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Pera
Pera
La pera, nativa de Europa oriental y Asia occidental, fue una de las frutas preferidas de los
reyes persas y con posterioridad se aclimató en Grecia, donde los romanos se familiarizaron
con su cultivo.
Fueron ellos quienes la extendieron por el resto de Europa y la introdujeron en España a través
de la cuenca del Ebro. En sus banquetes no solía faltar.
Propiedades de la pera
Su gran jugosidad la hace refrescante, útil para aplacar la sed, y un buen recurso frente al calor
del verano, sobre todo si se toma licuada.
Se trata de una fruta muy pobre en grasas y proteínas, pero constituye una buena fuente de
energía gracias a sus hidratos de carbono (10,6 %). Estos se encuentran en forma de azúcares
simples, mayoritariamente fructosa, que es bien tolerada por las personas diabéticas.
Las virtudes de la pera pueden enumerarse diciendo que es un alimento diurético, uricolítico
(disuelve el ácido úrico), depurativo, laxante, remineralizante, estomáquico, astringente y
sedante.
De manera que su uso estará indicado sobre todo en estos casos: reumatismo, gota, artritis,
estrés, anemia, diarrea, obesidad e hipertensión arterial.
Esta fruta constituye una fuente de energía rápida. La mayor parte de sus calorías se
encuentran en forma de azúcares, pero debido a la presencia de levulosa es muy bien tolerada
por los diabéticos.
Es una fruta de fácil y rápida digestión cuando está tierna y madura. Quienes tengan un
aparato digestivo delicado, pueden tomarla cocida. Pierde así, no obstante, gran parte de su
contenido vitamínico, aunque no los minerales e hidratos de carbono.
La pera ejerce una suave acción astringente y evita la putrefacción y flatulencias intestinales,
típicas por ejemplo de la colitis.
También está indicada en el caso de exceso de peso. En efecto, cuando se desea eliminar grasa
o combatir una retención de líquidos, la pera es un alimento muy conveniente. En primer lugar
por su bajo contenido calórico y en segundo lugar por su elevado poder diurético (mayor
eliminación de agua a través de la orina).
Los flavonoides, unos pigmentos naturales que protegen la fruta de las radiaciones solares, le
otorgan propiedades antioxidantes.
La pera en la cocina
Existen más de mil variedades de pera, siendo las más comunes en nuestros mercados: la
limonera, ercolina, blanquilla o blanca de Aranjuez, Williams, Conference y Pera de San Juan.
Estas variedades permiten disponer de la pera gran parte del año, a precio razonable y sin
tener que recurrir a productos de cámara desvitalizados.
Son ideales en zumos y licuados. Y resultan una delicia en ensalada, con lechugas variadas y
frutos secos. Las lechugas con las que mejor casan son la endivia y los berros, pues quedan
suavizadas.
Siempre que se cocine la pera, en una compota, una tarta o una crêpe, o simplemente cuando
se haga asada, es importante potenciar el sabor con alguna especia (jengibre, canela o anís
estrellado).
También es clásica la combinación de esta fruta con el chocolate, y la receta que mejor
representa esta exquisita alianza es la de "peras bella Helena", un elegante pero sencillo
postre francés del París del siglo XIX.
Otro maridaje sorprendente es con la castaña, que se puede disfrutar, por ejemplo, en una
compota de peras y castañas asadas.
CONSERVACIÓN
Tras comprarlas, hay que comerlas de inmediato o conservarlas en la parte baja de la nevera,
no más de dos o tres días.