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I.

E “POLITÉCNICO NACIONAL DEL SANTA”

ESTUDIANTE……………………………… …………………………………..……….
GRADO Y SECCIÓN……………………………Nº DE ORDEN…………………….
DOCENTE: Lic. Martin Sifuentes Arias FECHA…………….………..

EVIDENCIA DE APRENDIZAJE
Contextualiza al hombre y su búsqueda de la verdad de
Dios y de la Iglesia, en un organizador visual. Y en
una oración.

ILUMINACIÓN: Lee,resume e interpreta


Gén.1, 26–27; Jn.8, 31-36; Mt.5, 30-37

En todas las religiones se da el hecho de que el hombre busca a Dios. Pero en el Cristianismo no sólo el hombre busca a
Dios, sino es Dios mismo Quien en Jesucristo, Dios y hombre verdadero viene a buscar al hombre, para rescatarlo, para
redimirlo y para llamarlo a la intimidad con El.
Y Dios busca al hombre, “que es Su propiedad particular”, pues es nuestro Creador, y lo hace de maneras diversas, según
la persona, según la época en que vivimos. Y... ¿Por qué el hombre busca la verdad de Dios y de la Iglesia?
A lo largo de la historia de la humanidad, la relación entre el hombre y Dios, o mejor dicho, la permanente búsqueda de
Dios por parte del hombre, ha marcado todos los acontecimientos destacables y ha estado detrás de todos los grandes
errores y también de aquellos avances que supusieron pasos importantes en la evolución del hombre.
Ahora, en el siglo XXI, Dios sigue siendo el gran misterio sin resolver y los grupos religiosos se
han fanatizado aún más, aferrándose a sus áreas de poder, compitiendo entre ellos y manteniendo
postulados y creencias que en el ciudadano un poco inteligente causan rechazo y alejamiento.
Consecuencia, que cada día el hombre y Dios se mantienen más alejados que nunca, porque los
intermediarios han demostrado su incapacidad para resolver cuestiones fundamentales del
pensamiento humano, básicamente porque a ellos lo que les interesa es cualquier cosa menos
Dios y su obra.
Pero, aunque el hombre no encuentre a Dios, El sigue abriendo vías para que el encuentro se produzca, y desde luego no
lo hace utilizando intermediarios, sino a través de la misma vida, de la naturaleza, de la Madre Tierra, de los elementos e,
incluso, de los avances científicos.
Dios es el Creador y el hombre su criatura. De la veracidad de ese hecho, aunque haya quien no lo admita, emana todo lo
demás, sobre todo la "necesidad" del Padre de que sus hijos le reconozcan y se preparen para compartir su proyecto.
Entre el caos actual de valores, pensamientos, filosofías e ideologías, está surgiendo algo que, de forma sencilla y natural,
abrirá las puertas a la comprensión y reconocimiento de la naturaleza de Dios y de su Sueño, su proyecto.
El hombre, incluso manifestando que no cree en Dios, comienza a actuar con una coherencia, con una mentalidad
universal, con una "humanidad", con una conciencia de equipo que entra de lleno en lo que Jesús llamaba fraternidad, es
decir, todos hijos del mismo Padre.
La búsqueda personal e individual de Dios a través de la entrega a los demás es el único camino válido y es lo que, en
medio de tanta confusión, está emergiendo en la sociedad por medio de muchos grupos que, pasando de lo establecido, de
lo dogmático, de la simple retórica, hacen de su vida una permanente lucha por una humanidad más auténtica, más justa.
Y esa es la base sobre la que se levantará el proyecto de Dios para el futuro, para el hombre nuevo,
para desarrollar un mundo diferente.

El deseo de Dios
27: El deseo de Dios está inscrito en el corazón del hombre, porque el hombre ha sido creado por Dios y para Dios; y Dios
no cesa de atraer hacia sí al hombre hacia sí, y sólo en Dios encontrará el hombre la verdad y la dicha que no cesa de
buscar: “La razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la comunión con Dios. El hombre
es invitado al diálogo con Dios desde su nacimiento; pues no existe sino porque, creado por Dios por amor, es conservado

El hombre y la bú squeda de la verdad de Dios – 2019 IV BIMESTRE CUARTO - Pá gina 01


siempre por amor; y no vive plenamente según la verdad si no reconoce libremente aquel amor y se entrega a su Creador”
(GS 19,1).
28: De múltiples maneras, en su historia, y hasta el día de hoy, los hombres han expresado a su búsqueda de Dios por
medio de sus creencias y sus comportamientos religiosos (oraciones, sacrificios, cultos, meditaciones, etc.). A pesar de las
ambigüedades que pueden entrañar, estas formas de expresión son tan universales que se puede llamar al hombre un ser
religioso: “Él creó, de un solo principio, todo el linaje humano, para que habitase sobre toda la faz de la tierra y determinó
con exactitud el tiempo y los límites del lugar donde habían de habitar, con el fin de que buscasen a Dios, para ver si a
tientas le buscaban y le hallaban; por más que no se encuentra lejos de cada uno de nosotros; pues en él vivimos, nos
movemos y existimos (Hch.17,26-28).

Dar testimonio de la verdad


2471: Ante Pilato, Cristo proclama que había ‘venido al mundo: para dar testimonio de la verdad’ (Jn.18,
37). El cristiano no debe ‘avergonzarse de dar testimonio del Señor’ (2 Tm 1, 8). En las situaciones que
exigen dar testimonio de la fe, el cristiano debe profesarla sin ambigüedad, a ejemplo de san Pablo ante
sus jueces. Debe guardar una ‘conciencia limpia ante Dios y ante los hombres’ (Hch 24, 16).
2472: El deber de los cristianos de tomar parte en la vida de la Iglesia, los impulsa a actuar como testigos del Evangelio y
de las obligaciones que de él se derivan. Este testimonio es transmisión de la fe en palabras y obras. El testimonio es un
acto de justicia que establece o da a conocer la verdad (Mt 18,16)
Todos los fieles cristianos, dondequiera que vivan, están obligados a manifestar con el ejemplo de su vida y el testimonio
de su palabra al hombre nuevo de que se revistieron por el bautismo y la fuerza del Espíritu Santo que les ha fortalecido
con la confirmación.
2473: El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; designa un testimonio que llega hasta la
muerte. El mártir da testimonio de Cristo, muerto y resucitado, al cual está unido por la caridad. Da testimonio
de la verdad de la fe y de la doctrina cristiana. Soporta la muerte mediante un acto de fortaleza. ‘Dejadme ser
pasto de las fieras. Por ellas me será dado llegar a Dios’ (S. Ignacio de Antioquía, Rom.4, 1).
2474: Con el más exquisito cuidado, la Iglesia ha recogido los recuerdos de quienes llegaron hasta el
extremo para dar testimonio de su fe. Son las actas de los Mártires, que constituyen los archivos de la
Verdad escritos con letras de sangre:

La Iglesia no hace en el mundo otra cosa que continuar la obra de Jesucristo en la tierra. Hace lo que hizo Jesucristo.
Enseña lo mismo que enseñó Jesucristo. Cumple la misión que Cristo le encomendara: Id, y predicad a todas las gentes,
enseñándoles a guardar lo que yo os he mandado. Y asegura a la Iglesia su propia presencia mientras cumple esta misión:
Y sabed que yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo (Mt.28,19-20)
Con estas palabras de Jesucristo se explica esa influencia que la Iglesia ejerce en la humanidad. A la
Iglesia le pasa lo mismo que a Jesucristo su Fundador. Se le admitirá o no se le admitirá como el Cristo,
como el Salvador y como Dios; pero nadie le niega a Jesús el ser el hombre más grande y más influyente
que ha existido. Igual que la Iglesia: gustará o no gustará, se estará de su lado o se la atacará; pero
ninguna sociedad ni institución tiene la audacia suficiente para compararse con ella.
A pesar de esta conciencia que la Iglesia tiene de sí misma, ella se presenta al mundo no como dominadora, sino como
servidora humilde, que no pretende otra cosa sino ofrecer y llevar la salvación que le confió Jesucristo.
La Iglesia enseña, pero no impone su verdad. Dice a todos únicamente que su doctrina es verdadera, porque es revelada
por el mismo Dios. Puede incluso presentar la amenaza con que acaba el Evangelio de Marcos: El que crea y sea
bautizado se salvará, y quien se resista a creer se condenará. La Iglesia puede repetirlo seriamente, pero no se impondrá a
ninguno. No lo hace ni con los que se separan voluntariamente de ella. Los sigue dolorida con su oración y les recuerda las
palabras de Pablo en su carta a los de Galacia:
- Si alguno os viene con otro evangelio diverso del que se os ha predicado, que sea anatema...
La Iglesia se lo recordará como un deber, pero después los dejará con su conciencia. Porque la Iglesia es predicadora de la
verdad de Jesucristo y no admite verdades contrarias que le vienen de fuera. El examen y el juicio sobre la aceptación o el
rechazo de esta su verdad se lo deja al mismo Jesucristo, que será el Juez definitivo.

1. ¿Como es la relación de Dios con el hombre?


2. ¿Dónde podemos encontrar a Dios?
3. ¿Dónde está inscrito el deseo de Dios?
4. ¿De qué manera el hombre busca a Dios?
5. ¿Cómo puedes dar testimonio de la verdad?
6. ¿Cuál es el supremo testimonio de la verdad de la fe?
7. ¿Cuál es la verdad de la Iglesia?
8. Realiza un esquema sobre el tema tratado.

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9. Redacta una oración de agradecimiento.

El hombre y la bú squeda de la verdad de Dios – 2019 IV BIMESTRE CUARTO - Pá gina 03

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