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Escrito y pintado por Deborah Salas

.
Ilustrado por Fran Faundez
En mi jardín hay nuevas semillas y todas son diferentes.
Las estoy cuidando muy bien para que puedan brotar y crecer.
Las semillas que alguna
vez mis padres plantaron
hoy son los árboles
de nuestro jardín,
y cuando llega la primavera
comienzan a crecer flores
muy bonitas.
boni
Con el paso del tiempo
aparecen los frutos.
Cada año que los probamos
parecieran ser más dulces,
ya casi no puedo esperar
para probarlos!


Por eso quiero cuidar
mis semillas,
para tener un día un jardín
con árboles y frutas
tan deliciosas como
las de mis padres.
Un día con mi familia estuvimos admirando la belleza
de lo que ha crecido en nuestro jardín.
Y después de una linda
conversación concluimos
que nosotros vamos
guardando semillas
en nuestro
nue
corazón.
Pero estas semillas necesitan ser regadas de una manera especial
Regadas con algo
que muchas veces
no podemos ver,

pero sí podemos
sentir y percibir.
Estas semillas producen unos frutos especiales
que son súper poderosos.
Y te pueden volver a ti más poderoso!!!
El elemento principal
para regarlas
se llama amor,
el otro se llama fe…
y el otro es la esperanza.
Al principio no sabemos
cómo empezar
e el riego,
pero poco a poco se empiezan
a ver los brotes que se asoman
a través de la paciencia,
que traerán consigo brotes de paz,
generosidad, bondad,
y el control propio.
Uno de los secretos para
cultivar estos brotes
es no dejar de regarlos.
Mientras más agua
de amor reciban,
será mucho mejor.
Mi papá y mamá
dicen que mi corazón
es como la tierra donde
caen semillas y estas semillas
pueden crecer.
A veces hay que limpiar
la tierra del corazón,
o sea desmalezar,
sacar esas cosas que no dejan
que crezcan las semillas
que traerán un buen fruto
para tu vida.
pa
Y eso a veces es difícil,
porque limpiar cuesta,
hay que levantarse
y trabajar para eso.
Pero aún así vale la pena hacerlo y yo estoy animada.
Porque a través del tiempo
podrás ver y probar frutos súper deliciosos de amor
para tu vida y para poder compartirlos con otros.
El secreto para poder ver estos frutos invisibles,
es invitando al creador de los frutos a que cultive contigo
en el jardín de tu corazón.
Él te mostrará con su amor cómo hacer crecer esas plantas.
Recuerda que el Creador de los frutos es nuestro Dios y puede
revelarte aún mayores secretos que harán del jardín de tu corazón
un lugar donde podrás sentirte amado y seguro,
porque habrás invitado al mejor jardinero a arar la tierra del corazón contigo.
A los padres, madres y/o tutores

Es importante para los niños y niñas compartir tiempos de lectura junto a sus padres, madres o tutores. A través
de la lectura puedes fomentar el vínculo afectivo y además guiarlo en el proceso de descubrir una forma especial
de entender la palabra de Dios y el mensaje de Cristo para sus vidas.

Este relato ha sido inspirado a partir de las siguientes ideas:

El AMOR es la esencia de Dios que nos da Vida, no solo física. La Vida que proviene de nuestro Creador es
pprimeramente VIDA ESPIRITUAL. 1 Juan 4:7-9 1 Corintios 13

Los frutos espirituales son parte del desarrollo y crecimiento de nuestro interior, de nuestra alma y nuestro
espíritu, los cuales reflejan la presencia de Cristo en nosotros y forman el carácter Gálatas 5:22-25;

Parábola de las semillas Mateo 13:1-9, Marcos 4:1-9 y Lucas 8:4-8


El deseo de nuestro Padre celestial es que guardemos buenas cosas en nuestro corazón y sean bien cuidadas en
el tiempo para dar testimonio de su presencia en nosotros: Mateo 5:16 ¨De la misma manera, dejen que sus
buenas acciones brillen a la vista de todos, para que todos alaben a su Padre celestial.¨ (NTV)

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