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Joel de Rosnay.

El hombre simbiótico
15.04.2005

Presentamos algunas líneas breves para aportar a la lectura del texto de De Rosnay

Joel de Rosnay , al igual que Michel Foucault, Bruno Latour y Michel Callon, es
francés. También como ellos, prefiere poner entre paréntesis los dualismos propios de
las ciencias sociales más clásicas: naturaleza/sociedad, humano/no-humano, adhiriendo
a los principios rqadicalmente simétricos de Latour y Callon: abandonar las nociones de
naturaleza y sociedad como principio explicativo general. Para éstos últimos, lo que se
produce es una “socio-naturaleza que liga a redes de humanos con no humanos,
fabricando nuevas redes de asociaciones” . Desde esta mirada, no existen distinciones
entre el hombre y la tecnología, sino híbridos entre naturaleza y cultura.

Pero a diferencia de Foucault, Latour y Callon, de Rosnay no proviene originalmente


del ámbito de las ciencias sociales, sino de las ciencias biológicas más “duras”. Doctor
en ciencias, parece que es actualmente director de una empresa de biótica, y antes ha
sido consejero presidencial en la ciudad de las ciencias francesas en el área de
prospectiva y evaluación. También ha sido director del Instituto Luis Pasteur
(casualmente,el mismo Pasteur que llevó a la trascendencia a Latour). Entonces, biótica,
unión de biología e informática, y prospectiva, miradas sobre el futuro; Joel de Rosnay,
un hombre simbiótico. Parecería lógico que de Rosnay utilice un lenguaje y un
andamiaje conceptual provenientes de la biología para observar los mismos fenómenos
que sus tres coterráneos miran con los ojos de las ciencias sociales.

Si tuviéramos que elegir tres conceptos para trabajar en el texto de de Rosnay, los
mismos serían complejidad, coevolución y cibionte. Por supuesto, relacionados entre sí.
¿Qué es la complejidad? ¿Es lo mismo que la complicación? Algo complicado es, por
ejemplo, el código genético humano. El gran Proyecto Genoma Humano llevó ingentes
esfuerzos materiales y humanos, además de veinte años de intenso trabajo por parte de
científicos de todo el mundo, pero finalmente fue develado en su totalidad. Lo que
parecía imposible se vuelve ahora un poster gigante de letras chiquititas colgado en el
despacho de mi médico inmunogenetista: algo que era complicado se ha vuelto de
repente simple.

Pero la complejidad es algo diferente. Por un lado, parece que habitamos un mundo
complejo. Pero si intentáramos simplificar la complejidad del mundo para explicarla,
estaríamos mirando el mundo con los cristales equivocados. Un mundo complejo
requiere también de un pensamiento complejo. Un pensamiento complejo no es un
pensamiento complicado, sino que es aquél que relaciona, liga, vincula. Un pensamiento
complejo es el que abandona los compartimentos estancos, clasificatorios y
disciplinares, para trabajar en la transdisciplina, como le gustaba a Morin (otro francés
complejo, pero formado en las ciencias sociales).

¿Qué significa entonces que el mundo es complejo? Significa que las partes que lo
conforman se integran en múltiples recombinaciones. De allí, que unos organismos
unicelulares se conectan con otros organismos unicelulares, que poseen pero también se
conectan con su entorno, que es de una materialidad distinta a la propia. ¿Por qué lo
hacen? Por supervivencia. Sin embargo, no sólo los seres vivos son modificados por el
entorno, sino que también el entorno cambia por la acción de los seres vivos. Un
ejemplo posible aunque no muy positivo es el del cambio climático que se experimenta
en este momento, donde al parecer existe cierto consenso que señala que las actividades
humanas tienen que ver con el cambio de clima, auqne no se puede determinar en qué
porcentaje influyen.

El concepto de coevolución se desprende entonces del concepto de complejidad.


Refiere a la evolución mutua de los seres vivos y su entorno, su ecosistema. En lo que
hace a los hombres, su relación con el entorno no pasa sólo por mantener las funciones
orgánicas que le permiten su supervivencia física, es decir respirar y alimentarse, sino
que además necesita de materialidad simbólica. El concepto de coevolución supone un
bucle de ida y vuelta entre dos entidades, que va por ejemplo de la tecnología a la
cultura, pero también de la cultura a la tecnología. Esta es una relación que implica
siempre una relación de continuidad entre las dos entidades.

Entonces, el cibionte es la figura, en cierto sentido metafórica, de un hombre que


coevoluciona con su entorno tanto biológico (ecosfera) como informacional (infosfera)
y tecnológico (ecosfera). La relación de este cibionte con la tecnología es una realción
de continuidad que nos remitiría al concepto de tecnología como prótesis que refieren
otros autores ya vistos, como Mc Luhan o Scolari. Por eso al texto le vienen muy bient
todos los ejemplos de tecnologías como prótesis: implantes, neurotransmisores,
computación molecular, etc.
Desde su postura evolutiva, De Rosnay ve al cibionte como un construcción histórica
que ha pasado por tres fases: la relación con la energía, la biología molecular, y la era
informacional. Revolución industrial, lectura de código de ADN, explosión de nuevas
tecnologías serían los hitos correspondientes a estas tres etapas.

Enlaces
“Llega el hombre simbiótico”, artículo en español de Joel de Rosnay
Entrevista a Joel de Rosnay en español

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