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Objetivos
● Analizar la teoría de las clases sociales.
● Establecer la diferencia de abordajes, entre el funcionalismo y marxismo, en relación a las clases sociales.
Se dice que todos nacemos iguales y, eso, no es tan cierto. De entrada unas nacen mujeres y otras nacen hombres. Y, sin duda,
esa ya es una diferencia. A eso podemos agregar que unas son negras y otras son blancas. O, que unos nacen en cunas de oro
y otros nacen con muchas limitaciones económicas. Todas esas diferencias o desigualdades, ya van agregando elementos que
complican la situación. Así que, en sociología, cuando se hace referencia a la categoría de desigualdad social, se está
hablando de desigualdades que se dan por razones de sexo, de raza y de clase.
El concepto de clase social ha servido a la sociología para intentar explicar gran parte de esas desigualdades en las sociedades
modernas (sociedades capitalistas). En otros sistemas socioeconómicos existían otras formas de estratificación social como
por ejemplo el esclavismo (amos-esclavos) y el feudalismo (siervos-señores). Desde luego no sólo a través de la teoría de las
clases sociales se pueden explicar las desigualdades sociales. Aunque, para muchos científicos sociales, sigue siendo la
forma más importante. Existen otras teorías que, también, permiten estudiar las desigualdades sociales. Por ejemplo, analizar
las desigualdades desde la perspectiva de género, etnia y raza. Eso significa entender las particularidades que viven las
mujeres por la única condición de ser mujeres. O, los pueblos originarios, por pertenecer a diferentes grupos étnicos. El
análisis de las desigualdades, entonces, tiene que ver con condiciones de sexo, cultura y rasgos poblacionales que, muchas
veces, se convierten en factores de exclusión social y de conflictos humanos.
Cuando las desigualdades se cruzan, las condiciones de mujeres y hombres, se magnifican. Por ejemplo, para una mujer,
indígena y pobre o, para un hombre, negro y pobre. O, tampoco hay similitud pese a pertenecer al mismo sexo, entre una
mujer con formación académica y que pertenece a la clase burguesa, que una mujer analfabeta y empleada doméstica. O,
entre un hombre obrero y un burgués. Las desigualdades entre todos ellos se perciben muy claramente. La falta de
oportunidades en unos y, para otros, la posibilidad real de satisfacer todas sus necesidades vitales.
Hay que recordar que en sociología hay dos grandes paradigmas que permiten entender los fenómenos sociales de forma
totalmente antagónica. Así, para abordar el tema de las clases sociales, también, encontraremos dos maneras de
conceptualizarla. Una desde la perspectiva funcionalista y, otra, desde el marxismo. De ahí, que tampoco encontraremos una
sola definición de clases sociales. Este tema es pertinente porque ayuda a los estudiantes, mujeres y hombres, a conocer los
intereses y motivaciones de los diversos grupos y personas de una sociedad. Justamente, desde las desigualdades sociales que
vive, por su clase, raza/etnia y sexo.
En el sistema capitalista la burguesía es dueña de los medios de producción (fábricas) y del capital. Y, los obreros, son dueños
de su fuerza de trabajo que se la venden al burgués a cambio del salario. En ese proceso es que la burguesía se apropia de la
fuerza de trabajo de los obreros quedándose con el excedente que no les paga. A esa apropiación, apuntamos antes, es que
Marx llamó plusvalía (trabajo no pagado al trabajador). Ese dinero se lo queda el burgués incrementando sus ganancias. A
través del concepto marxista de plusvalía fue que Marx descubrió la naturaleza explotadora de la sociedad capitalista. Es
preciso señalar que en el capitalismo, la burguesía y los obreros son las dos clases fundamentales, pero no las únicas que hay.
Existen otras clases: terratenientes, campesinos y pequeña burguesía. Estas tres clases, también se apropian de la riqueza
social por diferentes vías. La burguesía se apropia de la riqueza a través de la plusvalía, los obreros por medio del salario, los
terratenientes mediante la renta, los campesinos a través de la reproducción mercantil simple y, finalmente, la pequeña
burguesía lo hace por dos vías, salario y reproducción mercantil simple.
Marx planteó que dentro de la burguesía hay varias fracciones que están determinadas por el rubro en que invierten su dinero:
burguesía industrial, burguesía comercial, burguesía agraria y burguesía financiera. En el marxismo también hay criterios para
ubicar a las personas, mujeres y hombres, en clases sociales. Esos criterios se desprenden del concepto marxista de clases
sociales, escrito por V.I. Lenin: “Las clases son grandes grupos de hombres que se diferencian entre sí por el lugar que ocupan
en un sistema de producción social históricamente determinado, por las relaciones en que se encuentran con respecto a los
medios de producción (relaciones que las leyes refrendan y formulan en su mayor parte), por el papel que desempeñan en la
organización social del trabajo, y, consiguientemente, por el modo y la proporción en que perciben la parte de la riqueza
social de que disponen”. Es a partir de este concepto de clases sociales que hay cuatro criterios para ubicar a las personas en
las cinco clases que, según esta teoría, existen en el sistema capitalista.
Género (concepto constituído que expresa la desigualdad entre mujeres y hombres). Muestra cómo a partir de una diferencia
física se construye una desigualdad social. Es la sociedad y la cultura la que define papeles para mujeres y hombres y, a la
vez, les obliga a comportarse de una manera determinada y, socialmente, aceptada. Se han definido espacios claramente
delimitados: público (se hace lo que se valora, lo que se reconoce y lo que se paga; ese es el espacio para los hombres) y
privado (se hace lo que no se valora, lo que no se reconoce y lo que no se paga; ese es el espacio asignado a las mujeres, ese
espacio es el hogar y, específicamente, la cocina). Esas desigualdades son socialmente creadas y pueden ser transformadas.
Las mujeres han estado presentes siempre aunque se les invisibiliza. No se les ve. No se les reconoce. Pero han sido muchas
las mujeres que desde siempre han venido luchando por sus derechos. Desde la revolución francesa encontramos a muchas
mujeres, que se conocen como feministas, por sus luchas en lo social y político (también en lo económico). A partir del siglo
XIX existe un fuerte movimiento feminista orientado a la lucha por el reconocimiento de los derechos civiles y políticos de
las mujeres. Las mujeres no luchan por la igualdad con los hombres, porque reconocen que no son iguales. Mujeres y
hombres somos diferentes, por lo tanto, tenemos necesidades e intereses diferentes. Entender eso, hace que la lucha de las
mujeres sea, entonces, por igualdad en derechos y oportunidades. Cada vez son más las mujeres que están participando
activamente en los asuntos económicos, sociales, culturales y políticos. En el capitalismo actual no se puede dejar de
reconocer que uno de los sectores más vulnerables son las mujeres. Les afecta de diferentes maneras: desempleo, actividades
de baja remuneración, dificultad de acceder a educación, salud, seguridad, además de maltrato doméstico (físico, psicológico,
económico y sexual). No hay duda, ninguna sociedad no podrá ser libre mientras no se reconozca la condición humana de las
mujeres.
Raza y etnia (las desigualdades se dan cuando una persona es excluida y ubicada como minoría por el hecho de tener
características físicas, idioma y, también culturales que difieren del resto de la sociedad). Las desigualdades y los conflictos
originados por el color de la piel u otras diferencias étnicas, van adquiriendo fuerza y, con frecuencia, esas diferencias se
convierten en conflictos violentos que involucran a sociedades enteras. En América Latina, las diferencias raciales no han
generado conflictos como en otros continentes, sin embargo, son motivo de desigualdad y exclusión social. No es lo mismo
ser blanco, negro o mestizo en la distribución de los recursos de los cuales dispone la sociedad. El derecho de propiedad por
ejemplo es un tema que por lo general está reservado para blancos. Los indígenas y afro-descendientes viven en las peores
condiciones en países como: México, Guatemala, Perú, Ecuador, Chile, Colombia y, sin duda, lo mismo podemos decir de
nuestro país, Honduras, donde muchas comunidades indígenas y afro-descendientes, son continuamente amenazadas y
despojadas de sus tierras.
Bibliografía Utilizada
● Giddens, Anthony. Sociología (2006), Madrid, Alianza Editorial.
● Osorio, Jaime. (2013). Fundamentos del análisis social. La realidad social y su conocimiento. Fondo de Cultura
Económica. Cuarta reimpresión.. México.
● Ritzer, George (1994). Teoría Sociológica Contemporánea. México, ed. McGraw Hill.