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Para cada cristiano Jesús tiene una promesa y una misión

primir
2013-09-16 Radio Vaticana
Pensamiento del Papa

(RV).- Cuando viene el Señor “temo que pase y yo no me de cuenta”. Con esta
cita de San Agustín, el Papa Francisco comenzó su homilía de la Misa celebrada
el pasado 5 de septiembre en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Papa
reflexionó sobre los modos recurrentes con que Cristo se manifiesta en la vida de
un cristiano, ofreciendo apoyo y encomendado a cada uno una tarea.
Una promesa que consuela, una petición de generosidad, una misión que cumplir.
Así Jesús se hace presente en la vida de un cristiano. Jamás desiste de esta triple
modalidad. Lo afirmó Francisco al recordar el episodio del Evangelio en el que
Cristo se muestra a Pedro, Santiago y Juan con el signo de la pesca milagrosa.
Ante todo, explicó el Papa, Jesús tranquiliza a Pedro, que ha quedado sorprendido
por aquel signo, prometiéndole que lo hará “pescador de hombres”. Después lo
invita a dejar todo para seguirlo, y, en fin, le encomienda una misión.
En el caso de los Apóstoles – observó el Papa – “el Señor pasó por su vida con un
milagro”. Pero “no siempre – prosiguió el Obispo de Roma – Jesús pasa ante
nosotros o dentro de nosotros con un milagro”, y sin embargo – dijo – “se hace
sentir siempre”:
“Cuando el Señor viene a nuestra vida, cuando pasa por nuestro corazón, siempre
te dice una palabra y también esta promesa: ‘¡Ve adelante... ánimo, no temas,
porque tú harás esto!’. Es una invitación a la misión, una invitación a seguirlo a Él.
Y cuando sentimos este segundo momento, vemos que hay algo en nuestra vida
que no va, que debemos corregir y lo dejamos, con generosidad. O incluso si hay
en nuestra vida algo bueno, pero el Señor nos inspira a dejarlo, para seguirlo más
de cerca, como ha sucedido aquí: estos han dejado todo, dice el Evangelio. ‘Y
arrastradas las barcas a la tierra, dejaron todo: ¡barcas, redes, todo! Y lo
siguieron’”.
Sin embargo, el Papa Francisco aseguró que Jesús no pide que se deje todo por
un fin que permanece oscuro a quien ha elegido seguirlo. Al contrario, el objetivo
es declarado inmediatamente y es un objetivo dinámico:
“Jesús jamás dice ‘¡Sígueme!’, sin decir la misión. ¡No! ‘Sígueme y yo te haré
esto’. ‘Sígueme, para esto'. ‘Si tú quieres ser perfecto, deja y sigue para ser
perfecto’. Siempre la misión. Nosotros vamos por el camino de Jesús para hacer
algo. No es un espectáculo ir por el camino de Jesús. Vamos detrás de Él, para
hacer algo: es la misión”.
Promesa, petición, misión. Estos tres momentos – dijo hacia el final de su homilía
el Papa Francisco – no tienen que ver sólo con la vida activa, sino también con la
oración. Mientras tanto – afirmó – “una oración sin una palabra de Jesús y sin
confianza, sin promesa, no es una buena oración”. Segundo, es bueno pedir a
Cristo estar listos a dejar algo y esto predispone al tercer momento, porque no hay
oración en la que Jesús no inspire “algo que hacer”:
“Es una verdadera oración cristiana sentir al Señor con su Palabra de consuelo, de
paz y de promesa; tener el valor de despojarnos de algo que nos impide ir
rápidamente en su seguimiento y tomar la misión. Esto no quiere decir que
después no haya tentaciones. ¡Habrá tantas! Pero, mira, Pedro pecó gravemente,
renegando a Jesús, pero después el Señor lo perdonó. Santiago y Juan... pecaron
de afán de hacer carrera, queriendo ir más alto, pero el Señor los perdonó”.

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