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I. INTRODUCCIÓN ………………………………………………………….. . 3
Bibliografía.……………………………………………………………………... 131
I
INTRODUCCIÓN
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1
Puede verse Fiction et diction (G. Genette, 1982).
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
I)
Alguna vez tuve la tentación, eficazmente desmentida por la pereza,
de escribir un breve tratado sobre la pinacoteca del Nautilus, a la que Julio
Verne dedica una docena de líneas en el capítulo undécimo de Veinte mil
leguas de viaje submarino. En materia de pintura, el capitán Nemo, que ni
siquiera en su exilio bajo los mares había renunciado al lujoso deleite de los
brocados y las arañas fulgurantes y los divanes de terciopelo rojo, era un
dilettante aplicado a los gustos del Segundo Imperio, y si bien es cierto que
poseía un Delacroix y un Ingres, también incurría, imperdonablemente, en la
devoción por el mediocre Meissonier, que fue el pintor más amado por
Marcel Proust en su adolescencia, lo cual prueba que ni aun los mayores
artistas y los más severos renegados están continuamente a salvo de la
vulgaridad.
II) Nos sentamos en un banco de piedra en un rincón escondido, entre dos árboles
cargados de hojas, con un mirlo que salía de abajo, iba de un árbol a otro dando
pequeños gritos, un poco roncos, y estábamos un rato sin verle hasta que volvía a
salir de abajo cuando ya no pensábamos en él, y volvía a hacer lo mismo. […]
Y mirando el mirlo fue cuando el Quimet empezó a hablar del señor Gaudí, que
su padre le había conocido el día que le aplastó el tranvía, que su padre había sido
uno de los que le habían llevado al hospital, pobre señor Gaudí, tan buena
persona, mira que muerte más miserable… Y que en el mundo no había nada
como el Parque Güell y como la Sagrada Familia y la Pedrera. Yo le dije,
demasiadas ondas y picos. Me dio un golpe en la rodilla con el canto de la mano
que me hizo levantar la pierna de sorpresa y me dijo que si quería ser su mujer
tenía que empezar por encontrar bien todo lo que él encontraba bien.
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2. El cuento
enunciación colectiva. Estas y otras muchas manifestaciones constituyen lo que Jolles (1972)
denomina formas simples, cuyo origen no está en la literatura sino en el discurso cotidiano o en la
tradición oral. Pero dichas formas se harán complejas cuado sean sometidas a un tratamiento
específicamente literario; por lo que la relación entre formas simples y complejas es esencialmente
histórica, ya que las últimas hacen una integración de las primeras de forma individualizadora y
cultivada.
4 Sin que ambos campos lleguen a estar definitivamente delimitados por la ambigüedad que
existe en cuanto a la época, relato mítico y cuento popular son cosas distintas, puesto que el
“érase una vez” implica un tiempo histórico y no una era de la creación o perteneciente a los primeros
hombres, como tampoco alude a una edad de oro (A. Garrido, 1993: 349).
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5 Sobre estructuras y técnicas de la cuentística medieval, tales como la novela marco, la caja china,
el marco dialogado, etc. trata el libro Cuentística medieval en España: los orígenes, de Mª Jesús Lacarra
(1979).
6 Se da cuenta de una diversidad de enfoques teóricos y trabajos monográficos sobre el cuento
en Teoría e interpretación del cuento, editado por Peter Fröhlicher y Georges Güntert (1995).
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7 Se puede encontrar una visión amplia y variada de la evolución del cuento en los últimos
años del XX, además de una diversidad de trabajos sobre autores y obras en El cuento en la década
de los noventa, J. Romera Castillo y F. Gutiérrez Carbajo (Eds.) (2001).
8 En “El cuento como género literario”, L. Beltrán Almería (1995) ha llevado a cabo una síntesis
de los rasgos que las teorías retóricas han venido señalando para el género.
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3. La novela
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De manera dilatada, este autor ha definido la novela como texto que partiendo de hechos
acaecidos, que pueden acaecer, o totalmente ficcionales se sirve de procedimientos lingüísticos,
estilísticos y poéticos para transformar dicha historia en un relato coherente, generalmente en
prosa y de cierta longitud; dicho producto discursivo contiene la historia de algún personaje, en
una relación problemática con la realidad.
10 Puede verse una introducción a la novela primitiva en Los orígenes de la novela (C. García
Gual, 1972).
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hazañas del caballero medieval, cuyo antecedente está en la canción de gesta; pero
el modelo del caballero errante, representado por Amadis (1508), dejará de ser
épico en la segunda mitad del XV, cuando sobrevenga la degradación del sistema
feudal y con él su modelo caballeresco. La posterior aparición del héroe barroco,
que señala a El lazarillo, supondrá una reacción contra la idealización del héroe y
la sociedad anterior, viniendo a actuar de anti-héroe frente al Amadís. Así pues,
tras la primitiva novela de aventuras llegará la novela histórico-galante,
transformándose el caballero medieval en caballero del siglo XVII; con él la obra
se acercará a la sociedad, dando ya a los personajes nombres propios de su época.
La novela va a quedar consagrada en este siglo con Don Quijote, donde se cruza el
héroe de aventuras y la sátira de los libros de caballerías. Y en el XVIII, cuando ya
no se lucha con las armas sino con las buenas maneras, el héroe dejará también de
cultivar la guerra para cultivar la palabra.
De este modo, el héroe de la novela ha pasado históricamente del caballero
feudal al pícaro, de éste al héroe burgués, hasta acabar en nuestros días siendo su
protagonista el sujeto psicológico. La entrada en escena de la dimensión
psicológica acabará definitivamente con el personaje heroico, sustituido en la
novela del XX por otro de carácter fragmentado. Esta nueva visión del personaje
tiene que ver con la actual noción de sujeto dividido y múltiple; la primera nos
llega con el descubrimiento de la condición dual del ser por parte de Freud,
después entenderemos el sujeto como pluralidad, asumiendo las teorías de Jung. Se
debe a esta realidad cultural que la representación de dicho sujeto tenga una
identificación formal con los procedimientos del psicoanálisis. En el XX la visión
del ser y del mundo difiere de la que guio a los novelistas del XIX, concepción que
aboca al escritor a romper con la novela clásica y su idea del personaje unitario de
proyección histórica. Frente al tiempo histórico (objetivo, lineal y progresivo) de
la novela clásica aparece el tiempo psicológico (subjetivo, interior, irregular,
discontinuo), dando lugar a una nueva noción que condicionará la representación
estética del tiempo, llevando a probar técnicas que quieren imitar el ritmo de la
conciencia11.
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II
NARRATOLOGÍA DE LA HISTORIA
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Discurso narrativo:
Era la una de la tarde cuando Luis, que esperaba a Javier desde hacía media hora
en la estación de Ávila, ha visto llegar el tren procedente de Madrid en el que viajaba su
amigo. Poco después abandonaban la estación, mientras el recién llegado comentaba a su
compañero que, pese a los treinta minutos de retraso, el tren se había puesto en marcha a
la hora prevista. Reservé ayer un billete para el Regional que sale de Atocha a las once
dijo Javier, aunque he llegado una hora antes a la estación para tomar café con un
compañero de estudios, que ahora trabaja en RENFE.
Javier reserva un billete para el Regional Madrid – Ávila de las once horas.
Llega a la estación de Atocha a las diez de la mañana. Toma café con un
compañero de estudios que trabaja en RENFE. Sube al tren, que se pone en
marcha inmediatamente. El Regional acumula treinta minutos de retraso,
durante el trayecto. Luis espera la llegada de Javier en la estación de Ávila. Ve
llegar el tren a la una de la tarde. Luis y Javier abandonan la estación, poco
después. Javier le comenta a Luis las circunstancias del viaje.
12 A la hora de realizar consultas bibliográficas sobre el tema, hay que tener en cuenta que
algunos críticos siguen la terminología propuesta por Mieke Bal (1987), quien denomina fábula a la
historia y trama o historia a lo que aquí entendemos como discurso. Pero también podemos oír
hablar de historia y de trama, según la opción propuesta por A. Garrido en El texto narrativo (1993).
15
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Síntesis de contenidos:
13 Si se quieren conocer, con mayor profundidad, los procesos que están en la base de las
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14El catálogo de funciones relacionado por Propp es el siguiente: 1) Alejamiento (Uno de los
miembros de la familia se aleja). 2) Prohibición (Recae una prohibición sobre el héroe). 3)
Transgresión (La prohibición es violada). 4) Conocimiento (El antagonista entra en contacto con el
héroe). 5) Información (El antagonista recibe información sobre la víctima). 6) Engaño (El
antagonista engaña al héroe para apoderarse de él o de sus bienes. 7) Complicidad (La víctima es
engañada y, sin ser consciente, ayuda así a su agresor). 8) Fechoría (El antagonista causa algún
perjuicio a uno de los miembros de la familia del héroe). 9) Mediación (La fechoría es hecha
pública, se le formula al héroe una petición u orden, se le permite o se le obliga a marchar). 10)
Aceptación (El héroe decide partir). 11) Partida (El héroe se marcha). 12) Prueba (El donante somete
al héroe a una prueba que le prepara para la recepción de una ayuda mágica). 13) Reacción (El
héroe supera o falla la prueba). 14) Regalo (El héroe recibe un objeto mágico. 15) Viaje (El héroe es
conducido a otro reino, donde se halla el objeto de su búsqueda). 16) Lucha (El héroe y su
antagonista se enfrentan en combate directo). 17) Marca (el héroe queda marcado). 18) Victoria (el
héroe derrota al antagonista). 19) Enmienda (la fechoría inicial es reparada). 20) Vuelta (el héroe
vuelve a casa). 21) Persecución (el héroe es perseguido). 22) Socorro (el héroe es auxiliado). 23)
Regreso de incógnito (el héroe regresa, a su casa o a otro reino, sin ser reconocido). 24) Fingimiento
(un falso héroe reivindica los logros que no le corresponden). 25) Misión difícil (se propone al
héroe una difícil misión). 26) Cumplimiento (el héroe lleva a cabo la difícil misión). 27)
Reconocimiento (el héroe es reconocido). 28) Desenmascaramiento (el falso queda en evidencia). 29)
Transfiguración (el héroe recibe una nueva apariencia). 30) Castigo (el antagonista es castigado). 31)
Boda (el héroe se casa y sube al trono).
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─ El Sujeto (S) es el que realiza la Función (F); el Objeto (O) es lo que desea
el sujeto (sea persona, cosa, cualidad, valor, etc.).
Juan (S) quiere (F) a María (O); María (D) corresponde (F) a Juan (R)
Juan y María (S) son invitados a reunirse en una fiesta por sus amigos (Ay.)
15 M. Bal (1987: 43) se extiende a propósito de los diversos aspectos de los actantes en las
diferentes fábulas, tales como las duplicaciones que se dan entre los papeles actanciales, la
competencia y otros rasgos del estatuto de los actantes en relación con la verdad
(existencia/apariencia). Esta última oposición puede ser la base clasificatoria de una tipología
narrativa, según expone dicha autora: “Las fábulas que muestran una influencia predominante del
secreto en su estructura actancial (por ejemplo, ciertos mitos y cuentos infantiles) se podrán
oponer como categoría separada a las fábulas en las que la estructura viene determinada por una
mentira [...]. En las novelas de espías predomina el concepto de mentira. Esta división en clases de
actores nos ayuda a interpretar y elaborar tipologías que afinen nuestras definiciones de los
movimientos literarios, y a contrastar fábulas que parecen bastante similares a primera vista, pero
que se demuestran diferentes en puntos fundamentales; o, por otra parte, nos permite comparar
las estructuras actanciales de fábulas en apariencia muy distinta. Un análisis de este tipo puede
dar lugar a que aparezcan aspectos inesperados del significado”.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Según puede verse, entre dos actantes media una función (F), luego son
éstas las que relacionan los distintos roles actanciales16.
Dando un paso más, R. Barthes quiere llevar a cabo una definición de los
niveles de articulación que, yendo de unidades menores a mayores, estructurarían
la narración. Para ello perfila el concepto de función (tomado del modelo de
Bremond) y el de acción (basado en los actantes de Greimas), pero definiendo
también el plano integrador del relato, es decir, donde se establecen ya las
relaciones entre emisor y receptor:
16 Al igual que Greimas, T. Todorov encuentra que, al imagen del sistema de relaciones que se
establecen en la vida social, dentro de una cultura, las que mueven a los actantes de un relato
pueden clasificarse en una de las tres áreas del comportamiento: la del desear, el comunicar y el
participar. Dichos predicados tendrían un carácter básico en la secuencia, mientras que las demás
funciones que se den en el relato vendrán sometidas a reglas de derivación. A su vez, estas últimas
podrían resultar reglas de operación, cuando cada uno de los predicados básicos cuenta con otro de
signo contrario (amar/odiar; participar /obstaculizar), o reglas de pasivo, que implican la
correspondencia en cada relación; es decir cuando, como hemos visto en el ejemplo que ponía M.
Bal, Juan quiere a María y ésta le corresponde.
Por todo ello, el análisis de la historia requiere la descripción de una base estática,
compuesta por elementos como los agentes, los predicados y las reglas de derivación, y de otra
dinámica, que vendría dada por las reglas de acción, con las que se transforman las relaciones entre
los personajes.
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2º. Nivel de las Acciones: Se constituye con los papeles desempeñados por
los actantes; estos se moverán en acciones de deseo (búsqueda), de
comunicación y de lucha. Es aquí donde reside la actuación de los agentes y
pacientes de las funciones.
Virtualidad: Javier reserva un billete para el Regional Madrid−Ávila de las once horas.
Desenlace del acto: Toma café con un compañero de estudios, que trabaja en RENFE.
Según la función que los hechos tienen en el relato, Barthes los ha clasificado
en núcleos y catálisis; los núcleos o funciones-nudo son importantes para el
progreso de la historia, bien porque se encargan de regular a los demás, bien
porque abren o cierran acontecimientos fundamentales de la misma. Las catálisis,
por el contrario, recogen funciones secundarias y su importancia afecta más al
discurso que a la historia.
17 En cambio Hendricks (1973) propone que cada función conste de dos actores y una acción,
lo que lingüísticamente se formularía como una oración con un sujeto, un predicado y un objeto
directo (que sea actor); los que no muestren tal estructura serán no funcionales. Para este autor
“Javier llega a Atocha a las diez de la mañana”, por ejemplo, no sería funcional porque no consta
en dicha proposición el objeto directo.
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2. 2. Actante y Actor
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18 También Mieke Bal (1987) que denomina elementos a los componentes de la fábula y aspectos a
los del discurso (que, como sabemos, ella llama historia), encuentra que mientras unos tienen
carácter estable o fijo, como los objetos, otros son de naturaleza mutable o dinámica, como los
procesos. Pero, además de los elementos descriptibles establecidos por Bremond y Greimas
(acontecimientos y actores), esta autora va a contemplar, con buen criterio, como constituyentes de
la fábula el tiempo y el lugar de la historia.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Serie compleja:
SI
1. Javier busca argumentos para entablar conversación con su compañera de
asiento.
2. (J.) Hace un comentario sobre la versión cinematográfica del libro que lee
ella.
3. La joven reacciona a las ideas estéticas que expone Javier.
S II
4. Marta anuncia a su interlocutor que pronto llegará a su estación de destino.
5. Acuerdan seguir conversando sobre literatura y cine el próximo sábado.
6. Marta se apea del tren en las Navas del Marqués.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
S III
7. Javier encuentra una tarjeta personal de Marta al abandonar su asiento.
8. (J.) Entiende que ella desea facilitar el reencuentro.
9. (J.) Decide contactar con Marta en cuanto regrese a Madrid.
SI
1. Javier busca argumentos para entablar conversación con su compañera de
asiento.
2. (J.) Hace un comentario sobre la versión cinematográfica del libro que lee
ella.
3. La joven reacciona a las ideas estéticas que expone Javier
S II
4. Marta anuncia a su interlocutor que pronto llegará a su estación de destino.
5. Acuerdan seguir conversando sobre literatura y cine el próximo sábado.
6. Marta se apea del tren en las Navas del Marqués.
S III
7. Javier encuentra una tarjeta personal de Marta al abandonar su asiento.
8. (J.) Entiende que ella desea facilitar el reencuentro.
9. (J.) Decide contactar con Marta en cuanto regrese a Madrid.
6. Luis está esperando la llegada del tren en la estación, desde las doce
y media.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Síntesis de contenidos:
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
3. Categorías de la historia
Los conceptos que hemos visto en el punto anterior pueden funcionar como
instrumentos descriptores de la historia, considerada ésta como una relación de
acciones-funciones que se suceden en orden lógico-cronológico. En tal sentido,
operaríamos formulando proposiciones que expresen unidades mínimas de
significado y representen las funciones claves de la fábula, de manera que
agrupadas en tríadas conformen secuencias. Algunos autores piensan que la
unidad mínima descriptible debe ser el proceso, integrado por un grupo de
secuencias que cooperan en determinado significado; de este modo, el proceso se
abre y se cierra al producirse un cambio de signo en el transcurso de la historia.
Sin embargo, Bremond entiende que la unidad mínima de análisis tendría que ser
la serie elemental, constituida por tres procesos que se correspondan,
respectivamente, con los significados mejoramiento, deterioro y reparación.
En definitiva, lo tratado hasta aquí nos va permitir hacer un revelado de la
fábula, atendiendo a los acontecimientos claves de la Acción; ahora entraremos a
ver los elementos que deben ser descritos en relación con el estudio de la diégesis,
término aristotélico que ha sido retomado por la crítica narratológica del XX, para
referirse a la historia relatada (Relato). Vamos a estudiar como categorías diegéticas
el Personaje, el Espacio y el Tiempo representado.
3. 1. El Personaje
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
20 En la revisión que A. Garrido (1993: 94) hace de los estudios del personaje distingue una
tipología formal, centrada en el personaje propiamente dicho, y otra tipología sustancial, referida a los
papeles actanciales.
21 Su propuesta recoge una tipología de dichos modos según la mímesis, combinando criterios
pragmáticos (de presentación) y temáticos (de representación), de las cuales resultará la siguiente
jerarquía genérica, dispuesta por el orden histórico en el que se han ido manifestando:
Mito: Definido por la naturaleza divina del héroe y su superioridad sobre los hombres.
Leyenda: Cuyo héroe es superior al hombre ordinario.
Tragedia y epopeya: Corresponden a un género mimético caracterizado por la superioridad del
héroe sobre los otros hombres, aunque sin situarse por encima de las leyes de la
naturaleza.
Relato realista y comedia: Género mimético inferior en el que el héroe, condicionado por las
leyes de la naturaleza, es similar al lector.
Sátira e ironía: Donde el héroe es inferior al lector, situándose por debajo de las leyes de la
naturaleza.
22 Considera M. Bal (1987: 84-88) que los actantes son una clase de actores considerados en sus
relaciones entre sí, y explica que mientras un actor constituye una posición estructural, un personaje es
una unidad semántica completa.
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23 Para ampliar este punto puede verse Aspectos de la novela (E. M. Forster, 1983).
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plana permanecerán inmutables en sus funciones, tal como ocurre con los
sucesivos “amos” de Lázaro, cuyos caracteres vienen determinados por la
permanencia de sus atribuciones.
Definiremos a un personaje como redondo cuando presente un cuadro de
cualidades, cuya complejidad denote sensiblemente una evolución psicológica;
como es obvio, desde el punto de vista histórico-cultural, no podremos tener
muestras literarias de este tipo de personaje hasta que se adquiera conciencia
de que el individuo posee tal propiedad. Por el contrario, clasificaremos como
plano al personaje que ostente ciertas propiedades en un cuadro fijo. Así
aparecen construidos los personajes primitivos y los arquetipos (vacíos de
dimensión psicológica); también los personajes funcionales, es decir, los que
actúan como estereotipos o se construyen en base a una función (el
mayordomo, el conductor, el camarero, etc.).
3. Por su condición referencial los personajes, al igual que los espacios24, pueden
ser clasificados en históricos, realistas y fantásticos.
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El suministrador de Biblias
(Los libros arden mal, Manuel Silva, 2007: 375. Ed. Punto de lectura)
Lo que hace la voz narradora es eclipsarse para que sea el personaje Gabriel
quien se encargue de definir, en este caso, a otro personaje, aparentando que la
historia “se cuenta sola”, sin la intervención del narrador. Aplicando a la
narración procedimientos de transvocalización y transfocalización -patentes en
ese “pensaba Gabriel” que hemos subrayado en el texto- se consigue producir el
efecto de que se narra una realidad no mediatizada por quien cuenta la historia (el
narrador). Al respecto, debemos entender que dicho modo de representación
verbal está basado en la justificación del “saber narrativo”, opuesto a los
procedimientos omniscientes del narrador tradicional. Tal construcción atiende
también a esa idea de eliminar la tiranía ejercida por la voz narradora, como
descriptora en la narrativa clásica de todos los elementos de la historia, que tan
desacreditada ha estado en el siglo XX.
Pero, además de intervenir en la conciencia y expresión del personaje, el
narrador mediatiza su imagen cuando incorpora al discurso descripciones y
comentarios que tienen, para el lector, un efecto prefigurador de aquél. La
incorporación al discurso narrativo de la descripción, sobre todo la etopeya, y los
comentarios que hace el narrador están igualmente relacionados con el punto de
vista, puesto que representan un conocimiento de la historia “por encima” del que
posee el personaje, cuyo dominio se revela mediante la omnisciencia narrativa.
Este es el tratamiento que da al relato el siguiente narrador:
[…] Ante tal sugerencia del portero, el propietario del 4º D levantó las cejas y
esbozó una sonrisa irónica. Con este gesto escenificaba su desprecio evitando
responder.
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25 Así lo ve también M. Bal, entendiendo que el espacio y el tiempo representado deben ser
Bachelard (1965).
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Para desarrollar una tipología del espacio habría que considerar diversos
aspectos; sería imprescindible llevar a cabo su definición como espacio interior o
espacio exterior, así como su condición de escenario cerrado o abierto, porque
ambos opuestos suelen constituirse en la ficción como metáfora de la situación
anímica o psicológica del personaje. Una comprensión estandarizada del espacio
nos dice que al escenario abierto le corresponde el espacio exterior y guarda un
paralelismo estrecho con los actos de liberación del sujeto, con las rupturas y
reconducciones vitales que el adopta; en cambio el espacio cerrado se relaciona
con atmósferas de interior y significados de asfixia anímica o situación mental de
aislamiento.
Sin embargo, en la psicologizada narrativa del XX constituye igualmente un
tópico la relación inversa, porque el contexto cultural de nuestros días reconoce la
paradoja de que sea en la intimidad donde el sujeto alcanza la verdadera libertad.
Hallamos un buen ejemplo de la construcción del espacio como reducto interior,
donde el pensamiento se libera y la fantasía es activada con efecto reparador en El
cuarto de atrás (C. Martín-Gaite, 1978), en cuyo universo diegético el ámbito
cerrado es construido como símbolo de la expansión imaginativa y creadora del
personaje. Igualmente, pese a que los escenarios rurales adoptan en la narrativa
tradicional la categoría de espacio abierto, nos resulta comprensible como
referente de nuestro tiempo que el espacio de Mágina, en El jinete polaco (A.
Muñoz Molina: 1991), adquiera un significado de encierro para el joven personaje
que sueña con la libertad que puede darle la vida en una gran ciudad. También
entendemos muy bien que un lugar multitudinario sea el entorno en el que el
sujeto se sienta más aislado, tal como funciona el espacio en las historias de
soledad e incomunicación urbana; al igual que todos hemos experimentado la
libertad que se siente al entrar en el reducido ámbito familiar, o en el que para
nosotros es habitual, porque nos permite ser uno mismo al margen de
condicionantes sociales.
Pero además, teniendo siempre presente la condición de invención que
asiste a la ficción narrativa, cabe atender a otra descripción ineludible cuya
clasificación deriva de la capacidad referencial que tienen los lugares nombrados
en el relato, es decir, la que viene estrechamente ligada a los tipos de mundo
representado27:
27 Como es obvio, en la obra de ficción todo es ficticio, aunque ésta aluda a referentes que
existen en el mundo exterior y señalen realidades concretas de la realidad empírica, como puedan
ser los personajes o hechos históricos, los lugares geográficos, las ciudades, etc. Luego, lo que
conviene distinguir en este punto es el estatuto del referente, circunstancia sobre la que Martínez
Bonati (1992) ha señalado tres tipos de objetos:
1. Referentes reales: son empírica o históricamente verificables.
2. Referentes ilusorios: son resultado de autoengaño o falsa interpretación.
3. Referentes ficticios: fruto de una actividad creadora consciente.
Serán éstos últimos los que se encuentren en cualquier obra de ficción (verbal o plástica).
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Espacios de referente real serían las ciudades, calles y todo tipo de lugares
geográficamente localizables: las ubicaciones de Sevilla en La piel del tambor,
las de Barcelona en Últimas tardes con Teresa, las de Madrid en El desorden de
tu nombre o las de Valladolid en El hereje, entran dentro de esta categoría
espacial.
Espacios con referente realista propios de los mundos posibles, que no están
específicamente señalados por su denominación. Son realistas aquellos que,
sin ser nombrados, aparecen como verosímiles, porque se construyen de
acuerdo con un mundo conocido; es decir, aunque no haya denominación
propia de la topografía, claramente se representa un espacio posible. Una
variante de este tipo serían los lugares reconocibles, aunque en el relato se
nombren con referencia impostada, como es el caso de Vetusta en La Regenta
o Mágina en El jinete polaco.
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28 Sobre las técnicas del realismo literario puede verse Teorías del realismo literario (D.
Villanueva, 1992).
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● Las funciones del Espacio en el relato podrán ser determinantes para una
clasificación de la historia, puesto que el tipo de escenario y las
características de su ambientación se revelan portadores de rasgos
genéricos.
Ya hemos visto antes por qué sucede esto y cómo ciertas unidades
de espacio-tiempo resultan cronotopos asignados a determinados géneros
o marca de los mismos. Pero además, el grado de diversidad y
multiplicidad que presentan los escenarios en que se desenvuelve una
historia suele ser un criterio de clasificación del género: si las localizaciones
se suceden nos situamos ante la abundancia ambiental propia de las
historias de acción (novela de aventuras, picaresca o de viajes); si por el
contrario hay una reducción espacial o concentración de una determinada
atmósfera, estaremos ante la búsqueda del espacio-protagonista, como
sucede en la novela bucólica o en la gótica. La monotonía ambiental y el
desenfoque o desvanecimiento del entorno es propio de los relatos
reflexivos y la novela psicológica; la acentuación de los detalles, la
complacencia rememorativa de los lugares apunta en cambio a la novela
lírica, donde el espacio llega a ser símbolo de un tiempo o etapa de la vida,
etc.
(El monte del dragón, J. Camarero, 2004: 66. Arte Activo Ediciones)
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Así pues, mientras la estética surrealista pone al receptor de arte ante una
realidad alterada, por procedimientos de connotación que encierran el
verdadero significado del mundo representado, el hiperrealismo lo proyecta en su
más nítida resolución, excluyendo cualquier huella de intermediación, como la
que puedan llevar implícita las pinceladas, los filtros o los degradados visibles en
las superficies o el color. El mismo efecto tiene la aplicación de ambas
concepciones de la representación artística a las técnicas de narración. Como
hemos visto en los dos casos textuales arriba expuestos, aunque en ambos modos
se busca la representación por encima de lo real, el surrealismo explora la
significación a través de lo imaginario, lo espontáneo, lo connotativo y lo
ambiguo; en cambio el hiperrealismo pretende la denotación previsible,
explotando los aspectos que acentúan el detalle y potencian la concreción.
En función de esto, cabe deducir que los procedimientos surrealistas se
materializan narrativamente en historias de ensoñamiento intimista, cuyos
escenarios transforman su significado en sintonía con los estados de ánimo; en
cambio, la iconografía cotidiana conviene a aquellos géneros que buscan mostrar
la esencia social a través del aspecto superficial (la vacuidad de la sociedad de
consumo subyace en la simpleza imaginaria de unas latas de cerveza). Sus
técnicas de expresión son adecuadas a los géneros que oscilan entre la ficción y el
documental, haciéndose patente en una fórmula tan invasiva como el reality
televisivo, caracterizado por descarnadas puestas en escena de la conflictividad, el
patetismo y la desnudez de la condición humana.
Pero el arte es reinvención y creatividad, por lo que encuentra infinidad de
medios con los que representar la realidad que va asumiendo el receptor. El lector
y el espectador de hoy valoran mucho la belleza y fuerza significativa del
mestizaje genérico; de ahí que a nadie dejen indiferente las ilustraciones que G.
Rubert ha diseñado para las tres entregas de Milenium publicadas por la editorial
Destino, buscando el impacto estético-emocional al conjugar materiales de
distinta naturaleza puesto que conjuga creación y definición fotorrealista.
Combinando realidad e irrealidad, connotación y denotación logra que, tras el
mundo monocromático y plano que nos golpea en la primera impresión, se vaya
imponiendo un significado más complejo, profundo e inquietante, que es intuido
bajo las relaciones de los títulos y el fotomontaje.
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Síntesis de contenidos:
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III
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29
El texto narrativo debe comprenderse como un sistema “en segundo grado”, porque su
infraestructura (el lenguaje) es ya un sistema de signos: el sistema lingüístico. Al hablar de sistema
hay que referirse al concepto de signo, o elemento que comunica un significado en algún tipo de
lenguaje y es susceptible de interpretación en un contexto de emisión y recepción (situación
comunicativa). En cuanto unidad semiótica, el signo tendrá siempre un valor unitario, tanto si es
simple (el lingüístico) como si es complejo en su composición (el narrativo), y su sentido vendrá
dado por los significados integrados de sus componentes morfo-sintácticos, semánticos y
pragmáticos.
50
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
pragmática de la comunicación literaria” (Van Dijk, 1987), o bien Texto y contexto (Van Dijk, 1984).
31 Los analistas del discurso establecen una diferencia fundamental entre texto y discurso: el
texto sería el producto meramente lingüístico, mientras que el discurso es un texto
contextualizado, es decir con significado. Entienden por eso que la cohesión compete al texto, en
cambio la coherencia será una característica del discurso, puesto que éste guarda relación con el
referente.
51
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
52
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 2. La situación comunicativa
Sabemos que la naturaleza del Narrador, o figura creada por el Autor para
narrar la historia, tiene un estatus diferente en los relatos de no ficción (sobre
hechos históricos) y en los de ficción (sobre hechos supuestos o inventados). En
los primeros, como corresponde a la narración histórica, la relación existente
entre quien escribe el relato y la voz que narra los hechos es de identidad; tal
como sucede en la escritura autobiográfica o en las memorias, donde la
asimilación de ambas instancias (exigida por el contrato de lectura que
32 García Landa (1998: 327-328) clasifica, además, las narraciones en monomorfas o polimorfas,
según su motivación; las primeras presentan una sola tipología discursiva, las segundas imitan
varios tipos de discurso.
53
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
corresponde a este tipo de escritura), hace responsable del contenido del discurso
al autor del texto. Pero no ocurre lo mismo en la novela o el cuento, cuyo estatus
genérico se fundamenta en la desidentificación de la figura del narrador, creada
para verbalizar la historia, y la del autor que ha escrito la obra. Éste último
acredita su autoría con la firma en la portada y el copyright o derechos de autor
que aparecen en la zona de créditos, espacio constituyente del paratexto donde se
sitúan los enunciados serios, ajenos al acto de narración en el discurso de ficción33.
Y si bien es cierto que la persona civil, que responde al nombre del autor, tiene
responsabilidad legal respecto al producto-libro que ha puesto en el mercado, en
absoluto implica esto que deba responder de los asertos (afirmaciones o
negaciones) que emitan el narrador o los personajes, cuando el libro ha sido
editado y etiquetado como un género de ficción.
Precisamente, con el propósito de desterrar esa confusión genérica,
reaccionó el estructuralismo del siglo XX contra las ideas de la crítica positivista
que interpretaba la obra en función de los factores biográficos e ideológicos del
autor, haciendo desaparecer dicha figura de referencia a la hora de describir e
interpretar la obra literaria, excluyendo de su significado al autor de la misma.
Pero la necesidad de erradicar del texto cualquier autoría que condicionase su
significado se extendió a la figura del Narrador, lo que repercutiría en la
producción narrativa propiciando técnicas dirigidas a representar la autonomía
del personaje en el ámbito de la creación. Con el fin de negar el dominio absoluto
de la voz narradora sobre su narración surge el cultivo del monólogo interior,
modo de reproducir las palabras del personaje que pretende dar paso a la
conciencia del personaje sin interposición, es decir, aparentando la desaparición
del narrador.
Otra cosa es nuestra necesaria consciencia de que la obra literaria está
sujeta a su particular convención (representar lo que no existe más que en el
33 Las relaciones del texto con el paratexto se encuentran entre las que G. Genette denomina
transtextuales, de las que se puede tener una idea completa consultando Palimpsestos. La literatura
en segundo grado (1989), y donde establece el autor el siguiente sistema de relaciones textuales:
1. Intertextualidad: definida como la “relación de copresencia entre dos o más textos”; sea
por vía de alusión, cita, plagio, parodia, etc.
2. Paratextualidad: relación dentro de la obra entre el texto, en cuanto unidad discursiva,
y el paratexto, o los elementos que constituyen la portada, la contraportada, la solapa
(título, subtítulo, prólogo, prefacio, epílogo, notas del autor, ilustraciones, ficha
biográfica, bibliográfica, sinopsis, fajas y cualquier elemento de este entorno, tenga
procedencia autógrafa o alógrafa).
3. Metatextualidad: se produce a partir de las relaciones que unen un texto con otro que
habla de él. Es la relación que se establece entre un texto y su crítica o comentario.
4. Hipertextualidad: relación que une un texto (hipertexto) a otro texto anterior (hipotexto),
“en el que se injerta de una manera que no es la del comentario”. Por ejemplo, todos
los textos que han tomado a Ulises como motivo o tema guardan una relación
hipertextual con La Odisea, que sería su hipotexto.
5. Architextualidad: “conjunto de categorías generales o transcendentes –tipos de
discurso, modos de enunciación, géneros literarios, etc, del que depende cada texto
singular”.
54
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
34 De este modo Graciela Reyes entiende que, en cuanto acto discursivo, la totalidad del relato
es ya citación o mención, porque la voz narradora reproduce el discurso del autor. La idea de
enunciación citada por el narrador literario de Martínez Bonati, como una representación icónica, y
no lingüística, es compartida por García Landa (1998: 241-42), quien también parte de dicho crítico
para diferenciar lenguaje literal, referencial, figurativo, histórico y de ficción. Para él, como para Searle,
el texto de ficción no es la realidad, pero lleva a cabo un comentario de la misma, haciendo que el
mundo ficticio guarde una relación de analogía con la realidad existencial.
55
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Pero no vas a entrar a fondo en este tema, por ahora. Pasionaria ha pedido
la palabra y no va a esperar a que termines tus desvaríos y digresiones para
hacer uso de ella. Si sigues así, ensimismado en tu memoria, corres el peligro
de no oír la filípica que os tiene preparada. Y eso no te lo quieres perder en
ningún caso.
57
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
En disposición paralela:
En disposición encajada:
60
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
confesional o escritural) el hecho de narrar una historia será un rasgo estético que
se cultive con gran creatividad en nuestros días, tanto en el cine como en la
literatura.
En conclusión, lo más interesante de esta estructuración narrativa es la
intención de encuadrar el relato en un marco narrativo que justifique y dé
veracidad a la narración, procedimiento estético cultivado tanto en la narración
verbal como en la icono-verbal. Así pues, el establecimiento de un marco de
narración responde a criterios estéticos y es utilizado, sobre todo, por razones de
intriga. Para ver el alcance que tiene en los aspectos señalados, podemos recurrir
a un ejemplo cinematográfico cuyo montaje, sin complicación narrativa alguna,
se realiza sobre una estructura fenoménica de base. En Algo pasa en Hollywood (B.
Levinson, 2009) un narrador-personaje nos relata cómo un grupo de
personalidades de la industria del cine, entre los que se encuentra él, es
convocado para protagonizar una portada de la revista Vanity Fair. La primera
acción narrada recoge la llegada de los personajes al plató, pero el relato de esta
diégesis se detiene en el momento de entrar el personaje que se identifica con el
narrador. A partir de aquí irrumpe en la cinta el relato de una historia, cuyas
acciones corresponden a un tiempo anterior, puesto que muestra los
acontecimientos vividos durante dos semanas por el personaje que narra, hasta el
momento en que acude a hacerse la fotografía. Una vez narrados dichos
acontecimientos, volvemos de nuevo a la acción que constituye el primer nivel de
narración (relato–marco), es decir al del posado del personaje que interpreta
Robert de Niro, en la sesión fotográfica para la portada de la revista.
En este caso, el relato principal –la historia que recoge las peripecias
vividas por el productor de cine hasta el momento en que acude a posar para la
revista, junto a los demás personajes del año– no constituye el primer nivel
narrativo, al tratarse de un metarrelato, cuya función es explicar la acción-marco
de la que depende, es decir, aclarar lo que ha ocurrido en esos quince días para
que su posición en la fotografía no sea la que le hubiera correspondido, si su
última película hubiera sido un éxito en lugar de un fracaso.
de los elementos de dicha historia; pero además puede ejercer una función
comentativa de los acontecimientos y sus agentes, e incluso una función reflexiva
que le lleve a ilustrar, especular o argumentar sobre contenidos o temas adscritos
al orden de lo cultural o contextual. Cada una de estas funciones que el narrador
puede realizar, a lo largo de su narración, dará como resultado una modalidad
discursiva, por lo que son tres las modalidades que pueden combinarse en la
sintaxis del discurso narrativo: el Relato, la Descripción y la Exposición38.
En resumen, las unidades mayores de articulación en la narración
corresponden a las modalidades discursivas, cuya emergencia en la sintaxis
narrativa va a depender de la función que, en cada momento, ejecute la voz
narradora. El relevo de dichas modalidades en el curso de la narración se
produce cuando se interrumpe el relato de acontecimientos, para dar paso a una
descripción o una digresión. También serán diferenciables dichas modalidades
discursivas por su forma, ya que la detención de la crónica (relato de hechos)
para dar paso al discurso acrónico (externo al relato de hechos) vendrá marcada
con el cambio de tiempo verbal. Para entender el sistema temporal en la
narración se recurre siempre a la clásica delimitación que de los tiempos verbales
hiciera Benveniste (1966), llamando tiempos del relato a los propios de la narración
histórica o relato de hechos pasados, y tiempos del discurso a los verbos del
presente de la enunciación.
38
No debemos confundir el tipo de texto (lo que Van Dijk conoce como superestructura, y que
proviene del macro-acto de lenguaje que determina si un texto es narrativo, argumentativo, etc.),
con las modalidades discursivas que pueden conformar un texto (en este caso el narrativo).
64
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Aquí las referencias están claras, porque así lo son las marcas verbales,
indicando las acciones del personaje en pasado (términos marcados en negrita) y
las del narrador en presente (término señalado en cursiva).
Sin embargo, también podría hacer mi relato de esta otra manera:
sucedido, no así lo que está por venir. En cambio el relato en presente es propio
de los medios audiovisuales, donde el narrador puede ser explícito, como en la
retrasmisión de un evento deportivo (voz que narra lo que sucede al tiempo que
está sucediendo), o estar implícito en la simultaneidad del ojo que mira; el
espectador puede visualizar hechos pasados (imágenes de sucesos) que se
reproducen como si tuvieran lugar en el presente, logrando el efecto de no-
narración por parecer que dicha transmisión es contemporánea a los hechos.
Es necesario, por tanto, diferenciar los tiempos-mundos, con relación al
sujeto de la acción (insistimos en que el personaje actúa en el universo contado y
el narrador en el comentado), para poder entender cómo se articulan las
modalidades discursivas en la narración. J. Ricardou (1978: 45-46) ha hablado de
relato interrumpido, para hacer notar la ruptura que sufre la crónica del relato
cuando aparece un discurso acrónico como es la descripción. Este mismo
concepto le ha servido a Antonio Garrido (1988), para demarcar tres
constituyentes discursivos en la narración: el “discurso del relato”, el “discurso
evocativo” y el “discurso expositivo”, a los que corresponden otros tantos modos,
es decir el del relato, la descripción y el comentario, respectivamente. Adoptando
una denominación u otra, distintos autores coinciden en esa variedad discursiva
dentro de la narración; también M. Bal entiende la narración como concurrencia
de tres tipos de materiales: material dinámico, material descriptivo y material de tesis,
que claramente se corresponden con las que aquí entendemos como modalidades
discursivas de la narración.
Vamos a observar, sobre el siguiente fragmento, cómo quedan imbricados
el relato, la descripción y la exposición en el discurso narrativo:
66
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
[...] (ladrido seco, falso, tan distinto del ladrido solar y amistoso de los
perros de Felipe, en la finca [...]
[…] quizá era el mismo santo el que ladraba, que algunos santos saben poner
voces, imitar animales y dar guerra.
1. Comentativa:
Equivalente a decir:
[Ahora pienso que] quizá era el mismo santo el que ladraba [...]
2. Reflexiva:
[...] que algunos santos saben poner voces, imitar animales y dar guerra.
narratología, conocemos por autor implícito, y que no es más que una conciencia
que se hace evidente en las zonas de ideologización discursiva. La aparición de
esta figura emisora implica, lógicamente, la existencia de un interlocutor de su
misma naturaleza expositiva o lector implícito, cuya acción decodificadora incide
en el reconocimiento de estar ante un discurso susceptible de ser relacionado
con la serie de convicciones que configuran la conciencia autorial. Estudiaremos
con mayor detalle dicha figura, en el apartado dedicado al discurso expositivo.
Tras esta digresión, el narrador inserta otro segmento básicamente
descriptivo, que prolonga la pausa abierta en el relato interrumpiendo la
dinámica de la acción:
Hay que apuntar aquí, sin embargo, que no existe unanimidad crítica por
lo que respecta a la descripción. G. Genette (1982: 204), considerando la unidad
narrativo-descriptiva clásica, ve la ruptura entre relato y descripción como un
fenómeno interno a dicho modo del relato, lo que le lleva a proponer que la
descripción sea sólo un aspecto más del mismo. Para este narratólogo, relato y
descripción forman una sola unidad narrativa, aunque reconoce que su contenido
no es similar; según su comprensión, mientras el relato contiene “acciones o
acontecimientos vistos como procesos”, la descripción conlleva un “estancamiento
del tiempo a través del realce del espacio y de tal presentación de los procesos
como auténticos espectáculos”. Sin embargo, pese a tal distinción encuentra este
autor que relato y descripción sólo difieren en cuanto al contenido, porque tienen
mecanismos discursivos idénticos, que hacen del conjunto relato-descripción un sólo
movimiento diegético, puesto que ambos refieren al mundo narrado y a la acción,
situándose frente al comentario, que señala al tiempo de la acción de narrar.
En cambio, para otros autores la descripción no forma parte del discurso
del relato; García Landa (1998: 359) recoge algunas opiniones en contra de esta
unidad relato-descriptora, entre ellas la de Martínez Bonati, que si bien entiende
las frases descriptivas, al igual que las narrativas, como representación de la
diégesis, considera que dentro de ésta el objeto propio de la descripción, los seres del
mundo narrado, es distinto del objeto de la narración: las acciones. Tampoco para M. Bal
el objeto de la descripción es el mismo que el de las acciones, entendiendo la
descripción como un fragmento textual en el que son atribuidos rasgos a objetos, lo que
la caracteriza como algo atemporal, mientras que el relato se liga necesariamente
al tiempo de la acción39.
Pues bien, lejos de confundirnos, la confrontación de concepciones deberá
servir para que, considerando los aspectos que son objeto de controversia por
parte de los distintos enfoques teóricos, incidamos en las peculiaridades de la
sintaxis narrativa y en las razones que hacen diferenciables los segmentos que
articulan su discurso.
39 Sobre esto mismo, apostilla García Landa (1998: 365) que la descripción no va
necesariamente unida a la pausa narrativa, más bien sería la actividad textual que recoge los
aspectos no dinámicos de la acción. Por esta razón podemos considerarlo como movimiento
discursivo determinado dentro del marco de la narratología, apunta este autor, recordando que
también Martínez Bonati considera dos planos lógicos de “validez” en la narración: el mimético,
en cuanto imagen del mundo, y el que construye una imagen del narrador, y que emerge en
forma de generalizaciones, sentencias, creencias, normas morales, etc. Encontraremos otras
denominaciones e incluso otras divisiones, como muestran las reflejadas en el trabajo de García
Landa (1998: 331), referidas, por ejemplo, a la distinción que hace Bonheim, en su estudio The
Narrative Modes, de cuatro movimientos narrativos, que denomina comentario, descripción, referencia
y habla, basándose en la siguiente disección del discurso: 1) La primera distinción intuitiva
separaría las partes del texto que aluden a la acción de las que no lo hacen. 2) Dentro de las
primeras (los que remiten a la acción) distinguiremos entre la descripción y la narración. 3) En la
narración podríamos distinguir entre narración propiamente dicha y diálogo en discurso directo.
Si bien en este punto, García Landa se muestra en desacuerdo porque opina que el discurso
directo funciona como las demás técnicas de narración de palabras, y éstas se oponen a la narración
de acontecimientos.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
40 J. L. García Landa (1998: 125) interpreta (traduce) el récit (relato) de Genette como texto o
discurso narrativo, porque, según afirma, éste récit no remite a una estructura abstracta, sino a un
enunciado lingüístico; mientras que histoire equivaldría a la acción. Para la narration remite a
Mieke Bal, que ve la necesidad de atribuir un nivel de estudio separado al proceso de disposición
de la acción.
70
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Síntesis de contenidos:
71
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Para Genette (1989) el relato guarda analogía con el verbo, en cuanto que
constituye la zona dinámica de la narración. En esto se basa para analizar el
discurso del relato bajo las categorías de aspecto (persona que informa), modo
(cómo se informa) y tiempo (cuándo se informa); todas ellas bajo el dominio del
Narrador.
El Narrador, como tal figura narrativa, no es ninguna categoría de sujeto,
sino una instancia creada para llevar a cabo el relato de la historia, según ciertos
modos y estrategias de narración. Su naturaleza es, por tanto, puramente
conceptual y convencional, ya que tiene su razón de ser en la función de
construir una diégesis; sin embargo, de cómo esté configurada dicha instancia de
emisión va a depender el resultado discursivo. Significa esto que, en cuanto
emisor del proceso diegético, se manifestará en la narración a través de los
aspectos que denotan posición, implicación y regulación de la información.
Siguiendo a Genette, para describir la categoría Narrador nos
interrogaremos sobre quién habla y quién ve; a la primera cuestión responderá la
posición de la voz narradora ante la historia; para contestar a la segunda
tendremos que observar el modo que el narrador tiene de focalizar una historia, es
decir, definiremos el aspecto visión.
La Voz
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Y, por fin, llegó el día en el que dieron fruto los muchos sacrificios que
había soportado para superar su incapacidad.
Y, por fin, llegará ese día en el que den fruto los muchos sacrificios
soportados para superar su incapacidad.
Hoy recoge el fruto de los muchos sacrificios que ha soportado para superar
su incapacidad.
74
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Tenemos, pues, que definir la situación del narrador con relación a estos
criterios, estableciendo tanto su posición respecto al objeto del relato
(describiéndolo como heterodiegético u homodiegético –y, en este último caso,
ver si se trata de una voz autodiegética o testimonial–), como con respecto al
nivel narrativo que instaura su relato, catalogándolo como extradiegético o
intradiegético.
G. Gourdeau (1993) intenta simplificar la terminología y los conceptos
genettianos, proponiendo operar con tres términos que, a la hora de hacer
inventario de los niveles narrativos y las instancias de narración, cubrirían todas
las posibilidades de la Voz en el relato: narrador, narrador-personaje y personaje-
narrador.
42Bourneuf y Oullet (1975: 102) piensan que si la omnisciencia del narrador consiste en saberlo
todo del personaje, el narrador autobiográfico es igualmente “conocedor de todas las
circunstancias de su material [por lo que], puede generalizar, sacar moralejas o emitir juicios tal
76
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Otra cosa es que, aunque la lógica nos diga que el narrador autodiegético
tiene que saber todo sobre la historia que de él mismo cuenta, narrativamente se
pueda comportar de un modo omnisciente -dando la información de la que es
poseedor- o, por el contrario, limitarse a revelar los acontecimientos a medida
que los conoce el personaje, exactamente igual que puede hacer un narrador
heterodiegético. Esta regulación informativa, es decir lo que el narrador dice o
no dice, corresponde al otro aspecto del Narrador, la visión, que tiene que ver con
el punto de vista elegido para contar la historia. De la perspectiva que adopte
dependerá el grado de información que puede ofrecer, sobre los acontecimientos
y sus protagonistas.
La Visión
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
43 Estudiaremos los modos de citar el discurso del personaje en el punto dedicado a los modos
del relato.
44 Para ver los efectos más relevantes de la visión múltiple, sobre algunos ejemplos de la
novela de finales del XX, se puede consultar Tendencias y procedimientos de la novela española actual
(19751988) (I. de Castro y L. Montejo, 1991: 80-83).
79
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
mismo acontecimiento, sin que tal repetición del hecho venga justificado
por el argumento.
El efecto de simultaneidad en la perspectiva múltiple o en la
variable sólo es posible si se yuxtaponen sin jerarquía los respectivos
relatos. El uso experimental de la isocronía narrativa, igualmente
artificiosa, está en las cuatro historias que componen la narración de
Timecode (Mike Figgis, 2000), interpretadas y grabadas por cuatro
cámaras en noventa minutos —de forma simultánea y en tiempo real—;
los mismos que dura su proyección en una única pantalla dividida en
cuadrantes, por los que se visualiza cada una de ellas. La representación
en el cine de la simultaneidad de acciones, dividiendo la pantalla en
tantos marcos como escenarios tiene la historia, es un intento de superar
la forzosa secuenciación narrativa, cuando se quiere representar lo que
está viviendo cada personaje al mismo tiempo, sea con visión interna
múltiple, variable o recíproca. Tendríamos este último caso en la
geminación de la pantalla para narrar la interactividad de dos
personajes, que se perciben mutuamente mediante conversación
telefónica (ubicados en escenarios distintos).
También J. Cortázar probó a simultanear relatos en Rayuela; aunque,
por la incomodidad que sufre el lector, no es nada habitual disponer en
la página, de forma paralela, los originados por distintas voces o
distintas visiones 46. Si bien en este caso el receptor puede leer de forma
consecutiva cada relato, algo bastante difícil para el espectador de
Timecode, por la imposibilidad de atender a cuatro relatos simultáneos
en un único acto de recepción.
47 Siguiendo a Genette, G. Gourneau (1993: 76-78) opone la justificación del conocimiento (la
Transvocalización y transfocalización
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 3. 1. 2. Aspectos de la Temporalización
85
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 3. 1. 2. 1. Fenómenos de Orden
48En ellos se concentrarán las incidencias que la representación del tiempo tiene en el discurso
narrativo de A la recherche du temp perdu, obra novelística de M. Proust sobre la que el teórico
francés (1989: 89-143) ha estudiado dichos fenómenos de la temporalización en el relato.
87
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
lugar los hechos sucedidos al final de la historia, con el fin de potenciar los
efectos estéticos y la intriga.
Pero las anacronías tienen una segunda clasificación dependiendo de
quien las introduce en la narración. Si la información que proporciona dicha
anacronía nos llega por la voz del narrador, como en el caso de las acciones
recogidas en el primer párrafo citado arriba, hablaremos de anacronía objetiva:
“Luis y Javier abandonaron juntos la estación de Ávila, minutos después de llegar
el tren procedente de Madrid”. Si, por el contrario, nos viene por la acción verbal
del personaje, como sucede en la analepsis producida por el informe que el
protagonista de nuestra breve historia hace a su amigo, sobre las incidencias de
su viaje, estaremos ante una anacronía subjetiva: “El recién llegado comentó a
Luis que, pese a los treinta minutos de retraso, el tren se había puesto en marcha
a la hora prevista. Reservé ayer un billete…”
Relacionado con estas alteraciones del orden temporal hay dos aspectos
decisivos para el estudio del tiempo narrativo, que afectan por igual a la
analepsis y a la prolepsis: el alcance y la amplitud.
TP: Javier llega a Atocha… sube al tren que, con dirección a Ávila sale de la estación a
las 11 horas…el tren recorre el trayecto en dos horas… Javier está esperando a Luis
en la estación de Ávila… éste le ve llegar a la una de la tarde… ambos abandonan la
estación.
88
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Por tratarse de una anacronía dentro del tiempo principal, será interna la
prolepsis “Luis y Javier abandonaron juntos la estación de Ávila, minutos
después de llegar el tren procedente de Madrid”.
En cambio, será externa la anacronía analéptica “Reservé ayer un billete
para el Regional que sale de Atocha a las once”, por referirse a acciones que
quedan fuera del relato-tiempo principal.
Podemos hacer, por tanto, la siguiente clasificación de la anacronías:
90
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
[…]
Le habló después de lo decepcionado que estaba por lo mucho
que había esperado de este viaje, ya que había quedado con esa
chica que conoció en el tren el sábado pasado. He estado toda la
semana esperando que llegase hoy, pensando que Eva cumpliría su
palabra, pero no ha sido así.
49 Nos referimos aquí a los acontecimientos anteriores al inicio de la narración y que son el
motivo desencadenante de la búsqueda (tiempo principal); ya que dentro del relato principal se
van abriendo nuevas elipsis, a medida que avanza la investigación de H. Angel, pero éstas son de
carácter interno.
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
3. Se produce una anacronía mixta cuando el punto del que parte la historia
queda fuera del relato principal y, en cambio, el acontecimiento con el que
finaliza el relato anacrónico entra ya en dicho tiempo principal.
Explica Genette (1989) que la analepsis mixta se junta con el relato
principal, no en el comienzo de éste, sino en el punto en que se había
interrumpido para cederle el paso, por lo que la amplitud de la anacronía
mixta es “rigurosamente igual a su alcance y el movimiento narrativo
realiza una ida y vuelta perfecta”50. Este tipo de anacronismo
corresponde a las narraciones que comienzan in media res, donde se
inserta una analepsis completiva en un punto del relato para informar de
los hechos que no se contaron, al no iniciarse la narración por el principio
de la historia. Igualmente se producen cuando un personaje relata una
historia (metarrelato) con el fin de explicar una conducta o suceso
perteneciente al relato principal, etc.
50 Para conocer más sobre anacronías internas, externas y mixtas, así como sobre los demás
aspectos del Tiempo, debe consultarse Figuras III (G. Genette, 1989: 170-171).
93
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 3. 1. 2. 2. Fenómenos de Duración
94
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
51Genette establece la relación entre TH (tiempo de la historia) y TR (tiempo del récit), sin
embargo, aquí hablaremos de TD (tiempo del discurso) por coherencia pedagógica, sobre todo.
95
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
de sus cinco brazos, que remataban otras tantas falsas velas, pendían
gruesas lágrimas de cristal blanco que empezaron a tintinear cuando
Adrián abrió la puerta del patio y el viento las hizo oscilar.
1. 3. 1. 2. 3. Fenómenos de Frecuencia
98
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Desde que murió su marido, ella sale sola a pasear por el parque, cada
mañana de domingo [relato iterativo]..., pero ese día la acompañaba un
desconocido... [se singulariza la referencia].
99
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
100
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Síntesis de contenidos:
acontecimientos y el que lo hace de los actos de lenguaje. Pues bien, esta nueva
división nos pone frente al estudio de tres modos del relato: el relato de
acontecimientos, el relato de palabras y la descripción.
Vamos a utilizar esa discriminación como rótulos de estudio, aunque no
creemos que se justifique considerar modos distintos unas acciones u otras,
puesto que hablar o pensar significa transcurso del tiempo en la historia, al igual
que transcurre cuando las acciones son comer o dormir, por ejemplo. No hay
similitud, en cambio, entre el relato de hechos y la descripción.
sumario menos diegético, según el esquema clasificatorio propuesto por McHale, que diferencia
ambas formas por la menor o mayor especificación de los hechos de lenguaje.
55 De la clasificación que hace McHale cabrían en este tipo las formas del discurso indirecto y el
indirecto mimético, según la mayor o menor referencia al hecho de enunciación que alude. Las
características del discurso indirecto son el cambio de persona, de tiempo, de modo y el de la
forma de las preguntas, órdenes o peticiones. Como advierte García Landa (1998: 342), en este
modo de citar, las palabras no tienen su referencia usual, sino que se refieren a lo que habitualmente es su
sentido.
Quedaría incluida aquí la fórmula del discurso indirecto libre, que suele adoptar la forma del
indirecto, insertando las palabras del personaje en la estructura discursiva del narrador, si bien
obviando el verbo decir. Sin embargo, no hay marcas fijas en la construcción de este estilo, cuya
forma depende en principio de la combinación del tiempo narrativo y la referencia pronominal;
aunque, cuando estos señaladores desaparecen, habrá que identificar el estilo por la deixis espacial
o las peculiaridades léxicas.
104
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Una vez pasado el furor por experimentar con las formas de reproducir
discursivamente el pensamiento caótico, ha ido desapareciendo el fluido de
conciencia que invadió el experimentalismo novelesco en los sesenta y setenta,
para dar paso a un monólogo más reflexivo, propio del autoanálisis, y dirigido
a la introspección que profundiza en los problemas de la identidad, buscando
105
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Con lo visto hasta aquí, ya hemos podido reparar en que la citación del
discurso de los personajes, por parte de la voz narradora, abre dos vertientes
importantes en el estudio del relato: la primera tiene que ver con el significado
que encierra la manera en que el narrador incorpora el discurso procedente de los
sujetos que actúan en la historia; la segunda, con el significado que pueda
encerrar la citación del discurso pronunciado y el discurso pensado, lo que
Dorrit Cohn (1981) denomina transparencia interior56.
56
Respecto a la posible asimilación teórica del discurso pronunciado y el pensado versa,
precisamente, la polémica abierta entre G. Genette y D. Cohn. Considerando que las formas
habladas y las pensadas comparten similar régimen cuando son actualizadas por el narrador,
Genette defiende su indiferenciación teórica, dado que los actos de palabras no son sino una
especie particular de acontecimientos (los de enunciar). Pero, frente a esta idea de que lo pensado
no requiere un estatuto especial, D. Cohn se ha centrado en la tarea de esta separación,
estableciendo una terminología particular para el discurso interior. De este modo, hablará de
psiconarración cuando el pensamiento del personaje venga adaptado completamente a las palabras
del narrador omnisciente (lo que Genette entiende como un discurso interior narrativizado).
Igualmente, definirá Cohn la fórmula “yo me dije”, del estilo indirecto en el relato personal (lo
que para Genette es un discurso interior transladado), con el término monólogo narrativizado, y
propondrá la denominación monólogo referido (estilo directo) para lo que el teórico francés llama
discurso interior referido. Finalmente, recordemos que Genette denomina discurso inmediato a la
citación exacta de los pensamientos en el discurso interior; el monólogo interior no sería para él más
que una variante más autónoma del mismo.
Los estilos de citación que hemos repasado se construyen de igual manera en las
estructuras lingüísticas y en las literarias, pero lo cierto es que, como ámbito de creación, la
literatura participa de la dinámica innovadora que afecta al arte en general, y esto pone al
discurso literario en la obligación de romper los límites de la lengua de uso, haciendo valer sus
prerrogativas como arte. Así pues, es la particularidad del lenguaje literario lo que permitirá a la
ficción crear estructuras anómalas, para llevar a cabo la representación de mundos. García Landa
(1998: 349), que contempla algunas de las formas de citación de pensamiento más usados por la
narrativa moderna, establece una polarización fijada en el pensamiento directo y en el
pensamiento narrado, entre los que se encuentran formas variadas del indirecto y el directo libre.
Repasaremos sin embargo la revisión de este crítico, con el fin de que la incidencia descriptiva en
las distintas formas de citación nos proporcione una amplitud de criterio para su reconocimiento,
y sobre todo para su interpretación:
1. El pensamiento indirecto es una forma clásica de exploración de la conciencia del
personaje. Al igual que Genette, encuentra García Landa (1998: 349) que técnicamente se
construye como el discurso indirecto o narrado, pero analizará los efectos de su uso en el relato de
acuerdo con las tesis de D. Cohn, para quien dicha técnica supone una intervención del narrador,
puesto que, además de informar sobre los pensamientos del personaje, lleva a cabo la
interpretación y el análisis de los mismos. Entiende también este autor que, por su “uso de un
narrador superior al personaje, permite una profundidad de reflexión y de análisis mucho mayor
que la de técnicas más dramáticas”.
2. El pensamiento indirecto libre conlleva con frecuencia ambigüedad, hasta el punto de no
poder asegurar si el discurso citado es de naturaleza pensada o pronunciada; se trata de una
106
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
construcción en la que no acaban de estar claros los límites entre el pensamiento indirecto libre y
el discurso indirecto libre. Como en el caso del discurso pronunciado, el pensamiento indirecto
libre se distingue del pensamiento indirecto por la ausencia en el primero de los verbos
introductorios “pensó que”, “creyó que”, estimó que”, etc. Recurre García Landa (1998: 357-358) a
Bonheim para diferenciar el pensamiento indirecto libre del pensamiento directo, por nueve tipos
de señales: la puntuación, los verba dicendi, el tiempo verbal, la persona pronominal, la deixis temporal y
la espacial, las idiosincrasias fonológicas, gramaticales o léxicas del personaje. Añade, no obstante, que a
la hora de definir estas diferencias habría que tener en cuenta que varían de un idioma a otro,
dependiendo de los recursos gramaticales de que dispone cada lengua para indicar
distanciamiento enunciativo.
3. El pensamiento directo supone la transposición del interior del personaje. Como entiende
Genette, su fórmula es idéntica a la del directo pronunciado, pero aquí aplicado a la actividad
mental del personaje.
4. El monólogo no aparece inserto en una narración marco a cargo de un narrador, por lo
que el pensamiento del personaje constituye por sí mismo el cuerpo narrativo. Ausentes por
completo las marcas del narrador, el discurso procede de la conciencia del personaje; de ahí que
García Landa (1998: 355) considere que el lenguaje no aparece en el monólogo interior como
aquello que nos permite comunicarnos, sino como aquello que somos, dado que no hay
descripción de las características de la personalidad del personaje, “sino que las deducimos
directamente de sus pensamientos y asociaciones de ideas, de los fenómenos que atraen su
percepción, su vocabulario”. Caracterizan, además, al monólogo otros rasgos antinarrativos,
como la meditación que lleva a cabo y la carga emotiva que pone en juego; elementos que le
alejan del narrador tradicional.
5. El soliloquio, definido por Humphrey como una simulación de situación comunicativa,
se caracteriza por combinar el monólogo interior y el discurso narrativo coloquial. Para García
Landa (1998: 355-357) el soliloquio es una forma narrativa que nos revela los pensamientos de un
personaje, por medio de un texto que no es presentado explícitamente como un escrito procedente
del mismo, sino como una transcripción de sus pensamientos. Se acerca a los efectos del
monólogo dramático o a las “exclamaciones” de la novela del siglo XVIII y las de la primera
mitad del XIX, donde los personajes novelescos meditan en voz alta y nos comunican lo que están
pensando. Recuerda este autor que tanto el monólogo interior como el soliloquio no han de
preocuparse por su justificación histórica, porque la llevan impresa en su misma forma; si bien
ambas son fórmulas sólo verosímiles en el discurso de ficción, al igual que lo es el narrador
omnisciente.
107
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
4. Discriminación entre las formas regidas y las libres. Depende este rasgo de la
presencia o ausencia del verbo que introduce, en las formas indirectas, el
discurso del personaje (verbum dicendi para el discurso hablado o sentiendi
para reproducir el pronunciado); y de la aparición o no en las formas directas
de signos con los que el narrador señala las palabras pensadas o pronunciadas
por el personaje, por ejemplo los dos puntos, la cursiva o las comillas.
1. Discursos pronunciados
Estilos directos
─ Discurso directo regido: Presenta una separación tajante entre el discurso del
narrador y el del personaje (que vamos a señalar con negrita, en los ejemplos
que siguen). Las palabras del personaje son rigurosamente imitadas por el
narrador, pero las diferencia de su propio discurso mediante deícticos o
locuciones adverbiales que señalan al tiempo de la historia (dijo: ). El narrador
sólo interviene en la selección, acotación y forma de hacer la introducción (de
108
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
─ Discurso directo no regido: El discurso del narrador y las palabras del personaje
quedan directamente yuxtapuestas, al desaparecer las marcas del estilo
regido. La sintaxis verbal de la cita está dominada por el tiempo presente
propio de la cita directa; pero no viene introducida por guiones, ni por los dos
puntos introductorios; tampoco presenta marca lingüística alguna que señale
su procedencia. La libertad en este estilo es tan grande que probablemente no
se pueda discernir la fuente, atendiendo al tiempo verbal, teniendo que
recurrir para su atribución al propio contexto narrativo:
Estilos indirectos
─ Discurso indirecto regido: Se introduce con las marcas propias del indirecto, es
decir anteponiendo el verbun dicendi al que se añade que o si. Viene por tanto
adaptado a la sintaxis del narrador y, además, ajustado a los intereses
expresivos y significativos de quien realiza la citación:
Entonces llegó la portera y dijo que venía sin aliento, lo más rápido
que podía; aunque ya veía que llegaba tarde.
109
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
A. Garrido (1993: 273) resalta de este estilo su “recurso a los tiempos del
pasado –los propios del discurso del narrador, aunque limitados a los
durativos como el imperfecto y el condicional, los cuales se distribuyen con
deícticos de presente (que aluden claramente al personaje). Por lo demás, el
estilo indirecto libre puede retener otros elementos del discurso original como
exclamaciones, y el uso del vocativo, los cuales acentúan el carácter híbrido de
este procedimiento discursivo”.
Donde:
Hasta aquí, las formas habladas, que guardan un lógico paralelismo con
las formas pensadas, utilizadas por el narrador para reproducir el pensamiento
como hemos dicho, para Genette no hay diferencia en su construcción, y que
pasamos a ver a continuación.
2. Discursos pensados
Estilos directos
[…] Y, ahora, este tonto viene a echarme. Si te conozco, niño. Tú eres el hijo
de Isabel, aquella criada que mamá se trajo de Cartagima. Estuvo un tiempo
sirviendo en casa y luego nos la quitó María Benet. No. No voy a comer ni
muchísimo menos. Con lo que cuesta aquí el cubierto yo tengo para una semana.
Le preguntaré por la madre. Como la que no quiere la cosa. Eso le desconcertará. Lo
que yo decía. Se ha quedado de una piedra [...] ¡Claro que soy la señorita Narboni!
111
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Se acercó sonriente:
– ¿Por quién pregunta?
– No. No se puede.
– ¿Usted qué es de él?
– No. No puedo decirla nada.
– ¿Usted qué es de él?
– No se apure, señorita. Todo acaba siempre arreglándose. Se lo digo
yo que las he visto de todos los colores.
– No puedo pasarle ningún recado.
– No. No es grave.
– Todos están incomunicados las setenta y dos horas.
– Sí, setenta y dos horas.
– Lleva sólo tres horas.
– ¿Quién se lo ha dicho?
– No. Yo no lo puedo saber.
– Ya le he dicho que no puedo ayudarle. Lo siento mucho.
– Usted no se preocupe.
– Usted váyase tranquila a dormir.
[...]
(Tiempo de silencio, L. Martín Santos, 1961: 222-223. Seix Barral)
Emana, por tanto, como fluido psíquico pero, al igual que el modo
anterior, puede ser pronunciado, ya que la forma que adopta la cita
corresponde a la del diálogo con uno mismo (hablar para sí).
112
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Estilos indirectos
Se volvía loca pensando que otra vez había caído en el mismo error.
Las dudas le asaltaban a cada segundo ¿por qué le había dicho algo así el
director?
1. Reproducción de palabras:
─ Directo libre:
113
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
2. Reproducción de pensamiento
─ Psiconarración: Forma indirecta regida del discurso introducido por una voz
narradora en primera persona. Se construye exactamente igual que el
reproducido por un narrador en tercera (heterodiegético), es decir,
adaptando la expresión del pensamiento del yo que actúa (personaje) a la
sintaxis del yo que cita (narrador):
114
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Todo el tiempo ante mí: sin hitos, sin compromiso, sin horarios,
sin nadie que me espere a ninguna hora en ninguna parte. Sin nadie
que me piense, sin nadie que me imagine vagando melancólica por
esta casa vieja –porque sólo mi madre y Guiomar, y acaso Julio, sí,
quizá Julio también, saben que estoy aquí; y mi madre, que
naturalmente no ha interrumpido el viaje, me dedica sin duda algún
pensamiento nervioso e irritado, esa hija siempre inesperada que le
quita el sueño y no acaba nunca de encajar en sus planes, y sin duda
Guiomar, entre seminario y sesión de laboratorio, un problema más
en una serie etiquetada de problemas, se pregunta qué van a hacer
con esta madre incorregible, pero ninguna de las dos me piensa de
verdad [...]
(El mismo mar de todos los veranos, Esther Tusquets, 1987: 29. Seix Barral)
cuando las voces broncas del país que desprecias ofenden tus
oídos, el asombro te invade: qué más quieren de ti?: no has saldado la
deuda? : el exilio te ha convertido en un ser distinto, que nada tiene
que ver con el que conocieron : su ley ya no es tu ley : su fuero ya no
es tu fuero : nadie te espera en Ítaca : anónimo como cualquier
forastero, visitarás tu propia mansión y te ladrarán los perros : tu
chilaba de espantapájaros se confunde con la de los habituales
mendigos y alegremente aceptarás la ofrenda de unas monedas : el
asco, la conmiseración, el desdén será la garantía de tu triunfo : eres
el rey de tu propio mundo y tu soberanía se extiende a todos los
confines del desierto : vestido con harapos de tu fauna de origen,
alimentándote de sus restos, acamparás en sus basureros y albañales
mientras afilas cuidadosamente la navaja con la que un día cumplirás
tu justicia : la libertad de los parias es tuya, y no volverás atrás
ávidamente te asirás a tu anomalía magnífica
115
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
[...] ¿Por qué tuviste que beber tanto aquella noche? ¿Por qué tuviste
que hacerlo borracho, completamente borracho? Está prohibido
conducir borracho y tú… tú… No pienses. Estás aquí bien. Todo da
igual Todo da igual; aquí estás tranquilo, tranquilo, tranquilizándote
poco a poco. Es una aventura. Tu experiencia se amplía […] Llegas a
conocer mejor lo que eres, de lo que eres capaz. Di realmente eres un
miedoso, si te aterrorizas. Si te pueden […]
Tú no la mataste. Estaba muerta. No estaba muerta. Tú la mataste.
¿Por qué dices tú? ─Yo.
No pensar. No pensar. No p4nsar. Lo que ha ocurrido, ha
ocurrido. No pensar. No pensar tanto. Quedarse quieto. […]
116
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Casa y hacienda, herencia son de los padres, pero una mujer prudente es don
de Yavé y en lo que a ti concierne, cariño, supongo que estarás
satisfecho, que motivos no te faltan, que aquí, para inter nos, la vida
no te ha tratado tan mal tú dirás, una mujer sólo para ti, de no mal
ver, que con cuatro pesetas ha hecho milagros, no se encuentra a la
vuelta de la esquina, desengáñate. Y ahora que empiezan las
complicaciones, zas, adiós muy buenas, como la primera noche
¿recuerdas?, te vas y me dejas sola tirando del carro […]
117
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Aquella misma tarde apareció por la casa la tía Justa. Por el gusto
de vernos, dijo que venía, y también para que no se diga de mí que
por el interés te quiere Andrés. Llegaba de las afueras en el coche de
San Fernando, un ratito a pie y el otro andando, y siempre decía eso
del coche y lo de Andrés y el interés. Después de trepar tantas
escaleras suspiraba que a quien no acostumbra a bragas las costuras
le hacen llagas, y en invierno se envolvía toda ella en un mantón y
sólo asomaba la nariz con la verruga. Entonces decía que ande yo
caliente y ríase la gente, y eso, lo de que la gente se iba a reír, es lo
único que tú entendías de todo lo que hablaba.
La referencia a un texto oral, escrito, musical, plástico, mítico, etc., tiene una
función significativa dentro del discurso en el que aparece, e incluso puede
constituir el fundamento temático del mismo, como sucede en El maestro del Prado
(Javier Sierra, 2013).
57
En realidad se trata de una apropiación de la enunciación ajena, dice García Landa (1998: 334),
explicando que “todos estamos hechos de las enunciaciones recibidas, y el estudio de la
intertextualidad es expansible hasta el infinito: históricamente, estructuralmente o interdis-
ciplinariamente”.
En cambio el concepto de polifonía en la novela integra los de plurivocidad, plurilingüismo y
pluriestilismo, que Bajtín pone de relieve como característica de la novela moderna, convertida en
el ámbito idóneo para que confluyan una amplia diversidad de discursos, de estilos y de voces.
Sintácticamente, la polifonía modela un significante construido con la concurrencia de voces y
discursos heterogéneos, lo que semánticamente se traduce en la coexistencia textual de la
variedad ideológica. Tal como lo utiliza Bajtín, el dialogismo –tradicionalmente entendido como
discurso dialógico (ese que informa el texto dramático)– adquiere en la novela actual un
significado mucho más amplio, porque la alternancia de voces implica aquí una acción
contradiscursiva que puede darse tanto en el relato dialogado como en el monólogo. Esto último
es lo que sucede cuando se representa una conciencia en conflicto (moral, psicológico, ideológico),
donde aparecen enfrentados distintos discursos en la emisión de un solo sujeto, intentando
mostrar de ese modo la fragmentación de la conciencia. Pero se encuentra la polifonía en una serie
indeterminada de fórmulas que ponen en evidencia la multiplicidad de estilos que concurren en
la expresión de un sujeto, o la pluralidad ideológica que conforma un pensamiento o una postura
vital.
118
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
La literatura del siglo XX ha hecho una reflexión sobre el uso del discurso
ajeno en el propio discurso, llevando a cabo una integración significativa del
mismo. En este sentido el texto culturalista y estético cumple, a menudo una
función estructural y temática en la obra literaria, de ficción y no ficción; tal como
hemos dicho arriba ese uso del texto pictórico es el eje argumental en El maestro
del Prado, y el mismo papel de apoyatura discursiva desempeña la alusión a
textos literarios y no literarios clásicos y actuales… en, Regresar a donde no
estuvimos, obra que su autor César Antonio Molina presenta como “memorias de
ficción”:
«Bajo tu chapín de raso, /Y bajo tus pies de seda, / pongo toda mi alegría,
/Mi talento y mi destino», dice Baudelaire en uno de los poemas de Las flores
del mal. El problema planteado entre Dorothy y la bruja se reduce a que ésta
quiere arrancarle a la niña los chapines, los zapatos voladores de rubíes.
También el poeta sueña volar con sus chapines de pequeñas alas poderosas:
volar con el poema. Jules Duhen, frecuentemente citado por Bachelard,
comenta que, en el Tíbet, los santos budistas viajan por el aire con ayuda de
un calzado de diseño ligero, y alude al cuento del chapón recogido en la
literatura popular europea y asiática. Nosotros lo conocemos como el cuento
de las botas de siete leguas. La realidad onírica, como el sueño de Hermes o
Mercurio, se radica en los pies. Así Virgilio ata unos talares en torno a sus
tobillos. El poeta duerme en sus ensoñaciones y Dorothy en sus sueños
angélicos mientras otros tratan de arrancarla de su ingravidez y ligereza, de
esa bondadosa ingenuidad infantil. « Lo que es bueno es ligero, y lo divino
corre sobre pies delicados»; así lo dice Nietzsche. El mago de Oz, en la ciudad
de las esmeraldas, es un impostor. Tras descubrir la verdad de la vida se la
oculta a sus gentes para no hacerles daño. Lo cierto es que el espantapájaros
carente de cerebro es más feliz, pero él desea conseguirlo; el hombre de
hojalata es también más feliz sin corazón, pero quiere tenerlo; y el león
cobarde es más feliz sin su valor, pero necesita recobrarlo. Todos quieren
volver a la realidad, sin saber que la realidad significa dolor. Incluso el hada
buena le diré a Dorothy que debe regresar a casa con los chapines…
(Regresar a donde no estuvimos. César Antonio Molina, 2003: 228-229. Ed. Península).
119
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 3. 1. 3. 2. Descripción
58
El acto descriptivo era, en principio, una práctica asociada a empresas demarcadoras, que
requerían listas o inventarios archivísticos de índole pedagógica, militar, etc. La descripción no se
tenía en absoluto por elemento artístico, e incluso en los siglos XVII y XVIII era considerada
antiliteraria, siendo objeto de censura cuando pasaba de ser mero ornamento del discurso a base
de la obra58. Hasta finales del siglo XVIII o principios del XIX, la descripción no va a adquirir la
categoría de componente literario que hoy reconocemos en ella; en realidad, durante estos siglos
se vería limitada casi exclusivamente a la forma de los tropos fijos (los dientes tan blancos como
perlas).
La reconsideración de lo descriptivo en el XIX tiene que ver con que ésta presenta ya
cierta autonomía, permitiendo que pueda ser aislada del resto discursivo y hacerla objeto de
prácticas de estilística. Pero sigue sin haber consenso en su función, ya que mientras unos autores
piensan que debe quedar siempre al servicio del personaje, como elemento auxiliar de su
configuración, otros le dan mayor relevancia y autonomía llevados por la influencia de teorías no
literarias sobre la decisión del entorno en la formación del sujeto, provenientes de la Sociología o
la Antropología. Alude Ph. Hamon (1991: 39-42) al esfuerzo de Zola por sintetizar estas razones
contrapuestas, apoyándose tanto en la idea de que la descripción del medio debe estar al servicio
del personaje (origen estético-clásico), como en la de que es el personaje el que resulta
condicionado por el medio (idea de factura antropológica). Recuerda igualmente este autor cómo
se recriminó a los pintores impresionistas el hecho de representar al personaje perdido en el
fondo del cuadro, asignándole un papel decorativo en el mismo, por entenderse como una
postergación del mismo, relegándolo a mero figurante, dentro del marco, que pasaba a ser el
verdadero protagonista del cuadro. Precisamente, instaurar la categoría Marco será el primer
paso para que la descripción se reconozca como procedimiento textual específico; será de este modo
120
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
• Dilatoria, que tiene que ver con el aplazamiento que hace de la intriga.
como se convierta, a la vez, “en elemento de un sistema decorativo, en motor generador del texto
y un medio de eliminar ciertos valores que se juzgaban perimidos”.
121
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
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GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Nos recibió una mujer alta y gruesa, pelo rubio, ojos claros, piel rojiza…
[…] que callara demasiado rato solía significar que estaba preocupado por
algún asunto o momentáneamente descontento consigo mismo o con su
vida.
124
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
1. 3. 2. La digresión expositiva
Hasta aquí hemos dado cuenta de esa zona del discurso narrativo que
refiere al mundo contado, tradicionalmente verbalizado en pasado o en presente
histórico que reconocemos como Relato. Ahora vamos a estudiar la discursividad
narrativa que no remite a dicho relato de la historia, sino a la acción expositiva
del narrador. Tales acciones -que son verbalizadas en el presente del discurso
según Benveniste y conforman el mundo comentado definido por Weinrich-, son
las que realiza la voz narradora en el momento en que se “enuncia el discurso”,
como puntualiza P. Ricoeur, siguiendo la idea trabajada tanto por K. Hamburger
como por los dos teóricos anteriores61.
Recordemos que el discurso narrativo es una unidad de estructuras
integradas, resultante de un único acto de enunciación narrativa, donde se citan
los demás actos de locución que, supuestamente, tienen lugar en la historia (por
parte de los personajes) o fuera de ella (por parte del narrador) –sea un relato
intimista narrado en primera persona, sea el de un narrador omnisciente desde la
tercera, sea un discurso dialogado o mixto. Significa esto que todas las demás
voces que aparezcan están siendo transmitidas por el narrador y que éste,
además de emitir la historia o conjunto de actos dinámicos, de conocimiento, de
habla o de pensamiento, puede describir, comentar (con diferentes intenciones) y
valorar los objetos y hechos de la diégesis, así como reflexionar sobre su propio
relato o transmitir el material especulativo que conforma la ideología del texto.
Esta última discursividad, resultante de la competencia reflexiva del
narrador, constituye la otra gran unidad sintáctica que vamos a denominar con el
término generalizante de digresión expositiva. Es cierto que no sólo el narrador
reflexiona, comenta o argumenta, también lo hacen los agentes de la historia;
pero a estas alturas ya sabemos que toda acción realizada por los personajes
pertenece al mundo narrado, es decir, que queda circunscrita al nivel diegético
porque tiene lugar dentro de la historia. Así pues, ninguna acción de los
personajes de la historia, incluida la descripción y el comentario que éstos
puedan hacer sobre otros personajes o sobre su entorno, debe confundirse con la
acción comentativa del narrador, que tiene lugar fuera del mundo de la diégesis y
viene marcada, por eso, con el presente de la locución (tras un supuesto “Yo digo
ahora que...”).
61El estudio del tiempo narrativo a partir de las teorías de Benveniste, Hamburger y Weinrich,
se encuentra en Tiempo y narración III. Poética de la narración: Historia, ficción, tiempo (Paul Ricoeur,
1995).
125
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
126
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
un uso atemporal puesto que el comentario, a propósito del “gesto extraño” que
suponen los actos del personaje, se transforma en una valoración de tipo general
(marcamos esta última en cursiva):
[...] Resulta extraño ese gesto, más propio de un perseguidor solitario que
de quien marcha acompañado por su camino con una leve preocupación
lejana por las andanzas irresponsables de otro: nadie va mirando al azar los
registros de los hoteles en que pernocta, por si acaso; eso sólo se hace cuando se
busca y quiere encontrar a alguien cuyo rastro se sigue [...].
Hemos pasado del presente temporal que señala a un hecho textual (ese
gesto) porque analiza los actos del personaje (referencia personal y narrativa), al
presente atemporal que no remite a ningún elemento de la historia, sino que tiene
una referencia impersonal y extranarrativa, por tratarse de una reflexión de alcance
universal (nadie va mirando al azar).
Pues bien, esta dimensión del discurso en la que se inscribe cierta suerte de
conciencia es la que se corresponde con ese constructo ideológico que conocemos
en narratología como Autor Implícito, a cuyo significado colaboran las
argumentaciones o reflexiones que, por señalar a una realidad extratextual
parecen proceder de un saber externo al texto.
El fragmento se cierra con una vuelta al relato (Fue...supieron) por parte del
narrador, que integra otra acción descriptiva de tipo analógico:
En resumen, entre las acciones expositivas del narrador que pueden tener
carácter comentativo, valorativo, argumentativo, especulativo…, están las
siguientes:
Como tal fábula, estamos ante una relación de hechos (Relato) en la que no
tiene presencia alguna el discurso explícito que podamos atribuir a la función
asertiva del autor implícito; es decir no hay fragmento textual alguno que
corresponda a la digresión expositiva. Sin embargo, como receptores inmersos en
la misma cultura que el texto, detectamos la exigencia de un lector implícito,
128
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
Síntesis de contenidos:
129
GRAMÁTICA DE LA NARRACIÓN
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