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Historia Social Argentina

Catedra Fanlo
Práctico especial: Tucumán
Fecha: 7 de Noviembre
Alumna: Mariana Ruzo Salerno
DNI: 37216881

Examen Teóricos
Describa el funcionamiento del llamado “modelo agroexportador” argentino de
finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Luego, explique dicho funcionamiento
en términos de Pucciarelli y Sábato.
Fue a partir de 1880 cuando Argentina logra formarse como tal a partir de la
consolidación de un Estado Nación. Esto posibilita el ingreso al mercado internacional y
por lo tanto al entramado capitalista cuales eran dominados por los llamados “países
centrales” a los cuales la Argentina no pertenecía. El lugar que ocupo el país fue de el
de productor de materias primas para los países ya industrializados o en vías de.
A medida de que se consolida el estado, el país comienza a ser apto para recibir
capitales extranjeros que incentivaran el mercado agroexportador, que mantendría su
auge hasta 1929; cuando se registra la gran crisis del modelo capitalista pero con
anterioridad pocos veces fueron las que se podría contar como problemáticas, por
ejemplo la primera guerra mundial 1914.
Es así que Argentina se encontraba dentro de la división internacional del trabajo. Dado
el lugar que ocupaba y la falta de iniciativa a ramificar su producción, esta nueva
republica quedaba no solamente expuesta sino también en un estado de dependencia
para con las económicas centrales. La economía logro el aumento en cuanto a su
producción y capital, pero no así en cuanto a su desarrollo.
Esta organización de la producción a nivel mundial estaba basada en que los países
tenían alguna facultad nata para los que eran buenos. En función de la geografía
argentina se determino que lo mejor que se podía hacer era dedicarse a la explotación
agrícola ganadera.
Otro de los motivos principales por los cuales el país no opto por la industrialización
que sucedía en otros lugares del globo fue su relación comercial y casi de dependencia
absoluta con Inglaterra.
Luego de la campaña del desierto y el despojo de sus tierras a los pueblos originarios;
estas fueron entregadas a las pocas familiar oligárquicas de buenos aires produciendo
así una fuerte concentración de tierras en pocas personas, que tomando en consideración
a J.Sabado, podremos decir que dicho privilegiados no eran hombres de campo, no
invertían precisamente en los campos en cuanto a tiempo y esfuerzo ya que eran persona
que se dedicaban a la actividad financiera y arrendaban estas tierras obstaculización de
esta manera, y en parte, la llegada y radicación de los inmigrantes que tanto esperaba el
estado argentino.
En cuanto a las tierras y a su ocupación fue fomentado por la ley de propiedad privada
entre otras, estas garantizaban una explotación de la tierra en forma mas estale.
Como se mencionó arriba, los principales inversores eran de origen inglés y fueron estos
los que facilitaron la construcción de ferrocarriles, facilitando el transporte de
mercadería, que en ese entonces era de vital importancia optimizar. La idea era
transportar hacia el puerto de buenos aires, fue la zona pampeana la mas favorecida ya
que el modelo agroexportador no tuvo la misma impronta en todo el país. Esto fue
dispar, mientras que algunas zonas del interior se veían desfavorecidas por las leyes de
libre mercado sumado a la prohibición de aduanas internar, otras zonas como Mendoza
o Tucumán se favorecían gracias a políticas de tinte proteccionistas, pero estas eran más
la excepción que la regla
Esto ocurría en los casos de que los intereses del capital comercial y oligárquico de la
época tuvieran algún interés en particular, por ejemplo, el caso de Tucumán y la
situación particular que tanto Roca como Avellaneda eran oriundos de la provincia, por
lo cual poseían interese personales que motivaron su accionar político.
Volviendo a los ferrocarriles y en términos de Pucciarelli:
La presencia del capital monopólico de Inglaterra jugo gran importancia para el
desarrollo del modelo agroexportador, la fuerte necesidad de abastecer de alimentos
baratos a la demanda poblacional de los nuevos centros industriales europeos implico
una remodelación de los flujos de intercambio internacional. Sin duda favoreció a este
proceso los avances en materia de transporte marítimo, ferroviario y la conservación de
alimentos etc. Lograron que países como Argentina, Uruguay, entre otros ingresaran en
un proceso de colonización no solo a partir de la inversión de capital extranjero, sino
también con la integración de mano de obra extranjera. De esta manera Inglaterra fundo
en Banco de Londres y América del Sur y la instalación del Ferrocarril de Buenos Aires
al Gran Sud, en el año 1862, comienza la penetración del capital británico en la
Argentina. Para comprender este fenómeno basta los siguientes datos: Argentina
absorbía entre el 40% y el 50 % de las inversiones realizadas por el Reino Unido en
todo el mundo (Pucciarelli, 57:1986)
Fue por esta inversión de capital inglés lo que propició la revolución técnica económica,
aunque en este caso con características monopólicas, algunos de los ramales secundarios
fueron convenientemente construidos para beneficio exclusivo de algunos
terratenientes. Lo positivo el ferrocarril fue que logró poblar esas tierras uniendo la
mano de obra y el capital necesario para la futura expansión del modelo. Entre sus
beneficios se encuentra la agilización del transporte en cuanto a la producción de las
zonas económicamente activas, incorporó nuevas regiones que estaban dispuestas a la
explotación privada luego de la conquistas del desierto y, en la región meridional, ayudo
a organizar las actividades agrícolas, ya que hasta el momento se encontraban sin
desarrollo.
Para llevar adelante tamaño proyecto, los inversores ingleses recibieron por parte del
estado tierras en forma de gratuita.
En simultaneo el estado permitió la fundación de la “compañía de la tierra” lo que
genero un nuevo modelo de empresa colonizadora que podía ser ejercida de múltiples
formas siempre asegurando la rentabilidad de los ferrocarriles. Esta era la idea principal
pero no se vio reflejado de esta forma en todo el territorio, en su mayoría las compañías
colonizadoras se fundaron sin la participación de capitales asociados al sector
ferroviario por lo que se dedicaron a especular con los precios de las tierras logrando
que la tierra sea propiedad de grandes hacendados, compañías fraccionarias, etc.
Con esto, reforzamos la idea que la concentración de tierra sería un rasgo característico
del modelo agroexportador argentino.
Quienes se encontraban en ese momento en el gobierno miraban a Europa con
esperanza, veían el joven país la posibilidad de creer algo similar a las republicas
europeas. Este fue uno de los motivos por los cuales fomentaron la inmigración, con la
ilusión de que transformaría la vieja sociedad pastoril que se encontraba asentada en la
simple combinación de latifundio y saladero. Estas personas serian los portadores de la
revolución agrícola que poseían espíritu capitalista y hábitos racionales. La intención
era el avance no solo en los métodos de cría de animales, ahora bien, lo que se
necesitaba era que se estableciese al peón de campo a la hacienda, por medio de la
agricultura. Si bien el Estado fomento la inmigración no otorgo las condiciones de su
reproducción, limitando el interés buscado en el establecimiento de nuevas colonias por
los intereses contradictorios de mantención del estatus quo. Mediante negociados de
subdivisión de tierras y especulación inmobiliaria se desalentó la formación de colonias.
En cuanto los fines de la nación la inmigración no cumplió sus función. En termino de
especulaciones inmobiliarios y el aumento del precio de la tierra, este se volvió mas
exclusivo, motivo por el cual los inmigrantes terminaron por establecerse en centros
urbanos.
En el periodo entre 1901 y 1914 se tiene lugar la etapa de mayor expansión de la
producción agrícola como consecuencia de la constante demanda de alimentos de los
países del primer mundo, la utilización a gran escala de la tierra fértil para la producción
cerealera y a su vez una fuerte demanda del mercado interno.
Si bien este momento encontraba a la Argentina solido en su rol dentro del mapa
económico mundial, la abrupta baja en la demanda como consecuencia de la primera
guerra mundial hizo sentir al país por primera vez las consecuencias de la dependencia
económica.
En cuanto al contexto local, para 1910, el año del bicentenario, los fuertes
enfrentamientos de las clases obreras de la época que están establecidas dentro de los
limites del anarquismo y socialismo dan cuenta de la gran diferenciación de la ciudad
con el interior, las clases oligárquicas ostentan en el centenario una opulencia que la
clase obrera, empobrecida y maltratada, establecida en las ciudades, contrarrestar con
huelgas demostrando que “el granero del mundo” no les permitía alimentarse a sus
propios ciudadanos.
De 1914 a 1925 se produce un estancamiento como producto de la primera guerra
mundial cual tiene dos consecuencias internaciones contradictorias: por un lado se
produce un aumento de precios de la producción estadounidense, competidora de
Argentina y por otro lado, se paraliza el sistema de transporte subiendo los costos en
todo el mundos. Esta situación, que en teoría beneficiaria a la argentina, no es
aprovechada y da como resultado a Estados Unidos y Canadá como la principales
proveedoras del mercado europeo.
En este periodo se estanca la producción agrícola y se recupera la producción ganadera,
sin embargo, la sobreproducción ganadera condujo a una baja del precio de la carne,
provocando nuevamente un repunte de la actividad agrícola.
Para mi 1915 los márgenes bajaron en comparación al momento del auge, esto se
mantuvo por los siguientes 15 años. En esta etapa se contaba con ausencia de capital y
mano de obra extranjeros. La aparición de frigoríficos disminuyó los alfalfares
provocando desempleo y obligando a los chacareros que no pueden comprar ni alquilar
tierra a migrar a otras áreas productivas.
La crisis de 1929 que se extiende hasta el 1930 provoca la fuerte disminución de las
exportaciones, ya que los países centrales ingresan en un proceso de auto
proteccionismo que provoca la baja de la demanda del modelo agroexportador
provocando que la economía argentina vire a un lento proceso de industrialización en la
que la irrupción de masas provocadas por la ley Sáenz Peña en el proceso político
modifica el modelo económico.
Vale destacar el concepto que le suma Jorge Sabato a la hora de referirse a este proceso.
Desmitica en cierto punto la idea de la clase dominante como ser esta exclusivamente
terrateniente y trata de incorporar que encuentra su fuerza en su principal actividad: Las
finanzas y el comercio.Principalmente explica como este sector de la sociedad,
interpretado como actor social único, posee en su conjunto las actividades tanto de
agricultura, como de ganadería (con referencia al comercio de ellas) y que el auge o
disminución de una actividad o la otra no implica que afecte a la una o la otra, es decir,
cuando la ganadería se ve afectada no repercute, directamente en la agricultura y a la
inversa.
A diferencia del exterior, en argentina la clase dominante es un único actor social que
posee la totalidad de actividades por lo tanto “la compensación de los riesgos parciales
de cada sector es susceptible de efectuarse sin apelar a la regulación de los mercados
correspondientes.
J.Sabato lo explica con mayor detalle:
“El sistema operaba basado en una actividad de intermediación entre cuyas fases se dan
procesos productivos. Es decir, una economía en la que el factor clave no descansa en el
capital en sus formas productivas sino en el capital como presencia predominante del
dinero. En ello incide que de manera decisiva que el que el impulso dinámico para el
conjunto de la economía provenga del exterior, que las distintas alternativas productivas
estén sujetas a riesgos no homogéneos y al mismo tiempo, que exista una posibilidad
material de reasignar factores en forma flexible. Y es este último punto el que abre
condiciones propicias a la existencia de un actor social dominante y único” (J.Sabato,
1988:99)
La cultura de la época que los atravesaba les bridaba las pautas de comportamiento que
estimulaba la diversificación de actividades económicas y a proceder de forma flexible
para regularse entre sí.
Para terminar es pertinente destacar que Sábato hace hincapié en no extrañarse por el
manejo de la clase dominante debido a que lo racional y lógico se encontraba en algo
propio de la clase dominante, pero a pesar de esto el autor se cuestiona posibles
restricciones que existieron a la misma clase oligárquica, ya se de tipo social o político.
Exponer las principales líneas de debate acerca de los orígenes del peronismo
considerando la relación con la clase obrera y el papel del Estado. Reflexionar en
torno a la importancia de incorporar los factores internacionales al análisis del
proceso.
A la hora de considerar la relación que se estableció entre Perón y el movimiento
obrero, algunos autores como Juan C. Torre, postura que, si bien la clase trabajadora
encuentra en Perón a ese personal estatal adecuado para satisfacer sus necesidades
materiales, esto no es suficiente para explicar el vínculo que finalmente se desarrolló
entre el pueblo y el peronismo. Este autor afirma que es necesario tener en cuenta
principalmente el hecho de que el peronismo habilito a los trabajadores a volverse
miembros plenos de derecho de la comunidad política nacional, y es por esto que la
toma como clave para entender la inserción de los trabajadores previos a Perón y en la
manera en la que estos lograron acceder a la ciudadanía con la llegada del general al
poder.
En los ’30, lo que se conoció como la década infame, fue el auge del fraude electoral y
la corrupción, así como de la expansión económica gracias al existo gracias al modelo
agroexportador y a los beneficio que obtenía que país con el auge de la industria agro-
ganadera. El bloque económico dominante en este momento era el de los propietarios
(en términos de Murmis y Portantiero) dejando de ser el estado vehículo de presión para
los sectores medios y clases populares. Entendido esto podemos comprender porque los
años treinta se entiende como un momento de una alta exclusión, en el marco de un
proceso de modernización y crecimiento económico para la nación importante.
Este último punto es importante ya que fue la expansión económica y el cambio en el
modelo aplicando el SI que genera una transformación estructural de lo que hasta ese
entonces se entendía como trabajador, hecho que fortalece a la vez que dinamiza el
mundo el trabajo y las relaciones de producción. Por otra parte, las instituciones
políticas no estaban a la altura de los cambios que acontecían: las movilizaciones
sociales no se traducían en cambios de legislación, se incrementa el activismo obrero en
las fábricas, pero no ser fortalecen las organizaciones sindicales (el caso tucumano es un
excelente ejemplo de esto), los salarios no se adecuaban a los empleos, que también
comenzaban a escasear debido al impacto que tenía . La falta de respuesta a las
demandas y la ausencia de mecanismos políticos de expresión para las mismas nos
coloca antes una crisis de representación. Desde el punto de vista estructura la sociedad
se halla madura como para que se desaten los conflictos típicos de una sociedad
industrial en pleno desarrollo pero en cuanto a las características particulares del
régimen son las que obstaculizan la emergencia de movimientos sociales dado que estoy
no pueden desarrollarse sin la mínimas garantías para su existencia.
Es acá donde la figura de Perón toma envergadura ya que da el puntapié inicial para que
comience la incorporación de las masas populares al sistema político.
Esta línea de análisis considera que es la clase dirigente la que tiene la real potestad a
través del acceso o no a la participación en el estado cual da forma al movimiento
popular como tal. No existe movimiento popular previamente, es la transformación a
través del agente estatal la que lo genera, por lo tanto, implica una subordinación del
movimiento a la elite.
En este caso, la elite dominante buscaba resolver la crisis de participación que
caracterizó al antiguo orden a partir del reconocimiento de los sectores populares y
consolidar un estado nacional en el lugar ocupado por el Estado parcial y poco
representativo que existía en los 30.
La movilización del 17 de octubre sería un ejemplo de esto, de que la inexistencia,
según esta línea, del movimiento obrero como tal antes de la llegada de Perón al aparato
estatal.
La mirada de Torres, que podría ser emparentada con la de Gino Germani por ejemplo,
entienden al movimiento obrero como tal producido gracias en primera instancia a
Perón, en segundo lugar a la inmigración de trabajadores del campo a la ciudad como
consecuencia de la crisis económica. No considera que el movimiento obrero – sindical
tuviera ese mismo carácter previo al 43. Hacia una fuerte división entre nueva y vieja
clase obrera optando en el último caso por una carga absolutamente negativa.
Las características de estos nuevos y viejos obreros eran bastante disimiles.
El viejo obrero hablaba de clase, mientras que el nuevo obrero se definía como pobre.
El viejo obrero tenia historial de lucha sindical, el nuevo obrero nació y dio vida, al y a
través del peronismo.
Autores como Murmis y Portantiero discuten esta posición, principalmente la exención
entre dos tipos de obrero.
Para autores que se inscriben en esta narrativa, lo existiría tal cosa como viejo obrero y
nuevo obrero. El movimiento obrero en el país tenía actividad y fuerza para llevar
adelante sus reclamos y luchas mucho antes de la aparición de Perón; inclusive muchas
regiones poseían un historial de lucha sindical muy importante para el ’43 (Tucumán es
un buen ejemplo de esto). Si bien concuerdan que fue la década infame y las
consecuencias del crack del 30 y la aplicación del modelo por sustitución de
importaciones los que provocaron la inmigración obrera, discrepan en la idea de que los
obreros fueron constituidos por el peronismo. Por el contrario, en su lectura se inscribe
la idea de que fue a través del peronismo que los obreros, en conjunto como clase,
encontraron la posibilidad de hacer concretas sus demandas.
Analizar, en termino de Mónica Gordillo, las condiciones de emergencia de la
“rebelión popular” y su “pasaje a la acción política” entre 1969 y 1973.
Fue a partir de 1969 que se puede empezar a restrear el momento en que el gobierno
militar denominado “revolución argentina” comienza a debilitarse.
Fueron diversas las circunstancias que suscitaron esto. Lo primero en notarse ese año
fue lo caldeado que se encontraba el sector obrero debido a la promesa incumplida de
restablecer las convenciones colectivas. A esto se le sumaba el descontento obrero por
varias de las medidas tomadas por el gobierno; descontento que fue creciendo, sobre
todo, en el interior del país, como ser las del hambre que tuvo lugar en Tucumán;
aunque el caso de córdoba paso a ser eje en la actividad de los sectores sindicales. Si lo
pensamos desde el eje político – sindical fue allí donde las tendencias más combativas
encontrarían para hacer mella. Esto fue gracias a las características particulares de los
sindicatos cordobeses, que gracias a la radicación de las automotrices Fiat e IKA
poseían una tradición diferente a la del resto del país: sus cupulas eran autónomas, su
permanente recurrencia a las medidas de acción directa y una fuerte conciencia sindical.
Por ejemplo, si bien SMATA (Sindicato de Mecánicos y Afines del Transporte
Automotor) estaba integrado dentro de una estructura sindical centralizada, conservaba
la autonomía debido a los convenios colectivos que poseía la industria automotriz, que
por ejemplo obligaba a los sindicatos a contar con un gran poder de las bases para
demostrar su poder lo que exigía a la dirigencia a estar mas comprometida con las
exigencias de sus compañeros.
Ni bien empezado el año córdoba se convirtió en un hervidero. El 11 y 12 de enero del
69 los sectores militantes del movimiento sindical peronista y el ala política del
peronismo revolución se dieron cita en la localidad de Unquillo para planear la siguiente
etapa en la lucha. A medidos de marco en Bella Vista y comercial tuvieron lugar una
serie de asambleas en los centros parroquiales para protestar por el cierre de 130 centros
de alfabetización para adultos que beneficiaban a 6.900 mas los que funcionaban en las
cárceles.
Ese mismo mes el gobernador cordobés, Carlos Caballero, presentó un proyecto que
pretendía crear un esquema corporativo, el consejo asesor económico; sumado al
aumento de impuestos municipales y a la propiedad, la clase media se enojo aún más al
verse aún mas afectada por a la falta de libertades democráticas. Para estos, la sensación
de desigualdad social se hacia sentir muy fuertemente, así como para obreros y
estudiantes que venían enarbolando sus reclamos desde hacia un tiempo.
El mes de mayo fue el que encontró los detonantes para dejar fluir el descontento. El 6
del mes la UOM (Unión obrera metalúrgica) convocaba a un paro de 24 horas debido al
problema que aun persistía de las quitas zonales, motivos por el cual los trabajadores de
Córdoba cobraban menos que los de buenos aires, para el día 12 el gobierno nacional
abolió el “sábado ingles” que había sido establecido por ley provincial, que otorgaba a
los trabajadores de Cordoba el pago de una jorna completa los días sábado cuando la
jornada real eran cuatro horas. Esta medida provocó que SMATA convocara una
asamblea que fue multitudinaria pero disuelta por enfrentamiento con la policía.
Las movilizaciones obreras se encontraron con un movimiento estudiantil también
revolucionado, no solo en Córdoba sino en todo el país.
Las delegaciones sindicales del interior comenzaron a presionar a las dos centrales
nacionales para que decretaran el paro nacional debido a este clima de descontento. Así
fue como ambas facciones de la CGT decidieron decretar paro nacional el día 30 de
mayo. En Córdoba decidieron adelantarse con un paro activo y hacer un total de 48 hrs
de paro.
La marcha comenzó cerca de las diez de la mañana, siendo esta masiva y contó con la
participación de obreros, estudiantes y ciudadanos en general. La columna principal se
disperso luego del primer enfrentamiento con la policía, llegando al local de la GCT, la
policía abrió fuego y mató al obrero de IKA-Renault Máximo Mea. Fue entonces donde
los obreros atacaron el codón policial transformándose así la movilización en una
revuelta urbana espontánea en la cual participo casi toda la comunidad cordobesa.
El asesinato de Mena fue un hecho que rápidamente fue conocido por todos. Por esto se
sumaron a la protesta los vecinos de clase media, quienes compartían la indignación
colectiva tanto por la brutalidad policiaca como por el tiempo de autoritarismos vivido
en el gobierno de Onganía.
Para las dos de la tarde la policía se vio obligada a replegarse en su cuartel y los
dirigentes sindicales se encontraban incapacitados de dirigir o encausar la revuelta de
manera alguna. Durante la noche hubo quema a todo aquello que se consideraba
símbolo del imperialismo.
Entrada la noche la protesta continua en los barrios estudiantiles, pero en la tarde del día
siguiente el ejercito irrumpió con francotiradores y así le agrego el tercer elemento al
Cordobazo: el de la insurrección.
Fue este hecho histórico el que abrió la brecha para pensar en sucesos como la irrupción
de la juventud en la esfera pública como un actor colectivo dispuesto a romper con el
pasado, llevando adelante la reparación moral que se entendía en aquel entonces, el país
necesitaba. Tuvo lugar un ciclo de protestas que sirvió de base para la construcción de
un movimiento social; ya que luego del Cordobazo se había operado un cambio en la
estructura de oportunidad políticas que se encontró con un sistema político vulnerable
ante la emergencia de un movimiento social.
Este movimiento social que expresaba el descontento que se habitaba tuvo en su
conformación la aplicación de formulas de tipo formal, organizaciones ya constituidas,
como informales del tipo de redes sociales nuevas y recursos que provenían de
diferentes aliados. La combinación de estos elementos fue lo que hizo posible que
tuviera lugar la acción política luego de la presencia de la rebelión popular del
Cordobazo. Fue en ese momento histórico puntual, que en términos de Mónica Gordillo,
comenzada el camino hacia la acción colectiva gracias a que se suscitaron los tres
componentes necesario: la percepción de injusticia, el convencimiento de que era
posible revertir la situación a través de la acción y la construcción de una identidad
fuertes, un nosotros capaz de provocar los cambios.
Ante el enorme descontentó popular el gobierno entendió que era momento de incluir la
satisfacción de demandas que hasta el momento no habían sido su prioridad. Tanto fue
así que este baso su política sindical en dos ejes: conseguir una paulatina normalización
de la CGT que se encontraba dividida en dos líneas antagónicas para, de esta manera,
obtener apoyo institucional para los planes que tenían a futuro y por otra parte
restablecer, aunque de forma condicionada el mecanismo de concertación colectiva para
poder flexibilizar la posición de los sindicatos.
Algo importante a considerar en cuanto a la creación de oportunidades políticas fue que
muchos aleados influyentes se sumaron a dar retórica de cambio al movimiento, porque
si bien los sectores de base fueron quienes tuvieron un papel primordial, principalmente
en Córdoba, por pertenecer a los sectores dinámicos de la economía contaron con el
apoyo de otros sectores social, como ser intelectuales progresista quienes ayudaron a
darle cuerpo jurídico al reclamo y abogar por los presos políticos del movimiento;
párrocos que estaban enrolados en el movimiento de sacerdotes para el tercer mundo
quienes brindaron no solo apoyo material y espiritual sino que también instalaron su
problemática entre otros sectores sociales; y quienes colaboraron con la difusión y
brindaban un contenido de calidad e integro en cuanto a las reivindicaciones solicitadas.
En tanto los sectores dominantes se sintieron sacudidos tras el impacto de lo que fue la
aparición pública de la guerrilla peronista Montoneros, con el secuestro y ejecución del
expresidente Aramburo en junio de 1970, lo que produjo el reemplazo de Onganía por
Levingston.
Antes de seguir avanzando, cabe destacar que la otra rebelión importante del periodo
fue el rosariazo. A diferencia de Córdoba, la chispa nació en el sector ferroviario en una
huelga que había sido llamada debido a la sanción aplicada a un empleado jerárquico, a
su vez delegado gremial, que se negó a firmar los apercibimientos a trabajadores que
habían acatado el paro del 27 de agosto que había sido convocado porque la CGT. La
solidaridad de diferentes sectores de la sociedad, así como de sindicatos ubicados en
diferentes provincias obligo al gobierno provincial a realizar una reunión en carácter de
servicio civil de defensa quedando sometido a la justicia militar quien no se presentará.
A diferencia del Cordobazo, fue una revuelta que contó con mayor organización, pero si
tuvieron como similitud la gran participación de los diversos sectores que formaban
parte de la sociedad y la clase trabajadora.
Hasta ocurridos los sucesos de rebelión, era mediante la estructura sindical que se
canalizaba el descontento social para luego ser esta nueva forma la que cuestionaría a la
misma dirigencia sindical. Luego del Cordobazo las cupulas de los sindicatos fueron
renovados en su mayoría por asamblea acusándolas a estas de proempresariales.
A partir de los años ’70 fue que se observaron cambios de importancia en relación a los
repertorios de confrontación conocidos hasta el momento. En los ’60, la experiencia a la
que podían acceder los de los sindicatos lideres era la permanente movilización
mediante la estructura formal, pero la situación abierta luego del Cordobazo introdujo la
sustitución de esas formas nuevas de contenido y de llevar adelante el enfrentamiento,
impulsadas sobre todo por los sectores mas jóvenes. Se evidenciaba mecanismos mas
informales para la exteriorización de la protesta y en medidas de acción directa como
ser la ocupación de fabricas con rehenes, que si bien se tenían presente estas
posibilidades de accionar se habían ejercido con un sentido diferente. En el pasado se
utilizaba como demostración de fuerza para negocial pero realizaba de manera
controlada y evitando la participación de cuadros inferiores, en cambio en los ’70 tomo
carácter disruptivo en una negociación habitual pues la intención era llevar la disputa al
centro de la producción donde los trabajadores sin intermediarios eran los encargados de
encontrar la solución y los nuevos elementos de presión serian la disposición de su
fuerza de trabajo y de la apropiación momentánea de las herramientas y el espacio de la
producción.
Otra novedad fue la intención de captar la atención de los medios, realización una
performance disruptiva con alto contenido tanto simbólico como moral, y que, de esa
forma, el conflicto estuviera en condiciones de implicar a todos.
Por ejemplo, mucho de estos trabajadores eran acusados de ser marxistas, motivo por el
cual elegían la utilización de mucha liturgia católica, como ser llevar adelante huelgas
de hambre en iglesias. Fue en muchas de estas manifestaciones que recibieron a
solidaridad de grupos armados como ser Las fuerzas armadas de Liberación (FAL), el
ejercito revolucionario del pueblo (ERP) y Montoneros.
Si bien la protesta social y la guerrilla coincidieron en tiempo y en determinadas
ocasiones en objetivos es importante diferenciarlas.
Los movimientos que pregonaban la lucha armada tomaron fuerza en el marco del
gobierno de Onganía en el que esta particular forma de acción directa tomó cuerpo. Lo
particular fue que pos-Cordobazo, estas organizaciones disputaron también el espacio
publico presentándose como una clara alternativa política en el ascenso al poder.
Fue 1971 cuando la protesta obrera adquirió contenido político. Fue en el momento en
que se produjo una rearticulación de la crisis, una re absorción de la crisis social por
parte de los agentes políticos opositores. Al gobierno no le quedo mas opción que
hacerse responsable de la presión que estaba recibiendo de diversos sectores de la
sociedad; principalmente luego del viborazo, en donde unieron fuerzas los trabajadores
de sindicatos libres y los representantes de organizaciones. Fue como consecuencia de
esta movilización que Levingston fue remplazado por Lanusse quien el 1ero de mayor
lanzo el Gran Acuerdo Nacional en el cual se comprometía a llamar a elecciones en el
corto plazo. Fue en noviembre de ese año, que 10 meses después, se reunieron los
principales representantes en lo que se conoció como “La hora del pueblo” para exigir la
salida electoral y un cambio sustancial en el modelo socioeconómico. Sin embargo, esto
no basto, tampoco el hecho de que existieran organizaciones armadas y fue necesario
una protesta en conjunto con estas ultimas para convencer al gobierno de que la mejor
decisión era la salida democrática.
Para que se diera el pasaje del movimiento social a la acción política fue necesario que
se dieran ciertas oportunidades políticas y tuvieran lugar una apertura y cambios en la
agenda política (M. Gordillo:375,2005). Esto pudo darse gracias al Gran Acuerdo
Nacional y la promesa de prontas elecciones sin prescripción peronista.
Ante este nuevo escenario político que se acercaba las estrategias debieron redefinirse y
comenzar a utilizarse recursos sobre todo políticos, sobre todo luego de las tres medidas
que promulgo el gobierno de Lanusse: ser rehabilitaron los partidos políticos y se
reglamentaria su actividad, también se reinició la afiliación al justicialismo mediante
una serie de actos simbólicos.
Todo esto sucedía a la vez que se modificaban las formas de acción colectiva, y este
cambio en los accionares con objetivos políticos fue el trajo como consecuencia la
primera debacle en el ciclo de protestas obreras.
Fue 1972 el primer año luego de un largo periodo de lucha que no presentó la
exteriorización de importantes conflictos obreros ya que las energías estaban
concentrándose en la lucha política. Aun así, en el contexto preelectoral las
agrupaciones que abogaban por la lucha armada se encontraban en un creciente
aumento. Estas consideraban que era a través de las armas la única forma de asegurarse
tanto las elecciones como el cumplimiento de las demandas de los trabajadores.
En 1973, con la llegada de Perón de nuevo a la argentina y la conformación de la
fórmula presidencial Cámpora – Sola Lima, vislumbraba de manera esperanzada el
cierre de un ciclo, en donde cientos habían muerto y muchos más habían sido
encarcelados por cuestiones políticas.

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