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Allí junto a él está la su Madre María, porque identificada con puesto la esperanza: la victoria sobre el dolor y la muerte en la

él sufrió los dolores de la pasión y la cruz de su Hijo, y ha sido participación en la resurrección de Cristo.
con él glorificada.
La Virgen María es la Mujer al pie de la Cruz, pero la Virgen
María vivió asociada al Redentor, en los gozos y en los dolores. no es una frágil madre que asiste impávida a su hijo que muere
María vivió en tal forma esta unión que ya desde los primeros de muerte dolorosísima: es la Mujer que, con su Dolor unido al
momentos de la vida del Hijo el anciano Simeón profetizó de sacrificio de su Hijo Jesús, salva al mundo; la Virgen al pie de
ella que un espada le atravesaría el alma, conforme a aquella la Cruz es la Madre de los Dolores, cuyo Corazón es traspasado
vivencia de gracia que nos ha transmitido san Pablo, y que se por una espada que son cientos de miles, porque son los
aplica a ella en forma eminente, como se nos aplica a cada uno pecados de los hombres que con su malicia crucifican al Hijo
de los discípulos de Jesús, si con él saben sufrir: «Completo en de su amor.
mi carne lo que falta a la pasión de Cristo, en favor de su
Al pie de la Cruz, la Virgen adora a la Santísima Trinidad, en
cuerpo, que es la Iglesia» (Col 1,24).
la obediencia y cumplimiento fidelísimo del plan de salvación
Con María nos sumamos a la pasión de su Hijo, asumiendo divino para los hombres; al pie de la Cruz, la Virgen ofrece su
nuestros sufrimientos con fe y esperanza ciertas, y a cambio Hijo a Dios Padre, como Víctima por la salvación de los pobres
ella nos devuelve, con el amor de madre con el que nos acoge pecadores, y con Él se ofrece Ella misma, porque ofrecer la
como suyos, la fe y la esperanza. vida de su Hijo es ofrecer su propia vida, porque su Hijo es su
vida misma.
La Virgen de los Dolores sabía, aunque en la oscuridad de la
fe, que un día una espada le traspasaría el corazón y afrontó la La Virgen de los Dolores nos invita hoy y siempre a sumarnos
cruz de Jesús que así le hería como espada el corazón, a la pasión de su Hijo, no sólo saliendo airosos de nuestros
apoyándose en la palabra de Dios. sufrimientos, sino capaces de acompañar, de la mano de la
Virgen, el caminar sufriente de tantos millones de seres
María creyó en la palabra de Dios y la acogió en su corazón,
humanos a los que el hambre, la persecución y la guerra
para poder recibir después en su seno a Cristo palabra
colocan en situaciones extremas. Ella nos ayuda a consolar con
encarnada, Verbo de Dios hecho carne por nosotros. La palabra
fraterna solicitud por ellos, a los que necesitan de nosotros y en
de Dios fue para ella «roca de refugio, / un baluarte para
nosotros se apoyan para recobrar la esperanza.
salvarse» Sal 30.
No estamos solos porque Jesús nos ha entregado por madre a
María, y ella no nos deja solos. Su presencia espiritual en medio
de la Iglesia es garantía de que los dolores, que todos los
sufrimientos, que pueden sobrevenirnos en la vida, pueden ser
soportados contando con el consuelo de Dios que nos ofrece la
Virgen María, ayudándonos a mirar a la meta en la que hemos
En este día en que celebramos la glorificación del dolor de la Virgen Padre Celestial, Tú has querido que en María se reflejase tu amor.
María, imploremos, hermanos, al Dios de misericordia por las ¡Gracias por habernos dado una madre tan perfecta!
necesidades de la Iglesia y del mundo entero. R/. Te rogamos, Ella es para nosotros una nueva revelación
óyenos. de todos los tesoros de bondad que se encuentran
1. Por los cristianos que sufren persecución por la fe: para que, escondidos en tu corazón paterno,
asociados en la tierra a la pasión de Cristo, merezcan ser glorificados nos muestras hasta qué punto Tú eres bueno y dulce en tu amor.
con él en el cielo, roguemos al Señor. R/. Con su ternura y su solicitud, ella nos hace conocer
2. Por los que gobiernan las naciones: para que, movidos por deseos el afecto delicado y vigilante que te une a Tí con nosotros,
de paz, alejen los peligros de la guerra y trabajen por la fraternidad puesto que toda la fuerza de tu amor materno desciende
de los pueblos, roguemos al Señor. R/. a ella de tu corazón de Padre.
3. Por los enfermos y los atribulados: para que, comprendiendo a la En María no hay nada que no le haya sido dado
luz de la fe la fuerza redentora del sufrimiento, unan sus dolores a expresamente por Tí: ella trae a nosotros tú imagen,
los que Cristo y de la Virgen y los ofrezcan a Dios por la salvación nos hace descubrir tu rostro de amor.
de los hombres, roguemos al Señor. R/. Sin el consuelo de su presencia y la continuidad de
4. Por cuantos estamos aquí reunidos: para que, llevando cada día sus atenciones, nos faltaría una de las pruebas más
nuestra cruz en el seguimiento fiel de Cristo, merezcamos un día evidentes de que Tú estás continuamente cercano a
participar de la gloria de Jesús y de su santísima Madre, roguemos nosotros, para sostenernos, consolarnos, y protegernos.
al Señor. R/. Su mirada bondadosa y su inmensa piedad para
con los pecadores, como somos nosotros, nos invitan
5. Tú que coronaste a María como reina del cielo, haz que los
a creer que tu misericordia es inconmensurable y
difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu
que no se deja vencer por la ingratitud y por la maldad.
reino.
María nos muestra cómo Tú nos amas y nos impulsa
Bendice, Dios Padre de misericordia, a tu pueblo, y, pues pone su
a confiarnos completamente a tu amor.
confianza en la intercesión de la Virgen María, concédele cuanto te
ha pedido con fe. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. ¡Te damos gracias porque te agrada manifestarte
y darte a nosotros a través de ella! Amén.
Santa María, Madre de Dios, ruega señora por cada uno de nosotros,
Y a ti, Madre del Verdadero Dios por quien se vive, queremos
agradecer tu presencia en medio nuestro, queremos agradecer tu sí tus hijos pecadores, no nos desampares en la hora del dolor y del
incondicional al plan amoroso de Dios Padre, aunque esto sufrimiento, antes bien, muestra que eres madre, muestra tu inmenso
implicara el dolor. amor, muéstranos el amor de Jesús, cuídanos como lo cuidaste a Él,
y hablamos siempre de ese Dios que es amor, en tu manos madres
Queremos agradecernos por habernos traído a Jesús el Hijo de
nos abandonamos y abandonamos a toda la humanidad, para que la
Dios, hoy a sus pies, como tú a los pies de la cruz, queremos
recibirlo en nuestro corazón, encarnarlo en nuestro ser y hacerlo cuides, la guardes y la protejas y la cubras con tu manto santísimo,
vida con nuestras obras. condúcenos al encuentro de Jesús y llévanos siempre hacia él.

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