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SOLUCIONES TEMA 2

1. Los cinco factores impulsores de la industrialización de Europa en el siglo


XIX fueron:
– La revolución agrícola, que hizo posible un incremento de la producción de
alimentos y de la productividad agrícola.
– La revolución demográfica, que hizo posible un eleva-do y continuado
crecimiento de la población, proporcionando mano de obra abundante a la
nueva industria naciente y un mayor número de consumidores de sus
productos.
– La introducción de nuevas fuentes de energía (energía hidráulica y, sobre todo,
la máquina de vapor), que permitieron la mecanización de los sistemas de
producción.
– La revolución de los transportes, con la invención del ferrocarril y del barco de
vapor, facilitando y haciendo más rápidos y baratos los intercambios de
personas y de mercancías.
– La consolidación de la economía de mercado, en la que la producción no se
destina al autoconsumo sino a la venta.

2. Los conceptos y su definición son los siguientes:


– Enclosure → Método agrícola iniciado en el siglo XIX por el que se agruparon
y cercaron las explotaciones agrarias.
– Openfield → Método agrícola tradicional basado en el barbecho y los derechos
comunales sobre la tierra.
– Sistema Norfolk → Sistema de rotación de cultivos que suprime el barbecho
combinando la siembra de cereales y forrajes.
– Economía de mercado → Tipo de economía en la que se produce para la venta
de los productos y no para el autoconsumo.

3. Es respuesta abierta, pero aquí pongo un ejemplo:


La mejora de la agricultura y el aumento de la población a finales del siglo XVIII
pusieron las bases fundamentales para la consolidación de la revolución
industrial en el siglo XIX. En el ámbito de la agricultura, se introdujeron tres
innovaciones que permitieron el aumento de la producción de alimentos y de la
productividad agrícola.
Estas fueron:
– La difusión del sistema Norfolk de rotación de cultivos, que permitió suprimir el
barbecho.
– La introducción de nuevas herramientas, nuevos cultivos y fertilizantes antes
desconocidos.
– El cercado y privatización de los campos abiertos y las tierras comunales.

Este aumento de la oferta de alimentos hizo posible un crecimiento sostenido de


la población, que gracias a la mejor alimentación y a los avances higiénicos y
médicos de la época, registró un descenso de la mortalidad, un aumento de la
natalidad y un incremento de la esperanza de vida. El resultado fue un
incremento de la población sin precedentes, que a la vez serviría de mano de
obra de las nuevas industrias como de consumidores de sus productos.
Por lo que se refiere a este último aspecto, durante el siglo XIX se consolidó la
economía de mercado. La población abandonó de forma paulatina los patrones
tradicionales de autoconsumo y la producción se orientó a la venta,
generalizándose los intercambios comerciales a medida que la población
aumentaba su poder adquisitivo, se especializaba la producción y mejoraban los
transportes.

4.
a) Capitalismo: Sistema económico que se basa en la propiedad privada de los
medios de producción, en manos de la burguesía, que aporta el capital
necesario, y de los bienes que se producen. Los trabajadores son
asalariados, lo que significa que venden su fuerza de trabajo a cambio de un
sueldo. El capitalismo persigue el máximo beneficio empresarial. Para
conseguirlo propone que el Estado no intervenga en la economía ni en el
mercado, dejando fluir la libre iniciativa.
a) Liberalismo económico: Teoría económica que defiende que la satisfacción
del interés particular es el motor del desarrollo económico. Igual que el
capitalismo, defiende la no intervención del Estado en la economía, en la
medida que opina que el mercado, mediante los precios, ajusta la oferta a la
demanda. Asimismo, defiende la libre competencia entre empresas, al
estimular el descenso de los precios y la innovación tecnológica, y el
librecomercio y la libre circulación de mercancías entre los países.

5.
Flora Tristán denuncia en el texto el sistema educativo inglés del siglo XIX, que
perpetuaba los prejuicios y las desigualdades por razón de género. Éste
fomentaba la inferioridad legal, política y civil de las mujeres y su exclusión de
la esfera pública, reservada al sexo masculino.

– En la Inglaterra del siglo XIX había diversas clases sociales. En lo más alto de
la sociedad (establishment y upper classes) se encontraba la nobleza,
propietaria de las grandes fincas y heredera de los viejos valores sociales. Los
nobles se emparentaron con la nueva élite social, la alta burguesía, capitalista
y dueña de negocios e industrias. La clase media, que se fue conformando a
medida que avanzaba el siglo, estaba formada por comerciantes, funcionarios,
militares profesionales liberales... Las clases bajas (lower classes) estaban
formadas, en primer lugar, por los artesanos especializados, con salarios
suficientes y una buena reputación profesional. El último peldaño lo ocupaba
el nuevo proletariado, la clase obrera que trabajaba en las fábricas, muy
numeroso como consecuencia de la industrialización. Era un colectivo que
vivía con grandes carencias y con unas condiciones laborales muy precarias.
– En el siglo XIX había la concepción que la mujer, perteneciese a la clase social
que perteneciese, era inferior al hombre a nivel legal, político e incluso
intelectual. Su destino natural era la esfera doméstica, el hogar, donde debía
ocuparse del marido y del cuidado de sus hijos. Pese a esta ideología, la
realidad a la que se enfrentaban las mujeres decimonónicas era diversa según
su origen social.
Las mujeres de la clase obrera, ante los salarios insuficientes de sus maridos,
se veían obligadas a trabajar en la fábrica o a domicilio, cobrando sueldos
muy inferiores a los masculinos, además de ocuparse del cuidado de la casa,
el marido y los hijos. Las hijas de los obreros que no trabajaban en la fábrica
entraron a formar parte del servicio doméstico de la nobleza, de la alta
burguesía y de las clases medias. Sus posibilidades de acceder a una
educación básica eran prácticamente nulas. Las mujeres de la clase media
que querían tener una carrera profesional se colocaron como institutrices o
profesoras. Las mujeres de las clases altas vivían con mayores comodidades
y lujos, además de no tener que trabajar, pero su acceso a la educación
estaba completamente restringido. Sus actividades se limitaban a la lectura,
la escritura, la música, la asistencia a bailes y fiestas, unas nociones de
costura y grandes dosis de devoción religiosa.

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