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DE BIBLIA1
TEMA 5
• Los profetas del siglo VIII: Amós, Oseas, Miqueas.
• Los profetas del siglo VII: Sofonías, Nahum, Habacuc.
• Los profetas del exilio: Lamentaciones y Ezequiel.
• Los profetas de la restauración: Abdías, Ageo,
Zacarías, Joel, Malaquías, Jonás.
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Este Curso Virtual de Biblia tiene una finalidad eminentemente académico-pastoral. Para su construcción, nos
hemos valido de diversas fuentes bibliográficas. Una de ellas corresponde a un curso bíblico que se encuentra
en la red, creado por un autor o unos autores cuyos datos no hemos logrado obtener. Reconocemos en esta o en
estas personas la plena autoría sobre el contenido presente en los archivos que compartirnos, el cual se remite
sin ninguna finalidad económica y solo para servir como material de estudio personal.
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LOS PROFETAS DEL SIGLO VIII: Amós, Oseas, Miqueas
1. EL PROFETA AMÓS
Las palabras del profeta Amós son las primeras a ser escritas, de entre los
profetas. Profetizó en el Reino del Norte, Israel, bajo el rey Jeroboam II.
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1.2. El libro de Amós. Su mensaje
d) Los pecados del pueblo: Amós pone en evidencia los crímenes de los
pueblos, de Israel y de los individuos. De Israel denuncia especialmente los
pecados contra la ley divina de la Alianza y contra la justicia: venden al justo
por dinero, el rico explota al pobre, acumulan riquezas. De los individuos
denuncia la corrupción, las divisiones, la explotación, el culto exterior, el
orgullo.
Todo el libro es para leerse. Sin embargo destacamos para una lectura más
detenida los siguientes pasos:
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2. EL PROFETA OSEAS
Del amor de Dios traicionado por su pueblo, por el hombre, a quien tanto ha
amado. Desde la propia experiencia, el profeta profundiza con rara maestría la conducta
de Dios, misericordioso, lento en la ira, rico en perdón y fidelidad.
Oseas llama a Yahvéh unas veces “Padre”, cuando se trata de recordar el pasado
(11,1) y otras veces “Esposo”, cuando trata del presente y del futuro (3,21).
La experiencia matrimonial del profeta (1, 2-8) y la experiencia del amor entre Dios
y el pueblo a un cierto punto se confunden (2, 4-16) y es lo mismo Yahvéh que clama
como esposo traicionado hacia su pueblo amado.
Yahvéh recuerda el tiempo ideal del amor con su pueblo en el desierto (11, 1; 12,
17; 13,4) cuando lo enriqueció con la Alianza, cuando hizo con él un “matrimonio
perpetuo” (2,21; 8, 12). Pero pasada la luna de miel en el desierto, Israel progresó en
infidelidades, abandonando a su Dios (4,19), traicionándolo (5, 6; 6,7), olvidándolo
(2, 15; 4,6; 8,14).
Con este “No-pueblo mío” (2,24) el esposo divino amenaza con tragedias y
destrucción (10, 1-15).
Pero el esposo, fiel y bueno, castiga para corregir y convencer a su amada (el
pueblo) a volver a Él. Por eso el tema de la CONVERSIÓN es muy frecuente en Oseas
(2, 9; 3, 5; 5, 4; 6, 1; 7,10).
El pueblo volverá atraído por el amor fiel del esposo en el desierto y se volverá a
establecer una Nueva Alianza de Amor basada sobre la fidelidad (2, 14-25).
Oseas, el profeta el amor traicionado, del celo y del perdón, es también profeta de
la ESPERANZA; toda traición humana al amor de Dios tiene esperanza de perdón y de una
nueva oportunidad para ser fiel al Señor (14, 2-10).
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2.2 Páginas escogidas
Oseas tiene unas páginas que alcanzan la cumbre del mensaje bíblico y son
objeto continuo de meditación personal y litúrgica:
3. EL PROFETA MIQUEAS
Miqueas era originario de Moreset, cerca de los Filistos, a orilla de la llanura por
donde pasaban todos los ejércitos de Asiria y Egipto, cuando hacían sus ocupaciones.
En las profecías Miqueas denuncia la explotación de los pobres, el culto exterior sin
alma y vacío, los falsos profetas y se hace vigorosa voz de Dios en el juicio y condena que
esperan a Israel y Judá, por sus injusticias y pecados.
3.2 Su mensaje:
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El juicio del profeta no siempre es amenazador: Sabe también escribir con el corazón
el dolor de Dios frente a la ingratitud del pueblo (Miq. 6,1-8), ora e implora por la
expiación de su conciencia y pide la conversión del pueblo (Miq. 7,1; 7, 8-9).
c) El Resto de Israel (5,6-8): Es una doctrina común a las profecías de los profetas.
También Miqueas habla del “resto” como un pequeño grupo de fieles a Yahvéh que
restaurarán con fuerza de león la justicia divina y la prosperidad del pueblo.
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LOS PROFETAS DEL SIGLO VII (700-600 a.C.)
Sofonías, Nahum, Habacuc
Desde la mitad del siglo séptimo hasta el inicio del quinto siglo a.C., profetizaron
cuatro grandes profetas: Sofonías, Nahum y Habacuc y Jeremías.
1. EL PROFETA SOFONÍAS
Leyendo el corto libro del profeta, se notan en particular dos temas tratados por
Sofonías: “El Día de Yahvéh” y el “Resto de Israel”.
Sofonías escribe con un estilo directo y concreto, y sus profecías se pueden acercar
por sus temas y su estilo a las de Amós.
El profeta antes que nada, denuncia las culpas de su pueblo y de la sociedad, las
sintetiza en un único pecado: el orgullo (Sof. 1,16; 2,10). De esta raíz florecen la
idolatría, las injusticias y todos los males sociales.
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Es en contra de estos vicios y de sus autores que el profeta lanza su día de la ira
de Yahvéh. Estos versículos (Sof. 1, 7-18) han hecho famoso al profeta: El gran día de
Yahvé se parece a un proceso hecho por el Juez Divino, o a una inspección nocturna
policíaca (Sof. 1,12) o a una invasión militar que destruye todo (1,16-18).
Sin embargo, de este gran desastre, por pura misericordia divina, se podrá salvar
un “resto de Israel”, un pueblo humilde y pobre (3,12ss) por haber buscado a Dios en la
justicia y humildad, por haber puesto toda su confianza sólo en el Señor (3,16-18).
2. EL PROFETA NAHÚM
Nahúm es el único profeta que no habla directamente del pueblo de Israel; habla
solo de Nínive y de su destrucción. El tema de la caída de Nínive es introducido por un
salmo sobre la teofanía de Dios (Nah. 1,1-8).
3. EL PROFETA HABACUC
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La respuesta de Dios “Yahvé guarda el secreto de su manera de obrar y de
gobernar el mundo; solamente nos pide que tengamos confianza en Él y nos
mantengámonos fieles: “EL JUSTO VIVE DE SU FIDELIDAD”.
Con esta seguridad en Dios, el profeta lanza sus maldiciones contra los
opresores en injustos pueblos idólatras.
El mensaje central de Habacuc: “El justo vivirá por su fe” será recogido y
ampliado por San Pablo en Rom. 1,17; Gal. 3,11, para demostrar que la salvación no viene
por ley, sino por la fe en Cristo.
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LOS PROFETAS DEL EXILIO: LAS LAMENTACIONES Y EZEQUIEL
1. INTRODUCCIÓN
En el siglo sexto y quinto, el pueblo de Dios vivió la amarga experiencia del exilio
en Babilonia, misma que marcó también la palabra de los profetas del tiempo.
Los libros que fueron escritos durante este siglo fueron: Ezequiel, las
Lamentaciones y el Deutero – Isaías (que ya hemos estudiado en el tema 18).
La tradición judía atribuía a Jeremías este poema, no tanto porque sea el profeta
su autor, sino porque el espíritu y el sentimiento de las lamentaciones son muy parecidos
al estilo del profeta.
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3. EZEQUIEL
La actividad del profeta iniciaba con su vocación en el año 593, en el que aparecen
los capítulos 40-48, conocidos como la “Toráh de Ezequiel” (La Toráh es el libro de la ley).
Podemos dividir sumariamente el texto en dos grandes partes: Los capítulos 1-32,
oráculos de condenación, y los capítulos 33-48, el libro de la restauración.
Cap. 1-3: La vocación del profeta, dentro de una gran teofanía de Dios.
Cap. 4-7: El profeta expone desde el inicio el mensaje central de sus amenazas contra
Jerusalén e Israel, con algunas acciones simbólicas (4,1-5) un oráculo de
amenazas (6, 1-14) y la profecía sobre el “día de Yahvéh” (7, 1-27).
Cap. 12-24: Después del “gesto del emigrante” que anuncia la deportación (12,1-16) el
profeta caracteriza las situaciones de los falsos profetas (13) y pronuncia
más oráculos y alegorías (la vid inútil, la novia infiel, el cedro y las águilas)
contra Jerusalén y sus gobernantes, con las causas de la destrucción de la
ciudad (20-24).
Cap. 24-32: Ezequiel escribe los oráculos contra los pueblos extranjeros: Amón, Edom,
Filistea, Tiro y Egipto.
Cap. 33-39: Comienza la segunda parte del libro de Ezequiel, la restauración de Israel.
Inicia recordando de nuevo su vocación y su misión de profeta (33). Su
predicación se abre a la esperanza y a la promesa de un nuevo Israel.
En su libro Ezequiel trató de sintetizar la historia del pueblo escogido alrededor del
concepto de la “GLORIA Y SANTIDAD DE DIOS”. Desde esta idea central de su
mensaje todo el libro gira alrededor de dos temas: El pecado de Israel con el relativo
castigo, y el tema de la restauración – salvación.
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3.4 Ezequiel, profeta mesiánico.
Ezequiel, sin embargo, no excluye del todo la idea del rey – Mesías, especialmente
en la alegoría del cedro (17,22-24) y mantiene muy firme su condición de descendiente de
David (34, 23-24).
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La visión de los huesos: Ez. 37, 1-14
“Pueblo mío, levántate de tu tumba”, es otra profunda y original llamada a la
esperanza de una nueva época para el pueblo de Dios. La visión de los huesos secos,
indica el retorno en patria y la reconstrucción de todo el pueblo de Israel. Aunque no sea
una expresa profecía de la resurrección final, la Iglesia siempre ha interpretado esta
página como una expresión de la verdad de la resurrección de los muertos, al final de los
tiempos.
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LOS PROFETAS DE LA RESTAURACIÓN:
Abdías, Ageo, Zacarías, Joel, Malaquías, Jonás
1. EL PROFETA ABDÍAS
a) Que los israelitas que regresaron del exilio son ese “resto de Israel”
que construirá el nuevo culto a Yahvéh.
b) El “Reino de Dios”, escatológico y espiritual, no tendrá dominio,
como el antiguo Reino de David, sino será un Reino basado sobre la
santidad y el culto.
c) En el “día de Yahvéh”, serán juzgados los enemigos de Israel.
2. EL PROFETA AGEO
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3. EL PROFETA ZACARÍAS
3.2 Mensaje
4. EL PROFETA JOEL
Este Libro fue escrito entre el año 400 y el 350 a.C. el libro se abre con la
descripción de una plaga de langostas (1,4-13). Esto da ocasión al profeta para hablar y
anunciar el “día de Yahvéh”, en donde Israel reconocerá el castigo de Dios, se arrepentirá
y florecerá de nuevo (Jl. 2,19-27).
La enseñanza de Joel es clara: “Ese día de Yahvéh es el día en que Dios hará
justicia, sea de su pueblo, como todos los pueblos paganos” (2,1-11).
Será, sí, un día terrible, pero, convencido que Dios es “compasivo y clemente”
(Jl.12,13), este día será anticipación de una era de salvación para su pueblo (2,18-26).
Páginas escogidas:
• Joel 2,1-11: Es el Himno litúrgico “Dies Irae, Dies Illa” que desde muy
antiguamente la Iglesia ha usado en las celebraciones de difuntos.
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• Joel 3,1-5: La efusión del Espíritu, que supera toda barrera de sexo, edad y clase
social: Es el mismo texto bíblico que Pedro, en Pentecostés, anuncia y menciona
en su primera predicación (Hch. 2,17).
5. EL PROFETA MALAQUÍAS
El pequeño libro de Malaquías es muy citado en el NT. Los dos textos más citados
son Mal. 3,1 y 3,23ss, que hablan del Mensajero.
6. EL PROFETA JONÁS
El libro de Jonás es uno de los más conocidos. ¿Quién no recuerda este personaje,
pesimista, fanático, nacionalista, rebelde, en el vientre de una ballena?
Jonás tendrá que ir a Nínive, la gran “Ciudad” y predicar contra ella, su destrucción
a los 40 días. Jonás conociendo la bondad y misericordia de Yahvéh, y que se arrepentirá
de su decisión, no acepta ir. Aborda una nave para escapar.
Dios, para poner en crisis al profeta fanático y rebelde, cumple una serie de
milagros: Hace salir una tempestad, hace descubrir al culpable por medio de la suerte, lo
hace comer por un grande pez, en cuyo vientre está 3 días y 3 noches, luego lo hace
vomitar a la orilla. Aquí le comunica nuevamente su vocación y su mensaje. Jonás acepta
de mala gana; se va a Nínive, predica las amenazas de Dios y pasa lo que se temía: Los
Ninivitas se arrepienten y Dios los perdona.
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¿Cuál verdad pretende enseñar?
El mensaje de este libro, pues, está en la más pura línea del Evangelio: ¡Dios ama
también a los opresores y a todos los pueblos! Y recuerda a todos los Jonás de este
mundo, con mentalidad cerrada, que esperan la destrucción de “los malos”, que su actitud
es injusta porque olvidan que Dios es misericordia y perdón.
Una última nota aunque no es muy citado por el NT. Jesús adapta a sí mismo y a
su muerte y resurrección, la situación de Jonás dentro del pez (Mt. 12,40). Y otra vez en
Lc. 11,32 y Mt. 12,41, recuerda la conversión de los Ninivitas frente a la falta de fe de los
de su pueblo.
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BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
La Palabra nos congrega, Pbro. Carlos Junco Garza y Pbro. Ruy Rendón Leal.
Biblia de Jerusalén
Biblia Latinoamericana
Biblia de América
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