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La poesía

La brecha en el tiempo

La figura del poeta y la propia obra lírica va más allá del tiempo. Los poemas, independientemente de la época en la
que fueron escritos y de lo remota que nos parezca la situación que en ellos se trata nos permiten, a los lectores,
vivirlos y entenderlos en el presente.
Es decir, el espacio y el tiempo creados en el poema por parte del yo poético, son universales ya que no hablan de una
situación cerrada sino de un sentimiento o emoción profunda entendida desde todos los tiempos y culturas. Por tanto,
la lírica es el único género en el que se rompe la separación escritor-lector puesto que el yo poético incluye a ambos.
Es decir, el lector, al enfrentarse al poema lo hace suyo haciendo que el tiempo de este sea su presente y los espacios
pasen a ser sus espacios conocidos.
Por tanto, los poemas nunca son historias pasadas si no vivencias del presente y el lector no los lee desde la
perspectiva del yo poético si no situándose él como un yo que dirige las palabras.
Basándonos en las palabras de Antonio Machado encontramos un punto común entre poesía y filosofía: Ambas desean
abolir el tiempo para situarse en un espacio por encima de este. La poesía consigue este objetivo debido a que la
cronología solo influye en las deixis temporales y personales. Sin embargo, la capacidad de ruptura del yo poético
hace que estas deixis cambien así cuando Antonio Machado declamaba el yo era él, pero si nosotros lo leemos en la
actualidad el yo será nuestro.

Del leguaje y del ser


Definiciones de poesía: Del griego poiesis, creación.
- Arte del lenguaje que tiene como objeto expresar o sugerir algo a través del ritmo (sobre todo con el verso), la
armonía y la imagen.
-Modo propio de un poeta, de una escuela, de practicar este arte; conjunto de obras en que se puede reconocer este
modo.
-Poema
-Propiedades esenciales de ese arte que se manifiestan en todas las obras.
-Propiedad de suscitar el estado poético que el hombre atribuye a ciertas realidades.
-Aptitud de una persona de experimentar el estado poético.
Por tanto, podemos observar cómo la poesía es ambigua en su definición debido a que se entiende como un arte
(búsqueda de la belleza), pero también se entiende como un hacer (trabajar la forma) o como un fabricar o crear
(inventar y generar algo a partir de un material).

Un arte del lenguaje


El poeta entonces es el que se sirve del lenguaje como un material y lo modela para crear una obra de arte.
El oficio del poeta durante la Edad Media y el siglo XVI se transmitía de padres a hijos. Estos recibían una serie de
obras perfectamente escritas (siguiendo un canon y unas normas estrictas a las que debía amoldarse). Esto dio lugar a
los diferentes tipos de formas poéticas: soneto, oda, copla… las cuales durante un tiempo longevo sirvieron como
molde literario para los poetas. Esto explica, además, el hecho de que la poesía estuviera tan sujeta a las normas
(especialmente las de la métrica y las de la versificación) debido a que la poesía es, en su base, un juego con la forma
y es el género utilizado como expresión del equilibrio, la belleza, la perfección….
Sin embargo, la definición de poesía también hace referencia a otras cuestiones: Las propiedades de la poesía
(presentes en todas las artes), a los elementos de lo real (la poesía de un paisaje, por ejemplo) y al estado poético (que
nos permite encontrar poesía en la realidad y comprenderla).
Una actitud ante el mundo: sentimientos y emoción estética
Todo ser humano tiene capacidad para diferenciar entre la belleza y la fealdad, además, el ser humano tiene capacidad
para sentir y tener consciencia de sus sentimientos. La poesía lírica tiene la capacidad para reflejar todas nuestras
emociones incluso las contrarias entre sí. Tanto es así que existen géneros como los himnos más utilizados para
expresar alegría o la elegía para hablar sobre lamentos y melancolía.

Una percepción subjetiva


Poesía y sueño La mirada del poeta sobre el mundo es una mirada distinta porque supone ver más allá de lo que hay
delante de los ojos. La poesía y el sueño se unen gracias a la asociación de ideas, es decir, estableciendo
correspondencias y relaciones entre lo real y lo imaginario.
Con la llegada del surrealismo, estos poetas buscan encontrar en diversos ejercicios de estilo (como la escritura
automática), el lugar en que realidad y sueño se unen, el subconsciente.
Por todo esto, la metáfora es el mejor recurso estilístico (aunque también se entiende como una forma de acercase a la
realidad) para unir poesía y sueño debido a que asocia inmediatamente la realidad percibida con otra que se superpone
y que la sustituye. Las metáforas, nos permiten viajar de una realidad a otra.
El reverso del mundo Los poetas necesitan buscar el sentido secreto de las cosas, la otra realidad, el sueño, que es más
satisfactorio que el mundo banal y cruel en el que se encuentra. Los poetas son, más que cualquier otro escritor, los
eternos insatisfechos y buscadores de imágenes. Por ello, en los conflictos y guerras es donde proliferan los poetas.
Con todo esto podemos definir que el arte de la poesía es un arte creador puesto que crea una realidad ajena a la que
vive y que no llena a los poetas.

El acto creador
El poeta es un mago o un alquimista que tomando las palabras consigue iluminar la realidad y transformarla
presentándonos una nueva disposición de las formas y por tanto de las cosas. El acto poético por tanto supone explorar
nuevas significaciones, inventar formas, hablar de un sentimiento… La poesía pretende irrumpir en la vida y dejar una
huella escrita y duradera. El poeta evoca (a la amada, a la juventud, a la naturaleza…), invoca (haciendo presentes
hechos pasados o llamando para volver a hacer existir una realidad que se ha perdido irremediablemente) y, además,
provoca, se dirige a otros gritando el dolor, la desesperanza, la alegría… e incluso, en la poesía didáctica, enseñando al
otro.
Los rostros del poeta:
-el artista de la palabra, el juglar, un retórico que divierte al público, el trovador o el trovero, el poeta de [la] corte;
-el soñador, el vagabundo, el marginal, el bohemio, más a gusto en medio de la naturaleza que en la sociedad;
-el mago, el alquimista, el “vidente”, dotado de un poder a la vez sagrado e inquietante, el “poeta maldito”, pero
también “bendecido”, que puede acceder a las esferas espirituales superiores;
-el profeta, el guía de la humanidad, el poeta comprometido al servicio de la colectividad.

Las funciones de la poesía


-Función descriptiva: Transcribir la realidad.
-Función expresiva: Revelar un mundo interior utilizando los procedimientos líricos. Propia de la poesía lírica.
-Función conativa: Emocionar, conmover. Aparece sobre todo en poesía comprometida, política, satírica.
-Función didáctica: Hacer pensar o enseñar, propia de la poesía narrativa, religiosa, apologética y épica.
-Función lúdica o metalingüística: Jugar con el lenguaje.
El texto poético (el poema):
Características del poema:
1. Una voz: Un poema es una voz que habla o que canta. En el origen, la poesía era cantada y en el siglo XVI ya iba
acompañada de música. No podemos, en el poema, hablar propiamente de un narrador y unos personajes.
Normalmente el autor habla en primera persona, aunque hay veces que se dirige a un tú ambiguo y es raro encontrar
poemas que se dirijan a un tú concreto y especificado. Hay incluso casos de ambigüedad en los que el yo se
transforma en un tú que desconocemos y debemos deducir.
La poesía está hecha para ser leída en alto puesto que la componen los silencios, la pausas, la música, la entonación…
Consiguiendo así que la percepción auditiva se complete con una percepción visual.
2. Una presencia: Los tiempos verbales más utilizados en la composición de poemas son: el presente, el imperfecto
(del recuerdo) o el pretérito (valor de pasado irremediable). El poema no es un asunto de cronología, se escriben en
poco tiempo y no toma mucho tiempo leerlo. Tampoco, a diferencia de la novela, recorre una distancia temporal, sino
que se sitúa en el instante y trabaja con la profundidad del presente.

3. Una unidad orgánica: Un poema, por muy corto que sea constituye un mundo en sí mismo. Los poemas dejan al
lector la impresión de llegar a una síntesis en su final, habiendo pasado por una emoción o visión del mundo
concretas. Tanto es así que hay poemas circulares que comienzan y acaban de manera similar. Por ello, entendemos
que el poema es un mensaje completo y que, normalmente, una obra poética contiene poemas que oscilan en torno a
un mismo tópico. Cada poema es, por tanto, una variación en la forma de hablar de un tema único y recurrente. Esto se
ve, por ejemplo, en que los temas de la lírica se conservan muchos intactos desde que surge el género.
4.Las palabras y las cosas: Poesía e imitación: El poeta no hace un uso utilitario sino estético de la palabras. Para él,
estas valen no solo por lo que dicen sino también por su forma, sonoridad, posibilidad de construir una rima, de
formar asociaciones…. El poeta hace uso, por tanto, tanto del significante como del significado de las palabras
buscando con ello reducir la distancia entre palabra y objeto, es decir, reducir el carácter arbitrario del lenguaje. El
poeta, de entre los escritores, es el que más atento permanece a las palabras incluso a las más insignificantes, puesto
que son claves para remarcar la belleza o la fuerza de un verso.

5. Poesía y repetición: El poema es la más corta de las formas literarias y es, sim embargo, la que más repeticiones
presenta. La poesía, al igual que la música, se modela dando vueltas al mismo asunto, a través de los estribillos, la
rima, el final de los versos… Están muy presentes las anáforas y todo sigue el mismo asunto.
6. Poesía y asociaciones: En la poesía tienen una gran peso las figuras de estilo (metáforas, metonimias,
sinécdoques…) ya que gracias a ellas podemos establecer correspondencias entre realidades.

Las reglas en poesía: de la versificación al verso libre


La poesía, como juego con las formas, ha estado durante mucho tiempo regulada por normas precisas y sofisticadas.
Cuando lo poesía era oral, estas normas ayudaban a la improvisación y memorización de esquemas difíciles de retener
e inmutables. Sin embargo, con la llegada de los poetas nuevos del siglo XX el verso libre comienza a dominar la
poesía, aparecen nuevas normas, pareciendo así que la norma servía como estímulo de la creatividad del poeta.
Principales reglas de la versificación: Las poesía hasta final del siglo XIX, durante el siglo XX y hasta nuestros días
cuenta con una serie de normas que afectan a:
El ritmo: El ritmo se marca por la disposición de los acentos. Un ritmo regular es aquel en el que los acentos se
reparten en grupos de palabras más o menos iguales. El ritmo cortado, por el contrario, es aquel en que se da un
desequilibrio en la disposición de los acentor. Con el ritmo regular se consigue reflejar calma, lentitud, armonía,
musicalidad… Y con el ritmo cortado se transmite inquietud, movimiento, desorden…
El verso: El verso es el conjunto de grupo rítmicos al final del cual se cambia a la línea siguiente. Para determinar que
tipo de verso es hay que contar el número de sílabas.
La rima: La rima es la repetición, al final de dos o más versos, de un mismo sentido. Puede ser asonante o consonante.
Poema en prosa y verso libre
El poema en prosa se trata de una pieza única que forma un todo. No se puede definir con exactitud, tiene la libertas
de tono y la ligereza de la prosa, pero conserva los principios de la escritura poética (figuras de estilo, ritmos,
sonoridad…). Ya sea corto o largo cuenta con una estructura muy trabajada que sigue un movimiento preciso marcado
por las antítesis, paralelismos… Se inspira en temas variados, sobre todo de la vida cotidiana de los que ofrece una
visión simbólica. Por la libertad que le brinda al poeta, se puede explorar el universo interior adaptándose a las
ensoñaciones, movimientos del alma…

El verso libre fue una invención de Rimbaud quien rechazó sistemáticamente las reglas de la versificación. El verso
libre es una forma poética en la que se da un cambio de línea calculado, pero no sometido a ninguna regularidad en
cuanto al número de sílabas de cada verso. Esta forma será la más utilizada durante el siglo XX, gracias al ejemplo de
Guillaume Apollinaire quien además creó el caligrama: poema cuyos versos forman un dibujo que evoca el mismo
objeto que el texto.

La canción, muchas veces confundida con la poesía, es un texto en el que destaca el ritmo, en versos rimados
regulares a los que se pone música. A partir del siglo XVI tuvo una existencia paralela a la poesía y muy ligada a la
expresión popular. Había canciones para todo tipo de ocasiones, para todas las edades, para todo oficio: nanas para los
niños, canciones sobre las “mal casadas” para las mujeres, canciones para beber, canciones de tejedores, de
prisioneros…
Durante la Revolución Francesa la canción se convierte en el género emblemático del pueblo que quería significar el
protagonismo e iniciativa de éste. De hecho, “La Marsellesa”, canción de los soldados, se eligió como himno nacional.
La canción fue adoptando un papel satírico y político, que conservara durante todo el siglo XIX y XX. En el siglo XX
con la aparición del disco, la canción conoce un nuevo impulso. Es el género popular que se ha introducido en la vida
cotidiana. La exigencia en la calidad del texto es perceptible sobre todo en los cantautores y se ha llegado a crear
canciones con las composiciones de célebres poetas.

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