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Mira que Dios te mira…

“Mira que Dios te mira,


mira que te está mirando,
mira que vas a morir,
mira que no sabes cuándo.”

Dios nos está mirando día y noche y llevará a juicio todas nuestras
acciones, palabras, pensamientos y omisiones. Por eso ¡qué santa
debe ser toda nuestra conducta, sabiendo que todo lo que
hacemos, decimos y pensamos, un día será puesto en descubierto;
si no en la tierra, sí en el Juicio final ante toda la creación!
Efectivamente el Señor ha dicho en el Evangelio que no hay nada
oculto que no se revele algún día. Y si no es en este mundo, sí se
sabrá todo en el Día final, ante la faz del universo todo.
Siendo esto así, tenemos que obrar santamente, sabiendo que Dios
nos mira continuamente y premiará todo lo bueno y castigará lo
malo.
Ojalá no debamos un día tener vergüenza por lo que hemos
obrado. Y ojalá que esa vergüenza no sea eterna, es decir, el
infierno, donde estaremos confundidos para siempre.
La gente no piensa en esta verdad, y lo que hace en lo oculto cree
que nadie lo ve y que siempre permanecerá oculto. Éste es un hábil
engaño del demonio que oculta las verdades de la fe para tener el
campo libre a su actuación. Pero será él, el diablo, el primero y
principal acusador ante Dios en el día de nuestro juicio particular al
momento de nuestra muerte. Porque el demonio es el Acusador de
nuestros hermanos, el que los acusa ante Dios día y noche, como lo
dice el Apocalipsis.
Estamos a tiempo todavía. Si en el pasado hemos obrado mal, o no
tan bien, es tiempo de hacer una buena confesión y reparar con
una vida de penitencia y haciendo el bien para contrabalancear y
borrar ante Dios el mal que hemos hecho. Es tiempo de comenzar a
obrar bien, teniendo intenciones rectas, porque Dios nos está
mirando y es Él quien nos juzgará hasta las últimas consecuencias.
Y a Dios no se lo puede sobornar, y cuando pronuncia su sentencia,
no hay modo de apelar a una instancia superior, sino que su
sentencia es irrevocable y certera, porque Dios no falla, y dicha
sentencia quedará para siempre.
Ya lo ha dicho Jesús que lo que se haya dicho en las habitaciones
más ocultas, será gritado desde los techos de las casas.
Pensando en esto, vivamos bien, conscientes de que estamos en la
presencia de Dios, y que en Dios vivimos, nos movemos, y
existimos, y que Él nos juzgará con justicia el día de nuestra
muerte, porque habrá ya terminado el tiempo de la misericordia,
que es el tiempo que tenemos de vida, y comenzará el tiempo de la
justicia.

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