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En una de sus principales obras (L'ère du vide, 1983), Lipovetsky analiza una
sociedad « posmoderna » marcada, según él, por una separación de la esfera
pública, y a la vez una pérdida del sentido de las grandes instituciones colectivas
(sociales y políticas) y una cultura « abierta » con base en una regulación cool de
las relaciones humanas (tolerancia, hedonismo, personalización de los procesos
de socialización, educación permisiva, liberación sexual, humor). Esta visión de la
sociedad plantea un neoindividualismo de tipo narcisista y, más aún, aquello que
Lipovetsky llama « la segunda revolución individualista ». Toda la obra de
Lipovetsky gira en torno a la evolución y desarrollo del individualismo actual. Estos
análisis se centran en la creación de una nueva categoría de pensamiento: la de
hipermodernidad. La hipermodernidad vendrá acompañada de un
hiperindividualismo y ambos se enfrentarán con la ambigua concepción de la
postmodernidad. La postmodernidad ya no sirve para definir el momento actual de
las sociedades liberales. Estamos en un momento histórico donde no existen
sistemas alternativos al presente y donde el mercado ha impuesto su ley. Es el
momento de la hiper-modernidad sin oposición alguna, sin normativa o regulación
y que tiene el estatus de global.
Entre las últimas publicaciones destacamos su obra "La estetización del mundo.
Vivir en la época del capitalismo artístico".Para Lipovetsky, conjuntamente con
Jean Serroy, vivimos en la era del “capitalismo artístico”; El capitalismo financiero
frío y calculador se rodea de un manto estético y artística que potencia la
dimensión emocional. Dentro de esta sociedad capitalista apenas existe algún
campo que escape del dominio de lo estético. Tanto es así que, para Lipovestky ,
sufrimos un proceso constante de "estetización de la cotidianidad". Tanto es así
que la esfera económica se ha fusionado con la esfera artística- estética. Esta
dimensión estética se define desde el lado meramente emocional, el propio
mercado, cada día más, demanda la introducción de la sensibilidad, la emoción y
la creatividad en el plano económico. El capitalismo artístico produce para el
consumo de masas; fabrica un tipo de arte, un tipo de experiencia estética, que no
requiere cultura previa, sino que es fácilmente sensible para el público. De este
modo no cesan de lanzarse manifiestos publicitarios, eslóganes y proclamas
incitando a consumir nuevas emociones en busca del hedonismo generando la
figura del consumidor-estético.