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Cuarentena con mi crush

madameofbooks

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This story was first published on March 20th, 2021,
and was last updated on January 4th, 2022.
FicLab ID: LEeGZUXv/l008futm/5h700E5

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Table of Contents

Cover
Title Page
Copyright Information
Table of Contents
Summary
Prólogo
1. No puede ser real
2. Las reglas
3. Encerrados
4. Un mal comienzo
5. Me retiro
6. Mejor amigo
7. ¿Habrá cambiado?
8. Cocinando
9. Clases online
10. ¡En que estabas pensando!
11. Las llamadas
12. Tregua
13. Jugando con fuego
14. Reflexiones de madrugada
15. ¿Qué pasó anoche?
16. Abbey Road
17. Celos
18. Código rojo
19. Noche de pelis
20. Buscando la perfección
21. La cena
22. El beso
23. ¿Eres virgen?

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24. Esto aún no acaba
25. Secretos
26. Aprisionada
27. Arreglando el pasado
28. Me aburro
29. Cosquillas
30. ¡Theo!
31. Al descubierto
32. Fuegos artificiales
33. Las interrupciones
34. Una estrella más
35. Recuerdos
36. Salir adelante
37. Las presentaciones
38. Anécdotas y mentiras
39. Secretos oscuros
40. La noticia
41. Inevitable
42. Una última vez
43. Tensión
44. Adiós
Epílogo
Agradecimientos / Extras

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Summary

title Cuarentena con mi crush


author madameofbooks
source https://www.wattpad.com/story/262954039
published March 20th, 2021
updated January 4th, 2022
words 54,562
chapters 47
status Complete
rating Unknown
Amor, Badboy, Complete, Confinamiento,
Convivencia, Convivir, Coronavirus, Covid, Crush,
tags
Cuarentena, Goodgirl, Juvenil, Newadult,
Novelajuvenil, Romance, Virus, Wattys2021

Description:
Dos semanas en tu casa sin ir a la escuela y sin obligaciones es el
sueño de cualquier adolescente.
Ahora imaginaros que debéis pasar esas dos semanas sola en un
piso con tu crush del instituto, que resulta no ser como te
imaginabas.
La convivencia no va a ser fácil teniendo al lado a un chico
musculoso, atractivo, orgulloso y preponte.
Pero solo serán dos semanas, ¿verdad?

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Melody y Cameron van a tener que conocerse y aprender a vivir
juntos. Aunque ellos son muy diferentes puede que tengan más
cosas en común de las que creían…

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Prólogo

Fugacidad.
Es algo en lo que normalmente no piensas.
Todos creemos que lo que tenemos nos va a durar
para siempre.
Que ilusos somos los humanos.
Incluso en las cosas que más seguro estás que no
vas a perder pueden desaparecer en cuestión de
segundos.
De un día para otro todo el mundo perdió aquello
que nadie pensaba que nos podían quitar.
Nuestra libertad.
Sin saber cómo estábamos encerrados en nuestras
casas sin poder salir a caminar, sin poder ver a tu
familia, a tus amigos.
Y por muy jodido que era todo le conocí a él.
El destino a veces puede ser muy irónico, te quita
cosas para devolverte otras.

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Porque a veces no necesitas salir a la calle para
sentirte libre, a veces, solo necesitas a una persona.

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1. No puede ser real

Melody
Hay momentos en la vida en los que parece que
se te está cayendo el mundo a tus pies.
Así me sentía en ese momento. Como si todo lo
que tenía a mi alrededor se estuviese derrumbando y
yo solamente caía hacia un gran vacío.
Estaba completamente quieta y no se cuanto
tiempo estuve sin respirar porque sentí la necesidad
de coger una gran bocanada de aire.
Cerré los ojos con fuerza deseando que lo que
estaba leyendo fuera solo una imaginación, pero al
abrirlos, ahí seguía la notica.
Se cerraban todas las fronteras del país, los
aeropuertos tenían prohibido realizar cualquier vuelo
y a partir de mañana era obligatorio quedarse en
casa sin salir.
Se establecía una cuarentena.
Todo por un maldito virus.

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Para mí el problema no era que nos confinaran,
sino el echo de estar en otra punta del país sin
ninguna manera de volver a casa con mis padres.
Y para hacer el problema aún más grande se
había acabado mi tiempo de estancia en el hotel.
Así que estaba completamente sola en medio de
una cuidad que no conocía a pocas horas de que se
estableciera la cuarentena en el país.
No me podía creer que me estuviera pasando esto
a mi. Simplemente venía a visitar las universidades
para el año que viene, y así me encontraba ahora.
Con las manos aún temblorosas llamé a mis
padres quienes me contestaron al segundo.
— Cariño. ¿Donde estás? ¿Has podido coger el
avión? Dios mío, sabia que no tenía que haberte
dejado ir sola. — Escuché los llantos de mi madre
desde la otra línea, siempre era muy exagerada, pero
en esta situación era completamente comprensible su
actitud. Intenté no ponerme a llorar para no
preocuparla.
— Mamá no he podido coger el avión han
cerrado todas las fronteras. También se me ha
acabado el plazo de estancia en el hotel y pregunté si
podían alargarlo hasta que acabara el encierro pero

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ellos no iban a abrir y me echaron. No sé que hacer
mamá…
Intente ser fuerte, por ella, pero me era imposible.
El pánico se fue apoderando de mi poco a poco al
pensar lo que sería de mi si no encontraba la manera
de ir a casa.
— Vale mi amor, tranquila. ¿Sigues en la cuidad?
— Sí, sigo en la puerta del hotel, estoy con la
maleta. ¿Que vamos a hacer? — Noté como mi
padre le arrebataba el móvil a mi madre para
ponerse él al teléfono.
— Melody relájate, respira hondo. Lo vamos a
solucionar, tenemos a unos amigos que viven ahí,
vamos a llamarlos a ver si pueden ayudarte. Ahora
tengo que colgar pero te llamaré en cuanto nos digan
algo. Cariño no te agobies vamos a solucionarlo.
Me despedí de mi padre entre lagrimas y durante
todo el tiempo que estuve ahí parada simplemente
dejé que mis lagrimas cayeran.
¿Que pasaría si no tenía a donde ir? ¿Me tendría
que quedar en la calle?
Sentí una presión en el pecho ante esa
posibilidad.

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No sé con certeza cuanto tiempo pasó hasta que
recibí la llamada de mis padres, podrían haber
pasado diez minutos o tres horas. Para mí fue más
como lo segundo.
— Mamá… ¿sabes algo?
— Melody tranquila, quiero que me escuches
atentamente y quiero que seas fuerte. Hemos
llamado a unos amigos nuestros que viven en la
zona pero resulta que no están en el país, están en
Europa. — Mi corazón paró de latir por un segundo
hasta que mi madre siguió hablando. — Pero su hijo
sí que está en la cuidad. Seguro que lo conoces, es
unos años mayor que tú pero coincidisteis algunos
cursos en el instituto se llama Cameron. Cameron
Holt. Él tiene un piso de estudiantes y sus padres
van a hablar con él para que pases ahí estas dos
semanas.
Juraría que en este momento mi corazón paró de
latir. ¿Había escuchado bien?
Cameron había sido mi crush desde que yo era
una preadolescente. Él era tres años mayor y
obviamente nunca se fijó en mi, y puede que sea una
obsesión infantil pero nunca había visto a un hombre
como él.

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Y ahora iba a vivir en el mismo espacio que él,
¡¿Durante dos semanas?!
No sabía si emocionarme por poder estar cerca de
él o salir corriendo por todo lo que eso conlleva.
— Melody, cariño, ¿Sigues ahí? — No me había
dado cuenta de que llevaba callada demasiado
tiempo.
— Si mamá perdón, es que esto… es bastante
impactante.
— Ya lo sé mi amor, pero es la única opción. Sus
padres siempre me han hablado muy bien de él dicen
que es un chico muy estudioso y responsable.
Tuve que resistirme para no soltar una carcajada
ahí mismo.
Puede que no conociese a Cameron Holt, pero sí
conocía su reputación y el adjetivo “responsable” no
es que le describiese muy bien.
— Ya han contestado dicen que sin problema que
podrás quedarte en casa de Cameron y que pasará a
recogerte a la puerta del hotel. ¿Vas a estar bien
Melody?
— Eso creo, sin duda es mejor que quedarse en la
calle.

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— Solo van a ser dos semanas luego cogerás un
avión y vendrás con nosotros. Todo va a pasar
rápido ya verás. Por favor cuídate mucho ya sabes
que el virus este parece que va a más, cada vez hay
más contagios. Tengo que colgarte, tenemos que ir a
recoger a la abuela que se va a quedar con nosotros.
Mándame un mensaje en cuanto estés en casa y por
la noche te llamo y me cuentas que tal te va todo.
— Vale mamá no te preocupes, estaré bien. Te
quiero mucho.
— Yo te quiero más, hija. Adiós.
La llamada se acabó y me senté encima de mi
maleta todavía incrédula por toda la información
nueva.
Iba a hablar con Cameron Holt, y no solo a
hablar, ¡a vivir con el!
Me llevé las manos a la cabeza. Estaba como en
una nube, hace unas horas estaba llorado
desconsoladamente y ahora quería correr y gritar de
la emoción. Sin embargo no lo hice. Me quede
sentada sobre la maleta esperando a que Cameron
viniese a recogerme.
Esperé, esperé y esperé.

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Había pasado casi una hora y él aún no había
llegado. ¿Acaso se había olvidado de mí?
Estaba a punto de marcar el número de mis
padres cuando vi que un gran todoterreno negro
aparecía por la calle.
El gran coche se paró justo enfrente de mi y bajó
la ventanilla del conductor, entonces le vi, tan guapo
como recordaba. Con la misma energía arrolladora
que transmitía cuando caminaba por los pasillos del
instituto.
Me paré a analizarlo. Tenía el pelo un poco más
largo que la última vez que le vi, seguía teniendo los
mismos brillantes ojos verdes y estaba recién
afeitado. ¿Porque tenía que ser tan jodidamente
guapo?
— ¿Piensas quedarte ahí o vas a subir? — Su voz
me descolocó por completo.
¿No iba a ayudarme con la maleta? ¿Ni siquiera
se iba a presentar?
Noté como se me secaba la boca. Quería decir
algo, como presentarme o darle las gracias por
acogerme, pero no salió nada.

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Simplemente cogí mi maleta y fui hasta el
maletero para guardarla, y, sin pensarlo mucho, subí
al asiento del copiloto del todoterreno.
En cuanto cerré la puerta sentí como si se acabara
todo el aire del vehículo. Estar tan cerca de él que
hacia que sintiera miles de mariposas en mi
estimado revoloteando, deseando acércame a él.
Iba a abrir la boca cuando, de repente, arrancó el
coche y empezó a conducir a gran velocidad.
Pude ver como no tenía ni la más mínima
intención de dirigirme la palabra. Todo esto era muy
incómodo, demasiado. A lo mejor esto no iba a ser
como lo había imaginado.
Tenía que romper ese silencio de alguna manera,
al fin y al cabo íbamos a pasar dos semanas juntos.
Mejor llevarnos bien.
— Soy Melody. — Ni siquiera me dio tiempo a
acabar la frase cuando me soltó un tajante “lo sé”.
Noté por su expresión que no le hacía ni pizca de
gracia que yo estuviera ahí. Seguro que le había
estropeado todos sus planes, y entonces me sentí
muy culpable por estar ahí con el.

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Conducía demasiado rápido y me sentí muy
insegura metida en ese coche con él. Nunca hubiera
pensado que Cameron podría transmitirme eso, pero
en esos momentos con su ceño fruncido, su mirada
oscurecida, y su pie pisando a fondo el acelerador
sentí verdadero temor.
Tuve que morderme la lengua para no decirle que
bajase la velocidad, que esto no era Fast and
Furious pero me comí mis palabras, ya le caía
bastante mal.
Condujo durante unos quince minutos hasta que
aparcó delante de un edificio, no muy alto, de
ladrillos. El cual supuse que era su casa.
Esto era real, ya no había marcha atrás.

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2. Las reglas

Melody
Bajé del coche y me quedé de pie observando el
edificio. No era muy alto, era de ladrillos y una parte
de él estaba cubierto por una enredadera. Los pisos
tenían un pequeño balcón. Parecía bastante
acogedor.
No me había dado cuenta que Cameron había
cogido mi maleta y que estaba abriendo la puerta del
edificio.
Corrí hasta llegar a él y entramos. Me fijé que el
edificio no tenía ascensor así que, en silencio, seguí
a Cameron por las escaleras.
Nos paramos en el cuarto piso, sacó una llave de
su bolsillo y abrió la puerta.
Nada más entrar había un pequeño recibidor con
un perchero y un pequeño mueble.
— Puedes dejar tu abrigo aquí, si quieres. — Le
hice caso y le imité cuando colgó su abrigo en el
perchero.

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Seguimos un pasillo que daba al salón y que tenía
unos grandes ventanales y un pequeño balcón. A la
derecha estaba la cocina, no era muy grande pero
tenía una pequeña barra con unos taburetes.
— Pues como ves este es el salón y la cocina, no
son muy grandes, pero claro nunca pensé que tendría
que compartirlo con otra persona. — Eso último lo
dijo con un tono de desprecio que dejaba bastante
claro que no le gustaba que estuviera aquí. Van a ser
unas semanas interesantes.
Me dediqué a observar el salón y la cocina. Se
notaba que era un piso de estudiantes porque, siendo
sincera, no es que estuviese muy ordenado ni que
tuviese una gran decoración.
— ¿Y donde voy a dormir? — Me atreví a
preguntar cuando vi que no seguía enseñándome la
casa.
Cameron se rascó la nuca y bajo la mirada hasta
sus pies.
— Vale, aquí es donde tenemos un problema…
— Levantó la vista y me miró fijamente a los ojos
por primera vez desde que llegamos. — Solo hay
una habitación, y por lo tanto solo una cama.

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Me quedé en shock y creo que el notó porque
estaba reprimiendo una sonrisa.
— ¿Como haremos entonces?
— Fácil, dormiremos los dos en la cama.
¡Qué! Cameron Holt quería que compartiéramos
cama juntos. Mi mente no podía procesar toda la
información que estaba ocurriendo. Tenía que decir
algo, Cameron me estaba mirando expectante
esperando algún tipo de reacción.
— Emmm… ¿Estas seguro? Si quieres puedo
dormir en el sofá, no quiero causarte más molestias.
— Por dios parecía una mosquita muerta, me daba
pena hasta a mi misma. Un poco de actitud Melody.
— Créeme lo pensé pero ese sofá es más
incómodo que dormir de pie. Acabarías con veinte
contracturas. Ven te enseñaré la habitación.
Fuimos hasta un pasillo en el que había dos
puertas. Cameron abrió la primera, el dormitorio.
Era bastante amplio comparada con el resto de la
casa.
Había una cama doble en el medio de la
habitación, en frente , un armario y en uno de los

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lados un escritorio con un montón de libros y un
ordenador.
— Bueno esta es la habitación, como ves no es
gran cosa pero nos apañaremos, supongo. Te haré un
espacio en el armario para que puedas guardar tu
ropa y si necesitas alguna camiseta o algo puedes
coger de las mías. — La idea de llevar puesta una de
sus sudaderas cruzó mi mente y no pude evitar
sonreír al pensarlo.
— Genial muchas gracias. — Cameron dejó mi
maleta al lado de la cama y salió de la habitación
para enseñar la otra puerta, la cual supuse que era el
baño.
Cuando abrió la puerta me sorprendió. Esperaba
ver un simple baño con una pequeña ducha y un
lavamanos. Sin embargo había una ducha bastante
grande de cristal, pero lo que más me llamó la
atención fue la gran bañera que había al final.
— Aquí está el baño, también te vaciaré uno de
los cajones para que guardes tu cepillo de dientes y
tal. Bueno te dejo que des una vuelta por el piso, voy
a hacerte un hueco del armario. — Dicho esto salió
de ahí y se encerró en su habitación.

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Volví al salón, me senté en el sofá y le mandé un
mensaje a mi madre de que ya estaba en su casa. Le
conté que tal iba todo, ignorando el echo de que iba
a dormir con Cameron en la misma cama.
Aproveché para mirar un poco Instagram, todos
mis amigos estaban subiendo historias sobre la
cuarentena. Dos semanas de vacaciones por la cara,
me encanta.
Seguí mirando las insta stories de la gente hasta
que Cameron apareció en el salón y se sentó en la
butaca que había al lado del sofá.
Me miró fijamente y yo bajé mi móvil, me sentí
un poco incómoda con sus preciosos ojos verdes
puestos en mi pero intenté que no se me notara.
— Vale si queremos que esto funcione tenemos
que tener unas reglas.
¿Reglas? Supuse que querría organizar algún tipo
de horario de limpieza pero lo que soltó a
continuación me dejó sin palabras.
— Vale lo primero de todo es nada de follar, he
visto suficientes películas para saber cómo suelen
acabar dos personas que comparten casa.

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De repente me sentí atacada, como si supiera que
tenía un crush en el desde que tenía trece años. Así
que puse en marcha mi mecanismo de defensa.
Mentir.
— Perdona. ¿Pero que te crees? Si ni siquiera
eres guapo. — Ni yo me creía esas palabras.
— Bueno tú tampoco eres lo que se dice un
bombón. Así que está bien que estemos de acuerdo
en esto.
— Genial, bien.
— Bien.
Se creó un silencio incómodo y sentí como si las
paredes se estuvieran acercando hasta dejarme sin
espacio para respirar. Gracias a dios Cameron siguió
hablando.
— La segunda regla será respetar los espacios
personales del otro. Quiero decir si uno está en la
habitación hablando con alguien, el otro se jode y va
a otro sitio.
Esta regla me parecía bastante razonable. Todos
queremos tener nuestro tiempo para nosotros.
— Vale y ya ultima regla será nada de cotillear
las cosas de los demás, no es la primera vez que

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alguna chica ha empezado a rebuscar entre mis
cosas.
Pero este chaval se tenía en un pedestal. Ni que
fuera el rey del mundo.
— Veo que eres bastante modesto y humilde, así
da gusto. — Puse los ojos en blanco y vi como se le
formaba una sonrisa.
— Simplemente soy realista. — Al decir esto se
levantó, me giñó un ojo y se encerró en la
habitación.
Cameron Holt iba a volverme loca.

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3. Encerrados

Cameron
Llevábamos cuatro horas juntos y ya tenía la
necesidad de estar solo.
Siempre he sido muy independiente y la idea de
tener que pasar dos semanas con esta niñata que no
conocía no me hacía ni puta gracia.
Le había tenido que hacer un hueco en mi
armario, en mi baño e iba a dormir en mi cama.
Además teniendo en cuenta que mi piso no es
muy grande vamos estar juntos todo el maldito día
durante dos largas semanas.
Prácticamente mi madre me había obligaba a
acogerla diciendo que sus padres eran muy buenas
personas y que su madre le había cubierto muchos
turnos en el hospital cuando aún trabajaba ahí.
Además no tenía otra opción, ¿no?
Cuando me dijo que iba en mi instituto intenté
recordar si la conocía pero no me sonaba de nada.
Supongo porque es tres años menor, seguro que ella

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tampoco me conocía a mi. La situación era rara de
cojones.
Al principio cuando la recogí fui un poco borde
con ella. Seguía cabreado con mi madre por
haberme obligado a meter a una desconocida en mi
piso.
Y aunque me propuse ser amable le fui con esa
mierda de las reglas. Aunque hice bien dejarle las
cosas claras, por si acaso. Pero a la niña pareció
sorprenderle que fuese tan directo lo que me causó
gracia.
Melody parecía bastante tímida y lo agradecí
porque no hubiera soportado a alguien que estuviese
detrás de mí hablándome todo el tiempo.
Se fue haciendo de noche. Ella estaba en la
habitación organizando su maleta así que me tomé la
libertad para preparar una pizza para cenar.
Dentro de poco el presidente emitiría un
comunicado en televisión sobre el confinamiento.
Seguía sin poder creerme que de verdad iba a
ocurrir.
Pasaron quince minutos y la pizza ya estaba lista.
Me dirigí a la puerta de la habitación y llamé.

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— La cena está lista y va a empezar el
comunicado dentro de poco.
Volví a la sala, coloqué la pizza y unos platos en
la mesita del centro. Encendí la tele.
Melody salió de la habitación con dos trenzas que
me hicieron mucha gracia, y no pude evitar que se
me escapara una risa.
— ¿De que ríes? — Frunció el ceño y se miró la
ropa por si tenía algo mal, lo que me causó aún más
gracia pero me controlé, no quería incomodarla.
— De nada, olvídalo. He echo pizza espero que
te guste.
— Sí, cualquier cosas está bien, gracias. — Se
sentó también en el sillón y empezamos a comer la
pizza en silencio. Noté como de vez en cuando me
echaba alguna que otra mirada pero decidí pasarlo
por alto.
De repente la imagen del presidente salió en
pantalla. Empezó a explicar la situación sanitaria y
los efectos que el virus acusaba en la gente. Melody
y yo escuchábamos atentos todo el discurso.
— Ponemos en el centro de nuestras prioridades
la salud de las personas. Por eso hemos establecido

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que la circulación deberá realizarse individualmente
y se limitarán las actividades de primera necesidad,
tales como compras de alimentos o medicamentos,
asistencia a centros sanitarios o entidades
financieras, retorno a la residencia habitual o
asistencia a personas vulnerables. También se
exceptuarán los desplazamientos al lugar de trabajo,
siempre que sean dentro de los establecidos, la
retiraba de basura y los paseos con mascotas o
personas discapacitadas. Fuera de esas excepciones
queda completamente prohibido salir del domicilio.
El incumplimiento de algunas de estas normas será
penalizado con una sanción económica.
Solté todo el aire que, inconscientemente, había
estado reteniendo. Esto era real, estábamos
encerrados. Miré a Melody que seguía escuchando al
presidente mientras jugaba nerviosa con sus
trencitas.
— La declaración del confinamiento afectará a
todo el territorio nacional durante los próximos 15
días, prorrogable en los términos y con los requisitos
previstos a la normativa aplicable. El decreto entrará
en vigor en el momento de su publicación, es decir,
en cuanto acabe el comunicado.

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El presidente se despidió dando fin al
comunicado.
Nos quedamos durante dos minutos quietos
asimilando todo lo que acababa de contarnos.
— Que fuerte… — Dijo Melody casi en un
susurro. Se le veía un poco afectada. Pensé en ella,
en que tampoco debería ser fácil estar aquí, lejos de
su familia y con un completo desconocido.
— Vamos a estar bien ya verás, nos turnaremos
para ir al supermercado y sacar la basura y poder
tomar un poco el aire. — Intenté tranquilizarla pero
no parecía haber surgido efecto, o a lo mejor era
demasiado frío.
Nunca había tenido una novia formal, así que no
sabía muy bien cómo tranquilizar a las mujeres,
aunque sabía muy bien cómo hacerles otras cosas.
Además Melody aún parecía muy niña y no sabía
cómo comportarme con ella. Ni siquiera sabía en
que demonios estaba pensando ahora mismo.
Ella se levantó y empezó a recoger los platos
pero le cogí de la mano obligándola a parar.
— No hace falta, ya lo recojo yo no te preocupes.
— Quería ser amable con ella, al fin y al cabo vamos

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a pasar mucho tiempo juntos. Mejor llevarnos bien.
— Está bien. Si no te importa voy a irme a
dormir, ha sido un día bastante complicado.
— No te preocupes, descansa. — Melody se fue
por el pasillo a la habitación.
Recogí la mesa y lavé los platos. Si estuviera solo
habría puesto una película o hubiera llamado a mis
amigos para hablar pero no quería despertar a
Melody, había tenido un día duro. Como todos en
verdad.
Después de un rato decidí que era hora de irme a
dormir. Era inevitable que este momento llegase,
tendría que dormir con ella.
Nunca he dormido con una chica sin hacer nada
sexual así que esto iba ser bastante raro.
Entré silenciosamente en la habitación. Melody
estaba durmiendo tranquila en el lado derecho de la
cama. Mierda yo quería ese lado, aunque ya es
demasiado tarde supongo.
Me acerqué al lado contrario y abrí las sábanas
suavemente, pude ver el pantalón corto del pijama
de Melody, tenía un buen culo.
Joder no pienses en eso Cameron.

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Me metí en la cama quedando de espaldas a ella.
Apagué la luz y me fui a dormir con la imagen de
Melody con su pantalón corto y sus trenzas.

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4. Un mal comienzo

Cameron
Estaba durmiendo tranquilamente cuando un
grito me despertó. Seguido de este vinieron muchos
más.
Abrí los ojos rápidamente. Melody no estaba a mi
lado.
Salí agitadamente de la cama mientras escuchaba
las gritos agudos de Melody.
No sabía que esperarme, pero sin duda lo que
estaba ante mis ojos no.
No puede evitar soltar una gran carcajada en
cuanto vi a la pequeña Melody intentando apagar
una sartén ardiendo.
Ella notó mi presencia y se puso completamente
colorada. Me echó una mirada asesina al ver que me
estaba riendo de ella.
— Deja de reírte y ven a ayudarme. — Ordenó
gritando.

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Me acerqué y en un movimiento rápido cogí la
sartén y la dejé en el fregadero. Acto seguido
encendí en grifo y dejé que las llamas se fueran
apagando.
En cuanto ya no había fuego me giré hacia mi
nueva compañera de piso quien me miraba
avergonzada. Seguía llevando el pijama con esos
pantaloncitos cortos que no me habían dejado
dormir en toda la noche.
— ¿Que demonios intentabas hacer? Si se puede
saber. — Ella agachó la cabeza, ni siquiera podía
mirarme a los ojos. Lo que me pareció ¿mono?
¿adorable? Menuda gilipollez. Aparté esos
pensamiento de mi cabeza.
— Quería hacer unas tortitas para darte las
gracias por acogerme en tu piso… pero me despiste
y de repente estaba la sartén en llamas.
No sabía cómo sentirme al respecto. Ella había
querido hacerme tortitas y yo me había reído de ella
en su puta cara, no ha sido un buen comienzo.
— Bueno agradezco el detalle, pero a partir de
ahora déjame la sartén a mi ¿Te parece bien
cocinera?

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Melody asintió y le dije que ya prepararía yo el
desayuno. Ella se sentó en uno de los taburetes de la
barra de la cocina mientras yo hacía unas tostadas y
café.
Quise sacar algún tema de conversación pero no
se me ocurría nada. Tenía que pensar en algo para
conocernos, al fin y al cabo estamos los dos
encerrados en un piso diminuto sin poder salir.
Dejé el desayuno en la barra y me senté a su lado.
Ella empezó a comer tímidamente así que decidí
hablar de algo para que esto no fuera tan incomodo

— Así que vas al mismo instituto al que yo fui,
¿Las cosas siguen igual?
Una sonrisa apareció en su rostro.
— Es la misma mierda de siempre, el señor
Michael suspendiendo y castigando a todo el que
respira, la señorita Ashley sigue teniendo miedo a
los alumnos y, como no, el entrenador Moore sigue
siendo un baboso. — No pude evitar reírme.
Solo hacía tres años desde que me gradué pero
me parecía una eternidad, el instituto fue la mejor
época de mi vida.

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— Puede que ya no esté pero ¿Sigue habiendo un
graffiti en la fachada del gimnasio? — Aun recuerdo
como mis amigos y yo, borrachos perdidos, se nos
ocurrió colarnos en el instituto en mitad de la noche
y hacer una pintada.
— Estaba hace poco, pero el nuevo director
mandó que lo taparan. ¿Lo hiciste tú verdad?
— Sí, digamos que no estaba muy sobrio cuando
decidí hacerlo. — Melody intentó esconder una
sonrisa, pero no lo consiguió.
Acabamos de desayunar en silencio y ella se
despidió diciendo que iba a darse una ducha. Puede
que consigamos llevarnos bien, al fin y al cabo.
Puede que la haya juzgado demasiado rápido.
Cogí mi móvil y llamé a mi mejor amigo, Liam.
— ¡Ey tío! Donde cojones te habías metido.
Llevo llamándote desde ayer. ¿Que tal el
confinamiento?
— No te cogí porque me pasó algo que no
esperaba… — Dejé la frase sin acabar para escuchar
la reacción de mi amigo. Liam siempre quiere saber
todo lo que pasa, aunque no lo admita es un cotilla
que se mete en todo.

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— ¿Que pasó? Cuéntame. ¡Cameron! Como no
me lo digas me salto la ley y voy a tu casa y te
obligaré a que me lo cuentes.
Mis sospechas eran ciertas. Sabía que no sería
capaz de dejar las cosas estar, tiene que enterarse de
hasta el último detalle.
— Pues a unas horas de que se estableciera el
confinamiento mis padres me llamaron para decirme
que tenía que meter en mi piso a la hija de unos
amigos suyos. Porque resulta que estaba sola en la
cuidad y no tenía manera de volver a casa.
— ¡Estas de puta coña! ¿Vas a vivir con esa tía
durante dos semanas? ¿Pero solo hay una cama?
¡Dios mío te la has tirado! ¿Está buena?
— Coño Liam cálmate un poco. Sí, estaré estas
dos semanas con ella y dormiremos en la misma
cama. Y no, no me he acostado con ella, ¡Que tiene
diecisiete años joder!
— No me jodas Cameron tres años no son nada,
pero no me has contestado. ¿Está buena?
¿Melody estaba buena? Claramente era una niña
muy guapa, con su largo pelo marrón y sus ojos
color miel. Y tenía un buen cuerpo, supongo.

36
Además de un buen culo. La imagen de sus
pantalones cortos de pijama me vinieron a la mente.
Relájate Cameron, es la hija de los amigos de tus
padres, además que aún va al instituto.
— Bueno sin más, es guapa. — Intenté sonar lo
más neutro posible para que Liam no me molestara
más con el tema.
— Tío yo no sé cómo te lo montas para acabar en
cuarentena con una tía buena en tu casa, por cierto
¿Cómo se llama?
— Melody, pero no va a pasar nada entre
nosotros. Se lo dejé bien claro, no quiero que piense
lo que no es.
— Tu siempre tan amable. — Aunque no le
estuviera viendo supe que había puesto los ojos en
blanco. — Pues a ver cuando me presentas a esa tal
Melody.
— Tu no vas a conocer a nadie. Ya hablaremos
más tarde, no me toques los cojones. — Liam y yo
nos despedimos.
Recordé un trabajo de la universidad así que me
fui hasta mi habitación para coger mi ordenador.

37
Abrí la puerta de golpe y la cerré al instante al
verla.
Melody estaba en ropa interior.
La pregunta de Liam me vino a la cabeza ¿Está
buena? Joder si lo está.
A lo mejor estas semanas van a ser más difíciles
de lo que pensaba.

38
5. Me retiro

Melody
El mundo tenía que estar gastándome una broma.
¿Enserio Cameron tenía que entrar a la habitación
justo cuando me estaba cambiando?
Joder, joder y joder yo me retiro de la vida. Hasta
aquí he llegado.
Llevo una hora en la habitación porque no me
atrevo a mirar a Cameron a los ojos. Menuda
vergüenza. El segundo día aquí y ya me había visto
en bragas.
Esto solo te puede pasar a ti Melody, bravo.
Tarde o temprano tendría que enfrentarme a él y
al ridículo que hice.
Me armé de valor y salí de la habitación. Crucé el
pasillo y ahí estaba Cameron sentado en el sofá con
su móvil.
En cuanto me oyó su mirada se clavó en mi. Noté
como me puse roja e intenté disimularlo yendo a la
nevera a coger algo de comer.

39
— Yo… — Cameron empezó a hablar y deseé
que se callara la puta boca, que hiciera como si eso
nunca hubiera pasado. — Perdón no volveré a entrar
sin llamar, no estoy acostumbrado a compartir casa.
— No te preocupes no pasa nada. — Me puse el
pelo delante de la cara para que no notara mis
mejillas rojas. Por dios tierra trágame.
Y como un milagro divino me llamaron al móvil.
Era mi madre, nunca deseé tanto que me llamaran.
Me alejé hasta el balcón y cogí el móvil. Sin
embargo no era la voz de mi madre, era la voz de mi
persona favorita del mundo, mi abuela.
— Ratoncita que tal estás? Me han dicho que
estás con un muchacho. Como me enteré que te trata
mal le pegaré con mi bastón. — Me reí ante su
comentario, mi abuela siempre tenía ese humor.
— Hola abuela, estoy bien no te preocupes. Y ese
“muchacho” me trata bien. — Mejor no le cuento el
hecho de que compartíamos cama y de que me había
visto en bragas. No quiero que le de un ataque al
corazón, literalmente.
— Eso espero, no querrá enfrentarse a mi, no
saldría victorioso. Por cierto, ¿estás comiendo

40
Tienes que alimentarte bien, no quiero verte ni un
gramo más delgada que ya estás en los huesos.
— Estoy comiendo, y te prometo que no
adelgazaré. Aunque echaré de menos tus croquetas.
— Maldito virus este, tu tranquila si quieres te
mando la receta por burofax, ¿Eso se sigue
utilizando? — Solté una carcajada, la quiero
demasiado.
— Me temo que ya nadie usa eso abuela, pero no
te preocupes que me las apañaré. Tu cuídate que ya
sabes que los más perjudicados por el virus sois los
mayores.
— ¡Oh! Pero bueno, ¿a quién llamas tu mayor?
Porque yo estoy echa una jovenzuela.
— Claro que si, que tonta soy. — Enserio, este
ser de luz me alegra la vida.
— Cariño que este trasto de tú madre se queda
sin batería, te tengo que dejar. — A pesar de que le
habíamos dicho mil veces que le comprábamos un
móvil solo suyo ella se negaba. Según mi abuela
cree que nos espían y que le dan nuestros datos al
gobierno ruso. — Tus padres y yo te mandamos
muchos besos, cuídate. Mañana te llama tu madre.

41
— Adiós abuela, os quiero.
La llamada se cortó y me quedé apoyada en el
balcón con una sonrisa en la cara. Hablar con mi
abuela siempre hace que me ponga de buen humor.
Casi había olvidado que estaba encerrada con
Cameron Holt.
Salí del balconcito y me encontré a Cameron
preparando lo que parecen ser espaguetis.
— No quería salir e interrumpirte, ¿Te gusta la
pasta?
— Si, claro. ¿Te echo una mano?
Me miró con una sonrisa torcida.
— Mejor déjame la cocina a mi, ya ha habido
suficientes incendios por hoy. Eso si, puedes poner
la mesa.
Puse todos los cubiertos y platos. Cuando terminé
Cameron ya había puesto la comida en una fuente,
así que empezamos a comer en silencio.
Durante la comida eché un vistazo a la casa. La
verdad no me había fijado mucho en los detalles.

42
Mi mirada se dirigió a una de las esquinas del
salón y me sorprendió ver un tocadiscos.
— ¿Te gusta la música? — Pregunté sin apartar la
mirada del aparato.
— Ah, sí, la escucho para relajarme. ¿A ti?
— Me encanta, mi padre también tiene un
tocadiscos en casa. — Mi padre y yo solíamos poner
música y bailar cuando era pequeña. Con el paso de
tiempo habíamos dejado de hacerlo, en parte por mi
culpa. Supongo que prefería pasar el tiempo con mis
amigas o con el teléfono y me arrepentí
enormemente de no haber pasado ese tiempo con mi
padre.
— Si quieres, después de comer, ponemos un
vinilo, ¿Que te parece?
— Me encantaría, ¿Tienes muchos? — Volví a
posar mi mirada en el tocadiscos, más abajo de la
mesa en la que estaba apoyado había varios discos
de vinilo.
— Sí, tengo un poco de todo, Queen, los Beatles,
Michael Jackson, Pink Floyd bueno luego los ves y
pones el que más te guste.

43
Una sonrisa apareció en mi cara sólo de
imaginarme escuchando mis canciones favoritas con
Cameron. Todo me seguía pareciendo surrealista.
Acabamos la comida y recogimos la mesa entre
los dos. Cameron me dijo que fuera mirando el disco
que quería mientras que él cogía el postre.
Me acerqué hasta el mueble y vi algunos de los
discos. Tenía algunos clásicos como The Dark Side
of the Moon, Abbey Road, Thriller o (What’s the
Story) Morning Glory?.
Aunque todos esos me gustaban estaba buscando
alguno de Queen. Sin duda era mi grupo favoritos y
tenía que ser el primer disco que escuchara con
Cameron.
Pasé varios vinilos hasta encontrar uno, The
Works. Lo saqué de la funda y lo puse en el
tocadiscos.
En ese momento apareció Cameron con dos
platos con un trozo de tarta de chocolate. ¿De donde
demonios la había sacado?
— No me mires así, es del supermercado.
Aunque sea mejor cocinero que tú tampoco soy un
chef así que tendremos que conformarnos con esto.

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— Me reí ante aquello. Cogí el plato que me ofrecía
y nos estamos en el sofá.
Las primeras notas de Radio Ga Ga empezaron a
sonar.
— Así que elegiste Queen, predecible.
— ¿Predecible? Yo lo llamaría tener buen gusto,
que es diferente. — Vi como Cameron sonrío y
sentí, por primera vez desde que llegué, que no
estaba tensa ni nerviosa. Estaba relajada, ahí sentada
junto a él escuchando a mi grupo favorito mientras
comíamos tarta de chocolate barata.
Miré a Cameron, con su precioso pelo rubio y sus
brillantes ojos verdes, y tuve que reprimir el impulso
de pasarle los dedos por el pelo. Era tan jodidamente
guapo.
Me levanté para cambiar de lado el vinilo.
Escuchamos unas canciones más en silencio hasta
que empezó soñar I want to break free.
Quise levantarme y empezar a saltar y bailar por
todo el salón pero estaba bastante segura de que
parecería un loca así que seguí el ritmo de la canción
con mi pie.

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Cameron lo notó y empezó a hacer percusión con
el tenedor y el plato. Solté una carcajada al ver que
me seguía el rollo.
En cuanto llegó el estribillo no pude evitar
susurrarlo Oh how I want to be free, Oh how I want
to break free.
Y ahí, en ese momento, sentí que Cameron y yo
estábamos en sintonía, no hacía falta hablar ni decir
nada. Le miré a los ojos y vi un pequeño brillo, de
repente una duda apareció en mi cabeza.
¿Tendría alguna posibilidad?

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6. Mejor amigo

Melody
Después de escuchar música estuvimos hablando
un rato. Me contó que estaba estudiando economía y
relaciones internacionales aunque no le gustaba una
mierda. También descubrí que su helado favorito es
el de nata, que el primer disco que compró fue
Nevermind, de Nirvana, y que su deporte preferido
es el surf.
Después de un rato Cameron se fue a la
habitación a jugar con un amigo suyo al ordenador o
algo así.
Cogí mi móvil y vi que tenía un montón de
mensajes de mis amigos, sobretodo de Theo, mi
mejor amigo.
Siendo sincera no había pensado en él durante
estos dos días. Cameron ocupaba todos mis
pensamientos, bueno y también el hecho de que
estamos viviendo una pandemia…
Entré en su chat y me reí al ver sus mensajes
Zorra, ¿Donde estas?

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¿Al final encontraste un sitio donde quedarte?
Melody me cago en todos tus muertos contéstame
a los mensajes.
Me estoy enfadando, como seas una vagabunda y
no me lo hayas contando no te vuelvo a hablar en tu
vida.
Vamos a ver pedazo de cerda o me contestas o me
salto el confinamiento, tú verás
Me sentí mal al no haberle contestado antes, ni
siquiera le había puesto que estaba bien.
Debería estar preocupado, aunque a lo mejor lo
de zorra y pedazo de cerda se lo podría haber
ahorrado. Pero conocía a Theo, él era así, nuestra
relación se basaba en insultarnos mutuamente.
Decidí que era mejor llamarle por FaceTime y
contarle todo lo que me había pasado, no sé lo iba a
creer.
Le llamé y cogió al segundo.
— ¡Pero donde demonios te habías metido
pequeña desgraciada! ¡No sabes lo preocupado que
estaba! Estuve a punto de llamar a los pabellones
para personas sin techo a ver si estabas por ahí. Pero

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por el fondo veo que estás en una casa, ¿Donde
cojones estás?
— ¡Lo siento! Soy la peor amiga del mundo
tendría que haberte mandado un mensaje. Pero ¡No
te vas a creer lo que me ha pasado! — Bajé el
volumen de mi voz para asegurarme que Cameron
no me escuchaba. — A ver empiezo por el principio.
Me echaron del hotel y no tenía a donde ir y mis
padres dijeron que tenían unos amigos en la cuidad y
que podrían acogerme, pero resulta que se había ido
de viaje. Sin embargo su hijo tenía un piso cerca de
aquí y que vendría a recogerme.
— ¡Que me estás contando! Me dices que estás
viviendo con un chico de tu edad ¡Solos! ¿Porque
siempre cumples todas mis fantasías? No es justo.
Me reí pensando que si ya estaba flipando con
eso cuando le contara quien era el chico le iba a
explotar la cabeza.
— Theo pero eso no es todo. Es que resulta que
el chico es… ¡Cameron Holt! — Los ojos se le
abrieron tanto que parecía que se les iban a salir, se
llevó una mano a la boca y de repente soltó un grito
típico de una niña de once años. — Shhhhh no grites
que no quiero que te escuche.

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—¡Tienes que estar de coña! ¡No es verdad me
niego! — No pude evitar reírme y ponerme roja. —
Puta que suerte tienes. ¡Madre mía! Tienes que
follartelo y contármelo todo, al menos que uno de
los dos prueba una buena polla en cuarentena ¿no?
Casi me atraganto con mi propia saliva, aunque
llevemos siendo amigos tantos años nunca me
acostumbro a las barbaridades que suelta por la
boca.
— A ver calma todo el mundo. No me voy a
acostar con Cameron, además que cuando llegué
puso algunos normas y entre ellas estaba nada de
mantener relaciones. Creo que me ve como una niña.
— Pero que dices ¡Si estás buenísima! Créeme, si
fuera hetero iría a por ti sin dudarlo.
— Gracias pero no creo que le interese, y déjame
hablar que no te lo he contado todo.
— ¡Hay más! Madre mía esto es mejor que las
novelas turcas que ponen en la tele.
— Pues cuando llegué me enseñó el piso,
claramente, y solo había una habitación así que le
pregunté donde iba a dormir yo… y bueno…
digamos que dormimos en la misma cama.

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— Yo me tiro por una ventana. ¿Te das cuenta de
la suerte que tienes? Vas a estar dos semanas con un
tío que está como un tren y encima compartís cama.
— Si puede parecer muy maravilloso pero, como
no podía ser de otra forma, ya he echo el ridículo
delante de él… me vio en bragas.
Theo soltó una carcajada y, si no fuera porque
estoy hablando con él por FaceTime, estoy bastante
segura que tendría toda su saliva en mi cara.
— Melody yo de verdad no sé cómo haces para
meterte en estos enjambres, pero oye mira el lado
bueno tienes un culazo.
Theo y yo seguimos hablando durante casi una
hora hasta que le llamaron sus padres y tuvimos que
colgar.
Cameron seguía en su habitación. En tan poco
tiempo habían pasado demasiadas cosas. Había
incendiado una sartén, me había visto en bragas,
habíamos escuchado a Queen juntos… y aún tenía
casi dos semanas por delante y tenía que
aprovecharlas.
¿Como podía acercarme a Cameron? Estábamos
en un piso encerrados los dos no debería de ser muy
difícil.

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Tenía que pensar en algo disimulado que pudiera
servir como excusa para conocerle más a fondo.
Vale tendría que hacer una lista de esto. Volví a
coger mi móvil y abrí la aplicación de notas y puse
como título Contraseña del correo, tenía que
disimular lo que había dentro porque si ponía algo
como Ideas para conquistar a Cameron Holt se me
caería la cara de vergüenza si alguien lo veía.
A ver que puedo hacer aquí encerrados en esta
casa. ¡Ya sé! Le diré que me enseñe a cocinar ya me
ha echo algunas broma con eso, supongo que
funcionará.
Teniendo en cuenta que vamos a estar mucho
tiempo aquí también podríamos jugar a algún juego
de mesa. ¡Por dios! quiero mover ficha con el no
jugar con ellas. Aún así lo apunto puede que me
sirva.
¿Que más que más? Bueno supongo que escuchar
más discos y hablar de música funcionaría.
Apunté esas tres ideas y cerré el móvil, ya se me
ocurrirían más. A partir de mañana empezaré con mi
plan.
Pienso conquistar a Cameron Holt.

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7. ¿Habrá cambiado?

Melody
Me desperté y, al contrario que ayer, Cameron ya
se había despertado. Ayer por la noche intenté darle
conversación pero parecía cansado así que cenamos
en silencio y luego me fui a dormir.
Hoy tenía pensado empezar con mi plan, podría
decirle de volver a escuchar música o que me
enseñara a cocinar.
Salí de la cama, cogí mi ropa y me fui hasta el
baño. No iba a volver a cometer el error de
cambiarme en la habitación, no es plan de ir
haciendo nudismo por el piso.
Me duché y salí ya con la ropa puesta. Cameron
estaba en el sofá y vi como en la encimera había un
plato de tortitas.
Hice un poco de ruido para que se percatara de
mi presencia y funcionó, levantó la mirada de su
ordenador y la fijó en mi.
— Buenos días, te he dejado unas tortitas y hay
café por si quieres. — Volvió a centrarse en su

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ordenador. Joder, dame un poco de conversación que
así no vamos a ninguna parte.
— Muchas gracias. — Venga Melody tu puedes,
háblale. — Oye es que bueno… había estado
pensando… a ver no sé si querrás… pero a lo
mejor… si no te molesta… podrías enseñarme a
cocinar. — Duda un poco más de tus palabras que
creo que aún no se ha dado cuenta de lo patética que
soy.
Volvió a mirarme pero esta vez con una sonrisa
torcida en sus labios.
— ¿Quieres que te enseñe a cocinar? — Me
miraba con cierta diversión en sus ojos y yo
simplemente me limité a asentir. — Esto tendría que
ser supervisado por un especialista de prevención de
riesgos laborales, ya me veo ardiendo.
Ay cariño, tú ya estás ardiendo y quiero
quemarme con tu fuego
Madre mía tengo que controlarme un poco
parezco una salida, aunque no pude evitar reírme
ante mi propio pensamiento.
— Si no quieres no pero como tampoco tenemos
nada más que hacer pensé que podría ser divertido.

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— Si claro, esta tarde te enseñaré a cocinar pero
la sartén la manejo yo, que quede claro.
— Me parece correcto. — Aaaaaahhhh quería dar
salititos y gritar, pero simplemente me dediqué a
comer el desayuno.
No podía esperar a que fuera esta tarde me moría
de ganas. Pero tenía que buscar una distracción hasta
entonces.
Fui hasta la habitación e hice la cama, luego
limpié el baño. Me dirigía a la cocina para limpiarla,
aún sabiendo que ya lo había echo Cameron, pero
necesitaba tener las manos ocupadas.
En cuanto entré le vi mirando al ordenador con
cara de preocupación.
— ¿Todo bien?
— Sí, pero creo que nos acaban de joder la
cuarentena, mira.
Me acerqué hasta donde estaba y me puse detrás
de él para mirar bien la pantalla de su ordenador.
Estaba en el periódico y una notica ocupaba toda la
pantalla, leí el titulo:
“A partir del día de mañana los colegios,
institutos y universidades empezarán a impartir

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clases online”
Tenían que estar de coña ¿no? Como íbamos a
dar clases online, si ni siquiera tenía mi ordenador
aquí.
— Parece ser que los centros han mandado un
email, deberías mirar si el tuyo ha mandado algo. —
Sin decir nada me senté al lado de Cameron y entré
en mi correo y, efectivamente, había un correo de mi
instituto.
Estimados alumnos,
Debido a la situación actual del COVID-19 nos
hemos visto obligados a reinventarnos para poder
seguir educándoles de la mejor manera posible.
Para eso hemos decidido que las clases las
impartiremos de modo telemático. Para ello
utilizaremos la plataforma Zoom que debéis
descargaros en vuestros dispositivos. Los horarios y
clases se verán reducidos. En el pdf compartido les
explicaremos el funcionamiento de las clases.
No puede ser, tendría que dar clases online en un
piso diminuto con Cameron rondando por ahí.
Tenían que estar de coña.
— Si tendré clases online, pero no tengo mi
ordenador aquí.

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— Yo también tengo clases online y lo del
ordenador… espera aquí un momento. — Cameron
se levantó y se fue hasta la habitación. ¿Que coño
estaba haciendo?
— A ver sé que no es un ordenador pero es lo
mejor que podemos conseguir. — Volvió a entrar a
la sala y llevaba en las manos un Mini IPad — Mi
primo pequeño se lo dejó aquí y nunca vino a por el.
— ¿De verdad? ¿No te importa que lo use?
— Para nada si yo tengo mi ordenador, te lo
dejaría pero también voy necesitarlo para las clases.
Por cierto, deberíamos ver dónde vamos a dar las
clases.
— Es verdad, bueno tu puedes estar en el
escritorio de la habitación y yo puedo estar en la
barra de la cocina hay espacio de sobra. — También
quise decirle que debido al estrés de las clases me
ponía a comer y me iría bien tener la nevera cerca,
pero mejor eso lo guardo para mi.
— Vale pues arreglado, ¿Necesitas libretas o
algo? Creo que tengo algunas de la universidad sin
usar, mañana te las doy.
— Muchas gracias por todo, enserio. — La
verdad me sorprende su amabilidad, en el instituto

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no tenía pinta de ser así. Es más digamos que a
veces podía ser un verdadero cabrón. De la nada un
recuerdo, que mi mente parecía haber querido
olvidar, apareció en mi cabeza.
Era el primer día del instituto. Todos estábamos
bastante nerviosos por empezar en un sitio nuevo
donde no conocías a nadie.
Theo y yo decidimos esperarnos para entrar
juntos, en la entrada había un montón de novatos,
como nosotros. Cuando Theo llegó entramos al
instituto, todos estaban abrazándose, corriendo por
los pasillos u organizando sus taquillas.
Nosotros nos quedamos a un lado del pasillo
hablando de cómo sería nuestro nuevo curso,
comparando optativas y cotilleando sobre la gente
nueva, cuando entró un grupo de chicos mayores.
El del medio era alto, musculoso rubio y de ojos
verdes, me quedé prendada de él desde el momento
en que lo vi, más tarde descubrí su nombre,
Cameron Holt.
A su lado había un moreno, incluso un poco más
alto que el. Tenía las facciones muy marcadas y era
guapísimo, este reía por algo que le decían sus

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amigos y tenía una sonrisa perfecta, su nombre era
Liam Brown.
Había otros chicos más, pero sin duda ellos dos
eran los que más resaltaban. Todos los alumnos nos
quedamos mirándoles, para no hacerlo, estaban
esculpidos por los mismísimos dioses.
Cuando parecía que iban a irse a sus clases, el
grupo se dirigió hacia un chaval, que sería un poco
más mayor que nosotros.
— Eh tú, mariconazo — Gritó un mulato de su
grupo.
En ese momento Theo me agarró de la mano. Ese
mismo verano me había confesado que era gay. Yo
me había alegrado mucho de que decidiera
contármelo, nadie debería vivir escondido.
Todos los del grupo rodearon al chico, quien
estaba claramente asustado. Entonces la voz del
rubio de ojos verdes sonó por todo el pasillo.
— A ver maricón, te lo vamos a dejar claro, te
queremos bien lejos de nosotros, no queremos que
nos pegues alguna enfermedad. — Todos los de su
grupo rieron ante su comentario. Yo estaba
paralizada igual que Theo.

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Liam fue el que siguió hablando. — Y recuerda
pasarnos los deberes si no quieres que te pase como
a tu amiguito.
Algunos del grupo le empujaban, le hacían
muecas y le soltaban algunos insultos, nadie hacía
nada. Todos estábamos demasiado impactadnos y
cuando pensábamos que la cosa no podía ir a peor
otro del grupo le pegó una bofetada que hizo que el
chico acabase en el suelo.
Todos se rieron y se fueron dejándole tirado en
suelo llorando y temblando.
La idea de que pudieran hacerle eso a Theo o a
cualquiera me enfureció y me tensé al instante,
Cameron pareció notarlo porque me miró con el
ceño fruncido.
¿Habrá cambiado? ¿O seguirá siendo el mismo
capullo? Una cosa tenía clara, yo no era la misma
chica indefensa que entraba al instituto por primera
vez, no dudaría dos veces en dejarle las cosas bien
claras y en defender a cualquiera de esas actitudes.

Holaaaa! Quería pasarme por aquí a daros las


gracias a todos los que estáis leyendo la historia.

61
Pero sobretodo quería agradeceros por los 100
votos. ¡Me hace muchísimas ilusión!
Cada vez que me llega una notificación sobre
alguien que ha votado o que ha comentado siento
que voy a explotar de la felicidad.
Os animo a todos a que sigáis leyendo la
historia y que comentéis, me meo de risa con los
comentarios de la gente. Aunque no sean muchos
agradezco todos y cada uno de ellos.
Intentaré actualizar cada dos días aunque,
ahora volveré a clases y a lo mejor tardo un poco
más.
Bueno os dejo que me creo famosa o algo,
muchas gracias otra vez ;)
Instagram / TikTok : @madameofbooks

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8. Cocinando

Cameron
Melody me había pedido esta mañana que le
enseñara a cocinar, me había parecido extraño que
quisiera aprender pero teniendo en cuenta que no
tenemos otra cosa que hacer acepté.
Durante toda la mañana había estado muy
contenta, sin contar un momento en el que se puso
bastante tensa sin razón aparente.
Es el tercer día con ella y parece que llevamos
medio año juntos, sin duda han pasado demasiadas
cosas.
Verla en ropa interior me había sorprendido, hasta
me hizo plantearme las estúpidas reglas que puse el
primer día.
Melody era una niña muy guapa, con un bueno
cuerpo ¿Que había de malo en acostarnos?
Sin embargo saber que solo tiene diecisiete años
y que, seguramente, se obsesionaría como la
adolescente hormonal que es hace que me eche
atrás.

63
Dejé esos pensamientos de lado y me centré en la
receta que le iba a enseñar, aunque no sé cocinar
muchas cosas puedo decir orgulloso que lo que sé lo
hago de puta madre.
Recuerdo que en una de nuestras pocas
conversaciones me había dicho que le gustaba el
dulce así que prepararíamos un bizcocho de
chocolate.
Me acerqué a la puerta de la habitación y llamé,
no quería que me pasara como la otra vez, bueno si
quería pero debía comportarme.
Volví a la cocina y Melody apareció, me quedé
sin aliento cuando la vi.
Llevaba puesta una de mis camisetas y, sin razón
alguna, sentí que se me iba a salir el corazón del
pecho. Además llevaba una coleta alta que dejaba su
preciosa cara al descubierto, las coletas me traen
recuerdos impuros a la cabeza.
Intenté no pensar en eso porque si no la tarde se
me iba a hacer muy larga.
— Espero que no te importe que cogiera una de
tus camisetas, el primer día me dijiste que podía
usarlas, no traje suficiente ropa y la mía se está
lavando… — Me hace mucha gracia como siempre

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intenta justificar todo lo que hace y no puedo evitar
reírme.
— No pasa nada, puedes usarlas cuando quieras.
— Me encanta como te ves en ellas quise añadir
pero me contuve.
No sé qué demonios me está pasando pero tengo
que controlarme, será el echo de que sea la única
chica que veo, la cuarentena ya pasa factura.
— Bueno había pensado que podíamos hacer un
bizcocho de chocolate, ¿Te gustaba el chocolate
verdad? — Una sonrisa apareció en su cara como si
fuera una niña pequeña.
— ¡Si me encanta! Espero no estropearlo. — Se
acercó a mi lado y se quedó mirando los
ingredientes que había puesto en la encimera de la
cocina.
— Bien pues empecemos, primero tienes que
romper los huevos y ponerlos en el cuento ¿Eso
sabras hacerlo verdad? — Ella me lanzó una mirada
asesina.
— Por supuesto que puedo hacerlo. — Cogió el
primer huevo, le dio dos golpes contra el bol y lo
partió a la mitad, hizo lo mismo con el segundo. —
¿Lo ves? Perfecto.

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Tenía los ojos brillantes, estaba orgullosa de ella
misma y simplemente había roto dos huevos. Intenté
no reírme pero me fue imposible.
— Vale cocinera ahora tienes que añadir el azúcar
y batirlos.
Cogió el azúcar, que ya me había encargado de
medir yo antes, y lo añadió al bol. Empezó a batir
pero lo hacía fatal, si seguía así íbamos a tardar
horas en acabarlo.
— No no mira, mejor hazlo así. — Me coloqué
detrás de ella y cogí su mano, empecé a hacer los
movimientos adecuados para que ella los siguiera
Me arrepentí al instante de haberme pegado a
ella, llevaba un perfume dulce que hacía que oliera
genial. Tenía su cuello al descubierto y me imaginé
besando esa zona.
Tenía que dejar de pensar en eso si no quería
acabar con una erección en medio de la cocina.
Me separé de ella. Melody estaba ¿sonrojada?
¿Le habrá incomodado nuestra cercanía?
— Si lo haces como te dije acabarás más rápido.
— Ella no dijo nada, se dedicó a batir hasta que

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quedó listo. — Bien ahora tenemos que agregar la
mantequilla, la esencia de vainilla y volver a batir.
Ella lo añadió en silencio y siguió batiendo como
le había explicado.
— Vale, ¿Ahora qué?
— Pues hay que coger ese colador de ahí y tienes
que echar la harina y el cacao en polvo.
Melody cogió la harina, pero antes de que
pudiera reaccionar se tropezó haciendo que toda la
harina cayera sobre mi, tenía que estar de broma.
Ella mi miraba con la boca abierta y el color de
su piel se fue tornando cada vez más rojizo.
— Madre mía, lo siento la he cagado. Joder, joder
lo siento. — Melody empezó a rebuscar entre los
cajones un trapo.
Yo no podía quedarme así, tenía que vengarme.
Antes de que ella se diera cuenta cogí el cuenco de
cacao en polvo y se lo tiré por encima. Ella soltó un
grito como si fuera una niña pequeña.
— Eso te pasa por ser una patosa. — Manché mis
manos con harina y las pasé por su cara
manchándola, ella empezó a hacer lo mismo y

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acabamos en una pelea por ver quien ensuciaba más
al otro.
Ella cogió un puñado cacao y me lo echó por el
pelo entre carcajadas. — El moreno no te queda tan
mal. — Se burló.
Yo cogí sus manos para que no pudiera
mancharme más y empezamos a forcejear entre
risas. Poco a poco nos fuimos moviendo hasta
chocar con la pared. Yo seguía agarrando sus manos
y de un momento a otro nuestras risas pararon.
Sus ojos estaban clavados en mi, e
irracionalmente mi mirada se fue a sus labios. Eran
carnosos y estaban manchados por cacao, ¿Como
sería probarlos?
Me obligué a levantar la mirada, intenté descifrar
lo que veía en sus ojos. ¿Acaso era deseo? Me
miraba con los labios entre abiertos y notaba un leve
temblor en sus piernas.
Me obligué a soltarla y a alejarme ya me había
dejado llevar bastante por hoy. Tenía que decir algo
para romper este silencio incómodo.
— Parece que no ha salido muy bien esto de
enseñarte a cocinar. — Una sonrisa apareció es sus
labios.

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— Perdón ha sido culpa mía, pero bueno al
menos nos hemos divertido.
Sé otras ideas de divertirnos tu y yo
¿Pero que me estaba pasando? Tengo que dejar
de pensar en ella de esa forma.
— Tienes razón, ¿Que te parece si te vas a dar
una ducha mientras yo recojo este desastre?
— Lo justo sería que lo limpiara yo, al menos
déjame ayudarme.
— Mejor lo hago yo, me he dado cuenta que eres
demasiado patosa. — Ella se sonrojo y agachó la
cabeza avergonzada, simplemente se limitó a asentir
y se encerró en el baño.
En cuanto se fue solté todo el aire que había
estado aguantando. ¿De verdad estuve apunto de
besarla?
Estoy echo un lío, nunca me había puesto
barreras con una chica. Si me gustaba iba a por ella,
así me la quitaba de la cabeza. Pero Melody era
distinta a las chicas con las que estuve. Es muy
inocente y no tiene pinta de ser de las típicas que
solo quieren a alguien por sexo.

69
Ella quería un principe azul y yo no podía darle
eso.

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70
9. Clases online

Cameron
El momento en la cocina me sigue viniendo a la
mente constantemente. Después de que ella saliera
de la ducha entré yo, y a la hora de la cena
prácticamente no hablamos.
Fue como si ambos hubiéramos echo un acuerdo
en no mencionar el tema, había una tensión en el
ambiente. Porque, aunque lo quisiéramos ignorar,
los dos sabíamos que habíamos estado a punto de
besarnos.
Estoy sentado delante del ordenador esperando a
que la maldita reunión de zoom empiece. Hoy
empezamos las clases online y me quiero pegar un
tiro.
Normalmente no suelo concentrarme mucho en
las clases y, ahora que las vamos a dar desde casa,
voy a quedarme dormido mientras me explican el
mercado de divisas.
La pantalla de mi ordenador sigue cargando, echo
un último a la habitación. El armario está cerrado, la
cama está echa y no hay nada tirado por suelo.

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Devuelvo la vista a mi ordenador y en la pantalla
aparecen mi profesoras y mis compañeros.
Todos están igual de dormidos que yo. Paso la
vista por todos ellos hasta encontrar la persona a la
que estaba buscando, Lorena.
Siempre digo que no tengo ninguna amiga del
sexo femenino y que no se tratar con las mujeres
pero Lorena es la excepción.
Simplemente la veo como uno más de los chicos.
Es mi amiga de la infancia, desde niños hemos
estado juntos y siempre he estado ahí para ella,
sobretodo estos últimos años cuando todo se volvió
mas complicado…
Como si me estuviera leyéndome la mente, me
llega un WhatsApp de ella.
No te veo muy despierto, ¿acaso ya te has
acostado con la niña esa?
Le había comentado toda la situación con
Melody, ayer necesitaba hablar con alguien y,
aunque Liam es mi mejor amigo, no es el más
indicado para contarle este tipo de cosas.
Sabes que no va a pasar nada con Melody. A ti
tampoco te veo muy despierta guapa.

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Por muy cercanos que fuéramos Lorena y yo
nunca hemos tenido algo, somos amigos y nunca
podríamos vernos como algo más. Además ella tiene
a alguien más del que preocuparse.
Cállate pesado y atiende a la clase.
Cuando iba a contestarle nuestra profesora
empezó a hablar.
— Hola chicos ¿me oís bien todos? ¿La conexión
es buena? — Nadie le contesta. — Me voy a tomar
este silencio como un sí. Bienvenidos a todos de
nuevo a las clases, sé que es una situación muy
complicada pero estamos intentando hacer todo lo
que podemos para seguir dando clase, espero ver el
mismo esfuerzo por vuestra parte.
La profesora siguió hablando durante media hora
sobre el coronavirus y la situación, estoy seguro de
que a este punto todos la habían silenciado ya.
Después empezó a dar clase empezando un tema
nuevo del que no me enteraba ni de la mitad.
Odiaba lo que estaba estudiando, no sé en qué
momento accedí a estudiar esto. Mi padre siempre
quiso que fuera médico, como mamá, pero las
ciencias se me dan como el culo, así que insistió en

73
que estudiará economía y relaciones internacionales.
Supongo que quiere que sea un empresario exitoso.
Aunque siendo sincero, no me gusta ninguna
carrera, ni siquiera sé de que me veo trabajando en
un futuro.
Cuando acabó la clase tuve que conectarme a
otra, y después a otra. Cuando estas acabarán no
volvía a tener clase hasta mañana.
Quedaban quince minutos para terminar la última
clase de la mañana y me había puesto a mirar
Instagram en el móvil. Caí en la cuenta de que no
sabía en Instagram de Melody, debería pedírselo.
Tendría que stalkearla un poco, para saber con
quien estoy viviendo.
Por fin la clase había acabado, se me habían echo
eternas. Necesitaba estirar las piernas y salir del
maldito escritorio.
Abrí la puerta de la habitación y entré en la
cocina.
Mierda
Melody me fusiló con la mirada. Estaba sentada
en la barra de la cocina mientras daba clases, ella
también empezaba hoy. Me había olvidado.

74
Giró la cabeza disimulando para que el profesor
no la viera distraída. Solo quiero ir a la nevera, el
IPad esta del lado contrario, nadie me verá.
— Solo voy a coger una cerveza y me voy no te
preocupes. — Me volvió a mirar furiosa pero siguió
atendiendo a la clase.
Fui hasta la nevera y escuché la voz del profesor
Kidman, me dio clase de historia en el instituto, era
el puto amo.
— Muy bien ¿alguien quiere corregir el ejercicio
cuatro? ¿Nadie? Bueno pues como no hay
voluntarios lo elegiré yo. Melody te tocó.
Tuve que aguantar una carcajada, su cara se había
vuelvo roja y sus manos le temblaban.
Exagerada
Pude ver como desactivó el micrófono, abrí mi
cerveza mientras veía lo nerviosa que estaba
mientras buscaba el ejercicio en su libreta.
Me llevé la cerveza a la boca y, sin poder
evitarlo, se me resbaló de la mano causando que
estallara en pedazos. — ¡Mierda!
En el momento me di cuenta del fallo que había
cometido, Melody me miró con un claro enfadado y

75
estaba aún más roja que antes. La voz de su profesor
inundó la sala.
— Valla parece que tienes compañía ¿Porque no
nos enseñas quién es? Porque ya veo que no estás
muy atenta.
— No… es que… — Melody no sabía que decir,
estaba muy nerviosa se le notaba.
Sin que pudiera decir nada rodeé la encimera de
la cocina y aparecí delante de la pantalla del mini
IPad que le había dejado.
— ¡Hola profesor Kidman! — Saludé a mi
antiguo profesor, su cara mostraba un claro asombro,
igual que la de sus compañeros que empezaron a
mandar mensaje por el móvil. Me giré para mirar a
Melody, estaba con la cabeza gacha, querría
matarme.
— Pero bueno. ¡Esto si que no me lo esperaba!
¡Cameron Holt! El mejor alumno que he tenido. —
Aunque nunca fuera bueno en el colegio, en su
asignatura siempre me esforzaba y sacaba
sobresalientes. — ¿Que hace usted con la Señorita
Edevane?
Nunca había escuchado su apellido, Melody
Edevane, sin duda tenía un nombre bastante curioso.

76
El señor Kidman me miraba expectante. ¿Debía
contarle la historia?
— Bueno la verdad es que es una historia
bastante curiosa, ¿verdad Melody? — Le di un golpe
obligándola a levantar la cabeza, me miró, y pude
ver claramente su enfado. Ella no contestaba nada
así que le expliqué la historia al profesor.
— Menuda aventura, que suerte ha tenido de que
estuvieras por ahí. — Suerte la mía, enserio, tengo
que parar de pensar esas cosas. — Pues me alegro de
verte Cameron, pero me temo que te tengo que pedir
que te vayas y no distraigas más a mi alumna.
Me despedí y me encerré en la habitación. Ya
estaba temiendo la bronca que me echaría Melody

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10. ¡En que estabas
pensando!

Melody
Le voy a matar.
En cuanto termine esta maldita clase se va a
enterar de quién es Melody Edevane.
— Muy bien chicos hasta aquí la clase de hoy,
podéis desconectaros. — Salgo de la reunión de
Zoom y me levanto del taburete preparada para
cantarle los cuarenta.
Me dirijo a su habitación y entró sin llamar.
Cameron está sentado en la cama con una sonrisa
maliciosa.
— ¡Es que acaso te hace gracia! ¿Enserio? ¡En
que cojones estabas pensando!
— A ver a ver calma, no es para a tanto. — Se
levanta de la cama y se coloca enfrente mía.
— ¿Que no es para tanto? ¡Claro no es para tanto
cuando no eres tú el que tiene que joderse! ¡Puto

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egoísta de mierda! — Cameron suelta una carcajada,
acaso no ve lo enfadada que estoy.
— Melody tampoco hace falta que te pongas así
y no me vuelvas a insultar que yo no te hice nada.
— ¡Tu no sabes lo que me espera ahora! Todo el
maldito curso sabe que estoy viviendo contigo y me
están petando el móvil de mensajes y llamadas.
— ¿Y? ¿Tan malo es que sepan que estás
conmigo? — Noto como se tensa y se acerca un
poco más a mi.
— ¡Si! ¡Si que es tan malo porque tienes una
reputación de mierda y no quiero verme envuelta en
los cotilleos que se va a inventar la gente!
— ¿Que reputación de mierda? ¡Por favor
Melody ten un poco de personalidad! ¿Que
demonios te importara lo que piensen?
— ¿De verdad me estás preguntando la
reputación que tienes? Como si no tuvieras muy
claro la clase de persona que eres. ¡Y si! ¡Si que me
importa lo que piensen de mi! Porque yo no soy
como tú ni quiero que me relacionen contigo. — Veo
como Cameron cierra los puños y doy un paso para
atrás.

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— Me estás tocando los cojones, tú no me
conoces y no sabes una mierda de mi historia así que
cállate la puta boca de una vez ¡joder!
Estaría mintiendo si no dijera que me estoy
empezando a acojonar, nunca había visto a Cameron
enfadado, pero eso no iba a hacer que me callara.
— ¿Que no te conozco? ¡He visto con mis
propios ojos la mierda de persona que eres! No te
vengas ahora de héroe, sabes muy bien que eres un
cabrón.
— ¿Soy un cabrón? ¡¿Entonces porque demonios
estabas deseando que te besara ayer?! Eres una
hipócrita y una malcriada. ¡Todo porque hablé en tu
clase de zoom! ¿Enserio?
— ¡La clase ya me importa una mierda! ¡Es tú
actitud lo que me jode! Te crees el rey del mundo y
no es así. — No puedo seguir con el en la misma
habitación, necesito estar estar sola.
Salgo de la habitación y veo como Cameron me
sigue.
— ¿A donde vas? ¡La princesita ya no es tan
valiente por lo que veo!
— Déjame en paz quiero estar sola.

80
— Que pena, porque ahora vas a acabar esta
conversación.
— ¡No voy a acabar nada porque no tengo nada
que hablar con gente como tú! Y recuerda segunda
regla, respetar los espacios personales, si yo quiero
estar sola te jodes y obedeces.
— Pues como quieras, pero eres una puta
inmadura que no sabe lo que quiere.
Cameron me deja sola en el salón y él se encierra
en su habitación.
No sé cómo hemos acabado discutiendo así, con
un simple perdón me hubiera conformado y hubiera
dejado el tema.
No voy a mentir y decir que lo hice todo bien,
muchas cosas debería habérmelas callado y admito
que fui yo la que empecé a insultarlo, pero es la puta
verdad.
El móvil no para de sonar, tengo cientos de
mensajes de diferentes personas de curso. Algunas
me preguntan como es vivir con Cameron Holt,
otras me preguntan si somos novios y luego están
los mensajes que más me molestan que me
preguntan si ya me lo he follado y los que me llaman
puta.

81
Esto es lo que me jodía tanto, en el instituto era
un fuckboy, utilizaba a las chicas y luego las
mandaba a la mierda cuando se aburría de ellas.
Y yo como hipócrita, teniendo un crush en él.
Ahora todo el mundo va a pensar que soy otra de las
muchas chicas que cayeron rendidas a su pies.
Además el maldito comentario sobre el casi beso
de ayer me había alterado.
Le había estado dando vueltas al asunto durante
mucho tiempo. Yo quería que me besara y el parecía
que lo iba a hacer pero obviamente se alejó. Nunca
se fijaría en alguien como yo, y hoy me lo dejó muy
claro.
Cameron Holt no era el chico que creía que era y
tenía claro que no quería a alguien como él a mi
lado. Por muy bonito que sea por fuera si tampoco lo
era por dentro no me servía de nada.
Dios mío, no sé cómo se han podido descontrolar
tanto las cosas en solo cuatro días. Ahora solo tengo
que preocuparme por sobrevivir una semana y dos
días más. Después me iré a mi casa y todo esto
quedará como un mal recuerdo que guardaré al
fondo de mi memoria.

82
Theo me había estado llamándome sin parar, pero
yo sólo quería hablar con una persona.
— Hola mamá, ¿Cómo estáis?
— Mi niña, como me alegro de que me llamaras,
a veces siento que si no te llamo yo tú te olvidas de
mi. — ¿Y ahora como le digo que quería hablar con
la abuela?
— ¿Como me iba a olvidar de vosotros?
— Bueno tengo novedades que contarte. Como
ya sabes los hospitales están colapsados y necesitan
más personal así que me llamaron para ver si podía
ir a ayudar y les dije que si. Todo necesitamos
colaborar como podamos, ¿no crees?
— ¿De verdad? Estoy muy orgullosa de ti mamá,
seguro que les vas a servir de mucha ayuda, enserio.
— Gracias cariño, pero ya te paso a la abuela que
sé que me llamaste para hablar con ella — Ups…
— Gracias mamá, te quiero.
— Mi ratoncita, ¿cómo estás amor mío? — La
voz de abuela siempre me alegra, hasta en los peores
días.

83
— Estoy bien abu, pero quería hablar contigo de
una cosa. — Ella siempre me da los mejores
consejos. — Hoy he discutido con Cameron,
empezó por una tontería pero luego los hemos
empezado a echar cosas en cara y hemos acabado
mal, no sé qué hacer.
— Tarde o temprano esté momento llegaría, sois
dos jovenzuelos encerrados en un piso lleno de
hormonas. Estoy segura de que muchas de las cosas
que os dijisteis no las pensáis de verdad.
— No creo… el parecía bastante seguro.
— Melody, te comes demasiado la cabeza. No
hagas ni tomes ninguna decisión ahora, necesitas
mirar las cosas perspectiva. A veces las cosas no
siempre son como uno cree, y las personas somos
complicadas. Debes tener paciencia y deberías
hablar civilizadamente, vais a convivir durante aún
mucho tiempo.
— Lo sé, pero es que Cameron es muy
complicado.
— Todos los hombres lo son, son unos tercos
pero no nos queda otra que aguantarlos…
Mi abuela es todo lo que quiero en este mundo,
es el ser de luz más maravilloso que he conocido

84
nunca. Siempre me saca una sonrisa hasta en los
peores momentos.

Holaaa! Perdón por tardar tanto en actualizar,


me doy rabia hasta a mi.
Solo quería deciros que puede que tarde más
en subir capítulos, en el instituto me están
poniendo un montón de trabajo y no tengo casi
tiempo.
Espero poder recompensaros por la tardanza,
tarde o temprano haré una maratón, lo prometo.
Gracias otra vez por todos los votos y
comentarios. Os adoro ;)
Instagram / TikTok : @madameofbooks

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11. Las llamadas

Cameron
¿Quien cojones se cree está niña para hablarme
así?
Simplemente me había metido en su clase online.
De repente ella se cabreó y empezó a insultarme.
Me toca los cojones porque no tiene ni idea de
cómo soy como persona. Además ¿a que mierda se
refería con que ha visto con sus propios ojos el tipo
de persona que era?
Habíamos compartido algunos años en el instituto
pero ella no me conocía a mi, ni yo a ella.
Aún por encima tiene la cara de largarse en
medio de la conversación.
Es una niña malcriada que no sabe lo quiere. Un
día quiere comerme la boca y al siguiente me dice
que soy un cabrón y que no quiere estar relacionada
conmigo.
Aunque tengo que admitir que lo del beso lo
había dicho sin querer, pero al ver su reacción estaba

86
claro que no mentía.
Había intentado volver y aclarar las cosas pero
simplemente se encerró en la habitación.
Si ella me ignora yo haré lo mismo entonces.
Le mandé un audio a Liam contándola la ridícula
discursión que había tenido con Melody pero aún no
me ha contestado.
También pensé en escribirle a Lorena pero estará
muy ocupa con lo suyo.
La cuarentena me está consumiendo y solamente
llevo cuatro días. No sé qué demonios hacer y estoy
muy aburrido.
Si Melody no estuviera emperrenchada le hubiera
propuesto hacer algo.
Miro instintivamente hacia el tocadiscos y mis
pensamientos se trasladan a la tarde en la que
estuvimos escuchando música de Queen.
Sin embargo, mis cavilaciones se interrumpen
con el ruido de mi tono de llama.
Liam

87
Contestó al teléfono y lo único que escucho es a
mi amigo descojonandose se risa.
— ¡Que la niñita te ha dejado en tu sitio! — Más
risas. — ¡Me meo que puta ama!
— Uy si una gracia me hace, ¿no me oyes?
— No, no pero ahora enserio. Que la Melody esa
ha tenido unos ovarios, nadie se ha atrevido nunca a
hablarte así.
— Ella no me conoce, si de verdad supiera como
soy no hubiera abierto la boca.
— Pues yo creo lo contrario, te diría las cosas a la
cara. Si algo ha quedado claro es que esa niña tiene
agallas.
— Lo que tiene son unas ganas increíbles de
joderme la vida eso es lo que tiene.
— Sabes lo que creo que te pasa. — Me preparo
para escuchar la mayor gilipollez. — Creo que
Melody te gusta.
Suelto la mayor carcajada de mi vida.
— Me puedes explicar de dónde sacas esa teoría.

88
— Pues a ver, aunque no la he visto, seguro que
es guapa, el hecho de que no puedas tenerla te da
morbo y encima tiene carácter. Te llama la atención
y lo sabes.
— A ver yo no te niego que no me planteara
intentar algo aunque, siendo sinceros, solo está bien
para un par de polvos.
La actitud de Melody me irrita, cuando la conocí
pensaba que iba a ser alguien tranquila y fácil de
manejar pero hoy sacó a la luz sus problemas de
agresividad e impulsividad.
— No sé tío, yo digo lo que digo. El tiempo lo
dirá.
Melody
— ¡Yo es que lo mató Theo enserio! Que asco de
persona.
Mi amigo lleva oyendo despotricar de Cameron
Holt durante casi dos horas.
— No le soporto, tendrías que haberlo visto con
sus aires de superioridad. ¡Ahora todo el insti piensa
que soy una zorra!
— Melody, calma, calma. Te lo voy a repetir por
decimocuarta vez, sí, es un cabrón pero no le des

89
más vueltas. Solo tendrás que estar con él una
semana y media, no será para tanto.
— ¿¡Pero es que no ves que no le aguanto!?
— Lo único que veo es que sigues obsesionada
con él y la escenita ridícula que montaste me lo
demuestra.
— ¡No fue una escenita ridícula! — Bueno, a lo
mejor un poco, pero no pienso admitirlo. Mi
dignidad va primero.
— Yo creo que estás molesta con él por otra cosa.
¿Me la vas a contar ya?
Tenía razón, parte de la discursión no tenía que
ver con que se hubiera metido en mi clase de zoom.
Los recuerdos de él y sus amigos metiendose con
un chico gay siguen viniendo a mi mente. Supongo
que estoy enfadada porque tenía una imagen
perfecta de él y darme cuenta que fue, o es, un
homófobo hace que me de asco el haberme fijado en
Cameron.
— A ver, puede que no lo recuerdes pero… ¿Te
acuerdas de nuestro primer día del instituto?
— Si claro, ¡Oh dios me acuerdo del estupido
atuendo que llevabas! ¡Eras una fashion victim!

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— Ay cállate, no era eso a lo que me refería.
— Pues no, no me acuerdo. ¿Que había pasado?
Le conté todo lo que recordaba. Como Cameron
le había insultado a ese pobre chico, como sus
amigos le pegaban y como él no hizo nada para
impedirlo.
— Joder… menudos desgraciados.
— Me jode, porque de verdad creía que el era
buen chico, y en el fondo me sigue gustando. Pero
nunca podría estar con una persona que piensa así…
si hubieras sido tú, yo…
No pude terminar la frase, las lágrimas
empezaron a correr por mis mejillas. Lloraba de la
impotencia.
— Melody, no te voy a mentir, me parece un
gilipollas y si le viera seguramente le metería una
hostia que tendría que pagarse una nueva ortodoncia,
pero voy a intentar darte un consejo siendo lo más
imparcial que pueda.
Me preparo para escuchar lo que me tenga que
decir, Theo me conoce mejor que nadie y se que
siempre dice las cosas tal y como son, sin ningún
tapujo.

91
— A ti aún te sigue gustando aunque no lo
quieras admitir. Pero también te conozco lo
suficientemente para saber que tú nunca podrías
estar con una persona que piensa de esa manera. Así
que deberías intentar averiguar si sigue pensando
así. Puede que madurara y que cambiara de opinión.
Pero si sigue pensando lo mismo, lo mejor será que
aceptes que es un imbécil y que te olvides
definitivamente de él.
Se que tiene razón, no puedo seguir viviendo bajo
la esperanza de que sea alguien que no es.
Tengo que saber quien es verdaderamente
Cameron Holt.

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12. Tregua

Cameron
Han pasado cuatro días desde la pelea con
Melody. Hoy hace una semana y un día desde que
vino a mi piso y ya parecemos un matrimonio viejo.
Nuestra rutina se basa en que si yo entro a una
habitación ella sale, si intento hablarle ella mi
ignora. Lo único que hacemos juntos es comer y
cenar, más que nada porque sé que ella no tiene ni
idea de cocinar y soy la única opción que tiene de
alimentarse.
Aunque en verdad, sí mantuvimos una
conversación en estos cuatro días.
— ¿Quieres escuchar algo de música? —
Pregunté con la esperanza de que deje esta estúpida
guerra de lado.
— A ver déjame pensarlo… no. — Me dedica una
sonrisa y se dirige hacia la puerta. Antes de que
pueda salir la agarró del brazo obligándola a
mirarme.

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— ¿Acaso no te han enseñado modales en tu
casa? — Su actitud de niña mimada ya me estaba
tocando bastante los cojones.
— ¿A ti te enseñaron? Porque no lo creo. —
Dicho eso se suelta de mi agarre y se encierra en el
baño.
Me gustaría decir que me da igual que pase de mi
pero aquí encerrados no tengo nada que hacer y el
aburrimiento es cada vez mayor.
Ya he jugado a todos los juegos habidos y por
haber en el ordenador. Me he visto al menos treinta
películas y veinticuatro series. He hablado por
teléfono y FaceTime durante horas.
Aunque sin duda lo peor de estar enfadados es
cuando llega la hora de dormir.
Melody suele irse a la cama bastante antes que
yo, así que cuando llego ya está durmiendo y es
bastante incómodo tumbarme al lado de ella
sabiendo toda la situación, aunque sus pantalones
cortos del pijama me quitan malestar.
Últimamente estuve pensando mucho en la última
conversación con Liam.

94
¿Como podía pensar que me gustaba Melody?
Puedo admitir que físicamente me atrae pero tiene
un carácter de mierda, nunca podría estar con una
persona así.
Además las relaciones no son para mi, tener que
estar pendiente de una persona y prometerle
fidelidad es algo de lo que no creo estar preparado.
Por mucho que la actitud de Melody me enfade
no quiero estar así durante una semana más porque
me voy a volver loco.
Estuve pensando la manera de solucionarlo y me
he dado cuenta de que la forma pacífica no funciona
así que voy a tener que pasar al plan B.
Voy a arreglar las cosas de la única manera que
sé.
Son las doce de la noche y Melody está en el
salón con el móvil, voy a acabar con esto de una vez
por todas.
Me dirijo a la cocina y abro un cajón agarrando
mi arma secreta.
Me pongo delante de ella. Me mira estupefacta.
Entonces dejo encima de la mesita de la sala la
botella de vodka.

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— ¿Que demonios haces?
— Vamos a arreglar las cosas y ya que no
podemos hacerlo sobrios lo haremos borrachos. Con
alcohol es como arreglo yo los problemas.
No contesta simplemente me mira alucinada.
Como si nunca hubiera visto vodka.
— Tengo diecisiete años no puedo beber.
— Gilipolleces, con catorce iba pedo hasta a
clase.
— Eres un estupido. — Se levanta pero le cojo de
la mano y la obligo a sentarse. — ¡Suéltame! No
quiero participar en tu estúpido juego.
— Bueno si quieres te cojo un danonino y vas
bebiendo pero vamos a arreglar esto que nos queda
aún mucho tiempo juntos. — Melody rueda los ojos
y cuando pienso que se va a volver a ir abre la
botella y llena los dos vasos de chupito.
— Está bien, ¿Que propones? — Menos mal que
ha aceptado, porque esta es la última esperanza de
solucionar nuestros problemas.
— Pues había pensado que nos podíamos hacer
preguntas y si alguno de los dos no contesta tiene
que beber un chupito.

96
— Me parece justo, empiezas tú.
Siendo sinceros esto se me había ocurrido sobre
la marcha y no tengo ni zorra de qué preguntarle, así
que me decanto por algo fácil para empezar.
— ¿Que es lo que dijeron los de tu colegio
cuando se enteraron que estabas conmigo?
Melody parece sorprenderse con la pregunta y
baja un poco la mirada.
— Pues piensan que estamos liados y digamos
que hay los que creen que soy una pasada y los que
creen que soy una puta. — Eso último hace que me
ponga rígido.
— ¿Te llaman puta porque estás en mi casa?
¿Enserio sus neuronas no llegan a más?. — Me jode
que piensen eso de Melody porque, a pesar de todo,
no se merece esos rumores.
— Ya pero bueno es lo que hay… En fin me toca
preguntar, supongo. — Asiento y ella parece pensar
la pregunta. — Sinceramente ¿Que es lo que opinas
de mi?
Su pregunta me pilla por sorpresa, esperaba algo
relacionado con nuestra discursión, hasta hubiera
esperado que me echara en cara mi comportamiento.

97
La verdad es que no se muy bien la respuesta.
¿Que es lo que pienso de Melody? Es una niña
guapa, pero eso no se lo diré. Me intriga, pero sus
ataques de ira y sus contestaciones me ponen de los
nervios.
Así que respondo con lo único que se me ocurre
para describirla.
— Eres complicada.
Su cara en un cuadro, arruga las cejas y se le
achinan los ojos, está para que le haga una foto.
— ¿Complicada? ¿En serio? No puedes
responder así, explícate.
— Pues a ver, cuando llegaste parecías un
cachorro perdido, eras tímida y hubiera jurado que
eras una niña bastante tranquila. Cuando pasaron
unos días vi otro lado de ti, eras más abierta,
hablabas más, me habías propuesto escuchar música
y pensé que de verdad podríamos llevarnos bien.
Después vino tu lado impulsivo y agresivo lo que
me descolocó. Estoy esperando a ver tu siguiente
fase. — Mi respuesta parece hacerla reflexionar.
— Bueno tú tampoco eres una persona fácil.

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— Nunca dije que lo fuera. Es mi turno. — Voy a
dejarme de rodeos y preguntarle lo que de verdad
quería saber. — ¿Por qué crees que soy un cabrón?

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13. Jugando con fuego

Melody
— ¿Por qué crees que soy un cabrón?
Esta sería la oportunidad perfecta para decírselo
todo a la cara y de adivinar de una vez por todas si
es un homófobo de mierda o no.
Sin embargo ahora que lo tengo delante no me
salen las palabras. Había pensando mil veces en lo
que le diría y ahora que puedo me quedo callada.
— ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿Acaso no
me vas a responder? — Cameron me mira
impaciente. Hubiera deseado salir y encerrarme en la
habitación pero yo también quiero solucionar esto,
aunque no estoy preparada para contestar a la
pregunta.
Agarro el chupito de vodka y me lo tomó de un
trago. No he bebido mucho alcohol en mi vida, no
me gusta, lo máximo que he tomado es una cerveza
en alguna fiesta.
El amargo trago pasa por mi garganta y me
resisto a hacer una mueca, no quiero verme patética.

100
— Si quieres que conteste, vuelve a
preguntármelo cuando esté borracha. — Puedo notar
la decepción en su mirada, parece que es verdad lo
de que quiere acabar con esta disputa, pero ya que
estamos vamos a divertirnos un poco.
— Vale entonces cambio de táctica, mi plan es
emborracharte hasta que digas la verdad. — Tuve
que reprimir una risa. Él no me iba a ver borracha.
— Ni en sueños y ahora me toca. — Tenía que
pensar en alguna pregunta que hacerle y aunque
muchas rondaran por mi cabeza ninguna me parecía
adecuada. Lo mejor sería ir sacándole información
poco a poco. — ¿Por qué te importa tanto que no
nos hablemos?
— Estamos encerrados aquí todo el día, es
agradable hablar con una persona de vez en cuando.
— Prefiero no creerme sus palabras y pensar que
hay otro motivo más allá.
— Cuando llegué por primera vez no parecías
pensar lo mismo. Cuando me recogiste poco más y
me tiras la maleta a la cara.
— No me hacía gracia meter a una desconocida
en mi piso. Creo que es lógico, ¿no?

101
— Supongo… — Entiendo que tampoco debió
ser fácil para él pero estaba a punto de un ataque de
ansiedad podría haber sido más amable, aunque así
es Cameron.
— Es mi turno de preguntar. ¿Me conocías antes
de que vinieras a mi piso? Cuando discutimos dijiste
algunas cosas que no me cuadraban.
Por supuesto que te conocía era tu acosadora
personal y me pasaba los días hablando de ti con mi
mejor amigo y fantaseando que me invitabas a salir.
— No, me sonabas un poco nada más…
— ¿Por qué dijiste que sabías como era entonces?
Porque no me gusta que hablen de mi sin
conocerme.
Mierda. Las mentiras nunca llegan a ninguna
parte.
— No es tu turno de preguntar, mala suerte. —
Solo espero que no me haga esa pregunta más tarde.
— Ya que veo que quieres hablar de la pelea ¿Por
qué dijiste que quería besarte? Porque desde mi
punto de vista solamente estábamos jugando.
Creo que no ha sido una pregunta muy acertada,
me van a dar por todos lados. Creo que el vodka

102
empieza a hacer efecto.
— Bueno yo te vi bastante dispuesta a besarme y
cuando te lo dije no negaste nada. — Cameron tenía
una sonrisa de superioridad, se la borraría de un
hostión pero tengo que controlarme.
— ¡Pues te lo niego ahora! No quise, ni quiero, ni
querré besarte jamás. — Mentira, mentira, mentira y
mas mentiras.
— Genial, mira ya hemos solucionado un
problema, te dije que este juego funcionaría.
6 chupitos más tarde…
Las preguntas que vinieron a continuación no
tenía intención alguna de contestarlas. Me volvió a
preguntar porque le odiaba, yo le pregunté porque
tenía tanto interés en saberlo… y muchas más que
ninguno de los dos quiso responder.
Quería engañarme a mi misma diciendo que no
estaba borracha pero llevaba veinte minutos
contándole la historia de cómo murió mi hámster y
no sé ni cómo hemos acabado así.
— Yo no me di cuenta que estaba entre la ropa y
lo metimos en la lavadora… ¡Fue sin querer lo juro!
Echo de menos a Barbitas. — La voz se me corta

103
¿Acaso estaba llorando? Ya no podía controlar mi
cuerpo, el vodka se había apoderado de mi. Pero la
pena se me pasó y dio paso a la euforia.
Cameron está partiéndose de risa, el tolera el
alcohol mucho mejor que yo y estaba disfrutando
con toda la escena.
Ahora tenía la necesidad de moverme, de saltar,
de… ¡Bailar! Si eso es lo voy a hacer.
— ¡Cameron! ¡Vamos a bailar! — Abrí Spotify
en mi móvil y puse mi playlist de reggaeton.
Criminal de Natti Natasha y Ozuna empezó a
sonar.
La verdad era que odiaba esta canción, pero
hubiera perreado hasta con la quinta sinfonía de
Beethoven.
Me levanto del sofá y empiezo a bailar, Cameron
me mira divertido y a pesar de mis insistencia no
quiere bailar. Menudo aburrido.
— ¿Como puedes pasar de escuchar Queen a
escuchar esto? — Me pregunta.
— Amo Queen pero de vez en cuando necesito
un cambio de registro.

104
Sigo bailando, saltando y cantando, ¿y si me subo
encima de la mesa? No eso sería demasiado.
Continuo hasta que la canción se acaba. Antes  de
que empiece a sonar la siguiente Cameron apaga la
música me agarra del brazo y me devuelve al sofá de
un tirón
— Aún no hemos acabado de jugar a las
preguntas.
— Pero yo quiero bailaaaar. — Arrastró las
palabras debido al alcohol pero la verdad no me
importa.
— Luego podrás bailar todo lo que quieras. — Se
pone serio, me va a preguntar algo importante y no
estoy en condiciones para mentir — Se sincera
Melody ¿Por qué crees que soy un hijo de puta?
¿Acaso te echo algo?
— ¿Otra vez con eso? — Está chaval no se
entera. — Pues porque en el instituto eras un matón
y un chulo de mierda, además de un homofobo ¿O
es que no lo recuerdas? Ese pobre chico en el
pasillo. — Se que me estoy yendo de la lengua pero
ahora ya no puedo parar. — Seguro que no te
arrepentiste en ningún momento de ello y por eso
me das asco, así de simple.

105
— Eso fue hace mucho tiempo. — No puedo
descifrar lo que esta pensando pero ahora voy a
acabar de decir todo.
— Siempre te creíste superior a todos porque
claro eres Cameron Holt la persona a la que todos
admiran, por favor todo eso es pura patraña. Piensas
que vas a caer bien a todo el mundo y estás muy
equivocado. Puede que a los mongolitos sin cabeza
les parezcas un Dios pero, seamos sinceros, no eres
más que un fracasado. En el instituto triunfaste pero
en la vida real eres uno más.
Definitivamente me he pasado con todo lo que he
dicho, pero Cameron parece no importarle nada de
lo que le dicho.
Se me acerca lentamente y me susurra al oído.
— Entonces si me conocías en el instituto. ¿En
cuantas preguntas más has mentido?
— ¡Qué! ¡De todo lo que he dicho te quedas con
eso!
— Estas demasiado borracha y no me apetece
discutir contigo Melody así que respóndeme, ¿En
cuantas has mentido?

106
No voy a decírselo, ni de coña vamos antes
muerta, pero Cameron me coge de la mano y me
mira expectante. Las palabras salen de mi boca sin
siquiera ser consciente.
— En todas. — Maldita sea ¿Como su contacto
puede hacerme eso?
— Eres una mentirosa.
— ¡Y tú un estúpido! — Parezco una niña
pequeña, soy consciente de ello.
Las lágrimas empiezan a caer sobre mis mejillas
sin saber porqué. Puede que sea el efecto del alcohol
y que acabe de descubrir que soy la mítica borracha
llorona.
Me levanto del sofá y me voy hacia la puerta pero
Cameron me alcanza obligándome a mirarle a la
cara. No quiero verle, simplemente quiero meterme
debajo de las mantas y llorar.
— ¿Por qué te pones así? — Me mira con una
sonrisa, seguro que está disfrutando de todo esto.
— ¿¡Que porqué me pongo así!? Pues porque me
acabo de humillar una vez más delante tuya. ¡Lo
único que falta es que sepas que eras mi crush!
Oh no, lo he dicho en voz alta.

107
Cameron suelta mi agarre y me mira fijamente.
No soy capaz de estar aquí, corro hacia la habitación
y me encierro deseando borrar este día de mierda.

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108
14. Reflexiones de madrugada

Cameron
No me podía creer lo que Melody acababa de
decir.
Fui su crush en el instituto y yo ni siquiera sabía
de su existencia.
No sabía cómo sentirme al respecto. Me gustaba
gustarle, no os voy a mentir. Y me sorprendía que
esa niña torpe, enfadadiza pero a la vez adorable se
hubiese fijado en mi.
Aunque suene arrogante, no es un secreto que
muchas chicas intentan ligar conmigo y siempre me
había molestado que estuvieran intentando
desesperadamente que me liara con ellas. Pero
Melody no era así.
Ella nunca había hablado conmigo, ni siquiera
hizo nada para intentar acercarse a mi, nunca
escuché un solo rumor de que le interesaba, y esa
timidez me gustaba.
¿Que hubiera pasado si la hubiera conocido en el
instituto?

109
Seguramente, por muy mal que suene, me habría
reído de ella y me hubiera perecido ridículo que una
niña tres años menor tuviera un crush en mi.
Pero ahora, ya no estoy en instituto y Melody no
es ninguna niña, aunque lo parezca. Yo ya no soy el
inmaduro e idiota que era antes.
Me imaginé besando a Melody, y no era la
primera vez que lo hacía, pero ahora miraba las
cosas de forma distinta. A ella le gusté, puede que
ahora ya no, pero donde hubo fuego cenizas quedan.
Puede que el destino hubiera estado esperando el
momento perfecto para juntarnos.
Me reí inconscientemente, que estúpido. Melody
me atraía, me encantaría besarla y follarla en cada
esquina de esta casa, pero nunca podría llegar a ser
algo más.
No me gustan las relaciones, me canso de las
personas, no me gusta frenar mis impulsos. Si
alguna chica me gusta físicamente me lío con ella, a
excepción de Melody.
Sabía que ella no era como yo, que no buscaba
solo sexo, que quería una relación en la que le
declarara amor eterno y nos llamáramos por apodos
románticos. Ella quería a alguien con quien hablar,

110
con quien poder confiar ciegamente. Quería una
persona a la que presentar a sus padres, a alguien
que le acompañara al baile de graduación.
Y yo no quería eso, ¿verdad?
No, claro que no. A mi me gusta la libertad que
tenía ahora, vivir despreocupado.
A parte de la confesión de que era su crush me
sorprendió que pensara que era un homófobo.
Sí, en el instituto dije e hice cosas que no debía,
pero eran coñas.
Obviamente que no tenía nada en contra de los
homosexuales, puede que cuando era más joven
cometiera errores. Vivía en una cuidad pequeña y
conservadora, crecí pensando que ser gay, lesbiana o
bisexual era algo raro y que estaba mal.
La universidad me había abierto los ojos, aquí
había un ambiente mucho más liberal, la gente no se
esconde y vive su sexualidad como quiere. Poco a
poco me di cuenta de que eso no tenía nada de malo.
Estuve dos horas reflexionando sobre Melody,
tenía una ganas irrefrenables de ir y comerle la boca,
pero no quería cargar con las consecuencias que
vendrían después.

111
No entré en la habitación, sabía que ella estaría
avergonzada, en estos pocos días me había dado
cuenta de que es una persona muy tímida. Montó el
escándalo de su vida porque la gente sabía que
estaba viviendo conmigo.
Eso era otra de las cosas que me gustaba de ella,
su timidez. Me parecía adorable cuando se pone roja
como un tomate por alguno de mis comentarios o
cuando le da vergüenza mírame a los ojos.
También tiene su punto gracioso, aquel día
escuchando vinilos se puso a hacer ritmos con el
tenedor, le seguí el rollo y ella empezó a cantar el
estribillo. Me parecía increíble como esa chica que
no me había dirigido más de cuatro frases se hubiera
atrevido a cantar delante mía.
Y esta noche había descubierto a otra Melody. Se
puso a bailar como si le fuera la vida en ello, dejó su
timidez atrás y me encantó que se soltara. Además
que disfruté mucho de ese baile, viendo como movía
el culo al ritmo de la música.
Luego estaba la Melody gruñona, que aunque me
irritaba, tenía algo que también me gustaba. Me dijo
de todo sin importarle que fuera prácticamente un
desconocido tres años mayor y que estuviera en mi
propia casa. Aunque no le di la razón a Liam aquel

112
día, había sido más valiente de lo que creía que
podía ser.
Cada día que pasaba descubría una faceta nueva
de ella, y aunque no sabía mucho de su vida ni ella
de la mía, nos conocíamos de otra forma diferente.
No hacía falta que supiera su cumpleaños, ni el
nombre de su padre o el de su mascota. Había
conocido su temperamento, sus gustos, sus
torpezas… Había descubierto su alma.
Me pasé demasiado tiempo dándole vueltas al
tema, mi cabeza parecía decirme una cosa y mi
corazón otra.
El cansancio cada vez era mayor y necesita
dormir y ver todo más claramente.
Abrí la puerta de la habitación con cuidado y me
di cuenta de que Melody estaba durmiendo.
Me acerqué un poco a ella, tenía los labios
entreabiertos y su respiración era suave. Su largo
pelo castaño caía sobre sus hombros. Tenía la
camiseta del pijama ligeramente subida dejando a la
vista su abdomen plano. Sus piernas estaban por
encima de la sábana dejándolas por completo al
descubierto.

113
En ese momento observé detenidamente a la
mujer que tenía delante.
Y supe, por mucho que lo quisiera negar, que
estaba completamente perdido.
Que ya nada quería frenar mis impulsos.
Que la atracción sexual era demasiado grande
para reprimirla.
Que quería ser dueño de sus sonrisas.
Quería comerla a besos si me daba la gana.
Quería poder abrazarla por las noches y tocarla a
mi gusto.
Porque quería ser suyo y que ella fuera mía.

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15. ¿Qué pasó anoche?

Melody
Abrí los ojos lentamente. La cabeza me daba
vueltas y estaba mareada.
Puta resaca.
Me acuerdo del estúpido juego que propuso
Cameron “vamos a hacernos preguntas y si no
respondes bebes un chupito”.
Sabía que era una mala idea, nunca había bebido
tanto alcohol en mi vida. ¡Es que ni siquiera me
gusta!
Los recuerdos de la noche anterior estaban
borrosos y no tenía la capacidad para pensar
claramente.
Me levanté de la cama y me di cuenta de lo que
había en la mesilla de noche.
Un vaso de agua, una aspirina y una carta.
Antes de tomarme la pastilla leí la carta.

115
Tengo una reunión por Zoom de la universidad,
estaré en el salón.
Disfruta de tu resaca.
Cameron.
Vale definitivamente esa era la carta más cutre
que había leído en mi vida. Pero el detalle es lo que
cuenta, ¿no?
Me tomé la pastilla y me volví a tumbar en la
cama, no tenía fuerzas ni ganas para hacer nada.
Poco a poco los ojos se me fueron cerrando hasta
volver a quedarme dormida.
No sé cuánto tiempo pasó pero el roce de algo
contra mi espalda hizo que me volviera a despertar.
Pronto unas manos comenzaron a acariciar mis
piernas desde atrás.
Empezó a recorrer mis piernas delicadamente y
con la otra mano me apartó el pelo dejando mi
cuello al descubierto.
Los besos en el cuello no tardaron mucho en
llegar. Primero fueron delicados pero ahora habían
subido de tono, al igual que sus caricias.

116
La mano fue subiendo hasta llegar a mi zona
íntima. Los besos ya no eran tiernos sino húmedos y
agresivos.
Apararon el elástico de mis bragas y la mano
empezó a masajearme.
La otra mano se coló por mi camiseta y cogió mis
pechos apretándolos y acariciando mis pezones.
Uno de sus dedos se introdujo en el interior de mi
humedad y seguidamente metió otro. Empezó a
hacer movimientos y no pude evitar soltar un leve
gemido.
Sus movimientos se intensificaron y metió un
tercer dedo volviéndome loca.
Empecé a temblar y sabía que el final estaba
cerca.
Me agarré a las sábanas y dejé que el orgasmo me
envolviera.
Mi respiración estaba agitada, necesitaba ver
quien era la persona que me acaba de tocar así.
Me giré y cuando vi sus ojos verdes y su pelo
rubio fue como si cayera a un vacío gigante.

117
Y así fue porque me desperté de un salto
abriendo los ojos inspeccionando y dándome cuenta
que, efectivamente, había sido un sueño.
Oh Dios mío, acaba de tener un sueño erótico con
Cameron Holt.
Salí de la cama aún con la respiración agitada.
Había sido tan real.
Cogí ropa limpia y me metí en el baño,
necesitaba una ducha.
Me desnude y dejé que el agua cayese sobre mi
cuerpo.
Ahí, bajo los chorros, un recuerdo de ayer me
vino a la cabeza.
Estaba en el salón, de fondo sonaba una canción
de reggaeton y yo bailaba sensualmente delante de
Cameron.
Joder ¿Que pasó anoche?
Recuerdo vagamente algunas de las preguntas.
Cuáles eran los mensajes que me enviaban los de mi
instituto, yo le pregunté que pensaba que mi y lo
último que recuerdo fue la pregunta de por qué creía
que era un cabrón.

118
Ahí se empezó a desmoronar todo, me había
negado a responder y tomé mi primer chupito. A lo
mejor si le hubiera dicho la verdad en ese momento
no habría acabado con una resaca de la hostia.
Tenía demasiadas preguntas, ¿Como había
acabado en la habitación? ¿Que más había echo o
dicho ayer?
Salí de la ducha, me vestí y decidí dejar que el
pelo se que secara al aire.
Tenía miedo de salir del baño. No quería
encontrarme con Cameron, él seguramente se
acordaba de todo lo que pasó ayer y después del
sueño húmedo de esta mañana no podría mirarle con
los mismos ojos.
Sabía que solamente estaba retrasando lo
inevitable, vivíamos juntos y no podíamos salir de
casa, no tenía escapatoria.
Salí del baño y me asomé por la puerta que daba
al salón.
Cameron ya había terminado su reunión de la
universidad y estaba sentado en el sofá con el móvil.
Cómo si supiera que le estaba viendo levantó la
vista y me vio.

119
Me puse recta y entré como si nada. Actúa
normal Melody.
— ¿Que tal esa resaca? Ayer bebiste bastante.
— Bien, gracias por la aspirina, por cierto.
Abrí uno de los cajones de la cocina y no
quedaba mucha cosa, pronto tendríamos que ir al
supermercado.
— ¿Te acuerdas de lo que hiciste anoche?
Esa pregunta me pillo desprevenida, eso
significaba que si había echo algo que no debía. El
miedo se apoderó de mi al instante.
Me giré hacia él , y no hacía falta que me viera
para saber que estaba rojísima.
Cameron tenía una sonrisa de suficiencia en la
cara, claramente le encantaba esta situación.
— Yo… ¿Que hice exactamente?
Soltó una carcajada y se puso de pie. Se sentó en
una de las banquetas de la barra de la cocina que
quedaban más cerca mía.
— Así que no te acuerdas de todo lo que hiciste
ayer…

120
— Te estás quedando conmigo. — Puede que
simplemente quisiera hacerme sufrir y que me
estuviera mintiendo a la cara.
— Oh no, créeme que no. Que pena que no te
grabara bailando te hubieras divertido.
De eso si me acordaba pero me daba vergüenza
que me lo recordara. Me giré de nuevo hacia la
cocina dándole la espalda a Cameron, no quería
mirarle a los ojos.
Empecé a abrir un paquete de galletas, no había
comido nada desde que me desperté y me moría de
hambre.
Podía notar su mirada clavada en mi nuca.
Por el ruido de la silla me di cuenta de que se
había levantado, y por sus pasos sabía que se estaba
acercando a mi.
Se puso prácticamente pegado a mi espalda, lo
que me recordó a mi sueño de esta mañana.
Acercó su boca a mi oreja y me empezó a
susurrar.
— Ayer te fuiste un poco de la lengua princesa.
— Mierda, mierda, mierda. — Pero estate tranquila
que no le diré a nadie que era tu crush.

121
Me quedé congelada, podría jurar que el corazón
no me estaba latiendo. Noté como me bajaba la
tensión de repente.
¿Le había confesado que era mi crush?
Sin decir nada más Cameron cogió una de mis
galletas y se largo de ahí dejándome sola y
humillada.

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122
16. Abbey Road

Melody
Vale, simplemente entró en la habitación le digo
que todo eso es mentira y que no se de que está
hablando y punto.
Joder, es que no podía mantener la boca cerrada
enserio. No pienso volver a beber alcohol en mi
vida.
Me armé de valor y toqué la puerta de la
habitación.
— Puedes pasar. — Me gritó Cameron desde el
otro lado. Venga este era el momento tenia que sonar
convincente.
Entré en la habitación y me puse tan nerviosa que
solté lo primero que se me ocurrió.
— ¡No se de donde sacaste eso pero es una
mentira! — Fantástico ha sanado de todo menos
creíble, pero ahora tenía que seguir adelante no
podía perder la poca dignidad que me quedaba.

123
— Ya sabes lo que dicen, los niños y los
borrachos siempre dicen la verdad. — Cameron ni
siquiera se había dignado a levantarme la mirada, la
tenía clavada en el móvil. Imbécil.
— Pues yo no dije la verdad, porque eso es
completamente mentira. — Intenté sonar calmada
pero me sudaban las manos y no podía dejar de
balancearme de un lado al otro, estaba de todo
menos calmada.
— ¿Por qué no admites que fui tú crush? ¿Tan
malo es?
— ¡Pues porque no eres mi crush! — Mierda
había usado el verbo en presente, oh no.
— Así que lo sigo siendo eh. — Por primera vez
en toda la conversación levantó sus ojos del móvil
para mirarme fijamente con una sonrisa traviesa.
— ¡Serás! Claro que no eres mi crush. ¡Deja de
tener el ego por las nubes! — Dicho eso salí de la
habitación.
¿Por qué siempre acababa así cuando hablaba con
Cameron?
Sin embargo él no parecía haberse conformado
con la conversación porque me siguió hasta el salón.

124
— Melody para por favor. — Su tono de voz me
sorprendió, no me hablaba ni con prepotencia ni con
enfado. — No quiero volver a ignorarnos, ¿fingimos
que ayer nunca pasó?
— ¿Qué? — Su propuesta me había dejado en
shock. Cameron Holt no es de los que olvidan las
cosas, son de los que meten el dedo en la llaga hasta
sacarte toda la información. — ¿Por qué quieres
hacer eso?
— Aún tenemos un par de días por delante antes
de que se acaba la cuarentena, no quiero morirme
del aburrimiento.
A veces, con todo el drama que estaba viviendo
se me olvidaba que había una pandemia ahí fuera.
— Vale, pero de verdad que no…
— Dejemos el tema. No sé de que me hablas.
Al decir eso último se giró y fue hacia el
tocadiscos, ¿pero que cojones le está pasando?
— ¿Que haces? — Obviamente sabía la respuesta
pero quería saber el porqué, esta situación me
parecía cada vez más extraña. ¿Sería bipolar?
— Poner un tocadiscos y hablar, te iba a ofrecer
una copa de vino pero viendo cómo acabaste ayer

125
mejor te doy un zumo de piña.
— ¿Hablar de qué? ¿Por qué quieres hablar? —
No entendía estas repentinas ganas de conocernos y
que fuésemos ¿amigos?
— Melody eres muy pesada cállate de una vez.
Déjate llevar, ¿vale?
Seguía sin entender muy bien todo esto, pero hice
lo que me pidió. Al fin y al cabo tenía razón aún nos
quedaban un par de días juntos.
Puso un vinilo y en cuanto empezó a sonar la
canción identifiqué el disco al instante, Abbey Road
de Los Beatles. Una sonrisa apareció en mi cara, ese
disco tenía mucho significado.
— ¿Por qué sonríes? — Me preguntó Cameron
sentándose en el sofá y tirando de mi para que
hiciera lo mismo. Seguía sin entender muy bien la
situación pero decidí hacerle caso y dejarme llevar.
— Es que este disco tiene mucha historia en mi
familia. — Dije mientras seguía sonando la primera
canción Come Together
— Cuéntamela. — Le miré, no parecía bromear.
Al parecer ahora quería saber de mi vida ¿Que
mosca le ha picado?

126
— Mis padres se conocieron mientras sonaba una
de las canciones del disco. Estaban en un bar y cada
uno estaba tomando algo con su grupo de amigos,
eran unos adolescentes. Mi padre se fijó en ella
desde que entró por la puerta, dijo que era la mujer
más bonita que había visto. Él llevaba mirándola y
pensando cómo acercase a hablar con ella cuando
empezó a sonar Oh! Darling y mi madre no pudo
evitar gritar que le encantaba la canción, en ese
momento mi padre supo que ella era la mujer de su
vida. Se armó de valor, se acercó a la mesa y le pidió
bailar a mi madre.
— Que romántico, seguro que ella aceptó y se
enamoraron locamente — Notaba un poco de ironía
en su voz, de verdad, que poco sentimental era.
— Pues no listo. Ella le rechazó y le dijo que
estaba loco, además de que por aquel entonces mi
madre tenía novio. Mi padre se fue destrozado y
salió de aquel bar sin saber que tiempo después la
volvería a encontrar caminando por la calle, él la
reconoció enseguida. Ahí mi madre ya había cortado
con su novio y aceptó ir a tomar algo con mi padre.
Se fueron conociendo, empezaron a salir, se casaron
y me tuvieron a mi. Me pusieron este nombre por la
melodía de la canción que hizo que se conocieran
por primera vez.

127
Cameron parecía no saber que decir. Un fuckboy
como él no creo que estuviera acostumbrado a
escuchar muchas historia de amor verdadero.
— ¿Es por eso que tienes las expectativas tan
altas en el amor?
Cada pregunta que hacía me sorprendía más,
¿como sabía que tenía las expectativas altas.
— Supongo que si, no me conformaría con
menos. — Fui completamente sincera. Nunca había
tenido novio, si que me había besado con gente pero
nunca había llegado a nada más con ellos. Los
chicos de hoy en día nos quieren para lo que nos
quieren y yo buscaba una historia de amor como la
de mis padres.
Ninguno de los dos dijimos nada, simplemente
nos quedamos escuchando a los Beatles.
***
Holaaa!
Quería daros las gracias por todos los
comentarios animándome. Me han ayudado
mucho y me he sentido muy comprendida y
acogida. Me ha emocionado ver cómo os gusta la

128
historia porque pensaba, de verdad, que era un
sin sentido y que no lo estaba haciendo bien.
Si no sabéis de que estoy hablando, he tenido
una pequeña crisis. No me estaba sintiendo
satisfecha con la obra (ni lo sigo haciendo, por
ahora) y me planteé abandonarla.
Muchos me habéis dicho que la siga y que me
tome mi tiempo, y es lo que haré.
Puede que tarde un poco más en actualizar
pero el colegio me quita mucho tiempo, me
agobio y siento que no tengo tiempo de verdad
para mi y para desconectar.
Estar tranquilos que aún nos queda mucho de
Cameron y Melody, su historia merece ser
contada y yo no soy de las que abandona tan
fácilmente.
Muchísimas gracias otra vez, sois mis amigos
aunque no os conozca y os tengo mucho cariño.
Gracias por comentar y votar, me animan a
seguir escribiendo. Aprecio mucho los
comentarios, algunos hasta me sacaron algunas
lagrimitas.
Perdón si a alguno le enfadó el mensaje que
publiqué pero de verdad sentía que estaba

129
fracasando con la obra. No quería defraudaros.
Muchas gracias otra vez y perdón, os adoro.
Instagram / TikTok: @madameofbooks

130
17. Celos

Cameron
— ¿De verdad tenemos que hacer esto Cameron?
— Melody me miraba como si quisiera tirarse por el
balcón.
— ¿Pretendes quedarte sentada en el sofá toda la
cuarentena?
— Mmmm… ¡Si! Como hago todo el año. — No
pude evitar reírme ante su contestación.
Ayer había convencido a Melody para para hacer
cosas juntos, no iba a desperdiciar el poco tiempo
que me quedaba con ella.
Así que aquí estábamos, en mi salón a punto de
hacer ejercicio juntos. Habíamos movido el sofá y
apartado la mesa para tener espacio de sobra.
Antes iba al gimnasio varías veces por semana,
me encanta hacer deporte. En cambio Melody
parecía odiarlo, no habíamos empezado y ya se
estaba quejando.

131
— ¡Tengo una idea! Tu haces ejercicio y yo te
animo desde la cocina.
— Ni de coña. — Mi mente no podía entender
como Melody podía tener semejante cuerpo sin ni
siquiera hacer deporte.
Pusimos un vídeo de un entrenador en YouTube y
empezamos a hacer los ejercicios que el hacia,
planchas, flexiones, sentadillas, abdominales.
Melody hacía una o dos series mientras yo hacía
unas cuantas más.
— Dime por favor que ya hemos acabado no
puedo más.
La miré divertido. — Solo llevamos quince
minutos y ¿ya estás cansada?
Se encogió de hombros y me miró seriamente.
— Que puedo decir, ser fitness is my pasión.
Dejé que Melody parara y yo seguí veinte
minutos más haciendo todo tipo de ejercicios.
Cuando acabé ella se metió en la ducha primero y yo
esperé en el salón.
Había estado pensando mucho en que hacer con
Melody, ¿debía lanzarme? ¿O esperar a que fuera un

132
momento especial?
Una cosa tenía clara, no pensaba dejarla marchar
de mi piso sin antes haberle comido la boca. Puede
que el otro día, con el alcohol y el ambiente
nocturno, me pusiera un poco moñas de más.
Estaba claro que Melody me había llamado la
atención como ninguna otra chica había echo, pero
tampoco estaba enamorado de ella ni nada parecido.
Simplemente había una tensión sexual que
pensaba resolver. No os voy a mentir, creo que
conquistar a Melody va a ser difícil, puede que sea
su crush, pero no parece de las que se deja engatusar
fácilmente. Y cuando me contó la historia de sus
padres, me lo confirmó.
Puede, también, que hubiera estado stalkeando el
Instagram de Melody. Me había sorprendido ver que
tenía varías fotos con un chico, un tal Theo. ¿Sería
su novio? Ella nunca había mencionado nada de que
tenía un novio, ni actuaba como si lo tuviera pero en
las fotos con ese chico parecía bastante cómoda y
me dio ¿celos? A lo mejor.
También había algunas fotos de ella sola
sonriendo y en las que salía guapísima. Pero la foto

133
que más me gustó de su feed fue una que tenía con
su abuela.
Normalmente la gente no suele subir fotos con su
familia, es casi como si les avergonzara, pero a ella
eso le daba igual, porque también tenía unas
historias destacadas con fotos con el resto de su
familia, pero la que más aparecía era su abuela.
Diría que Melody es una niña súper tierna si no
hubiera visto con mis propios ojos la manera en la
que se enfada o como baila reggaeton.
En ese momento Melody salió del baño con el
pelo empapado y vestida, otra vez con una de mis
camisetas y un pantalón corto. Me encantaba cuando
se ponía mi ropa y le quedaba gigante.
— Ya puedes entrar, ¿Quieres que prepare la
comida?
— Tu estás loca, la ultima vez que intentaste
cocinar casi quemas mi piso. Tu quédate quietecita
que mejor la hago yo.
Dicho eso me encerré en el baño y me di una
ducha. Al salir me di cuenta que me había olvidado
de coger la ropa así que, con la toalla atada en la
cintura, salí del baño para cambiarme en la
habitación.

134
Cuando salí Melody fijó sus ojos en mi, pude
notar como se sonrojaba y como volvía a bajar la
mirada a su móvil.
¿Te pongo nervioso? Quise preguntarle pero me
contuve, aunque podía hacerla sufrir un poco.
— Sabes que. — Dije mientras me acercaba a
donde estaba. Yo tenía el torso al descubierto y aún
me resbalaban algunas gotas.
— ¿Si? — Dijo sin levantar la mirada del móvil y
aún sonrojada.
— Creo que si que podrías ir haciendo la comida,
solamente pon a hervir el agua.
— Vale… — Se levantó del sofá y miraba para
todos los lados menos a mi, parecía ridícula, pero
me gustaba causar ese efecto en ella.
Se colocó delante de la cocina y sacó una olla.
Me coloqué detrás de ella.
— No, mejor coge esta. — Le dije prácticamente
a su oído y pude notar como se le erizaba la piel. Me
acerqué, cogí otra y se la intercambié tocando
ligeramente su cuerpo. Ella lo notó dio un pequeño
salto, estaba nerviosa.

135
Cuando la cogió no me separé, ¿tendría que
haberlo echo? Pues sí, pero quería estar así de cerca
de ella un ratito más.
Melody no dijo nada, estaba tensa y su mirada
clavada en el suelo. No le veía la cara pero podría
jurar que estaba roja.
Me separé de ella y noté como relajaba los
músculos y soltaba el aire, que no sabía que había
estado reteniendo. Me alejé de la cocina y me
encerré en la habitación para ponerme algo de ropa.
Cuando salí, ya vestido, escuché como Melody
hablaba por teléfono con alguien.
— ¡Ay Theo no seas tonto! — Decía mientras se
reía. Oír el nombre de ese tal Theo hizo que me
pusiera alerta.
— Estoy desando verte guapísima. —
¿Guapísima? El puto Theo me estaba tocando los
cojones y me entraron ganas de quitarle el maldito
teléfono.
¿Estaba pensando como un celoso maniático? Por
supuesto pero no podía hacer nada evitarlo.
— Te tengo que colgar que voy a comer, te
quiero y yo también me muero por verte.

136
¿Te quiero? A quien cojones le dices te quiero si
no es tu novio. Me hervía la sangre pensar que otro
tenía la suerte de besarla y tocarla.
Me daba igual que tuviera novio, Melody iba a
acabar conmigo tarde o temprano y no sentiré ni un
ápice de pena por ese tal Theo.

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18. Código rojo

Melody
Estábamos comiendo en silencio y la imagen de
su torso desnudó seguía apareciendo en mi mente.
Tenía unos abdominales perfectamente marcados
que volverían locas a cualquiera.
No entendí mucho que Cameron quisiera pasar
más tiempo conmigo, pero no me quejo, es un
espectáculo para la vista.
Había estado pensando, ¿Cameron seguía siendo
mi crush?
Antes de conocerle estaba completamente colada
por el, pero cuando me mudé con él vi a un Cameron
chulo, prepotente y arrogante que hizo que empezara
a dudar de mis sentimientos.
Aunque es verdad que sigue causando algo en mi,
su simple presencia hace que un cosquilleo recorra
todo mi cuerpo. Puede que la hubiera cagado con su
actitud en los primeros días pero ahora parecía que
estaba cambiando.

138
— ¿En que piensas? — Me preguntó
interrumpiendo mis pensamientos.
— Eeeeeeh… — Piensa rápido Melody. — En mi
gato… — ¡Espera que! ¡Si yo no tengo gato!
— No sabía que tenías un gato. — Ni yo tampoco
— ¿Como se llama?
— Pues se llama. — Miré a mi alrededor en
busca de alguna idea. — Coca-Cola — Joder eso era
justo lo que estaba bebiendo Cameron.
El soltó una carcajada y yo intenté estar seria
para que, al menos, pareciera algo creíble.
— Y de apodo que es ¿Coca? A ver si vas a
llamarle y los demás van a pensar otra cosa.
— Si ya… — Intenté reírme ante su broma pero
sólo quería que la tierra me tragara y desaparecer.
Que vergüenza dios mío, aunque esto no era nada de
lo que me quedaba por pasar aún en ese día.
Acabamos de comer y le ayudé a recoger la mesa.
Cameron me había dicho que después iba a salir
para ir al supermercado.
Después de recoger fui al baño mientras Cameron
se cambiaba de ropa al salir.

139
En cuanto me senté en el inodoro lo vi, una
mancha roja.
¿Enserio Dios? ¿Tanto me odias?
Me acababa de bajar de la regla y sólo tenía un
tampón en mi bolso. Salí, lo cogí y me lo coloqué
pero el problema estaba en que era el único que me
quedaba.
Volví a salir del baño y vi a Cameron listo para
irse.
— Aquí estas, me voy a ir ya ¿necesitas algo?
— Mejor voy contigo y te ayudo. — Dije con la
esperanza de que no protestara.
— No podemos, el gobierno dice que sólo puede
salir uno de la unidad doméstica, pero dime lo que
quieras y ya te lo cojo yo.
Joder, noté como las mejillas se me sonrojaban.
Se que es una tontería y que todas la mujeres del
mundo tenían la regla pero de eso a pedirle a
Cameron Holt que me comprara tampones había
varios pasos.
— Pues voy yo, además me apetece airearme un
poco.

140
— Melody te das cuenta de que no tienes ni idea
de donde está el supermercado y de que no sabes
conducir ¿Verdad? Si quieres salir ve a sacar la
basura después pero al supermercado mejor voy yo.
Dios mío quería que la tierra me tragase y me
escupiese lo más lejos posible de Cameron.
— Melody no tengo todo el día, ¿Que quieres?
¿Algunas galletas, bollerías, una bebida en
específico?
¿Por qué el mundo quería ponerme siempre en
estas situaciones? Parece que desde que me mudé
aquí han estado jugando a los Sims con mi vida.
Cameron me miraba desesperado, y yo no fui
capaz de sostenerle la mirada. Iba a tener que
decírselo no me quedaba otra.
— Necesito… — Las palabras no me salían,
quería decírselo pero algo en mi no era capaz de
pronunciarlo, es que si aún tuviera confianza con
él…
— Me estoy empezando a cansar, ¡Que cojones
quieres!
Cogí aire y lo solté. — Necesito tampones.

141
Cameron tosió, no se lo esperaba, pero luego
contesto con su típico tono de todo me vale mierda
— Vale, ¿algo más?— Dijo sin importarle, y yo
montando un drama por nada.
— No, nada más, gracias. — Dicho eso cogió su
chaqueta, las llaves del coche y cuando estaba a
punto de salir me di cuenta. — Cameron, te falta la
mascarilla.
Me miró como si no lo entendiera pero su mente
pareció hacer clik. — Es verdad, joder ya me
olvidaba. — Ahora sí, se fue del piso.
Cameron
No entendía porqué Melody no quería decirme lo
que quería que le comprara pero cuando por fin me
lo dijo lo entendí.
A mi me daba igual pero me imagino que le
debió de dar muchísima vergüenza pedírmelo. A
veces me olvidaba de que era más pequeña y no
tenía la suficiente confianza conmigo . Aunque no
podía evitar pensar en lo graciosa que estaba con las
mejillas sonrojadas y deseando desaparecer de ahí.
Salir por primera desde casi dos semanas había
sido un shock, las calles estaban completamente
vacías y cuando llegué al supermercado solamente

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había dos cajeras y un par de clientes. El ambiente
daba pena, aún me costaba asimilar todo lo que
estamos viviendo.
Estaba delante del estante de productos
femeninos ¿Cual se supone que te tengo que coger?
¿Cuantas cajas debo comprar? ¿Por qué había tantos
tipos distintos?
Joder en este momento estaba maldiciendo a todo
el puto planeta, ¿por que no nos enseñan estas cosas
en vez de matrices y otras mierdas?
Llamé a Lorena esperando a que me dijera que
debía comprar pero no me cogió el teléfono la muy
maldita. Y obviamente no iba a llamar a Liam para
pedirle ayuda sobre que tampones comprar.
Finalmente, después de casi media hora, decidí
coger varias cajas. No se si me estaba quedando
corto o si había comprado de más.
Cuando fui a pagar la dependienta de miró
sorprendida y aunque llevara la mascarilla supe que
se estaba conteniendo la risa, debía de parecer
patético ahora mismo.
Me volví a montar en el coche y fui de camino a
casa. Cuando llegué antes de entrar desinfecté las
bolsas con un spray desinfectante que según mi

143
madre era mano de santo, también me desinfecté las
manos.
Cuando entré Melody estaba sentada en el sofá y
al verme le volvió a entrar la vergüenza porque se
revolvió nerviosa en su sitio. ¿Acaso no podía dejar
de ser tan putamente adorable?
— ¿Me echas una mano con las bolsa?. — Puede
que hubiera comprado demasiadas cosas pero la
gente parece estar comprando como si fuera el fin
del mundo, y yo no iba a ser uno menos.
— Claro. — Dijo viniendo hacia mi y cogiendo
alguna de las bolsas. Juntos las dejamos encima de
la cocina y empezamos a sacar las cosas y a
colocarlas.
Cuando quitó las cajas de tampones se echó a reír
y me sentí patético en ese momento.
— No tienes mucha idea de cómo funciona la
regla ¿verdad? —
— No, si quieres que vuelva a la tienda o…
— No hace falta. — Me cortó. — Gracias.
— También te he comprado chocolates, que se
que te gustan. — Cuando dije eso una sonrisa se le

144
apareció en la cara marcándole unos hoyuelos que
me dieron ganas de besar.
¿Qué me estás haciendo Melody?

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19. Noche de pelis

Melody
La verdad que me sorprendió ver a Cameron
avergonzado, nunca pensé que tendría el privilegio
de ver al que fue el rey del instituto así.
Me gustaba ver otras facetas de él y darme cuenta
que no era solamente el chico malo que aparentaba
ser.
Y todavía me sorprendió más cuando me compró
un montón de chocolates, saber que se acordaba de
que me gustaban hizo que revolucionara todas mis
hormonas y volviera a caer a sus pies.
Así que ya os podéis imaginar como me puse
cuando me había propuesto ver una película esta
noche. Quería gritar y dar saltitos como si fuera una
niña pequeña.
Me dijo que la podía elegir la película que
quisiera y supe al instante cual le iba a poner. Puede
que a él no le fuera a gustar una mierda pero a mi
me encantaba.

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Llevaba toda la tarde pensando en la película. A
parte de los chocolates que había comprado
íbamos a hacer palomitas. Cuando dieron las doce
Cameron seguía en la habitación, ¿se habría
olvidado de nuestra peli?
— ¡Cameron! ¡¿Vamos a ver la película?!— Le
grité mientras aporreaba la puerta de la habitación
como una loca. La paciencia nunca fue una de mis
cualidades.
Cameron abrió la puerta de golpe. Los dos
estábamos en pijama pero a diferencia de mi, que
parecía una niña pequeña, ya que llevaba y pantalón
corto de corazoncitos y una camiseta de manga corta
a juego, él llevaba un pantalón gris de chándal y una
camiseta de manga sisa blanca que le hacia verse
como un modelo.
— ¿Tantas ganas tienes de que veamos la peli
juntos? — Soltó con su característico tono de
superioridad. Yo puse los ojos en blanco para
hacerme la dura pero por dentro me moría de
ilusión.
— Solo quiero quitármela de encima, ya está. —
Me giré sobre mi misma de camino al salón pero
Cameron me interrumpió.

147
— No vamos a ver la película en el salón. — Me
cogió del brazo y tiró de mi hacía la habitación.
Me quedé de piedra cuando vi que había
colocado una pantalla y un proyector portátil para
que pudiéramos ver la peli en la cama. ¡Dios mío iba
a estar en la misma cama que Cameron viendo una
peli!
Como si no durmieras todas las noches con él.
Preferí ignorar a mi subconsciente y volví a mi
ilusión de niña de trece años.
— ¿Te gusta? La verdad nunca había utilizado
ese proyector, solo tienes que conectar tu móvil a
través de bluetooth. Pensaba que estaríamos mejor
aquí, en la cama.
— Me encanta enserio, ¡voy a por la comida! —
Salí corriendo como una niña pequeña y cogí todos
los chocolates, galletas y palomitas. Volví a la
habitación y las solté todas sobre la cama.
— ¿No crees que es demasiada comida?
— Cameron, nunca es demasiada comida. — El
se rió e hizo un gesto para que me sentara a su lado
en la cama y le hice caso. Me enseñó cómo conectar
mi teléfono y entré en Disney+

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— Espera espera, ¿que película me vas a poner?
— Ahora ya no parecía tan convencido de ver la
película.
— Me dijiste que podría poner la película que
quisiera y es lo que voy a hacer, ya verás cuál es.
Cierra los ojos.
— No voy a cerrar los ojos. — Me dijo con el
ceño fruncido, ¿por qué tiene que hacerse siempre el
duro?
— Venga porfa que me hace ilusión. — Cuando
dije esto pareció replanteárselo y a los dos segundos
cerró los ojos, así me gusta.
Puse en el buscador la película y le di al play. —
Ya puedes abrir los ojos.
Cuando los abrió su cara fue un poema y no pude
evitar soltar una carcajada.
— ¡Rapunzel! ¡¿Estás de coña?!
— Es mi película favorita de toda la vida, además
que juraría que nunca la has visto. ¡No puedes
juzgarla sin verla!
— Nunca debería haberte dicho que eligieras la
película, pero está bien le daré una oportunidad.

149
(…)
— ¡No puede ser! ¡Le ha cortado el pelo! — Dijo
Cameron mientras cogía un puñado de palomitas.
— Si si y mira ahora.. la madrastra se convierte
en anciana.
— Pero no me jodas que Eugene muere, tienen
que acabar juntos.
— Cállate y mira la película.
Acabamos el resto de la película en silencio y,
aunque sabía que después Cameron se haría el duro,
le había encantado.
— ¿Y bien? ¿Que te pareció?
— No estuvo mal para ser una película de niños.
— Como sabía que iba a decir algo así.
— ¡No te hagas el duro! Se nota que te gustó, si
casi te emocionas al final.
— Gilipolleces, estaba claro que tendrían un
vivieron felices y comieron perdices.
— Ya… Hazte el duro pero yo sé la verdad.
No me había dado cuenta que durante la película
nos habíamos ido acercando hasta casi rozarnos, le

150
tenía muy cerca tanto que podía ver a la perfección
todas sus preciosas pestañas.
— Bueno, ¿vemos otra no?
— ¿Estás de coña? Son casi las dos de la mañana
y tengo que madrugar que tengo clases online.
— La niñita tiene que irse a dormir pronto, venga
no seas aburrida. — Odiaba que la gente me llamara
aburrida, solo soy precavida.
— Está bien… — Cameron sonrío y me cogió el
móvil. — ¡Ey! Dame el móvil.
— Ahora me toca a mi elegir película, vas a
descubrir el buen cine. ¿Tienes Netflix? — Le dejé
que utilizara mi móvil y buscara Netflix, total era mi
teléfono el que estaba conectado a Bluetooth.
— ¿Cual se supone que vamos a ver?
— Origen, aparece Leonardo DiCaprio. ¿Sabes
cual es?
— No me suena… — Cameron abrió los ojos
como platos.
— Que decepción de persona, tengo que
enseñarte más películas.

151
Empezamos la peli y no se en que momento me
quedé dormida, lo último que recuerdo fue algo de
unos totems.
Cuando los volví a abrir me sobresalté, ya no me
encontraba en la misma posición que antes, ahora
estaba tumbada y apoyada en el pecho de Cameron
mientras que él tenía uno de sus brazos rodeándome.
Debería de sentirme extraña, nunca había
dormido así con ningún chico, pero una sensación de
tranquilidad me envolvió haciendo que volviera a
dormirme entre sus brazos.

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20. Buscando la perfección

Cameron
Despertarme y tener a Melody entre mis brazos
fue mejor que ganar la lotería. Tenía los ojos
cerrados y dormía profundamente.
Por la noche pude ver como se le iban cerrando
los ojos hasta quedarse dormida sobre mi, estuve
una hora quieto ya que tenía miedo de moverme y
despertarla, pero finalmente me tumbé a su lado. No
sé cómo acabamos en esta posición pero no me
quejo.
Pensaba quedarme así con ella todo lo que
pudiera pero recordé que ayer me había dicho que
tenía que levantarse temprano para las clases y,
aunque seguro que se había perdido la primera, no
quería que faltara a más por mi culpa.
— Melody… Vamos despierta tienes clase. —
Sus ojos se fueron abriendo lentamente y estiró los
brazos mientras se erguía quedando sentada encima
de la cama.
— ¿Que hora es? — Tenía el pelo revuelto y los
labios hinchados de dormir. Joder estaba guapísima.

153
A pesar de haber dormido casi dos semanas con
ella nunca la había visto despertarse ni dormirse.
Normalmente cuando me iba a dormir ella ya estaba
durmiendo y nunca nos despertábamos a la vez.
— Van a ser las once y media. — Dije con una
sonrisa tonta en la cara que no era capaz de quitar.
— ¡Mierda! Que yo tengo clases! — Salió de la
cama de un salto y tuve que reprimir las ganas de
arrastrarla de nuevo conmigo.
Abrió el armario y cogió algo de ropa, cuando se
giró pude ver como tenía los pantalones cortos un
poco subidos, madre mía que culazo le hacían.
Casi corriendo salió de la habitación y se encerró
en el baño. Yo me volví a tumbar en la cama y
empecé a pensar.
Solo me quedaban dos días con ella y no había
tenido los cojones de darle un puto beso. ¿Que me
estaba pasando? Me paso las veinticuatro horas del
día pensando en ella y convenciéndome de que no
me gusta. Le he comprado chocolates, le he
enseñado a cocinar, le he montado un jodido cine en
casa, he visto su película favorita…
Antes no era así, ni de coña le dedicaría tanto
tiempo a una chica, y aquí estoy ahora, encoñado de

154
una maldita cría.
Aún recuerdo la sonrisa de Melody mientras veía
Rapunzel, me pasé la mitad de la película mirando
hacia ella.
No podía esperar más me quedaban dos días y
necesitaba, al menos, besarla y hoy iba a ser el día,
puede que me gane una hostia pero de hoy no pasa.
Cuando iba a levantarme escuché el ruido de la
puerta de la habitación abrirse y ahí estaba Melody
de nuevo.
— Me han puesto una falta y me han castigado,
no me van a permitir ir hoy a clases. — Lo dijo con
una mueca triste en la cara pero no parecía muy
afectada por ello. Nunca entendí los castigos de
quedarte sin clase, son más un regalo.
— Mejor, ¿quieres desayunar? — Volvió a
sonreír, que obsesión tiene con la comida.
Fuimos a la cocina y, como ya era rutina, ella
puso la mesa y yo empecé a preparar el desayuno,
decidí hacer tortitas. Mientras cocinaba llamaron a
Melody al teléfono y como buen cotilla que soy me
puse a escuchar, por si volvía a ser el tal Theo.

155
— ¡Abuela! Hacia varios días que no me
llamabas. — Al escuchar eso me relaje un poco y
recordé el aprecio que le tiene Melody a su abuela.
Dejé de escuchar la conversación hasta que algo me
llamó la atención.
— Que si abu, todo bien, me trata bien no te
preocupes. — Supe que estaban hablando de mi
porque Melody bajó el volumen de su voz. —
Abuela por favor no digas tonterías, claro que no es
mi novio.
Tuve que aguantar las ganas de reírme, por
lastima mi abuela ya no esta viva pero cuando lo
estaba siempre me interrogaba por si tenía alguna
novia. En ese momento me hubiera gustado poder
llamarla y hablarle de Melody.
— Te lo prometo, hasta luego abuela te quiero
mucho. — Colgó el teléfono y se sentó en la barra
de la cocina en el momento en que le llevaba los
platos con tortitas y servía el café.
— ¿Era tu abuela? — Aunque ya supiera la
respuesta quería tener algo de que hablar con ella.
— Si, es un amor soy su única nieta así que me
adora. — Un brilló en sus ojos apareció cuando
mencionó a su abuela.

156
— Tienes suerte. — Melody me miró y supe que
se estaba preguntando por mis abuelos y cuando
pareció que iba a decir algo cerró la boca y se centró
en sus tortitas y desayunamos en silencio.
— Oye. — Dijo Melody levantando la vista y
mirándome con una sonrisa. — Ayer no acabé la
peli, ¿me cuentas el final?
— Ni de coña te voy a contar el final, tienes que
verla entera, vale la pena. Es más a partir de ahora
vamos a ver más películas porque es un pecado no
ver las míticas.
— Está bien, pero de vez en cuando vemos
algunas de las mías, ¿trato?
— Está bien, hay trato. — Me vería mil películas
de Disney con tal de estar tumbada al lado de ella.
— Ya que no puedes ir a clase deberíamos hacer
algo especial.
— ¿Especial? La última que se te ocurrió una
idea “innovadora” — Hizo comillas con los dedos.
— Acabé borrachisima con una resaca de la hostia.
No pude evitar sonreír ante el recuerdo, fue ese
día cuando me confesó que era su crush. Ella
también pareció recordarlo porque se puso roja y
agachó la cabeza.

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— Te prometo que no te emborracharé, además,
solo nos quedan dos días tenemos que
aprovecharlos. — Le dediqué una sonrisa traviesa y
me levanté para recoger la mesa.
¿Que cojones podía hacer para acercarme a
Melody? Tenía que ser algo especial, se merece algo
bonito pero ¿que cojones puedo hacer aquí en el
piso?
Melody y yo nos pasamos toda la mañana
recogiendo la casa y hablando de tonterías y
riéndonos. Juro que cada vez que veía esa sonrisa
mil mariposas recorrían mi cuerpo.
A pesar de las risas seguía preocupado porque
aún no se me ocurría que podía hacer para Melody,
pero mientras hacía la comida se me encendió la
bombilla.
— ¡Ey! ya se que vamos a hacer. — Melody se
giró hacia mi mirándome expectante. — Quiero que
te vistas elegante porque vamos a tener una cena de
gala.
Melody soltó una risa ¿tan mala era mi idea?
— Me encanta la idea. — Ufff menos mal porque
no se me ocurría otra cosa. — Pero te recuerdo que

158
yo estaba en la cuidad para visitar la universidad, no
tengo ropa de gala.
— Seguro que puedes pensar en algo, te recojo a
las diez en la puerta de la habitación. — Le giñé un
ojo y ella se sonrojó.
Esta noche te pienso besar Melody, tenlo claro.

¡Holaaa! Quería daros las gracias por los mil


votos, os adoro demasiado demasiado enserio.
También quería agradecer a todos los que estáis
leyendo la historia y los que comentáis, me parto
de risa con los comentarios.
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21. La cena

Cameron
Revisé por decimacuarta vez que todo estuviera
perfectamente colocado. Había movido la mesa y las
sillas de la cocina al pequeño balconcito que había
en el piso.
Fuera hacia una noche preciosa, el cielo estaba
cubierto de estrellas y la temperatura era agradable.
También había colocado la mejor vajilla que tenía
y había conseguido encontrar algunas velas que
encendí poniéndolas al rededor del balcón.
Se supone que era una noche de gala así que me
puse un traje negro con una corbata. Ansiaba ver a
Melody, ella me dijo que no tenía nada de gala así
que me moría de ganas de ver que se inventaba
Esto es lo más parecido a una cita que tendré que
Melody y mentiría si dijera que no estoy nervioso.
Me había esforzado como nunca en esta cena y
como algo salga mal puede que me tire por el
balcón.

160
Le había dicho a Melody que la “recogería” a las
diez en la habitación, aunque estuviéramos en
cuarentena quería que fuera lo más parecido a una
cita normal, pero aún quedaban quince minutos y yo
iba a volverme loco.
Mientras esperaba en el salón recibí una llamada,
era Liam. No le había contado nada de lo que pasaba
con Melody porque sé que me putearía, pero tenía
que cogerle el teléfono.
— ¡Tío! ¿Dónde has estado metido? Llevas días
sin contestar a mis mensajes. — Era verdad, pero
tenía cosas más importantes que hacer.
— Ya lo sé pero es que en la uni me han metido
mucha caña con los trabajos y tal. — Mentí con el
fin de que no le diera más vueltas al asunto pero no
fue así.
— ¿No tendrá que ver con una adolescente
morena que tiene menos paciencia que la
impaciencia misma?
— No se de que hablas… — Sé que debería
decirle la verdad a amigo pero me avergonzaba que
me viera así por una chica.
— Cameron te conozco desde críos y se que a ti
esta chica te gusta. — Solté una risa nerviosa y hasta

161
yo era consciente de lo patético que estaba
pareciendo.
— Liam de verdad que no me gusta, solo somos
amigos, bueno ni eso, así que deja joderme con
Melody. — Escuché como resopló por el otro lado
de la línea.
— Pues mejor porque la busqué en Instagram y la
verdad es que está bastante buena. — Al escuchar
eso me puse tenso y cerré los puños instintivamente,
imaginarme a Melody con otro tío hacía que me
hirviera la sangre, pero con mi mejor amigo, por
encima de mi cadaver. — Yo la verdad es que me la
follaría — Esa fue la gota que colmó el vaso.
— Como vuelvas a hablar así de ella te parto los
dientes, porque Melody es mía ¿te ha quedado
claro?
— ¡Lo sabía! Estás coladito por ella. — Joder…
la que me espera. — ¡A Cameron le gusta Melody a
Cameron le gusta Melody! — Liam empezó a cantar
como si fuera una niña de párvulos, no tiene
remedio…
— Mira Liam no voy a hablar de esto ahora
porque he estado cuatro malditas horas cocinando y
preparando todo para esta noche así que te voy a

162
colgar y ni se te ocurra ir largando por ahí lo de
Melody, lo último que me faltaba es que los cabeza
huecas de nuestros amigos se enteraran.
— No sé que es lo que pasa esta noche pero yo
no digo nada con la condición de que mañana me
cuentes todo. ¡Me pido ser el padrino de bodas! —
No le di tiempo ni a terminar la frase porque le
colgué.
Nunca he sido alguien de demostrar mis
sentimientos y me cuesta mucho expresarlos,
siempre suele ser Liam el que me saca la
información a la fuerza preguntando e insistiendo
como el cotilla que es.
En cuanto miré la hora vi que ya eran las diez así
que me dirigí hasta la puerta de la habitación y
llamé.
— Señorita su caballero la espera. — Escuché
como reía desde el otro la de la habitación.
La puerta se abrió y dio paso a la mujer más
guapa que había visto en toda mi vida, hoy más que
nunca estaba guapísima y cuando vi lo que llevaba
puesto me gustó aún más.
— Como no tenía que ponerme he tenido que
improvisar. — Yo seguía sin palabras. Llevaba una

163
de mis camisas de vestir blancas como vestido, tenía
desabrochado los primeros botones dejando a la
vista un escote de escándalo. Lo había adornado con
un cinturón negro que le marcaba todas sus curvas.
En los pies llevaba unos tacones negros. Se había
dejado el pelo suelto y se había maquillado, aunque
no lo necesitaba.
Simplemente estaba preciosa, siempre me ha
gustado como se veía con mi ropa puesta y hoy más
que nunca.
— Cameron, ¿pasa algo? — Dijo Melody
obligándome a centrarme y dejar de mirarla como un
idiota.
— No pasa nada estás genial. — Cuando lo dije
sus mejillas se encendieron, como de costumbre, de
un color rojo.
— Tu tampoco estás mal, me sorprende que
tengas un traje en tu armario, para que mentir.
— Hay muchas cosas que ni sabes de mi. — Le
dediqué una de mis características sonrisas y la guié
hacia el salón. — Que sepas que me he esforzado
mucho eh.
— ¡Cameron Holt esforzándose! Lo nunca visto.
— Le lancé una mirada asesina pero no pude evitar

164
reírme.
Cuando llegamos al balcón Melody se quedó con
la boca abierta, le había gustado, lo sabía.
— Es… es precioso en serio. — Me miró con
esos ojos inocentes que me volvían loco. — Muchas
gracias.
— No hay de qué. — Le separé la silla para que
sentara, madre mía quién me viera y quién me ve.
— Pues hoy en chef de la casa, que también soy
yo, ha preparado un plato muy especial. — Fui a la
cocina y cogí los dos platos que ya tenía preparado y
en cuanto lo dejé en la mesa Melody se empezó a
descojonar y yo no esperaba menos.
—¿Para ti espaguetis con albóndigas es un plato
especial?
— Es lo que comían en la peli de la dama y el
vagabundo, ¿tanto que te gusta Disney y no lo
sabes?
— ¿Lo has echo por eso?
— No, pero simplemente no soy un cocinero
Michelin, la pasta era fácil. — Le estaba mintiendo,
en verdad si que había buscado platos de Disney y

165
espaguetis con albóndigas fue lo único que sabía
cocinar pero no se lo iba a admitir.
— Da igual, sea como sea me encanta.— Llené
las copas de vino y empezamos a comer. — Sabes,
no me imaginaba que fueras así.
— ¿Cómo te imaginabas que fuera entonces? —
Siempre había tenido curiosidad por cómo me veía
antes de conocerme.
— No sé… mucho más frío y borde, aunque
bueno al principio lo fuiste.
— Siempre soy así de primeras. — Llevaba
mucho tiempo queriendo preguntarle algo pero no
quería ponerla incómoda… o sí. — Una cosa, ¿por
qué nunca me hablaste en el instituto?
Al escuchar la pregunta Melody se atragantó con
su comida y empezó a toser al mismo tiempo que se
ponía roja como un tomate, me encantaba tener ese
efecto en ella.
— Yo… eh… ¿Por qué te iba a hablar en el
instituto? — Tuve que aguantarme la risa, cuando se
pone así de nerviosa y avergonzada me encanta.
— Melody, ya se que fui tú crush al menos
cuéntame lo que pensabas.

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Melody pareció dudar pero al final empezó a
hablar. — A ver, claramente no te iba a hablar, por
dos razones. Uno, era tres años más pequeña y
mientras tú medías metro ochenta y eras el capitán
del equipo yo era una cría delgaducha y con
brackets.
No pude evitar soltar una carcajada. — Seguro
que estabas muy graciosa con aparato, ¿y cual es la
Segunda razón?
— Pues que sería una pérdida de tiempo,
claramente. — Tuve que morderme la lengua para
decirle que ahora no sería una pérdida de tiempo.
— Me hace gracia el saber que estaba
convencidisimo de que no me conocías y la verdad
era que estuviste locamente colada por mi.
— ¡Oye oye! ¡Yo no estaba locamente enamorada
de ti! Fue solo un simple crush. — Supe que metía
en el momento en que se puso a jugar con su pelo
nerviosa, durante los días había aprendido a fijarme
en los pequeños gestos.

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22. El beso

Melody
Nunca me hubiera imaginado que Cameron se
esforzaría tanto en esta cena. Todo estaba precioso,
las velas, la mesa bajo las estrellas… de verdad
parecía sacado de una película.
Por no hablar de lo guapo que estaba con ese traje
negro que le hacían diez veces más atractivo, su pelo
rubio está perfectamente despeinado, algo que solo a
Cameron le quedaba bien. Y sus ojos verdes brillan
como nunca.
La cena había ido genial, sin contar con alguna
que otra conversación en las que Cameron me
recordaba que era mi crush y yo me moría de la
vergüenza.
En este momento él se había ido a buscar el
postre y aproveché para mirar el móvil, tenía sesenta
y tres mensajes de Theo interrogándome por la cena,
desde que le conté que últimamente Cameron había
estado más amable conmigo se había empeñado en
que le gustaba.

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Cuando Cameron llegó traía consigo dos platos
con la misma tarta de chocolate que habíamos
comido cuando nos pusimos a escuchar Queen y no
pude evitar sonreír ante el recuerdo.
— Tarta de chocolate congelada, que delicia. —
Solté irónica, aunque solo lo decía para molestarle,
porque la realidad era que estaba encantada.
— Esto no es un restaurante cinco estrella niña,
así que vas a tener que conformarte. — Me guiñó un
ojo y cuando pensé que se sentaría otra vez en su
sitio se dirigió al salón.
— ¿A donde vas? — No hizo falta una respuesta
cuando empecé a escuchar las primeras notas de
Radio Ga Ga, lo que hizo que me diera un vuelco al
corazón. Cameron se volvió a sentar en la mesa
conmigo. — Puede que no te acuerdes pero este
disco lo escuchamos los primero días que fui a tu
casa. — Le dije con una sonrisa de oreja a oreja que
no era capaz de quitar.
— Tu no te enteras de nada ¿no?
— ¿A que te refieres? — No sabía que me quiso
decir con eso pero estaba completamente serio.
— Da igual déjalo. — Cameron volvió a fijar su
vista en el plato y empezó a comer la tarta, yo le

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imité pero me quedé con la duda de lo que se refería.
Sin decir absolutamente nada recogió los platos y
cuando volvió no se sentó en la mesa, sino que se
apoyó en el balcón. ¿Qué se supone que le pasa
ahora?
Dudé si levantarme o quedarme sentada, ya sabía
cómo era Cameron enfadado y no quería joder esta
noche otra vez. Como si me estuviera leyendo la
mente me dijo que me acercara.
Lentamente me levanté y me coloqué a su lado
apoyándome en la barandilla del balcón, hacia una
noche preciosa y al ser una zona universitaria sin
fábricas ni muchos coches se podían ver varias
estrellas.
En ese momento empezó a sonar It’s a hard life y
cerré los ojos para envolverme en la melodía.
Cuando los volví a abrir Cameron me miraba con
una sonrisa, una sonrisa que no había visto nunca en
él.
— ¿Que me miras? — Pregunté frunciendo el
ceño.
— Te miró a ti, que eres guapísima. — Tuve que
pellizcarme para darme cuenta que había escuchado

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bien, ¿Cameron Holt acababa de llamarme
guapísima? ¿A que se supone que está jugando?
— Deja de vacilarme. — Le dije seriamente,
nunca había dejado que un chico jugara conmigo, y
por mucho que Cameron me gustara no pensaba
dejarle jugar con mis sentimientos.
— No te estoy vacilando joder. — Giró su cuerpo
quedando en frente mía y me sentí muy pequeña a su
lado. — ¿Es que acaso no te das cuenta de nada?
— ¿De qué se supone que me tengo que dar
cuenta? ¿De que te estás riendo en mi cara? — Su
cuerpo se puso tengo y cogió mi brazo con sus
manos.
— ¡No joder! — Levantó el tono de voz
causando que me sobresaltara, Cameron pareció
notarlo porque continuó hablando suavemente — No
te das cuenta de que llevo días intentando crear la
maldita historia de amor que te mereces.
En ese momento se me paró el corazón, la sangre
dejó de correr por mis venas y los pulmones se me
quedaron si aire. No dije nada, no era capaz, y al ver
esto Cameron siguió hablando.
— No te das cuenta que llevo desde el día que
llegaste queriendo meterte entre mis sábanas y

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hacerte el amor toda la noche, no te das cuenta que
me quedo mirando tus labios durante minutos
imaginando cómo sería besarte, no te das cuenta que
he intentado ser el chico romántico perfecto que tu
quieres. ¡Joder eres exasperante!
El pecho de Cameron subía y bajaba
agitadamente y yo seguía ahí, quieta, incapaz de
decirle lo que sentía. Quería decirle que yo llevo
haciendo eso mismo cinco putos años.
No era capaz de expresar, y como si no pudiera
hacer otra cosa agarré su americana negra y le
acerqué a mí pegando mis labios con los suyos,
haciendo lo que llevaba deseando hacer desde que
entré al instituto.
No tardó en corresponderme al beso mientras
colocaba una de sus manos en mi cintura pegando,
aún más, mi cuerpo al suyo. Pronto su lengua buscó
la mía, causando que una corriente eléctrica
recorriera todo mi cuerpo.
Sentí la dureza de sus músculos contra mi cuerpo
y el beso se volvió más rudo, como si quisiera
demostrarme lo mucho él también deseaba ese beso.
Me obligué a separarme de él para respirar y
pude fijarme en que sus magníficos ojos verdes no

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reflejaban frialdad ni indiferencia, sino que estaban
llenos de mil sentimientos.
Cameron cogió mi cara con sus manos
acariciando suavemente mi pelo.
— No me puedo creer que lleve toda la noche
pensando en que momento besarte y que al final lo
hagas tú. — No pude evitar soltar carcajada pero mis
risas se disiparon cuando volvieron las dudas.
— ¿Ahora qué? — Pregunté intentado que me
aclarar algo de lo que acababa de pasar.
— Ahora a dejarnos llevar…
No se cuanto tiempo nos quedamos así,
mirándonos, bajo la luz de la luna mientras la
canción de Queen seguía sonando.
Yes it’s a hard life
Two lovers together
To love and live forever in each others hearts
It’s a long hard fight
To learn to care for each other
To trust in one another right from the start
When you’re in love

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¡Por fin tenéis el esperado beso!
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23. ¿Eres virgen?

Cameron
El recuerdo de los suaves labios de Melody
todavía siguen en mi cabeza.
Es irónico, llevaba días planeando el beso
perfecto y ella acaba con todos mis planes
lanzándose primero. Cada día me sorprende más.
Levantarme y encontrarme solo en mi cama,
bueno en la que ya se puede considerar nuestra
cama, fue una decepción. Esperaba ver a Melody
durmiendo a mi lado, pero sabía que las cosas no
cambiarían de un día para otro.
Salí de la cama, me duché y me vestí repitiendo
una y otra vez el beso de anoche, el cual me moría
de ganas de repetir. Cuando estuve listo salí al salón
y me encontré a Melody haciendo deberes sin notar
mi presencia.
— Buenos días. — Cuando hablé dio un pequeño
saltito en la silla, levantó la mirada hacia mi y sus
mejillas se empezaron a teñir de rojo, supongo que
al recordar lo que pasó ayer.

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Mentiría si no dijera que toda esta situación era
un poco incómoda. Ayer le había confesado mis
sentimientos y nos habíamos besado, ¿en donde nos
dejaba eso? Ninguno lo sabía y ni yo ni ella se
atrevía a preguntarlo.
— Buenos días. — me respondió un poco tímida
volviendo a bajar la mirada hacia las libretas.
— ¿Has desayunado? — Sí, definitivamente esto
era demasiado incómodo.
— Sí no te preocupes. — Cuando pasé por
delante vi que no tenía casi nada escrito en su
libreta, ¿no se supone que está haciendo deberes?
— ¿Que haces? — Le pregunté apoyándome con
los codos delante de ella.
— En matemáticas me mandaron unos ejercicios
pero es que no se hacerlos… — Dijo mientras
mordía la tapa del boli.
— A mi se me daban bien las mates, te puedo
ayudar.
Mentira. Nunca se me dieron bien las mates, las
odiaba con todo mi ser, pero quería estar cerca de
Melody.

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Me senté a su lado, más cerca de lo que debería,
y empecé a ojear sus apuntes.
— Se supone que tengo que calcular las
tendencias de las asíntotas verticales, los puntos de
corte, los máximos y mínimos y representar la
función. Pero para llegar a eso tengo que hacer aún
más cosas. — Melody se llevo las manos a la
cabeza, se la veía desesperada.
— Bueno esto se soluciona fácil. — Saqué mi
móvil y busqué en internet el ejercicio. Tras mirar
unas cuantas páginas lo encontré resuelto. — Mira,
solucionado.
— Se supone que tengo que aprender a hacerlo,
no debería copiarlo.
— Melody, sé que eres una niña buena pero no te
va a pasar nada por copiar un ejercicio.
— ¿Pero no era que se te daban bien las mates?
Me lo podrías explicar.
— Ya, pero es que era mentira. — Melody
entreabrió los labios y en su cara se reflejaba la
confusión. — Simplemente quería estar cerca tuya.
Me acerqué más a ella dejando nuestras bocas a
centímetros. Coloqué mi mano en en su cuello y

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escuché el susurro de Melody.
— Cameron… — Si quería que parar había
conseguido el efecto contrario, porque escuchar mi
nombre saliendo de su boca me calentó más de lo
que debería así que pegué mis labios sobre los suyo
suyos.
Aunque se hizo la dura entreabrió la boca
dejando paso a nuestra lenguas. Posé la otra mano en
su cintura a la vez que ella las colocaba en mi cuello
mientras jugaba con mi pelo.
Empecé a trazar círculos sobre su cintura, quería
más de ella, mucho más, pero sabía que no era el
momento así que me separé antes de fuera
demasiado tarde. Cuando nos alejamos Melody tenía
los labios hinchados y rojos.
— ¿Porqué has echo eso? — Iba a acabar
conmigo, ¿acaso no se da cuenta de que me gusta?
Me acerqué a su oído y pude notar como se le
erizaba la piel. — Te he besado porque llevas
volviéndome loco desde el beso de ayer, y da gracias
de que no arrastro a la habitación para follarte.
Melody tragó saliva y se retorció nerviosa en su
asiento. Me separé de ella y no fue capaz de

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mirarme directamente a los ojos, pero yo no iba a
dejar la conversación.
— ¿No me vas a responder? — Ella no levantó la
mirada y empezó a peinar su pelo nerviosa. — ¿Eres
virgen? — Puede que haya sido demasiado directo,
pero causó el efecto esperado porque por fin me
miró a los ojos.
— Yo… bueno… ¿Porque preguntas eso? — Le
temblaba tanto la voz que ella solita confirmó mis
sospechas.
— Quería saber si iba a ser el primero o no. —
Soltó una risa seca y se puso de pie.
— ¿Pero que te crees? ¿Que a todas se nos caen
las bragas por ti? No me pienso meter en tu cama,
gilipollas. Además… — Se volvió a acercar a mi
para decirme esto. — Eso sería romper la primera
regla, ¿no te acuerdas?
Ouch, eso había sido un golpe bajo. Maldito el
día en que puse esa norma, que claramente iba a
romper.
— Las reglas están para romperlas, ¿nunca
escuchaste ese dicho? — Se dediqué una sonrisa
torcida y ella simplemente recogió su libreta y sus
bolis con rapidez.

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— ¡Eres insoportable enserio! — Con todo en las
manos fue hasta la habitación, pero antes de que
pudiera cerrar la puerta me dio tiempo a decirle una
última cosa.
— ¡Un insoportable por el que llevas años
colada! — Lo único que recibí fue un portazo de su
parte.
Me gustaba presionar a Melody y sacarla de sus
casillas. Podía llegar a ser muy tímida y se guarda
demasiadas cosas para ella y la única forma de
sacarle algo de información era ponerla contra la
espada y la pared.
Era inevitable pensar que solo me quedaba un día
y medio con ella, puede que un poco más porque
aún tienen que abrir los aeropuertos y las fronteras.
Pensar que había perdido tanto tiempo con ella,
todo por ser un cabezota de mierda que no se atrevía
a admitir la puta verdad.
Aunque no hubiera estado conmigo mucho
tiempo no me podía imaginar volver a estar solo en
este piso. Antes me encantaba la soledad, el no tener
a nadie que me molestara, pero cuando llegó Melody
me enseñó todo lo que me faltaba.

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Me hacía falta su toque de impulsividad, sus risas
por toda la casa, el desorden que dejaba cada vez
que intentaba cocinar. Echaría de menos ver mi ropa
mezclada con la suya, su cepillo de dientes junto al
mío.
Joder, pensar en no volver a verla con una de mis
camisetas o en no tener la certeza de que está segura
durmiendo en mi cama hace que quiera seguirla allá
donde vaya.
Porque tengo miedo de que sin ella vuelva a
convertirme en el frío e insensible Cameron que era
antes de conocerla.

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24. Esto aún no acaba

Melody
Las cuarentena se acababa mañana y yo ya había
empezado a guardar las cosas de nuevo en la maleta.
Por una parte quería irme para ver a mis padres, y
a mi abuela sobretodo. Pero otra parte de mi quería
quedarse aquí, con Cameron. Me daba rabia que
justo cuando habíamos empezado algo me tuviera
que ir.
Tengo un nudo en la garganta mientras guardo mi
ropa y no puedo evitar echar un vistazo al montón de
camisetas de Cameron. Había empezado a usarlas y
me gustaba llevar algo de él y seguramente nunca
más volvería a llevarlas puestas.
Estaba tan inmersa en mi mundo pensando en
todo lo que había vivido en tan solo dos semanas
que no me di cuenta que Cameron había entrado en
la habitación.
— ¿Que haces? — Estaba apoyado en el marco
de puerta y tenía una expresión seria en el rostro.

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— Recogiendo mis cosas, pronto me iré. — Al
decir eso último Cameron se puse recto y un poco
tenso.
— Aún no se sabe cuándo abrirán los
aeropuertos, puede que estes aquí más tiempo. —
Aunque me lo decía a mi parecía que se estaba
convenciendo a si mismo. ¿Acaso quería que me
quedara?
— Dejaré algo de ropa fuera para el tiempo que
esté aquí, pero es mejor que vaya guardando todo.
— Las ultimas palabras se me entrecortaron, sabía
que si seguía con esta conversación acabaría
llorando y no pensaba derrumbarme delante de él.
— Como quieras. — Dijo molesto. — En diez
minutos está la comida. — Sin decir nada más salió
de la habitación cerrando la puerta.
No pude seguir recogiendo, todo me daba
demasiada pena. Me senté en la cama y empecé a
recordar cuando me recogió en la puerta de aquel
hotel.
No tenía ni idea de que en cuanto me subiera a su
todoterreno la vida me cambiaría completamente.
Nunca me imaginaría que el engreído de Cameron

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Holt, por el que suspiraba en el instituto, podría
llegar a ser amable, e incluso romántico.
Pero no puedo seguir pensando en eso, lo mejor
es asimilarlo y concienciarme de que Cameron solo
será un bonito recuerdo de mi pasado y me quedaré
con lo que pudo ser pero nunca fue.
Salí de la habitación y como había dicho, la
comida ya estaba lista. Me senté y ni siquiera me
dirigió la mirada, comimos en silencio la mayor
parte del tiempo hasta que Cameron, por fin, decidió
decir algo.
— ¿Tú quieres irte?
— ¿Qué? — Esa pregunta me pilló desprevenida.
— Lo que escuchas, quieres marcharte de aquí.
— Quiero ver a mi familia… — Ni siquiera me
dejó terminar la frase porque se levantó mientras
recogía bruscamente los platos. — ¿Qué te pasa?
— No me pasa nada. — Estaba claro que le había
enfadado que no le hubiera dicho que quería
quedarme pero ni siquiera me había dejado terminar
la frase.
Quería decirle que también quería estar con él,
que quería conocerle aún más, que me moría por

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besarle y todo lo que él quisiera. Porque, para que
mentir, haría lo que Cameron me pidiera.
— Cameron… — Me levanté de la mesa y me
acerqué hacia el grifo de la cocina. Cuando estaba
cerca de él se giró me cogió de las muñecas y me
habló muy serio, como nunca lo había echo.
— No Melody, guardate tus palabras para alguien
que las quiera escuchar, me equivoqué contigo.
Sus palabras me sentaron como una patada en el
estómago, peor, fue como si una bala me acabara de
disparar en el pecho.
Llamarme sensible o blanda pero no creo que me
mereciera eso. Me equivoqué contigo ¿Enserio? Si ni
siquiera le ha dado tiempo a conocerme al 100%.
Una lágrima se me resbaló por la mejilla sin
poder evitarlo y Cameron se dio cuenta. En cuanto la
vio su expresión cambió se relajó y me levantó lo
mirada con uno de sus dedos.
— Ey perdón, no lo decía enserio. Simplemente
pensé que tú también querías estar conmigo. — Me
seguía pareciendo extraño cuando Cameron se abría
de esa manera, pero me encantaba que expresara sus
sentimiento, al menos él si se atrevía.

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— Si me hubieras dejado terminar te hubiera
dicho que también quería quedarme aquí contigo,
pero eres un dramático. — Una sonrisa apareció en
su cara y nos quedamos mirando unos segundos.
Poco a poco el se fue acercando para darme un beso
y cuando nuestros labios estaban a punto de
tocarse… mi madre me llamó al teléfono.
Cameron fulminó al móvil con la mirada y me
soltó para que pudiera responder.
— Hola mamá, ¿pasa algo? — Seguro que notó
la irritación en mi voz.
— ¿¡Que si pasa algo!? ¡Es que acaso no ves las
noticias! — No sabía a lo que se refería así que fui
corriendo hasta el salón, cogí el mando de la tele y la
encendí. Lo que estaba diciendo la reportera me dejó
de piedra.
— Ultima hora. El presidente del gobierno acaba
de declarar la prolongación del confinamiento
domiciliario durante quince días más debido a los
altos número de contagios por COVID-19.
Dejé de escuchar lo que estaba diciendo, no
necesitaba a oír mas, voy a poder estar más tiempo
con Cameron. Me sentí mal por alegrarme, ya que

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no vería a mi familia, pero eso significa que puede
que tenga una oportunidad de tener algo con él.
— Mamá te llamo luego… — Le colgué a pesar
de sus gritos e insistencias y me giré, tenía a
Cameron a mi lado con una sonrisa de oreja a oreja.
— Esto aún no se acaba. — Se acercó un poco
más a mi para decirme lo siguiente. — Y créeme
que esta vez lo voy a aprovechar como nunca.
Ni siquiera me dio tiempo a responderle porque
se fue con una sonrisa triunfal en la cara, será
descarado. Pero para que engañarnos, me moría por
ver cómo podía ser Cameron ahora que de verdad se
había soltado.

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25. Secretos

Cameron
Quince días más, y pienso utilizarlos muy bien.
Se acabaron las ñoñerías y las vergüenzas. Porque
pienso volver a sacar al Cameron atrevido y sin
filtros que conseguía a todas las chicas, aunque
puede que con toque más dulce.
A partir de ahora iba a empezar a coger carrerilla
con Melody. Puede que fuera estar dos semanas sin
sexo ni ningún tipo de interacción sexual, pero me
moría de ganas de tenerla en la cama gritando mi
nombre.
Aunque la presión de que seré su primera vez
está presente, por fin he aceptado que ella no es una
más y no quiero ser un cabrón, porque para que
mentir me comporté como un hijo de puta con
muchas chicas.
Pensar que de verdad se iba a ir hizo que me
volviera loco, hasta me planteé secuestrarla y atarla
a mi cama para que no se fuera nunca. Pero cuando
escuché las noticias se me fue todo rastro de tristeza
y enfado y me vinieron a la mente todo lo que quería

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hacer con Melody durante estas dos semanas. Y
aunque ella lo negará seguro que también le gustará
estar conmigo unas semanas más.
Melody llevaba hablando en el salón con su
madre durante una hora así que decidí llamar a
Lorena, ya que hacía mucho tiempo que no hablaba
con ella. A los tres tonos me cogió el teléfono.
— Hombre menos mal que me llamas, ya
pensaba que te habías olvidado de mi. — Ella era la
única persona con la que podía mantener una
conversación madura, también sus circunstancias la
habían echo crecer antes de tiempo.
— Perdón por no llamarte, pero digamos que he
estado ocupado…
— ¡Melody! ¡Es verdad! ¿Has avanzado algo con
ella? ¿Seguiste mis consejos? — La verdad es que
ella me ha estado ayudando a admitir mis
sentimientos y dándome consejos para acércame a
Melody.
— Digamos que se lo dije todo y por fin la besé.
— Tuve que taparme los oídos porque un grito sonó
al otro lado de la línea.
— ¡No me lo puedo creer! ¡Mi Cameron por fin
ha sentado cabeza!

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— Sin embargo ella aún no me ha dicho si le
gusto, que está claro que se siente atraída por mi
pero puede que ya no le guste como antes. — Nunca
me hubiera imaginado hablando así, sin duda me ha
echo un amarre.
— Cameron estoy segura de que a esa chica le
gustas, pero por lo que me has contado se ve que es
tímida y que le cuesta decir lo que piensa, tú dale
tiempo.
— Puede que tengas razón… — Melody siempre
se guarda las cosas para ella misma y la mayor parte
de las cosas que se de ella es porque la emborracho
o porque insisto hasta sacarle la información.
— Además ahora que se alarga la cuarentena vas
a poder… — No acabó la frase porque alguien al
otro lado de la línea la interrumpió, alguien a quien
quiero más que a mi vida.
Melody
— Que si mamá te lo prometo estaré bien, solo
son otras dos semanas.
— Lo sé pero eres mi niña y te echo de menos…
Bueno cariño te tengo que dejar que va a empezar
mi turno en el hospital. — Mi madre había dejado de
trabajar como enfermera hace dos años pero al ver

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que los hospitales necesitaban personal para tratar a
todos los enfermos de Covid se ofreció voluntaria.
— Está bien mamá, te llamo más tarde, te quiero.
— Colgué el teléfono y una sonrisa tonta apareció
en mi cara, aún no me puedo creer que más tiempo
con Cameron.
Aunque saber que le gustaba hacía que surgieran
miles de dudas e inseguridades. Cameron era tres
años mayor que yo y había estado con un montón de
chicas. Yo aún era virgen, no tenía ninguna
experiencia, ni siquiera había pasado más allá de
darme besos con alguien, me daba pánico no saber
hacerlo o hacerlo mal, pero cuando estaba con él los
miedos desaparecían.
Sin darme cuenta mi estómago empezó a rugir,
me moría de hambre, era bastante tarde y aún no
habíamos cenado. Así que fui hasta la habitación
para preguntarle a Cameron si preparábamos algo de
comer.
Sin embargo cuando entré me llevé una sorpresa,
Cameron estaba hablando con alguien por teléfono y
lo que dijo me dejó de piedra.
— Me muero por verte, te estoy echando
muchísimo de menos. — Hasta aquí todo bien

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podría ser cualquiera. — Muy pronto nos vemos
guapísima, te quiero mucho no lo olvides.
¿Guapísima? ¿Te quiero mucho? Y pensaba que
eso era lo peor, pero no.
— Te prometo que te llamaré pronto, ya sabes
que eres mi persona favorita. — Cuando dijo eso
colgó y se dio la vuelta mirándome con una sonrisa
pero cuando vio mi ceño fruncido se puso serio. —
¿Que te pasa?
— Nada. — Mi voz sonaba fría e indiferente pero
por dentro quería llorar. — Solo que no sabía que
tuvieras novia.
Cuando dije eso soltó una carcajada que la
debieron escuchar todos los vecinos y yo no
entendía nada, si no era su novia seguro que era
alguna de sus “amigas”.
— ¿Quien te ha dicho a ti que tengo novia?
— Pues a ver le acabas de decir te quiero a una
chica y no creo que le vallas diciendo eso a muchas.
— Sabía que algo no me cuadraba porque él había
admitido que le gustaba, pero puede que todo fuera
una táctica para acostarse conmigo.

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— Melody cariño, hablaba con una niña de
cuatro años. — Vale, me esperaba de todo menos
eso. Definitivamente ya había tirado a la basura el
mínimo de dignidad que me quedaba, pero ¿como
sabía que no me mentía?
Realmente no sabía que decir, en el fondo no me
creía su historia, él no tenía hermanas y no recuerdo
que nunca mencionara a ninguna prima pequeña.
Cameron pareció notar que algo no me cuadraba así
que tiró de mi y me sentó en la cama con él.
— A ver, te voy a contar esto porque está claro
que no te fías de mi, pero no lo digas por ahí a tus
compañeros de clase.
— No es que no me fie… — Para que mentir, no
me creía una palabra. — Te prometo que no digo
nada.
— ¿Tu te acuerdas de una chica de mi promoción
que se llamaba Lorena? — Asentí, ella era la única
que siempre estaba con Cameron. Era guapísima,
tenía el pelo rubio largo y unos ojazos azules.
Durante un tiempo pensé que era su novia hasta que
me dijeron que simplemente eran amigos. — Vale
pues en el último curso ella… se quedó embarazada.

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Abrí los ojos como platos, no tenía ni idea. Ella
formaba parte del grupo de Cameron por lo que era
también bastante popular, ¿Como es que nunca hubo
ningún rumor?
— No se lo dijo a nadie, menos a mi. Escondió su
embarazado los últimos meses del cursos y en
verano nació su hija, Ava, que es con la que estaba
hablando ahora. Era el único que lo sabía y siempre
la he ayudado con Ava, es como mi sobrina y la
quiero más que a nadie.
— Yo… — No sabía que decir que decir me
sentía ridícula. Tenía muchas preguntas en mi
cabeza, ¿quien sería el padre de Ava? Pero si no me
lo dijo supongo que es porque no está presente en su
vida y sería de mal gusto preguntar.
— No hace falta que digas nada, entiendo que te
pusieras celosa. — Una sonrisa de superioridad
apareció en su cara y mis mejillas se encendieron de
rojo.
— ¡No estaba celosa! — Mentira.
— Eres una mentirosa, se te nota mucho cuando
mientes. — Dicho eso se levantó de la cama y se fue
de la habitación dejándome sola y sin dignidad.
Empezamos bien la segunda cuarentena.

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Holaaa, me pasó para decir que durante estas
semanas no podré actualizar tan a menudo. Estoy
muy cerca de los exámenes finales y tengo que
estudiar bastante, pero en cuanto los acabe
volveré a subir con más frecuencia.
Suerte a todos que, como yo, estáis con
exámenes ;)
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26. Aprisionada

Melody
Mentiría si no dijera que cada día que pasa
dormir juntos se vuelve más incómodo. Está claro
que hay una tensión sexual no resuelta entre
nosotros y el hecho de compartir cama no ayuda.
Hemos creado una especia de norma de no irnos
a la vez a dormir, normalmente suelo irme a dormir
yo más temprano. Sin embargo esta noche no fue
así. Habíamos decidido ver otra película,
Interstellar. Cuando la acabamos y nos quedamos
los dos en la cama ninguno sabía que hacer.
Finalmente acabé diciéndole buenas noches y
girándome rápido para el lado contrario de la cama.
Esta mañana cuando me desperté, gracias a dios,
Cameron no estaba en la cama, así us cogí algo de
ropa y me fui al baño para darme una  ducha.
Abrí la puerta y me quedé de piedra, ahí estaba
Cameron tapado únicamente por una toalla al
rededor de su cintura. Acababa de salir de la ducha y
la gotas aún le resbalaban por su cuerpo, no era la
primera vez que le veía así pero me no pude evitar

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que se me cayera toda la ropa que llevaba en las
manos.
— Yo… eh… perdón. — Me agaché rápidamente
para coger mis cosas, pero mientras las recogía su
mano agarró mi brazo y me levantó de nuevo.
Cameron me miraba fijamente, sus ojos
reflejaban deseo y una sonrisa maliciosa se dibujó en
su cara.
— ¿Te he dicho ya lo mucho que me pones? —
Sin que pudiera responderle ni decirle nada agarró
mi cintura pegándome a él y uniendo bruscamente
su boca con la mía.
No me estaba besando como las otras veces, era
un beso cargado de pasión dejándome claras todas
sus intenciones. Separó su boca de la mía y bajó
hasta mi cuello, empezó a succionar y sabía que me
estaba marcando.
Volvió a atacar mi boca empujándome contra el
mueble y pude notar que se estaba poniendo duro.
Me levantó sentándome encima de la encimera, su
erección rozaba mi entrepierna.
Atrapó mi labio inferior y lo mordió causando
que se me escapara un leve gemido. Su mano se

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deslizó hasta mi cadera apretándola y empujándome
más hacia él.
— Me vuelves loco Melody… — Sentía que
estaba en el cielo, su contacto y sus besos causaban
en mi algo que nunca había experimentado.
Rodeé con mis piernas su cadera y posé mis
manos en su pelo haciendo más profundo el beso. Su
mano volvió a subir deslizándose por dentro de mi
camiseta.
Por mucho que lo estaba disfrutando y por mucho
que quería seguir una voz en mi cabeza me dijo
para. Aún no estaba preparada para ir más allá y por
muy cómoda que me sintiera con Cameron no sentía
que este fuera el momento.
Baje mis piernas de su cintura y me alejé un poco
de él, Cameron pareció notarlo porque paró todo
tipo de contacto.
— ¿Estás bien? — Clavé mi mirada en el suelo y
en ese instante me entró miedo de que por no querer
seguir pensará que era una zorra o una
calientapollas. No es la primera vez que escucho a
algún tío decir eso de una chica por no querer tener
sexo.

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— Es que… no quiero… — No pude acabar la
frase, Cameron se separó de mi y me levantó la
cabeza suavemente para que le mirara a los ojos.
— Ey, sabes que yo nunca te obligaría a hacer
nada, ¿no? — Su voz parecía preocupada y sus ojos
me transmitieron seguridad. — Melody, vamos a
seguir tu ritmo. No quiero que hagas nada que no
quieras hacer.
Al decir eso me cogió de la mano y me bajó del
mueble e hizo algo que nunca pensé que Cameron
Holt hiciese. Me acercó de nuevo a él y me dio un
suave beso en la frente.
— Gracias. — No sabía que decir, la dulzura en
las palabras de Cameron seguían resonando en mi
mente y me sentí la persona más feliz del mundo.
— No tienes que darme las gracias, aunque ahora
sería mejor si te vas porque creo que necesito otra
ducha, pero esta vez fría. — No pude evitar
sonrojarme y salí del baño, no sin antes recoger mi
ropa del suelo.
Volví a la habitación y me tumbé en la cama
pensando en todo lo que acababa de pasar. Los
suaves labios de Cameron, sus mordiscos, sus
caricias…

199
Ningún chico había llegado a transmitirme la
confianza de Cameron, igual que nunca tuve la
necesidad de tener contacto físico con nadie, hasta
que le conocí.
Tenía diecisiete años y casi toda la gente de mi
curso ya había perdido la virginidad. Las personas a
veces se lo toman como una competición. Yo nunca
he tenido prisa, siempre tuve muy claro que quería
perderla con alguien especial y estar muy segura de
querer hacerlo. Puede que a muchos les parezca una
tontería pero para mi es importante. No quiero
hacerlo con alguien que piense que soy un juguete
sexual o con alguien que solo le importa su placer.
No sé cuánto tiempo estuve ahí tumbada
pensando pero la puerta se abrió, Cameron entró en
la habitación y se tumbó a mi lado.
— ¿Que tal estás? — Notaba que sus ojos verdes
estaban clavado en mi pero yo no era capaz de
mirarle así que fijé mi mirada en el techo.
— Bien… — No sé porque sentía que le debía
una explicación pero no sabía cómo empezar. —
Gracias por entenderme.
— Joder Melody no me tienes que agradecer
nada, es lo que todos los tíos tienen que hacer. —

200
Hubo una pausa y sabía que me iba a soltar una de
sus preguntas. — Pero ¿te gustó? ¿Estuviste
cómoda?
Una sonrisa tonta apareció en mi cara y noté
como mis mejillas se volvían rojas. Tapé mi cara con
las manos porque no quería que me viera así.
Cameron cogió mis manos y las apartó. — No te
tiene que dar vergüenza, es algo natural.
En momentos como este se notaba la diferencia
de edad entre nosotros, él había madurado y tenía
confianza en si mismo, no le daba vergüenza hablar
de estos temas y yo aún era una adolescente
inexperta llena de inseguridades.
Saqué todas mis fuerzas e intenté dejar de lado
mi timidez para responderle. Giré mi cabeza para
mirarle directamente a los ojos y me sorprendió ver
que me miraba con cariño.
— Si… claro que me gustó. — Una sonrisa
apareció en su cara y con una de sus manos cogió un
mechón de mi pelo y empezó a jugar con el. —
Simplemente no estaba preparada para ir más allá.
— Está bien, ¿sabes que conmigo puedes hablar
de lo que tú quieras no? — Asentí y nos quedamos
mirándonos durante unos minutos.

201
Hoy me había dado cuenta que de verdad podía
confiar en él y de que estaba segura a su lado.
Cameron había calado fondo en mi y sabía que
ahora ya no había marcha atrás.

¡Hola! Aunque tenga ocho exámenes que


preparar no he podido resistirme a escribir un
capítulo.
También quería agradeceros por las 30k
lecturas, estoy flipando enserio. Empecé esta
historia simplemente por el echo de pasármelo
bien, después tuve un bajón y pensé en
abandonarla pero estoy muy contenta de que no
lo hiciera porque cada vez me enamoro más de
Cameron y Melody.
Muchas gracias a todos los que leéis, votáis y
comentáis. ¡Sois un amor!

202
27. Arreglando el pasado

Cameron
Cada día me gustaba más Melody y mentiría si
dijera que no quería más que unos simples besos o
caricias pero no quería presionarla. Quería que ella
estuviera cómoda y que estuviera preparada.
Mi primera vez fue con una chica del instituto
que ni siquiera me acuerdo de su nombre. No había
sido nada especial, simplemente fue en una fiesta y
después de eso nunca volví a hablar con ella.
Después de aquella chica vinieron muchas más,
mirando atrás veo lo mal que me comporté con
algunas, fui un verdadero cabrón en el instituto, pero
Melody me hace querer ser mejor persona.
Por eso es que llevo ya varios días pensando
pensando en cómo arreglar un fallo del pasado, uno
bastante gordo y de no haber sido por Melody nunca
me habría acordado. Y sé que no puedo cambiar lo
ocurrido, pero al menos puedo pedir perdón.
Melody estaba en el sofá riéndose de algo en el
móvil, joder no me cansaba de mirarla, es
guapísima.

203
— Melody una cosa. — Ella levantó la mirada y
cuando me vio se sonrojó, me encantaba tener ese
efecto en ella, a veces seguía sin creerme todo lo que
estaba viviendo con ella. — A ver no sé cómo
decirte esto…
Para que mentir, me avergonzaba de mi mismo y
de mi actitud. No quería que la gente pensara que yo
era así, las personas cambian y se arrepiente, he
crecido como persona y quiero seguir mejorando.
— Creo que nunca te aclaré esto pero, en cuanto
a lo que pasó en tu primer día de instituto… bueno
lo que le hice al chico ese… — Melody frunció el
ceño y se cruzo de brazos acomodándose mejor en el
sofá. Estaba seria. — Pues que joder que me pasé y
que fui un gilipollas, y sí, me merezco más que unas
hostias por lo que le hice, pero…
— ¿A donde quieres ir a parar con eso? — Su
voz era fría y estaba atenta a cada una de mis
palabras.
— Pues a eso, a que fui un verdadero hijo de puta
pero ya no soy así. Sé que el dicho de que las
personas cambian es muy típico y que muchos lo
usan como excusa pero ya no pienso así, ni siquiera
sé porque me comporté de esa manera… — Empecé

204
a hablar cada vez más acelerando, nunca solía
ponerme nervioso, hasta que conocí a Melody.
— Eh eh Cameron, que vale. No te voy a mentir
lo que hiciste fue repugnante pero también creo que
las personas tiene derecho a cambiar. — Sin darme
cuenta solté el aire que había estado reteniendo. —
Lo que no entiendo es, ¿Por qué me lo preguntas
ahora?
Casi se me olvidaba, yo no venia a darle una
justificación a Melody, tenía una pregunta que
hacerle.
— Pues verás, ¿puedes describirme cómo era ese
chico? — Por mucho que había pensado e intentado
recordar no me venía a la mente ninguna imagen de
aquel chico.
— ¿Qué? ¿Por qué quieres que te describa a ese
chico? — Su cara era un espectáculo, no estaba
entendiendo nada. Pero no podía decirle el porqué,
lo que voy a hacer lo hago por mí, no para
demostrarle nada a nadie, ni siquiera a Melody.
— Tu solo descríbemelo por favor. — Melody no
parecía muy contenta pero me contó todo lo que
recordaba de él. — Muchísimas gracias Mel te debo
una.

205
Salté prácticamente del sofá, no sin antes darle un
pequeño beso en la mejilla.
Corrí hacia la habitación y cerré la puerta,
necesitaba privacidad. Busqué desesperadamente mi
móvil y marqué el número de la persona que sabía
que me podía ayudar, Lorena, a los dos tonos me
cogió el teléfono sin embargo al otro lado de la línea
había otra persona…
— ¡Cam! ¡Cam! ¡Te echo de menos!— La
vocecita de Ava sonó por toda la habitación
dejándome sordo.
— Y yo a ti enana. — Por mucho que quisiera a
esa niña ahora no era el momento para ponerme a
hablar con ella. — Pero ahora tienes que hacerme un
favor, dale a mamá el móvil ¿vale?
— ¡No! Yo quiero que juegues conmigo a las
muñecas. — Aunque no la estaba viendo sabía que
había puesto los morritos refunfuñones que pone
cuando quiere algo.
— Ava cariño no puedo jugar a las muñecas,
tengo que quedarme en casa. Avisa a mamá que
estoy al teléfono y cuando pueda voy a tu casa a
jugar a lo que tú quieras. — Negociar con una niñas
de cuatro años es más difícil de lo que parece.

206
— ¡Pero quiero verte! — Noté como empezaba a
sollozar y se me partió el alma.
— Ava, cariño, ya verás como muy pronto nos
vamos a ver y te voy a llevar a comer muchísimos
helados. — Mi oferta no pareció calmarla y siguió
llorando más fuerte. Pero no me dio tiempo a volver
a consolarla porque escuché como Lorena aparecía y
la calmaba. A los dos minutos ella se puso al
teléfono.
— Perdón estaba en la ducha y no me enteré de
que Ava había cogido el móvil. — Me daba rabia no
poder estar ahí para ayudarla, ser madre soltera en
cuarentena es un trabajo duro. — ¿Porque me
llamabas?
— A ver te va a sonar extraño pero, tú habías
echo el anuario en el instituto, ¿no? Y habías
necesitado el correo de los alumnos para que te
mandaran las fotos, ¿verdad?
— Yo… si lo hice, ¿por qué lo preguntas? — Su
voz reflejaba la confusión que debía estar sintiendo
ahora mismo.
— Bien pues necesito que busques a un chico de
pelo castellano rapado, ojos marrones, más o menos

207
de mi estatura y que tenía un piercing en la oreja, y
que me mandes su correo.
— ¿Te das cuenta de que podrías estar
describiéndome a medio curso? Además, ¿Para que
demonios lo quieres?
— Tu solo intenta conseguírmelo, es que necesito
arreglar algo de alguna manera.
— Está bien lo intentaré, pero no te prometo
nada.
— Gracias Lore, eres la mejor no te olvides. Y
dile a Ava que yo también la echo mucho de menos
y que pronto volveremos a jugar a las princesas. —
Dicho eso colgué el teléfono y me tumbé en la cama
esperando el correo.
Estuve media hora esperando, y mientras, me
puse a mirar Instagram. Melody había subido a su
historia una captura de ella hablando por FaceTime
con ese tal Theo, ¿es que acaso no tenía mas
amigos? Sin embargo no me dio mucho tiempo a
pensar en eso porque me llegó un mensaje de Lorena
con el correo y nombre del chico al que buscaba.
Ahora ya tenía todo para, al menos, pedir perdón
por mis actos. No esperaba una respuesta, ni un
perdón, solamente quería estar en paz conmigo

208
mismo. Así que abrí el correo y me dispuse a
escribirle:
Paul Thatcher,
Puede que no te acuerdes de mi, o que sí lo hagas
y me odies. Si es la segunda lo entiendo
perfectamente, yo también me odio por lo que hice.
Puede que te parezca extraño este correo pero
quería escribirte y pedirte perdón…

Hola! Como ya sabéis estoy con exámenes y


me es imposible actualizar tan seguido pero aquí
tenéis otro capítulo.
Tener paciencia durante estas dos semanas
porque pronto se viene lo mejor.
Muchas gracias otra vez por todas las lecturas,
votos y comentarios. Acordaros que podéis
seguirme en Instagram y tiktok
@madameofbooks

209
28. Me aburro

Melody
— Me aburro.
— Yo me aburro más.
Llevábamos veinte minutos tumbados en el sofá
sin hacer absolutamente nada. Se nos habían
acabado las ideas para entretenernos, habíamos
jugado a juegos de mesa, cocinado, hecho deporte…
Tampoco es que se pudiera hacer mucho más en este
piso diminuto, bueno, si se podía, pero no estaba
preparada aún.
Cameron miraba a un punto y parecía querer
clavarse el cuchillo de la cocina en la yugular, y a mi
poco me quedaba.
— Deberíamos hacer algo. — Sabía que
seguramente nos pasaríamos la noche pensando en
que hacer y al final no haríamos nada, pero por
proponer que no quede.
— A ver a mi se me ocurren muchas cosas que
hacer. — Me guiñó un ojo y puso una sonrisa

210
traviesa. Como respuesta, simplemente le tiré un
cojín a la cara. — Vale, vale, pillado.
— Enserio, algo tenemos que poder hacer ¿no?
— Bueno… a mi se me ocurre una cosa.
— Que ya te he dicho que no vamos a follar. —
Cameron rodó los ojos y se colocó más recto en
sofá.
— Que no era eso, ¿por quién me tomas? —
Levanté una ceja dudosa y dejé que siguiera
hablando. — A ver, podríamos montar una fiesta.
— ¿Una fiesta? ¿Nosotros dos? Ni de coña, la
última vez no salió bien. — Dije mientras recordaba
su maravillosa idea de jugar a las preguntas y acabé
borracha confesándole que era mi crush.
— Venga será divertido, además creo que ya se
todos tus secretos vergonzosos. ¿Que puede salir
mal?
La verdad no me fiaba ni un pelo de Cameron ni
de su idea de una fiesta, pero era viernes por la
noche, y volver a jugar al Pictionary sería más
aburrido que ver crecer el prado.
— Está bien, pero con una condición, no me
dejes beber mucho alcohol ¿vale? — Cameron se

211
levanto ilusionado del sofá y salió directo a la
cocina, empezó a sacar un montón de botellas de
alcohol que no había visto nunca. — ¿Cómo es que
tienes todas esas botellas ahí guardadas?
— No quieres saberlo, déjame y ve a cambiarte.
— ¿Cambiarse? Parecía que iba muy enserio con lo
de la fiesta así que entré en la habitación cogí algo
ropa y me encerré en el baño para cambiarme y
maquillarme un poco.
Cuando salí y entré al salón la música de
reggaeton inundó mis oídos y me quedé con la boca
abierta al verle. Cameron estaba guapísimo, se había
cambiado y llevaba una camisa blanca con varios
botones desabrochados dejando ver su pecho, su
pelo rubio estaba igual de perfecto que siempre y sus
ojos verdes tenían ese brillo característico.
Pero lo que más me sorprendió fue que había
colocado todas las botellas encima de la barra de
cocina como si fuera un bar y él su camarero.
— Toma asiento señorita que ahora mismo le
preparo su bebida. — Cogió dos botellas y empezó a
girarlas y hacer trucos con ellas, no sabía que estaba
pasando ni como era que sabía hacer todo eso. Hizo
el cóctel como un profesional y yo estaba sin
palabras.

212
— ¿Dónde demonios aprendiste a hacer eso? —
Dije mientras aceptaba el cóctel que me tendía y
tomaba un sorbo.
— El dinero no crece en los árboles sabes.
— ¿Trabajaste como barman? — Una sonrisilla
tonta apareció en mi cara al imaginarme a Cameron
en una discoteca, pero se me borró al pensar con
cuantas chicas debió ligar.
— ¿Te pasa algo? — Simplemente negué con la
cabeza y puse una sonrisa forzada. Cameron se
sirvió un cóctel para él y se sentó a mi lado. —
¿Imaginas que nos hubiéramos conocido en un bar?
— Seguramente nunca te hubieras fijado en mi.
— Nunca lo había echo en el instituto y estoy segura
que no habría mucha diferencia.
— Pues yo no creo eso. — Recorrió mi cuerpo
con su mirada y puso una sonrisa pícara haciendo
que me sonrojara. Se acercó hasta mi oído causando
que un escalofrío recorra todo mi cuerpo. — Creo
que si te hubiera conocido así no hubiera podido
resistirme a llevarte a la cama, aunque eso también
pasó el primer día que nos conocimos.
Rio al pensar en lo incómodo que fue compartir
cama con él al principio, y aunque ahora también lo

213
sea hay más confianza.
Seguimos hablando y riendo durante un buen
rato, además de tomarnos alguna que otra copa de
más. En este momento estamos los dos, borrachos,
discutiendo sobre una tontería que ya ni me acuerdo.
— ¡Que no que no es así! ¡Yo tengo razón! —
Aunque no supiera de que hablaba yo tenía que
ganar. — Además que… ¡Ah! ¡Me encanta esta
canción!
Empieza a sonar X de Nicky Jam y J Balvin y no
pude evitar sonreír al recordar cuando Theo y yo la
bailamos como locos en su cuarto.
— Si tanto te gusta baila conmigo. — Cameron
cogió mi mano levantándonos a los dos y antes de
que pudiera quejarme empezó a a moverse al ritmo
de la música y entre el alcohol y las ganas de fiesta
acabo bailando también.
Poco a poco el baile se vuelve cada vez más
sensual, nuestros cuerpos están pegados moviéndose
juntos. Sin siquiera pensarlo me giro poniéndome de
espaldas y él coloca sus manos sobre mi cintura. No
sentía vergüenza ninguna por culpa del alcohol así
que empecé a bajar lentamente y a moverme
restregándome contra él.

214
Cameron me pega más él y empieza a besar mi
cuello, sus manos suben por mi cuerpo y en este
momento ninguno estaba bailando, simplemente
buscábamos una excusa para tocarnos, sentirnos.
Me giró buscando su boca desesperadamente, sus
labios me reciben y clavo mis manos en su pelo. Su
lengua se introdujo en mi boca causando una
corriente eléctrica que recorrió mi cuerpo.
Nuestros besos se volvieron más desesperados e
inconscientemente fuimos moviéndonos hasta entrar
en la habitación.
Sus manos se posaron en mi culo apretándolo y
volvieron a subir hasta mi cuello. Quería más, quería
que el aire dejara de correr entre nosotros así que
cogí los extremos de su camiseta y Cameron al ver
lo que pretendía se la quitó el mismo.
Su torso desnudó me provocaba como ningún
otro, me separé de sus labios y me agaché para
enterrar mi boca en el hueco que había entre el
hombro y la clavícula. Cameron se tenso y tiró de mi
tumbándome en la cama.
Ahí siguieron los besos y las caricias, en un
momento me quedé sin camiseta y sus manos
acariciaban mis pechos por encima del sujetador.

215
Nuestros cuerpos estaban tan cerca que notaba su
erección a través del pantalón.
— Me vuelves loco Melody… — Sus besos
fueron bajando desde mi cuello hasta la barriga.
Volví a tirar de él uniendo nuestra bocas y
empezando una batalla con nuestras lenguas.
Mis manos bajaron al broche de su pantalón pero
el cogió mis manos parándome.
— Estas borracha no podemos hacer esto. — Sus
ojos verdes se clavaron en los míos y seguían
reflejando el deseo que sentía.
— Tu también estás borracho. — Pasé las manos
sobre su abdomen y parece que tuvo que hacer un
esfuerzo enorme para sepárame de él.
— Te prometo que vamos a hacerlo, pero no así.
— Como si me cayera una jarra de agua fría me di
cuenta de toda la situación, el olor a alcohol
predominaba sobre cualquier otro y seguramente
mañana ninguno de los recordaría com exactitud
todo lo que hicimos.
— Está bien. — Me separé de él y cuando iba a
levantarme de la cama él agarró mi brazo y me dio
otro beso.Esta vez ni era un beso carnal, sino uno

216
cariñoso que hizo que miles de mariposas
revolotearan en mi estómago.
— Pero que sepas que me has dejado mal. —
Dijo a la vez que señalaba su notoria erección. Me
sonrojé y no fui capaz de decir nada. Simplemente
cogí mi pijama y me fui al baño a cambiarme.
Bendita cuarentena y bendito hombre.

217
29. Cosquillas

Cameron
Abrí los ojos lentamente y no pude evitar sonreír
al ver a Melody dormir tranquilamente a mi lado.
Normalmente ella no estaba conmigo cuando me
despertaba o no me fijaba en ella, pero hoy
aproveché para observar todos sus rasgos. Su
pequeña nariz, sus pestañas, el pequeño lunar que
tiene en la sien, sus carnosos labios… cada día me
gustaba más.
Ayer estuvimos a punto de hacerlo, habíamos
bebido de más y aunque me moría de ganas de
hacerla mía no era el momento.
Por mucho que me gustara mirarla necesitaba 
volver a besarla así que me tomé la libertad para
despertarla.
Me incliné para darle un beso en la mandíbula y
fui repartiendo pequeños besos por toda su cara.
Poco a poco fue abriendo los ojos y cuando me vio
una sonrisa gigantesca apareció en su cara.
— Buenos días. — Dijo aún medió adormilada.

218
— Buenos días guapa. — Cogí su cuello y le
plante y beso, no fue un beso largo ni profundo pero
si dulce y cariñoso. No quería separarme de Melody,
me gustaba tenerla a mi lado, piel con piel.
— Deberíamos levantarnos, ¿no crees? — Negué
con la cabeza y le volví a llenar la cara de besos
mientras le hacía cosquillas, ella se retorcía y se reía
a carcajadas suplicándome que parara. — ¡Cameron!
¡Por favor para!
Me separé de ella y dejé que se levantara, cuando
lo hizo me di cuenta de que simplemente llevaba una
de mis camisetas como pijama y su ropa interior,
tuve que reprimir las ganas de cogerla y volver a
tirarla en la cama.
Ella agarró su ropa y se dirigió al baño pero antes
de salir me dedicó una sonrisa, joder era demasiado
adorable.
Yo también me iba a levantar cuando el sonido de
mi móvil inundó la habitación, mi madre.
— Hola mama… — Separé un poco el teléfono
de mi porque ya sabía lo que se venía.
— ¡Se puede saber que te pasa! ¡Yo no sé porque
tengo un hijo si no me llama nunca! ¡Ni siquiera en
una pandemia le haces una llamada a tu madre! —

219
Sus gritos siguieron durante unos cinco minutos, yo
la dejé desahogarse porque sé que tenía razón.
— Lo siento mamá pero he estado muy liado. —
No era mentira, Melody había ocupado todo mi
tiempo.
— ¿Ocupado? ¿No será por la hija de los
Edevane?
— Mamá no digas tonterías. — Intenté sonar lo
más calmado posible para no levantar sospechas
pero mi madre me conoce mejor que nadie.
— ¡Ay mi hijo se ha enamorado! Pero la estarás
tratando bien, ¿no? ¡Como me enteré de que te pasas
de la ralla con ella o que le rompes el corazón te las
verás conmigo! Ella no es como tú, parece una niña
muy buena y tu…
Me jodía que la gente hablara así de mi, como si
fuera imposible que pudiera querer a alguien, todos
piensan que Cameron Holt es un insensible de
mierda que lo único que sé hacer es romper los
corazones de chicas.
— Mamá joder claro que la estoy tratando bien,
no sabes de lo que hablas. — Mi madre pareció
dudar al otro lado de línea.

220
— ¿Entonces te gusta de verdad? — Respiré
profundamente antes de contestar, aún me costaba
admitir mis sentimientos en voz alta.
— Me gusta de verdad, estoy tratando de hacer
las cosas bien, vamos lentos y te prometo que lo
último que quiero hacerle es daño. — Oí unos
sollozos al otro lado de la línea.
— Estoy orgullosa de ti cariño, sabía que había
criado a un buen hombre. Me alegro por ti, mi niño
que por fin ha encontrado a su chica. — Sus ultimas
palabras siguieron resonando en mi cabeza su chica.
Después de hablar un rato con más con mi madre
me despedí de ella. Me vestí y salí de la habitación
para desayunar algo.
Cuando entré en la cocina Melody estaba ahí y
tenía las mejillas sonrojadas, me senté a su lado
mientras le robaba una de sus tostadas fingiendo no
escuchar sus protestas.
— ¿Que te pasa? — Ella frunció el ceño ante la
pregunta pero una sonrisa tonta amenazaba con salir.
— No me pasa nada. — Tomó un sorbo de su
café, parecía divertida y yo no entendía nada.

221
— O me cuentas lo que te pasa o te lo saco a
cosquillas. — Una mueca de terror apareció en su
cara y tuve que soltar una carcajada por la situación.
Pensaba que iba a hablar pero simplemente
volvió a darle un sorbo al café. Sabía que me estaba
retando así que la cogí por la cintura y me llevé
sobre mi hombro.
— ¡Cameron suéltame! ¡Bájame ya! — Empezó
a patalear y a moverse intentando zafarse se mi
agarre pero no dejé que se marchara. La tiré sobre el
sofá y me coloqué encima suya y empecé a hacerle
cosquillas.
— Cuéntame que pasaba. — Mi voz era firme
con el fin de asustarla pero ella solo gritaba, reía e
intentaba huir.
— ¡No te lo voy a decir! — Levante una ceja y
empecé a hacerle más cosquillas, hasta que por fin
me lo dijo. — ¡Vale vale! ¡Escuché la conversación
con tu madre!
Mis manos pararon de inmediato y mi cara se
puso seria, aunque ya le había confesado mis
sentimientos a Melody me daba vergüenza que me
hubiera escuchado hablar de ella con mi madre.

222
— ¿Así que te gusto de verdad? — Ahora era ella
quien tenía los mandos de la situación. — Me ha
gustado que dijeras eso de mi, y que le hablaras a tu
madre de mi.
— Que no se te suba a la cabeza. — Aún estaba
encima de ella así que me acerqué a ella juntando
mis labios con los suyos, nuestras lengua entraron en
contacto y las manos de Melody subieron hasta mi
pelo para profundizar el beso.
No necesitaba nada más, solamente a ella,
Melody había roto todos mis esquemas.

Hola! Perdón por tardar en actualizar pero ya


sabéis que estaba de exámenes, pero… ¡Ya los he
acabado! Ahora podré actualizar más y no
tendréis que esperar tanto.
Muchas gracias por todos los que habéis
tenido paciencia y habéis esperado, pronto os lo
recompensaré.
La idea de este capítulo me la dijo una lectora,
Arantxa, muchísimas gracias. Si tenéis alguna
idea o recomendación os recuerdo que me las

223
podéis mandar por mi Instagram
@madameofbooks .
Os quiero a todos, muchas gracias por leer la
historia.

224
30. ¡Theo!

Melody
Los siguientes días pasaron sin ninguna novedad.
Nuestra relación se basaba en besos robados y en
sugerentes insinuaciones.
Aunque también fue como si nos hubiéramos
quedado en un punto muerto, ninguno de los dos
sabíamos cómo avanzar. Sé que Cameron se cortaba
a la hora de estar conmigo, no quería que me sintiera
presionada a hacer nada…
El siguiente paso me tocaba darlo a mi, lo sabía,
pero no tenía ni idea de cómo hacerlo, así que lo
único que se me ocurrió fue llamar a Theo.
— ¿Como está mi putita favorita? — Puse los
ojos en blanco pero no pude evitar que se me
escapara una risa, los comentarios de Theo siempre
me hacían reír.
— Para de llamarme “putita”, cerdo. — Jugué al
mismo juego que él. Siempre nos insultábamos
mutuamente.

225
— ¿Cerdo? ¿Yo? Dice la que casi pierde su
virginidad cuando estaba más borracha que Amy
Whinehouse en su último concierto.
— ¡Dijimos que ni una palabra de eso! — Me
puse roja al recordar ese día…
— Vale vale, bandera blanca. Vamos suéltame de
una vez lo que me quieres decir. — Seguía
sorprendiéndome lo bien que me conocía mi mejor
amigo, aunque después de tantos años era normal.
— A ver… es que no sé cómo decir esto… —
Me moría de la vergüenza. Siempre que habíamos
hablado de chicos habían sido fantasias tontas, pero
saber que esto era serio y no estaba hablando de un
simple amor platónico sino de alguien con el que
estaba empezando algo hacía sacar mi yo más
tímido.
— Melody, que soy tu mejor amigo, estamos en
confianza. — Tenía razón, Theo me había contando
con pelos y señales todos sus ligues y lo que había
echo con ellos. Me había contado cosas que ni yo
necesitaba saber, pero aún así me lo dijo.
— Pues a ver… — Suéltalo de una vez Melody.
— No sé que hacer para acostarme con Cameron. —

226
Theo soltó una carcajada pero se volvió a poner
serio al segundo.
— Bueno del sexo hetero no sé mucho pero el
hombre introduce…
— ¡Theo! ¡No me refiero a eso joder! — Si antes
estaba roja ahora debía parecer un volcán a punto de
erupción. — Me refiero a que no sé cómo acercarme
a él y dar el primer paso.
Theo pareció sopesar la pregunta porque estuvo
un largo rato en silencio, hasta que por fin me
contestó.
— Te voy a ser sincero Melody, la sociedad nos
ha echo creer que la primera vez tienes que ser
perfecta y súper especial, pero la verdad es que no
existe un momento ideal para perderla. Debes
hacerlo porque a ti te apetece, no tienes que estar en
una cama llena de rosas con velitas, si crees que
Cameron es el indicado y a ti te apetece adelante.
— Supongo que tienes razón… ¿pero que hago?
¿Me abalanzó sobre él como una perra en celó? —
Los dos nos reímos antes mi comparación y fue
como si volviera  aquellas tardes en el patio del
colegio… lo echaba de menos.

227
— Mejor no seas tan bruta, pero puedes empezar
con unos besos y que la cosa fluya, tampoco debes
forzarlo.
Acepté el consejo de Theo y seguimos hablando
sobre un millón más de cosas, las clases, los últimos
cotilleos, chicos, los profesores… Y antes de colgar
Theo tenía que soltarme un último comentario de los
suyos.
— Bueno Mel ya sabes que si necesitas consejo
sobre cómo hacer una mamada o…
— ¡Theo! ¡Por Dios para ya! — Le colgué el
teléfono y me caí sobre la cama muriéndome de la
risa. Cuando me levanté me asusté al ver a Cameron
mirándome fijamente.
Cameron
Había tenido que soportar oír como Melody se
partía de risa con ese amiguito suyo que tenía… No
podía evitar ponerme celoso, era la única persona,
aparte de sus padres, con la que Melody hablaba y
empezaba a dudar de si habría algo entre ellos.
Llevaba en la habitación más de una hora, y
aunque no podía escuchar su conversación si que
escuchaba todas las carcajadas y gritos que pegaba.

228
Llegó un momento que no aguante más, abrí la
puerta y me encontré a Melody muriéndose de risa
en la cama, parecía que ya había parado de hablar
con él Theo ese.
Cuando se levantó de la cama y me vio se
sobresaltó, no me había escuchado entrar.
— Hola Cameron… — Su voz sonaba un poco
nerviosa y me miraba expectante, ¿acaso había algo
entre ellos y me lo estaba ocultando?
— Hola Melody. — Nos quedamos mirándonos y
la incomodidad estaba en el aire. — ¿Con quien
hablabas que te reías tanto?
— Con mi amigo… — Sus mejillas se pusieron
rojas. ¿Se sonrojaba por él? Mis puños se apretaron
inconscientemente ante la posibilidad de que hubiera
algo entre ellos dos.
Melody se levantó de la cama y se dirigió con la
intención de salir fuera de la habitación pero antes
de que pudiera le cogí por la muñeca y la retuve
conmigo. Ella no dijo nada y me miró esperando a
que dijera algo, así que simplemente lo solté.
— ¿Hay algo entre vosotros? — No me dio
tiempo a reaccionar y la saliva de Melody acabó en
mi cara de la carcajada que echó.

229
Estuvo durante tres minutos riéndose, y no
exageró, mientras yo la miraba cada vez más
cabreado.
— ¿Que si tengo algo con Theo? — Asentí y
Melody cambió completamente su expresión y me
miró con una sonrisa atrevida en la cara. —
Simplemente nos liamos un par de veces…
Al oír aquello mi cuerpo se tensó y los celos
dominaron todo mi ser, el tiempo que a ese payaso le
quedaba con Melody estaba contado. Sin embargo
ella empezó a mirarme divertida y volvió a
descojonarse.
— ¡Que es broma joder! Theo es gay no hay nada
entre nosotros.
Me relaje al oír aquellas palabras pero aún así no
acababa de creérmelo pero la risa incontrolable de
Melody disipó todas mis dudas.
— ¿Acaso Cameron Holt estaba celoso? —
Levantó una ceja mirándome burlona y no pude
evitar callarla con un beso.
— Siendo tan jodidamente guapa no me hubiera
extrañado que se cambiara de acera — Los dos nos
reímos y volví a besarla hasta que ella volvió a
estallar de la risa… Esta niña era insoportable.

230
Instagram/Tiktok : @madameofbooks

231
31. Al descubierto

Melody
Decidí hacerle caso a Theo, dejarme llevar y que
pasase lo que tenga que pasar… el problema era que
no pasaba nada.
Mi colegio últimamente estaba cada vez más
exigente, normal, era nuestro último curso ahí y
tenían que dar todo el temario. Pensar que no tendré
una graduación ni la fiesta de después para
despedirme de los compañeros con los que llevaba
toda la vida me entristecía mucho.
Sin embargo intentaba no pensar mucho en eso,
además mi único amigo de verdad ahí era Theo, y
con él mantendría el contacto. No le queda otra
opción que aguantarme para el resto de su vida.
En este momento estaba en clase del profesor
Kidman que nos explicaba algo de la Guerra Fría.
Pasé por las pantallas de zoom y pude ver que todos
mis compañeros estaban igual de aburridos que yo.
En un momento desvié la mirada y vi a Cameron
apoyado en el marco de la puerta, parecía divertirse
al verme replantearme dejar el instituto. Él me hizo

232
una señal para que quitase el micrófono y lo hice
esperando que el profesor no se diera cuenta.
— Veo que te lo estás pasando genial. — La
ironía en su voz era obvia, me hubiera gustado
responderle pero no podía desactivar la cámara, al
menos que quisiera un parte disciplinario.
Cameron pasó por detrás de la cámara para coger
una cerveza de la nevera. Se la llevó a los labios
mientras me miraba divertido.
— ¿Te ha comido la lengua el gato? ¿O es que no
piensas hablarme? — Le miré como si estuviera
loco, ¿acaso no entendía que estaba en clase?
Mi pregunta se respondió sola cuando se acercó a
donde estaba y, sin darme tiempo a reaccionar, me
planto un beso. Le aparté de un empujón y la voz de
mi profesor hizo que los dos nos sobresaltáramos.
— Señorita Edevane, estamos en una clase le
pediría por favor que dejase de morrearse con su
novio.
— ¿No desactivaste la cámara? — Cameron me
susurró y le negué con la cabeza, pensaba que
simplemente quería que desactivase el micrófono.

233
Pasaron unos segundos y cuando me dirigía a
desactivar el micrófono para disculparme, Cameron
lo hizo primero.
— Señor Kidman. — Me había olvidado que
también había sido su profesor en el instituto y que
se llevaban bastante bien. — Ha sido culpa mía,
pensaba que no estaba en clase…
Mi cara se puso roja y miré las pantallas de mis
compañeros, todos estaban mandándose mensajes
por el móvil y riéndose, seguramente cotilleando
sobre mi beso con Cameron.
— Como sé que Melody es una buena alumna lo
voy a dejar pasar. Pero Cameron, que no se vuelva a
repetir, no nos interesa vuestra vida privada.
Cameron se despidió y se fue pidiéndome perdón.
La clase siguió y no me pararon de llegar mensajes
de todos mis compañero preguntándome si tenía una
relación con Cameron Holt.
Eso me hizo pensar, obviamente no estaba en una
relación nunca me había pedido salir o que fuera su
novia, pero tampoco éramos amigos.
Preferí parar de pensar en eso, nunca me gustaron
las etiquetas, fuéramos lo que fuéramos me gustaba.

234
Aunque por primera vez no me importaría ser su
novia.
Cuando por fin terminó la clase apagué el
ordenador y fui hasta la habitación donde sabía que
estaba Cameron, entré y estaba sentado en su
escritorio. Al percatarse de mi presencia se giró
rápidamente levantándose de la silla.
— Melody Enserio perdóname, no tenía ni idea
de que tenías la cámara apagada. — Se llevó las
manos a la cabeza lo que me causó un poco de
gracia, pero me gustaba torturarlo un poquito así que
me mantuve seria. — Cuando te hice la señal
pensaba que habías apagado todo, joder soy un
idiota perdóname.
Sabía que se ponía así por la vez que discutimos
porque se coló en mi clase online. Ahora que miró
atrás me doy cuenta de lo dramática que fui, pero el
dramatismo es parte de mi.
— ¡Cameron como se te ocurre! — Intenté sonar
enfadada pero en mitad de la frase se me escapó una
carcajada mandando todo mi plan a la mierda. Mi
risa causó que una sonrisa apareciera entre sus
labios, me encantaba cuando sonreía.

235
— Si tu intención era gastarme una broma ha
sido patético. — Se acercó más a mi quedando a
escasos centímetros de mi boca. — Melody, eres
demasiado buena que ni quiera sabes fingir ser mala.
— Su voz se volvió más seria y grave, lo que me
causó un cosquilleo.
— Puedo ser mala si quiero, no me tientes. —
Subí mis manos hasta su pelo y me puse de
puntillas, nuestros labios casi se estaban rozando.
Cameron se acercó para besarme y en ese momento
me separé de él dejándole plantado.
Me giré y oí un resoplido a mis espaldas, sin
embargo no pude avanzar mucho porque su mano
me agarró del brazo tirando de mi. Choqué contra su
pecho y, con su otra mano, me cogió la cara y me
dio un beso.
Quise separarme, para que supiera que también
podía ser dura, pero no pude evitar sucumbir a su
contacto. Cuando él me tocaba todo mi cuerpo se
derretía, caía rendida a sus pies.
Subió la boca hasta mi oreja mordisqueándola
levemente, un suspiro de placer se escapó de entre
mis labios.

236
Volvió a atacar mi boca, sus manos rodearon mi
cadera y me apretó con fuerza contra él,
inconscientemente nos fuimos moviendo y mi
cuerpo chocó con la pared. No había ningún espacio
entre nosotros, mis manos se colaron por dentro de
su camiseta tocando su musculoso torso.
Cogí el borde de su camiseta y él mismo acabó de
quitársela, me quedé embobada mirando su cuerpo,
que parecía ser esculpido por los mismísimos dioses.
— ¿Te gusta lo que ves? — Mis mejillas se
tiñeron de rojo al ser pillada pero no me dio mucho
tiempo a analizarlo porque nuestras bocas se
volvieron a encontrar. Era un beso cargado de
ansias, necesitaba su contacto al igual que él
necesitaba el mío.
Nunca ningún chico me había echo sentir así, con
Cameron me sentía segura, deseada. Con él
desaparecían mis miedos y dejaban  paso a la
curiosidad. Quería descubrir junto a él el placer, el
amor, el cariño… En ese momento supe que
Cameron era el indicado.
Separé su boca de la mía mientras sus manos
seguían recorriendo mi cuerpo. Su mirada se clavó
en mí y pude ver el deseo en sus ojos.

237
— Cameron… quiero hacerlo.

¡Que empiece el maratón!

238
32. Fuegos artificiales

Melody
Cameron se separa un poco de mi y me mira a los
ojos intentando descifrar si lo que digo es cierto.
Parece dudar durante unos segundos hasta que
vuelve a juntar nuestras bocas.
Pienso que el corazón se me va a salir del pecho,
la excitación se mezcla con los nervios pero no dejó
que estes me dominen.
Sus besos son agresivos y su lengua me tienta
con cada roce, siento que desfallezco ahí mismo. Me
vuelve a aprisionar contra la pared y puedo notar lo
duro que está. Sus manos bajan hasta mi cadera y
me elevan haciendo que enrolle las piernas en su
cintura, notando cada parte de su cuerpo.
Se separa de mi boca y me da pequeños besos en
la mandíbula, al llegar a mi cuello succiona y luego
chupa la zona, donde sé que mañana tendré un
chupetón.
En volandas me separa de la pared y me deja
suavemente sobre la cama, sus labios están rojos e
hinchados y supongo que los míos están igual.

239
— ¿Estás segura de que quieres hacerlo? — Me
acarició el pelo con una de sus manos mientras me
miraba con cariño. — Si quieres podemos parar,
cuando quieras.
— Estoy lista Cameron. — No hace falta que
diga más porque sus manos se adentran dentro de mi
camiseta y roza mis pechos con deseo, no pude
evitar soltar un gemido ante su contacto.
Mis manos exploran su cuerpo, al igual que él
hace lo mismo y Cameron me quita la camiseta y el
sujetador con facilidad.
Su boca se dirige hasta mis pezones donde chupa
y me masajea causándome un placer indescriptible.
Mis manos bajan hasta su pantalón y él me ayuda a
deshacerse de él.
Sus manos acarician mis espalda mientras su
boca recorre mi estómago dejando besos por el
camino. Al llegar al broche de mi pantalón me mira
esperando mi aprobación y asiento dejándole claro
que puede hacerlo.
Me quita los pantalones dejándome en braguitas
y puedo notar lo mojada que estoy. Por un momento
me avergüenzo pero los besos de Cameron me
quitan cualquier rastro de pudor.

240
— Eres preciosa joder… — Mil mariposas
revolotean en mi estómago ante sus palabras.
Su boca se acerca a mi intimidad y empieza a
repartir pequeños besos en los muslos y tuve que
morderme el labio para contener mis jadeos, sin
embargo Cameron me lo impidió.
— Quiero escucharte Melody. — Sus dedos se
meten dentro de mis bragas y empieza a hacer
movimientos circulares, mi espalda se arqueó y solté
un jadeo al notar uno de sus dedos dentro de mi.
— Joder Cameron… — Introdujo otro mientras
me miraba lujurioso, aumento el ritmo mientras que
acaricia mi clitoris con el pulgar. Me iba a morir de
placer pero yo le quería a él, le necesitaba. — Por
favor…
Cameron entendió lo que quería porque saca sus
dedos de mi intimidad y termina de desnudarse por
completo. Mis ojos recorren su cuerpo
perfectamente trabajado, parecía sacado de una
película de Hollywood.
Con cuidado se deshizo de mis bragas y su boca
volvió a subir a mis labios dejándome sin aliento. Se
separó de mi y se colocó un condón que cogió de la
mesilla de noche.

241
— ¿Estas segura? Te va a doler… — Lo sabía,
estaba mentalizada, pero el deseo superaba mis
miedos.
— Hazlo… –. Cameron me dio un suave beso en
los labios y yo cerré los ojos con fuerza.
Se colocó en mi entrada entrando lentamente, me
duele y las lagrimas brotan de mis ojos sin poder
controlarlo.
— Ya va a pasar Mel… mírame. — Abrí los ojos
y su mirada me transmitió seguridad. Empezó a
repartir pequeños besos por mi cara mientras que se
introducía más en mi. Sus manos vuelven a mis
pechos y poco a poco el dolor va remitiendo. Me
vuelve a besar mientras me toca, excitándome,
tentándome…
Me muerde el cuello, los pechos…
distrayéndome y aunque el dolor sigue ahí va
dejando paso al deseo. Cameron esperó paciente a
que me acostumbrara.
— Cameron… — Necesitaba sus movimientos,
quería sentirle, estaba lista.
Él pareció entenderme porque comenzó a
moverse lentamente y aunque, al principio, el roce
ardía se fue convirtiendo convirtió en puro placer.

242
Ya no quedaba rastro de dolor y necesita más, nos
fundimos en un beso salvaje hasta que nos
separamos. Nuestros gemidos inundaban la
habitación. Le mordí el hombre cuando aceleró aún
más los movimientos.
— Dios mío… — Era la mejor sensación del
mundo, los dos unidos.
Cuando pensé que no podía ser mejor me penetró
aún más profundamente, y solté un grito de placer.
Nuestros movimientos se volvieron torpes y el
acelera aún más sus movimientos.
Me tiemblan las piernas y sé que estoy a punto
del orgasmo, me agarro a su espalda y siento una ola
de placer recorrer todo mi cuerpo, arrasando como
huracán. Cameron calla mis gemidos con un beso y
los dos nos vinimos juntos.
Cameron se deja caer sobre la cama y el único
sonido que queda es el de nuestras respiraciones
agitadas. Noto como se acerca a mi y deposita un
beso sobre mis labios. Cuando se separa me aparta
algunos de los mechones de pelo que tenía sobre la
cara.
— ¿Como estás? — Me miraba con una sonrisa
en los labios que me pareció adorable.

243
— Genial… ha sido increíble. — Noté como mis
mejillas se sonrojaban, acababa de perder la
virginidad con Cameron Holt.
— ¿Te ha dolido mucho?
— Un poco solo Yo… ¿Que tal lo hice? —
Aunque Cameron me acabará de hacer el amor y me
hubiera visto desnuda me entraba la vergüenza
ahora… no me entiendo ni yo misma.
— Lo has echo perfecto. — Volvió a juntas
nuestros labios en un profundo beso mientras
acariciaba mi pelo.
Tuve que morderme la lengua para no decirle que
le quería, porque en ese momento era lo que sentía.
Le quería locamente, nadie me había echo sentir
como él.
Una sonrisa apareció en mi cara al pensar en
cuando le espiaba en el colegio y simplemente era
un amor platónico. Ahora estaba en su cama
abrazada a él después de haber echo el amor.
Me sentí la mujer más afortunada del mundo.

244
Este capítulo ha sido intenso… ;) Disfrutar de
la maratón, gracias a todos por leer la historia
Instagram / Tiktok : @madameofbooks

245
33. Las interrupciones

Cameron
Nunca pensé que el sexo podría llegar a ser algo
más que placer… pero me equivocaba. Hacerlo con
Melody sobrepasó los límites del deseo, había
sentimiento, había cariño y había amor.
Hacerla mía fue increíble, aunque mentiría sino
dijera que me asusté al ver las lágrimas corriendo
por sus mejillas. Quería enseñarle a Melody
demasiadas cosas, porque tenía claro que cuando
cogiera experiencia sería mi perdición, pero para que
engañarnos, ya lo era ahora.
Ya habían pasado varios días desde nuestro
primer encuentro, porque sí, hubo más. Los dos
estábamos en una burbuja, nos pasábamos los días
comiéndonos a besos para en la noche hacer
exactamente lo mismo.
Cada vez estaba más seguro de que quería a
Melody, que la quería como nunca había querido a
ninguna chica antes. Al principio pensé que sería
cosa de la cuarentena, pero ahora sabía que no

246
habría forma de quitármela de la cabeza, por eso
pensé que era hora de dar el siguiente paso.
Me gustaría haberla conocido en una situación
normal, poder llevarla a un restaurante, a una
discoteca, presentarle a mis amigos, ir a la playa…
Pero teníamos que conformarnos con mi diminuto
apartamento, aunque a estas alturas ya podría
denominarlo nuestro diminuto apartamento.
Ahora nos encontrábamos en el sofá escuchando
algunos vinilos, Melody estaba tumbada sobre mis
piernas y yo le acariciaba el pelo mientras la
observaba, juro por Dios que nunca vi a una chica
tan guapa.
— Parece ser que ya hemos roto todas la reglas
que puse. — Ella levantó la visto y me sonrió al
mismo tiempo que se sonrojaba.
— Como tú dijiste, las reglas están para
romperlas. — Se levantó y me dio un suave beso en
los labios.
Hacía tiempo que le quería preguntar algo a
Melody pero nunca veía el momento, así que creo
que simplemente se lo soltaré ahora.
— Melody quiero hablar contigo. — Se giró con
una sonrisa y cogí aire para decirlo. — Me

247
preguntaba si…
Ring Ring
Mi puto móvil tenía que sonar justo ahora, me
disculpé y fui a ver quien cojones era que le iba a
pegar una hostia, y como no, era Liam.
— ¿Que cojones quieres? — Contesté a la
llamada de mala hostia por joderme el momento.
— Yo también me alegro de hablar contigo — Su
ironía era obvia pero no iba a discutir con él, cuanto
antes me contara para que me llamaba antes
colgaría. — ¿Porque estás de mal humor? ¿Acaso te
has peleado con Melody?
— Liam déjate de gilipolleces y dime que coño
quieres.
— Vale vale, no se puede hablar contigo eh. Pues
era por si me podías pasar el número de la amiga esa
tuya… ¿Cómo se llamaba?
— ¿Quieres que te pase el teléfono de Lorena? —
No estaba entendiendo nada, ellos dos nunca se
habían llevado bien en el instituto. ¿Para que
cojones me pedía su numero?
— No todos tienen la suerte de pasar la
cuarentena con un pibón, a lo mejor debería darle

248
una oportunidad.
— Mira Liam, no sé si esto es una puta broma o
que coño es pero te digo que Lorena no está para
tonterías. Yo si quieres te lo paso, allá tu.
Después de colgar y pasarle el número volví a
donde estaba Melody, ahora sí que sí. Me acerqué a
ella y le coloqué uno de sus mechones detrás de la
oreja.
— Bueno volviendo a donde estábamos, te estaba
diciendo que si…
Bip, Bip, Bip…
El puto microondas, esto tiene que ser una puta
coña.
— Es mi Colacao, ahora vuelvo. — Fue
corriendo hasta la cocina y cogió su taza dándole un
sorbo. — Bueno dime que me querías decir.
Dicen que a la tercera va la vencida. — Bueno
pues yo te quería decir que si tú…
¡Buuuuum!
— ¡Dios mío! ¿Has visto? Esa gaviota se ha
estampado contra la ventana. — Fue corriendo a ver
lo que pasó mientras que yo me cagaba en la puta

249
gaviota, en el microondas y en el oportunista de
Liam.
— ¡Estamos de puta coña! — Melody se giró
asustada por mi grito pero se rió al instante a la vez
que se acercaba otra vez a donde yo estaba.
— ¿Pero a ti que te pasa? — Me dio un pequeño
beso en los labios pero yo la volví a atraer hacia a mi
besándola con mayor intensidad. Ella abrió la boca
dejando paso a nuestras lengua y por mucho que
esto me gustara me aparté de ella, necesitaba
decírselo de una maldita vez.
— Melody, ¿quieres ser mi novia? — Ella abrió
los ojos como platos y una sonrisa gigante apareció
en su cara, joder la quería con locura.
— ¿Me lo dices en serio? — Asentí y ella se tiró
a mis brazos y nos sumimos en un profundo beso,
cuando nos separamos me miró directamente a los
ojos. — Me encantaría ser tu novia, Cameron Holt.
Oficialmente era mía, y yo era suyo. Era mi
primera novia formal y seguía sin creerme toda
nuestra historia juntos. Ella había sacado a un
Cameron que no sabía que existía, me había
enseñado a querer y me demostró que los

250
sentimientos no son una debilidad, si no que te
hacen más fuertes.
En tan poco tiempo Melody se había convertido
en mi todo. Ver lo que estaba pasando ahí afuera, la
gente muriéndose y perdiendo a sus seres queridos
había echo que me diera cuenta de que el tiempo es
un tesoro, y yo no quería desperdiciar ni un segundo
con Melody.
Durante estas semanas todo era perfecto,
estábamos mejor que nunca, habíamos avanzado y
aprendido a funcionar juntos, a confiar el uno en el
otro.
Cada vez que pienso en el primer día que la vi no
puedo evitar reírme. Yo estaba cabreado porque me
hubieran obligado a acoger a una niñata en mi casa,
y ahora esa niñata se acababa de convertir en mi
novia. Aún sigo buscando la cámara oculta.
Sin embargo esta tranquilidad no dudaría mucho,
esto sólo era la calma antes de la tormenta…

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251
34. Una estrella más

Melody
La noticia de que la cuarentena se volvía a alargar
durante otras dos semanas no nos sorprendió a
nadie, los casos de COVID iban cada vez a más y
los hospitales estaban colapsados.
Sin embargo para Cameron y para mi significaba
que íbamos a tener más tiempo para estar juntos.
Desde que me había propuesto ser su novia todo
había sido perfecto, nos pasábamos el día dándonos
besos, abrazos y… bueno no hace falta que os lo
diga.
También le había conseguido convencer de ver
más pelis de Disney, y él me enseñó películas que,
según sus palabras textuales, “toda persona
mínimamente decente debería ver”.
Cuando le conté a Theo todas las novedades
flipó, creo que se emocionó más que yo. Al fin y al
cabo no todos los días consigues ser la novia de tu
crush del instituto.
— ¡Melody! — La voz de Cameron me sacó de
mis pensamientos, quien me miraba desde la cocina.

252
— Te he preguntado que si quieres comer.
— Ah si si… ¿Te ayudo? — Cameron me dedicó
una sonrisa torcida y negó con la cabeza, digamos
que yo no soy muy dada a la cocina…
Me tumbé en el sofá y empecé a ver las historias
de Instagram de la gente, ¿que manía tenían todos
con hacer bizcochos y hornear?
Seguí pasando las historias cuando me entró una
llamada de mi madre. Hacía tiempo que no hablaba
con ella, aún no le había contado todo lo que había
pasado con Cameron, tampoco se lo había dicho a
mi padre. Por una parte de daba miedo su reacción,
nunca había tenido novio y no sabía cómo iban a
reaccionar.
Le cogí el teléfono a mi madre y en cuanto lo
hice los pelos se me pusieron de punta y un
escalofrío recorrió mi cuerpo, llamarlo instinto o lo
que queráis, pero supe que algo no iba bien.
— Melody… — Su voz sonaba entrecortada y
me puse más tensa de lo que estaba.
— ¿Mamá qué está pasando? ¿Estás bien? — Al
escuchar eso Cameron dejó lo que estaba haciendo y
se acercó a mi.

253
— Cariño perdóname… — Su llanto estalló al
decir la frase y mi cuerpo se puso a temblar al
instante, necesitaba saber que estaba pasando.
— Mamá por favor háblame, dime que ocurre. —
Mi voz se volvió también llorosa, los nervios se
estaban apoderando de mi y sabía que lo que vendría
ahora sería muy jodido.
— Melody, hemos dado positivo en COVID. —
El corazón se me paró y solo pude pensar en una
cosa: mi abuela.
— ¿Mamá la abuela está bien? ¿Os encontráis
bien verdad? — En este momento las lágrimas
corrían sin control por mis mejillas y Cameron me
sujetaba con fuerza.
— Cariño la abuela también ha dado positivo y
está en el hospital… — No podía pensar con
claridad, miles de preguntas y pensamientos pasaban
por mi cabeza. Por mucho que viera esto en las
noticias, eran cosas que siempre le pasaban a otros y
que a ti no te podían pasar ¿verdad?
— Pero se va a poner bien, la abuela va a estar
bien, ¿cierto? — Al otro lado de la línea escuché un
sollozo muy fuerte y me preparé mentalmente para
escuchar su respuesta. Pero nadie estaría

254
suficientemente preparado para escuchar lo que dijo
a continuación.
— Mi amor… la abuela ya se ha ido.
El móvil se me cayó al suelo y lo siguiente pasó a
cámara lenta. Mis piernas flojearon y me derrumbé
sobre Cameron, ni siquiera era capaz de escuchar
mis propios gritos ni sentía mis lágrimas, para mi
solo había silencio y dolor.
No podía ser, no era posible que mi abuela se
hubiera muerto. No podía ser me negaba, la
necesito, ella aún me tiene que enseñar muchas
cosas no se puede haber ido.
No sé si estuve diez minutos o tres horas tirada,
llorando, mientras Cameron me abrazaba y me
intentaba tranquilizar pero nada servía, dolor era lo
único que sentía.
Me armé de fuerzas y volví a coger el teléfono
donde mi madre seguía en la llamada.
— Mamá… ¿Desde cuando lo sabias? — Sabía
que me habían estado ocultando que habían dado
positivo y el dolor dejó paso a la rabia.
— Desde hace una semana pero pensábamos que
todo iría bien y que la abuela se recuperaría pero hoy

255
nos dieron la noticia de que falleció… Yo lo siento
mucho cariño.
Estaba enfadada tanto que cogí el teléfono y lo
tiré contra la pared. No me he podido despedir de la
abuela, no he tenido la oportunidad de decirle que la
quería por última vez… Y lo peor es que tampoco
podré despedirme de ella ahora, no se celebrará
ningún funeral por culpa del puto coronavirus.
Mi corazón se rompía cada vez más en pensar en
esas cosas. Mi abuela se había ido estando sola en
una cama de hospital, sin estar cerca de ninguno de
sus seres queridos.
No sé qué más pasó durante ese día, solo sé que
lloré, lloré y lloré abrazada a Cameron. Él me
hablaba pero yo no era capaz de escucharle estaba
sumida en una burbuja de sufrimiento, de la que no
estaba segura que pudiera salir.
Ni siquiera fui capaz de dormirme hasta las seis
de la mañana, cuando ni mi cuerpo ni mi cabeza
daban más de sí. Aunque ni dormida fui capaz de
descansar, en mis sueños se repetía la imagen de mi
abuela sola sufriendo…

256
Hola lectores, quería dedicar este capítulo a
todos los que han tenido la desgracia de perder a
algún familiar o amigo por culpa del COVID… Y
también a todos los sanitarios que han estado
luchando y arriesgando su vida por toda esa
gente.
Os mando mucho apoyo si habéis sufrido el
fallecimiento de algún ser querido.
Os quiero y gracias por leer la historia.

257
35. Recuerdos

Melody
Los siguientes días me los pasé llorando tirada en
la cama. El dolor no había remitido ni un poco, solo
podía pensar en mi abuela. Me sentía culpable, ella
había estado sufriendo mientras yo seguía viviendo
mi vida más feliz que nunca, ajena a toda la realidad.
Tampoco había vuelto a hablar con mi madre,
seguía enfadada con ella y con mi padre por no
haberme contado lo que pasaba.
Cameron había estado ahí para mi en todo
momento, intentaba animarme, sin éxito, y se
encargaba de que comiera y de que me distrajera un
poco. Sin embargo aunque el insistía en que hablará
del tema yo me negaba, menos un día…
Estaba en la bañera del cuarto del baño, esa que
tanto me había asombrado el primer día pero que
nunca había usado. Había estado llorando todo el día
y ya no tenía mas lágrimas, estaba agotada.
Cameron estaba conmigo, me pasaba en agua por
el pelo mientras yo estaba sentada agarrándome de
las rodillas. No había hablado casi con él desde el

258
día que me dieron la noticia, sabía que eso le estaba
matando por dentro pero simplemente no era capaz.
Él me estaba cuidando como si fuera una reina, se
preocupaba por mi salud cuando yo no lo estaba
haciendo, y sabía que nunca podría agradecérselo lo
suficiente.
En ese momento sentí la necesidad de contarle a
Cameron algo de mi abuela. Estaba cansada de
intentar evitar todo recuerdo que tuviera que ver con
ella, y quería que él supiera como era mi persona
favorita.
— Sabes… Le había hablado a mi abuela de ti.
Me acuerdo que cuando nos peleamos, ella me había
dado consejo, me dijo que tuviera paciencia y no me
rindiera contigo. La última vez que hablamos me
preguntó si eras mi novio y le dije que no, pero creo
que ella sabía que lo íbamos a ser. Estoy segura de
que le habrías caído bien… Ella era la mejor persona
que conocí nunca, tenía amor para todos y siempre
se preocupaba por los demás. Ojalá la hubieras
conocido.
Cameron me escuchaba atentamente y no me
interrumpió en ningún momento. En cuanto acabé
me dio un beso en la frente.

259
— Estoy seguro de que nos hubieras llevado
genial, y por lo que me cuentas de ella me recuerda a
ti.
Sonreí al escuchar eso, me encantaría llegar a se
la mitad de buena que era mi abuela. Ella sabía
siempre que decirle a cada persona y como
ayudarlas.
Al pensar en ella las lágrimas volvieron a
aparecer y con ellas el dolor. Cameron me sacó del
agua envolviéndome en una toalla y abrazándome.
— Echo de menos que me llame ratoncita…
Y así pasaron los días, hasta hoy. Sabía que debía
de hablar con mi madre, por muy enfadada que
estuviera sabía que ella lo estaba pasando igual de
mal que yo. Si algo aprendí de esto es que la vida es
muy corta para estar enfada con alguien a quien
quieres.
Así que me levanté de la cama, por primera vez
en todo el día, y fui hasta el salón donde estaba mi
móvil, un poco roto por el golpe que le di. Cogí aire
y marqué el número de mi madre, a los tres tonos me
lo cogió.
— Mamá… — Podía escuchar sus llantos al otro
lado de la línea y supe que no debía de haberla

260
estado ignorando durante estos días.
— Melody perdóname, yo pensaba que estaba
haciendo lo mejor para ti.
— Lo sé mamá, pero tendrías que habérmelo
dicho. No tenías derecho a ocultármelo.
— Ya lo sé, pero pensé que sería más duro para ti
saber que estaba en el hospital y tú a cientos de
kilómetros de casa… Es todo mi culpa.
Su llanto se volvió más fuerte y hubiera deseado
estar con ella ahora y abrazarla… Al fin y al cabo
ella había perdido a una madre.
— Mamá no pasa nada ahora hay que estar
unidas, perdón por no llamarte pero necesitaba
tiempo…
— No te preocupes cariño. ¿Te has estado
cuidando?
— Si bueno… Cameron se ha ocupado de mi
estos días. — Cada vez que pensaba en él miles de
mariposas revoloteaban en mi estómago.
— Si que os habéis echo buenos amigos…
— Hablando de eso mamá, estamos saliendo. —
Se hizo el silencio al otro lado y tuve miedo de que

261
le pareciera mal.
— Me alegro cariño, siempre y cuando te trate
bien yo estoy feliz.
— Me trata genial mamá, si no fuera por él no sé
cómo habría sobrevivido a estos días…
— Te mereces todo lo bueno que te pase…
¿Quieres saber lo que me dijo la abuela cuando le
conté que papá y yo éramos novios?
No pude evitar sentir un pinchazo en el corazón
pero me gustaba hablar de ella. Fue, es, y será mi
ejemplo a seguir siempre.
— Me dijo “El amor es el arma más poderosa
que tenemos los humanos, si sabes cuidar ese amor
serás la persona más afortunada del mundo” . Esto
quiere decir, Melody, que igual que el amor nace
puede morir, pero que si lo cuidas y proteges, puede
durar toda una vida.
— Que bonito… — Las lágrimas corrieron por
mis mejillas al pensar en mi abuela diciendo esa
frase.
— Tu abuela quiso al abuelo con locura, y
viceversa, hasta que la muerte los separó. Ahora los

262
dos están juntos de nuevo, amándose como lo hacían
en vida.
Mi madre y yo hablamos durante horas, de la
abuela, de la vida, de la muerte… nos desahogamos
juntas y pude sentir un poco paz por primera vez en
varios días.
— ¿Cómo te encuentras? — Cameron se sentó a
mi lado en el sofá y me arropó con sus brazos, yo
me dejé caer en su pecho.
— Mejor. — Hablar con mi madre me había
calmado un poco, pero sentía que debía hacer algo
más. — Cameron… me gustaría hacer una cosa ¿Me
puedes ayudar?
Me pasé toda la noche escribiendo una carta y
Cameron estuvo a mi lado en todo en todo
momento, limpiando mis lágrimas y cogiéndome de
la mano cuando sentía que ya no tenía fuerzas.
En la carta le escribí a mi abuela todo lo que me
hubiera gustado decirle, expresé todos mis
sentimientos y todo mi dolor, pero también escribí
todo lo bueno que viví con ella, todos nuestros
recuerdos, risas y aventuras.
Ahora estábamos en él balcón, era
completamente de noche y hacía demasiado viento y

263
frío pero ninguno se quejó.
— ¿Preparada? — Asentí y cuando Cameron me
miró y pude notar como sus ojos estaban llorosos.
Cogí la carta y con el mechero quemé una de las
esquinas, poco a poco el fuego se fue extendiendo.
La tiré y vi como mis palabras iban convirtiéndose
en ceniza…
Te quiero abuela, gracias por todo.
***

Para mis abuelos del cielo, os echo de menos y os


quiero…

264
36. Salir adelante

Cameron
La muerte es algo inevitable. Todos sabemos que
tarde o temprano llegará el momento en que un
familiar o nosotros mismos nos tengamos que
marchar de este mundo, pero por mucho que lo
tengamos asumido cuando llega la noticia se te cae
el mundo a los pies.
Para Melody fue incluso peor, fue repentino, sin
dejarle tiempo para asumir que su abuela se iba a ir,
y sin poder despedirse de ella.
Aunque yo había perdido a mis abuelos era
demasiado pequeño para recordarlo, menos con mi
abuela paterna, que murió hace dos años. Sin
embargo ella había estado meses en el hospital muy
enferma, y aunque suene fuerte decirlo, sabíamos
que se iba a morir, y tuvimos esos meses para
asimilarlo.
Durante los primeros días, Melody, apenas
hablaba, comía o dormía. Yo me había estado
ocupando de ella, me aseguraba que tuviera las
comidas echas, la intentaba distraer hablándole de

265
algo y estaba ahí siempre que necesitaba un hombro
sobre el que llorar.
Su actitud empezó a cambiar al escribirle esa
carta a su abuela, seguía estando bastante afectaba
pero empezó a hacer un esfuerzo para salir adelante.
Volvió a ayudarme con las tareas de casa, había
retomado las clases online e incluso había
conseguido que se riera de vez en cuando.
Aunque hoy había estado extrañamente contenta,
y demasiado cariñosa conmigo, y pronto descubriría
el porqué.
Estaba en el sofá de la sala hablando con Liam
cuando unas manos desde atrás me abrazaron y
Melody empezó a darme pequeños besos por toda la
cara.
— ¿Cómo está mi maravilloso novio hoy? — Se
sentó al lado mía con una sonrisa demasiado
forzada. Al ver que la estaba mirando con el ceño
fruncido ella continuó hablando. — ¿Te he dicho ya
cuanto te quiero? Eres el mejor enserio.
— Melody, ¿que cojones quieres? — La sonrisa
se le fue borrando poco a poco de la cara al saber
que la había pillado y yo no pude reprimir una risa.

266
— Mira voy a ir directa al grano, es que como me
he perdido tantas clases tengo muchos trabajos
atrasados y era por si tú me podrías ayudar…
Levanté una ceja a modo de duda y ella me
miraba con una cara demasiado adorable, y me fue
imposible decirle que no.
— Sí, te ayudaré… — No me apetecía una
mierda hacer trabajos de instituto pero si era para
ayudar a Melody las cosas cambiaban.
— Muchas gracias, enserio. — Se abalanzó sobre
mi y me dio un beso, sus labios estaban igual de
suaves que siempre y juro que es la mejor sensación
de todas.
Nos levantamos del sofá y cogió todas las cosas
que necesitaba, el IPad, las libretas y los bolígrafos.
Melody me había dicho que fuera entrando en
Google Classroom donde estaban los trabajos
mientras ella iba al baño, sin embargo al entrar me
pedían una contraseña.
— ¡Melody necesitó la contraseña de tu correo!
— ¡Yo que sé! ¡Mira en mi movil!
Cuando Melody estaba muy mal por lo de su
abuela me había dado la contraseña de su móvil para

267
que contestara a algunos WhatsApp, eso sí, nunca
había entrado en su móvil sin su permiso ni había
mirado otros chats sin su consentimiento.
Cogí su móvil y entré en sus notas donde seguro
debía tener apuntado su contraseña del correo, y
efectivamente, era la primera nota de todas, pero
cuando entré me encontré algo muy diferente.
— ¡Espera no cojas mi móvil! — Melody salió
apurada del baño y al verme con una sonrisa de oreja
a oreja se quedó completamente paralizada durante
unos segundos antes de venir hacia a mi para
quitarme el móvil.
Me levanté y estiré mi brazo con el móvil, yo era
mucho más alto que ella y aunque intentara saltar
para cogerlo no iba a ser capaz.
— A ver a ver qué tenemos aquí… Decirle que
me enseñe a cocinar.
— ¡Cameron para por favor! — Sus gritos y
saltitos resultaban ridículos y sus intentos por coger
el móvil eran en vano.
— También tenemos, jugar con Cameron a
juegos de mesa… — Las carcajadas salían solas de
mi boca y Melody cada vez estaba más agobiada
intentando arrebatarme el teléfono.

268
— ¡No tiene puta gracia! ¡Dame mi móvil coño!
— Espera espera que aún queda una más,
escuchar más vinilos juntos. — Una vez que leí toda
la nota bajé el móvil y ella lo cogió y se marchó
enfadada al sofá. — ¿Que eran ideas para
conquistarme?
— Cállate. — Melody se tapó la cara con sus
manos, claramente avergonzada, pero a mi toda esta
situación me hacía gracia.
— Así que vivo con una acosadora y no lo sabía.
— Sabía que no le estaba haciendo ni puta gracia
pero al ver que ella no me contestaba ni me decía
nada me acojoné un poco. — Eh Melody que era
una broma…
Ella seguía en el sofá con la cara completamente
tapada y de pronto empecé a escuchar unos sollozos
de su parte, ¿estaba llorando?
— Ey perdón… — Ell miedo de que me dejara o
se enfadara conmigo se apoderó de mi. Puede que
aún estuviera demasiado sensible por su abuela y yo
solamente había empeorado todo.
Me acerqué a donde estaba ella y con cuidado me
senté a su lado, la sensación era parecía a andar por
un campo de minas.

269
— Mel la he cagado, perdóname…
Sus sollozos se hicieron más fuertes, joder si es
que soy gilipollas. Pero algo no me cuadra, sus
sollozos se volvieron raros… Acaso… ¿Se estaba
riendo?
Separó las manos de su cara y empezó a morirse
de risa y solté el aire que ni sabía que había estado
reteniendo.
— Que hija de puta. — Al final acabé uniéndome
a sus risas, porque tenía que admitirlo, me la había
jugado pero bien.
— Tenías que haberte escuchado, estabas muerto
de miedo.
Siguió riéndose durante lo que pudieron ser horas
y, a pesar de que había quedado como un gilipollas,
volver a verla reír era lo mejor del mundo. Lo único
que ella se merecía eran cosas buenas y después de
toda la mierda que ha tenido que vivir me alegraba
ver que seguía siendo la misma Melody de siempre.

Muchos me lo estáis preguntando, la historia


aún NO ha terminado. Le quedan varios
capítulos… aunque está llegando a su fin a

270
nuestros protagonistas aún les queda vivir
algunas cositas más.
Gracias por leer la historia, os adoro…
Instagram / Tiktok : @madameofbooks

271
37. Las presentaciones

Melody
— ¡Melody me voy a morir de los nervios! —
Theo gritaba histérico al otro lado de la línea y
aunque yo no estuviera chillando como una loca
sentía lo mismo.
Para que entendáis lo que pasa os pondré el
contexto, el otro día a Cameron se le ocurrió una
idea buenísima (que se note la ironía). Dijo que mis
amigos y sus amigos deberíamos hacer una comida
por zoom para conocernos… maravilloso.
Vosotros estaréis pensando ¿Que tiene eso de
malo Melody? Pues… mejor os cuento como fue la
conversación con Cameron.
— A mi me parece una idea cojonuda. No pienso
decirle a mis amigos los gilipollas que vengan pero
si a Liam, Lorena y puede que a otros dos amigos
más. ¿Tú a quien vas a invitar?
Las manos me sudaban y la idea me parecía un
desastre total pero él estaba tan emocionado que fui
incapaz de decirle que no.

272
— Pues a Theo y ya veré a quien más…
— ¡Estupendo va a ser la hostia! — Me dio un
beso en los labios y se marchó dejándome sola.
Me tiré sobre la cama y ahogué un grito en la
almohada, esa comida no iba a salir bien de ninguna
manera y iba a quedar en ridículo.
Me estoy dando cuenta que no os he revelado el
porqué de no querer hacer esa reunión, bueno mejor
vuelvo al presente, con Theo al teléfono y a media
hora de la comida.
— ¡Theo esto va a ser penoso! ¡Nosotros no
tenemos amigos! — Sí, esa era la razón.
Siempre hemos sido los bichos raros del instituto,
los antisociales que les cae mal todo el mundo y que
no quieren integrarse en un grupo.
— ¿Y si les ofrecemos dinero a los del club de
debate para que finjan ser nuestros amigos?
— ¡Te estás oyendo! Los del club de debate son
aún más raros que nosotros. — Empecé a dar vueltas
por la habitación exasperada. — Theo vamos a estar
con los que fueron las personas más populares del
instituto, literalmente eran unos dioses y nosotros

273
somos… Como decirlo sin que suene muy mal…
¡Una puta mierda!
Cuando Cameron estaba en el instituto era sin
duda la persona más popular y junto con su grupo de
amigos formaban la élite del colegio. La gente se
moría por hablar con ellos y entrar en su grupo,
todos eran exitosos, guapos pero también
extremadamente estúpidos.
— Mira nosotros vamos a ir a esa reunión con la
cabeza bien alta, ¡eres la jodida novia de Cameron
Holt! Además supongo que sus amigos habrán
madurado, ¿no?
— Si… — La verdad no sabía que esperarme de
sus amigos, por una parte estaba acojonada de que
siguieran teniendo ese aire de superioridad.
La conversación fue interrumpida por unos
golpes en la puerta, era Cameron diciéndome que
fuera al salón que ya iba a empezar la reunión.
Le colgué a Theo diciéndole que ahora le
mandaría el código para entrar en zoom y salí de la
habitación. Las manos me sudaban y los nervios me
estaban carcomiendo por dentro.
— Estas guapísima. — Cameron me arrastro al
sofá, en la mesa de delante estaba apoyado el

274
ordenador. Me pasó el código para que se lo
mandara a mis “amigos” y el se lo envío a los suyos.
Si antes estaba nerviosa ahora estaba más, no
podía parar de revisar mi aspecto en la cámara del
ordenador asegurándome de que todo estaba
perfecto. Me había soltado el pelo y maquillado un
poco, no os voy a mentir yo creo que estaba bastante
guapa pero eso no hacía que me sintiera menos
inquieta.
Un bip me distrajo y entró la primera persona, la
reconocí al instante por el instituto, era Lorena.
— ¡Hola! Soy Lorena — Nos saludó
efusivamente con una gran sonrisa, puede que les
haya juzgado antes de tiempo. — ¡Madre mía que
guapa eres! Encantada de conocerte por fin.
— ¡Hola! Lo mismo digo. — Mi voz sonó igual
de emocionada que ella, después de lo que me había
contado Cameron de su embarazo la veía
completamente diferente a cómo  pensaba que era en
el instituto, sin duda era una mujer fuerte.
Otro bip sonó y dos personas más se añadieron a
la llamada, ninguno era Theo. Eran dos chicos, uno
negro bastante guapo que también me sonaba del

275
instituto y otro con el pelo largo que no conocía en
absoluto.
Los dos saludaron a Cameron y él me los
presento, el que me sonaba del instituto se llama
Nolan y el otro es un amigo de la universidad y se
llama Dan. Les saludé un poco cohibida por la
vergüenza pero Cameron se puso a entablar una
conversación así que yo no tuve que hacerlo.
Me estaba empezando a molestar que Theo no
apareciera así que le envié un mensaje diciendo,
textualmente: “¿Donde cojones estás? Necesito un
aliado” “Como no aparezcas en dos minutos te
corto las pelotas”.
Intenté calmarme porque aún faltaba el mejor
amigo de Cameron, Liam. Él era el único del que me
había hablado alguna vez y también del que más
recuerdos tengo del instituto.
Al poco rato Theo me mandó un WhatsApp:
“Estoy acojonado creo que esto es una mala idea”.
Mejor no os cuento lo que le respondí… Estaba un
poco agresiva de más.
Después de mi mensaje Theo se conectó y si no
fuera porque le conozco demasiado bien hubiera

276
dicho que no estaba nervioso, aunque yo sé que se
está cagando en los pantalones de los nervios.
— ¡Ey hola! Yo soy Theo el amigo de Mel. —
Todos le saludaron, y como no, alguien tenía que
soltar algún comentario, ya lo veía venir.
— ¡Cameron ten cuidado que este te la roba! —
Dan hizo la broma y su amigo Nolan y él empezaron
a reírse… Ay si ellos supieran.
Sin embargo no hubo tiempo para que dijeran
otros de esos comentarios porque él último invitado
por fin se conectó, Liam.
— ¡Ya esta aquí el rey de la fiesta! — Ninguno
pudo evitar soltar una carcajada al verle, llevaba un
gorrito de fiesta y en el fondo se veía un cartel,
claramente echo por él que decía “Viva los novios”.
A lo mejor esto no resulta tan malo como
esperaba…

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277
38. Anécdotas y mentiras

Melody
Ahora ya estábamos todos… Aunque los demás
aún no lo sabían.
— Mel, ¿los demás van a venir? — Cameron me
lo preguntó bajito y ninguno de sus amigos lo
escuchó, gracias a Dios. A ver cómo le decía yo
ahora que no existía un “los demás”.
— Bueno es que no pudieron conectarse, se les
cayó la wifi. — Mentí descaradamente y sabía que
Cameron no se creía ni la mitad de lo que decía pero
no preguntó más.
Todos empezamos a hablar, bueno con todos me
refiero a Cameron y sus amigos porque Theo y yo
nos sentíamos como pez fuera del agua. Incluso por
un momento pensé que podíamos durar toda la
reunión sin abrir la boca pero la suerte no estaba de
nuestro lado ese día.
— Melody, Theo — Liam nos llamó y nosotros
fingimos estar lo más relajados posibles, aunque
obviamente no lo estábamos. — Joder contarnos que
tal está el instituto, ¿sigue estando todo igual?

278
— Si bueno todo sigue estando como siempre…
hecho una mierda. — Se rieron por mi comentario y
yo solté una risa nerviosa.
— ¿Oye y como es que nunca supe de vosotros
en el insti? — Tragué grueso y me preparé para
inventarme algo rápido.
— No sé la verdad hay bastante diferencia de
cursos. — Intenté que mi nerviosismo no se notara
pero claramente fracasé.
Miré hacia mi derecha y Cameron me miraba con
una sonrisa en la cara y, sin hablar, sus labios
formaron la palabra “mentirosa”. Volví a mirar a la
cámara fingiendo que no había visto nada pero a mi
lado él seguía sonriendo como un hijo de puta.
La conversación siguió fluyendo y pude conocer
mucho mejor a sus amigos. Me di cuenta de que
Liam era bastante alocado y sorprendentemente
gracioso. De Lorena me llamó la atención el tono
dulce con el que trataba a todos, menos cuánto le
tocaban la moral. Luego Nolan y Dan eran las
típicas personas con las que automáticamente te
sientes cómodo con ellas y puedes entablar un
diálogo fácilmente.

279
— Lo mejor fue cuando Cameron vomitó en el
despacho del director. — Liam acaba de contar una
vez a la que fueron al instituto borrachos y bueno…
el final ya lo acabáis de saber.
— ¿Vosotros qué? ¿Alguna locura digna de
mencionar? — Oh no… cuando pensaba que todo
iba bien.
Theo y yo fingimos pensar en algo interesante
que contar sobre nuestra estancia en el instituto.
Aunque la única locura que hicimos fue robar unos
libros de la biblioteca… lo sé patético.
— Bueno pues muchas pero justo ahora no se me
viene ninguna a la cabeza. — Theo me siguió el
rollo y al final conseguí que cambiaran de tema…
aunque pronto me di cuenta de deberíamos habernos
quedado en las anécdotas.
— A ver llamarme básico pero… ¿Enserio nunca
habéis tenido algo? — Dan había echo la pregunta
claramente para mi y Theo. A mi lado Cameron
intento contener la risa al igual que yo.
Fijé la vista en la cámara de Theo y noté como
estaba a punto de romper la pantalla, resulta
exasperante que todo el rato piensen que como

280
somos un chico y una chica hemos tenido o tenemos
una relación.
— No nosotros nunca… — Empecé a hablar pero
la voz de Theo me cortó sin dejar acabar la frase.
— Yo soy gay.
Una sonrisa apareció en mi cara y no pude evitar
sentirme muy orgullosa de Theo. Él había sufrido
mucho por su homosexualidad y a parte de mi y
algunas personas como su prima no lo sabía nadie
más. Así que fue una sorpresa que lo dijera delante
de ellos y no podía estar más feliz.
— Bueno pues claramente no han tenido algo. —
Liam y los demás rieron y cambiaron de tema, me
gustó que se lo tomaran así y no le dieran más
importancia porque realmente no la tenía.
Aproveché para mandarle un mensaje a Theo
mientras Dan y Cameron discutían sobre si la pizza
debía llevar o no piña.
Melody: Me alegro de que lo dijeras.
Theo: La cuarentena me está ayudado a
aceptarme a mi mismo, creo que se lo voy a decir a
mis padres.

281
El pecho se me llenó de orgullo y es que me
alegraba mucho que mi mejor amigo por fin
estuviera aprendiendo a amarse a sí mismo. A veces
somos nosotros mismo los que les damos demasiada
importancia a cosas que en verdad no la tienen.
— ¿Y que pensáis hacer cuando acabe la
cuarentena? — Volví a la realidad con la pregunta
que nos había echo Lorena aunque la verdad hubiera
preferido quedarme pensando en mis cosas, no
quería enfrentarme al hecho de que tendría que
sepárame de Cameron.
Él y yo empezamos todo al revés, primero nos
fuimos a vivir juntos y después nos gustamos y
empezamos una relación.
No es normal irte a vivir con tu primer novio y
aún es menos normal que estemos las veinticuatro
horas del día juntos. A veces, cuando no puedo
dormir, me paro a pensar en cuando me tenga que ir
y me asusta que todo lo que nos une desaparezca.
Me da miedo darme cuenta de que en el mundo real
no funcionemos o que Cameron se de cuenta de que
hay chicas mejores ahí fuera.
— Ya lo iremos viendo no queremos agobiarnos
ahora, ¿verdad? — Cameron me miró y yo asentí

282
ante su pregunta. Él me dio un beso en la punta de
nariz y siguió hablando.
La conversación siguió fluyendo y hablamos de
un montón de cosas, los hobbies, las carreras que
cursaban en la universidad, viejos ligues de Liam,
fracasos amorosos de Liam y en general la vida
amorosa de Liam (que no era poca). Ahí me di
cuenta de que Cameron no era el único ligón del
grupo.
Sin embargo aunque me estuve riendo y
participando animadamente en la conversación no
pude sacarme de la cabeza la pregunta de Lorena.
¿Que haremos cuando se acabe la cuarentena?
Intente convencerme de que aún me quedaba
mucho tiempo a su lado, de que no había razón por
la que agobiarse.
Sin embargo el destino es muy hijo de puta,
porque igual que nos juntó nos iba a separar.

Hola! Perdón por tardar tanto en actualizar


pero he estado muy enferma (no es COVID
tranquilos).

283
Quería daros las gracias por 40k de votos
¡MADRE MÍA! Para mi fue ayer cuando os
estaba agradeciendo por los 100 votos… De
verdad que no sé cómo agradecéroslo os quiero
demasiado y si pudiera os daría un morreo a
cada uno (puede que me esté viniendo un poco
arriba pero estoy muy contenta)
Lo dicho que muchísimas gracias y si queréis
saber más sobre la historia y sobre mi seguirme
en Instagram @madameofbooks

284
39. Secretos oscuros

Melody
— Mel… Me gustas mucho. 
Estaba tumbada sobre el pecho de Cameron
mientras él me acariciaba el pelo. 
— A mi también me gustas mucho.
Me seguía pareciendo surrealista que hubiéramos
llegado a este punto. Los dos, desnudos, abrazados y
diciéndonos que nos gustábamos… Si se lo hubieran
dicho a la Melody del instituto me abría reído en su
cara.
Ultimamente nuestro plan era siempre el mismo:
  hacer el amor y quedarnos enredados juntos el
mayor tiempo posible. Durante ese tiempo solíamos
hacernos confesiones, como ayer por la noche.
— Melody, ¿puedo confiar en ti? — Su tono era
distinto, era el que utilizaba cuando quería hablar de
cosas serias. 
— Claro que sí, lo sabes. 

285
— Cuando estaba en el instituto fui un cabrón…
Un verdadero hijo de puta. 
—Cameron… son tiempos pasados y has
evolucionado. — Lo dije pensando en los
comentarios homófobos que le había dicho a un
chico.
— Pero son cosas peores de las que sabes, y no
quiero que cuando te enteres te alejes de mi…
Me gustaría poder contaros que dije algo
profundo y filosófico pero la verdad era que no me
salían las palabras. En mi mente se aglomeraban
miles de situaciones locas que pudo haber echo.
— Melody dime algo por favor.
— Dímelo, prefiero saberlo por ti. — Él me miró
dudando, como si no supiera si lo decía o no enserio.
Pero yo prefería saberlo por boca de él.
Me costaba lidiar con el pasado de Cameron.
Saber que estuvo con decenas de chicas, los líos en
los que se metía, las fiestas a las que iba… Tenía
miedo de que cuando me fuera él volviera a ser así.
— Maté a alguien…
En ese momento noté como empezaba a
marearme y mi cara de horror fue tanta que

286
preocupó a Cameron. Me separé de él, y le miré
fijamente esperando que sea una broma de mal
gusto. 
— No quería, yo… — La voz le empezó a
temblar y me sorprendió ver a Cameron llorar, nunca
le había visto tan vulnerable pero yo no era capaz de
consolarle necesitaba saber de que estaba hablando.
— Cameron… ¿Qué demonios hiciste? 
— Cuando tenía diecisiete mi padre se quedó sin
trabajo y el sueldo de enfermera de mi madre no
llegaba para pagar todo… Conocía a un chaval que
se dedicaba a pasar droga, ya sabes marihuana,
cocaína y le pedí si podía pasar a cambio de algo de
dinero. Empecé a vender por mi barrio y en poco
tiempo había conseguido bastante pasta, era dinero
fácil y pronto te acostumbras   a eso. Al principio
tenía cuidado a quien le vendía, pero cuando
empieza a llegar el dinero la avaricia puede contigo,
así que empecé a vender a cualquiera…
Hizo una pausa y sus ojos llorosos mostraban
dolor y arrepentimiento. Yo aproveche ese silencio
para recapitular todo lo que dijo ¿Cameron pasando
drogas? No me lo hubiera imaginado nunca.

287
— Un día un chaval del instituto me pidió
cocaína. No sé como se enteró por que nunca había
vendido en el instituto, no quería que me expulsaran
ni que mis amigos supieran que estaba haciendo de
camello para pagar la luz de mi casa, me
avergonzaba. A principio me negué, en ese
momento había tenido problemas con algunos
clientes y estaba hasta el cuello de mierda. Pero el
me empezó a amenazar con contarlo así que al final
se lo vendí… Al día siguiente el director nos
comunicó que había muerto por una sobredosis.
Me quedé helada, mi cabeza no podía procesar
todo lo que acababa de escuchar.
— Melody me arrepiento todos los días, no
debería haber escogido el camino fácil, debería
haberme puesto a currar pero yo…  — No fue capaz
de acabar de formular la frase porque las lagrimas
volvieron apoderarse de él.
— Cameron yo no sé que decirte… No deberías
haber vendido droga podrían haberte pillado o peor,
te podrían haber matado. Pero no fue todo culpa
tuya, él te obligo a que le vendieras…
— ¡Podría haberle dicho que no! 

288
— Él sabía lo que hacía al comprar cocaína y tú
sabías lo que hacías al venderla… Todo lo que pasó
fue una putada pero no puedes cargar con el peso de
su muerte, fue una serie de sucesos lo que llevó a ese
desenlace…
Esa noche hablamos largo y tendido sobre el
tema hasta que se desahogó por completo. Desde
entonces siento que ya no hay ninguna barrera entre
nosotros y aunque su pasado me sigue atormentando
sé que no quiere volver a ser el de antes. 
— ¿No crees que deberíamos levantarnos? —
Asentí y mientras él se iba a preparar la comida yo
aproveché para mirar mis mensajes.
Theo me había escrito para contarme que tal le
había ido saliendo del armario con sus padres.
Resulta que ellos ya lo sospechaban y no les pilló de
sorpresa. Ultimamente mi mejor amigo estaba muy
feliz y yo no podía estar más contenta. 
También me contaba que el amigo de Cameron,
Nolan, le había contactado por Instagram y habían
estado hablando bastante… no sé vosotros pero yo
ahí veo futuro.
Había también un mensaje de Lorena, desde la
videollamada nos habíamos estado escribiendo y me

289
caía genial. Me gustaba tener una amiga como ella.
Mientras contestaba a su mensaje me entro una
llamada, era mi madre.
— ¡Cariño! ¡Cómo estás! — Su voz sonaba
alegre y entusiasmada. Desde la muerte de la abuela
solía estar decaída y sin ganas así que me sorprendió
su tono.
— Muy bien mami. ¿Tú? ¿Cómo estás?
— ¿Qué como estoy? ¡Estoy eufórica! — Me reí
ante su alegría repentina. — Mira pensaba esperar a
la noche para decírtelo pero es que no puedo
aguantar más. ¡Tengo una sorpresa!
Fruncí el ceño, ¿una sorpresa? 
— Venga mamá dímelo ya.
— Pues… ¡Van a abrir las fronteras para repatriar
a las personas que se quedaron fuera de sus hogares!
Ya he echo todo el papeleo. ¡En cuatro días vuelas a
casa!
Sus palabras cayeron como una jarra de agua fría.
¿Iba a volver a casa? ¿Que pasaría con Cameron?
¿Solo tenía cuatro días más?
— ¿No estás contenta?

290
— Sí mamá…
Le colgué y las lagrimas resbalaron por mi rostro.
Sabía que debía volver a casa con mi madre y
apoyarla pero no podía evitar ser egoísta y pensar
que quiero estar aquí con Cameron…  ¿Y él? ¿Cómo
se lo iba a tomar?

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40. La noticia

Cameron
La nueva rutina que he creado con Melody me
encanta, esta niña me ha vuelto loco de remate. No
puedo parar de pensar en ella y necesito tenerla
cerca constantemente, llamarme obsesivo pero no he
sentido esto por nadie.
Estoy preparando la comida mientras ella sigue
en la habitación. Para pasar el rato decido poner uno
de mis vinilos. Es una de las cosas que más nos
gusta hacer juntos, ya que estos fueron la primera
cosa en común que tuvimos.
Elijo el disco de The Wall de Pink Floyd y
empieza a sonar la canción In The Flesh. La escucho
mientras acabado de preparar todo y en cuento
termino espero a que Melody salga de la habitación.
Cuando escucho la puerta abrirse me giro con una
gran sonrisa pero al ver el escenario que tengo
delante se me borra. 
Melody tiene la cara roja, los ojos hinchados y las
lagrimas ruedan por sus mejillas. Sale corriendo
hacia mi y la envuelvo en un abrazo.

292
— Mel… ¿Qué ha pasado? — Le acaricio el pelo
e intento que mi voz suene calmada para transmitirle
seguridad, aunque en verdad esté acojonado.
No me contesta y solamente solloza y llora sobre
mi hombro sin control alguno. Por mi cabeza
aparecen miles de razones por las que puede estar
llorando, que le ha pasado algo a su familia o a
Theo, que alguien de su instituto se metiera con ella,
que haya recordado a su abuela…
— Melody me estás asustando, por favor dime
que ha pasado. — Se separa de mi e intenta
limpiarse las lagrimas. No me mira a los ojos, su
mirada está clavada en el suelo. Cojo aire y me
preparo mentalmente para lo que va a decir.
— Cameron yo… me vuelvo a casa.
¿Qué? No, no, no eso es imposible, he escuchado
mal. Hay una pandemia tenemos que estar en
cuarentena… ella tiene que estar conmigo.
— Melody si es una broma no me hace ni puta
gracia.
— Van a repatriar a los que la cuarenta les pilló
en otro estado y mi madre ha comprado un billete…
No me había dicho nada yo no tenía ni idea. — Sus
sollozos se volvieron más fuerte y me volvió a

293
abrazar pero yo no fui capaz de responderle al
abrazo.
Melody no puede irse, su hogar está aquí
conmigo. Yo no puedo estar solo otra vez, necesito
sus risas escandalosas, sus ideas locas… Necesito
tenerla junto a mi y poder besarla siempre que
quiera y necesito su cuerpo pegado al mío para
dormir. 
En tan poco tiempo ella se ha convertido en una
necesidad y ahora no puede dejarme solo. Me he
vuelto adicto a ella y necesito mi dosis diaria.
— Dile que te quieres quedar. No puedes
marcharte ahora Mel… — Mi voz sonaba
entrecortada por el miedo a que me dejara.
— Cameron… no quiero dejarte pero tengo que
volver.
— ¿¡Porqué tienes que volver!? Puedes quedarte,
esta ya es tu casa. ¡Te necesito! — Llamarme egoísta
pero la necesito y no puedo soportar no tenerla
cerca.
— Mi madre también me necesita y más después
de la muerte de la abuela… 

294
Sé que necesita ir a ver a su madre y apoyarla
pero ahora mismo no soy capaz de razonar y lo
único que quiero es que ella esté conmigo.
— ¿¡Acaso yo no te necesito?! 
— No te enfades por favor… Yo tampoco quiero
dejarte pero… — Sus sollozos se volvieron más
fuertes y no fui capaz de entender lo último que
dijo. 
— ¡Si no quieres dejarme no te largues!
¡Tampoco es tan difícil! — Sé que la estoy
obligando a elegir entre su novio de apenas unas
semanas y su familia pero es que yo la hubiera
elegido a ella sin dudarlo.
— ¡No tengo otra opción! ¡Necesito estar con mi
familia! — Joder si en el fondo la entendía pero me
jodía y el enfado sobrepasaba todos mis
pensamientos racionales.
— ¿Me vas a dejar solo? ¡He hecho todo por ti y
ahora te vas como si nada!
Me llevé las manos a la cabeza y di una vuelta
por el salón bajo la mirada expectante de Melody,
tenía que calmarme no quiero que ella veo como
pierdo el control.

295
— Cameron… — Su voz bajo de tono y se
acercó a mi lentamente. Su mano se acercó a mi
brazo pero en cuanto estaba a punto de tocarme me
aparte bruscamente.
¿Cómo he acabado así? ¿Perdiendo el culo por
una niñata? Yo antes era independiente, no
necesitaba a nadie. Mi vida era tranquila y no tenía
ninguna preocupación. Por eso no quería
enamorarme, ahora soy el títere de una cría que me
va a dejar. 
Tengo que tomar una decisión por mi. Melody se
ha adentrado demasiado en mi mundo. He dejado
que mi vida girara en torno a ella. 
Sé lo que tengo que hacer, así que lo que solté a
continuación lo hice con la mayor frialdad y
crueldad con la que era capaz.
— Si te vas no tiene sentido que continuemos con
lo nuestro. Hemos acabado. 
Un grito ahogado sonó de su parte y se quedó
inmóvil. Si me quedo viéndola cambiaré de opinión
así que me giro para ir a mi habitación, aunque antes
de encerrarme escucho su voz completamente
quebrada.
— Yo te quiero… 

296
Era la primera vez que me decía un te quiero y
quise dar la vuelta, abrazarla y decirle que todo iba a
salir bien. Pero ahora tenía que protegerme a mí, ella
había pensado solo en si misma y ahora me tocaba a
mi, así que solté la mentira mas grande de toda mi
vida.
— Pero yo a ti no.
Cerré la puerta y me derrumbé, la garganta me
ardía y sentía que me acababan de romper en mil
pedazos.
Acabo de romper con la única chica que me ha
echo sentir algo, la única con la que me abierto   y
me ha aceptado tal como soy. 
Sé que la acabo de destrozar, ella confiaba en mi
y le acabo de dar un ultimátum. Pero esto es lo
mejor para los dos, ella volverá a rehacer su vida y
yo igual
Todo ha sido un error… Nunca debería haberme
permitido enamorarme.

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297
41. Inevitable

Melody
Pero yo a ti no. Pero yo a ti no. Pero yo a ti no.
Pero yo a ti no. Pero yo a ti no. Pero yo a ti no. Pero
yo a ti no. Pero yo a ti no. Pero yo a ti no. Pero yo a
ti no. Pero yo a ti no. Pero yo a ti no…
Esas palabras llevan repitiéndose una y otra vez
en mi mente durante los últimos tres días. Días en
los cuales he estado llorando sin control y en los que
Cameron no me dirigió ni una palabra.
Al principio pensé que lo había dicho sin pensar.
A veces Cameron no tiene filtros a la hora de decir
las cosas y pensé que eso es lo que habría pasado.
Pero en la primera noche me di cuenta de que sus
palabras eran reales y lo nuestro había acabado
definitivamente.
Estoy tumbada en la cama, fingiendo que duermo
porque la verdad es que no creo que pueda pegar
ojo. Estoy esperando a que venga Cameron, a lo
mejor consigo hablar con él.

298
No sé cuanto tiempo pasa pero cuando miro el
reloj son las cuatro de la mañana y es raro que él no
se haya ido a dormir ya. Así que me armo de valor y
salgo de la habitación con la intención de ir a
buscarle.
Cuando entro al salón lo encuentro durmiendo en
el sofá, si ese que era tan incomodo que preferirías
dormir de pie.
Ahí me di cuenta de que no quería tener nada que
ver conmigo y al siguiente día me lo confirmó aún
más. Ni siquiera me habló, ni un mísero buenos días.
A la hora de comer preparó dos platos, el mío lo
dejo encima de la cocina sin decirme nada y el se
fue a comer a su escritorio.
Si yo entraba en la misma habitación que estaba
él se iba. Solo compartíamos espacio cuando él
cocinaba y yo estaba en el sofá llorando
silenciosamente.
Hoy me voy y no puedo evitar sentirme usada, yo
le quería de verdad, me enamoré de él por loco que
suene. Muchos pensareis que esos es imposible, que
en dos meses uno no puede enamorarse pero así lo
he sentido yo.

299
Hemos convivido las veinticuatro horas del día
juntos, puede que la cuarentena haya magnificado
todos los sentimientos pero eso no quita que mi
realidad sea que le quiero.
Me siento patética al pensar que él sentiría lo
mismo que yo. ¿Me ha utilizado para acostarse
conmigo? Había confiado en él y no me arrepiento
de haberlo echo pero… Puede que para Cameron
fuera una simple distracción para pasar las horas.
Pero hay cosas que no me cuadran, cuando murió
mi abuela él estuvo ahí cada segundo. No se separó
de mi y él cariño que sentí no puede haber sido una
farsa, ni siquiera puedo pensar en eso sin llorar.
Mi avión sale tarde por la noche y durante estos
últimos días me he negado a sacar mi ropa del
armario. Ya me he acostumbrado a que mis
sudaderas tengan el mismo olor que las suyas y
como mis pantalones se ven enanos comparados con
los suyos.
Tampoco puedo imaginarme entrar en el baño y
no ver nuestros cepillos de dientes juntos o la forma
en la que mi shampoo y el suyo se pelean por
sostenerse en el pequeño estante de la ducha.

300
Pueden ser cosas insignificantes, o a lo mejor ya
estoy delirando, pero que a mi me recuerdan a todo
lo que hemos pasado, a toda esta locura que ha sido
convivir con Cameron Holt.
Ahora tengo que enfrentarme a lo inevitable,
hacer las maletas y despedirme de este diminuto piso
en el que he vivido lo mejor y lo peor de mi vida.
Sé que Camerón está dentro de la habitación,
pero no puedo retrasar más este momento, así que
abro la puerta y me adentro.
Toda mi seguridad se va de mi cuerpo en cuanto
le veo en su escritorio con la cabeza entre las manos.
Desde que rompimos cada vez que me lo cruzo se
me forma un nudo en la garganta y solo quiero
pedirle que me abrace, pero el ya dejo claro que
cada uno iría por su lado.
— Tengo que hacer la maleta… — Mi voz es
débil y se nota que estoy apunto de llorar.
Cameron se levanta de su escritorio y me mira,
me mira fijamente por primera vez en días y vuelvo
a sentir las mariposas en el estomago.
El nudo de la garganta es cada vez mayor y no
creo que sea capaz de aguantar la lagrimas mucho
más tiempo.

301
Él sigue ahí mirándome, abro la boca pero antes
de que diga nada él me rodea y se marcha por la
puerta no sin antes decirme algo.
— Al aeropuerto te llevo yo.
Ahora si que no lo aguanto más y dejo caer mis
lagrimas y me tiro al suelo. Tres días sin hablarme e
ignorándome completamente y abre la boca para
decirme eso.
Ha vuelto a ser el mismo Cameron Holt del
instituto, frio, insensible y cruel.
Abro el armario y saco mi maleta de debajo de la
cama, ahora sí ha llegado la hora.
Me paso dos horas guardando toda mi ropa,
mientras lloraba desconsoladamente, todo hay que
decirlo. Cuando termino y estoy a punto de cerrar mi
maleta algo en mi interior, no sé el que, me dice que
coja una camiseta de Cameron.
Eso hago, le robo una de sus camisetas preferidas
(si él me ignora y me rompe el corazón lo mínimo
que puedo hacer es robarle la camiseta que más le
guste) y la doblo metiéndola en la maleta.
Salgo al pasillo y dejo mi equipaje en la entrada
bajo la atenta mirada de Cameron. No le miro

302
porque se que si lo hago me derrumbaré y eso es lo
último que quiero ahora mismo.
Me viene a la mente la primera vez que pisé su
apartamento, estaba acojonada e ilusionada a la
vez… Me parece que fue hace una eternidad pero en
verdad solo pasaron dos meses.
Miro el reloj y en dos horas debería salir hacia el
aeropuerto, si quiero llegar con antelación.
Esto está llegando a su fin. Me guste o no este
momento era inevitable, tarde o temprano me tendría
que despedir de Cameron pero pensé que lo haría
cogida de su mano…

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303
42. Una última vez

Cameron
Ver a Melody con sus maletas me está matando.
He intentado alejarme de ella durante estos días.
Pensaba que así me iría olvidando de ella y sería
más fácil estar solo cuando ella se marche, pero cada
día duele más y está causando el efecto contrario.
En cada esquina de este piso hay un recuerdo
nuestro.
En la cocina cuando le intenté enseñar a cocinar
durante los primeros días.
En el balcón cuando le preparé una cena especial
donde le dije todo lo que sentía y ella me besó por
primera vez.
En la bañera hablando de su abuela.
En la habitación viendo películas abrazados.
En el sofá comiendo tarta barata y escuchando
vinilos.

304
En el salón bebiendo vodka para solucionar
nuestros problemas.
En el pasillo donde me confesó que era su crush.
En la cama donde hicimos el amor por primera
vez.
Todo lo que veo me recuerda a ella, a nosotros.
Este ya no es mi piso de estudiantes, es nuestro
pequeño hogar, donde hemos convividos durante dos
meses las veincuatro horas del día.
Ella se ha vuelto tan necesaria en mi vida como el
aire que respiro y al saber que se va a ir siento que
me asfixio.
Pensar que voy a estar completamente solo en
este jodido apartamento durante a saber cuanto
tiempo hasta que se acabe la cuarentena me tiene
loco.
Al principio cuando me dijeron que tendría que
vivir con ella durante dos semana me enfadé, y
mucho. No quería que nadie trastocara mi rutina, ni
que se entrometiera en mi vida y tocara mis cosas.
Pero la verdad fue que Melody se convirtió en mi
salvación. Podía hablar con otra persona de carne y
hueso y no a través de una pantalla.

305
Ella consiguió que cambiara mi perspectiva de la
vida.
Mi forma de hacer las cosas no siempre tiene que
ser la mejor, tuvo que venir esa niña a hacérmelo
entender.
A veces necesitas dejar de lado la máscara de
duro y dejarte llevar por tus sentimientos y eso solo
lo ha conseguido Melody.
Ella me enseñó a querer a alguien, a confiar en
otra persona. Me hizo darme cuenta de los errores de
mi pasado y la importancia de enmendarlos.
Joder a mi siempre me han alentado a luchar por
lo que quiero… y ahora estoy dejando ir a la única
persona de la que me he enamorado.
Y con “ir”  no me refiero solo físicamente, si no
emocionalmente.
Podría tolerar no tenerla cerca, pero no creo que
pueda soportar no hablar con ella o no poder
llamarla cuando la echo de menos.
Todo es una mierda, y mi cabeza está echa un lío.
Mi orgullo me dice que la deje ir, que esto se me
pasará. Pero mi lado racional me dice que peleé por
ella y que no sea un puto cobarde.

306
Tengo dos horas antes de que tenga que llevarla
al aeropuerto.
Dos horas antes de nuestro final… Y aunque se
acabe no quiero que lo haga sin que yo haya luchado
por lo nuestro.
Si ella me rechaza o durante estos días ha
decidido que lo mejor es que nos separemos lo
entenderé, y aunque me rompa el corazón yo sé que
la seguiré queriendo.
No puedo seguir ignorando que nuestra conexión
es más fuerte que cualquier pandemia, que puede
haber un mundo de distancia entre nosotros y yo
siempre la elegiré a ella.
Me levanto del sofá decidido a hablar con ella.
Esto puedo arreglarlo todo o estropearlo aún más,
pero llegados a este punto no tengo nada que perder.
Entro sin siquiera llamar a la puerta y cuando la
veo me rompe el alma.
Está sentada el la cama rodeada a una almohada
llorando. Su cara está roja de llorar y cuando me
mira me siento como un gilipollas al haber pasado
de ella estos días.

307
Nos quedamos mirándonos sin decir
absolutamente nada, pero tampoco hace falta porque
nos conocemos tan bien que ya no necesitamos
expresar con palabras lo que sentimos para que el
otro lo sepa.
Ella se levanta despacio de la cama y como dos
imanes nuestros cuerpos se encuentran.
La aprieto contra mi e intento guardar en mi
mente su olor y la forma en que su cuerpo encaja
con el mío.
— Perdóname. — Le susurró al oído.
Ella solo llora y tiembla bajo mis brazos, y me
siento miserable por haberla hecho sufrir así.
No sé cuanto tiempo pasamos abrazados pero sus
llantos cesan y me separo de ella para verla a los
ojos. Le sonrio para intentar tranquilizarla aunque
por dentro me muera de miedo por lo que puede
pasar.
Venía aquí con la idea de decirle todo lo que
siento, de que me perdone y entienda que ella es
todo para mi. Pero al verla las palabras no me salen
y lo que quiero hacer con ella es muy distinto a
entablar un diálogo.

308
— Necesito tenerte una última vez. — Ella abre
la boca para hablar pero no le doy tiempo
estampando mi boca con la suya.
Nuestras lenguas se enredan y mis manos
recorren su cuerpo desesperadamente.
Joder la he echado demasiado de menos.
Nunca me he sentido tan ansioso por nada, es
como ponerle una piruleta delante de un niño, y eso
es lo que pienso hacer, saborearla como una jodida
piruleta.
La desnudo completamente en tiempo récord y
me alejo para observarla. Me encanta ver cómo ya
no hay pudor y se muestra sin vergüenza delante de
mi, saber que solo yo he conseguido eso hace que mi
erección se marque aún más.
— Eres la mujer más guapa que he visto nunca.
— La empujo tirándola sobre la cama y llevando mi
boca a sus perfectos pechos.
Mi boca sigue bajando hasta posar mis labios en
su centro. Chupo, lamo y doy pequeños mordiscos
que sé que le hacen perder el control.
Sus gemidos me vuelven loco e introduzco los
dedos poniéndola a temblar.

309
Adoro tenerla así y, aunque suene posesivo, no
podría permitir que otro disfrutara de Melody.
Ella es mía y yo soy suyo.
— Cameron… — Su orgasmo llega y disfruto
viéndola correrse entre mis dedos.
La dejo recuperarse un minuto antes de volver a
atacar su boca desesperadamente. Sus manos
recorren mi torso y bajan hasta la pretina del
pantalón, me los quita junto al bóxer dejando libre
mi erección.
Nos tocamos como si no nos hubiéramos visto es
años y yo necesito entrar en ella ya.
Me acerco a la mesilla a por un condón que le
paso a Melody para que me lo ponga, y que mientras
lo haga me mire con esos ojos inocentes me pone
aún más.
Ya pasamos la fase de hacerlo suave y
románticamente, ahora necesito follarla como un
puto animal.
Entro en ella y empiezo a arremeter con fuerza.
Los gemidos inundan la habitación y ella
intercambia los papeles poniéndose encima de mi.

310
— Me encanta cuando tomas el control. — Y es
que la Melody inocente y dulce me encanta pero
cuando se convierte en una fiera me vuelve loco.
— Lo sé.
Pongo las manos en su cadera y me deleito con su
imagen encima de mi. Acelera los movimientos y sé
que está cerca.
Su orgasmo llega haciendo que yo también me
corra.
Ella cae rendida en la cama y la abrazo
recostándola en mi pecho.
No sé cuanto tiempo tendrá que pasar para volver
a tenerla así, por lo que intento guardar en mi
memoria hasta el último lunar de su piel.

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311
43. Tensión

Melody
No sé que demonios ha pasado ni cómo debo
proceder ahora.
Después del sexo de reconciliación me metí en el
la ducha y, aunque me gustaría, sé que no puedo
encerrarme en el baño eternamente. Tengo miedo de
que al salir Cameron haya cambiado de opinión,
aunque la verdad tampoco sé si lo que pasó
soluciona nuestros problemas… ¡Joder que lío!
Por mi cabeza pasan miles de dudas pero me
armo de valor y salgo del baño. Fuera está Cameron
sentado en el sofá y mirando el móvil.
Me acerco hasta él lo que hace que se percate de
mi presencia quitando los ojos del aparato y
fijándolos en mi.
— Deberíamos hablar… — Rompo el silencio
con el miedo aún en el cuerpo.
Él me hace un gesto para que me siente a su lado
y le hago caso mientras juego nerviosa con mis
pulseras.

312
— Mel yo… Joder sé que la cagué el otro día
gritándote y diciendo todo. Actúe como un maldito
egoísta pero no quiero dejarte de ir, no quiero estar
solo. — Me duele pensar en eso y sé que cuando me
vaya va a ser algo que me atormentará.
—Te entiendo, pero ¿qué puedo hacer? No puedo
llevarle la contraria a mi madre y después de la
muerte de mi abuela… siento que debo estar ahí con
ella.
En su cara puedo ver la decepción ante mis
palabras así que desvío la mirada al suelo porque no
quiero romper a llorar a otra vez.
Si me derrumbo delante suya y me dejo
reconfortar en sus brazos puede que no quiera
separarme de él nunca. Tengo que irme, es una
realidad, y aunque duela lo mejor es aceptarlo y
sobrellevarlo de la mejor forma posible.
— Entiendo. — Dice seco. — Creo que
deberíamos ir al aeropuerto.
Se levanta del sofá y sé que le cuesta lidiar con lo
que está sintiendo. Me siento como la mierda al
dejarle y una parte de mí sabe que nunca me va a
perdonar del todo.

313
Cogemos mis maletas y bajamos hasta la calle,
no sin antes coger una mascarilla para el aeropuerto.
Me sorprende volver a salir fuera, la imagen es
desoladora, no hay nadie caminando y no hay
coches por la carretera.
Para poder salir he tenido que imprimir un
permiso que acredite el hecho de no estar
cumpliendo la cuarentena. Si pudiera me llevaría a
Cameron a mi casa pero por desgracia solo se pude
viajar para repatriar a los que la cuarentena les pilló
fuera de su ciudad.
Nos subimos al coche y el ambiente que se
respira es incómodo. Aún nos queda un viaje largo y
siento la necesidad de disculparme, aunque sea para
quedarme tranquila.
— Cameron, quería disculparme por…
— Mejor no hables.
Su tono me sorprende, y más después de lo que
pasó hace apenas tres horas, pero quiero pensar que
no está enfadado conmigo, sino con el mundo en
general.
Intento convencerme de eso para poder irme
tranquila pero estoy segura que en cuanto cruce las

314
puertas del aeropuerto mi corazón se romperá en
trocitos.
Han sido dos meses intensos en los que él era el
centro de todo. Me ha costado asimilarlo pero lo que
hemos vivido no es la realidad.
Hemos vivido encerrados en una burbuja en la
que solo éramos él y yo. No hemos echo cosas de
pareja, no nos hemos relacionado con otras personas
y, aunque me duela, puede que una vez que
salgamos al mundo real lo nuestro no funcione.
Le miro de reojo mientras conduce y no tengo
ninguna duda de que le quiero, de que se ha metido
en mi piel y no va a haber manera de sacarlo y que
pase lo que pase siempre tendrá un hueco en mi
corazón.
Nunca podré agradecerle lo suficiente todo lo que
ha echo por mi estos meses. Me ha apoyado en la
época más difícil de mi vida y me ha aguantado pese
a haberme comportado como una niñata… Aunque
nunca admitiré que me equivoqué.
Empiezo a ver las señales del aeropuerto y mi
corazón comienza a palpitar tan rápido que temo que
se salga del pecho.

315
Muevo la pierna nerviosa, no tanto por el viaje,
sino por lo que pasará entre Cameron y yo. ¿Se
despedirá de mi? ¿O será igual de borde como
cuando me recogió por primera vez?
Mi cabeza empieza a idear diferentes escenarios,
lo que solo hace que mis nervios aumenten. Tengo
ganas de llorar y la idea de que él me rechace me
carcome por dentro.
Puede que antes no me haya dejado hablar pero
pienso decirle todo lo que pienso porque si hay algo
que odio son las palabras no dichas.
Prefiero arrepentirme de hacer algo que de no
haberlo echo.
Empiezo a ver la fachada del aeropuerto y noto
como Cameron se tensa en su asiento y aprieta con
más fuerza el volante.
En cuanto llegamos y aparca delante de la central
todo se vuelve demasiado real.
Ninguno se mueve de su asiento. Ninguno hace el
amago de hacer o decir algo… Ninguno quiere que
este momento llegue y por eso estamos intentando
prolongarlo lo máximo posible.

316
Y por primera vez en dos meses siento que tengo
que ser yo la que lleve las riendas de la situación,
hoy me toca ser fuerte por los dos.
— ¿Me ayudas con las maletas?
Él asiente y salimos del coche. Me baja las
maletas del maletero y nuestras miradas se
encuentran por primera vez en todo el viaje.
— Cameron todo esto ha sido…
— Melody, no me hagas esto más duro. — Me
interrumpe.
— ¡Necesito decírtelo o reventaré! — Él alza las
cejas sorprendido por mi tono pero no parece
molesto.
— Pues adelante, te escucho.
Cogí una bocanada de aire y me preparé para
verbalizar todo lo que sentía por él.

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317
44. Adiós

Melody
— Cameron estos dos meses han sido… intensos
por llamarlo de alguna forma. Cuando me acogiste
en tu piso no me imaginé que pasaría todo lo que ha
pasado. Ha sido toda una montaña rusa de
emociones porque contigo tengo los mejores y los
peores recuerdos.
Empiezo a sentir como las lagrimas amenazan
con salir pero resisto como puedo, necesito decirlo
todo.
— Yo… me enamoré de ti. No sé si tú sientes lo
mismo por mi pero no quiero irme de aquí sin que
sepas que te quiero como nunca he querido a nadie.
Ya sé que tampoco tengo mucho con que comparar
pero no lo necesito para saber que de verdad estoy
enamorada. Creo que al principio rechazaba esa idea
porque tenía miedo a que me hicieras daño… y al
final la que está haciendo daño soy yo.
En este punto ya no puedo retener más las ganas
de llorar. Cameron pasa su mano por mi mejilla

318
limpiando mis lagrimas en un intento de
tranquilizarme pero es inútil.
— Puede que nunca me perdones, y que pienses
que soy una persona horrorosa por dejarte aquí solo.
Soy consciente de que tú has echo todo por mí, de
que me has cuidado cuando ni yo misma podía
hacerlo, de que me has sacado una sonrisa cuando
yo pensaba que nunca volvería a sonreír. Has sido un
rayo de luz en medio de una tormenta.
— Melody, cariño…
— No, déjame acabar por favor. — Cameron
asiente y me deja mi tiempo para seguir hablando.
— Creo que, aunque tú ahora no lo veas, nos vendrá
bien pasar un tiempo alejados. No sabemos si fuera
de las cuatro paredes de tu piso podemos ser una
pareja. A lo mejor te das cuenta que todo era un
espejismo y que prefieres tu vida de fuckboy. —
Suelto una risa, sin gracia, pero que me ayuda a
quitarle hierro al asunto.
Cameron me mira con atención pero su ceño
fruncido demuestra que no está de acuerdo con lo
que digo.
— Lo que quiero decir es que, a lo mejor, este
tiempo separados nos ayuda a ver si lo nuestro era

319
real. Echarnos de menos durante un tiempo y, si todo
va bien, volver a vernos en unos meses…
Después de todo mi discurso nos quedamos los
dos en silencio mirándonos, espero que él diga algo
pero sigue callado, como asimilando todo lo que le
acabo de decir.
Cuando pienso que ya no va a decir nada, abre la
boca para hablar pero la vuelve a cerrar pasándose
una mano por el pelo nervioso.
Da unos cuantos pasos hacia atrás y se da la
vuelta dándome la espalda… Esto no es el final,
¿verdad?
Mi corazón empieza a bombear tan rápido que
temo tener un ataque aquí mismo. El miedo a que no
me diga nada y se marche sin más se hace más
latente.
Cuando ya lo doy todo por perdido se da la vuelta
rápido y me sujeta la cara con sus manos.
— Mel, yo sería incapaz de pensar que eres una
mala persona. Todo esto me duele como si me
estuvieran clavando un puñal en el pecho. Yo nunca
había sentido esto por nadie. Nunca había querido
tener una novia formal, no pensé que querría llegar a
tener algo más a parte de sexo… hasta que llegaste

320
tu y pusiste mi mundo patas arriba. Arrasaste con
todas mis estúpidas ideas y me enseñaste que era
capaz de amar de alguien.
Sus ojos están cristalinos pero resiste, no como
yo, que mis lagrimas están empapando sus manos
que me siguen sujetando evitando que me aleje de
él.
— Durante este tiempo me he dado cuenta de que
te necesito. Y soportaré que estés lejos de mi pero
no voy a aguantar romper la relación.
Me quedó en shock por un momento, sin duda
todo esto es muy diferente a lo que creía que me
diría.
— ¿Me estás diciendo que quieres una relación a
distancia?
— Te estoy diciendo exactamente eso.
Sin saber que contestar me abalanzo sobre él,
quien me abraza fuertemente contra su pecho.
Aspiro su olor deseando poder parar el tiempo y
quedarme así con él eternamente.
Hago el mayor esfuerzo de mi vida y me separo
de él. Miro la hora y me doy cuenta que debería
entrar ya al aeropuerto.

321
Por las normas COVID solo el pasajero puede
entrar al aeropuerto… Por lo que tengo que
despedirme de Camerón ahora.
Él parece leer mis pensamientos ya que su cara se
vuelve mucho más seria que antes. Ahora me doy
cuenta que simplemente es una careta para no
dejarse llevar por sus emociones, y que no está
enfadado conmigo.
— No alarguemos este momento que va a ser
peor. — Asiento dándole la razón pero por dentro
siento un vacío en el pecho que presiento que se
quedará conmigo mucho tiempo. — ¿Tendremos
sexo telefónico, verdad?
Los dos nos reímos, pero es una risa triste que
sabe a despedida.
— Gracias por todo este tiempo.
Cameron se queda en silencio y yo cojo mi
maleta, sin embargo antes de que pueda dar un paso
me coge del brazo y me pega a él dando un beso.
No es un beso apasionado, ni profundo, es un
beso triste cargado de todos nuestros miedos.
Al separarme me coloca un mechón de pelo
detrás de la oreja y en este momento me parece el

322
gesto más bonito del mundo.
— Te quiero.
Abro los ojos sorprendida ante sus palabras lo
que le provoca una pequeña risa. La última vez que
le había dicho yo eso él me había soltado un
doloroso “pero yo a ti no”.
Ahora veo en sus ojos una sinceridad que no
había visto nunca y no puedo evitar darle otro beso.
— Te quiero. — Le susurró al oído por última
vez.
Ahora sí, me separo por última vez de él y, con la
maleta en la mano, emprendo el camino hacia la
puerta del aeropuerto.
“No mires atrás” me repito una y otra vez. Sin
embargo mi autocontrol no es tan fuerte y antes de
cruzar las puertas del aeropuerto me giro para verle
una última vez.
Cameron sigue ahí apoyado en su coche, tan
guapo como la primera vez que lo vi en el instituto y
por fin soy consciente, de verdad, de lo que acaba de
pasar.
Se terminó la cuarentena con mi crush.

323
Fin

324
Epílogo

3 meses después
Melody
La cuarentena se acabó hace dos meses
aproximadamente. Pero por desgracia el maldito
virus sigue jodiendo la vida de miles de personas y
familias.
Mi familia es una de las afectadas. Mi abuela fue
una de las muchas víctimas que se cobró el
coronavirus.
En unos meses mi vida cambió radicalmente.
Pero para que lo entendáis será mejor que os cuente
lo que pasó tras mi despedida con Camerón en el
aeropuerto.
Me subí a ese avión y estuve llorando durante
todo el vuelo.
El reencuentro con mis padres no fue tan
gratificante como esperaba. Supongo que quería que
fueran otros brazos los que me consolaran.

325
Durante los primeros días lo único que hacía era
llorar y quedarme en la cama durante todo el día.
Ignoraba lo que me decían mis padres, y lo único
que quería era una llamada por parte de Cameron
que nunca llegó.
Así pasaron dos semanas hasta la llamada que
cambió todo, y no, no era por parte de Cameron.
La que me llamaba era Lorena. Hablamos durante
horas, le conté todos mis miedos y le confesé que no
había tenido noticias de Cameron.
Ella me aguantó y dejó que me desahogara con
ella. Me dio su punto de vista y entendí que no podía
dejar que mi vida girara en torno a un hombre.
Ella me tranquilizó y me dijo que le diera tiempo.
Que uno de los motivos por los que me fui era ver si
podíamos funcionar como pareja en la vida real, y
para ello tenía que dejar de lamentarme en la cama.
Y eso hice. Empecé una nueva rutina en casa, e
incluso empecé a hacer ejercicio (lo sé, increíble).
Ahora no solo tenia a Theo sino que había echo
una nueva amiga. Lorena y yo habíamos organizado
un día a la semana para hacer videollamada y
cotillear durante horas. Incluso hablaba con Liam de
vez en cuando.

326
Sin embargo me seguía faltando él. No entendía
porque no se había puesto en contacto conmigo si
habíamos decidió intentar una relación a distancia,
supongo que se arrepentiría.
Así pasé el primer mes en casa, y creía que con el
tiempo ya no le echaría de menos pero la verdad es
que no fue así.
Me repetía a mi misma que no debía llamarlo
pero un día no pude más y le llamé.
Los segundos que estuve esperando hasta que me
cogiera fueron los más largos de mi vida. ¿Queréis
saber lo primero que me dijo el cabrón cuando
contestó la llamada?
“Supongo que ya te has dado cuenta que no
puedes vivir sin mi”
No voy a decir todos los insultos que le dije
porque a lo mejor me cancelan, pero a mi favor diré
que estaba realmente enfadada con él, hasta que me
explico las razones las cuales no había querido
hablar conmigo.
Cuando llego a casa después de dejarme en el
aeropuerto se dio cuenta de que estaba complemente
solo y que no tenía ni idea de que cojones hacer con
su vida.

327
Cuando yo estaba en el piso él tenía un
distracción y se dio cuenta de había dejado que
prácticamente fuera yo la que diera sentido a todo.
Me explicó que había empezado a trabajar para
un gimnasio como entrenador y que daba clases
online. También me contó que estaba pensando en
dejar la universidad en la que estaba porque no le
apasionaba.
Yo le escuchaba con atención y me alegraba que
se hubiera encontrado a sí mismo, pero no pude
resistirme a preguntarle si tenía pensado llamarme.
Me dijo que pensaba en llamarme todos los días
pero que sabía que primero tenía que recomponer su
vida, que no quería volverse dependiente de alguien.
Al principio me costó entender pero sabía que no
podía echarle nada en cara. Para el fue mucho más
difícil nuestra despedida aunque no lo demostrara.
Retomamos nuestra relación poco a poco, e
incluso conoció a mis padres por FaceTime (he de
decir que no le vi tan nervioso en mi vida).
Durante esos meses las aguas volvieron a su
cauce y la cuarentena terminó.

328
No voy a mentir, fue duro, una relación a
distancia es más jodido de lo que puede parecer a
simple vista… Por eso finalmente decidimos tomar
la decisión.
Nuestra relación a distancia no funcionaba así
que decidimos acabarla.
Por eso ahora mismo estoy subida a un avión
para reencontrarme con Cameron, y esta vez no me
voy temporalmente, sino que, tras mucho pensar,
hemos decidido mudarnos juntos.
No se lo que me esperará, sé que no todo será de
color rosa, pero pienso darlo todo en esta relación.
Si me dijeran que resumiera esta aventura en unas
líneas, la describiría así:
Fugacidad.
Es algo en lo que normalmente no piensas.
Todos creemos que lo que tenemos nos va a durar
para siempre.
Que ilusos somos los humanos.
Incluso en las cosas que más seguro estás que no
vas a perder pueden desaparecer en cuestión de
segundos.

329
De un día para otro todo el mundo perdió aquello
que nadie pensaba que nos podían quitar.
Nuestra libertad.
Sin saber cómo estábamos encerrados en
nuestras casas sin poder salir a caminar, sin poder
ver a tu familia, a tus amigos.
Y por muy jodido que era todo le conocí a él.
El destino a veces puede ser muy irónico, te quita
cosas para devolverte otras.
Porque a veces no necesitas salir a la calle para
sentirte libre, a veces, solo necesitas a una persona.

¿De que os suenan estas líneas?

330
Agradecimientos / Extras

La verdad no sé cómo empezar esto ya que es el


primer libro que escribo.
Puede que alguno no os toméis el tiempo de leer
esto pero os recomiendo que lo hagáis.
No tengo palabras para deciros cuan agradecida
estoy. Para mi es un sueño echo realidad y solo
puedo daros las gracias por leer mi historia.
La verdad este libro ha sido toda una odisea.
Seguramente muy pocas personas saben esto pero al
principio del libro me planteé dejarlo porque no
estaba orgullosa del trabajo que estaba haciendo y
me sentía muy frustrada. Sin embargo algunos de
mis primeros lectores me animaron a seguir
escribiendo… Así que GRACIAS porque sin
vosotros mi libro no habría llegado hasta aquí.
Cada una de las personas que ha leído mi libro ha
contribuido a que Cuarentena con mi Crush crezca y
por ello estaré eternamente agradecida.
Sé que prácticamente estoy repitiendo lo mismo
una y otra vez pero solo me sale deciros gracias y
que os quiero aunque no os conozca.

331
Bueno a nadie le interesa estos agradecimientos
así que voy a ir directamente a lo que os interesa: los
extras.
Tengo pensado ir subiendo extras, no solo de
Cameron y Melody, sino también de los otros
personajes.
Os recomiendo que me sigáis en Instagram
(@madameofbooks) donde avisaré de todo y donde
haré un preguntas y respuestas resolviendo todas las
dudas que tengáis sobre el libro o por si queréis
saber como ha sido el proceso de escribir.
Además estoy trabajando en un nuevo libro que
muy pronto saldrá a la luz…
Os vuelvo a dar las gracias y a deciros que sois
las personas más guays que conozco, ES QUE OS
COMO LA BOCA GUAPXS.
Estar atentos a todas las novedades que se vienen.
Hasta pronto.
Madame

332
Table of Contents
Title Page 1
Copyright Information 2
Table of Contents 3
Summary 5
Prólogo 7
1. No puede ser real 9
2. Las reglas 18
3. Encerrados 25
4. Un mal comienzo 32
5. Me retiro 39
6. Mejor amigo 47
7. ¿Habrá cambiado? 54
8. Cocinando 63
9. Clases online 71
10. ¡En que estabas pensando! 78
11. Las llamadas 86
12. Tregua 93

333
13. Jugando con fuego 100
14. Reflexiones de madrugada 109
15. ¿Qué pasó anoche? 115
16. Abbey Road 123
17. Celos 131
18. Código rojo 138
19. Noche de pelis 146
20. Buscando la perfección 153
21. La cena 160
22. El beso 168
23. ¿Eres virgen? 175
24. Esto aún no acaba 182
25. Secretos 188
26. Aprisionada 196
27. Arreglando el pasado 203
28. Me aburro 210
29. Cosquillas 218
30. ¡Theo! 225
31. Al descubierto 232
32. Fuegos artificiales 239

334
33. Las interrupciones 246
34. Una estrella más 252
35. Recuerdos 258
36. Salir adelante 265
37. Las presentaciones 272
38. Anécdotas y mentiras 278
39. Secretos oscuros 285
40. La noticia 292
41. Inevitable 298
42. Una última vez 304
43. Tensión 312
44. Adiós 318
Epílogo 325
Agradecimientos / Extras 331

335

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