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Perfil psicosocial del hombre dominicano.

El machismo, como conjunto de ideas o actitudes que promueven la


superioridad de los hombres ante las mujeres y consideran la sumisión y la
opresión de las mismas como algo natural, es realmente uno de los principales
problemas sociales con que contamos hoy día, principalmente porque suele
generar violencia intrafamiliar, abuso de género y discriminación sexista.

Si bien esto es cierto, no deja de serlo también el hecho de que todos los
hombres llevamos en nuestros cerebros una especie de código machista
impregnado por la misma sociedad, que muchas veces empieza en el hogar o la
escuela con eso de que “los hombres no lloran” y que más adelante se
desarrolla con aquello de que “el hombre es quien debe pagar la cuenta y
cambiar el neumático averiado del auto”; y aunque la mayoría, gracias a la
educación y las buenas costumbres no nos permitimos llegar hasta la violencia o
a la opresión de género, esto realmente define nuestro comportamiento,
nuestros gustos y nuestras relaciones en la sociedad.

De la mezcla de ese mismo “machismo clásico”, del machismo femenino (que


existe en abundancia), de las aventuras de Don Juan Tenorio y Casanova,
condimentadas con las características propias del trópico y el Caribe más la
suma de todos los prejuicios cognitivos, se ha gestado una figura emblemática
en la sociedad dominicana: “El Hombre”, que es realmente un perfil cómico,
ocurrente, exagerado y radical en sus modales y preferencias, que tal vez ha
encontrado su mejor personificación en ese célebre filósofo conocido
como Tubérculo Gourmet

El hombre dominicano es un tipo tosco, nada refinado, de “buena cuchara”, con


gustos simples y hasta cierto punto homofóbico. Su trabajo es rudimentario,
empleando fuerza física y sudando y no se desvive demasiado por la tecnología.
Su concepto de comida balanceada es una con muchos carbohidratos y mucha
grasa y una cerveza presidente bien fría al final para “balancear”. Claro, la
presidente no puede ser Light porque eso es “pa pájaro”. Es como una especie
de superhéroe popular. Su némesis o archienemigo sería un hombre
metrosexual y romanticón. Su estereotipo es el siguiente:

• El hombre no se enferma, se muere y punto.


• El hombre tiene barriga, el que está siempre en el gimnasio e’ pájaro.
• El hombre no usa perfume, el hombre huele a hombre y ya.
• El hombre no se baña con jabones olorosos, usa jabón de cuaba.
• El hombre no come en plato llano, se sirve en un plato hondo, todo junto y
come con una cuchara grande.
• El hombre come lo que sea, la comida es sagrada.
• El hombre no levanta la cabeza pa comer, siempre los ojos dentro del plato
hasta que acaba.
• El hombre no come nada recalentado, para eso primero hay que dejar comida
y el hombre no deja ná en el plato.
• El hombre no oye a Luis Miguel ni a Cristian Castro, el hombre oye música de
hombre, bachata y salsa, cantada por tígueres gordos y feos, ¡pero con
sentimiento carajo!
• El hombre no enfría la comida, la comida se come caliente, saliendo del horno
y que se enfríe en el estómago.

Sin duda alguna, salvando las exageraciones, e incluso si el hombre es algo


cuidadoso con su apariencia y otros detalles, no se puede negar que todos
tenemos algo del Hombre en nosotros y el que dice que no “e´ pájaro”

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