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Ei desarrollo de la micología en México presenta cinco etapas, la

del inicio en ¡a época de la Colonia que se basó en el conocimien- f!
to prehispánico, e¡ del siglo pasado que se caracterizó por las
aportaciones de micólogos europeos; la del periodo de 1900 a
1949 en la que iniciaron investigaciones los micólogos mexica­
nos, L década de los 50 s ueríemente influenciada por ei des-
cu rimiento de los ncngos ejuclnógenos y la actual que principió
en la decada de ios 60’s.
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hombres vernáculos
La micologia mexicana a diferencia
de la de otros países tiene profundas
raíces en las culturas ancestrales de
la época prehispánica como la Ná­
huatl, la Zapoteca y la Maya, las cua­
les tenían grandes conocimientos
sobre los hongos. La obra de Fray
Bernardino de Sahagún Historia ge­
neral de las cosas de la Nueva Espa-
r¡a(l555) y sus códices el Florentino
, el Magliabechiano los cuales datan
aproximadamente de 1 528, constitu-
,en quizá los primeros documentos
que hacen referencia a los hongos
mexicanos.
Visitar los mercados populares y ob­
servar la venta de hongos comesti­
bles es verdaderamente una fiesta
Aproximadamente existen 40,000 especies de hongos.
Se conoce sólo el 10 por ciento
micològica; las cientos de especies
están clasificadas con nombres po­
pulares, ya sean, indígenas o caste­
llanos; es muy interesante conocer el
significado de tales nombres ver­
náculos pues muchas veces estos no
sólo dan información sobre la morfo-
'ogia, sino también sobre su ecologia,
fenologia y distribución; por ejemplo
encontrar que el Lyophyllum decas-
fes le llaman "cuaresmeño” y que el
Agaricus campestris lo conocen co­
mo "hongo de San Juan” nos indica
Que estos hongos nacen en la prima­
vera el primero y en el verano el se-
Sundo, acorde con la época de la
cuaresma y de la celebración del dia
de San Juan, respectivamente.
esumen del trabajo presentado por el doctor
¡5-, Guzman1 con el nombre de 'Los logros y
^soecwas del conocimiento sobre la Sistemática y
ts hanLÍ 105 t10n9°s y liqúenes . como parte de
PtrrT?? * mesa 'exonda LOGROS Y PERS-
u ,VAS DEL CONOCIMIENTO DE LOS RECUR-
S»o GETALES DE MEXICO EN VISPERAS DEL
Ac ° Of9an'2ar°fi el Instituto de Ecología.
te Seriedad Botánica de México. A C . duran-
“35 21 y 22 de noviembre de 1989
bastón Guzmán es |efe del
" ” ** instituto de Ecologia. A C
^TENSION
Descubrir hongos en algunos mer­
cados en la época de invierno, que
tradicionalmente es fría, seca y por lo
tanto ajena a los hongos, indica la dis­
tribución estacional, tal como ocurre
con el conocido totolcóxcatl (Entolo-
ma giganteum o Rhodophyllus aborti-
vus) de Teziutlán. Puebla y Xalapa,
Veracruz; por otra parte saber que tal
o cual hongo le llaman “de encino",
“de pino", “de oyamel" nos habla de
su distribución ecológica en el país
El conocimiento que tienen los
indígenas sobre los hongos es a ve­
ces espectacular, como en el caso
de los purépecha de Michoacán para
los cuales los hongos son hongos al
diferenciarlos de las plantas y de los
animales y al decir que son un "flore­
cimiento de la tierra", lo que concuer­
da exactamente con el significado de
la palabra en latín fungi ideada por
Tournefort en Europa en el siglo an­
tepasado.
Inicios de la micologia
El primer hongo colectado en México
con fines científicos fue a través del
viaje de Humboldt y Bonpland por tie­
rras mexicanas iniciado en Acapulco,
Guerrero en marzo de 1803, lugar
donde desembarcaron procedentes
de América del Sur; este hongo mar­
có el principio de una serie de estu­
dios micológicos todos ellos esporá­
dicos llevados a cabo por europeos.
Pasados 19 años de la colecta
hecha por Humboldt y Bonpland y ba­
sado en ésta Kunt describe en su
obra, publicada en 1882, los prime­
ros hongos mexicanos; más tarde
Kickx de Bélgica en 1841 y Fries de
Suecia en 1851 hicieron importantes
contribuciones sobre los hongos me­
xicanos con base en materiales que
les enviaron los numerosos viajeros
que iniciaban su traslado en el puerto
de Veracruz para recorrer la Nueva
España. Berkeley de Inglaterra estu-
dió en 1867 el hongo Craterellus
coníluens de Orizaba, Veracruz tam­
bién basado en hongos enviados.
Las investigaciones mexicanas
sobre los hongos se iniciaron con
Barragán en 1807 y Rio de la Losa y
Alfonso Herrera en 1872, quienes hi­
cieron observaciones sobre las leva­
duras del pulque, los liqúenes de Baja
California y los hongos comestibles
en general, respectivamente; el pro­
fesor José Mariano Mociño junto con
su colega el profesor Sessé escribie­
ron la obra titulada Flora Mexicana y
en ella incluyeron 12 macromicetos,
fue publicada en 1888 y nuevamente
en 1894.
Lumholtz, un antropólogo noruego,
al explorar en 1904 el NW de México
colectó la primera trufa, la cual fue
descrita por Farlow de la Universidad
de Harvard como Melanogaster varíe-
gatus; el micòlogo Murrill del Jardín
Botánico de Nueva York hizo impor­
tantes exploraciones en México des­
de Veracruz hasta Colima a fines de
1909 y principios de 1 910, a raiz de
ello Murrill publicó y describió nume­
rosas especies de hongos mexica­
nos; Bouly de Lesdain en Francia a
principios de siglo estudió los liqúe­
nes mexicanos y entre 1914 y 1933
publicó su obra titulada Los liqúenes
de México (en francés) la cual es bá­
sica todavía en el estudio de dichos
organismos.
Micólogos nacionales
En las décadas de los 30's y 40’s
empezaron las contribuciones impor­
tantes realizadas por micólogos na­
cionales. entre ellas destacan las de
Gándara y Nieto-Roaro, el primero
sobre hongos parásitos de plantas y
el segundo sobre hongos comesti­
bles; fue en los años 40’s cuando se
presentaron las primeras investiga­
ciones importantes sobre las levadu­
ras a través de los estudios de Ruiz
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 El primer hongo colectado en México con fines
científicos fue a través del viaje de Humboldt y
Bonpland por tierras mexicanas iniciado en Aca­
pulco.
Oronoz de la UNAM y de Sánchez
Marroquín del IPN y sobre los hongos
parásitos del hombre por González
Ochoa del Instituto de Enfermedades
Tropicales de la ciudad de México,
sin embargo es la década de los 50’s
la que marca el arranque definitivo de
la micología moderna mexicana, la
cual se inició en parte como conse­
cuencia de los trabajos de los men­
cionados Ruiz Oronoz, Sánchez Ma-
rroquin y González Ochoa; es en esta
época cuando se formó el doctor
Teófilo Herrera, discípulo de Ruiz
Oronoz, quien estudió primeramente
las levaduras, posteriormente los
gasteromicetos y es ahora la cabeza
de un importante grupo de micólogos
en el Instituto de Biología de la
UNAM.
En los años 50’s el hecho más im­
portante fue el redescrubrimiento de
los hongos sagrados o alucinógenos
a través de los trabajos de los Was-
son de Nueva York quienes atrajeron
la atención entre otros del profesor
Heim de Francia, del doctor Singer
de Argentina y del doctor Smith de
Estados Unidos, los cuales publica­
ron importantes trabajos no sólo
sobre los hongos sagrados sino tam­
bién sobre la micoflora mexicana en
general.
Centros de estudios micológicos
La colaboración entre Teófilo Herrera
y Guzmán fortaleció a los dos únicos
herbarios de hongos en México, el de
la UNAM y el del IPN y fructificó en
una serie de publicaciones iniciadas
con la de hongos comestibles de Mé­
xico en 1 961 y con la fundación de la
Sociedad Mexicana de Micología en
1865. La publicación oficial de dicha
sociedad primero como Boletín de la
Sociedad Mexicana de Micologia y
después como Revista Mexicana de
Micologia desde 1968 al presente.
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lleva 24 volúmenes y más de 300 ar­
tículos que son una clara evidencia
de los avances logrados.
Otro hecho importante de la mico-
logia mexicana fue la fundación de
nuevos centros de estudios micoló­
gicos, primero en Monterrey en la
Universidad Autónoma de Nuevo
León con el profesor José Castillo en
1965, después en las universidades
de Morelos y Veracruz en la década
de los 70's, en las de Guadalajara,
Ensenada y en el Instituto de Ciudad
Victoria en la década de los 80’s.
Son alrededor de 20 instituciones
nacionales las que actualmente de­
sarrollan investigaciones sobre los
hongos en aspectos microbiológicos,
médicos, fitopatológicos, bioquími­
cos, taxonómicos y floristicos; aun­
que más del 50 por ciento de las in­
vestigaciones están en el Distrito Fe­
deral, es interesante observar que de
los aproximadamente 187 trabajos
publicados en el órgano oficial de la
Sociedad Mexicana de Micologia en
los años de 1 983 a 1 988 del INIREB
y del Instituto de Ecología son 72, es
decir, el 38.5 por ciento, lo que refle­
ja la importancia de estos centros de
la provincia en la micologia nacional;
además si se toma en cuenta que
existen aproximadamente 40 000 es­
pecies fúngicas en el país y sólo se
conocen un poco más del 10 por
ciento, hay mucho trabajo todavía por
hacer. (Patricia Maldonado Rosales)
Las investigaciones mexicanas sobre los hongos
se iniciaron con Barragán en 1807 y Río de la Lo­
sa y Alfonso Herrera en 1872.
EXTENSION