del
sentido. Con fuerza arrolladora, el ambientalismo corre el riesgo de convertirse en un relato, aquellos que
mencionábamos arriba y que según Harari siempre se quedan incompletos y parciales frente a la
complejidad y especificidad de la cuestión del sentido de la vida para cada persona. 

Pero, si la pretensión de relato se modera y encuadra debidamente, hay aquí un enorme incentivo para la
construcción de significado y propósito de millones de personas. Múltiples estudios científicos están
proveyendo evidencia acerca de que la lucha contra el cambio climático no se puede limitar a la sustitución
de los combustibles fósiles por las energías renovables. Tampoco será suficiente reestructurar con
prácticas más limpias la actividad de las empresas, la economía y el transporte. Hay asignaturas
fundamentales para el éxito de este desafío colectivo, como el consumo, la alimentación, el turismo, el uso
de vehículos o el tipo de viviendas, que tienen que ver directamente con las decisiones cotidianas de los
ciudadanos. 

Por ello, en las conclusiones de toda reflexión y estudio sobre el tema, comienza a prevalecer la necesidad
de un cambio radical en nuestras formas de vivir. Es allí donde el gran tema del cambio climático encaja con
la cuestión del sentido de la vida con fuerza arrolladora. Autodesk, compañía especializada en el software de
diseño y construcción, es un enorme ejemplo de acción en esa dirección.
En la última edición de la Autodesk University 2019, el CEO Andrew Anagnost, declaró que la compañía ve al
futuro con ojos optimistas, pero también creen que es muy provocador. Más de 12 000 profesionales de la
arquitectura, el diseño, la ingeniería y la construcción participaron de este espacio de intercambio y
aprendizaje del gigante del diseño.

En lugar de una apertura de alto contenido tecnológico, este año, una orquesta de músicos arrancó las
sesiones, para reflejar el espíritu que la compañía decidió darle al encuentro: la recreación del enfoque
humano y la convicción de que el trabajo colaborativo es la gran oportunidad que tenemos frente a nosotros
para construir un mundo mejor. Entienden en Autodesk que es una responsabilidad de todos evitar que la
tecnología pueda acelerar las desigualdades y consagrarse a salvarnos de todos los problemas que
tenemos como civilización. Stepahnie Ho, líder mundial de atención al cliente en Autodesk, fue enfática en
expresar que más allá de las innovaciones tecnológicas, la gente es el centro del cambio en la industria.

Autodesk cree que más personas y familias se están sumando a las clases medias en el mundo, y calcula
que serán necesarias 10 millones de nuevas viviendas en los próximos 10 años. El desafío es hacerlo con
mejor uso de materiales (ciclo de vida circular, con menores emisiones de carbono) y menos impacto en el
planeta, lo cual solo puede ser logrado a través de las nuevas tecnologías. La construcción produce un tercio
de la basura de todo el planeta. Con tecnología, los proyectos son más predecibles y menos riesgosos, dado
que los problemas de fabricación se detectan antes de construir, lo que permite ahorrar mucho dinero y
materiales.

También el enfoque humanista y la centralidad de la gente se visualiza en la postura de Autodesk frente a la


automatización del trabajo: creen que es inevitable, pero que solo afectará a los trabajos de rutinas muy
repetitivas. Los trabajos más significativos, donde predominan la creatividad y los juicios de valor, se
expandirán, serán más atractivos y mejores pagos. En esa línea, Autodesk acaba de lanzar un producto
llamado Construction Cloud, que integra varias herramientas de software en la nube para lograr máxima
vinculación, en tiempo real, de los procesos de diseño y de la construcción. El fundamento de esta
innovación es la necesidad de conectar equipos y flujos de trabajo (contratistas, desarrolladores,
subcontratistas, etc.) para trabajar mejor juntos, reducir riesgos y entregar proyectos más rápido. Autodesk
cree firmemente en el poder de la comunidad para mejorar sus negocios y lograr triple impacto.

En este sentido, la Fundación Aurodesk en conjunto con Deloitte se embarcaron en un esfuerzo para ayudar
a los trabajadores, particularmente a aquellos que pueden tener habilidades laborales especializadas, pero
no un título tradicional de cuatro años, para adaptarse y prosperar en la era de la automatización. Se
abocaron a comprender los desafíos que sustentan la brecha de habilidades, con un enfoque específico en
las industrias de construcción y fabricación de los EE. UU. Los hallazgos se traducen en cuatro ideas clave
sobre cómo abordar esta brecha:

1 La capacitación de los trabajadores para nuevas habilidades técnicas es importante, pero


estas habilidades pueden volverse obsoletas rápidamente si no están explícitamente
vinculadas a capacidades más fundamentales y transferibles.

2 El ritmo acelerado del cambio tecnológico requiere que los trabajadores participen en
continuas actualizaciones de habilidades, lo que requiere que los trabajadores imaginen y
naveguen por carreras muy diferentes.

3 El aprendizaje continuo requiere acortar la distancia metafórica entre el aprendizaje y el trabajo,


lo cual es más efectivo cuando el aprendizaje está integrado en el trabajo y el trabajo en el
aprendizaje.

4 Cerrar la brecha de habilidades requiere abordar un conjunto más amplio de desafíos que
enfrentan los trabajadores: en el mercado de trabajo, en el trabajo y en políticas y prácticas que
afectan a los determinantes sociales del trabajo más amplios.

Quizás pocas cuestiones hayan logrado penetrar tan fuerte en las


consideraciones existenciales de las personas como el cambio
climático y el futuro del planeta Tierra.

Para la compañía, el gran desafío de la industria de la construcción es repensar la forma en que se


construyen las viviendas. En USA, por ejemplo, la mitad de los trabajadores del rubro tienen más de 45 años.
Los jóvenes consideran que aquí hay trabajos sucios, peligrosos y aburridos. Hay falta de mano de obra
calificada para cubrir toda la demanda. Es necesario una nueva narrativa de la construcción para atraer
nuevos talentos a estos trabajos. Y en ello están embarcados a través de múltiples iniciativas.

Se puede leer en el apartado de Empleo de su sitio web lo siguiente: 


 

Autodesk se enorgullece de su cultura. Los puntajes de compromiso de nuestros


empleados son los mejores en su clase y estamos más comprometidos que nunca para
garantizar que nuestra cultura impulse nuestra visión de ayudar a las personas a imaginar,
diseñar y hacer un mundo mejor. La autenticidad, la humildad y el impacto son solo
algunos aspectos de nuestra cultura que hacen de Autodesk un excelente lugar para
trabajar. ("Culture of respect", s. f., https://autode.sk/31kX6LA).

Y en su Reporte Anual de Sustentabilidad 2018, el CEO de la empresa expresa: 

Apoyamos los principios del Pacto Global de Nacional Unidas, que se alinean con los
valores de nuestra empresa para operar de manera ética y responsable. Apoyamos la
acción colectiva para abordar desafíos globales como el cambio climático, la corrupción,
los derechos humanos y los abusos laborales, y abrazamos nuestro papel como
ciudadano corporativo para lograr un impacto positivo en esas áreas. (Autodesk FY2018
Sustainability Report, 2018, https://bit.ly/2GMs3i6).

Todo esto y mucho más hacen de Autodesk un gran caso de aplicación de los conceptos vinculados al
sentido de la vida de las personas, el renovado humanismo y la responsabilidad colectiva por la creación de
un futuro con las personas en el centro.
LECCIÓN 3 de 4

Biología, tecnología y transhumanismo

La historia no se escribe de forma lineal. Todas las tendencias generan sus contratendencias. Los avances
siempre tienen su costado problemático. El progreso siempre tiene cuentas pendientes. Y el futuro siempre
es un mundo de posibilidades. El humanismo no solo debe abrirse paso frente a algunos efectos no
deseados de la Revolución Tecnológica Digital, sino que también debe sostenerse y repensarse a la luz de
los avances de la biotecnología, que son enormes y aspiran a manipular nuestra biología para superar limites
que hasta ahora la humanidad ha tenido.

Nuevamente Harari (2016) lo plantea con mucha lucidez, al anunciar en su libro Homo Deus la nueva agenda
humana que emerge en medio de tanta tecnología: 

El éxito genera ambición, y nuestros logros recientes impulsan ahora a la humanidad hacia
objetivos todavía más audaces. Después de haber conseguido niveles sin precedentes de
prosperidad, salud y armonía, y dados nuestros antecedentes y valores actuales, es
probable que los próximos objetivos de la Humanidad sean la inmortalidad, la felicidad y la
divinidad. Después de haber reducido la mortalidad debida al hambre, la enfermedad y la
violencia, ahora nos dedicaremos a superar la enfermedad e incluso la muerte. Después
de haber salvado a la gente de la miseria abyecta, ahora nos dedicaremos a hacerla
totalmente feliz. Y después de haber elevado a la Humanidad por encima del nivel bestial
de las luchas por la supervivencia, ahora nos dedicaremos a ascender a los humanos a
dioses, y a transformar el Homo Sapiens en Homo Deus. (Harari, 2016, p. 32).
La ciencia siempre ha buscado respuestas y soluciones a todos los problemas humanos. Fuera de las
consideraciones religiosas, que definen un relato acerca de la vida y la muerte que las personas eligen creer,
para la humanidad los aspectos vinculados a la vida y la muerte pueden leerse siempre como problemas que
podemos resolver. En este marco, Harari expresa que la muerte es concebida como un fallo técnico que
podemos resolver. Hemos logrado ya preservar la vida de múltiples virus y enfermedades, pero hasta ahora
nos mantenemos en los limites biológicos de la vida en torno a los 90/100 años. Los experimentos
científicos en marcha proponen la posibilidad de modificar la vida con la que llegamos al mundo y estirarla
mucho más de las condiciones naturales. Todo lo que ya sabemos y lo que sabremos en los próximos años
acerca de nuestra biología, en su mente y su cuerpo, habilitan el diseño e implementación de tecnologías
que manipulen nuestras vidas con el objeto de mejorarlas y extenderlas. 

Sería muy largo detallar aquí todo lo que la biotecnología está generando. Quizás una buena síntesis de esta
perspectiva sea la tecnología Crispr, considerada el avance científico del año 2016 por la famosa revista
Science. Los primeros hallazgos de investigación fueron publicados en 2012 y en tiempo récord comenzaron
a expandirse implementaciones de esta revolucionaria tecnología de edición y alteración molecular de
organismos vivos. Algunos experimentos muestran usos exitosos, ya sea en editar genomas de células
germinales humanas, alterar organismos enteros (peces, por ejemplo), aumentar la resistencia del trigo a
las pestes, corregir en ratones adultos mutaciones genéticas que provocan enfermedades en seres
humanos, etc.

Figura 1: Funcionamiento de Crispr


Fuente: [Imagen sin título sobre el funcionamiento de Crispr]. (s. f.). Recuperada de
https://bit.ly/31ifAfE
En líneas generales, un conjunto de disciplinas asociadas a la biotecnología, como la biomédica, la
biogerontología y la medicina regenerativa están produciendo nuevos abordajes y hallazgos de forma
frecuente y, apoyadas en potentes tecnologías como Crispr, comenzando a demostrar que es posible
planificar características de las personas por nacer, mejorar las capacidades biológicas de las personas
bajo sofisticados mecanismos de interacción hombre – máquina (cuya máxima expresión son los
experimentos que se están haciendo para combinar organismos con cibernética, bajo el concepto de
ciborgs) y alargar la vida mucho más que el concepto tradicional de combatir los efectos de la vejez. De allí
la idea de transhumanismo, es decir, humanos potenciados por las implementaciones tecnológicas en sus
biologías, lo cual encierra enormes especulaciones y alertas a futuro.

¿Como será la humanidad cuando se cristalice el avance de todo tipo de dispositivos tecnológicos que
pueden implantarse en distintas partes de nuestro cuerpo para potenciar nuestras capacidades y
velocidades de conexión y actuación? ¿Será ello opcional o será un estándar que habrá que cumplir? ¿Será
un nuevo eslabón de la evolución humana para vivir mejor y resolver problemas o será la fuente de la más
absoluta deshumanización? ¿Se repartirá nuestra individualidad entre lo que provenga de nuestras neuronas
orgánicas y lo que aporte la tecnología que nos hemos implantado para potenciar nuestras capacidades y
estirar nuestras vidas? Cumpliremos la máxima que siempre ha primado en las tecnologías de comunicación
(TIC), que es mejorar nuestra conexión con el mundo y otras personas o llegaremos a un máximo
aislamiento estando hiperconectados, pero solo vía tecnologías digitales?

Estas y otras preguntas aún no tienen respuestas claras. La humanidad ya está lanzada a experimentar todo
lo que estas nuevas tecnologías pueden brindarnos, especialmente la biotecnología y la inteligencia
artificial. No podemos volver atrás. No debiéramos volver atrás dadas las enormes oportunidades que se
aparean con los desafiantes obstáculos. Tampoco entregarnos a experimentos sin coordinación ni
basamentos éticos. Las organizaciones, la comunidad científica y los líderes del mundo están hoy
conversando y trabajando sobre ello. Será el desafío a la acción colectiva más grande de la historia de la
humanidad: mezclarnos a fondo con las tecnologías para hacernos más y mejores humanos y no para abrir
una puerta inmanejable hacia la deshumanización total. Somos optimistas, trabajemos para ello. 

Cuando la investigación con células madre, nos permita crear una provisión ilimitada y
barata de embriones humanos, podremos seleccionar nuestro bebé óptimo de entre
centenares de candidatos, todos los cuales portarán nuestro ADN y serán perfectamente
naturales, y ninguno de ellos requerirá ninguna ingeniería genética futurista. Repitamos
este procedimiento durante algunas generaciones y podremos terminar fácilmente con
superhumanos (o con una distopia terrorífica). [Y agrega el autor más adelante]:
Precisamente porque tenemos cierto margen de elección con respecto al uso de nuevas
tecnologías, sería preferible que comprendiéramos qué está sucediendo y decidiéramos
qué hacer al respecto antes de que ellas decidan por nosotros. (Harari, 2016, p. 69).

En el siguiente video, síntesis de la edición 2019 de EnLightED, el


evento mundial sobre educación y tecnología que la Fundación
Telefónica lleva adelante para evangelizar y construir redes sobre
los desafíos de nuestra época, se refleja cabalmente este tiempo de
las humanidades que hemos desarrollado en esta lectura.

Video 1: Es el tiempo de las humanidades - Resumen apertura enlightED


2019

"Es el tiempo de las humanidades" - Resumen apertura enl…


Telefónica. (2 de octubre de 2019). "Es el tiempo de las humanidades" - Resumen apertura enlightED 2019.

[YouTube]. Recuperado de https://bit.ly/393esiJ


LECCIÓN 4 de 4

Referencias

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próximo año. Recuperado https://www.linkedin.com/pulse/20-grandes-ideas-para-2020-estas-son-las-
tendencias-que-fabeni/

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Yunus, M. (2019). Un mundo de tres ceros. España: Ediciones Paidós.

Zimbardo, P. (2012). El efecto Lucifer. El porqué de la maldad. Barcelona: Ediciones Paidós.


Imaginación y creación de futuro

Comenzamos la última lectura de la materia. Buscaremos integrar mucho de lo que hemos venido trabajado con una visión del futuro
que podemos protagonizar desde los proyectos y desafíos que elijamos como profesionales en los próximos años.
En esa línea, pondremos primero foco en las principales tendencias que se visualizan para la década del 2020, que recién comienza,
entendida como una década bisagra en los desafíos globales que hemos ido planteando y que cobran especial vigencia a partir de las
evidencias que hoy disponemos y las capacidades que la humanidad ha logrado para hacerles frente. Realmente, el mundo se juega
mucho en esta década del 2020 para la sostenibilidad del planeta y las futuras generaciones. Vamos a sintetizar las fuerzas y energías
que hay en marcha para salir exitosos de esta histórica misión.
Finalmente, nos concentraremos en el análisis del futuro como construcción humana, llena de posibilidades, riesgos e incertidumbres.
No solo tenemos la responsabilidad por lo que hacemos en nuestro presente, sino por lo que logramos imaginar y construir para un
futuro cada vez más cercano en virtud de la velocidad de los cambios. Comenzamos, con el siglo XXI bien entrado en nuestra realidad, a
pensar en el siglo XXII.

La década del 2020 como punto de in exión para el futuro de la humanidad

La construcción de futuro como responsabilidad colectiva

Faros hacia el futuro y el último siglo en soledad

Video conceptual

Referencias

Revisión de módulo
LECCIÓN 1 de 6

La década del 2020 como punto de inflexión para el futuro de la humanidad

A lo largo de nuestras lecturas previas, hemos reflejado lo mucho que se ha venido logrando en materia de progreso
a lo largo del siglo XX y en las primeras décadas del siglo XXI. Claramente, las personas y las sociedades hemos
podido recibir los beneficios del desarrollo humano y material, gracias a productos y tecnologías que se logran en
virtud de la capacidad de innovación y ejecución de personas y organizaciones. Y, por supuesto, en virtud de muchos
programas, proyectos y políticas que han ido abordando distintas demandas ciudadanas orientadas al bienestar. 

Pero también hemos resaltado la intensidad y profundidad de la agenda de nuevas problemáticas que tenemos por
delante. No alcanza con lo conseguido, tenemos la obligación moral y la capacidad de ir por más, iluminados por esa
hoja de ruta tan completa que son los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas. Y quizás lo
más relevante sea que las herramientas y los modelos que, en general, hemos usado para traer a la humanidad
hasta semejante estadio de desarrollo y bienestar no sean los aptos para llevarnos al próximo capítulo de evolución.

Vivimos una época apasionante, de superación constante de límites, al mismo tiempo que de puesta a prueba
permanente de la naturaleza y capacidad humana para gestionar la incertidumbre utilizando los recursos y las
tecnologías más poderosas que hemos creado. Nunca hemos sido tan conscientes de nuestras capacidades y
nunca hemos enfrentado una dinámica de cambios tan veloces y difíciles de proyectar como ahora. Dos líneas se
cruzan con final abierto, todo el tiempo. Por un lado, la de la innovación y ejecución de proyectos que amplifica la
frontera de logros y resolución de problemas. Y, por otro, el impacto de las materias pendientes que dan forma a una
ola de escepticismo y pesimismo que crece respecto a nuestro futuro como civilización.

Yunus, una vez más, lo resume muy bien: 

Vivimos una época desafiante: tiempos en los que el crecimiento de la población, la desigualdad
galopante, la degradación medioambiental y otros problemas están planteando serios desafíos al
futuro de la especie humana. No obstante, es también una época en la que las capacidades humanas
se están expandiendo como nunca, en buena medida gracias a los asombrosos desarrollos
tecnológicos que la ciencia ha tornado accesibles en las últimas décadas. Si construimos el nuevo
sistema económico y social necesario para canalizar esas tecnologías en las direcciones adecuadas,
hay razones sobradas para creer que este megapoder extraordinario puede desempeñar un papel
relevante a la hora de convertir un mundo de tres ceros en una realidad maravillosa. (Yunus, 2019, p.
197).
 

Uno de los grandes obstáculos que enfrentamos es el creciente pesimismo respecto al futuro, el que, influido
fuertemente por el impredecible poder de las nuevas tecnologías, se transforma en tecnopesimismo. Johan
Norberg (2018) relata con amplitud cómo la mayoría de las estadísticas de los últimos años reflejan este creciente
malestar y visión negativa hacia el futuro de la mayoría de las personas, tanto en sociedades desarrolladas como
aquellas que vienen más rezagadas aún. 

A su vez, también relata el mencionado autor la gran ignorancia del ciudadano medio acerca de los logros parciales
que el mundo ha tenido en las últimas décadas en materia de reducción de pobreza, enfermedades, hambre y falta
de derechos humanos de millones de personas. Es como si un manto de malestar y pesimismo cubriera toda la
atención de la mayoría de las personas, dejando poco lugar para capturar y comprender las evidencias que
muestran progresos, en el marco de procesos de largo alcance y sinuosos recorridos, en muchos temas vitales para
la humanidad.

Nunca hemos sido tan conscientes de nuestras capacidades y nunca hemos enfrentado una dinámica de
cambios tan veloces y difíciles de proyectar como ahora. 

El pensador y escritor Steven Pinker (2018) ensaya una explicación muy fundada acerca del predominio de estas
opiniones tan negativas en tiempos que los indicadores en la gran mayoría de los aspectos económicos, sociales,
sanitarios y educativos muestran progresos frente al pasado. Pinker lo atribuye al funcionamiento de la mente
humana y la prevalencia de sesgos psicológicos en los que solemos caer:

A- Lo malo es más fuerte que lo bueno:



Según Pinker, son diversos los estudios científicos que demuestran que la información negativa es más procesada por la mente
humana y prima frente a la positiva en la impresión final que nos llevamos sobre las cosas y las situaciones.

B- Psicología de la moralización:

De forma inconsciente las personas solemos adoptar posturas criticas como una manera de sentirnos y mostrarnos más
comprometidos con los problemas del mundo. Constituye una prueba de entereza moral exteriorizar la preocupación por lo
negativo, que suele llevarse gran parte de la conversación y las energías.
C- Nostalgia por un pasado donde la vida era mejor:

Mirar al pasado como fuente de lo que fue mejor y hemos perdido, sin mayor evidencia y basados en el criterio de los supuestos,
suele ser también un sesgo muy presente en las personas, especialmente en la cultura occidental.

Estos y otros mecanismos que pueden estar detrás del virus del pesimismo pueden ser advertidos, alertados y
gestionados. Pero adquieren una dimensión muy peligrosa cuando se multiplican en millones de personas y,
especialmente, cuando se conjugan con los dolores de la transición que supone un cambio tan acelerado en el
marco de la Cuarta Revolución Industrial y la globalización con efectos asimétricos entre países y regiones, como
hemos explicado en lecturas anteriores.

Quizás esta combinación se constituya como el mayor riesgo de nuestro tiempo: el malestar que emana de la
mente y las percepciones junto al desconcierto que genera una época de cambio tan acelerado. Nos hemos
explayado en el módulo 3 acerca de las crecientes evidencias de las dificultades para sostener el nivel de vida
alcanzado por muchas personas o bien protagonizar nuevos episodios de ascenso social como en décadas
anteriores. En general, vivimos mejor que antes, pero la incertidumbre de no saber si va a poder seguir siendo así no
para de crecer. Lo que era promisorio hoy es fuente de severas preocupaciones.

En general, vivimos mejor que antes, pero la incertidumbre de no saber si va a poder seguir siendo así no
para de crecer.

Mientras tanto, la innovación de bienes y servicios continua su expansión, generando una creciente disponibilidad
de productos en la economía (lo cual es muy bueno porque genera valor, empleo, impuestos y, en el mejor de los
casos, exportaciones), que interpretan nuestros deseos y necesidades como potenciales consumidores, pero que,
sin lugar a dudas, también ayudan a moldearlos, exponiendo a las personas a una presión por “el tener”, que no
siempre está respaldada por los recursos para el acceso. Todo ello genera mayor tensión social que en épocas
anteriores.

Este es el caldo de cultivo para uno de los grandes fenómenos actuales que ponen en jaque a las democracias
como régimen político y social: el resurgimiento de viejos modelos y líderes nacionalistas con propuestas de
reducción del comercio internacional, expansión de la protección de la producción nacional y facultades
extraordinarias para Gobiernos encarnados en líderes carismáticos que supuestamente interpretan las necesidades
del pueblo y la dirección en la que deben llevar sus intereses. Nacionalismos populistas, de distinta raigambre
ideológica, suelen denominarse. Sin ánimo de incursionar demasiado en temas políticos e institucionales,
afirmamos que son evidentes los signos de fatiga que muestran las democracias en el mundo y las crecientes
dificultades para representar políticamente a los ciudadanos en sociedades tan diversas y fragmentadas como las
actuales.

Un gran político e intelectual uruguayo, dos veces presidente del hermano país, lo expresaba en una reciente
columna de opinión: 

No asumimos a cabalidad que estamos viviendo un cambio civilizatorio revolucionario, frente al cual
nuestra democracia luce imperfecta y la economía vacila entre las exigencias de competitividad del
mercado global y la promesa populista de crecer a fuerza de voluntad. [Y más adelante]: No hay
explicaciones fáciles para temas complejos. Y como en el devenir científico no se observa horizonte
definible, solo se hace claro que más que nunca la seguridad está en los valores republicanos de la
legalidad y los principios elementales de la buena administración. (Sanguinetti, 2020,
https://bit.ly/2SgW4fh).

Suele expresarse que, frente a un mundo en el que la democracia liberal y el sistema capitalista se afirmaron
universalmente, con matices, por supuesto, sin grandes rivales luego de la caída del muro de Berlín (1989), abriendo
una etapa de creciente homogeneidad de ideas que Fukuyama (1992) llamó el fin de la historia, no se perciben
grandes causas por las cuales tomar partido, apasionarse y comprometerse. Sin embargo, creemos, por nuestra
parte, que los últimos años han preparado el terreno justo para todo lo contrario. 

Luego de unos años de relativa calma en el mundo de las ideas y los grandes proyectos colectivos, a partir de la
crisis financiera mundial del año 2008 (que demostró cuán lejos habían llegado las finanzas desreguladas dentro del
sistema capitalista) y los ensayos de consenso global que suponen los Objetivos de Desarrollo del Milenio (año
2000) y de Desarrollo Sostenible (2015) ambos en el marco de la ONU, la humanidad dispone de un menú de causas
sumamente atractivas y de enorme impacto para convocar a personas y organizaciones en la construcción
colectiva para un mundo mejor.

Hoy en día, tenemos que movilizarnos como ninguna otra comunidad humana anterior a la nuestra.
Tenemos que abrir nuestras reservas de creatividad, de solidaridad, de inteligencia. Abandonar
nuestros intereses particulares para sumarnos al interés colectivo. En cierto modelo, no hay nada más
estimulante. Hay en ello una forma de satisfacer nuestras necesidades de heroísmo de un modo más
inteligente que todas las guerras de los últimos milenios. Lo único que tenemos que hacer es
contarnos, juntos, esta nueva historia. (Dion, 2017, p. 349).
Son evidentes los signos de fatiga que muestran las democracias en el mundo y las crecientes
dificultades para representar políticamente a los ciudadanos en sociedades tan diversas y fragmentadas
como las actuales.

La compañía norteamericana creada en el año 2003 por el emprendedor sudafricano Elon Musk constituye una
historia de alto simbolismo para estos tiempos que estamos describiendo. Nacida bajo la visión de que los autos
eléctricos son necesarios para mejorar el mundo cortando el tremendo circuito de las emisiones tóxicas de los autos
tradicionales, Tesla representa una causa global que invita a creer y lleva adelante un apasionante camino de
negocios basado en el optimismo y entusiasmo por lo que somos capaces de crear a través del talento humano y la
tecnología. Camino no exento, por supuesto, de obstáculos y coletazos de ese pesimismo hacia el futuro que opera
en muchos ámbitos y personas.

La apuesta era bien difícil: diseñar y producir vehículos eléctricos a gran escala, con máximos estándares de
seguridad, sin resignar nada de rendimiento respecto a los autos que funcionan vía combustible y basados en la
innovación tecnológica permanente (duración de las baterías, software especializado para movimientos autónomos
de los autos, actualización inalámbrica del software, etc.). Muy pocos, en aquellos primeros años, creían que Tesla
podría hacer posible este desafío de fabricar autos eléctricos en cantidades, calidades y precios acordes a la visión
de reemplazar los autos contaminantes. Meses antes de que su primer modelo de auto saliera al mercado (2008),
Tesla estuvo al borde la bancarrota, pero, más de 10 años después, mucho de lo que Musk y su equipo proyectaron
en su máster plan de negocios es ya una realidad.

En todo este tiempo, las críticas hacia Elon Musk (a la par del amor y admiración que despierta en muchos) fueron
despiadadas: delirios de un ego inmanejable, aventura de crear autos eléctricos bonitos para los ricos, jugar a la
empresa innovadora perdiendo plata de forma permanente, etc. Los sesgos negativos descriptos por Pinker (2018)
han estado siempre muy presentes en torno a Tesla, haciendo de cada problema que sus autos atravesaban en su
evolución (accidentes, rendimiento, precios, etc.) un verdadero testimonio de pesimismo frente a lo que la compañía
podría lograr a futuro.

Quizás el ámbito principal donde se dirimen las expectativas hacia el futuro de una empresa y la credibilidad de
analistas e inversores respecto a sus números y planes hacia adelante es la Bolsa de valores, en este caso Wall
Street. Tesla ha vivido en la Bolsa tiempos de euforia (propia del fenómeno de innovación que la compañía supone),
pero también tiempos de zozobra y conflicto, a punto tal que en el año 2018 Elon Musk llegó a expresar que el mejor
camino para Tesla seria retirarla de la Bolsa a efectos de cortar con las presiones de los inversores en orden a
resultados económicos a corto plazo, mientras la compañía estaba embarcada en una misión vinculada a mejorar el
medio ambiente de la humanidad haciendo autos innovadores, todo lo cual suponía trasladar los resultados hacia el
largo plazo. Las oscilaciones en el precio de las acciones, según Elon Musk, eran para Tesla distracciones y
propaganda negativa, imputables a inversores que solo querían dinero a corto plazo, sin entender la misión y la
proyección de la compañía.
Durante todos estos años sobraron pronósticos sobre el colapso final de Tesla, pero no solo que ello no ha sucedido,
sino que encara el año 2020 con mejores indicadores y proyecciones que nunca.

Sobre el contenido de esa nueva historia convocante que podemos contarnos para congregar nuestros mejores
talentos y energías, hay muchos abordajes y alcances posibles. Todos válidos, por cierto. Una buena parte viene
dada por el consenso generalizado en torno a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), a los que ya hemos
hecho referencia en este módulo. Pero, si tuviéramos que abogar por una narrativa simple y de alto impacto, que
sea capaz de sintetizar los desafíos colectivos más urgentes en función de las capacidades para resolverlos
positivamente en la década que se inicia, creemos que sus ejes serían los siguientes:

1 La inteligencia artificial al servicio de la humanidad

En el primer módulo nos explayamos acerca de la inteligencia artificial (IA), sus enormes beneficios,
su actualidad y perspectivas. Se trata de la tecnología más revolucionaria de la Cuarta Revolución
Industrial y se encuentra recién en etapas tempranas. El mundo debate acerca de cuáles son las
mejores maneras de concebirla y regularla, acordando que es sumamente peligroso darle rienda
suelta a su avance sin un marco ético sólido. La Unión Europea lleva quizás la voz más activa en la
materia, aprestándose en estos tiempos de inicio del año 2020 a sancionar una regulación de la IA
con el objeto de garantizar que los sistemas estén al servicio de los seres humanos, sean seguros y
transparentes, preserven la privacidad y combatan la discriminación de personas por cualquier
criterio. China, USA y otros países discuten actualmente este tema con renovada energía.

No es menor el debate y la generación de iniciativas a nivel de empresas y organizaciones. Crece un


consenso acerca de la responsabilidad compartida en moldear la arquitectura de la IA de los
próximos años en beneficio de la humanidad. En una reciente entrevista del diario El País, de España,
al CEO de Alphabet (Google), el indio Sundar Pichai, expresó: 

Para arribar al desarrollo de soluciones que mitiguen los riesgos que la IA supone,
necesitamos acuerdo en valores clave. Compañías como la nuestra no pueden solo
construir nuevas tecnologías prometedoras y dejar que las fuerzas del mercado sean las
que determinen cómo se usan. (2020, https://bit.ly/2tppoId).

Modelos y marcos adecuados para el desarrollo de aplicaciones y soluciones de inteligencia artificial


serán una de las grandes misiones de la década. En cada foro internacional (Davos, OCDE, ONU, etc.)
se discutirá y trabajará en el tema, a partir de múltiples aportaciones de expertos, con miras a
encauzar semejante disrupción y hacer realidad la hipótesis de que puede ser el disparador para una
nueva era de productividad. y progreso al permitirnos una explotación a fondo de los datos,
personalizando servicios de toda índole y liberando energías humanas para tareas de mayor valor
agregado

La gran cuestión será hasta dónde se puede llegar, ya que son muchas las voces que anuncian que
podemos ingresar en una instancia de problemas impredecibles si la IA llega a la fase de inteligencia
general y compite con la inteligencia humana. En su libro Vida 3.0, Max Tegmark (2017) comienza
dando al lector la bienvenida a la conversación más importante de nuestro tiempo, que es la
relacionada a la inteligencia artificial, sus marcos y perspectivas. Presenta una secuencia de tres
fases en la que se ha desarrollado la vida: 

Biológica (vida 1.0): tanto el software  como el hardware  de la vida, es decir, su materia y sus
capacidades, son producto de la evolución humana.
Cultural (vida 2.0): donde ya es posible diseñar el software de la vida, gracias a la plasticidad del
cerebro y a la capacidad de aprendizaje. Pero el hardware (cuerpo) sigue siendo producto de la
evolución.
Tecnológica (vida 3.0): en la que ya sería posible el diseño tanto del software  como del
hardware humano, liberado de las ataduras biológicas de la vida. Mucho de lo que hemos visto en
materia de biotecnología y proyección de la IA hacia una inteligencia general tiene que ver con
esto.

¿Queremos llegar a esta fase de la vida? ¿Lo necesitamos? ¿Puede ser un beneficio para la
humanidad en su conjunto? ¿O la puerta a riesgos inmanejables? Mucho de ello se podrá dilucidar en
esta década apasionante que comienza. 

La inteligencia artificial podría permitirnos crear vida 3.0 a lo largo de este siglo y está
teniendo lugar una fascinante conversación en torno al futuro que deberíamos aspirar y a
cómo podría conseguirse. Existen tres campos principales en este debate: los
tecnoescépticos, los utópicos digitales y el movimiento en pro de una IA benéfica.
(Tegmark, 2017, p. 389).

2 La voluntad y capacidad de la humanidad para revertir el cambio climático y garantizar la


sostenibilidad del planeta Tierra

Hemos expresado anteriormente que los objetivos de desarrollo sostenible relacionados al cambio
climático y la preservación de la Tierra son los que actualmente presentan más rezago dentro de los
ODS, que las recientes evidencias científicas de distintas fuentes y procedencias muestran
indicadores de un deterioro ambiental que se acelera y que existe un debate abierto acerca de si ya
hemos cruzado el punto de no retorno en la destrucción del medioambiente o bien existen chances
aún de revertir estos procesos y garantizar un planeta sano para las generaciones futuras.
Por todo ello, la década del 2020 será decisiva en orden a nuestras posibilidades de lograr un salto
cualitativo en esta misión o bien llevarnos a una fase de estancamiento que pondría en severo riesgo
a nuestra especie. Si bien el Acuerdo de París del año 2015, en el que se lograron los objetivos más
amplios y ambiciosos en materia de reducción de emisiones de gases contaminantes entre los
países, ha sufrido un debilitamiento a partir de la postura del actual Gobierno de USA y otros (que
subestiman el problema y dan cuerpo a la corriente que se conoce como el negacionismo),
claramente hay en marcha un movimiento multifacético de carácter mundial que multiplica los
esfuerzos y las acciones en todo el mundo a favor de la preservación ambiental.

Crecen las organizaciones, Gobiernos locales, empresas, líderes de opinión, consumidores, redes de
personas e individuos en general que piensan y actúan para salvar el planeta Tierra, en una cadena
de intervenciones que parece imparable. Quizás el movimiento juvenil protagonizado por Greta
Thunberg sea en este momento la herramienta de presión más fuerte y expandida del mundo. Su
apuesta por las huelgas estudiantiles de los viernes en defensa del medioambiente ha demostrado
ser un enorme elemento de atención para los líderes del mundo y ha logrado ser imitado en muchas
ciudades y países. Crecen las expectativas de que este espíritu de compromiso activo pueda
prevalecer en las conferencias anuales sobre el clima que cada año se realizan en distintas partes del
mundo (conocidas por la sigla COP, cuya última edición fue la COP 25 realizada en diciembre de 2019
en Madrid, España), a pesar del conflicto siempre presente entre las intenciones mayoritarias de
preservación de la Tierra y el ciclo de crecimiento económico que parece no poder frenarse.

En momentos en que esta lectura de la materia se encuentra en desarrollo suceden en el mundo


situaciones de altísimo impacto que ratifican esta hipótesis de que comienza una década
determinante para el futuro del planeta. Greta Thunberg, presente por segunda vez en el Foro
Económico Mundial de Davos, la reunión anual de la elite del liderazgo mundial, vuelve a cuestionar
sin reparos a los líderes presentes: 

Me pregunto, ¿qué les diréis a vuestros hijos para explicarles por qué fracasasteis y los
dejasteis enfrentarse solos ante el caos climático sabiendo lo que les venía encima? ¿El
objetivo de 1,5 grados? ¿Que parecía tan mal para la economía que decidisteis
resignaros a la idea de asegurarles un futuro con buenas condiciones de vida sin ni
siquiera intentarlo? (Thunberg, 2020, https://bit.ly/3b90Wfp).

También el mundo acaba de sufrir una dura demostración de la gravedad de la situación con los
recientes incendios masivos en Australia (enero 2020) que han tenido el saldo de 10 millones de
hectáreas de tierra quemadas, 28 personas muertas y 1000 millones de animales perdidos
(estimación de diversas fuentes). Esta catástrofe ha sido la peor en la historia de Oceanía (en la
categoría de incendios), ha continuado con tremendas inundaciones a raíz de lluvias continuadas y ha
generado una gran amenaza para la biodiversidad en un país donde el 80 % de su fauna es endémica
(exclusivas). Si bien no hay evidencias que permitan afirmar con certeza que este incendio es
consecuencia directa del cambio climático, la mayoría de los expertos y analistas coinciden en
afirmar que la extensión de estos incendios tiene alguna vinculación con la realidad de climas más
secos y calientes a lo largo del mundo.

Frente a opiniones y posturas, será cada vez más necesario apelar y confiar en la ciencia para tomar
decisiones basadas en evidencia ante este enorme desafío de la década. El documento adjunto
resulta muy esclarecedor al sinterizar los mitos y verdades del cambio climático, relatado por
expertos e investigadores en España. Escuchar la evidencia que deviene del conocimiento en este y
otros campos es y será cada vez más la garantía de buenas decisiones que construyan el futuro.

3 La evolución del capitalismo combinando lo mejor de los mercados con la necesidad de propósitos
reales para un mundo más sano y equitativo

También nos hemos explayado en la presente materia acerca de los principales activos y pasivos del
capitalismo según diversos autores y actores del momento. Existe una especie de consenso muy
amplio acerca de la responsabilidad del capitalismo en la secuencia de creación de valor que el
mundo ha tenido especialmente en gran parte del siglo XX y lo que va del XXI, lo cual tiene impacto
directo en la generación de oportunidades y bienestar para la gente. Pero ese estado de consenso
muy amplio también incluye la dimensión de que ello ha sido a cambio de un costo demasiado
elevado en términos, fundamentalmente, de desigualdad económica, asimetrías crecientes entre
países y regiones y destrucción del medio ambiente.

Otra vez hacemos referencia a la nueva edición del Foro Económico Mundial de Davos, que en enero
de 2020 ha comenzado con un mensaje contundente: es la hora que el liderazgo en general y la
comunidad empresarial de mayor impacto mundial en particular diseñen la hoja de ruta para
transformar el capitalismo en un sistema capaz de facilitar mejores resultados para las mayorías de
la sociedad ("Arranca Davos", 2020. https://bit.ly/2GSbTEc). En la preparación de las sesiones del
evento aparecen con fuerza conceptos como el de economía circular, es decir, la que es
autosostenible y ya no destruye el ambiente, o el de stakeholder capitalism, capaz de generar
beneficios y externalidades crecientes para todos los sectores y no solo para los accionistas de las
compañías (shareholder capitalism), la dirección y regulación de la revolución tecnológica en marcha
o la fiscalidad (el pago de impuestos) de las grandes corporaciones digitales que actualmente sacan
ventajas de las diferencias de criterios e imposición entre los países (Google, Facebook, Amazon,
etc.). 

Esta será la década en la que las nuevas economías, que ya no combaten el mercado como
mecanismo de asignación de recursos y eficiencia de las transacciones, desplieguen todo su
potencial para abrirse lugar y mostrar la compatibilidad de la innovación y la creación de valor con los
propósitos propios del triple impacto. El fundador de Salesforce, compañía de software  nacida en
Silicon Valley y una de las 100 personas más ricas del mundo, Marc Benioff expresa: 

 
Un negocio no consiste solo en crear beneficios para los accionistas. Simplemente,
somos demasiado grandes, demasiado globales, estamos demasiado metidos en la vida
de la gente. Sí, nuestra actividad es elevar los beneficios, pero también es mejorar el
mundo y crear valor para aquellos a los que impactamos. Y no solo porque sea bueno
para el espíritu, sino porque es bueno para el negocio. (Benioff, 2019,
https://bit.ly/2RScJqM).

El economista español Anton Costas lo resume claramente de la siguiente manera: 

Si me permiten una metáfora, el capitalismo actual es como un coche cuyo motor sigue
siendo bueno, pero cuya transmisión no distribuye de forma equitativa la potencia del
motor a las cuatro ruedas. De manera similar, la riqueza que produce el capitalismo no se
distribuye bien entre sus cuatro actores principales: accionistas y altos directivos
(dividendos y sueldos), trabajadores (salarios), comunidades locales (empleo) y Estado
(impuestos). Para volver a tener una prosperidad inclusiva no es necesario cambiar el
modelo de coche, lo que hay que hacer es ajustar el motor y modificar el sistema de
transmisión. Traducido al lenguaje de los economistas, lo que hay que hacer es mejorar
no sólo la redistribución (impuestos y gastos sociales), sino también la distribución
(salarios, empleo e inversión) y la predistribución (formación y capacitación de los
trabajadores, tanto antes de entrar en el mercado de trabajo como durante su vida
activa, para que tengan mayor productividad y mejores salarios). (Costas, 2019,
https://bit.ly/2RRYi66).

De este desafío central de la década se desprenden otros que están asociados, como la capacidad de
reconstruir el mundo del trabajo llegando a las mayorías con trabajos y proyectos de calidad basados
en nuevas tecnologías, la cruzada por la expansión de las oportunidades de educación a lo largo de la
vida para todas las personas como respuesta a la necesidad de innovación y cambio permanente y la
reversión de los crecientes índices de desigualdad social que muestran la necesidad de recrear las
vías de ascenso social para los sectores menos favorecidos de las sociedades. Todo ello se jugará en
la apasionante década del 2020 que recién comienza.

Una gran síntesis de los tres desafíos que entendemos se jugarán en esta década, lo constituye el caso de la lucha
contra la contaminación de los ríos que se está llevando en Bali, que ha sido tomada de ejemplo en el Foro Mundial
de Davos 2020 y puede verse en el video que continúa. Lo primero para destacar es la innovación y creación de
valor, que se traduce en la tecnología de barreras capaces de atrapar la basura en los ríos, antes de que lleguen al
mar. El proceso con la basura recogida genera empleos y oportunidades para miles de personas, dado que todo
debe ser lavado, pesado y reciclado. La política pública es potenciada por la energía de innovación social, en este
caso, con la organización Make A Change, creada por Gary Bencheghib. La tecnología de barreras es fabricada por
una startup alemana llamada Plastic Fischer, que también ha creado una plataforma online basada en inteligencia
artificial que permite hacer un monitoreo de los cursos de agua en tiempo real. Este despliegue, que combina
tecnología de avanzada, alianza público-privada, la potencia de las startups innovadoras y la ambición de mejorar el
planeta (objetivo de reducir el 70 % de la basura que llega al mar para el año 2025), sintetiza todo lo que podemos
lograr en esta nueva década.

Video 1:#InteligenciaArtificial y un sistema de mapeado contra el plástico en los ríos

WEF en Español on Twitter


InteligenciaArtificial y un sistema de mapeado contra el plástico en los ríos. #wef20 https://t.co/T12rYyuzmq

MÁS INFORMACIÓN TWITTER 

WEF en Español. (22 de enero de 2020). #InteligenciaArtificial y un sistema de mapeado contra el plástico en los ríos. Recuperado de https://bit.ly/2ScGgdO

Uno de los mayores riesgos de nuestro tiempo para la capacidad humana de construir progreso en nuestro tiempo, según hemos

relatado aquí, viene dado por las siguientes combinaciones:

Los desbordes de la innovación tecnológica y la parálisis regulatoria por parte de los Estados.

La expansión de riqueza en países desarrollados y el estancamiento generalizado de los


subdesarrollados.
La ola de pesimismo respecto al futuro y el desconcierto que genera en millones de personas la
aceleración de los cambios que vivimos.

Los nuevos intentos revolucionarios de distintos sectores y las grietas de las democracias.

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En el estoico camino que Tesla lleva adelante para cumplir su misión, cada día más se convierte en un icono de ese
triple desafío que hemos propuesto como central para la humanidad en esta década 2020 que recién comienza. Por
supuesto que las empresas son creaciones humanas, y por ende distan de perfección, pero sin lugar a dudas Tesla
representa un testimonio de que es factible diseñar modelos y estrategias que hagan aportes significativos a los
grandes asuntos que tenemos por delante para un mundo mejor.

La tecnología y en particular la inteligencia artificial al servicio de la humanidad es un móvil presente en la estrategia


de Tesla. Fundamentalmente, la apuesta de Tesla por lograr máximos estándares de seguridad para bajar
accidentes letales en el manejo de vehículos y en el desarrollo tecnológico necesario para concretar la promesa de
máxima conducción autónoma de sus vehículos. Hace años que Tesla está embarcada, a través de pruebas
sucesivas, en demostrar que la conducción autónoma puede ser 10 veces más segura que la protagonizada por
humanos. Para ello, debe reunir la suficiente cantidad de datos que generen la evidencia requerida por los
organismos reguladores de USA. Salvar vidas no será el único gran beneficio si esto se concreta, sino también
permitir a las personas usar el tiempo para el ocio, el aprendizaje, los vínculos, etc., mientras se trasladan en
vehículos que se transportan solos.

La cruzada por revertir el cambio climático y garantizar la sostenibilidad futura del planeta Tierra está en la génesis
de Tesla. Toda su estrategia de lograr autos eléctricos sin resignar prestaciones de los autos a combustión significa
una de las estrategias más ambiciosas para liberar al mundo de las emisiones de gases que destruyen el ambiente.
Gran parte de las inversiones millonarias para lograr innovación en Tesla han sido destinadas al perfeccionamiento
de las baterías, el ecosistema de carga de estas y la apuesta por los paneles fotovoltaicos en los paneles de los
autos a efectos de aprovechar a fondo la energía solar, para lo cual tuvo que adquirir la compañía especializada en
ese tipo de dispositivos de energía SolarCity. Además, la idea de Musk es que, mientras no estés usando tu auto,
este pueda estar trayendo y llevando a otras personas a cambio de dinero con solo pulsar un botón. Esto podría
reducir drásticamente el costo real de la propiedad para tener un Tesla, al mismo tiempo que se optimizan sus usos,
dado que diversos estudios indican que el uso real que cada conductor hace de su auto se mueve entre un 5 y un 10
% al día.
Tesla es una de las empresas que está demostrando actualmente que el capitalismo puede ser mejor sin sacrificar
su esencia de crear valor a partir de la inversión y la búsqueda de retornos para quienes arriesgan. La consigna de la
compañía por el largo plazo, combatiendo los retornos exorbitantes que usualmente se buscan cuando toda la
energía está puesta en los resultados y las ventas a corto plazo, es un enorme aporte al diseño de un capitalismo
mejor para todos los actores de la sociedad. Resolver problemas humanos a través de productos y servicios que
mejoren el mundo requiere visión y propósitos mayores y complementarios a los de ganar dinero. Y lograr
desarrollar el mercado de autos eléctricos como bienes de consumo cada vez más masivo es un triunfo del buen
capitalismo, tan enfocado en la creación de valor como en la extracción de valor (rentabilidad). Por otra parte, luego
de una apuesta inicial en la automatización total de su producción de vehículos, Tesla es hoy un caso de estudio de
la complementariedad creciente entre el trabajo humano basado en habilidades y las tecnologías de avanzada que
permiten mayor productividad. Musk en persona asumió su error de que excesiva automatización no solo no
cumplía con los objetivos planteados, sino que no era capaz de reemplazar las múltiples habilidades humanas en un
proceso de producción. Buena noticia para el capitalismo que debe seguir generando empleo y oportunidades para
las personas.
LECCIÓN 2 de 6

La construcción de futuro como responsabilidad colectiva

Mucho se ha pensado y escrito sobre nuestra capacidad, como especie humana, para moldear el futuro. ¿Cuánto de
nuestras decisiones y acciones están contenidas en las tendencias que solemos visualizar hacia el futuro?
¿Suceden a expensas de nuestra deliberada voluntad y nuestra capacidad de poner en marcha proyectos? ¿Hay
alguna fuerza irracional que mueve las cartas hacia un futuro del que nunca podemos rendir cuentas totalmente? 

En esta catedra se respetan todas las posiciones, pero asumimos la postura de que el futuro nunca está escrito. No
hay determinismo alguno que pueda alterar la competencia de las personas por escribir los capítulos de la obra,
siempre inacabada, que es nuestra existencia. Como así tampoco hay predicción que nos exima de la
responsabilidad de moldear los acontecimientos y fenómenos que se nos van presentando. Así, el valor de pensar el
futuro y actuar mirando el impacto de los proyectos en su posible fisonomía crecen en relevancia frente a la
inclinación natural de concentrar energías en análisis del pasado y el imperativo de actuar solo mirando el presente.

Bajo esta mirada, apostar por la capacidad de moldear y configurar el futuro es el mejor indicador de la confianza en
las capacidades humanas que podemos tener. ¿Qué sentimiento más bello puede haber que el entusiasmo hacia la
tarea de imaginar y desarrollar aquello que aún no existe y servirá para que la civilización siempre pueda dar saltos
adelante? Aunque nuestra realidad específica esté lejos de los grandes proyectos de impacto mundial, hacer la
parte que nos toca en alguno de los propósitos en los que creamos siempre pone un ladrillo en la construcción de
futuro. Como dijo el Nobel de Literatura portugués, José Saramago: “Somos la memoria que tenemos, pero también
la responsabilidad que asumimos. Sin la memoria no existimos, sin la responsabilidad quizá no merezcamos
existir”. ("José Saramago, un Nobel en 11 frases", 2018, https://bit.ly/2Onp448).

 No hay determinismo alguno que pueda alterar la competencia de las personas por escribir los capítulos
de la obra, siempre inacabada, que es nuestra existencia. 

Pero también creemos, y lo hemos venido manifestando a lo largo de la materia, que en épocas de cambios
continuos y radicales, la aptitud colectiva para crear soluciones a las nuevas problemáticas humanas debe ser
ejercitada, defendida y potenciada. No está, en modo alguno, garantizada por algún designio sobrenatural. Nunca
hemos tenido semejante volumen y amplitud de información, soportada por el creciente poder computacional,
como para dedicar nuestras energías y talentos al análisis, el diseño y la implementación de soluciones a problemas
de nuestro presente y dilemas de nuestro futuro. “Los mayores retos de la humanidad no son el hambre, la pobreza,
el desarrollo sostenible, la paz, la salud, la educación, la economía, los recursos naturales, etc., sino nuestra
capacidad de organizarnos colectivamente para poder resolverlos”. (Dion, 2017, p. 347).

La razón nos asiste en estos postulados, dado que siempre la humanidad ha podido construir respuestas que nos
llevaron a futuros que no estaban escritos en las versiones apocalípticas o escépticas. Pero, además de la razón, es
la imaginación la que opera como una fuente de riqueza ilimitada que siempre vive en nosotros. Nos hace soñar y
expandirnos. Nos lleva a lugares insospechados, ampliando el horizonte de aquello que en cada momento se
considera como posible. Esa capacidad de imaginación es la que debemos recrear frente a tanto pensamiento
lógico. Esa que siempre aparece como activo cuando analizamos biografías de hombres y mujeres que fueron
capaces de trascender sus realidades específicas y lanzarse a un futuro colectivo.

Pero la perspectiva del futuro como construcción posible debe afrontar no pocos obstáculos en una época de
cambios vertiginosos que, como hemos expresado en lecturas anteriores, ha generado una expansión del
desconcierto y el pesimismo en millones de personas. La filósofa española Marina Garcés lo explica con precisión
en varios de sus trabajos y especialmente en Nueva ilustración radical (2017), cuando fundamenta el malestar de la
época en la desconexión que experimentan creciente cantidad de personas entre lo que puede suceder en el futuro
y lo que podemos hacer en el presente. Predomina un sentimiento del “todo se acaba” (el agua, el aire limpio, los
ecosistemas, la modernidad, las ideologías, el tiempo, etc.), lo que lesiona severamente cualquier idea de progreso,
de futuro como tiempo de promesa de desarrollo y bienestar. Bauman lo expresó con claridad también en su obra
póstuma: “El siglo XX comenzó con una utopía futurista y concluyó sumido en la nostalgia”. (Bauman, 2017, p. 18).

En este marco, estamos convocados más que nunca a superar estas miradas derrotistas y recuperar la capacidad
de imaginar y crear futuro. El debilitamiento del otrora horizonte de buenas expectativas hacia el futuro que
solíamos tener y del poder mágico de las utopías en las que solíamos creer puede encontrar sucedáneos adecuados
en los modelos de funcionamiento y de progreso que podemos imaginar y diseñar a partir del conocimiento que,
como civilización, disponemos (ciencia), las tecnologías que logramos crear (sobre todo en esta Cuarta Revolución
Industrial) y la innovación que estamos obligados a producir en los mecanismos de gestión de los asuntos
colectivos, en orden a facilitar nuevos acuerdos, vencer restricciones y lograr resultados para el conjunto
(management, liderazgo, nueva institucionalidad democrática). En definitiva, el llamado y el hermoso desafío es
pensar y elaborar nuevos modelos de progreso, utopías más realistas basadas en la evidencia científica y la
capacidad de realización y gestión humanas.

Estamos convocados más que nunca a superar estas miradas derrotistas y recuperar la capacidad de
imaginar y crear futuro.

Rutger Bregman (2017) busca una explicación a por qué tantas buenas ideas/modelos que somos capaces de
generar no se toman en serio ni se llevan a la práctica. Y encuentra una explicación en que el sistema político
institucional (en general, en los distintos países) tiene demasiados incentivos para que los actores (especialmente
políticos) mantengan sus ideas y proyectos en el ámbito de lo comúnmente aceptable. Intentar ir un poco más allá
con las propuestas es correr el riesgo de ser rápidamente tildados como irrealistas o irrazonables. Pero la historia ha
demostrado con creces que, para hacer razonable eso que parece radical o innovador, solo necesitamos desplazar
los límites que en un momento dado una sociedad pone a lo razonable. “El final de la esclavitud, la emancipación de
las mujeres, el auge del Estado de bienestar, todo fueron ideas progresistas que comenzaron siendo descabelladas
e irracionales, pero terminaron siendo incorporadas al sentido común”. (Bregman, 2017, p. 235).

Por ello, superar la concepción de utopías como concepto propio de idealistas desligados de las realidades es parte
del desafío de nuestro tiempo. Utopías transformadas en nuevos modelos imaginados y viables expandiendo las
fronteras de lo posible no es una opción peleada con la razón, sino todo lo contrario. Matt Ridley (2011) define dos
grandes causas que bloquean la construcción de futuro: la superstición y la burocracia. La primera bloquea la
acumulación de conocimientos, mientras que la segunda, su utilización en la creación de nuevos modelos y
tecnologías. Ser racional no implica ser complaciente con los imperativos del presente ni renunciar a la imaginación
y al diseño de lo distinto para el futuro.

En su obra Originales…, Adam Grant relata cómo la aceptación de aquello que está de alguna manera
predeterminado en un tiempo y lugar es la causa principal de la ausencia de acción innovadora. Y convoca a
recuperar el sentido original de la palabra emprendedores en sentido amplio, que le diera el economista francés
Richard Cantillon en el siglo XIX, como “portador de riesgos”. Todo agente de cambios necesita dar testimonios de fe
hacia su visión de futuro para lanzarse a crear esos nuevos modelos. 

Justificar el sistema predeterminado cumple una función relajante. Es un analgésico emocional: si se


supone que el mundo es así, no necesitamos estar descontentos con él. Pero la conformidad también
nos roba la indignación moral para enfrentar la injusticia y la voluntad creativa para considerar formas
alternativas de funcionamiento del mundo. (Grant, 2017, p. 32).

El etiquetado de alimentos con huella de carbono que estos dejan al ser fabricados es un nuevo modelo de consumo
responsable. ("El etiquetado de alimentos con bajo contenido de CO2 será la próxima moda 'baja en grasas'", 2020,
https://bit.ly/2Um4Qvb). El Green New Deal como modelo y plan de desarrollo sostenible creado por líderes del
Partido Demócrata de USA para acelerar las acciones e inversiones que conduzcan a una economía más equitativa
y sostenible. ("El Green New Deal y las políticas de futuro", 2019, https://bit.ly/398AIHN). La economía del bien
común como sistema de funcionamiento de la economía basada en valores éticos creada por el economista
austriaco Christian Felber. (Álvarez, 2018, https://bit.ly/2uZ8gJW). La movilidad inteligente como concepto para
reemplazar medios de transporte propios basados en combustibles fósiles por mecanismos más eficientes y
sostenibles de traslados en las ciudades. ("¿Qué es la movilidad inteligente?", s. f., https://bit.ly/2OoqRWB). El
coaching  ontológico como mecanismo de servicio para ayudar a personas a conocerse mejor a sí mismas,
encontrar sus quiebres existenciales y diseñar sus caminos hacia el bienestar y los resultados. (Echeverría, 2016,
https://bit.ly/31sJyxB). Todos ellos y miles de casos más que todos los días surgen y se desarrollan dan cuenta de
nuestra inagotable capacidad para diseñar modelos que resuelvan problemáticas humanas construyendo futuro.
Cada uno de ellos tendrá sus adeptos, logrará sus consensos, dará cuenta de sus resultados. Pero, en general,
todos contribuyen a la búsqueda incesante de respuestas efectivas a problemas humanos y, al hacerlo, hacen su
aporte a la construcción de ese futuro no escrito al que hacíamos referencia al comenzar este apartado.

Superar la concepción de utopías como concepto propio de idealistas desligados de las realidades es
parte del desafío de nuestro tiempo.

Satya Nadella, el CEO de Microsoft que ya hemos citado en varias oportunidades, se anima a proponer un modelo
para lograr crecimiento y desarrollo económico en esta era, bajo la siguiente formula: (educación + innovación) *
intensidad del uso de la tecnología. Basado en estudios científicos de diversos expertos, Nadella expresa: 

Educación más innovación, aplicada con amplitud en la economía y especialmente en los sectores en
los que el país o la región tienen una ventaja comparativa, multiplicados por el uso intensivo de la
tecnología, produce, con el tiempo, crecimiento económico y productividad. (Nadella, 2017, p. 241).

Y pone de ejemplo a Alemania, país famoso por haber desarrollado el modelo dual de educación, a partir del cual
todo joven recibe formación en los colegios y prácticas en las empresas en contacto profundo con las nuevas
tecnologías, desde muy temprano.

Tenemos todo lo necesario para animarnos a desarrollar, probar y validar nuevos modelos que preserven y eleven la
humanidad hacia un futuro superador.

Qué gran servicio le está haciendo Tesla y su excéntrico líder Elon Musk a la humanidad, al demostrar que la
imaginación y el diseño de futuros requieren de una acción deliberada, plena de energía, compromiso e innovación.
Y que, como expresa Yunus (2019), la capacidad empresarial ha sido y seguirá siendo uno de los principales
motores para crear progreso y futuro. Al ampliar constantemente la frontera entre lo razonable y lo radical o
disruptivo, Tesla nos acerca al futuro, en este caso al futuro de vehículos limpios, sustentables y con creciente
prestaciones autónomas, que podrán convertirse en uno de los eslabones de ese mundo mejor que esperamos.
Esas utopías despojadas de delirios y cada vez más realistas que propone Rutger Bergman (2017).
Y esa capacidad de crear futuro supone procesos complejos y dolorosas transiciones, pero paga dividendos. En
estos días que esta materia se termina de escribir, Tesla exhibe un récord en su valuación de mercado, porque llega
a los U$$ 100 000 millones, superando a Volkswagen como segundo grupo del mundo en la industria automotriz. Y
esto es especialmente relevante, dado que en la actualidad Tesla sigue siendo, fundamentalmente, una compañía
de futuro más que del presente. Solo tiene 2 plantas de producción de autos funcionando (en USA y China) y una
tercera en construcción en Alemania. Y en 2019 ha comercializado 367 500 vehículos, muy por debajo aún del
volumen de las demás compañías de la industria (cerca de 10 millones tanto Toyota como Volkswagen) y ha
comenzado a mostrar números positivos en sus finanzas. (Cordero, 2020. https://bit.ly/2vHzrcl).

Tesla continúa hacia adelante con más bríos que nunca. Ha superado enormes desafíos de supervivencia y
seguramente vendrán otros. Si los transita con éxito manteniendo tan elevados propósitos, quizás no sea solo una
innovadora compañía de escala mundial, sino uno de esos nuevos modelos que combinan humanidad y tecnología
de forma intensiva, que facilitan el camino a otros para ser imitados y son capaces de dar las respuestas que el
mundo en cambio acelerado demanda.
LECCIÓN 3 de 6

Faros hacia el futuro y el último siglo en soledad

Las iniciativas se multiplican en todas las latitudes. Vivimos una democratización efervescente de ideas y proyectos
de desarrollo y progreso, que seguramente con el tiempo lograrán vencer el clima de pesimismo al que hacíamos
referencia. Son como faros que anuncian y alumbran ese futuro de nuevos modelos y realizaciones superadoras
que proponemos y en el que creemos profundamente. Y expresan una novedosa combinación entre elementos que
hemos trabajado en esta materia, como valor agregado, startup, management, innovación social, liderazgo,
sustentabilidad, humanismo, etc. Superando, de este modo, viejas concepciones propias de compartimentos
estancos como sector privado, Gobierno, tercer sector, etc.

Las iniciativas caritativas siempre nos han acompañado. Son nobles y necesarias. Pero la iniciativa
empresarial tiene más capacidad que la caridad para innovar, expandirse y llegar cada vez a más gente
mediante el poder del libre mercado. No existen límites para lo que podemos lograr si los
emprendedores y los líderes empresariales talentosos del mundo entero se consagran a objetivos tales
como la lucha contra la desnutrición y el desempleo, la creación de refugios para las personas sin techo
y la disposición universal de energías renovables y de una asistencia sanitaria decente. (Yunus, 2019, p.
258).

Solo para citar algunas de ellas, traemos este abanico de iniciativas y proyectos que construyen futuro en distintos
campos y modalidades:

1 Build Change: organización mundial con la misión de reducir muertes, lesiones y pérdidas
económicas causadas por el colapso de viviendas y escuelas, debido a terremotos o tifones en las
naciones emergentes. Considera que la vivienda insegura es una epidemia que afecta y deja
totalmente expuestos a un tercio de la población mundial. La vivienda segura es un derecho humano
y por ello Build Change ha creado junto al Banco Mundial el Programa Global para Viviendas
Resilientes. Trabaja en diversos países del mundo y en alianza con compañías privadas de la industria
de la construcción para implementar soluciones a las viviendas más vulnerables. En la carta inicial de
su reporte anual 2018, su fundadora y presidenta Elizabeth Hausler, expresa: “La innovación de hoy
salvará vidas mañana y en los años venideros. En 2018, Build Change demostró que cuando se unen
personas, tecnología y dinero, se logran cambios duraderos”. (Informe Anual 2018, 2018,
https://bit.ly/2OpPwKh).

 Figura 1: Ingenieros trabajando en Indonesia

Fuente: [Imagen sin título sobre el trabajo de los ingenieros]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/2RSWyJC

2 Inredible Farm: empresa social con base en Inglaterra, nacida a partir de una granja y que
actualmente tiene el objetivo de enseñar a los jóvenes las habilidades para el cultivo de alimentos, a
fin de que esta actividad tan necesaria pueda hacerse de manera que afecte menos al
medioambiente. Al mantener el ecosistema intacto, la producción de alimentos es menos dañina,
más predecible y más sostenible.

Figura 2: Cultivo de alimentos en granjas


Fuente: [Imagen sin título sobre el cultivo de alimentos en granjas]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/3b79xiD

3 Ámsterdam Smart City: plataforma de innovación que reúne a ciudadanos proactivos, empresas
innovadoras, instituciones del conocimiento y autoridades públicas para dar forma a la ciudad del
futuro. Es una asociación público-privada con foco en garantizar la Ámsterdam del futuro y también
una comunidad internacional, pues colabora y comparte conocimientos y soluciones innovadoras
para problemas metropolitanos de naturaleza social, económica y ecológica. Su lema es: “Únete a
este colectivo abierto, aumenta tu impacto y comienza a construir la ciudad del mañana”.
("Amsterdam Smart City", s. f., https://bit.ly/3baq1X1).

Figura 3: Amsterdam Smart City

Fuente: [Imagen sin título sobre Amsterdam Smart City]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/2OmS0sS
4 Action Tank & Social Business: asociación francesa que reúne a empresas, actores públicos,
entidades intermedias y al sector académico bajo el objetivo excluyente de reducir la pobreza y la
exclusión en Francia. El instrumento elegido para hacerlo es la promoción de las empresas sociales,
económicamente autosuficientes, bajo el modelo que propone Yunus (2019). Se enfocan en construir
ecosistemas, cuyas partes actuando en sinergia ayudan a definir nuevos modelos de negocios y
fomentan la metodología de la evidencia a partir de los ejercicios de validación de productos piloto
para luego dar creación y escala a las nuevas empresas sociales.

5 Fusión de Fiat y Peugeot: semejante acontecimiento de dos enormes compañías de la industria


automotriz fue concretado en el año 2019 a partir de un objetivo común muy ambicioso: reunir
talentos y recursos para garantizar una transición necesaria e inevitable hacia una movilidad más
segura, limpia y duradera. Gran parte de las emisiones de carbono vienen de la movilidad a través de
combustibles fósiles, por ello constituye una gran iniciativa la unión de compañías con miras a hacer
viable la transformación de una industria con tanto impacto en términos de producción, empleo y
consumo. “La nueva entidad tendrá el liderazgo, los recursos y el tamaño que le permitirán estar en la
primera línea de la nueva era de la movilidad duradera”, expresaron las empresas en el comunicado
conjunto de presentación de la fusión. (Ayuso, 2019, https://bit.ly/31xyKhX).

6 Pachama: startup que ayuda a las empresas a diseñar sus planes de compensación de emisiones de
carbono con proyectos de reforestación verificados en el mundo. Su propósito es proteger el plantea
y su misión es restaurar la naturaleza para resolver el cambio climático. Lo innovador es la utilización
intensiva de nuevas tecnologías, como inteligencia artificial e imágenes satelitales, para monitorear y
verificar proyectos de reforestación. Y a través de una plataforma online abierta y transparente logran
conectar de forma eficiente a desarrolladores de proyectos forestales con empresas que necesitan
comprar compensaciones para sus emisiones de carbono.

Figura 4: Uso de drones e imágenes satelitales para medir bosques


Fuente: [Imagen sin título sobre la lucha contra el cambio climático y el uso de drones e imágenes satelitales para medir bosques]. (s. f.).
Recuperada de https://bit.ly/2UoPAxM

7 Care.com: startup nativa digital que busca explotar la llamada economía de los cuidados, que incluye
a todos los roles y tareas vinculadas al cuidado y atención de personas. Las tendencias indican que
será una de las mayores generadoras de empleo a futuro. Esta compañía reduce las fricciones en el
mercado de oferentes y demandantes de este tipo de servicios, que nunca podrán ser reemplazados
por la automatización tecnológica, aunque si reforzados y enriquecidos por nuevas tecnologías. 

Cuando los niños reciben atención de calidad en sus años críticos de formación, están en
camino hacia el logro y el éxito. Las mujeres asumen desproporcionadamente las
responsabilidades de cuidado, pero cuando cuentan con apoyos que les permiten
trabajar, nuestra economía crece. Cuando las personas mayores reciben atención de
calidad en sus hogares, los costos de atención médica disminuyen con menos
hospitalizaciones. Cuando tenemos una fuerza de trabajo cuidadosa fuerte, todas estas
cosas son posibles. ("Company overview", s. f., https://bit.ly/2Oq9i8C).

Figura 4: Cuidados especiales


Fuente: [Imagen sin título sobre cuidados especiales]. (s. f.). Recuperada de https://go.aws/393Mq6B

8 Potrero Digital: una creación de emprendedores sociales argentinos en el marco de la Cooperativa La


Juanita de La Matanza. Actualmente es una red de escuelas de oficios digitales orientada a la
integración social, la capacitación y la colocación laboral de personas mayores de 16 años, siempre
con base en la tecnología. Se busca operar una transformación que construya futuro en las
comunidades más vulnerables, ofreciendo a los jóvenes una oportunidad concreta para salir de los
oficios manuales y formarlos en los nuevos oficios digitales. Ya dispone de dos nodos que están en
funcionamiento: La Matanza y Morón. Y una convocatoria abierta a cualquier organización social que
quiera llevar Potrero Digital a su comunidad.

Figura 6: Potrero Digital


Fuente: [Imagen sin título sobre Potrero Digital]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/2SfgHZt

9 Proyecto Quest: un proyecto modelo en la ciudad de San Antonio, USA, que muestra testimonio
positivo de la viabilidad de afrontar la reconversión de habilidades para el trabajo de personas en
escala masiva y sostenida en el tiempo. Se enfoca en ayudar a las personas en vencer las barreras
financieras y personales que dificultan su preparación para los trabajos que mejores oportunidades
salariales y de ascenso social ofrecen. Llevan más de 7700 personas atendidas con un 89 % de
colocación en el mercado laboral de empleos de calidad (sueldos superiores un 230 % promedio a los
que tenían las personas en los trabajos precarios anteriores a su paso por el programa).

10 Kiva.org: empresa social que permite, a través de una plataforma online, a cualquier ciudadano o
empresa del mundo, realizar aportes financieros bajo la modalidad de microcréditos para
emprendedores de sitios donde no abundan los servicios crediticios tradicionales. Cualquier persona
con algún mínimo excedente puede ayudar a cambiar la vida de alguien que lo necesita a través de
un microcrédito asignado con transparencia. Kiva lleva asignados 3.5 millones de créditos en 77
países, gracias al aporte de 1.8 millones de prestamistas, lo que hace un volumen prestado de U$$
1.4 billones con un 96 % de tasa de reembolso.

Figura 7: Kiva
Fuente: [Imagen sin título sobre Kiva]. (s. f.). Recuperada de https://bit.ly/2Unjz9u

La lista podría ser interminable. Todas estas iniciativas, proyectos, innovaciones o emprendimientos han sido
incubados en estas coordenadas de tiempo y espacio que vivimos y que hemos tratado de graficar en esta lectura
con el múltiple carácter apasionante, complejo y vital de esta década 2020 que recién comienza. Y todos ellos
tienen posibilidades de ser probados, validados y escalados para erigirse en esos nuevos modelos funcionales
capaces de resolver problemáticas con la renovada combinación de humanismo y tecnología que demandan
nuestros tiempos.

Repasando distintas estadísticas de los problemas globales de la actualidad, Thomas Friedman expresa de forma
contundente: 

Lo que estos números indican es que el liderazgo importa más que nunca (a nivel político y personal), pero una clase
de liderazgo concreta. A nivel nacional y local, necesitamos líderes que sepan promover la inclusión y la adaptación,
líderes que comiencen el día preguntándose: ¿en qué clase de mundo vivo? ¿Y cómo busco sin descanso las
mejores prácticas con un nivel de energía e inteligencia proporcionales a la magnitud de los desafíos y
oportunidades en esta era de las aceleraciones? Se trata también de un liderazgo que dice la verdad a la gente
sobre este momento, que simplemente trabajar duro y seguir las reglas no será ya suficiente para alcanzar una vida
digna. (2018, p. 563).

 
Todo esto se juega en esta década decisiva para el curso del siglo XXI, que seguramente será el tiempo en el que
terminemos de comprender y conocer el universo que aún hoy encierra muchas incógnitas. Alguna vez Copérnico
nos permitió conocer que la Tierra no era el centro del sistema solar, pero actualmente con la existencia
demostrada de más de 4000 exoplanetas (planetas extrasolares) en el universo sabemos ya que el nuestro es solo
uno de los sistemas solares existentes. ¡Cuánto hay por develar aún!

A nivel nacional y local, necesitamos líderes que sepan promover la inclusión y la adaptación.

En el año 2012 logramos las primeras imágenes de alta definición del planeta más cercano, Marte. Pero con la
nueva misión que la NASA prepara para lanzar en este año (Mars 2020), la humanidad podrá conocer por fin si hace
3500 millones de años, cuando Marte era un planeta cálido y húmedo como la Tierra, hubo vida allí. Podría ser el
descubrimiento del siglo y el que prepare las condiciones para que el ser humano llegue a Marte. Cualquiera sea el
resultado de esta misión y las que vendrán en materia espacial, seguramente el siglo XXI sea el último en el que
solo hablemos de la humanidad confinada al hogar que hoy debemos y podremos salvar, el planeta Tierra. No hay
mayor fuente de inspiración para desarrollar nuestros talentos.

Cuando hablamos de modelos globales, bajo la perspectiva desarrollada en esta lectura y a partir de los ejemplos presentados,

hacemos referencia a:

Fórmulas que funcionan en distintos campos y que debemos copiar tal cual si queremos obtener
resultados.

Maneras de resolver problemáticas combinando de forma innovadora elementos de tecnología y de


humanismo y que pueden ser validadas y replicadas con los matices y diferencias que cada situación
concreta requiera.

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LECCIÓN 4 de 6

Video conceptual


Interactive Video

Reuse 
LECCIÓN 5 de 6

Referencias

Álvarez, P. (16 de enero de 2018). Christian Felber: "No hay que ganar menos dinero, sino consumir menos". El País. Recuperado de
https://elpais.com/economia/2018/01/16/actualidad/1516114398_551270.html

Amsterdam Smart City. (s. f.). [Traducción propia]. Recuperado de https://amsterdamsmartcity.com/network/amsterdam-smart-city

Arranca Davos. (21 de enero de 2020). El País [versión digital]. Recuperado de https://elpais.com/economia/2020/01/20/actualidad/1579536195_226407.html?
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LECCIÓN 6 de 6

Revisión de módulo

Hasta acá aprendimos

Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS)



En esta lectura recorremos una de las experiencias más relevantes de consenso para la acción colectiva a escala global que se
haya logrado en la historia: el Acuerdo de Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS) aprobado por la Asamblea de Naciones
Unidas en el año 2015. Revisamos antecedentes de los ODS y luego nos concentramos en la descripción y análisis de los mismos
como el marco global de acción que disponemos actualmente para el progreso sostenible de la Humanidad. Y finalmente, nos
enfocamos en la cuestión del seguimiento del cumplimiento de los objetivos en los países miembros del Acuerdo, así como las
proyecciones de los mismos para los próximos años.

Liderazgo y transformación de realidades



Hay algo maravilloso en el fenómeno del liderazgo y tiene que ver con su imprevisible capacidad de trascender los límites
establecidos. Siempre se puede esperar algo más y mejor cuando los líderes de cualquier tipo y condición reúnen esfuerzos y
capacidades para actuar. Y más aún, como veremos en la presente lectura, si ello es acompañado por las virtudes del
management para llevar adelante proyectos y organizaciones. La ciencia y el arte de la buena gestión emerge como el
complemento ideal del liderazgo, haciendo realidad la dinámica de equipos en la diversidad para el logro de los resultados que la
Humanidad necesita para el progreso.

Nuevo humanismo en danza con las tecnologías



El centro de todo lo que hemos venido estudiando como fenómenos y procesos que impactan y moldean nuestras vidas, es la
persona humana. ¿Tenemos una naturaleza determinada a partir de la cual construimos nuestras vidas en culturas y sociedades?
¿Por qué actualmente se renuevan y profundizan los planteos sobre el sentido de la vida y los secretos de la felicidad en nuestro
paso por la Tierra? ¿Cuáles son los fundamentos de las nuevas corrientes que expresan la necesidad de recrear el humanismo en
empresas y organizaciones en general? Intentaremos trabajar estas y otras preguntas que hacen a la cuestión medular del nuevo
humanismo en el marco de un mundo hiper tecnologizado y de cara a un futuro donde emerge con fuerza la manipulación
biológica y el llamado transhumanismo.

Imaginación y creación del futuro



En esta lectura pondremos foco en las principales tendencias que se visualizan para la década del 2020 que recién comienza,
entendida como una década bisagra en los desafíos globales que hemos ido planteando y que cobran especial vigencia a partir de
las evidencias que hoy disponemos y las capacidades que la Humanidad ha logrado para hacerles frente. Finalmente, nos
concentraremos en el análisis del futuro como construcción humana, llena de posibilidades, riesgos e incertidumbres. No solo
tenemos la responsabilidad por lo que hacemos en nuestro presente, sino cada vez más por lo que logramos imaginar y construir
para un futuro cada vez más presente en virtud de la velocidad de los cambios.

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