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Discusión del concepto "ac olcsceucfa" desde diferentes i;.erspectivas


t ódcas
Psic. Roberto Elga -te

Partimos de la base que la noción de adolescencia es rnultivoca y pcJco


estable. Forma parte d; nuestro 1miverso simbólico compartiendo los ámbitos
de la sociologia, ia antropología, la medicina, la fii.osofia, etc. J\1e voy a referir
en particuiar a las conceptualizaciones psicológicas y"psicoaua\íticas.
Aristótele s ya se refirió a la ado.lescencüi como un determin ado período de
IH vida. La Psicología se ha ocupado de la adolescencia en tén ninos
rlescriptivos. En el siglo XX aparece bibliografía abundante sobre el tema
pasando por la crisis ele originalidad juvtmil de Debesse, la curva de evasión y
rei'omo de Ar:éva1o(filósofo) de. 1a década del 40 hasta 1os perfifos de
madurez
de GesseH entre otras. Se la describe como un tiempo tormentoso, de cambio,
como edad intermedia entre fa nificz y la adultez. El acento stá puesto.1n
tanto el enfoque es desd1::; una -psico logía de la conciencia,- en lo
fonome.noJóg ico, como dije, en lo descriptivo. Concep cio nes positivistas que
\J1.1sc<1ban uniformidades empíricas. Un capitulo aparte son Jos aportes de
Pinget, en los cuales no me voy a detener porque son abordado en Psicología
Edut.:ac.íonai y si bien hab'!a de adolescencia, esta no es su objete, de estucho.
"El psico3nái is is va más allú de lo empírico, ·intentando dar 1.;u<r. nta de
!os procesos psíquicos inconcientes en juego. Y a partir de aquí la noción de
adolescencia pasa a ser intenogada, cuesl ionada y discutida.
¿Se trata de una categoría teórica?, ¿una creación cultura]? ¿nn idea l social?
¿s.e pueden e.stahlecersns fronteras?.
Etimológicamente, adolescencia deriva del latin adolescere que se traduce
como crecer y a su vez procede de alo: alimentar. El participio pasado e-s
adultum: crecido. Adolescente (adolescc ns) es el que crece. Adoles.cenc1a
implica entonces hacerse grande, estar en crecimiento; lo cual ha llevadü a
considerar la adolescencia como· 1a etapa previa a la adultez, cuestión qm
plantea d·ificultade s para el psicoanálisis ya que resulta cmnp1icaclo
caracterizar nociones como crecimiento, madurez o adultez.
Dije que en la literatm-a psicológica y psicmmalit ica, la noctón de
ndoiescencia se muestra co!no poco estable y nrnltívoca: d iversos pensadores
pondrán d énfasis en deten:ii.inados aspectos acerca de la adolescencia.., según
sus marcos refere-nci aies.
Empecemos por eI fundador del psicoarnHsis: Freud no ha:bla de
adolescencia, si de pnbe1iad, pensable como un salto., una iJTopóón que
clescontim'.ia los tiempos de la i11firnc ia. Pero a su vez la infancia no desaparece
11\i.llCa, no caduca y la pubertad no es algo superable sino en el mejor de Jos
casos trarnitable. La edad adulta pasa a ser un mito, junto con los ideales de
estabil idad y equilibrio. Pubertad deriva de pubis: v:ello., cuestión qne de
entrada implica al cuerpo. Metamorfosis de la pubertad es l: manera freud.iana
de nombrar los efectos del segundo despe1tar sexual, de-h1 acometida en dos
tiempos ele la pulsión sexual. ·
Nuevo fit1sexual: la apti tud para el coi.to y la función reproductrora se loman
posibles, !o cual implica el proceso de hallazgo (reencuentro) de objeto.
Tvfoment.o cruc ial ele resignificación de la dramáti'ca edipica qt1e pone en
primer ph:mo la ftmción paterna, en tanto operación de ca traci(m, referenci,i a
la ley de prohibición del incesto que instala el mandato exogámico. Tiempos
de el,tc.ción que. pre.suponen la asunción de una posición sexuada, la
aceptación o rechazo del propio sexo.
Los ritos de iniciación escenifican este pasaje entre "el niño y el hombre",
entrn la vida y la muerte, entTe el paraíso materno y el infierno sexual. Hny
sociedad es donde este tránsito esté1 reglado, transmitido de generacióu en
generación, con la pmticipa.ción de la comun idad en su conjunto. las madres
quedan llorando la muerte sjrnbólica del nil'fo, se hallati en duelo. Los hombres
en cambio o rga1.11zan y participan de ]a ceremonia ritual propiamente dicha
que irnplica una serie <le ac:.tos, son idos, palabras y mcJrcas en el cue rpo. No se:
trata de tm acto puntual sino de una secuencia a lo largo del tiempo. Al
finalizar, un nuevo inte grante ha nacido, lo cual imt)li'ca una ubicación
diforente en el mundo de la ley y <lel sexo que determina una nueva manera de·
lazo social.
Cuando una cultura no ofrece ritos reglados, los púberes .los crean, lo s:
;11. veúta n, construyendo sus propios ritos en ·e1 grupo de pares.
Constituyen entonces hilos fundamentales para intentar inscribir subjet iva mente
las mutaciones dt la pubertad. .Acciones que van desde un viaje de egresados
pasando por los tatuajes 1nast:a adquirir i.nduso a veces la fom1a de intentos de
suicidio (S. Tubert).
La iniciació n, al promover la interro gación de la puesta en escena de lo
imposible del encuentTo sexual, permite construir un mito propio, una nov ela
ante lo irrepresentabJe, ante los enigmas de la sexualidad. En tal sentido, sólo
el mito ha de cerrar el rito, al menos provisoriamen,te. (.1\.1. Howlett).
Estos cambios, esté pasaje no es siu dolor. Son momentos de duda,
ince n idumbre , extrañeza, angustia, inquietud. Aquí podemos ubicar el trabajo
pionero de Arminda Aberastury acerca d.e.l inevitable pasaje por lo que ella
denorüina el triple d11elo: por el cuerpo, la identidad y los padres infantiles. Al
respecto, O t.:.we· Ma nnoni 110s dice: "Los p jaros que mudan de plumaje son

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d.esd ic.hados. Los seres humanos tambi.én nn.tdan, en el momento de la
adolescenci.:c.." Sacarse la . p1umas del o!ro no es <)osa fácil; nó cnen
na'lurnJ111en te , hay qne arrarn::arlas y eso duele: proceso <le corte, j,nposible
ele evitar y a :sn vez siempre fa.ll ído en algi'.m punm. Lacan agregaría: dudo como
separación, como tiempo 1;ógico, duelo por dejar cfo creer en s .x aquel que
co1maba fa falta del Otro, duelo por ese objeto que fu.e para el Otro y que en
tanto perdido se constítuyr en cans,1 del deseo del Sl\ieto. Pasaje iJ1evitah.le por
la ,mgustia c. omo d afecto que no engaña, como traducción su bjetiva del
objeto a, como seiiaJ ante el deseo del Otro. Angustia prescnle en todo
m,:wimiento descante.
A partir de la müad d,;;1 siglo 20 los psicoamüistas comienzan a ocuparse de
la adolesGencia y des{k su perspectiva cada uno irá haciendo sus aportes qne
:tucg,o desarroHareff.lOS en el programa. Así Anna Freud rescata a la
adolescencia como b hija olvidada del psicoanálisis y centra su mirada en la
irrupcional pulsional dd ello que entrn. en conflicto con el yo poniendo err
marc:ha las defonsas, en especial, ascetismo e ini'electualiz (.tc ió u: el s,mto o el
sabio . · 1
· ..
Em Estados Unidos Erikson plantea como central en Ja adok-:scen'cia 1-a
problemática de la 1dentidad, cuestión que es retomada en Argentina por· c eón
y .Rd,eca Grinberg y también por todo el gn1po de i\.rmi.nda Aberastury, quien
a p.artir de los af.tos 60 y 70 comienzan a pub1ic:ar profusam e nte so bre
fldofoscencia. Problerilática de la identidad que a v. ces giró hacia un ideal de
punto ele atTibo adecuado, de proceso terrninado, que nosotros cue tionaremos
en e,I punto del progr.ama " identidad y/o constitución i>Ubjetiva,,.
'Yarnbién en USA Feter Blos1 se centra e11 la adolescencia como moHnento de
despnend .imien to, dice, de <lesasúnie:nto de fas i.magos p,arentales
jnte,rn 1.lizadas, procesos que se efectúan en un n.u.vvimiento pendu.lflr entre
prog;rc::;,ió n y t\:>;gresión intentando establecer lo que él llamó
segunda individ.nación, •en relac1ón a la primern de M. J\.Jahter. En Jngla te
rra D. VVion icoH planteará la adolescencia como tránsi1:o entre la
dep,endencia absoluta iufantil klcia una independencia relativa, 1.m tiempo de
111ecesmia inm durez enfati:mndo desde 81lí los p o tenC'ialcs crr ativos ·--y
abordará enes.!ioues del víncldo adolesc,ent"e adulto qu( retomaré rntis ade]ante.
D·!sde d1stirnos refon:!ntes teú1icos se jntenta dar cuenta de aleo nuevo ¡:i
producirse: apropiación subjetiva de las transforn ac iones y tareas: que la
pubert<.1d impone: se hace n ces.ario construir rn1 marco sün hó !íco, c·ic rta red
sjgnifica:nte. (;01no in tonto de maniobrar m1te la caídi::. del sostén infantil.
"'l de estas cuestiones se trata cnando hablamos de adoles ce ncia , noc ión que
si bien no tiene :::.nstento leór:ico psico unalítico, no obst,mte forma parte de
nuestro universo sirnbólico, compartiendo co.rno d ijmos los ámbit,os de ]a

'l.
medicina, la antropología, la sociología, etc. Si aceptamos esta convención
cuitural y hablamos Je adolescenc ja, como psicoanalistas, deberemos
acercarle determinaciones propias de nuestra disc;jplína.
Propongo concebir la adolescencia como un tiempo lógico, como una serie
de secuencias que implican puntos de viraje en los qne se desmorona la escena
infanti l, con la consiguiente emergencia de angusüa, y se impone el armado de
un nuevo abrochamiento fantasmático en térmü1os de fabricar uu mito propio.
Mito como relato inverosímil de algo que no tiene explicació n, de una vacío
en la trama de la historia ; se le da relato al e11igma, manera de constn1ir un
fantasma ( que luego podrá ser deconstruido). Fantasma como escena, cuadro,
marco, como sostén de deseo,.que al decir de Lacan tiene valor de axioma, en
el sentido de sentencia, de aquello que no necesita demostración.
Diji mos junto a Freud: aptitud para el coito y capacidad reproductora , pasaje
de la posición hijo a la posición padre (a advenir). Entonces adolescencia
como mov1m1ento, tra ns ic ión, pasaje de una posición a otra. El sistema
identifícatorio se colapsa, habrú que buscar nuevos modelos ident1ficatorios.
En ob.as palabras, asistimos a una desestabilización del montaje ünaginario y
simbólico por la emerge ncia de lo real biológico; en tal sentido son momentos
de vacilación fantasmática, de caí.da de un soporte, cuestión que nos lleva a
pensar en la angustia y sus trincheras.
Se trata de tiempos de estn1Ctmación subjetiva, de intentar reconocer y
marcar un orden de imposibilidad , castración, caí.da de los objetos de la
imagen plena del narcisismo: único -ca mino posible parn la producción de un
sujeto dese.ante.
La adolescencia entonces puede pensarse como los lÍempos en los que se irá
T .
produciendo cierta apropiación de la palabra y de la responsabilidad por las
co11secuencias de sus actos. Secuencia que transita entre el empuje de la
pubertad , ritos de iniciación mediante, hacia la posi.bilidad de volverse
respousable, imputable por lo que se hace o no se hace, encrncijada que el
imaginario social llamará adu1tez.
Responsabilidad, imputabilidad que tocan el tema de la marca ele la ley.
Sabemos junto a Freud- Lacan de la amalgama indisociable enlre deseo y ley.
Diremos entonces: subjetivación de Ja ley que abrirá las puertas del
movimiento deseante, en el mejor de !os casos.
Saucmos que en el origen de la socieda d human a se encuentra la ley. Ley
que deten1Tina y saucioJrn los si y los no, io que se puede y lo que no se puede.
La cultura será un efecto de la ley. Toda organización social a.sienta y sostiene
detenninadas resh·ie<;íones que implica sujec ión a ieyes; las lla mamos pautas
culturales , normas que van a determinar los intercambios entre los integrantes
ele tma sociedad. Y sabemos que estar en la cultura implica 11n malestar
estructural. Como psit oanalistas no podemo dejar de pregtrntarnos por las
partic,.;ufaridades del malestar en fo cultura en ei inomento act ual , por la
subjetividad de nne-.stra época. Será únicamente en reterencia a este contexto
qu; podremos escuchar y desplegar las cue,stioues de la sinlOmatología
ado lesce nte, de los ruidos que los adole:,centes hacen.
En estas secuencias de armado adol.escen te, de búsqueda de un lugar en el
1,;ntm do, juegan un pape.1 relevante ]ns signifo;)antei;; que vienen del Otro.
Sabemos que todo Sl{ieto es un se r socia1l, se vudve bu mano e n d contacto
con IJs palabras del Otr;r . Y en la adol·escencfa. son frmcfamentales las
marcas y snndones dei Otro soc·ial, encarnado por el 1m1ndo adwlto, en términos de
su eslT11c1 uración psiquica .
ln:sistiipos en que es vital parn la estruct urac ión ps quica ad ">le sce n te, ei
poder .eii.cont rar un lugar de anclaje, un soporte s imbólico, un marco, un
referente para poder vivir. A esto 'lo llarnam.os .inserc ióni. social. f nstitnciones
sociaJes en un amplio especti-o que van des de la céluln d,e la famiha hasta las
instituc i(>nes ed.uc.1. t1v.as, laborales; deporti v::is , rel.igip 1as, po!íricas, etc·.:
responsabilídad de un Estado que contenga. Y aquí r cordemos a Dom-Jd
'vi/innico!t cuando resa1ta la import.anc1a de la presencfrh de la palabrn de l
adulto frente a un adolescente que crece, adulto en condiciones de ofo:rta.r un
espacio de contencjón ví,a la confrontai jón{confront ar: ca.rea: una pers-ona con
otra: carear alude a la búsqueda de la verdad), adulto que 110 :]bdique de su
función ni de sus colores, qne pueda sostener la diferencia 11:e neracional.
marca cstruct uranle de la función patelí.na, siempre fallida en algúv punto.
.f. Lacan plantea Ja consideración del t·ie mpo lógico, desa1T0Hann\> la noción
fre11diarn:-1 de a post-erior i con los aportes de b lógica matemática y la noción
de verdnd conjeturnl. Se trata de un tiempo que va más allá de la c r ')no1ogia,
de una secuencia hí: tórica de sucesos. Es la lemporalidad en la conmitvción de
una estructu ra. Se trata de establecer cuales son tos requisitos lóg_i<',os p ,ra por
eje mp lo, h1 formac ión del yo, la pubertad, etc. La.can le asigna i1.-npl
wtimcia a las es1mctw:as sinc rón icas- o inte mporn1es, rr1 is bjen
que a 'tas « fa:1 es " evo lu tivas. Cmmdo habla ele "los tres tiempos del
Complejo de· Edipo" eJ ordenami< nto se basa en prioridades
lógicas y no en una •;ee ue n\ ¡ a crono lógica.
Así, l i ausenc ia en la const itnción de tma estructura :>:s con
eo nsecuenc:i.ias. Es un tiempo producto de ar[icnlmjones lógicas.
El cambio 110 es vfato como un movim iento gra..--foa'I o suave a lo largo d•:: un
c ontínium, : ino·como el abr,upto pasqje de ,ma estrnctur-a discreta a otra. A ,
pensamos la adoles1.::e ,cé rno salto, d iscontin uidad de los tie mpos de fa.
ncia
üifancin.
Otras formas <le psicoanáhsis como fo psicología del yo, se basan en 1.ma
concepción .!inenl del tiempo, hacen una Jec turn evol utiva de Fre\ td,

.',
subrayando la evolución secue ncinl de la sexualidad del niño, como un
progreso a partir de ia fase oral hm,ta la madurez de la fase genital. Lacan
abandona por completo esta concepción lineal del tiempo, testo que en la
psiq·11e e l tiempo puede actuar igua11m.:nte e11sentido inverso, por retroacción y
antid pació n. Cuestiona la lectura gí ne t"ista que algunos hace n d e
Freud descríbiéudola como " una mit o log ía de la maduración 1nstintiva''.
Sostiene que la etapas o
fases (oral, anal, etc.) ·no son fenómenos bioló gi cos o bse
r·vables que se desarrollan naturalmente siuo que son estn 1ctura s má
com pleja:). Las etapas µregenit <1,le no son momentos on.!enado
cronológicamen te del <lesa n-ollo del nifio s ino estructuras esencia lme t
intemporales, que se proyecta11 retroactivamc nte sobre el pas<'ldo; "
son orde.nadas en la .re troacció n del complejo de Eclipo. La adolesce ncia
entonces no p uede ya concebirse como un.a fase de fra_nsic ión dentro
de esqnema preestablecido. Algunos prefieren (el , aso de Silvia T uber t) hablar
de esf.rur..:tura mítica en términos de una m:·eva encarnación simból ica de uno
mismo en relación a la muerte como coiie,, en vez <le fase o etapa. Otros como
ya d jje, hablan.de tiempos lógicos.
Desde esta perspectiva, entonc es la ado tescencia , a diferencia de enfoqLles
psic(dóg icos ge netistas , pasa a pensarse como dijimos no pl1ede pe nsarse
como una supuesta evolución armónica nnl11ral y secuencial sino como algo
disruptivo que in-umpe: seg undo des pen ar sexual que conlleva tareas y
desafío s a .realizar. Tiempo de desencue,ntro entre la pulsió11, el o bje to , el
cuerpo y la elección sexuada. Tarea.s que desde la perspectiva de nuestra
cátedra pensamo s como viraje entre la caída del sost n identifícatodo infantil,
angustia mediante hacia la posibilidad de armado de un nuevo sopor t·e
,.. fantasmático. Cuestió n que nos permite considerar los tiempos de ia
adolescencja como los de la apropiación subjeti va del segundo despertar
sexual y de la co nsig uiente inserción social. Y aquí enfatizamo s, dado que la
asig nat ura se dirige a futuros docentes, la importancia de los significantes que
viene n de i Otro, o sea, del lugar de·l adulto, en este caso del docente como
· aquel que pueda ofertar un sostén desde su lugar. ¿Cómo? A través de sus
palabra$ y sus actos.: seg ún los autores aguí se habla del docente corno modelo
ide m ift catorio, como adulto que se ofre<.:e para la confrontac ión, como marca
de función p atern;1.

Bahía Blanca abril de 2003

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