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Las relaciones objétales

La teoría fue planteada por Melanie Klein quien dio muchos aportes a la
psicoanalítica, esta basada en como el medio es relacionado con el sujeto atravez
de lo que siente impulsos y sensaciones que proyecta sobre los objetos de su
impulso.

Esto detalla como lo que el sujeto a vivido se a internalizado y relacionado


mediante la interacción con dichos objetos esto en contra posición a la teoría
biologicista que sus contemporáneos manejaban.

En la teoría psicoanalítica de Klein, el hombre nace en un constante estado de


conflicto entre los impulsos vitales del amor y la muerte o el odio.

A lo largo del desarrollo del ser, el sujeto experimenta las etapas y conflictos
propios de la etapa vital en que vive, y establece un equilibrio entre y a través de
las relaciones con diversos objetos, sirviéndose de su Yo, personalidad y caracter

Durante este desarrollo el individuo pasará por diferentes momentos en los que
captamos la realidad y conectamos nuestros impulsos y nuestros deseos,
alcanzando hitos de diferentes aspectos que nos ayudan a generar un yo
integrado que manejamos el conflicto entre los deseos del ello y la censura del
superyó.

Etapas del desarrollo

La teoría psicoanalítica de Melanie Klein afirma que, durante el desarrollo, los


seres humanos atraviesan una serie en la que desarrollan su yo y sus relaciones
con el entorno.

Más precisamente, confirma la presencia en la infancia de posiciones en que


desarrollan las relaciones objétales y yoicas que se derivan, la posición paranoide-
esquizoide y la posición depresiva.

El autor sugiere un momento de inicio para cada uno, pero no sugiere la


posibilidad de que los sujetos adultos experimenten regresión y/o fijación en uno
de ellos.
Así, la posición esquizo-paranoide estaría más asociada a los trastornos psicóticos
y la posición depresiva a los trastornos neuróticos.

Etapa esquizo-paranoide

Esta posición aparece como el primer tipo de relación, comenzando en el


nacimiento y durando hasta los seis meses de edad.

En esta etapa temprana de desarrollo, el niño es incapaz de discernir lo que soy y


lo que no soy, tiene un pensamiento concreto y no puede distinguir elementos
holísticos.

Como el niño es incapaz de distinguir entre el yo y el no-yo, no puede integrar la


coexistencia de aspectos y aversivos en un mismo objeto con el que identifica
parcialmente los objetos y haciendo así de la existencia un buen objeto

Se cuida a sí mismo y al otro, al que le hace daño o le frustra, proyecta sus


impulsos, los pone a prueba.

Por la existencia de un objeto maligno perseguidor, el desarrollo del miedo y la


angustia ante la idea de ataque.

De esta manera, se desarrolla un miedo paranoico, que a su vez despertará


instintos agresivos y sádicos en el objeto.

La confusión y el miedo de no saber qué encontrar también son comunes.

El término "posición esquizo-paranoide" describe una constelación de miedos,


defensas y relaciones objétales internas y externas que se consideran
característicos de los primeros meses de vida del recién nacido y que persisten en
diversos grados en y en la edad adulta.

Etapa Depresiva

Klein define como esencial en el desarrollo de un niño que normalmente se


experimenta por primera vez alrededor del primer año de vida.
El dolor y la ansiedad depresivos emergentes son contrarrestados por defensas
maníacas y obsesivas y una retirada paranoide divisiva de la posición esquizo-
paranoide.

Las defensas pueden ser temporales o volverse rígidamente estables,


lo que impide hacer frente y trabajar en la posición deprimida.

La expresión ‘etapa depresiva’ se usa de diferentes maneras que a su vez se


relacionan entre sí.

A medida que el niño crece, tiene más mayor autodesarrollo y mejor habilidad para
discernir lo que es yo de lo que no lo es, pudiendo ahora observar que los objetos
son independientes de sí mismos.

El aspecto bueno de los objetos, en especialmente en el vientre de la madre, es


incorporado e introyectado, y el niño debe integrar los aspectos agradables y
desagradables de los objetos.

Los impulsos agresivos disminuyen, y al observar el objeto como una entidad


independiente, surge el miedo y la ansiedad ante la posibilidad de su pérdida.

Identificación proyectiva

La identificación proyectiva es una fantasía inconsciente en la que partes del yo o


un objeto interno se separan y se unen a un objeto externo.

Los aspectos proyectados pueden ser experimentados como buenos o por quien
los proyecta.

Las fantasías proyectivas pueden o no ir acompañadas de un evocador


inconscientemente destinado a inducir al receptor a sentir y actuar de acuerdo con
la fantasía proyectiva.

A veces, las fantasías de identificación proyectiva tienen propiedades tanto


adquisitivas como atributivas, lo que significa que implican no solo deshacerse de
aspectos de la psique de uno, sino también entrar en la mente del otro en busca
de aspectos deseados de su psique.
Superego

Para Klein, el superyó se compone de un ego escindido en el que se proyectan la


pulsión de muerte fusionada con la pulsión de vida, y los aspectos buenos y
malos, objetos primarios y posteriores.

El superyó tiene ambas cualidades protectoras amenazantes.

El ego y el superego comparten diferentes objetos iguales, y ellos se desarrollan


en paralelo a través del proceso de introyección y proyección.

Si todo va bien, los objetos internos del yo y el superyó inicialmente extremos se


vuelven menos extremos, y las estructuras se reconcilian cada vez más.

Envidia

La definición de envidia utilizada por Klein se refiere a un sentimiento de ira hacia


otra persona que posee disfruta de algo deseable, a menudo acompañada de un
sentimiento de tomarlo para uno mismo o estropearlo.

En las obras contemporáneas, la envidia también se ve como una aflicción


dolorosa.

Para Klein, los impulsos de la envidia, de carácter oral sádico anal sádico, surgen
desde el comienzo de la vida, se dirigen primero contra el pecho que mama y
luego contra el coito parental.

Klein ve la envidia como una manifestación de destructividad basada hasta cierto


punto en la constitución y la adversidad.

El ataque de objetos buenos conduce a la confusión entre el bien y el mal, y


provoca dificultades en la integración de la posición depresiva.

La envidia acentúa la persecución y la culpa.

Con el tiempo, Klein llegó a ver la gratitud como una expresión de amor y, por lo
tanto, de vida, y como la antítesis de la envidia.

Organizaciones patológicas
La expresión "organizaciones patológicas de la personalidad " designa un conjunto
extremadamente rígido de defensas estrechamente unidas.

Su función es dar a los pacientes la posibilidad de las angustias abrumadoras de


persecución y depresión, en contacto emocional con los demás y con lo interno y
lo externo.

La primera se refiere al dominio de las partes narcisistas y omnipotentes del yo en


relación con el resto de la personalidad.

Diversos autores señalan que esta tiranía se apodera de ella por su carácter
perverso, adictivo y sadomasoquista.

Las organizaciones patológicas dan al paciente un equilibrio psíquico que se logra


mediante la prevención patológica de un ego plus con un mayor potencial de
respuesta.

Bibliografía
Corral, R. (2003). Historia de la Psicología: apuntes para su estudio. La Habana: Félix Varela.

Elizabeth Bott Spillius, j. m. (2011). El Nuevo Diccionario del Pensamiento Kleiniano. London:
Institute Of Psychoanalysis.

Hergenhahn, B. (2001). Introduccion a la Historia la Psicologia . EDICIONES PARANINFO.

Klein, M. (1971). Principios del análisis infantil. Buenos Aires: Paidós.

Klein, M. (1988). Envidia y gratitud y otros trabajos. Obras completas. Volumen 3. Barcelona:
Paidós.

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