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COMENTARIO DE OBRA - MARÍA ANTONIETA CON SUS HIJOS.

El cuadro Maria Antonieta con sus hijos


de la autora Marie-Louise-Élisabeth
Vigée-Lebrun representa a la reina de
Francia junto a sus tres hijos. El cuadro
está datado en el SXVIII (1787) se trata
de un óleo sobre lienzo de gran
formato destinado para el salón de
Marte en el palacio de Versalles.

El estilo rococó se desarrolla en la


etapa final del barroco. Este, perdura
en el contexto de inestabilidad política
global y la hegemonía francesa
(consolidada en parte por la llegada de
los borbones al trono español, su victoria ante la guerra de los 30 años y la imposición del
absolutismo con el rey sol a la cabeza del imperio) el rococó es el ultimo estilo común en toda
Europa occidental antes de la aparición de la burguesía moderna. Este estilo está dedicado a la
aristocracia, que busca placer y reposo en el arte. Es un estilo rico y sugerente, al servicio de la
comodidad, el lujo y la fiesta, pero a su vez más asequible menos idealizada. busca la belleza
sensual, el lenguaje sencillo, gracioso y natural. Destacan autores como Jean -Honoré
Fragonard y Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun.

Maria Antonieta con sus hijos presenta una composición triangular, separando el hijo varón a
la derecha de la composición con las dos manos alzadas y separado de los demás personajes,
resaltando su condición de heredero al trono. Con una de las manos señala hacia atrás a la
cuna vacía donde debería ir su hermana, la cual falleció a la hora de pintarse el cuadro. Con la
otra mano, señala a su madre y sus dos hermanos. Situada casi en el centro se encuentra la
reina, con un lujoso y sobrio vestido rojo de terciopelo que hace destacar su piel pálida y al
bebé que mantiene en brazos. La figura que aparece a la izquierda del todo es su hija
primogénita, la cual agarra a la reina del brazo y la mira con ternura. La iluminación viene del
lado izquierdo de la composición, en donde se puede destacar también en el fondo la sala de
los espejos del palacio y, al contrario, a la derecha, un tocador del estilo de la época, símbolo
de la monarquía francesa. En la obra se resaltan los colores rojo, blanco y azul principalmente,
los cuales se combinan para hacer destacar a los personajes importantes, la reina y el heredero
al trono.

Este cuadro fue encargado personalmente por la reina para limpiar su imagen tras el escándalo
del collar robado y así, retratarse junto a sus hijos en su condición tanto de madre como de
reina del imperio.

Esta obra de Marie-Louise-Élisabeth Vigée-Lebrun se consolida como uno de los encargos más
importantes que le hizo la reina, a pesar de no conseguir gran popularidad. Este, tiene
influencias claras en cuanto la composición del artista Rafael, además de buscar consejos en su
amigo David Jacques-Louis David

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