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b) Marco Teórico.

-Fundamentos teóricos conceptuales.

Antes de empezar nuestro marco teórico, es importante contextualizar nuestro

tema en variables que se encuentran en nuestro planteamiento del problema de la

investigación: las expectativas, alumno, profesor, rendimiento escolar. por lo que

antes de ahondar en este tema, indicaremos que Alumno según la Rae: “es un

persona que cursa estudios en un centro de enseñanza”, por lo que sin distinguir

sexo, edad o clase social, toda persona puede ser un alumno al encontrarse en un

proceso de aprendizaje dentro de un centro de enseñanza como lo es un colegio,

pero al ser esta una investigación queremos ir mas allá sobre este concepto ya

que sin duda se convierte en el foco principal, el centro de quienes transitaremos

gran parte de esta investigación, por lo nos parece imprescindible evocar a

Vigotsky quien no estrega una definición más moldeada a una sociedad con

ansias de aprender:

“el alumno es un ser constructor activo de su propio conocimiento.

Es un aprendiz que posee un nivel determinado de conocimiento los

cuales determinan sus acciones y actitudes”


El estudiante es el receptor y quien canaliza de distintas formar las experiencias

de un docente, convirtiéndolas en nuevas experiencias que puedan ser favorables

para su transitar por la sociedad, por lo que nos preguntamos ¿Quiénes son

docentes y creadores de nuestra moldeable sociedad? Si nos apegamos a la Real

lengua española, nos encontraremos con que es “una Persona que ejerce o

enseña una ciencia o arte”. Pero al profundizar en diversas cualidades que debe

poseer un docente y como moldea las habilidades de un estudiante, encontramos

a Freire quien nos menciona que:

“un profesor o maestro enseña, pero no de cualquier manera; sino

con una preparación científica que le permita ser consciente de su

intencionalidad ética y política, por ello en tercer lugar, es de

resaltar que la cualidad de esta práctica educativa frente al mundo,

es la actitud progresista, por lo que establece que la

labor docente requiere de al menos nueve saberes, los cuales son:

Seguridad, competencia profesional y generosidad, compromiso,

comprensión de que la educación es una forma de intervención en

el mundo, Libertad y autoridad, una toma consciente de decisiones,

saber escuchar, reconocer que la educación es ideológica,

disponibilidad para el diálogo querer bien al estudiantado. Estos

saberes no dependen de la posición ideológica o política de la

persona docente, sino de su actitud ética porque: "son saberes

demandados por la práctica educativa en sí misma, cualquiera que

sea la opción política del educador o educadora"


(Freire, 1998, p. 23)

Es fundamental señalar que cuando hablamos de expectativas, hacemos mención

aquellas imágenes prediseñadas que el docente puede crearse a raíz de una

visión panorámica de los estudiantes, lo que no sugiere que esta sea la realidad

con la que puedan suceder los acontecimientos a futuros entorno a ese

estudiante, estos paradigmas se pueden crear mediante el poco conocimiento que

pueda existir sobre la información que transcurre a un estudiante o también en

algunos casos debido al buen manejo que existe de la información anamnésica del

alumno y su entorno, pero aun así aun cuando estos datos sean o no reales, lo

que el docente refleje, o inspire en sus expectativas sobre ese estudiante influirán

de alguna manera en su rendimiento escolar. Por este motivo nuestra

investigación intentará darle luz a estos aspectos que parecieran no ser relevantes

pero que tienen gran poder dentro de las conductas que puedan ir reflejando los

estudiantes en el plano académico e incluso en sus expectativas que puedan tener

a futuro de sus propias capacidades, además de los resultados que puedan ir

obteniendo, para ello es fundamental indicar que de acuerdo con la literatura:

“la expectativa se refiere a la esperanza de alcanzar cierto logro en

la medida que se proporcionen las oportunidades deseadas para

ello, o la creencia de lo que probablemente ocurrirá en el futuro. En

relación con las expectativas educativas, se referirían al nivel

educativo que realmente se cree alcanzar. En este sentido, las


expectativas se distinguen del concepto de aspiración, que alude a

aquellos deseos que exceden a lo que racionalmente se esperaría”

(Intxausti, Etxeberria y Joaristi, 2014; Stull, 2013)

Lo que coincide con lo planteado por Rosenthal en diversas investigaciones que

propuso para generar cambios en la entrega de aprendizajes indicando que:

“Las expectativas que posee un profesor con respecto a un alumno

son profecías que se pueden cumplir, es decir que es posible que se

hagan realidad”

Dentro del estudio realizado por Rosenthal y Jacobson (1968) proponen que a

cierta cantidad de estudiantes al azar entregarles apoyos tanto verbales como

disposición, en donde el docente no sabe que estos estudiantes han sido

escogidos para este experimento, solo tienen la información que este grupo de

estudiantes pueden tener un futuro brillante, debido a esta misma información,

los docentes toman una conducta automática de disposición a apoyar y

entregar facilitadores al aprendizajes, por lo que su disposición ante este grupo

de alumno cambia significativamente e incide de manera positiva en resultados

académicos,

“En realidad no había diferencia entre los estudiantes escogidos al

resto de la clase, pero los profesores pensaban que eran los mejores.

Ante los ojos de los maestros estos alumnos eran más felices
mostraban mayor curiosidad intelectual, eran más autónomos”

(Rosenthal y Jacobson 1968, p. 145-149)

Esta investigación permite deducir que la postura del profesor que se

encuentra a cargo de una clase, mediante la comunicación que emplee y como

la emplee con sus estudiantes puede favorecer el aprendizaje y disposición de

sus alumnos.

Pero dentro de la literatura psicológica podemos encontrar a Entwisle quien por el

contrario a Rosenthal, intenta demostrar que los resultados académicos de los

estudiantes serán el reflejo de las mismas expectativas familiares que se instauren

en el estudiantes, además de las experiencias que propicien un ambiente

adecuado y alentador para cada estudiante, lo que será un reflejo favorecedor en

su desarrollo como estudiante y futuro en el ámbito laboral como en su vida

personal, por lo que el planteamiento que se tenga en su núcleo parental

modificara paulatinamente pero de manera constante las motivaciones que el

estudiante presente en el plano académico. Pues bien, según este ejercicio

podemos decir que familias con capacidad de crédito o apoyo económico a los

estudios de sus hijos logran disminuir la brecha de deserción escolar, imponiendo

un futuro en donde la escolaridad es base para lograr objetivos, en cambio familias

con menos oportunidades laborales tienden a fomentar la deserción escolar para

adelantar la búsqueda de trabajo en sus hijos y de esta forma poder seguir

alimentando el bolsillo familiar y postergando los estudios.

Un último estudio de las expectativas de los apoderados sobre el desempeño

escolar, para Chile y Latinoamérica, es el informe de resultados del TERCE,


gestionado por la UNESCO en 2015. Este es el estudio que más se acerca al

presente trabajo, ya que realiza una detallada estadística descriptiva sobre las

expectativas parentales en América Latina, cómo se comportan en función del

desempeño escolar, y cuál es su impacto en el involucramiento parental y el

tiempo dedicado al estudio por los alumnos. Los resultados que se obtienen son

intuitivos y presentan relaciones positivas entre expectativas, estudio,

involucramiento parental y desempeño académico. No obstante, este estudio nos

indica que a pesar de las condiciones económicas que presente una familia el

compromiso y deseo que sus hijos avancen es mayor, por lo que los sacrificios

que realizan también son dobles, ya que ven en el plano académico una salida

inteligente.

Las expectativas de familias vulnerables en una escuela rural de la

región del Biobío. Encuentra que las creencias están condicionadas

por la situación socioeconómica de los hogares, pero que los padres

responden a estas expectativas, comprometiéndose con la actividad

escolar de sus hijos, para que destaquen en la educación primaria y

secundaria y así puedan acceder a una beca de estudio en la

educación superior. Díaz et. Al (p. 107, 2009

No obstante la inquietud la encontramos dentro de las mismas expectativas que se

genere el docente frente a lo que puede deducir sobre lo que inspire un

estudiante, ya que cada ser humano presenta un campo cognitivo y de

experiencias particularmente distinto al resto, por lo que un estudiante


aparentemente vestido de manera ordenado y con un lenguaje corporal y verbal

dentro de lo culturalmente “normal” podría generar diversas expectativas en

diversos docentes, debido a que cada uno ha llevado a cabo en su vida

experiencias con las que puedan asimilar lo que ven con lo que podría ser en un

futuro, aun así existen dentro de nuestra sociedad estándares que favorecen una

percepción positiva o negativa, que por ende arroja resultados positivos o

negativos en cuanto a la expectativa de un ser humano, esos estándares son

aquellos en donde su apariencia es acorde a todo lo “bueno” o todo lo “malo” que

considera el grupo social involucrado, lo que puede predisponer opiniones

positivas y de apoyo sin saber si realmente el sujeto tenga las capacidades o no,

para esto es imprescindible dar a conocer la definición de identidad social que

propone Tajfel:

“Es aquella parte del autoconcepto de un individuo que se deriva del

conocimiento de su pertenencia a un grupo o grupos sociales

juntamente con el significado valorativo y emocional asociado a esta

pertenencia” (Tajfel, 1981, p. 292).

Dentro de esta definición, y en función de lo dicho hasta el momento, puede

quedar incluido perfectamente el concepto de entorno, de manera que la

identidad social de un individuo también puede derivarse del conocimiento de

su pertenencia a un entorno o entornos concretos, juntamente con el significado

valorativo y emocional asociado a estas pertenencias. Pero no es solo

necesario cumplir con una apariencia de vestimenta acorde de estándares, sino


además para poder establecer estos campos mentales, también involucran una

serie de factores o aspectos que son evaluados de manera visual y auditiva,

esto quiere decir que al docente le bastará con escuchar parte de la

comunicación verbal que tiene con pares o docentes además de ver su postura

corporal en conjunto de su forma de vestir para crearse una pequeña

expectativa educativa del estudiante. Con esta pequeña visión panorámica que

se adjudica al observar, puede dimensionar diversas formas como abordar a

este estudiante, que probablemente al cumplir con aquellos estándares serán

de apoyo, simpatía y comprensión ante el alumno. A raíz de la observación que

se cree por la forma de comunicarse el docente además puede agregar

aspectos no menos relevantes para estas expectativas, tales como valores,

actitudes sociales, ideologías e incluso afinidades y gustos. En este punto la

influencia es un factor como los gustos que predominen dentro de las

escogidas por un estudiante, pueden lograr que el docente pueda acercarse o

alejarse aún más, favoreciendo o disminuyendo la probabilidad de que estas

expectativas sean favorables para el estudiante

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