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Visita inesperada
Fue directamente hacia mí, sacó una bolsita morada con dos piedritas que la
adornaban de la cual sacó un polvo dorado, aventándolo para que cayera en
ambas.
-Cierra los ojos- dijo mientras ella hacia lo mismo, seguí sus ordenes y de un
momento a otro sus brazos rodearon mi cuerpo- Ya puedes abrirlos Katherine.
-Querida, debemos partir lo más rápido posible, un camino largo nos espera-
estaba a punto de dar media vuelta, pero la detuve tomando su brazo.
- ¿Por qué debemos irnos? ¿Qué quieren esos hombres? – su rostro palideció y
llevo su mano en la mejilla, se veía preocupada.
-Katherine, es tarde y una amiga nos espera en su casa, vamos- ella aún tenia su
tono tranquilo, en cambio un calor intenso comenzó a cubrir mis mejillas.
- Todos estos años me preparé para este día, hija, discúlpame, no quería quitarte
tu felicidad, que día tras día estuvieras preocupándote por todo esto.
-Tenías que practicar tu magia, recuerda que aún te falta por aprender.
- Eso aún no lo sé Katherine, solo que te han buscado desde hace cinco años y
ahora saben quién eres.
Toda esta información era difícil de procesar, justamente ahora podría estar
descansando en su cama, entusiasmada por una nueva lección con su abuela al
día siguiente, sin embargo, estaba caminando directo a la casa de una
desconocida. ¿Por qué aquellos hombres iban detrás de ella? ¡No había hecho
nada!
-Antes de que se me olvide- dijo sacando algo de un bolso- recuerda que debes
cuidarlo y cargar con el- era el mismo libro que había estado leyendo unas horas
atrás- debes prestarle mas atención y no seas terca con él, también los libros
merecen cariño.
Una puerta y escaleras aparecieron frente a ellas, la abuela hizo una señal para
que Katherine entrara y posteriormente la siguió, al haberse cerrado prendió una
pequeña luz que salía de su dedo, dejando ver lo que había frente a ellas, bajaron
unos escalones más hasta toparse con algo firme, siguieron el único camino frente
a ellas. Cinco minutos después una puerta de madera se encontraba delante de
ellas, pequeños rayos de luz salían de esta, la abuela le dio pequeñas cosquillas a
la cerradura y se abrió. Una señora de baja estatura y llenita nos recibió con un
abrazo cálido.
-¡Esperanza! Hace mucho no te veía, pasa, pasa, estas en tu casa, siempre será
tu hogar- sus mejillas rojas se notaron más por la sonrisa que nos dirigía a ambas.
Una habitación de color amarilla y redonda estaba frente a nosotras- Y tu nieta,
estas cada vez mas grande- dijo mientras apretaba mis cachetes- Tan tierna, yo te
cargué cuando eras una bebé.
- ¿Cómo que saben de ella? Creí que la cuidabas bien – la abuela puso los ojos
en blanco.
- ¿Crees que no hice bien mi deber? ¡Es mi nieta, que tonterías dices!
-No lo sé, por eso la traje directamente aquí, sabes cuales fueron las ordenes de
la Reina Alexandra- continuaron sirviendo el café y conversando como si yo fuera
invisible.
- Si, estaba en esa reunión, Eso significa que… – La abuela le lanzó una mirada
amenazadora- Come más galletas Katherine- Me sonrió y puso las galletas frente
a mí.
Saqué mi libro y lo puse junto a mi cama, lo observé por un tiempo hasta que por
fin me decidí a abrirlo, lo puse en el índice y esperé a que este se cambiara solo.
Comenzó a pasar las paginas hasta llegar al mismo capítulo de siempre.
-Está bien, si quieres que lea este capítulo, lo haré.
Comencé a leerlo.
Este hechizo fue creado por la sirena Agláope, hija del rey del mar, con el
fin de tener un acompañante el cual le fuera fiel y la cuidara de los peligros
de este mundo. Así fue como surgió la primera Angelus en la tierra, Ariaela
es la primera Arcángel y actual reina del primer cielo, la cual se encarga del
orden de los otros dos cielos junto a sus hijos, los arcángeles Miguel,
Jehudiel, Ismael, Raziel y Gabriel, todos juntos crean a los ángeles
guardianes que te acompañaran el resto de tu vida, pero ¿Cómo puedo
invocar y llamar a tu ángel guardián?
Las luces de la habitación se apagaron y una luz salió del libro para seguir
leyendo.
Hice lo que decía el libro, no tenía otra opción, comencé a escuchar voces que
cada vez se hacían más intensas, cerré los ojos con mayor fuerza y comencé a
decir el hechizo, al finalizar las voces pararon, pude sentir como una mano tocaba
mi hombro, abrí los ojos y pude ver a un chico de cabello ondulado y castaño claro
viéndome directamente, este extendió una pequeña daga y la puso en mi mano.